martes, 28 de mayo de 2019

365 QUEJÍOS (311) – REFLEX PARA EL GOLPE - REFLEXIÓN PARA EL FUTURO (carta abierta a la extrema-derecha)


Apreciados amigos:

Desde hace casi cinco años descabalgué de la actividad política al percibir que la creación de Respeto (que yo mismo había impulsado), por varios motivos, era un callejón sin salida.

Si en los años 90 y en la primera década del nuevo siglo, parecía casi una obligación presentarse a las elecciones, por aquello de “me gusta jugar y perder”, o por aquello otro de “darse el gustazo”, a partir de entonces y dado el endurecimiento de las condiciones para presentar candidaturas, hizo que los partidos de extrema-derecha estuvieran cada vez más ausentes de las competiciones electorales. ¿Qué es un partido que no se presenta a las elecciones generales o autonómicas? Nada.

Antes de lanzar Respeto calculábamos que, sumando los concejales que había obtenido PxC, los que tenía y podía tener E2000 y los que decía el tercero en discordia que tendría, podríamos llegar a 100 concejales (que era lo que obtuvo en aquellas elecciones Vox) y, a partir de esa cifra resultaba viable lanzar una “asamblea de concejales” que fuera la columna vertebral del nuevo movimiento). La decepción vino cuando no se llegó ni a una veintena de concejales, cincuenta menos que en las anteriores elecciones. 

Además, en las primeras reuniones de la futura formación se habló solamente del nombre y de un manifiesto de intenciones, de un comunicado inicial, y de nada más. Ni se habló de la situación económica, ni se estableció un programa de actuaciones, ni qué se iba a hacer en los meses siguientes. He tenido suficiente experiencia política como para ser consciente de que, si esos problemas no se abordan por anticipado, todo está perdido y no habrá forma de arrancar. Así que me fui. Además, parte del año no estaba en España y ya no me sentía con ganas de trabajar para corregir estos problemas. Con fuerzas sí, con ganas no.

Luego apareció el fenómeno Vox. Primero tímidamente. Desde la lejanía supe que hubo un problema por los intentos de implantación de Vox en Alcalá de Henares. Este partido no había tenido un buen resultado en las elecciones generales y, por entonces, se configuraba como un PADE bis. Desde esa misma lejanía recomendé que se contactase con Vox. Para mí estaba claro que si Respeto era insuficiente, había que sumar fuerzas.

En la última conversación que tuve en Valencia con dirigentes de Respeto hará algo más de un año, les recomendé que obviaran la fórmula “partido” y se configurasen como círculo cultural para evitar el ser un partido político incapaz de presentarse a elecciones generales o autonómicas. No hará mucho, cuando me pidieron que participara en unas jornadas junto a otros representantes europeos y con Jean Marie Le Pen por Skype, me tuve que negar: primero porque estoy desentrenado y, en segundo lugar, porque no sabía que proponer. De hecho, si abandoné la actividad política en 2014 fue precisamente por eso: por carecer de propuestas para rectificar la situación.

Y, entonces, llegan las elecciones europeas, las municipales, las generales y las autonómicas. Opté por no decir ni escribir nada al respecto, pero el resultado final de este proceso me obliga a realizar algunos apuntes, especialmente por los antiguos amigos y camaradas que han sufrido un varapalo. Seguramente, lo que voy a decir, no gustará a muchos, incluso procuraré ser lo más claro y directo posible en estos diez puntos que me parecen fundamentales:
1) UN FRACASO ES UN FRACASO Y ASÍ HAY QUE ASUMIRLO: cuando se juntan tres grupos, se presentan a unas elecciones y el resultado es muy inferior al esperado (como le ocurrió a los que formaron Respeto en las anteriores elecciones municipales) es que se ha fracasado, cuando ahora se juntan cuatro siglas y en lugar de los 40.000 votos que debían haber sumado, se consigue solamente 11.000, es que se ha fracasado. Cuando no se está presente ni en ayuntamientos, ni en parlamentos autonómicos, ni siquiera se tiene fuerza para presentar candidaturas en las elecciones generales es que se ha fracasado. No basta con presentarse a las elecciones: hay que hacerlo con alguna posibilidad de obtener resultados dignos. De hecho, la extrema-derecha en el pasado se había presentado una y otra vez a las elecciones… sin obtener buenos resultados, pero siempre se encontraba alguna explicación para justificar los malos resultados. Todo lo que no sea presentarse a unas elecciones y obtener cargos electos es un FRACASO.

2) CUANDO SE PRODUCE UN FRACASO, LO QUE EXIGE LA SITUACIÓN ES PREGUNTARSE POR LOS MOTIVOS DE LA DERROTA: y esta reflexión es la que siempre ha estado ausente en la extrema-derecha generando el que una y otra vez se haya tropezado con las mismas piedras. Ahora, obviamente, ya no vale la pena insistir en esa parte: porque la crisis de este sector es tal que, en la actualidad, apenas tiene existencia real más allá de las redes. Hoy, resultaría un error atribuir ese fracaso solamente a la irrupción de Vox: cuando Vox no existía, el fracaso estaba igualmente patente. Pasar de 40.000 votos a 11.000 no es fracasar, es evidenciar de manera escandalosa una tendencia que ya estaba presente desde 1983 e incluso desde 1977 o, incluso en 1979. Esa pregunta debería haberse formulado años atrás, ahora es ociosa y la crisis es tan profunda y terminal que no vale la pena realizar ese ejercicio de masoquismo.

3) ANTE UNA SITUACION TERMINAL, ANTES LA “MUERTE SÚBITA” QUE PROLONGAR LA AGONÍA: no tiene sentido eternizar siglas que detrás solamente tienen a unas pocas decenas de afiliados y que no tienen ni fuerza, ni consistencia, ni medios para realizar un trabajo político digno de tal nombre. La disolución de las siglas políticas actuales parece una exigencia impuesta por la situación. La última esperanza de todas estas siglas es que Vox pierda fuelle en los próximos años y libere un espacio electoral actualmente existente para que la extrema-derecha pueda reincrustarse en procesos electorales ¿y recupere de nuevo su techo histórico en los últimos 20 años de 40.000 votos o salir de su ominoso 0,5%? Esa esperanza de algunos constituye su última trinchera para evitar reconocer la necesidad de disolver lo antes posible las organizaciones existentes.

4) LA FÓRMULA “PARTIDO” NO ES LA MÁS ADECUADA EN LAS ACTUALES CIRCUNSTANCIAS. Los partidos participan en elecciones o no son nada. Si participan es para ganar. Si ni ganan ni participan, se llamarán “partidos”, pero su existencia es virtual. Así que la extrema-derecha actual debería reconocer estos axiomas y obrar en consecuencia buscando otra fórmula alternativa al “modelo partido”. Existen a poco que se tenga el valor de reconocerlo, la energía suficiente para poner en práctica nuevos proyectos, y la lucidez e imaginación para que lleguen a buen puerto.

5) SI NO HAY ESPACIO PARA EL “PARTIDO PARLAMENTARIO”, SI LO HAY PARA EL “MOVIMIENTO DE VANGUARDIA”. La irrupción de Vox, guste o no guste, ha restado toda posibilidad a la extrema-derecha de tener su propio espacio institucional. De hecho, ni siquiera esa irrupción ha garantizado que los antiguos miembros de estos grupos puedan reciclarse institucionalmente, como ha demostrado la pérdida de casi todos los concejales que tenía PxC en las anteriores elecciones y que migraron a Vox. Ahora bien: si el espacio del “partido” está ocupado, la fórmula más adecuada es la de “vanguardia” o movimiento activista organizado para realizar una respuesta (no en las instituciones sino en la calle) ante determinados sucesos políticos. En Francia, por ejemplo, existe, junto al Rassemblement National, los Identitaires. Las “vanguardias” son grupos jóvenes, activistas, con una presencia constante en las calles, con iniciativas espectaculares que tienen repercusión en los medios y que, ante situaciones electorales pueden 1) no apoyar a ninguna opción, 2) apoyar a determinados candidatos presentados por otras formaciones, 3) o bien integrarse como independientes en otras candidaturas.

6) ¿Y LOS QUE POR EDAD YA NO ESTÁN EN CONDICIONES DE MILITAR EN UNA VANGUARDIA? Para ellos existe otra fórmula: el “círculo cultural”. Son fáciles de constituir y solamente precisas una actividad constante: conferencias, charlas, jornadas de convivencia, cenas, salidas al campo, actividades sociales, seminarios, videoforums, campañas de ayudas sociales junto a la vanguardia… Se trata de una actividad reposada a la que siempre es susceptible de integrar a antiguos camaradas que se han ido perdiendo por el camino y por la retahíla de fracasos políticos. Toda la actividad relativa a la “memoria histórica” y todo lo que se refiere al falangismo debería tener aquí su lugar. Así mismo, grupos de orientación católica centrados sobre el aborto, deberían de constituir grupos especializados. Son eficientes a condición de que su actividad sea constante, exista disciplina en el pago de las cuotas y se cumpla el punto siguiente…

7) DESHACERSE DE LASTRES, ELEVAR EL LISTÓN, CONTAR SOLO CON GENTE QUE APORTE ALGO MÁS QUE SU PRESENCIA. Calidad, antes que cantidad. Selección y preparación antes que cabezonería e inercia. Conciencia de futuro antes que miradas al pasado. Deshacerse oportunistas, colgados, chalados, pelmazos, lumpen, sectarios o viejas glorias incapaces de asumir nuevos estilos de trabajo. Olvidarse de digitales de medio pelo, basados en difusión de fakes o que quieren ganar audiencia creando polémicas y escándalos inexistentes como forma de promoción y de mantenimiento de chiringuitos problemáticos.

8) EVITAR ROCES Y POLÉMICAS ENTRE “PARTIDO” Y “VANGUARDIA”. En los años 30, la revista Renovación Española, adoptó la que definió como “ley de los afines”: ningún ataque a grupos “afines”. “Afín” no quiere decir “igual”, ni siquiera con los mismos objetivos. “Afín” quiere decir que se coincide con él en algunos puntos importantes. Obviamente, la estrategia y las tácticas de un partido y de una vanguardia, son siempre distintos, pero existe un poso común y una proximidad ambiental que se respira y que hay que procurar no enrarecer. La característica de la extrema-derecha hasta ahora ha sido la aspereza y el sectarismo, ahora tiene que aprender a tender puentes aquí y allí, ampliar su base, abrirse a nuevas incorporaciones.

9) ESTAMOS IMPLICADOS EN LA “CUARTA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL”, ANTE ESTA SITUACIÓN, NO SE PUEDEN UTILIZAR MÉTODOS POLÍTICOS CLÁSICOS: casi sin que nos demos cuenta, estamos comenzando una era nueva de aceleración tecnológica y cambio de valores. En apenas veinte años nada de lo que conocemos hoy sobrevivirá: nanotecnología, criogenia, inteligencia artificial, robótica, drones, comercio electrónico, ingeniería genética y biotecnología, habrán cambiado nuestra vida cotidiana e, incluso, la noción misma de privacidad. Las crisis van a sucederse en cadena: crisis sociales, crisis políticas, crisis económicas, crisis de identidad. Tenemos todavía unos años para adaptarnos a este futuro que se nos viene encima como una avalancha. Nada de lo que hoy estamos hablando tendrá sentido en apenas 20 años, seguramente en menos. Por lo tanto, no hay que descartar desplomes de sistemas políticos que seguirán al desplome de los valores impuestos desde finales del siglo XVIII. Como individuos debemos de estar preparados para estos cambios, como “grupo de opinión” también. Debemos de hacernos a la idea de preparar las bases para el “movimiento político de la cuarta revolución industrial” y lo primero de todo es entender cómo va a ser el tiempo nuevo que se viene encima.


10) EL FUTURO QUE TENEMOS ANTE LA VISTA EXIGE NUEVAS POSICIONES DOCTRINALES: ¿Nacionalismo cerrado en el momento en el que la fórmula Estado-Nación ha quedado atrás en la historia y se tiende a bloques continentales? ¿Defensa cerrada del catolicismo en un momento en el que el Vaticano se ha sumado a la ideología humanitarista-universalista propagada por la UNESCO? ¿Defensa de los “valores occidentales” en un momento en el que a Europa le falta fuerza incluso para reconocer su identidad? ¿Plantearse la monarquía o la república cuando los motores en ambos casos son las corporaciones y las grandes acumulaciones de capital? Es evidente que cualquier iniciativa nueva precisa de una profunda revisión doctrinal. En estas circunstancias hay que prevenirse de los “iluminados” que opinan que tal o cual vía es la que hay que seguir: la única vía a seguir es la que evidencia eficacia en la práctica, el resto son abstracciones de más o menos interés (que si orientar el programa hacia la izquierda o hacia el populismo, que si moderarlo, que si hay que ser menos o más europeístas, que si contra Vox, etc.), completamente divorciadas de los principios de la sociología política. Soy de los que opinan que el planteamiento correcto es “arqueofuturista”, tal como fue expuesto por Guillaume Faye en la obra del mismo título: recuperar valores originarios y conjugarlos con las ciencias de vanguardia. Pero, claro, un planteamiento así precisa de un programa y de una estrategia que excede la intención de estas páginas y que, por lo demás, no me corresponde a mí enunciar, sino que debería ser obra de un equipo intelectual, sin el cual no hay posibilidad alguna de salir del hoyo

CONCLUSIÓN

Como toda carta, esta debe ser breve, así que llegamos al momento de las conclusiones. Las podemos sintetizar así:

- Disolver organizaciones actualmente existentes.
- Deshacerse de lastres y de mercancía averiada a todos los niveles.
- Deshacerse de viejas ideas y esquemas políticos o doctrinales preconcebidos.
- Iniciar un nuevo rumbo dentro del “partido”, de la “vanguardia” o de “círculos culturales”.
- Y si no se tienen ganas, fuerza, valor o decisión, para todo eso, irse a casa y prepararse para los choques y traumas que se avecinan, en soledad, en situación de exilio interior y realizando un prudente repliegue hacia lo individual.

En mi opinión, no hay ningún otro planteamiento realista que pueda mantenerse en el momento actual. Y si alguno cree que hay otro, me gustaría conocerlo.

Recibid mi más cordial saludo.