jueves, 2 de junio de 2016

39.000 EUROS POR UN “TINTIN EN EL CONGO”, XENÓFOBO Y RACISTA



El penúltimo Tintín (Tintín y los Pícaros, si exceptuaos el inacabado Tintín y el Arte Alfa), era casi multicultural. El general Tapioca había pasado de ser dictador a jefe guerrillero. De ser un Melgarejo (dictador boliviano que declaró la guerra a Inglaterra e hizo fusilar a su propia camisa) a ser un Fidel Castro, mediaban treinta años de evolución e, incluso, de cansancio y decepciones de su autor. Pero, de entre todas las aventuras de Tintín, una especialmente es habitualmente criticada por los defensores de lo “políticamente correcto” y partícipes del “pensamiento único”: Tintín en el Congo.

Se trata de una aventura en la que son evidentes las características de la época en la que Hergé lo diseño: colonialismo, paternalismo, eurocentrismo, están presentes en cada página del cómic y, ya sabe, que todo esto, en la actualidad es sinónimo de “xenofobia y racismo”. En varias ocasiones, ciudadanos africanos residentes en Europa han denunciado a las autoridades dicho cómic por “xenofobia y racismo”. Obviamente, las denuncias han sido rechazadas e incluso el propio Hergé, siempre atento a los cambios de vientos políticos, modificó el cómic en algunos detalles.


Sin embargo, Tintín en el Congo es una de las aventuras del joven periodista que más interés suscitan entre los lectores y colecciones. Recientemente Catawki, el mayor portal de subastas online de objetos singulares, vendió un ejemplar de este cómic por 39.000 euros. Había sido editado en 1948. No era, ni siquiera, la primera edición. El original se había publicado entre 1930 y 1931 en la revista católica belga Le Petit Vingtiéme. La oferta recibida por Catawiki hace de este Tintín en el Congo el cómic más caro de la historia.

Hergé, cuando afrontó las críticas por el álbum se limitó a decir: “Con el Congo, igual que con Tintin en el país de los soviets, ocurre que me alimentaba de los prejuicios del medio en el que vivía... Estábamos en 1930. No sabía de ese país más que lo que la gente contaba en aquella época: "Los negros son niños grandes, menos mal que estamos nosotros allí", etc. Y yo dibujé a esos africanos siguiendo aquellos criterios, dentro del más puro espíritu paternalista que era el de la época en Bélgica”. Hay que recordar que las matanzas, las masacres, las hambrunas, las epidemias y el caos se apoderaron del Congo, justo después de la independencia y cuando los antiguos colonizadores fueron expulsados, asesinados, violadas sus mujeres y robadas sus propiedades. Cincuenta años de tragedias que siguieron a cincuenta años de colonización… Tintín en el Congo es el recordatorio de que el caos no era necesariamente el destino del corazón de África.