Para la UE el gran problema “social” de Europa,
no es ni la pérdida del Estado del Bienestar, ni la conculcación de principios
sociales básicos, ni la inseguridad en el trabajo, ni los bajos salarios, ni
siquiera que estos tiendan bajar todavía
más mientras los servicios sociales básicos (sanidad y educación) están
totalmente desarticulados en algunos países de la Unión o en vías de estarlo.
No, el gran “riesgo social” que considera la UE, el único, es la “intolerancia
y el racismo” que se evidencian ante las protestas crecientes por la islamización
de Europa y la llegada continua y masiva de inmigrantes. Vera Jourová, comisaria
europea de Justicia, Consumidores y Género, Vera Jourová, declaró que en los
últimos años "el racismo, la
xenofobia y otras formas de intolerancia han estado creciendo y extendiéndose
por toda Europa a una velocidad tóxica".
Por eso la Comisión Europa ha creado un “grupo
de alto nivel” para “combatir el racismo, la xenofobia y otras formas de
intolerancia”, con la intención de “intensificar la cooperación y la coordinación, mejorar la
prevención y luchar contra los discursos y crímenes de odio", según dijo
el Ejecutivo en una nota. Formarán parte de este grupo, representantes de los
Estados miembros, del parlamento europeos, del Consejo de Europa, de la ONU y
de la Organización para la Seguridad y Cooperacion Europea, así como representantes
de ONGs.
Iniciativas de este estilo son
las que convencen cada vez a más europeos de la necesidad de revisar los
fundamentos de la UE. Si la UE permite la llegada cintinua y masiva de inmigración
extra-europea, parece evidente que en breve, la identidad de Europa quedará
completamente desfigurada, si no lo está ya. Y si esto es así, la Unión Europea
y su “brazo armado”, el Consejo de Europa, deberían preocuparse por un problema
que afecta al futuro del continente. Si existe “xenofobia y racismo” es,
precisamente, porque una parte de la población europea percibe que la llegada
de inmigración y la islamización de Europa, justo en el momento en el que el
yihadismo ha despuntado en el continente, ya han ido demasiado lejos.
Por otra parte, basta leer las
declaraciones de los promotores de este “grupo de alto nivel” para advertir que
el mensaje no va dirigido contra quienes vulneren las leyes que existen en todo
el continente para prevenir las actitudes violentas contra minorías étnicas,
sino contra partidos y formaciones euro-escépticas y en beneficio de los
partidos que hasta ahora han constituido el eje central de la política europea
desde la postguerra.
No se trata, pues, de una
ofensiva a favor de los “derechos humanos”, situada contra la “xenofobia y el
racismo”, sino de una ofensiva contra los partidos identitarios y
euro-escépticos.