miércoles, 15 de junio de 2016

¿Hacia un crash económico mundial? Por Guillaume Faye


Los economistas clásicos distinguen dos niveles de crisis: la recesión y la depresión, la primera es pasajera (como un gripe), la segunda es más grave (equivalente a un pneumonía), como la crisis de 1929. Existe un tercer nivel, nunca contemplado, equivocadamente, por los economistas oficiales: el crash, comparable a un cáncer. Mortal. El último tuvo lugar a principios del siglo V con el hundimiento del Imperio Romano de Occidente. Fueron necesarios mil años para recuperarse. Estos son algunos factores de desencadenamiento posibles del apocalipsis económico:

1. Un mecanismo especulativo internacional fundado sobre robots numéricos y desconectado de la economía real.

El especulador va del fondo de pensiones al pequeño ahorrador pasando por los bancos y otras instituciones financieras, con los fondos soberanos y los importantes inversores privados. Las bolsas no dependen ya de órdenes concretas de los poseedores de acciones, pero las órdenes de compras y de ventas, instantáneas, son definidas por algoritmos informáticos, simplemente controlados, pero no dedicidos inteligentemente, por “financieros” pegados a sus pantallas de ordenador. Son miles de robots interconectados quienes deciden vender, comprar, prestar, pedir crédito… Gigantescos flujos de dinero, fuera de control y totalmente virtual enconan el planeta a una velocidad y con una instantaneidad fenomenales. Esto no tiene ninguna relación con la economía real y puede crear burbujas explosivas. El término de “economía de ruleta”, creado por el Premio Nobel de Economía Maurice Allais se aplica hoy mucho más que en su tiempo.


2. Un sistema bancario internacional opaco y adepto a las prácticas peligrosas

Blanqueo de dinero sucio, ayuda a los fraudes fiscales, préstamos corruptos… La prudencia y la honestidad de muchos bancos (no toos, evidentemente) en todos los países del mundo puede ser cuestionados. Otro tanto ocurre con las compañías de seugros. Los bancos de las dos primeras economías mundiales (EEUU y China) son particularmente adeptos a las operacines dudosas y a las prácticas arriesgadas y opacas. La ausencia de una reorganización efectiva del sistema bancario internacional tras la alerta de 2008-2009, es inquietante porque el nivel de créditos por cobrar y de operaciones peligrosas no cesa de aumentar.


El precio de las acciones del Deutsche Bank

3. Un endeudamiento estructural de todos los actores económicos mundiales, públicos y privados

La deuda, como un virus, está en el corazón del funcionamiento de la economía internacional: endeudamiento creciente de los Estados, de las empresas y de los particulares. Esta situación jamás vista anteriormente, es insostenible a medio plaz. Si todo el mundo pide prestado más de lo que está en condiciones de reembolsar, el sistema se hunde. El conjunto de la economía mundial gasta hoy más de lo que produce. Si es Estado francés está endeudado casi en un 100% del PIB, en alza constante, el Estado china lo está al 230% del PIB, cuando en 2008 lo estaba al 130%. Los ferrocarriles chinos (China Railway Corp.) están endeudados por 555.000 millones de euros, ¡mas incluso que Grecia (311.000 millones)!

Por el momento, todo funciona, pero esto no durará mucho tiempo. Además, el envejecimiento de las poblaciones occidentales, de China y del Japón, va a agravar considerablemente la deuda global, en la medida en que los gastos salud y de dependencia, si ahorros drásticos no son realizados por los Estados (estudio de S&P Global Ratings, mayo 2016). El estallido de la burbuja del endeudamiento mundial puede provocar un “hundimiento sistémico”: ante la imposibilidad de poder ser reembolsados, la mayor parte de las instituciones financieras mundiales quebrarían y arrastrarían en su caída a una mayoría de actores económicos que están ligados unos con otros. Es el famoso “efecto dominó”.



4. La Unión Europa lastrada por la Francia socialista, el enfermo de Europa

Contrariamente a lo que pretenden algunos (en el FN, etc), no es la UE, por imperfecta que sea, la que lastra la economía francesa sino el sistema socio-económico francés de inspiración marxista, el que se lastra a sí mismo… y que amenaza a toda la Zona Euro. Para el economista nicolas Baverez, Francia corre el riesgo de “implosión” y puede arrastrar en su caída ala Zona Europa, lo que provocaría una recesión mundial. “La diferencia entre las dos principales economías de la Zona  Euro (Francia y Aleania) es insostenible en el futuro”. Los dirigentes franceses siempre “han rechazado toda reforma de un modelo económico y social suicida”. Si la derecha vuelve al poder en 2017, es muy poco probable que tenga el valor de realizar un giro a la situacon, al margen de las promesas de los candidatos. Como es habitual….

Además, independientemente del caso francés, la UE está amenazada de dislocación por otras causas estucturales: constituye un conjunto mal organizad, económica y financieramente mal gestionado, sin fronteras, sin política comercial exterior. Francia arrastrará tanto mas fácilmente a Eurpa en su naufragio en la medida en que ésta ya es un navío con varias vías de agua.


5. La migraciones masivas y el choque con el islam

Los dos factores que amenazan a Europa (sobre todo) y a América del Norte, tienen pesadas consecuencias económicas. Una colonización por parte de poblaciones en su inmensa mayoría musulmanes y globalmente (sean inmigrado recientes o nacidos aquí) de un nivel muy inferior a las poblaciones autóctonas en dramático declive demográfico, va a ser una fuente de enormes conflictos. Se añadirán a las causas étnicas y demográficas, un hundimiento económico global y tomarán probablemente la forma de una guerra civil, primeramente en Francia. Esta úlima será un factor de aceleración de un crash económico que afectará a toda Europa y, por el efecto dominó, al mundo entero.

Algunos signos precursores del colapso

En primer lugar el valor del oro se dispara: +18% desde el 1º de enero de 2016. Es un valor refugio, una inversión improductiva. Un total de 1.290 toneladas de oro han sido negociadas desde esta fecha, es decir, un 25% más que en 2015. Una cifra enorme. El repliegue sobre el aoro es muy mal augurio, traduce un pesimismo profundo, la espera de una catástrofe económica.

Luego, sobre la costa Oeste americana, paraíso de las stat-up y de la economía numérica, las inversiones han caído un 25% en el primer trimestre de 2016. Silicon Valley, templo y termómetro de la “nueva economía”, está en grandes dificultades financieras. Es la primera vez desde su creación, hace ahora treinta años. En fin, los fondos financieros europeos y americanos, desde hace algunos meses, han retirado 90.000 millones de dólares de los mercados de las acciones para reorientarlos hacia… la compra de oro. No olvidemos tampoco la inquietante recesión de Brasil, con un PIB en caída del 3,8% en 2015 y probablemente otro tanto en 2016 según el FMI.

El optimismo forzado, bastante irracional, sobre la “nueva economía numérica”, con el big data, la blockchain, la impresión 3D, el “transhumanismo”, etc. Que prefiguran una “tercera revolución industrial” y un nuevo paradigma (y paraíso) económico mundial, muestra probablemente solo utopía y autoconvencimiento. Y creencia en los milagros.

Las consecuencias de un crash económico mundial

En Europa, un hundimiento del nivel de vida de en torno  un 50% es perfectamente posible, con el retorno de numerosos países a una economía de subsistencia, tras un declive de los intercambios comerciales y de la inversión. Algunos dirán que todo esto será positivo creando un terrible caos que pondrá los péndulos a la hora y generará como efecto rebote un renacimiento revolucionario.

Tal crash podría quizás detener e invertir los flujos migratorios en Europa. Nadie puede estar seguro; lo comprobaremos. No se pueden prever las consecuencias exactas de acontecimientos que, sin embargo, son previsibles. Es preciso, simplemente, prepararse para lo peor que puede ser también lo mejor…

© Por la traducción: Ernesto Milà – info|krisis – ernesto.mila.rodri@gmail.com – http://info-krisis-blogspot.com – Prohibida la reproducción de este texto sin indicar origen