La Dirección General de Seguridad
Interior en Francia ha elaborado un informe sobre 674 islamistas provistos de
pasaporte francés sobre los que no existe la menor duda de que han ido a
combatir a la yihad en Siria.
Franceses de pasaporte, pero no de cultura. Hasta aquí, todo “normal”. Donde
empieza la noticia a ser más curiosa es cuando se demuestra que solamente hay
un dato sociológico que une a estos individuos: el 80% cobran subsidios de
alquiler…
Se puede ser islamista, se puede
despreciar la democracia francesa, tratarla de corrupta, degenerada –que lo es-
e incluso de que todo es contraria al mensaje del “profeta”, pero lo que no se
puede hacer, por fundamentalista que se sea, es rechazar un subsidio ofrecido
por esa misma democracia corrupta, degenerada e “infiel”. Pero lo más
sorprendente tampoco eso, sino que ¡las prestaciones se siguen girando! ¿Por qué?
Llegamos aquí al colmo del surrealismo: ¡“para no penalizar a sus familias”!…
Tal es la explicación oficial.
Hace unos días publicábamos la
noticia de que el 20% del presupuesto para la lucha antiterrorista en Francia
está dedicado a “investigar a la extrema-derecha”… que no ha cometido un
atentado en Francia desde 1963. A estas
alturas y con medidas como esta cabe preguntarse, no sólo si existe lucha
antiyihadista en Francia sino si con estos criterios sociológicos y morales hay
alguna posibilidad de que la sociedad francesa triunfe en su combate contra el
yihadismo.