miércoles, 1 de junio de 2016

DOS EJEMPLOS DE “GUERRA ÉTNICA” Y DE INCORRECCÍÓN POLÍTICA



El diario Tiempo de Oaxa (México) publica en su edición del 30 de mayo un artículo titulado “Racismo indígena” en el que entre otras cosas, se cita la declaración de la presidenta de la Sala de Justicia Indígena del Tribunal Superior de Justicia, Aña Mireya Santos López  No son mexicanos excepto cuando les conviene, no son oaxaqueños excepto cuando piden servicios e infraestructura para sus aldeas o caseríos. Oaxaca tiene un composición multiétnica, multilingüe y pluricultural, sustentada en presencia y diversidad de los pueblos que los integran”

A partir de esta declaración el autor escribe: “Pero son cristianos y guadalupanos que ya no creen en los verdaderos y sagrados dioses prehispánicos y, únicamente se dicen mexicanos cuando necesitan un documento, pasaporte o registro oficial. Son Mexicanos porque reclaman libre tránsito y circulación por todo el país, pero, no permiten que alguien que no sea de su aldea pase por donde ellos prohíben, como los aldeanos de san Felipe que no dejan pasar rumbo a la serranía, pero ellos si circulan libremente por Oaxaca”. Y la conclusión: “Los pueblos indígenas son segregacionistas, racistas y abusivos, sustentando su desprecio a las mujeres, a los avecindados y a todos los que no sean como ellos, en sus asambleas pueblerinas y sus abusos y malas costumbres, violando leyes y reglamentos internacionales de Derechos Humanos”.


Por si esto fuera poco, añade: “Los pueblos que se dicen indígenas, se oponen a todo lo que sea interés supremo de la nación. No quieren que se aprovechen los recursos minerales, hidráulicos, agrícolas e incluso el mismo viento para los generadores de las zonas donde viven y, es mejor para ellos en su egoísmo, que no se haga nada a que se aproveche para todos. Igual que con la construcción de carreteras que crucen sus aldeas, que para permitirlo exigen de todo y luego no lo respetan, alegando que fue acuerdo de la asamblea anterior, no de la actual”.

El hecho de que todo esto haya sido publicado en un medio de comunicación de alta difusión, indica como están las cosas en México. Lo que cuenta el autor es lo que se vive día a día en España con grupos de inmigrantes y bolsas de población que acaban de recibir la nacionalidad española. La ideología indigenista forma parte del arsenal mundialista en Iberoamérica, ante el cual hay que prevenir: el hecho de que exista una “identidad indígena” es una realidad en Iberoamérica, pero las formas de vida “indígenas”, la organización “indígena” y las estructuras “indígenas” ya han pasado a la historia: estaban en crisis cuando llegaron los colonizadores europeos. Reivindicar la especificidad indígena es hoy un arcaísmo que debería interesar solamente a la antropología, la lingüística y el estudio de las sociedades antiguas. Respetar la condición indígena solamente puede darse a cambio de la lealtad y la integración, en absoluto como excusa para obtener subsidios a cambio de nada.

En el otro extremo del mundo, en Suiza, el mismo día, aparece la noticia de un pueblo que prefiere pagar 262.296 euros antes que acoger diez refugiados. Modelo de democracia, los habitantes de esta localidad –Oberwill–Lieli, una idílica comunidad alpina– sometieron a referéndum la aceptación o el rechazo de los 10 refugiados del total de 50.000 que la UE asignó a Suiza. La población de 22.000 habitantes votó en contra prefiriendo pagar la multa impuesta por las autoridades de la Confederación Helvética. ¿Los motivos del rechazo? “No los queremos aquí, es tan simple como eso. Hemos trabajado duro toda nuestra vida y tenemos una encantadora ciudad que no quereos que se eche a perder”. El alcalde negó que se tratase de una actitud racista y presentó como excusa el que “la cuota fue rechazada porque no se especificó si se trataba de refugiados sirios o de migrantes económicos de otros países”. En un alarde de incorrección política explicó: “Los refugiados sirios tienen que ser ayudados, pero están mejor en los campamentos cercanos a sus casas” ¿Alguien puede negar algo tan evidente? Y concluyó: “Si les acogemos aquí, se envía un mensaje erróneo”.


En ambos casos se trata de pequeños gestos de resistencia al multiculturalismo y a la ideología mundialista: se denuncia el “indigenismo” como una excusa para obtener beneficios económicos sin esfuerzo y a la política con los “refugiados” como una excusa para que Europa herede problemas que no son los suyos e integre a bolsas de inmigrantes ajenos completamente a Europa y alejados de sus hogares naturales. Siempre hay esperanza, mientras quedan focos de sentido común.