Galicia tiene hoy el mismo censo
de población que en 1960. Desde 2010, la demografía gallega sufre una
contracción irremediable: mientras en el último medio siglo, la población
española ha crecido un 32,4% en Galicia lo ha hecho apenas un 0,04%. Galicia
pertenece a la franja de las comunidades españolas que pierden población y
envejecen, junto a Asturias, Castilla León o Canarias. Frente a ellas tienen a
Melilla en donde cada mujer tiene una media de dos hijos ¿hay que decir que
Melilla es la autonomía con más población islámica de España?
En 1960, Galicia contaba con la
misma población que Irlanda. Apenas había una diferencia de 90.704 habitantes
más a favor de Irlanda. Sin embargo, desde entonces, la República de Irlanda, a
pesar de sus crisis y problemas, tiene hoy 1.800.000 más que entonces, aumentando
un 64% en seis décadas, mientras que Galicia ha entrado en regresión. La
comparación es todavía más lacerante a la vista de las similitudes de ambos
territorios.
¿Dónde está la diferencia? Hay
varias, pero quizás la esencial sea que en Irlanda existe una subvención de 125
euros mensuales por cada hijo desde que nacen hasta que alcanzan la mayoría de
edad. Así pues, se trata de eso. Si tenemos en cuenta que las únicas medidas a
favor de la natalidad que se han aplicado en España desde el franquismo –al que
nadie le podrá negar que insistió mucho en este terreno- fueron los 3.000 euros
ofrecidos por Zapatero en la primera legislatura (que ni siquiera se pudieron
aplicar en la segunda al sobrevenir la crisis) y se preocupó de que fuera un
subsidio único aplicable a todos los que llevaban un año en el territorio
nacional y que carecieran de medios: es decir, que se trataba de un subsidio a
la inmigración, podemos afirmar por ello que en España no se ha hecho nada por
estimular nacimientos. Son una broma comparada con el “capital de maternidad”
que se entrega a los padres de recién nacidos rusos: 9.500 euros a partir del
segundo hijo y de los sucesivos.
El otro factor que afecta es la
ausencia de una política común de la Union Europea en materia demográfica. En
su lugar está el suicidio étnico consistente en suplir la baja natalidad
europea con importación masiva de inmigración. Sin olvidar que los tránsitos
interiores en la UE agravan los problemas: Rumanía, por ejemplo, no puede estar
interesada en estas políticas porque 3.000.000 de rumanos, formados por el
Estado Rumano, educados en Rumanía, se encuentran dispersos por Europa y
cualquier inversión en demografía no vendría acompañada por la garantía de que los futuros rumanos pagaran impuestos en el
país que les ayudó a venir al mundo y a formarse…
Galicia se extingue. Hacen falta
políticas gubernamentales de estímulo a la natalidad y, sobre todo, hace falta
una política demográfica mientras estemos en la UE que estimule la natalidad y
la identidad de los pueblos tradicionales de Europa. Porque, hoy cuando se
habla de “subvencionar a la natalidad en la UE” lo que se está proponiendo es
estimular la reproducción de grupos étnicos no europeos. Y de lo que se trata,
no solamente es de estimular la natalidad, sino de frenar el suicidio
demográfico de las etnias europeas.