El Papa Francisco no procede a
una “aproximación” con el islam; va mucho más lejos e intenta tener una
verdadera complicidad. Mediatiza abiertamente su opción, en forma de
provocación. Su hoja de ruta es transparente y cínica. También es muy
peligrosa.
Tras haber acogido en la isla de
Lampedusa a los “migrantes” clandestino deseándoles con calor la bienvenida a
Europa (“mis queridos musulmanes”), tras haber lavado los pies a otros
inmigrados musulmanes en Roma ante las cámaras de TV, tras haberse traído de la
isla de Lesbos en su avión personal a tres familias musulmanas refugiadas de Siria
prefiriéndolos a familias cristianas en mucho mayor peligro, he aquí que el
Papa Francisco ha realizado nuevos gestos emblemáticos de sumisión hacia el
islam.
La islamofilia papal ignorante
Ha ocurrido a velocidad superior,
es decir teológica, recibiendo en el Vaticano el 23 de mayo al sheik Ahmed
al-Tayeb, gran imán de la mezquita al-Azhar de El Cairo, la más alta autoridad
del islam sunnita en el mundo. La audiencia pretendía producir un deshielo
entre la institución sunnita y la Santa Sede. En realidad, se trataba para esta
última de pedir disculpas por las atitudes hostiles al islam que denuncian su
violencia y su intolerancia intrínsecas, manifestadas por Benedicto XVI en
Ratisbona. El sheik al-Tayeb, escandalizado, los había fustigado. Esta audiencia
en el Vaticano constituye una primera victoria a los ojos de los musulmanes.
Segundo hecho reciente muy grave:
en una entrevista concedida al diario La Croix el pasado 17 de mayo, el papa se
entrega a un elogio del islam –que refuta implícitamente a Benedicto XVI (cuya
dimisión, hecho inaudito en la historia de la Iglesia, de Benedicto XVI sigue
siendo un misterio)- reniega del irrelevante “imperialismo europeo” (que está
fuera de lugar), pero no dice ¡ni una sola palabra sobre las atrocidades del
Estado Islámico y sus consortes, ni siquiera sobre el terrorismo islamista!
El papa Francisco explica: “La idea de conquista es inherente al alma
del islam, es cierto… pero se podría interpretar con la misma idea de conquista
el final del Evangelio de Mateo donde Jesús envías a sus discípulos a todas las
naciones”. Estas manifestaciones son, a la vez falsas y perversas, pues no
hay nada comparable entre la conversión forzada exigida por el islam y la
conversión persuasiva (salvo rarísimos episodios) del cristianismo. Estas
declaraciones son también inauditas: es la primera vez que un papa (¿por
ignorancia, por cálculo, por inteligencia defectuosa?) manifiesta una ineptitud
histórica y teológica semejante, culpabilizando al cristianismo en relación al
islam. ¿Con qué intención muestra tal masoquismo? En todo caso, ha sido
respetuosamente refutado por Remi Brague, profesor de filosofía en la Sorbona: “contrariamente a lo que ha afirmado el
papa Francisco, los textos sagrados del islam y del cristianismo no justifican
la violencia de la misma manera” (Le
Figaro, 24.05.2016).
¿Cristianos perseguidos? ¡silencio!
Curioso: en esta entrevista, el
Papa –como, por lo demás, el Vaticano de forma habitualmente- permaneció mudo
ante las persecuciones y el exilio masivo sufrido por todos los cristianos en
los países musulmanes. En contrapartida, anima las migraciones musulmanas hacia
Europa… Es la primera vez en la historia que un Papa intenta una “aproximación”
con el islam justo en el mismo momento en que este último parte para la
conquista de Europa y liquida a los cristianos del Próximo-Oriente con
asesinatos y persecuciones. Vladimir Putin es, desde luego, mucho más eficiente
que el papa Francisco –o que los dirigentes europeos- en asumir la defensa de
los cristianos sirios perseguidos.
En la citada entrevista en La Croix, el papa Francisco afirma una
enorme contra-verdad, que la coexistencia entre cristianos y musulmanes es
posible. Y da como ejemplo a su propio país, Argentina… Ridículo: allí no hay
más que un 1% de musulmanes.
De acuerdo con la extrema izquierda inmigracionista
Más recientemente, el Papa
Francisco ha ido aún más lejos. Tras el naufragio recurrente de una patera que
llevaba clandestinos de Libia, ha declarado ante 500 escolares de Reggio
Calabria: “Los inmigrantes no son un
peligro, son ellos los que están en peligro”. Adoptando un semblante
trastornado por la tristeza con su agudo sentido de la comunicación y de la
puesta en escena, tenía entre las manos un chaleco salvavidas recogido de un
niño sirio ahogado, diciendo: “lo
conservo como uno de mis bienes más queridos” (el episodio es una operación
mediática sofisticada; nada fue improvisado o espontáneo).
Esta declaración teatral y básica
a la piedad y a la emoción, destinada a culpabilizarnos, de un simplismo que
hace las delicias de todos los inmigracionistas de izquierdas, esconde
desprecio hacia los europeos. Europa, solamente en 2015, ha sufrido la
intrusión de 1.5 millones de “migrantes” invasores en un 90% musulmanes y los
flujos se aceleran en 2016. Algo jamás visto en toda la historia de Europa.
Esta indiferencia hacia los europeos que ven su continente tomado al asalto
oculta quizás, también, una aprobación de esta invasión. Afirmar que “los
migrantes no son un peligro”, sino, como queda implícito, una oportunidad, es
exactamente el duscurso de los grupos y lobbies de extrema-izquierda
inmigracionistas y defensores de los “sin papeles”. Los parentescos entre la
doctrina del papa y la posición de los “islamo-izquierdistas” aparecen cada vez
con mayor frecuencia.
El Premio Carlomagno atribuido al papa Franciso y al nihilismo
Un cuarto hecho reciente (poco
comentado por los medios de comunicación… como todos los hechos importantes)
nos ilustra sobre la estrategia del papa: en mayo de 2016, recibió el Premio Carlomagno para la construcción
europea y pronunció un discurso ante los presidentes del Consejo de Europa,
de la Comisión Europea y del Parlamento Europeo. El hecho de que las instituciones europeas
otorguen un premio a un papa favorable a la inmigración descontrolada y a la
islamización de Europa, ya es suficientemente ilustrativo sobre su ideología;
esta inversión de lo real es orwelliana. El discurso del Papa incita a los
europeos a la “capacidad de integrar contra la exclusión”, pero también a “mirar
al extranjero, al migrante, a aquel que pertenece a otra cultura, como una
persona a escuchar, considerar y apreciar”. Doble lenguaje habitual entre los “defensores-hombristas”, catecismo de la
extrema-izquierda [el autor alude a la Declaración Universal de Derechos
Humanos, NnT].
Pero hay algo mucho más grave: el
papa, jefe de la Iglesia Católica ha declarado en este discurso, lo que no fue
reproducido a pesar de que resultaba explosivo, a saber, que “el renacimiento
de Europa, el alma de Europa […], sus raíces cristianas […] irrigadas por el
agua pura del Evangelio” descansaban sobre l acogida sin límite de todos los
“migrantes”. Dicho de otra manera: la salvación (moral) de Europa descansa en
su invasión étnica aceptada. Locura y absurdo; algo que se llama nihilismo.
El papa llega aún más lejos: en
ruptura completa con Juan Pablo II y Benedicto XVI, teológicamente acusados
(implíctamente, sin nombrarlos) de “triunfalismo cristiano”, ha afirmado en su
discurso que basta una “simple presencia
cristiana en Europa, un testimonio que no busque otra cosa sobre el suelo
europeo”. Palabras terribles y subversivas: Europa puede islamizarse y
reemplazar a su población, algo que para él no es grave, mientras exista un
“testimonio” cristiano minoritario. El papa Francisco manifiesta aquí un
nihilismo sonriente.
El papa islamizador contra los pueblos europeos
¿Cuál es el objetivo de este papa
Francisco tan extremadamente politizado? Midamos primeramente el resultado de
su política: va, objetivamente, en el sentido de un aumento de la invasión
migratoria y de la islamización de Europa: culpabiliza el arraigo europeo,
incluso cristiano y difunde la idea de que Europa no es fundamentalmente de
tradición cristiana y greco-latina, céltica, eslava, germánica, escandinava, sino
que debe… islamizarse, abrirse a los inmigrados musulmanes y a otros
no-europeos. Su política va también en el sentido de un perdón solicitado al
islam y de un llamamiento al respeto y, en el fondo, a la sumisión de los
cristianos europeos al islam.
En cuanto al objetivo buscado: el
papa Francisco ¿es un ingenuo utópico alucinado o un cínico destructor de la
identidad europea? Quizás ambas cosas y a la vez, es, en cualquier caso, es muy
difícil responder a esta cuestión con exactitud. Pero siempre, vale la pena no
olvidarlo, el mensaje dirigido a la cristiandad y a los europeos es claro: no
os resistáis a la islamización, no arriesgáis nada. ¿Es posible que él mismo
crea esta mentira?
Tal locura puede explicarse
mediante por un cristianismo radical que suponga un retorno a las fuentes
(fantasmales) del cristianismo primitivo presente en los jesuitas
ultra-politizados sudamericanos próximo a la “teología de la liberación”
(marxistizada) de os años 60 y 70, que el papa Francisco ciertamente ha
conocido…
En esta perspectiva, sería en el
nombre de cierta moral cristiana igualitarista original que el papa atacaría a
la vez al catolicismo tradicional y a la identidad étnica europea, que parece
no apreciar en absoluto; mientras, no
manifiesta naca en contra de las identidades étnicas de otros pueblos,
especialmente de los musulmanes. Buscad el error. Su simpatía notoria y activa
por el islam plantea, sin embargo, un grave problema: que el islam no le
concede ni a él ni a los cristianos, a los europeos, a los occidentales, etc,
NINGUNA simpatía. Por no decir más.
Una de dos: o bien el papa
Francisco es un utopista delirante, uno de estos jesuitas intelectualmente
izquierdas cuyos sueños sumarios y sinceros explotan siempre en pleno vuelo, o
bien pertenece al clan de los demoledores.
© Guillaume Faye, 6 de junio de 2016
© Por la traducción: Ernesto
Milá. Prohibida la reproducción por cualquier medio sin indicar origen.