domingo, 12 de junio de 2016

Uno de los últimos artículos de Guillaume Faye: LA EXTENSIÓN DE LA RUSOFOBIA. ALGUNAS CLAVES.

Había olvidado por completo este artículo escrito en 2016 y que traduje poco después de publicarse en francés. Es importante señalar que fue escrito antes de que Donald Trump fuera presidente de los EEUU y, por supuesto, mucho antes de que se desencadenara la crisis ucraniana de 2022. Cinco años antes, ya era obvio, para todo observador que hiciera un esfuerzo por ver la realidad, que Rusia estaba en el objetivo de los belicistas neoliberales norteamericanos y que estaban, desde 2014 reiterando una campaña de torpedeo del gobierno ruso y arrastrando a los países europeos a lanzarse a una campaña de complicidad con el pentágono y con el complejo petrolero-militar-industrial norteamericano. Hoy he revisado y corregido la traducción de un texto que era, tanto un llamamiento a la reflexión como una anticipación de lo que estaba por llegar.

E. Milà



LA EXTENSIÓN DE LA RUSOFOBIA

La propaganda anti–rusa se intensifica en los medios de comunicación. El russian bashing [ataque a Rusia, NdT] se  extiende y sugiere que el país dirigido por Vladimir Putin vive bajo un régimen tiránico. Presentar a la opinión occidental al régimen de Moscú como violador del Estado de Derecho y de la democracia, persiguiendo a sus oponentes y orientándose hacia una dictadura se ha convertido en algo habitual. ¿De dónde viene esta propaganda rusófoba que se evita aplicar a numerosos países que, sin embargo, son realmente dictatoriales?

Rusia acusada de ser un Estado policíaco

En La Figaro, un artículo de propaganda anti–ruso muy poco profesional, firmado por Emmanual Grynszpan (“La oposición rusa a partir de hora reprimida por matones”, 02.06.2016) intenta demostrar que los “defensores de los derechos humanos” y los “opositores” son atacados por “gropúsculos pro–Putin bajo la mirada cómplice de la policía”. Cita varios ejemplos de choques y de agresiones en donde, parece, los agresores son milicianos secretos del Kremlim. No se ha aportado la menor prueba objetiva para esta novela policíaco–periodística.

El periodista de Le Figaro y sus compinches de otros medios occidentales no aportan ninguna verificación de lo que cuentas, limitándose a citar a los opositores a Vladimir Putin que describen una situación dramática para los contestatarios. El problema, es que estos últimos, viviendo en Rusia, se expresan libremente en las columnas de Le Figaro y otros medios. Si estuvieran perseguidos en Rusia, tal como pretenden, ¡no podrían, desde luego, expresarse en los medios de comunicación occidentales!

Contradicción completa: Le Figaró publica regularmente un suplemento consagrado a Rusia (titulado en inglés por puro esnobismo: Russia Beyond the headlines [Rusa Hoy, NdT] que incluye la traducción de artículos aparecidos en la prensa rusa que reflejan todas las opiniones, comprendidas las contrarias a Putin. ¿Cómo Le Figaro puede escribir que el Kremlim prohíbe la oposición a Putin mientras que el mismo medio publica artículos de la prensa rusa que critican al gobierno? Completamente absurdo.

Dicho esto, es perfectamente posible, como en cualquier otro país del mundo, que individuo o grupos privados emprendan acciones violentas por razones políticas contra contestatarios a la política gubernamental. Pero ¿cómo se puede deducir que son teledirigidos por el gobierno ruso y protegidos por la policía? No se aporta ninguna prueba. En noviembre pasado, participó en una conferencia en el Press Club de Washington sobre las cuestiones de inmigración contra la política laxista de Obama. Fuimos atacados físicamente por grupos izquierdistas ultra–violentos. En ningún momento se nos ocurrió la idea de decir que era la Casa Blanca y la administración Obama quien estaban tras estas agresiones…

El impostor Alaxeï Navalny

Este agitador, mediatizado por la prensa occidental y muy probablemente financiado por los servicios de información americanos y –acaso– europeos, es calificado por los medios franceses y occidentales como “principal opositor al Kremlim”. Mentira absoluta. La inmensa mayoría de los electores de la Federación Rusa jamás ha tenido la intención de votar por este provocador. Navalny ha participado con sus partidarios en un choque violento en el aeropuerto de Anapa y se presenta por ello como víctima el Kremlin.

Pretende que el fiscal general de Rusia, Iouri Trachïca, es un delincuente ligado al mundo de los negocios ilegales y del crimen, que querría vengarse de él en tanto que opositor a Putin. Los medios de comunicación occidentales reproducen sin verificarlas, estas afirmaciones difamatorias. Navalny y su entorno comparan a Putin con Hitler y los medios de comunicación franceses reproducen estas imbecilidades. Leonid Volkov, uno de sus colaboradores más próximos, ha repetido en los medios occidentales que la situación actual de Rusia, “es lo que se observa en todas las dictaduras, es igual a la de Alemania en los años 30 y a la de España en los años 60”. Es lamentable que intelectuales, por otra parte inteligentes, como Nicolas Baverez, concedan crédito a estas contra–verdades nacidas de los laboratorios de desinformación. Las verdaderas dictaduras, como China, las monarquías del Golfo Pérsico ante las cuales se inclina Francia, jamás son acusadas.

Las dos razones de la propaganda antirusa

Los medios de comunicación y los dirigentes occidentales reiteran que Rusia se ha “anexionado” la Crimea ucraniana, lo que justifica las sanciones contra ella… por otra parte, ilegales. Si esto es cierto, Crimea que es rusa y no ucraniana y que se unió a Rusia mediante referéndum, sin ninguna violencia rusa, se levantaría y se hubieran producido choques y conflictos. Pero Crimea, convertida en rusa, está completamente tranquilo. Curioso… Por otra parte, la propaganda nos explicaba que Putin buscaba invadir el Este de Ucrania y que no respectaría los acuerdos de cese el fuego firmados en Minks. Los ha respectado escrupulosamente. Los enfrentamientos en Ucrania han cesado ¿verdad? Entonces ¿de dónde procede esta desinformación hostil contra la presidencia de Putin? Explicaciones:

1) Lo que molesta a los dirigentes europeos (políticos y medios de comunicación confundidos), es primeramente la orientación ideológica del poder ruso, centrado en los valores de identidad, arraigo y patriotismo, lo inverso de las opciones ideológicas occidentales profundas. La nueva Rusia representa pues un peligro, en términos de atracción mental sobre los pueblos de origen europeos, al ser un ejemplo a seguir; se trata de una espina para las oligarquías occidentales desarraigadas, un objeto de odio patológico. La hostilidad del poder ruso a las manifestaciones del “orgullo gay” o al matrimonio homosexual, por ejemplo, le hace ser detestado por toda la intelligentsia próxima al poder y por la clase periodística en Francia. Naturalmente, el gobierno ruso es “políticamente incorrecto”.

2) La segunda razón de la campaña de propaganda y desinformación antirrusa es el retorno de Rusia a la escena internacional como gran potencia, especialmente en Siria, y no la restauración de su aparato militar. Esto molesta a algunos proyectos estratégicos de Washington y es normal que el relé sea seguido por los medios de comunicación occidentales y los gobiernos europeos vasallos de los EEUU. Por supuesto, la nueva Rusia post–comunista da, paradójicamente, más miedo a los dirigentes occidentales y les parece mucho más temible y odiable que la antigua URSS.

Construir la imagen de una dictadura belicista

La tesis oficial sobre la Rusia de Putin, manejada por el 90% de los periodistas occidentales que siguen las desinformaciones de los servicios especialistas –por ejemplo los de la Transatlantic Academy (1)–  es la siguiente: el Kremlim maniobraría para anexionarse el Donbass, “congelando” un conflicto, y luego tendería a hacer de Ucrania un protectorado ruso y pretendería otro tanto con los países bálticos. Proyecto que incluye la aplicación de la fuerza militar. Se busca presentar a Rusia como una dictadura aislada temiendo el ejemplo de una Ucrania democrática, unida a la UE y a la OTAN. Rusia es descrita como una amenaza para Europa Oriental y para la paz del mundo, a fin de justificar la creación de incidentes militares (en el Este de Ucrania, en el Báltico…). Y provocar una confrontación armada, “gestionada”, si es posible (pro no seguro) por debajo del umbral nuclear; lo que constituye el objetivo –no de Obama, superado por los acontecimientos– sino de los belicistas del Pentágono, con la CIA, en la industria de armamento y en los medios de comunicación norteamericanos.

El reforzamiento militar de la OTAN en Europa Oriental, por orden de Washington, da constancia de esta estrategia mal ideada y de alto riesgo. No puede ser frenada por una Francia que carece de política extranjera independiente y seria. Sin embargo, esta opción belicista antirusa pude ser bloqueada por dos actores: una lasitud europea hacia una rusofobia que perjudica a la economía por las represalias rusas a las sanciones (casos de Italia, de Hungría, propuesta de resolución parlamentaria en Francia para levantar las sanciones…) y las próximas elecciones presidenciales norteamericanas.

Si Hillary Clinton es elegida, no puede esperarse nada buena. Por el contrario, si Donald Trump llega a la Casa Blanca, podrá invertir el tablero si juega la carta del aislacionismo y si, como ha dicho, aprecia a Rusia. A condición de que se le deje hacer, pues un presidente americano debe tener fuerza suficiente para enfrentarse a las TRES HERMANAS: la CIA, el Pentágono y el Complejo militar–industrial. Un disparo se ha realizado rápidamente. Rusia, que no amenaza en nada la paz y la seguridad mundial (contrariamente a las otras partes nunca incriminadas) es presentada por los aparatos de desinformación como una dictadura peligrosa, es decir, como el “enemigo principal”. Esta rusofobia es totalmente contraria a los intereses franceses y europeos.


(1) La ”Transatlantic Academy”, es uno de los ejemplos de los centros de propaganda metapolítica norteamericanos y europeos atlantistas (financiados por fondos públicos discretos y fondos privados) que “informan” y en realidad influencias a los periodistas del mundo entero. Esta observación no implica ningún anti–americanismo, ya que en los EEUU otros think-tanks y asociaciones combaten a estos lobbys, como por ejemplo la American Renassance.

© Guillaume Faye

© Por la traducción: Ernesto Mila – info|krisis – ernesto.mila.rodri@gail.com – Prohibida la reproducción de este texto por medios digitales, sin indicar origen.