lunes, 26 de marzo de 2018

REFLEXIONES SOBRE LA MUERTE DEL "PROCÉS"



No voy a ser de los que se alegra que algún ciudadano vaya a prisión, habida cuenta de que en tanto que antiguo “preso político” (condenado en 1983 a dos años de prisión por organizar una manifestación contra UCD…) sé lo que es una cárcel. Ahora bien, reconozco que, ayer, cuando me enteré de la detención de Puigdemont en Alemania, la primera idea que se me pasó por la cabeza fue: “otra anécdota que se acaba”.

Creo que va siendo hora de la situación puede parecer cambiante y fluida en algunos momentos (siempre relacionados con alguna detención) pero que, en su fondo, las cosas son como son: el proceso está finiquitado, los independentistas queda claro que no gobiernan para toda Cataluña sino sólo para la Cataluña independentista, que dentro de poco se convocarán nuevas elecciones autonómicas (lo más probable es que las convoque de nuevo el gobierno del Estado) y que, la justicia seguirá su curso. De todas formas vale la pena realizar algunas observaciones parciales y desperdigadas sobre determinados aspectos de la larga agonía del “procés”.

LOS CINCO AXIOMAS QUE EL NACIONALISMO CATALÁN DEBERÍA RECONOCER

Con su detención, Puigdemont pasa a la categoría de “mártir” y también pasa a otra casilla en su particular via crucis. Pero Puigdemont y los restos de CDC-PDCat no van a poder evitar que ERC se convierta en partido hegemónico del nacionalismo en las elecciones que vendrán. El problema para este partido es cómo encontrar un nuevo discurso político, tras haber comprobado que el independentismo era una vía muerta. Porque, Junqueras, o quien lo sustituya, debe tener el valor de reconocer algunos axiomas incontrovertibles. A saber:

1) La aventura independentista ha fracasado: está muerta y enterrada
2) Esta aventura se había emprendido a lo loco, sin medir las posibilidades, ni los riesgos.
3) La aventura no ha contado con ningún apoyo sólido en Europa, ni en el mundo.
4) El tiempo de los micronacionalismos ha pasado: es cosa del siglo XX, no del XXI.
5) Ahora se trata de “pensar en Cataluña” y no de pensar en “la independencia de Cataluña”, es decir, de gobernar el día a día, gobernar para “todos los catalanes” y no sólo para la “Cataluña independentista”.

Todo lo que no sea reconocer estos cinco elementos supone partir de bases falsas y prolongar el atasco político que sufre Cataluña.

De entre todos los mascarones y figurones del proceso independentista, si alguno tiene capacidad, valor, preparación y honestidad suficiente para conocer estos axiomas, me temo que es Oriol Junqueras. De hecho, si comparamos el curriculum de Junqueras con el de Puigdemont, vemos a alguien con preparación intelectual y técnica, frente a quien no ha dado un palo al agua en su vida, tras ser aprendiz en la pastelería de sus tíos.

JUNQUERAS Y SUS TRES LIBERACIONES

Porque lo más triste del “procés” es que, finalmente, Puigdemont, era un perfecto mediocre, un absoluto donnadie, un completo indigente intelectual. Y ya se sabe lo que implica el “principio de Peter” sobre los distintos niveles de incompetencia: cuando un incompetente ocupa un cargo que no le corresponde por su capacidad, tiende a que todos los que estén bajo suyo, sean aún más incompetentes, no sea que le hagan sombra y amenacen su posición. Puigdemont ha sido la anécdota más lamentable de un proceso lamentable en sí mismo.

En las elecciones de 2015, Junqueras cometió su gran error político: habiendo podido ganarlas para la sigla ERC, aceptó formar una candidatura unitaria con los desahuciados de CDC. Si lo hizo fue por algo tan lógico como demostrar la fuerza unitaria del independentismo. Permitió sobrevivir al “procés” un par de años más, pero para ERC fue “la catastrophe”. Junqueras, terminó dándose cuenta del error y no ha querido volver a repetir en las elecciones prenavideñas de 2017. Pero ahora su problema es mayor y para resolverlo tiene que liberarse de una triple presión:

1) La presión de su propia emotividad: un hombre que derrama públicamente alguna lágrima por la independencia de Cataluña es alguien que, sobre todo, tiene una muy fuerte emotividad. Lo contrario de la emotividad, es la objetividad: ver las cosas como son. No hay “una Cataluña nacionalista”, sino la Cataluña de los “cuatro cuartos” (la nacionalista, la unionista, la inmigrante y la pasota) y hoy ya no puede gobernarse la Generalitat sólo para la primera y pensar que la inmigración va a “catalanizarse”. Dicho de otra manera: Junqueras tiene que liberarse de su propia subjetividad, de sus lastres independentistas y de sus propios condicionamientos emotivos y sentimentales.

2) La presión de sus aliados: dentro de la esfera nacionalista, se siguen manteniendo posiciones independendistas, no por convicción de que la independencia es posible, sino temiendo que si alguna candidatura renunciase a ellas, las otras se beneficiarán de la sangría de todos que eso, posiblemente, acarrearía. Nadie quiere reconocer públicamente que el proceso independentista ha muerto y que no es viable. Quién lo haga, se dará un baño de realismo… pero posiblemente se vea abandonad

3) La presión en el interior de su propio partido en donde, la corriente mayoritaria sigue creyendo en la estrategia independentista (que es hoy como creer en los extraterrestres o en el chupacabras). El problema es que ERC es un partido que se está ruralizando progresivamente, cuyos enclaves están en la periferia catalana y entre grupos sociales con razonamientos muy primarios. De hecho, éste era el origen del partido a principios de los años 30 cuando era casi una emanación de la Unió de Rabassaires. Pero estamos en el siglo XXI y en una situación completamente diferente, en la que la Cataluña rural ya ha perdido el ritmo de la historia.

No parece muy claro que Junqueras vaya a tener el valor, la decisión y el temple suficientes como para conseguir imponerse a los que en el interior de su propio partido no son capaces de concebir otro proyecto más que la independencia, ni de imponerse en el sector nacionalista si reconociera el desenfoque del ideario nacionalista, ni siquiera para superar su propia emotividad… pero es que fuera de Junqueras, ya no quedan personajes con el más mínimo carisma, ni prestigio político. El hecho de que los últimos candidatos a presidir la Generalitat fueran Turull, Sánchez o la Rovira, indican el nivelazo en el que se mueve hoy ese ambiente.

RECONOCER LAS REALIDADES PARA INICIAR UN NUEVO RUMBO

Si en ERC, Junqueras sería el único con honestidad suficiente como para decir “nos hemos equivocado desde el principio, la independencia es imposible, la vida continúa”, en otros partidos esto ni siquiera existe. En el PDCat, los contrario al “procés” hace tiempo que se fueron a su casa certificando la evaporación del “nacionalismo moderado”. En la CUP, ocurre tres cuartos de lo mismo y la deserción de algunos dirigentes (incluso su cambio de look y la trasnformación de alguna de sus “luchadoras antipatriarcales” en “pubillas casaderas” cambiando el corte de pelo estilo “hachazo aizkolari”, por el de “nena de molt bona casa”) lo único que permite comprobar es la incapacidad intelectual de este partido para analizar correctamente (y desde su nacimiento) la situación política catalana y sus propias posibilidades: llamar a la “huelga general” en octubre indicaba el clímax de ese desfase, afirmar ahora una “primavera republicana” es dar un paso al frente hacia el precipicio de la política ficción al fondo del cual se encuentran los verdes prados del realismo.

Así pues, la tarea que le aguarda a Junqueras va a ser portentosa y, por supuesto, le va a ser imposible realizarla dentro de la cárcel. Y este es el problema: por que el “procés” solamente ha dejado detrás dos “logros”. El primero lo hemos mencionado (exteriorizar de una vez por todas la existencia, no de “una” sino de “cuatro” Cataluñas) mientras que el segundo atañe a los procesados: es el haber comprometido la libertad de las cúpulas promotoras del proceso después de años de recibir avisos por parte del gobierno de que sus acciones tendrían consecuencias jurídicas. 

Está claro que ahora ya no estamos en el tiempo en que el destino de estos barandas del independentismo se resuelva por la vía política: si en España hay “división de poderes” (y la hay hasta cierto punto), una vez incoados los procesos, la justicia seguirá inexorable su curso. Está claro que, como máximo, es posible que la situación de estos procesado se resolverá con indultos personalizados, rebaja en las peticiones fiscales y beneficios penitenciarios posteriores a las condena, pero, nada, absolutamente nada impedirá que su patrimonio personal quede mermado y que los sueldazos de expresident y exconsellers queden embargados, amén que alguna que otra propiedad procedente de las herencias de papá y mamá

¿Querrá o podrá ejercer Junqueras la tarea de pastorear al independentismo hacia aquellos verdes prados del realismo político? Ignoro si tiene el valor suficiente y la mano izquierda necesaria para hacerlo. Pero tengo la sensación de que, incluso antes de las detenciones de octubre, era el único que advertía los riesgos de la operación. Y, finalmente, ese no es mi problema, sino el suyo. Por mí el independentismo se lo puede llevar el diablo en persona. 

Vayamos a Puigdemont.

Es significativo de que un individuo como éste se haya convertido desde hace casi tres años en líder de todo este embrollo. Hace falta ver su “historial” en Wikipedia para advertir las limitaciones de su currículo: sin estudios (“realizó estudios de filología y de periodismo”… lo que traducido quiere decir que no concluyó nada de lo que empezó), segundón de provincias cuya carrera en CDC se inicia cuando el partido declina y las bajas de la Operación Pretoria han descabezado a varias promociones de cuadros del nacionalismo, por no mencionar su “circunstancia” familiar de origen incierto (su esposa, rumana, que en su biografia aparece como “actriz y periodista” y que, en tanto que tal, debería tener miles de entradas en Google con su historial y sus trabajos, apenas está presente en lo que nadie puede dejar de juzgar como un barrado sistemático e interesado de su pasado… y que alguien explique por qué). ¿A quién tiene detrás Puigdemont para haberse encaramado hasta donde ha llegado?

Hace dos años se decía que George Soros estaba interesado en convertir a España en una nueva Yugoslavia… ¿Fue Puigdemont un “ejecutor” de los designios de Soros?

GEORGES SOROS Y EL “PROCESO SOBERANISTA”

A fin de cuentas, Soros es uno de los nombres más conocidos de la cúspide del poder económico mundial. Nacido Schwartz György en Hungría en 1930, durante la Segunda Guerra Mundial su padre cambió el apellido familiar por el de “Soros” para eludir la persecución de la que eran objeto los judíos. Todos los miembros de la familia eran conocidos esperantistas y compartían la aspiración del Doctor Zamenhof (fundador de este idioma artificial) de unir mediante una lengua común a todos los pueblos del mundo. Tal es el origen de sus ideales “universalistas”. El joven Soros, aprovechó un congreso esperantista en Suiza para dar esquinazo a las autoridades comunistas de su país.

Se matriculó en la London School of Economics (LSE), centro fundado por miembros de la Sociedad Fabiana (una de cuyas impulsoras era Annie Bessant, la presidenta de la Asociación Teosófica y sucesora de Helena Petrovna Blavatsky).  La LSE, desde su fundación en 1895, ha formado a las élites mundialistas que luego se han integrado en las distintas asociaciones internacionales (Club de Bildelberg, Comisión Trilateral, Club de Roma, Pilgrims Society, etc) que constituyen círculos concéntricos del “nuevo orden mundial”.

Con el paso de los años, Soros desarrolló un fino olfato político que le llevó a interesarse por los países del Este de Europa. Su orientación política corresponde a lo que se conoce en EEUU como “ultraliberal” o “radical progresista” (que en Europa viene a ser, más o menos, equivalente a socialista), propia de la LSE donde estudió. Una vez convertido en multimillonario, financió el sindicato Solidarnosc durante los últimos años del gobierno comunista en Polonia, impulsó la Carta de los 77 que precipitó la caída del gobierno comunista Checoslovaco, aportó fondos para la “revolución de las rosas” en Georgia y fue el principal inductor del desmembramiento de Yugoslavia y de la independencia de Kosovo. Se calcula que su fortuna, hoy, asciende a 7.000 millones de dólares. Su influencia es mayor aún.

Soros es miembro del Council Foreing Relations, sin duda el grupo de presión más poderoso (y más antiguo) de los EEUU y utiliza como medio “amable” de penetración en los países en los que mantiene intereses, la Open Society Institute. Pues bien, esta fundación mantiene una antena en Cataluña con el nombre de Iniciativa Sociedad Abierta para Europa (calle Elisabets, 24, Barcelona) dirigida por Jordi Vaquer del que apenas existen datos en Internet y es una de esas personas que visiblemente buscan proteger sus actividades con el anonimato. 

La aportación de Soros al independentismo catalán, hasta ahora se ha reducido a una casi simbólica aportación de 27.049 dólares donados a Diplocat (un embrión de “ministerio de asuntos exteriores” de la Generalitat de Cataluña), para financiar unas “jornadas sobre xenofobia y euroescepticismo” celebradas en 2014. En la misma dirección fue otra aportación de 24.973 dólares transferidos por Soros al CIDOB para otro seminario sobre el mismo tema. El CIDOB (Centro de Información y Documentación Internacionales en Barcelona) fue fundado por grupos vinculados al cristianismo progresista de 1973, pasando a ser una fundación privada en 1979. Se le considera un think–tanks especializado en política internacional, obviamente relacionado con la Generalitat (que lo subvenciona) y vinculado internacionalmente al Real Instituto de Estudios Internacionales con sede en Chathan House (Londres).

La fundación dirigida por Vaquer no parece desarrollar una actividad particular y el conjunto de 50.000 dólares entregados por Soros a entidades catalanas son apenas una gota de agua comparado con lo que ha invertido la Generalitat en el proyecto secesionista. Así pues, no es Soros quien está detrás, ni siquiera quien aporta seguridades al grupo dirigente del proyecto.

Luego estaban los “centros del poder mundial”, la Trilateral, el Club de Bildelberg, los únicos que hubieran podido prestar al “procés” peso, medios e influencia decisiva para romper la unidad del Estado Español. ¿Qué pensaban estos “centros de poder” de Puigdemont?

PUIGDEMONT EN CHATHAN HOUSE…

Como hemos dicho, Soros es miembro del Council Foreing Relations (CFR), el poderoso grupo de presión norteamericano que trabaja permanentemente en contacto con el Real Instituto de Asuntos Internacionales (RIIA) de Londres, más conocido por la dirección de su sede en “Chathan House”. Las élites mundialistas, que capitanean la marcha hacia un “nuevo orden mundial” en el mundo anglosajón se reúnen en estos dos foros (de los que la Comisión Trilateral o el Club de Bildelberg son “círculos concéntricos” exteriores). “Chathan House” fue el escenario de una conferencia del presidente de la Generalitat de Catalunya, Carles Puigdemont cuyos rastros han sido borrados: en efecto, en la web de este instituto no existe ningún dato que permita pensar que Puigdemont fue allí, sin embargo, existen fotos de su conferencia y una web vinculada a la Generalitat (VilaWeb) ofreció el texto íntegro del discurso. Su lectura resulta sorprendente: se trata del mismo discurso pronunciado por Carles Puigdemont el pasado 11 de octubre ante el Parlamento de Cataluña, un verdadero “refrito” del que pronunció originariamente en Chathan House, cuando fue invitado para ser examinado y valorado por los representantes de lo que se ha dado en llamar “los amos del mundo”.

En su discurso alardeó de estar apoyado por “millones de personas en las calles”, pero no convenció sobre las garantías jurídicas, ni sobre la legalidad del proceso secesionista, únicos argumentos que interesaban al mundo del dinero que se mueve en el RIIA–CFR. Los datos que ofreció no coincidieron con los que ellos disponían de fuentes directas (estudios del Banco Central Europeo y del FMI, especialmente). El discurso de Puigdemont en aquel foro fue el típico “discurso electoral”, una mera enumeración publicitaria y voluntarista sobre la inédita “República Catalana independiente”. Su falta de realismo provocó ironías entre los dueños del RIIA–CFR que conocen mucho mejor que él la situación de la economía mundial y las implicaciones de la propuesta independentista. En la parte final del discurso procuró tranquilizar a los asistentes garantizando que el proceso independentista sería “tranquilo y pacífico” (lo que alejaba, incluso, la posibilidad de que el “complejo militar–industrial” también representado en esa institución tuviera oportunidad de lucrarse…). A partir de ahí cometió errores en cadena.

Mostrando una ignorancia suicida sobre la naturaleza y fines del RIIA–CFR, se empeñó en demostrar que Cataluña quería ser miembro de la UE (cuando la institución es un foro de influencia del ámbito anglo–sajón para el que la UE es completamente secundaria), cometió la torpeza de decir, textualmente, que “si Europa se ha reformado para evitar que el Reino Unido abandone la UE, también sabrá adaptarse para que Cataluña continúe en la UE cuando sea un Estado independiente”, demostrando además que ignoraba las condiciones de pertenencia a la UE, su arquitectura interior y el hecho de que no estaba ante crédulos electores a los que podía convencer argumentando que la potencia económica de Cataluña es “imprescindible” en la UE.

El tono del discurso de Puigdemont en Chathan House les pareció poco convincente, sin equipo político–económico solvente detrás y manejando datos cuestionables. Para colmo, una de las presentes, catalana, la editora Miriam Tey, le formuló una pregunta que terminó por agriar la intervención: “Soy catalana y no os puedo llamar presidente porque estáis aquí buscando el apoyo internacional para vulnerar la ley española y romper la instituciones”. Luego le recordó que su proyecto apenas tenía el apoyo del 37% del censo electoral. Puigdemont quedó descompuesto.

Ningún medio londinense se hizo eco de la conferencia y los propios organizadores borraron los rastros de su presencia en la institución. Los conspiranoicos atribuyen este secretismo al apoyo secreto prestado por el RIIA-CFR al proyecto independentista. En realidad, demuestra que Puigdemont no superó el “examen de acceso” en el club mundialista; y eso explica, al mismo tiempo, el porqué la prensa vinculada a estos sectores, o bien no ha informado o se ha mostrado hostil (o incluso muy hostil) al “procés”. Explica, también, la tranquilidad de Rajoy y el que tardara tanto en reaccionar: simplemente no había nada importante detrás de la intentona independentista: apenas un fuego de paja.

Salvo para los que han creído la absurda historia de que tras el independentismo catalán está la Santa Rusia, lo cierto es que para todos aquellos que tienen entendimiento, Puigdemont no ha tenido a nadie detrás: su ascenso se produjo en realidad por los huecos dejados por las anteriores promociones de CiU, masacradas por sus propias corruptelas y puestos en el banquillo por la Operación Pretoria. Después, al igual que le ocurrió a Artur Mas en sus dos últimos años, Puigdemot no lideró ningún proceso, simplemente, lo fueron empujando ¿quiénes? Borrokas, funcionarios de la Gencat, sectores de la Cataluña profunda encuadrados en ERC y poco más, amén de su propio analfabetismo político, claro está.

¿QUÉ HACEMOS CON LOS PROCESADOS?

Uno de los elementos más absurdos del sistema jurídico español es ese garantismo que sirve como excusa para retrasar los procesos años y años. No puede repetirse en este caso: la opinión pública y el electorado catalán exigen saber si los detenidos son, jurídicamente, culpables o inocentes, si son elegibles en próximas elecciones, o si se les inhabilita en función de la sentencia… Y, no solamente, exigen saberlo, sino que DEBEN SABERLO lo antes posible, so pena de seguir con este juego de equívocos que hemos visto en los últimos tres meses en Cataluña: que si tal sujeto en el autoexilio podía realizar el discurso de investidura por Skype, que si tal otro precisaba de un permiso penitenciario para presentar su candidatura en el parlament, que si el candidato siguiente tenía sobre su calva la espada de Damocles de un encarcelamiento… Ya se han hecho demasiadas memeces como para dar que prosiga la misma tónica.

¿Son culpables o inocentes? En democracia, quien lo dice es el sistema judicial, no los trapos que cuelgan de las ventanas, ni los berridos de unos manifestantes. Sí son culpables siempre tendrán derecho a elegir centro penitenciario de cumplimiento y saber, aproximadamente, el día en que saldrán de prisión. Y los electores conocerán si se les han privado de sus derechos políticos o no y, en caso afirmativo, por cuanto tiempo. Y, lo que es más importante, el electorado podrá conocer a dónde han ido a parar los cientos de millones invertidos alegremente en el “procés” y de dónde han salido. Porque la acusación de “malversación de fondos” es la que, moralmente, va a ser más grave para los acusados (incluido Junqueras).

Cataluña vive una larga agonía: está atascada políticamente desde 2003-2004 cuando empezó por la gracieta del pobre Maragall sobre un “nou Estatut” (sobre el que no existía la más mínima demanda social), siguió con el Pacto del Tinell, la meliflua etapa zapateriana iniciada con las bombas del 11-M, el “Estatut” rechazado por el Tribunal Constitucional en medio de la crisis económica que mutó en España en crisis política y, entre otros efectos secundarios, alejó a CiU de la posibilidad de actuar como factor clave del bipartidismo imperfecto, a causa de la irrumpió de Ciudadanos y de Podemos, luego vino el “procés” 2010-2017… Ahora, esto no termina de morir. Pero tampoco vive. Así pues, el independentismo es un no-muerto, casi el protagonista de una película de zombis.

EUROPA EN PERSPECTIVA

Y ya se sabe que para que nazca nueva vida, algo antes debe morir. Para los independentistas lo que debía morir era el Estado Español; pero esta esperanza se ha mostrado vana: el Estado Español goza, sino de buena salud, sí al menos del respaldo de la UE, así que cualquier proceso independentista, en cualquier Estado-Nación de la UE, está muerto por anticipado.

Para los unionistas lo que debe morir es ese nacionalismo nacido en el XIX, desarrollado en el primer tercio del siglo XX, ausente en la Guerra Civil y hasta 1975 (presente solo en los palcos del Liceo y en la platea del Palau) y depredador desde entonces, asaeteado por anti-corrupción y que dio origen al “procés”… Yo estoy en esta posición, con todos los matices que podría sacar a colación.

Y es que aquí no hay término medio: o se está con el independentismo, o se está con el unionismo. Los que se encuentren en medio tan solo sirven como apoyos de uno o de otro al carecer de fuerza suficiente para imponer en el Estado un “proyecto federalista” que sería como un triple salto mortal al vacío y sin red.

Quedaría por hacer una precisión. La flecha de la historia va en dirección contraria al nacionalismo: a todo nacionalismo:

- al nacionalismo catalán porque la Cataluña de hoy no se parece en nada a la Cataluña del siglo XIX, cuando nació;
- y al nacionalismo español porque el Estado-Nación española ya no tiene tampoco la dimensión suficiente como para afrontar solo los retos de la modernidad.

Así pues, parece claro que hay que pensar en términos de “federaciones de Naciones-Estado”. La UE sería un buen instrumento si no fuera porque, hoy por hoy, es una pieza más del proceso globalizador. Emancipen a la UE de este proceso, denle como denominar común una historia y una cultura concretas (en lugar del mestizaje de civilizaciones y la inmigración masiva), denle un objetivo y una Identidad (Europa, factor de civilización, cultura, ciencia y conciencia de la humanidad) y Europa volverá a ser un proyecto político en lugar de una zona de la globalización.

Hay que pensar en términos europeos (a fin de cuentas, ha sido la UE la que ha salvado a España de la aventura independentista de Puigdemont…).

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lunes, 19 de marzo de 2018

Acaba de aparecer el nº 54 de la Revista de Historia del Fascismo



Íntegramente dedicado a la historia del Movimiento Social Italiano escrita por el que fuera brazo derecho de Giorgio Almirante en las tareas de prensa de la dirección del partido, Massimo Magliaro, ampliado por el autor para la edición española.

Presentamos en este número monográfico un trabajo escrito por MASSIMO MAGLIARO, cuyo título original es “LA LLAMA DEL RENACIMIENTO” en alusión al distintivo del MOVIMENTO SOCIALE ITALIANO. El autor nos presenta una historia de esta formación política en su día a día, desde 1944 hasta 1995. No se ha limitado a registrar los hitos en la trayectoria del MSI, sino que ha insistido particularmente en incluir también aquellos acontecimientos internacionales que marcaron la historia de los 50 años en los que estas siglas constituyeron un faro para la derecha nacional de toda Europa. En efecto, en estas 260 páginas se puede seguir con extrema claridad, no sólo la evolución de un ambiente político, sino lo que fue la Guerra Fría y los cambios que tuvieron lugar en Italia y en Europa. Todo lo cual contribuye a aclarar la línea política del MSI e incluso a explicar sus problemas y rupturas interiores, así como sus éxitos electorales y su capacidad de movilización popular. Debemos agradecer a su autor el habernos ilustrado sobre la titánica hazaña que encarnó esta sigla y los militantes que lucharon, y con mucha frecuencia, dieron la vida por ella.

La lectura de este ejemplar facilita una comprensión total sobre el que fuera el partido más emblemático del neofascismo parlamentario en la postguerra hasta su transformación en Alleanza Nazionale. Tras la lectura de esta obra, el lector tendrá todos los elementos necesarios para comprender el origen y las fidelidades de esta sigla, su orientación política, su política de alianzas y sus problemas internos, sus congresos y sus tendencias, su estructura organizativa, su importancia en la política italiana y sus hitos, sus hombres y sus dirigentes, la represión que se abatió sobre ellos y cómo fue, poco a poco, desmontado el cerco que se había impuesto en torno a sus siglas.

Lo que Massimo Magliaro ha resumido, a lo largo de 264 no es solamente la historia de una partido que dejó impronta, no solamente en quienes participaron en su vida interior, sino en la propia política italiana posterior a 1945. Casi una epopeya.

Sumario:
> Biografía del autor
> Introducción
> La historia del MSI día a día 1944-1995
> Conclusión

Características:
Tamaño: 15x21 cm
Páginas: 264.
Ilustraciones: Abundantemente ilustrado
Portada: cuatricomía, plastificada, con solapàs
Precio Venta: 18,00 euros. +4€ envío Correos
Pedidos: eminves@gmail.com
Suscripción 6 números: 100 euros
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jueves, 15 de marzo de 2018

PARECIDOS RAZONABLES (6): UNA PALABRA DOS SIGNIFICADOS


Una de las constantes más curiosas que estuvieron presentes en la tramitación del Estatuto de Nuria (1932) y en el “nou estatut” que se empezó a gestar en 2003 y que está en el origen de la “crisis independentista” de 2010-2017, es que las mismas palabras implican contenidos diferentes para quienes las utilizan. Por ejemplo, cuando se alude a “estatuto de autonomía”, el gobierno del Estado entiende que se trata de “descentralizar” la administración, mientras que los nacionalistas e independentistas entienden que de lo que se trata es de crear un Estado “autónomo” que hable de tú a tú con el Estado Español…

¿Y EL ESTATUTO DE SAU O ESTATUTO DE 1979?

¿Y qué ocurre con el Estatuto de Sau, el que restableció la Generalitat en 1979? Bueno… aquí hubo una sensible diferencia: fue el producto de la negociación entre el Estado y las “fuerzas políticas catalanas” en las que el primero ofreció a las segundas el poder tener el peso decisivo en el momento en el que no existieran mayorías absolutas a nivel nacional. Los nacionalistas de entonces –que seguían siendo una minoría dentro del conjunto de fuerzas políticas catalanas, todavía bajo hegemonía de la izquierda (que había protagonizado lo esencial de la lucha contra el franquismo) y del centro-derecha (que incluía a lo esencial del franquismo reconvertido)- se vieron obligados a aceptar esto, previendo que tenían por delante un largo recorrido para lo que ellos llamaban “fer país” (hacer país: esto es, dedicarse a reforzar la cultura nacionalista, extenderla a todos y crear una sociedad civil nacionalista que, en décadas venideras pudiera imponer sus condiciones al Estado).

De ahí la ecléctico del Estatuto de 1979. Pero aún así, lo importante no era el texto en sí, sino cómo se aplicara. Los nacionalistas entendían que la “cooficialidad” lingüística aludía al resto del Estado, mientras que el Estado pretendía que se produjera en Cataluña. Al menos, inicialmente… porque cuando, Felipe González o Aznar precisaron el concurso de los votos de CiU para seguir gobernando el Estado, realizaron todas las concesiones que exigió Pujol.

Una vez más, la ignorancia histórica de la generación que realizó la transición, acarreó el gran equívoco que benefició a los nacionalistas. En efecto, de haber sabido lo que el nacionalismo entendía por “estatuto de autonomía”, probablemente el texto que se aprobó en 1978 hubiera sido mucho más concreto y específico.

UNA PALABRA Y DOS SIGNIFICADOS: “ESTATUTO DE AUTONOMÍA”

Cuando Macià proclamó el “República Catalana” en la mañana del 14 de abril de 1931 desde el “antic Palau de la Generalitat”, el gesto no gustó a los republicanos que habían firmado el Pacto de San Sebastián unos meses antes: eso no era lo acordado (y lo sabían perfectamente porque allí estuvieron Aiguarder (luego alcalde de Barcelona y notorio masón), Carrasco i Formiguera y Macià Mallol que actuaron en nombre, respectivamente de Estat Catalá, Acción Catalana y Acción Republicana de Catalunya.  Firmaron el acuerdo y Alcalá Zamora, se comprometió, a cambio, a “resolver el problema catalán”. 

A partir de ese momento, “República” e “independentismo” quedaron unidos. Y lo más sorprendente: a pesar de la catalanidad de la Lliga Regionalista, la recién constituida ERC (surgida de la fusión de Estat Catalá, Partido Republicano Catalán de Macià y el grupo L’Opinió (de Lluhí i Vallescá), basó su éxito electoral en el eslogan: “Macià Si, Cambó no” (que en la calle se tradujo como “Visca Macià, que mori Cambó”…).

En las elecciones municipales de abril se produjo el “surpasso” de la Lliga por parte de la recién constituida ERC que en Barcelona obtuvo el doble de concejales que el catalanismo conservador.

DE LA REPÚBLICA DE LOS 3 DÍAS, A LA DE LOS 5 SEGUNDOS, PASANDO POR LA DE LAS 10 HORAS.

Amparado en estos resultados (más o menos sin confirmar en el marasmo de aquellas primeras horas posteriores a las elecciones), Companys proclamó a primera hora del 14 de abril la República… y Macià, unas horas después, el “Estado Catalán dentro de la Repúblico Federal Ibérica”, lo cual es aun más curioso, teniendo en cuenta que ambos militaban en ERC… Al día siguiente, Macià formó su “gobierno de la República Catalana”. Hubo que esperar al 18 de abril para que llegaran de Madrid, Marcelino Domingo, Nicolau d’Olwer y Fernando de los Ríos (los tres, prominentes masones) logrando que Macià renunciara a la “república catalana y al Estado Federal”. En compensación redactaron el Estatut d’Autonomía. 

Macià salvó la cara, alegando a toro pasado que la proclamación de la independencia el 14 de abril había sido "simbólica": ¿a que os suena? 

La gracia estriba en que Macià, en nombre de “todos los catalanes” proclamó la “República Catalana” ¡que nadie había votado!, olvidando que era solamente el presidente de un partido recién constituido que, si bien fue mayoritario en los primeros meses de la República, se debió a que la nueva ley electoral ¡concedía el 75% de los escaños al partido que quedara en primer lugar! En aquel momento, Macià salvó la cara afirmando que aquella primera declaración había sido una “simbólica afirmación de soberanía nacional y del ideario federalista”.

Aquella segunda “República Catalana” (la primera había sido la proclamada por Clarís en el siglo XVII, antes de arrojarse en brazos de Francia y pasar a formar parte del Reino galo) duró tres días. Mucho más, desde luego, que el Estado Catalán nacido en la mañana del 6 de octubre de 1934 y fenecida en la noche del mismo día, por no hablar de la proclama también “simbólica” de la tercera “República Catalana” en octubre de 2017 cuya duración fueron, poco más o menos, diez segundos, batiendo –también en esto- un record.

ESTATUTOS NACIONALISTAS = CONSTITUCIONES DE LA NUEVA REPÚBLICA

Otro detalle sobre el que pueden formularse paralelismos es en el hecho de que el Estatuto de Nuria, al menos el texto redactado por una ponencia constituida por Pere Corominas, Jaume Carner, Rafael Campalans y Josep Dencàs (los cuatro, dicho sea de paso y sin prejuzgar nada, masones en algún momento de sus vidas) no era un “estatuto de autonomía” propiamente dicho, sino más bien una constitución propia de un Estado independiente de tomo y lomo

La intención de los ponentes era clara: lo que no habían conseguido materializar entre el 14 y el 18 de abril de 1931, lo conseguirían mediante la propuesta realizada por D’Olwer, Domingo y de los Ríos (los tres, igualmente masones… si lo resaltamos es, simplemente para hacer valer el hecho de que en sus primeros momentos, la Segunda República fue, de manera indiscutible, la “obra de la masonería”, lo que permite entender la obsesión que se puso en una legislación anti-religiosa que dominó sus dos primeros años de vida) en nombre del gobierno de la República.

En el preámbulo de aquel anteproyecto ya se declaraba textualmente que Cataluña era un “Estado autónomo dentro de la República Española”. El catalán sería la única lengua oficial y el castellano se podría utilizar sobre para tratos con el Estado. Se preveía la agregación de nuevos territorios al Estado Autónomo y, por supuesto, el control sobre la enseñanza y sobre la cultura… Lo que los nacionalistas no pudieron hacer en 1979 porque la correlación de fuerzas les era adversa, lo intentaron en el anteproyecto que, obviamente, sería tumbado por las Cortes de la República en el debate que siguió.

Los ponentes querían proclamar “legalmente” la creación de un Estado Autónomo que naciera “legalmente de espaldas” a la legislación constitucional republicana que definía al Estado Español como “integral” (eufemismo para no utilizar la palabra “unitario” vinculada a la monarquía). Se añadía, eso sí, que ese “Estado integral era compatible con la autonomía de los municipios y de las regiones”. Esa misma constitución prohibía la creación de “federaciones regionales” como la que proponían los nacionalistas. Así pues, en 1931 ya estuvo presente la contradicción flagrantes entre un anteproyecto de Estatuto que la legislación republicana no podía aceptar.

Lo más significativo es que se logró en 1931 un Estatuto recortado que fue finalmente aprobado el 4 de septiembre de 1932, después de que se produjera en aquel verano una campaña antinacionalista en toda España y la propia “sanjurjada” fuera generada a partes iguales por la legislación anticatólica republicana y por la lectura del texto de Nuria. Éste resultaría recortado, finalmente (como ocurrió con el “nou Estatut” de Maragall). Entonces se decía que “solo existía una Nación-Estado como fuente de poder”, ahora se dijo que “la soberanía nacional reside en el pueblo español”, como principales argumentos constitucionales contra el independentismo.

De todas formas, el Estatuto de 1932 fue mucho más limitado que el de 1979. El Estado se reservaba el control de la minería, la explotación forestal, la agricultura, el agua, la caza, la pesca fluvial, las obras públicas, la aviación, la radio, la prensa, la seguridad nacional y los seguros. Respecto a la enseñanza  se establecieron dos redes paralelas de centros públicos: la del Estado (que era la existente hasta ese momento) y la que la Generalitat podía crear a partir de entonces por iniciativa propia y bajo su financiación)…

¿POR QUÉ “ESTATUTOS DE AUTONOMÍA” CUANDO BASTA UNA SIMPLE “DESCENTRALIZACIÓN”?

El Estatuto no solamente había quedado lejos de las expectativas independentistas iniciales, sino mucho más bajas de lo que luego establecería el Estatuto de Sau en 1979. ¿Lo más lacerante para los independentistas? ¡que estos recortes fueron bien acogidos en Cataluña en 1932 y satisfizo ampliamente a la población! Solamente los nacionalistas pedían “más”. Y los nacionalistas distaban mucho de ser mayoría como demostraron las elecciones siguientes en las que ERC empezó a perder votos y la Lliga recuperó su papel hegemónico.

La tranquilidad y aceptación que tuvo aquel Estatuto recortado y encarrilado por la constitución republicana como una simple “descentralización” indica que, salvo para los nacionalistas (y para sus aliados ingenuos o simplemente analfabetos políticos) todo se resolvía creando un poder inmediato y de proximidad. El problema es que no era eso lo que exigían los nacionalistas e independentistas que aspiraban, simplemente, a crear un Estado independiente… y no tenían el valor de confesarlo abiertamente, jugando con las ambigüedades, las políticas de máximos y fingiendo aceptar normativas que, interiormente, solamente consideraban como pasos previos para la independencia en cuanto las condiciones mejorasen… ¿Quién ha hablado de “lealtad” en el nacionalismo?

ALGUNAS CONCLUSIONES

¿Qué puede deducirse de todo esto? Especialmente que bajo el nombre de “estatuto de autonomía” existen dos concepciones opuestas defendidas por los “unitaristas” y por los “independentistas” :

- para unos es un texto para la descentralización del Estado.
- para los otros es el documento constitucional que alumbra un “nuevo Estado”.

Luego, se demuestra que el “estatuto de autonomía” ha sido solamente para el nacionalismo independentista (no hay otro nacionalismo, más que el independentista, el nacionalismo “moderado” que no busca la independencia de la “nación” no es nacionalismo sino regionalismo) un paso previo para la independencia y para preparar el camino a la independencia (el Estatuto de 1933 llevó a la revuelta de 1934 y el de 1979 y el de 2006, llevaron a la infausta “flamarada” puigdemoniaca.

En tercer lugar que el nacionalismo-independentista es incapaz (¡y lo ha sido siempre!) de comprender la realidad catalana: NO TODOS LOS CATALANES SON INDEPENDENTISTAS, NI SIQUIERA TODOS LOS QUE VIVEN EN CATALUÑA TIENE COMO LENGUA HABITUAL EL CATALÁN, NI TIENEN SU ORIGEN EN CATALUÑA… en cualquier caso, ellos solamente gobiernan, piensan y actúen en nombre del independentismo, incluso en sus actuaciones como cargos públicos institucionales (y por tanto representantes de todo el cuerpo electoral).

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lunes, 12 de marzo de 2018

COLECCIÓN "CONSPIRACIÓN"


Lo que se pretende en esta colección es desmitificar, separar lo real de lo imaginario y ofrecer a los lectores las obras clásicas sobre esta temática acompañadas de ensayos sobre su origen, sus aciertos y/o errores. 

Hasta ahora la Colección CONSPIRACION de EMINVES ha publicado cinco volúmenes: 

1.- ESTUDIOS SOBRE LA MASONERÍA (E. Milà)
PEDIDO AMAZON (recomendado para fuera de España)
PEDIDO  EMINVES (recomendado para España)

2.- ESCRITOS SOBRE ANTISEMITISMO (E. Milà)
PEDIDO AMAZON (reocmendado para fuera de España)
PEDIDO EMEINVES (recomendado para España)

3.- LA EUROPA DE LOS BANQUEROS (H. Coston)

4.- LOS FINANCIEROS QUE MUEVEN EL MUNDO (H. Coston)

5.- LA CONSPIRACIÓN ABIERTA (H.G. Wells - E. Milà)

LA CONSPIRACIÓN ABIERTA – H.G. WELLS – E. Milà


H.G. Wells fue el famoso autor de ciencia ficción que, además de algunos relatos en los que su portentosa imaginación anticipaba algunos desarrollos de la ciencia, fue también un pensador político vinculado a la izquierda universalista. Inicialmente, miembro de la Sociedad Fabiana, asistió a la creación de la London Economic School, y participó en los debates de la sociedad hasta su enfrentamiento con el matrimonio Webb y con Bernard Shaw. Mantuvo también relaciones con las primeras promociones salida de las aulas de la London Economic School, entre los que figuran representantes de las dinastías económicas anglosajonas. 

Sin embargo, esta ruptura no le alejó de la política y siguió manteniendo contactos con dirigentes políticos de todo el mundo especialmente en los años 30. Mantuvo amistad con Churchill y con Roosevelt y conoció a Stalin. En su obra, La Conspiración Abierta, describe su proyecto político para la humanidad futura. No se trata de una novela de ciencia-ficción sino que la obra se presentó como un ensayo de “prospectiva”.

En realidad es algo más que eso: es una definición realizada en los años 30 de cómo será el mundo futuro. Y sorprende la rigurosa exactitud entre lo previsto por Wells y lo que tenemos ante la vista en nuestros días, hasta el punto de que E. Milà en su introducción, define la obra como “los verdaderos Protocolos de los Sabios de Sión”, en relación a la mixtificación realizada por la OKRANA zarista culpabilizando a los judíos de un intento de dominio mundial teorizado en el Congreso Mundial Judío celebrado en Basilea a finales del siglo XIX. A pesar de lo que se ha dicho, las diferencias entre esta obra y la realidad que vivimos en el siglo XXI es cada vez más pronunciada, sin olvidar que la falsificación fue realizada en base a un texto anterior, Diálogo entre Maquiavelo y Montesquieu escrito por Maurice Joly a mediados del siglo XIX.

Sin embargo, La Conspiración Abierta no adolece de estas discrepancias entre lo expuesto en la obra y lo realizado. Lo que nos presenta Wells en su obra es un mundo globalizado, que para él es un logro y una utopía accesible.

En la introducción a la obra, Ernesto Milà, a lo largo de sesenta páginas, describe la vida y la obra de Wells, sus relaciones, sus contactos con las altas esferas políticas y económicas y lo que nos ha querido decir en su obra. La lectura de La Conspiración Abierta, confirmará en la idoneidad de calificarlo como “los verdaderos Protocolos de los Sabios de Sión”. El lector juzgará.

Sumario de la obra:

INTRODUCCIÓN 
Los verdaderos Protocolos de los Sabios de Sión
de Ernesto Milá     7
> ¿Quién fue H.G.Wells?     8
> ¿Qué era la Sociedad Fabiana?   13
> ¿Qué contiene La Conspiración Abierta?   35
> ¿Cómo ha influido la obra de Wells
   en la modernidad?   48

LA CONSPIRACIÓN ABIERTA
Planes para una Revolución Mundial
de H.G. Wells     57
 Prefacio   59
 I. Necesidad de una religión para la vida humana   62
II. La subordinación del Yo: la esencia de la religión   67
III. Necesidad de una reafirmación religiosa   70
IV. Expresión objetiva de la religión moderna   77
V. La trama de la tarea ante el género humano: la economía universal   82
VI. Amplias características de la economía mundial   86
VII. No se trata de ninguna utopía estable 103 VIII. La conspiración abierta debe ser heterogénea 105
IX. Los enemigos de la conspiración abierta 113
X. La conspiración abierta y los pueblos menos industrializados 132
IX. Resistencias entre nosotros mismos 145
XII. Conspiración abierta: explicación y propaganda 156
XIII. Labor constructiva inicial 170
XIV. Las posibles alianzas 185
XV. El hogar creador. El grupo social y la escuela. La seriedad joven 196
XVI. Desarrollo de las actividades de la  Conspiración Abierta 202
XVII. La Comunidad Mundial 209
Notas al margen de estas páginas de propaganda 212

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miércoles, 7 de marzo de 2018

PARECIDOS HISTÓRICOS RAZONABLES (5): “MIRA QUE OS LO DIJE…”


El independentismo lleva desde septiembre recibiendo collejas que, hasta ahora, no han sido particularmente duras, sino que casi han revestido el carácter de reprimendas propias de un padre amantísimo, harto de advertir a su hijo bienamado que “eso no se hace”. Así puede entenderse que la aplicación del Artículo 155 no haya sido particularmente sangrante, ni bochornosa para la autonomía catalana, comparado como podía haber sido. A fin de cuentas, en 1934, la cosa terminó mucho peor, con el nombramiento de un Gobernador General de Cataluña y la suspensión del Estatuto, juicios rápidos y condenas de prisión elevadas (si bien, Companys, el protagonista de aquella “flamarada”, era perfectamente consciente de que la próxima subida al poder de las izquierdas supondría una amnistía general).

En ambos casos, en 1934 y en 2017, unos y otros se habían preocupado por advertir al Gobierno de la Generalitat lo que podía ocurrir si vulneraba la legalidad vigente. El problema fue que los independentistas no dieron por enterados y no creyeron que el Estado estaría en condiciones ni que se atrevería a aplicar las medidas constitucionales previstas ante la eventualidad de una rebeldía.

1934: GENERAL BATET, “MIRA QUE OS LO DIJE”

El caso de 1934 es sorprendente. Los mismos historiadores nacionalistas comentan que Companys en persona había advertido de sus proyectos al gobernador militar de la IV división Orgánica (Cataluña), el General Domingo Batet, nacido en Tarragona y de notorias convicciones republicanas.

En aquella ocasión, la sublevación se justificó porque en las elecciones de noviembre de 1933, el centro-derecha se había impuesto. El partido mayoritario, con 117 diputados, fue la Confederación Española de Derechas Autónomas. Sin embargo, gobernaron los radicales, con el apoyo exterior de la CEDA. Era la primera fase de Gil Robles para aproximarse al poder: condicionar al gobierno; la segunda fase sería introducir ministros cedistas en el gobierno, y la tercera, convocar nuevas elecciones y obtener él mismo la presidencia. 

Todo esto produjo una extraordinaria desazón en la izquierda española que consideraba SUYA a la República. Y tal fue el origen de la guerra civil: la fractura vertical de la sociedad española en dos bloques, republicano y de izquierda a un lado y monárquico y de derechas, a otro, con un centrismo radical condicionado por unos o por otros. Los republicanos nunca consideraron que la República era DE TODOS los españoles y, por tanto, cualquier medida legislativa que no fuera en dirección a lo que las izquierdas consideraban como propio, era considerado como una “desnaturalización de la República” y, por tanto, se reservaban el derecho de no aceptarlo. Companys compartía esta doctrina.

Las izquierdas estaban convencidas:

1) De que la subida al poder de las derechas entrañaría la abolición del Estatuto de Autonomía,
2) Que supondría una abrogación de la legislación anticlerical aprobada en los dos primeros años de la República y
3) Que la CEDA era el “fascismo y el nazismo” traídos a España…

Así pues, el PSOE y los independentistas catalanes:

1) querían preservar la autonomía catalana como paso, bien a un Estado Catalán dentro de una República Federal Española o bien hacia una República Catalana independiente.
2) querían mantener la legislación anticlerical de fuerte matiz masónico y
3) querían batir a los que consideraban como “fascistas catalanes” (La Lliga), su principal escollo para orientar el conjunto del catalanismo hacia el independentismo.

Por eso PSOE e independentistas hicieron causa común en las jornadas del 6 de octubre y por eso mismo, el movimiento, tal como lo concibió Companys fue ambiguo: una mezcla de nacionalismo independentismo y de acto de defensa de la concepción republicana de izquierdas y del federalismo que siempre había mantenido Companys como objetivo.

Dentro de esta óptica parecía evidente que un general como Domingo Batet, notoriamente republicano, se decantara a favor de los que se declaraban republicanos… Antes de la sublevación del 6 de octubre, no una sino varias veces, Companys se había entrevistado con Batet anunciándole sus proyectos. Siempre, sin excepción, absolutamente siempre, el militar republicano había sido claro y sin sombra de dudas al explicar cuál sería su actitud ante esa eventualidad: CUMPLIRÍA LA LEGISLACIÓN VIGENTE (la misma actitud le costaría la vida cuando se opuso a la sublevación del 18 de julio de 1936 en la Capitanía General de Burgos).

Pues bien, aún así, Companys siguió adelante con sus proyectos, sin querer enterarse de que sublevarse contra el gobierno republicano legítimamente constituido, se encontraría pocas horas después con una batería situada frente al Palau de la Generalitat. Es más, cuando ya había proclamado el “Estado Catalán”, Companys telefoneó a Batet pidiéndole ¡que se pusiera a sus órdenes! Y apeló a sus sentimientos republicanos. El general le pidió una hora para meditar… Unas horas antes ya había recibido instrucciones del gobierno del Estado, así que esa hora la utilizó para sacar las unidades militares a la calle… Luego, Batet pidió a los militares que estaban a las órdenes de la Generalitat (concretamente a Pérez Farrás, miembro de la masonería), que se pusieran a sus órdenes. Éste respondió que seguía a las órdenes de Companys y que estaba organizando la defensa del Palau de la Generalitat.

Sería el propio general tarraconense quien pidió unas horas después que lanzara una proclama de rendición. Companys la redactó y un oficial la leyó por la radio. Por cierto, concluía con un “Viva España” y una “Viva la República Española”, escritos por Companys de su puño y letra… (lo que recuerda demasiado las declaraciones de los protagonistas del 1-O ante el juez diciendo que todo lo hecho era "simbóilico" y que reconocían la legalidad, el 155 y el dogma de la Trinidad, si les pedido testificar sobre ello...

Si no fuera porque el resultado de tanta estupidez fueron no menos de 30 muertos, cabría decir que la astrackanada fue digna del mejor sainete de los hermanos Álvarez-Quintero.

2010-2017: MARIANO RAJOY, “MIRA QUE OS LO DIJE”

Exactamente lo mismo, pero todavía más grotesco, se repetiría entre 2010 y 2017.

Quienes acusan de debilidad a Rajoy, no deben olvidar que en innumerables ocasiones repitió, tanto a Artur Mas como a su desgraciado sucesor, Puigdemont, que la convocatoria de un referéndum declarado ilegal por el Tribunal Constitucional tendría graves consecuencias jurídicas

El recordatorio se hizo por activa y por pasiva. Claro está que los independentistas nunca se lo terminaron de creer: su análisis sostenía que el Estado Español era débil (en 2010 lo era, pero la economía había sido intervenida por la UE, con lo que cabría decir que, aunque el Estado fuera débil, la UE actuaba como aval y apoyo internacional compensatorio) y que no tendría fuerzas para reaccionar contra “Cataluña”. Luego resultó que, como Companys en 1934, lo que ellos concebían como “Cataluña”, solamente era una parte, en absoluto la totalidad de la región.

Al producirse las primeras detenciones en septiembre de 2017, los independentistas se vieron sorprendidos. Cuando la Guardia Civil entraba en las consejerías afectadas por la puerta principal, las secretarias trataban de triturar los papeles comprometedores y sacaban otros por las puertas traseras… Puro vodevil. 

El mismo Artur Mas, alias “el astuto”, uno de los capitales araña del proceso, nunca creyó que iba a salir perjudicado judicialmente: cuando debió afrontar fianza y multa multimillonaria y comprobó que el “seguro de responsabilidad civil” contratado por la Generalitat no cubría “actos contra la ilegalidad” y fracasó estrepitosamente su campaña de recogida de fondos para cubrir las fianzas, entendió que aquello había terminado. Dimitió de cualquier cargo político y anunció su retirada de la política, entre el llanto y el crujir de dientes.

Los dirigentes de la Generalitat nunca podrán decir que el gobierno del Estado –y cualquier persona con dos dedos de frente y unos mínimos conocimientos jurídicos- no les hubiera advertido de los resultados jurídico-penales de su irresponsabilidad, ni en 1934, ni en 2010-2017. Alegar ignorancia en el siglo XXI, cuando en las fonotecas y videotecas se guardan cientos de bytes sobre todas estas declaraciones resulta ingenuo y propio del niño que ha sabido que ha cometido una travesura y baja la cabeza cuando su tutor le amonesta…

¿Qué pretendieron los independentistas en 1934 y en 2017? ¡JUSTO LO MISMO QUE MACIÀ EN 1926! En efecto, en aquel año, el “Avi” intentó un movimiento insurreccional absurdo en Prats de Molló. Ciertamente, en aquel momento, España vivía un gobierno de facto, dirigido por el General Primo de Rivera y había sólidas razones para pensar que las democracias europeas le apoyarían (ninguno lo hizo, por cierto, sí en cambio las logias masónicas francesas que lo absolvieron a él y a sus colegas, la mayoría italianos, pues en efecto, el ministro del interior francés y el presidente de la república eran masones, e incluso lo era Ricciotti Garibaldi que se sentó con él en el banquillo).

En aquella ocasión, Macià, antes de comenzar la enloquecida aventura dijo a sus colaboradores: “Si ganamos, ganamos, y si perdemos nos espera la gloria y el martirio”… Esa segunda posibilidad hubiera sido el eslogan más adecuado para la publicidad de cualquier gabinete sadomasoquista, pero indicaba una línea de tendencia. Macià fue, simplemente, santificado por el independentismo, que a su derecha sentó a Pau Clarís y a su izquierda a Companys. Resulta más improbable que Mas o Puigdemont alcancen ese trono de “gloria y martirio”.

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