martes, 28 de junio de 2016

NO A LA MEDICINA ASEXUADA - NO AL DOGMA DE LA PARIDAD...


El dogma de la igualdad de sexos y de la paridad no resiste algunos ámbitos. El de la salud, por ejemplo. La Academia Nacional de la Medicina de Francia, ha publicado un estudio sobre la “paridad en la salud” en el que solicita pasar urgentemente de una “medicina indiferenciada a una medicina sexuada”. ¿Por qué? Respuesta: “la investigación científica y la medicina no pueden ignorar las diferencias biológicas entre los sexos”.

El estudio añade: “Los hombres y las mujeres no son iguales ante la enfermedad y deben pues ser tratados de maneras diferentes. Varios países europeos ya han adaptado en consecuencia su investigación científica y sus estrategias terapéuticas, tomando así diez años de ventaja en relación a Francia, donde bajo el pretexto de la paridad, se evitar reconocer las diferencias entre los hombres y las mujeres, con desprecio hacia las evidencias”.

La Academia Nacional de Medicina de Francia explica que “la incidencia y la progresión de numerosas enfermedades difieren de un sexo a otro, de forma que el sexo puede constituir un factor protectos, en ocasiones mucho más importante que los tratamientos existentes, y que la eficacia de las estrategias terapéuticas o preventivas depende en gran parte del sexo”.

Entre las recomendaciones que emite la Academia, se encuentra el “concebir e interpretar los estudios sobre el Hombre o el animal teniendo en cuenta el sexo”, porque “el estudio de un solo sexo o la amalgama de muestras de dos sexos diferentes corre el riesgo de no permitir identificar una proporción importante de genes o de las redes que contribuyen de manera diferente para el hombre y para la mujer al desarrollo de enfermedades o de comportamientos complejos. En efecto, incluso si las respuestas son equivalentes, la célula, según sea masculina o femenina, reacciones a menudo de manera diferente”. Se propone, entre otras cosas “integrar en la formación de los médicos y de los profesionales de la salud las diferencias ligadas al sexo además de las que están solamente vinculadas a la reproducción”.

La Academia Nacional de la Medicina fue fundada en 1820 por Luis XVIII como heredera de la antigua Academia Real de Cirugía fundada en 1731 por Luis XV. Su función es “responder a las pregunts del gobierno sobre todo lo que tenga relación con la salud pública”.


A nadie se le escapa que este documento tira por tierra medio siglo de “ideología de género” en la que la ciencia tendía a las concepciones “unisex”. Era inevitable que los dogmatismos ideológicos del progresismo terminaran por enfrentarse a las realidades científicas. Lamentablemente para la ideología de género cuesta más pedir “paridad” ante las enfermedades que en los consejos de administración de las empresas (punta de lanza actual de las reivindicaciones feministas). La ciencia, cada vez, advierte con más estupor del progresismo, que la naturaleza tiende a la diferenciación progresiva y creciente, en absoluto a la igualdad y mucho menos a la homogeneización que pretende el progresismo.