sábado, 31 de octubre de 2015

Diario de la Desesperanza (LII)


Querido Diario:
Ayer me llegaron noticias de que había tenido lugar en Valencia la segunda reunión entre España 2000, Plataforma per Catalunya y Partido por la Libertad, de cara a formar una alternativa política unitaria que esté en condiciones de hacerse un hueco en la política española en el espacio euroescéntico, identitario y de patriotismo social. La lejanía me impidió estar allí, pero no plantearme la cuestión de si una formación de este tipo es necesario o solamente es una fuga hacia adelante que no llegará a ningún sitio. Decepciones todos hemos tenido demasiadas, así que una mas no sería una novedad. Ahora bien, el planteamiento correcto no es ese, sino este otro:  ¿tiene espacio político y razón de ser una nueva formación que proponga un programa parecido al de los partidos euroescépticos europeos (además de una profunda reforma constitucional)? La respuesta es sí. Sin duda alguna. Puede decirse que los españoles llegamos tarde a una fiesta que en Europa lleva años, sino décadas, comenzada. Lo que en Europa está presente, también es necesario en España. Si ese espacio político existe en Europa ¿por qué diablos no va a existir en España?

viernes, 30 de octubre de 2015

Efecto secundario del “procés”: el fin de una estrategia centenaria


Info|krisis.- Si uno fuera conspiranoico y mal pensado estaría por decir que Artur Mas es un agente del nacionalismo español, pagado para liquidar más de un siglo de nacionalismo catalán. Nada más lejos de la realidad, obviamente; pero sí que es rigurosamente cierto que después del entierro definitivo del “procés” ya nada será igual en Cataluña, ni en las relaciones de la clase política nacionalista catalana con el resto del Estado. La fosa del “procés” ya está cavada (acuerdo PP-PSOE-Cs) ahora sólo queda enterrar al cadáver.

Hasta ahora, el nacionalismo catalán ha podido ir sobreviviendo gracias a su innegable capacidad de negociación con el Estado Español. Lo hizo durante la Restauración, durante la República, volvió a hacerlo en la transición logrando –a través de Miquel Roca– una Constitución en la que el nacionalismo moderado se situaba en disposición de negociar siempre mayores techos autonómicos y competencias a cambio de apoyar al gobierno del Estado cuando no alcanzaba a obtener mayorías absolutas.

Diario de la Desesperanza (LI)


Querido Diario:

Mi reino por una zarzaparrilla. Hace como cincuenta años (quizás más) esta bebida hizo mutis en España. Creo recordar que la última marca que se anunciaba en aquella entrañable radio española de los años 50 era la Zarzaparrilla 1001. Luego llegaron las colas, más tarde las bebidas energéticas y la honesta y vulgar zarzaparrilla, como antes había hecho el “agua de cebada”, emprendió el camino del olvido: cenizas y oscuridad. Hoy he encontrado un par de marcas de zarzaparrilla en un mini–super de delicatesen aquí en San José. He podido recordar brevemente aquellos aromas de mi infancia en una España que nada se parece a la actual. Era un tiempo en el que todo era más fácil, más ingenuo, más simple. No es que añore ese tiempo (desde hace mucho sé que el pasado, es pasado y no vuelve; sé también que mirar atrás termina produciendo tortícolis), es que estoy persuadido de que la mayor parte de hábitos de vida modernos son insanos; no es que me guste más aquel tiempo gris de mi infancia, pero es que entonces el pan sabía a pan, el tomate a tomate. Y abrir una botella de zarzaparrilla se convertía en un pequeño/gran placer. Todo era más lineal. Más sencillo. Seguramente, más auténtico. Hay algo en nuestro momento histórico que me parece propio de una innoble representación teatral: nunca como hoy hemos tenido tan al alcance de la mano la felicidad gracias a las nuevas tecnologías, pero nunca como hoy existe una civilización tan neurótica y trastornada compuestas en su mayoría por gentes que se derrumbarían si no pudieran guasear o tuitear histéricamente, la pantalla de plasma no tuviera energía para conectarse o desapareciera el wi–fi, o si tuvieran que andar los 200 metros que separan la puerta del hogar de la panadería más próxima. Seguramente la zarzaparrilla no tiene el aroma contundente de las colas que la sustituyeron, pero en esa falta de sofisticación radicaba su simplicidad y su atractivo. Mientras me la bebía he recordado que solamente sobreviven las civilizaciones que insertan en su alma el principio de la austeridad. Cuando a una civilización le alcanzan los niveles de sofisticación, sus gentes se ablandan y terminan sucumbiendo. Y nuestra civilización se recordará como aquella que prefirió elogiar la blandenguería y el humanismo antes que exaltar la fuerza y lo comunitario… por eso nuestra civilización ya ha llegado al límite y tiene más de medio cuerpo fuera de la ventana. La caída es inevitable.

jueves, 29 de octubre de 2015

Diario de la Desesperanza (L)


Querido Diario:

Me he dado una vuelta desde donde resido en Sabana Sur hasta el centro de San José. En Costa Rica el sol sale a las 5:30 y se pone a las 17:30. Es bueno levantarse con el sol. He desayunado una papaya (llegan pocas a España y nunca saben como las de aquí). Estamos en temporada de lluvias, así que, desde que llegué, cada día, con mayor o menor intensidad llueve. Hoy ha diluviado por la mañana. Y eso que el cielo estaba particularmente luminoso y despejado. Inevitable, el regresar a casa encharcado. La vida no se detiene aquí por unos litros de más por metro cuadrado.  Me he habituado pronto a este clima. En realidad, con los tiempos que corren hay que habituarse a todo. No puede decirse que en ningún lugar del mundo, ni para nadie, sean tiempos tranquilos.

miércoles, 28 de octubre de 2015

IMPORTANTE: SOBERANISMO, LAS CLAVES QUE FALTABAN


Info|krisis.- A medida que pasan las horas y con la distancia (que ayuda a tener una perspectiva que se pierde cuando se están inmerso en los noticiarios de TV3 o de RTVE) me voy convenciendo de que el soberanismo ya ha perdido la partida… y el único problema es que no se ha enterado. Queda ahora por saber si su derrota será total o bien, una prudente marcha atrás conseguirá que salven al menos los “muebles” (esto es, el patrimonio personal y eludir una estancia en la prisión Modelo de Barcelona). El aventurerismo de Mas (y especialmente de sus compañeros de viaje, ERC, CUP y las “tietas”) es tal, que haga lo que haga el todavía “president en funciones”, ha perdido la partida.
De momento, Artur Mas milita en un partido que tiene las sedes embargadas, se le ha disuelto la coalición y se está disolviendo el propio partido como un azucarillo, mientras que sus dirigentes históricos son perseguidos como ratas en las cloacas. Ha conseguido mantenerse durante cuatro años sin hacer otra cosa que vender soberanismo y, bruscamente, se ha encontrado con una situación adversa (que se convertirá en todavía más adversa a partir del 20-D) y acompañado por aventureros irresponsables de los que el propio nacionalismo moderado rehúye y que no dejan de generar desconfianza en las familias catalanas que, históricamente, han dirigido el nacionalismo (y han dirigido Cataluña).

La declaración de la pobre “tieta” Carmen Forcadell, de la que lo único que se sabe, además de que fue presidenta de la ANC, es que no le queda poco tiempo en el cargo, llamando “civilizadamente” a la República Independiente de Cataluña y a la desobediencia, es solamente el canto del cisne de una operación independentista que, iniciada en los laboratorios, de CDC ha terminado siendo patrimonio del soberanismo más amateur y enloquecido.

Diario de la Desesperanza (XLIX)


Querido Diario:
Estaré en San José de Costa Rica todavía unas semanas más por razones familiares y de trabajo, pero espero poder desplazarme a Liberia a lo largo del mes de noviembre. Cuando se llega a Centroamérica uno asume que en cualquier momento puede ocurrir un terremoto. Y hace un par de años que no tiene lugar ninguno, así que ya está tocando. Llegué aquí hace dos semanas con esta convicción: viviría un terremoto, una de esas situaciones curiosas que quien la ha vivido no puede olvidarla. Es una experiencia nueva ante la que no puede hacerse nada. La tierra se mueve, todo se mueve y tú adviertes una sensación que nunca antes habías experimentado. ¡Qué queréis que os diga! ¡me gusta todo aquello que desconozco, incluso en el momento en el que me toque morir pensaré feliz que, finalmente, voy a descubrir lo que hay después de la vida (algo que más o menos intuyo)! Lo “parajódico” de la situación es que uno se viene a “las Américas” con la idea de que, de un momento a otro, la tierra puede temblar y, sin embargo, es en el punto de partida, en España, en donde se ha producido el terremoto. Y no en sentido alegórico político, sino en sentido estrictamente geológico. Parece que ha sido de 3,7 grados en la escala de Richter y ha afectado al centro-sur de la Península, aunque algo mayor ha sido el que ha afectado a Cataluña, 4,1 grados, cuyo epicentro ha tenido lugar en el Alt Empordá… una de las zonas más soberanistas, por cierto.
Por cierto, sabéis aquel chiste sobre un puesto de la guardia civil que recibe un cable de la comandancia: “Detectado movimiento sísmico, localicen el epicentro”. Durante semanas aquel cable permanece sin respuesta, pero finalmente la comandancia recibe un comunicado del puesto: “Desarticulado movimiento sísmico, detenido el epicentro y sus cómplices. No hemos podido contactar antes porque ha habido un terremoto de puta madre”… bueno, pues eso, que lo que espero es leer que el “movimiento sísmico”, los Mas, las “tietas”, la legión de los corruptos y sus mariechis, van entrando en la Cárcel Modelo. Preferentemente sin otro terremoto.

martes, 27 de octubre de 2015

Diario de la Desesperanza (XLVIII)


Querido Diario:
Cuando quedan amigos y familia en Cataluña, por mucho que uno esté lejos, no puede por menos que preocuparse. Las noticias que llegan de allí no son buenas. Ayer lo resumí en un post: “Con el registro del domicilio de los Pujol se inicia la última fase en el "procés soberanista". Tal registro solamente podía hacerse si la operación de acoso y derribo de la mafia nacionalista estuviera atado y bien atado. Y se ha hecho, así que lo único que queda es plantearse ahora ¿qué irá más rápido: la declaración unilateral de independencia del 50% de Cataluña para evitar los procesos contra las cúpulas históricas de CiU o el hundimiento del soberanismo como resultado de la estafa generalizada realizada por sus mentores en los últimos 36 años? La buena noticia es que no hay término medio: o se hunde el soberanismo por el peso de los procesos o se hunde por imposibilidad práctica de alcanzar la independencia. ¡FELICITÉMONOS! ¡HOY ES UN GRAN DÍA! (aunque siempre les quedará el victimismo)”… Pasadas 16 horas desde que escribí estas líneas, me reafirmo en lo dicho: la euforia que están viviendo los soberanistas estos días es solo comparable a la que registran algunos enfermos incurables poco antes de su fallecimiento. El nacionalismo aburre a todos los que no lo compartimos: y, sin embargo, debería divertirnos. Ayer mismo, en otro post, resumí algunos de los aspectos de la historia del soberanismo en el siglo XX. Lo reproduzco aquí: “El 14 de abril de 1931, a primera hora de la mañana, desde el balcón del ayuntamiento de Barcelona ocupado a la brava por Companys y los suyos, éste proclamó ante una plaza casi vacía EL ESTADO CATALÁN DENTRO DE LA REPÚBLICA FEDERAL ESPAÑOLA. Unas horas después Francesc Macià desde la misma ventana proclamó LA REPÚBLICA CATALANA... Companys era FEDERALISTA y Macià INDEPENDENTISTA. Ninguno de los dos tenía la más remota idea de lo que era la "Generalitat de Cataluña". Fue Nicolau d'Olwer, historiador y ministro en Madrid el que debió ilustrarlos e hizo que ambos dieran el brazo a torcer en favor de un régimen autonómico del que surgió el Estatut de Nuria. Por cierto, Macià no respetó los Pactos de San Sebastián (alegando que no había acudido... y olvidando que si había enviado delegados) suscritos entre las fuerzas que promovían la República y que no aludían en absoluto a la centrifugación... En definitiva: lo que empezó siendo un sainete, se convirtió en un drama durante el período republicano, la falta de autoridad y capacidad de la Generalitat fue causante de que estallara una guerra civil dentro de la guerra civil en mayo de 1937, y, finalmente, la restauración de la Generalitat redimensionó todo esto a su mera dimensión de sainete acompañado por el olor a podrido de la corrupción”Me reafirmo en lo dicho: el soberanismo apesta. Cuanto antes desaparezca por la cloaca de la historia antes habrá encontrado su lugar.

lunes, 26 de octubre de 2015

Diario de la Desesperanza (XLVII)


Querido Diario:
La pasión creadora, la fe puesta en una causa, la firme voluntad de llegar al final de un desafío, son las características de un cierto tipo humano que, afortunadamente todavía no ha desaparecido. Hace un rato estaba mirando un documental sobre el acelerador de partículas del CERN en Ginebra. El documental abarca desde la puesta en marcha del proyecto hasta la presentación de un primer informe en julio de 2008. Una comunidad de 4.000 científicos apasionados todos por su trabajo, discutiendo y colaborando físicos teóricos y físicos experimentales, confrontando la teoría del multiverso con la de la supersimetría, todos ellos entregados a su tarea de investigación, una verdadera aristocracia científica. En un tema difícil y complicado para los no profesionales de la materia, pero esta comunidad científica supo transmitir su entusiasmo a los espectadores del documental. Es lo que tiene creer en lo que se está haciendo. Y, sin embargo, todos ellos ganan unos sueldos medios aceptables, pero no excepcionales. Ninguno cobra lo que cualquier político de provincias de tercera fila. No cobran comisiones, no mienten a la comunidad, no prometen la luna a los ciudadanos con la facilidad con la que se olvidan de ellos al cerrarse las urnas, no falsean sus currículos, no se abren paso a codazos, ni conspiran para estar en los primeros puestos de las listas electorales. Son, simplemente, los mejores en su especialidad. Es necesario que los pueblos tengan gobiernos, es preciso que el Estado sea la expresión organizada de la comunidad y que exista un principio de autoridad y una inteligencia rectora. Pero creo que el drama de nuestro tiempo es que el terreno de la política –que, a fin de cuentas, es lucha, creación, destino- ha sido abandonado a los más impresentables, a aquellos cuya única pasión es el narcisismo en el mejor de los casos y el vivir de sueldos desmesurados a la sombra del poder. Toda la admiración que siento por aquellos que experimentan una pasión creadora, por quienes son los mejores, se transforma en repugnancia hacia una clase política que está demostrando ser el imperio de los mediocres, el reino de los miserables  y la república de los canallas. Sin ideas, sin más voluntad que la de lucrarse, aparecer en los medios y gestionar resortes de poder, sin proyecto ni posibilidades de crear objetivos comunitarios, la corrupción política es el menor de todos los problemas que tenemos. Que el diablo se los lleve cuanto antes, a ellos y a los que les dan de comer en la mano.

domingo, 25 de octubre de 2015

Diario de la Desesperanza (XLVI)


Querido Diario:
Hoy no es un gran día para las noticias. Las que se refieren a España tienen inevitablemente que con la próxima campaña electoral y con el escándalo de corrupción en Cataluña. Nada nuevo. En el extranjero hay pocas noticias, la única que vale la pena mencionar es la aparecida sobre los lobbys que dominan el panorama político alemán. El del motor, el primero de todos. Lo ha demostrado el escándalo de la falsificación de las emisiones de CO2 en los vehículos Wolkswagen. Tiene gracia que el caso se haya iniciado con los vehículos de esta marca. Como se sabe el originario Wolkswagen surgió de un concurso convocado por Hitler para la fabricación de un “coche popular”. Las distintas marcas existentes en la época –prácticamente las mismas que hoy- intentaron pactar un precio mínimo que garantizara grandes beneficios. Se opuso solamente Ferdinand Porsche quien acusó al resto de falta de patriotismo. Presentó su proyecto y lo ganó: el coche popular fue, verdaderamente, popular incluso en el precio. El lobby de los fabricantes de vehículos no logró imponer su rapacidad al gobierno de la época. Siempre me he preguntado si no fueron cuestiones económicas las que están en el fondo del odio que suscita aun hoy un régimen que desapareció hace setenta años. No tengo la menor duda de que en aquel período la política dirigía a la economía. Hoy ocurre justamente lo contrario. Es una mala situación ésta en la que los políticos comen de la mano de los “señores del dinero”, especialmente porque la política es –o debería ser- la guía de un pueblo hacia la realización de su destino histórico, afecta a todos, al “demos”. La economía, en cambio, es hoy la práctica mediante la que un grupo –una “oligarquía”- se hace cada vez más y más rica a costa de la miseria y de las privaciones del “demos”. No quiero un mundo en el que los destinos de un pueblo estén guiados por los intereses económicos. No quiero un mundo en el que la política esté al servicio de la economía…

Diario de la Desesperanza (XLV)


Querido Diario:
Cuando se convoquen oficialmente las próximas elecciones plantearos ¿para qué votar si todo seguirá de mal en peor? Porque el problema no ¿a quién votar, sino para qué votar? No creo en la “democracia” (añadir el calificativo de “formal” me parece ocioso: hoy no hay más democracia que la formal, la real –la de las ciudades griegas- fue de hace milenios) y me parece que en las actuales circunstancias de masificación, pérdida de valores y de identidades personales, apatía y desinterés, creer que unas elecciones van a resolver algo, supone estar próximo a la estupidez. Creo, más bien, en la aristocracia. En una nueva aristocracia (llamarla “meritocracia” sería una concesión a lo políticamente correcto que no estoy dispuesto a hacer), es decir, al “mando de los mejores”. Los “mejores” son los que se elevan contra la apatía generalizada y traen en sus alforjas proyectos ilusionantes que se aprestan a poner en práctica con una voluntad nietzscheana. El otro concepto a revalidar es “autoridad”: el liderazgo natural que ejercen unos pocos sobre un conjunto. En estos tiempos en los que no se sabe bien quién manda en un país (mandan los “señores del dinero” que no son elegidos en ninguna elección y los que salen elegidos tienen que ser necesariamente bendecidos por esos mismos “señores del dinero”), no existe “centro de imputación” (el responsable de los éxitos o de los fracasos: el éxito tiene muchos padres, pero toda la clase política rehúye asumir un fracaso e incluso existen muchos centros de autoridad en competencia entre sí que, mire usted por dónde, nunca son responsables de ningún fracaso, que se arrojan unos a otros responsabilidades por ellos y que se pelean por protagonizar logros. Esto no es autoridad: es mediocridad. La clase política actual tiene la mediocridad y la falta de autoridad propia del fracasado que ha empleado los últimos 38 años en ejercer el viejo arte del engaño y la demagogia.

viernes, 23 de octubre de 2015

Diario de la Desesperanza (XLIV)


Querido Diario:

Voy a ser claro: no quiero que mi nieto (sí, he sido abuelo hace unos días) venga a España para “educarse”. Ni siquiera que venga para estudiar en el mejor colegio. Creo que cualquier escuelita rural de lo que en Europa se conoce despreciativamente como una República Bananera, es mejor que la enseñanza que se da en España, pública o privada. Y no lo digo como exabrupto ni de manera gratuita. Sé de lo que hablo. Quiero mencionar a un amigo que conocí en 1968 y con el que mantuve relación hasta su fallecimiento en 2001, Liberato Egea. Fue maestro vocacional. Creo que de los mejores maestros que ha dado la tierra catalana, porque era catalán y de Lleida. Hablaba perfectamente lengua catalana y conocía la literatura catalana mejor que cualquier jerifalte del tres al cuarto de CDC y de ERC, no digamos de CUP. Sin embargo las autoridades “educativas” de la Generalitat lo enviaron a los peores destinos para un maestro simplemente porque se negó a pasar las pruebas de catalán. De su digna cabezonería no voy a hablar, sino del drama que Liberato vivió: había empezado a dar clases en 1969 y a lo largo de los 30 años siguientes pudo ver la caída en picado de los niveles de calidad de la enseñanza en España. Nadie como él fue testigo crítico y en primer plano de ese proceso de decadencia. Hoy he estado en un centro equivalente a lo que en España es una oficina de la Seguridad Social y un Ambulatorio, en Moravia, a unos kilómetros de San José. Había muchos niños acompañados por sus padres y madres, de entre pocos días y 12-14 años. Hablaban con sus padres o entre ellos, jugaban o simplemente dormían. Hace años que en Cataluña (y en la Comunidad Valenciana) no he visto nada parecido. Los niños en España parecen histéricos, siempre gritones, no hablan, la onomatopeya es su lenguaje habitual, la conversación con sus padres pertenece a otra época. Incluso creo que vale la pena recordar que he visto mucha gente hablando por sus móviles y mantenían un pudor y una discreción en las conversaciones que en España hace años ha dejado de existir (concretamente desde la aparición de la telefonía móvil, cuando corría el chiste aquel de “en qué se parece un teléfono móvil a un preservativo. Respuesta: en que los dos dan cobertura a un capullo”). En mi Patria estás obligado a enterarte de conversaciones que no solamente no te interesan sino que muestran la banalidad de quienes hablan a voz en grito. Es triste reconocerlo, pero las cosas no van bien en España y no me refiero sólo a la política. Ya no vale decir aquello de “amamos a España porque no nos gusta”; cabría más bien decir “amamos a España porque nos gustan las películas de terror”. Lo dicho, no quiero que mi nieto se eduque en un colegio español. No, España está entrando en colapso.

Diario de la Desesperanza (XLIII)


Querido Diario:
Si vas en bicicleta y no pedaleas, te caes. Si vas en bicicleta y el camino conduce al precipicio, abandónalo o te despeñarás, probablemente acabas en el precipicio. Las cosas son así y no de otra forma… para los ciclistas y para los Estados. La constitución es el asfalto por el que discurre la vida de un pueblo. Si ese pueblo no pedalea, esto es, si no pone de su parte en la realización de su destino histórico, deja de avanzar primero y se cae después. Si esa constitución está mal planteada, conduce inevitablemente al abismo. Todo esto viene a cuento de que no sé si es más repugnante la corrupción instalada en Cataluña por el soberanismo, o el hecho de que haya sido precisamente ahora, en medio del órdago independentista, cuando el gobierno central ha decidido atacarlo… No sé que es más repugnante, si una constitución que no funciona desde hace décadas o propuestas “reformistas” de los partidos “emergentes” como esa del co-pago sanitario o las ideas del “cerebro económico” de Ciudadanos. No sé que es más asqueroso si el liberalismo de toda la vida o el neoliberalismo de los recién llegados. Ni sé porque debería volver a votar a este o a aquel, con la nariz tapada, si son las urnas las que, en sí mismas, ya despiden mal olor. La constitución es el problema (el camino hacia ninguna parte) y el pueblo español asusta por su indiferencia, su apatía y su maleabilidad. El pueblo español no “pedalea”: por eso cae. Quien sí va en Hamel es la clase política: circula a toda velocidad por la vía que conduce al precipicio, tanto la “vieja” como la “nueva banda de los cuatro”.

jueves, 22 de octubre de 2015

Diario de la Desesperanza (XLII)


Querido Diario:
Estaba cansado y no tenía nada que hacer. Fuera, diluviaba (aquí es temporada de lluvias), asi que opté por ver un documental de Netflix: Cowspiracy. Es de 2014 y dura 90 minutos. Os lo recomiendo. Va de medio ambiente. Os lo resumo: la cría del ganado es la principal causa del efecto invernadero. Sorprendente ¿verdad? Los cerdos y las vacas y todo lo que implica su comercio y crianza, generan mucha más gases de efecto invernadero (metano) que los tubos de escape de todos los vehículos del mundo (CO2). Así pues la conclusión es: hay que ser vegetariano… Adios al filete de ternera, adiós a las costillas de vaca adobadas, adiós a los embutidos y adiós a la leche, a los quesos y a los yogures. Para colmo, la industria cárnica paga a ONGs (Green Peace, Oceana, etc.) para que no aluda en absoluto a este tipo de riesgos. Y cuando alguien habla, lo matan como si fuera un ternerillo. ¿Pueden asumirse todas estas ideas? El documental está bien armado y hay escenas y declaraciones sorprendentes. Si nuestro futuro es el vegetarianismo la vida pierde mucho atractivo, francamente. La impresión que me dio mientras lo veía es que el problema, efectivamente, tiene algo de irresoluble: hay contaminación porque el planeta ha superado con mucho su aforo. Somos demasiados: 7.000 millones, cuando se supone que la población ideal del globo no debería pasar de 1.000. A esto se reduce el problema ¿a cómo disminuir la población mundial? O dicho de otra manera: sobran 6.000 millones de personas. Con 7.000 millones ¡claro que hay que explotar masivamente los océanos y realizar agricultura y ganadería intensivas¡ Y lo intensivo nunca es sinónimo de “sostenible”. Por otra parte, no hay que olvidar que “no existe crecimiento sostenible, en un planeta de posibilidades limitadas”. Así pues, el planeta no tiene remedio.

miércoles, 21 de octubre de 2015

Diario de la Desesperanza (XLI)


Querido Diario:

¿Qué paso en los años 60 para que algo se torciera en buena parte del planeta? Ayer estaba recorriendo algunos barrios de San José que desconocía. Era curioso porque entre un urbanismo caótico y desordenado aparecían algunas casitas de estilo local y de singular, pero apagada, belleza. He visto, edificios art-decó rodeados de chabolas y casas coloniales a dos pasos de chatarrerías chirriantes. Mi acompañante, que conoce bien la historia local, me comenta que fue a partir de los años 60 cuando la ciudad tomó en muchos barrios ese aspecto desastrado que tiene. Las calles, por lo demás, cubiertas por baches producto de la simbiosis entre un mal asfaltado y las lluvias diarias que genera la particular climatología centroamericana, están recorridas también por marañas de cables de electricidad y telefonía que constituyen una verdadera malla, muy propia de cualquier otra ciudad iberoamericana. ¿Qué ocurrió en los 60 para que las malas prácticas urbanísticas se desataran en el país? En un país tranquilo y pacífico, que figura como el “país más feliz del mundo” en las estadísticas internacionales de felicidad, donde no hay ejército (por tanto no hay posibilidad de golpe de Estado), ni prácticamente oposición, ni por supuesto movimientos revolucionarios (ni los ha habido nunca), parece inevitable que los gobiernos se duerman. A fin de cuentas, los gobernantes ya tienen para sí lo que quieren (buen sueldo, buenas posibilidades de desviar comisiones y fondos y posibilidad de grandes negocios que solamente pueden realizarse desde las esferas del poder) así pues ¿para qué cambiar algo? ¿para qué pensar en los electores si cada cuatro años votan mecánicamente a quien se les presenta como oferta electoral? Eso es lo que ocurrió en los años 60: la clase política no consideró necesario adoptar planes de futuro… porque no tenía ningún tipo de oposición. Había alternancia en el poder. No había alternativa. Eso es lo que ha hecho de San José de Costa Rica una ciudad con barrios infernales. El silencio de la población, siempre garantiza la pereza de la clase política. Bueno, pues en España, otro tanto…

martes, 20 de octubre de 2015

Diario de la Desesperanza (XL)

Querido Diario:
¿Qué fueron los fascismos? Fueron muchas cosas, pero muy especialmente una reacción contra el humanismo. Hay algo que se suele eludir a la hora de considerar la naturaleza de los fascismos: si aceptaron las restricciones a las libertades individuales fue, precisamente, porque consideraban que lo comunitario es superior a lo individual, lo destino de un pueblo superior a la de sus componentes tomados individualmente. Y eso tiene implicaciones de todo tipo. Eso es lo que hace que alguien sea heroico en defensa de su comunidad, predispone al sacrificio personal en defensa de los suyos, hace que lo propio sea poco en comparación con lo comunitario. Influye especialmente en la concepción de la Libertad: cuando se juzga que la comunidad está sobre el individuo, este concepto tiene otro sentido: es la capacidad de dominio sobre uno mismo; incluso Robinson Crusoe, sin leyes, sin coerciones, no sería libre si no fuera capaz de dominarse a sí mismo. Todo, desde el miedo al amor puede ser dominado por el ser humano, o dominarlo. Es un concepto metafísico de libertad, pero no por ello, menos práctico. Ahora bien, cuando del plano metafísico, la libertad se proyecta en el terreno de lo cotidiano y de lo contingente, ya no podemos hablar con propiedad de “Libertad”, sino de “las libertades”. Y en este terreno, unas son buenas (la de pensar) y otras malas (la de asesinar al vecino). Resulta obvio que cualquier sociedad, para funcionar, debe aceptar una restricción a estas libertades “negativas”. La ideología humanista sitúa el tema de la libertad en el terreno contingente. La concepción comunitaria en el metafísico. Otro ejemplo: un político se corrompe, comete un delito y se le juzga en virtud a la vulneración de una ley. Se tienen en cuenta sus derechos, si es o no aforado y se le juzga con “igualdad” en relación a otro ciudadano. Y no debe ser así: sus derechos individuales son muy inferiores a los derechos de la comunidad a la que ha defraudado y contra la que ha delinquido. No es lo mismo robar una gallina que robar a todo un pueblo. Si situamos al individuo como preeminente, está claro que habrá que juzgar al corrupto con arreglo a la misma ley con la que se juzga al ladrón de gallinas. Pero en relación a lo comunitario, no ha robado a una persona sino a todo un pueblo. Para él, cuatro paredes para un castigo son tres de más. ¿Se entiende la diferencia?

lunes, 19 de octubre de 2015

Diario de la Desesperanza (XXXIX)


Querido Diario:
Ayer empecé a ver una serie mejicana sobre un equipo de fútbol (Los Cuervos de nuevo Toledo). Se trata de una serie de ficción, una comedia extremadamente bien hecha, con un casting digno de las mejores producciones, actores todos que dan la talla, una fotografía insuperable, un guión con golpes de humor extremadamente entretenido. Era una de las cientos de series que ofrece Netflix. Me gustó la serie y espero poderla ver íntegramente a lo largo de la semana. También me indujo alguna reflexión. La última serie que vi en España era Olmos y Robles… guión flojo, actores que apenas saben interpretar, muchos de ellos con mala dicción, cámara y tomas estáticas, lentas, mal confeccionada y, en definitiva, floja entre las flojas. Sinceramente, no pensaba que la producción televisiva había alcanzado un nivel tan alto en México (que extiende su influencia hacia el Sur y cuyos productos son vistos también por el público hispano en EEUU). A poco que España se duerma (y más que dormida está en estado catatónico), veo muchas más creatividad en Iberoamérica que en España. Da la sensación de que las ideas se han agotado en nuestro país o que la industria del cine y la televisiva, por algún motivo, han tocado techo y son incapaces de ir más allá de algún buen producto muy de tanto en tanto, pero sumidos en una mediocridad general. Me gusta que lo hispano avance. Las producciones españolas están dando la sensación de que todo lo que es viejo, cansado, gastado y arruinado, algo que tiene su contrapartida en gente joven con ideas, técnica, creatividad y entusiasmo en la América Ibérica.

domingo, 18 de octubre de 2015

Diario de la Desesperanza XXXVIII


Querido Diario:
Ayer estuve de visitas familiares en San José. Mi impresión es que los vínculos sociales y especialmente los familiares están mucho más vivos aquí que en España. Esto dice mucho de este país (Costa Rica). Una sociedad solamente es viable si la familia está en la base y si la familia cumple su función: esa función es, en primer lugar, educativa para las nuevas generaciones; en segundo lugar “social” en el sentido de que debe estar claro siempre el lugar que uno ocupa en la pirámide familiar. Sabrá así, quién debe cuidarlo en caso de que quede impedido o a quién deberá cuidar cuando lo necesite. En tercer lugar, la familia genera un ambiente de estabilidad, comunicación, socialización. “Ser de la familia”, formar parte de ella, implica adquirir un derecho y, a pesar de ser un recién llegado, tener un espacio propio. Supongo que en todas partes cuecen habas y que esta visión está íntimamente ligada a una experiencia personal y por tanto, subjetiva. Pero lo que es objetivo es que la familia, o es eso o no es nada. Ni “nuevos modelos familiares”, ni “familias monoparentales”, ni “familias gays”, con todo el respeto que pueden merecer sus miembros, lograrán ninguno de los objetivos de una familia tradicional. Digo “tradicional”, no digo “familia burguesa”. Hay una zona en el poniente costarricense, la Península de Nicoya considerada como una de las “Zonas Azules” del planeta (es decir, un lugar en el que por algún motivo la longevidad es más prolongada). Es una zona que da al pacífico. Pregunté a un familiar de por aquí, a qué se debía la longevidad: tres causas, alimentación natural, vida sin tensiones y estructura social familiar. Las tres se echan cada vez más en falta en España.

sábado, 17 de octubre de 2015

Diario de la Desesperanza (XXXVII)

Querido Diario:
Hoy estoy invitado a una paella en San José de Costa Rica. Ayer me prepararon una tortilla española… Sé que sigue existiendo España porque hasta aquí llega TVE1 y porque Internet te pone en contacto con los amigos de la Patria. Por nada más. ¿Quién ha dicho que fuera de España no se está mejor que en España? ¿Quién ha dicho que en España se come mejor que en cualquier lugar del mundo? Cualquier lugar es bueno si uno tiene la imperiosa necesidad de disfrutar de la vida. Los bananos de aquí son exactamente iguales a los de Canarias. Las piñas que se comen en España proceden mayoritariamente de aquí. He pasado por campos de cultivo y no hay ni mares de plásticos, ni sobredosis de pesticidas, vermicidas, fungicidas y abonos químicos. Las papayas que en España van a 6-8 euros el kilo, aquí apenas cuestan poco más de un euro. Limones mucho más baratos. Mangos maduros y en su punto a precios increíbles. ¡Claro que en cualquier país del mundo se come bien! (y no necesariamente se come diferente). Y, sin embargo, uno siente la necesidad de pensar en la Patria y de esforzarse en oír su llamada. Cada día me levanto con ganas de mirar las noticias y de percibir, de entre todas ellas, alguna que pueda ser considerada como positiva. De esas que obligan a hacer las maletas y a decir: “Yo debo estar allí”. La llamada de la Patria no es retórica. Es como el sonido de un diapasón que sirve para afinar otros instrumentos y que se transmite sin palabras: es una señal para que los que creen que pudiera existir un destino común para España y para los españoles, estamos esperando. Es la señal que cada día espero y que nunca se produce. Es la señal que nunca llega. Entre tanto, es bueno disfrutar del lugar en el que uno se encuentra. Lejos de la Patria, feliz y a la espera.

viernes, 16 de octubre de 2015

Diario de la Desesperanza (XXXVI)


Querido Diario:
Cuando uno se aleja de la patria tiende a desinteresarse por los sucesos políticos de su país e incluso hace un esfuerzo por olvidar la mediocridad de la clase política, los errores en cadena cometidos desde que uno tiene uso de razón y el absoluto sin sentido de las últimas décadas de política española que nos muestran como un país en decadencia, nunca termina de alcanzar el final de la sima, sino que cada día persiste un pasito más en la dirección de caída. He estado unos días en Houston. Ayer la policía de fronteras se sintió obligada a demostrarme que lo podía todo, reteniéndome dos horas y haciéndome perder el vuelo… sin ninguna explicación: “Deme el pasaporte y sígame…”, ser encerrado en una habitación en junto a lo que parecía la plana mayor de Al-Qaeda, para dos horas después ser puesto en libertad con un “Ernesto Milá, puede irse por esa puerta…”. Hay que conocer a los EEUU para ver que es una nación imposible. Ya dije cual era la buena noticia: no hemos tenido apenas que hablar inglés para movernos por Houston. El que no hablaba castellano –“español”- igual o mejor que nosotros, lo chapurreaba. Incluso los anglosajones se creían obligados a demostrarnos su simpatía (aquello es el sur) esforzándose en hablarnos en castellano. El aeropuerto George Bush tiene fama de ser de los peores de EEUU: hacer la más mínima gestión allí supone entrar en el mismo universo descrito por Kafka. Al despedirme del último policía de aduanas, hispano sonriente, no pude por menos que decirle: “A ver si vosotros cambiáis este país…”. “Hace falta, hermano, hace falta”, me contestó. Claro que hace falta. El mundo anglosajón ha puesto de manifiesto lo inviable de una sociedad concebida con los ideales religiosos absurdos que oscilan desde el “israelismo” (nada que ver con los judíos) y el calvinismo. Ahora toca el turno a lo hispano. Y, francamente, espero que venzan “los míos”.

miércoles, 14 de octubre de 2015

Diario de la Desesperanza (XXXV)


Querido Diario:
Lo que dan de sí 13 horas de vuelo en Lufthansa: dos comidas, un desayuno, cuatro turnos de refrescos y un par de toallitas calientes, son los extras gratuitos que ofrece Lufthansa a los arrojados viajeros que nos hemos embarcado en Frankfurt con destino Houston. El voluminoso Airbus está pensado para hacer feliz al viajero: las últimos versiones de este gigante transoceánico (iríamos no menos de 450 viajeros) incorporan en cada asiento un tablet de siete pulgadas que nos permite visionar entre cinco y seis películas por vuelo (yo lo he aprovechado al límite; otra cosa es que lo que he visto me haya satisfecho). La mayoría son de estreno. Están clasificadas por lenguas, por temas y por nacionalidades. La mala noticia es que los doblajes al español suenan raro. Pero esto es lo de menos porque entre el yantar y las pelis, el vuelo se te pasa pronto. Lo peor viene cuando se compara lo que se deja atrás (Frankfurt con su centro histórico-artístico, sus salchichas y su Oktoberfest, alegría en las calles), con el lugar al que uno llega: un aeropuerto burocratizado, con colas kilométricas para cualquier gestión, kafkiano, con maníacos de la seguridad tratando de obstaculizar al máximo al pasajero y algunas de cuyas partes parecen parques temáticos de los años 60. Da la sensación de que sólo hay pop y fashion en Manhatan Sur y poco más. Hay zonas de EEUU que se caen de viejas. La creación de infraestructuras se paró en los 70 y hoy el metro de Nueva York es como el de Madrid en los 50, pero en siniestro. Cuando se viaja a EEUU y se compara lo que se ve con lo que se ha dejado al otro lado del charco, se toma conciencia de que gigante USA va perdiendo el tren de la modernidad. Inexplicable porque, Canadá, a dos pasos, es el paradigma del pragmatismo, la corrección y el buen hacer. Algo falla en EEUU desde mucho antes que los bombardeos rusos sobre Siria, hayan demostrado a este país que ya no son “la única potencia mundial”. Algunas notas sobre Houston: hay una concentración de islamistas de no sé qué secta rara llegados de todo el mundo. Los dos tercios de los efectivos policiales de Houston son hispanos. Cualquier teléfono de apoyo pregunta si desea que se le responda en español o en inglés. ¿La novedad? Que ya no hace falta saber inglés para viajar a EEUU. ¿La buena noticia? Que en 20 años todo el continente americano (salvo Canadá) hablará español. ¿La mala? Que el norteamericano medio sigue orgulloso de su país y no advierte que se está quedando atrás en infraestructuras y servicios… pero que muy atrás.

martes, 13 de octubre de 2015

Diario de la Desesperanza (XXXIV)


Querido Diario:
Iba en el avión repasando en el tablet algunos capítulos de un libro que debería ser de lectura obligatorio, La Doctrina del Despertar. Lo leí hace muchos años y lo vuelvo a releer una y otra vez. Se trata de uno de los libros “técnicos” de Julius Evola. Es, sin duda, la mejor exposición sobre el Canon Budista Palî y así lo tienen los especialistas en la materia desde hace setenta años. Eso dice mucho de su autor. La doctrina Palî es, resumiendo, la más próxima al budismo originario. Sus principios están resumidos en el Sermón de Benarés. Estudia el origen del dolor y como liberarse de él. El objetivo final es “el despertar”. La vía: la meditación y la renuncia, la extinción del Ego. ¿Es posible? No hay que confundir el “despertar interior” que el “despertar ante el mundo”: la meditación –sin excesivo esfuerzo– conduce a un momento en el que se quien la practica experimenta una “cambio radical de conciencia” (una metanoia). Percibe que en su vida anterior ha estado “dormido” y alcanza una sensación intensa de “presencia”, de percibir la realidad tal cual es. Estas sensaciones se prolongan, primero, unos segundos; luego se prolongan más; pueden durar horas. Es hermoso ver el mundo de otra manera y percibirlo directamente, con la sensación de que el estado normal de conciencia al que estamos habituados es lo más parecido al estar en sueños y la nueva sensación se percibe con una intensidad desconocida. Esta sensación mental, antes o después terminan y se vuelve a la irrealidad cotidiana. No he conocido a nadie que fuera más allá de unas horas de “despertar”. Ahora bien, hay otro aspecto más complejo de esta práctica: no termina cuando termina la meditación, se trata de trasladarla a lo cotidiano. Hay una actitud mental a adoptar: la práctica de la objetividad, es decir, tratar de ver las cosas tal cual son, con su verdadero rostro, sin apriorismos, sin condicionamientos, sin ningún tipo de subjetividades. Entonces se percibe lo cotidiano con otros ojos: como un gigantesco, extraordinario y monumental absurdo, un sinsentido absoluto, el rostro terrible de la modernidad. En España, esta práctica es más dramática que en cualquier otro lugar del Primer Mundo: un país sin salida, con unos problemas irresolubles, oliendo a porro y a kebab, de espaldas a cualquier forma de serenidad, permanentemente crispado, alimentado por la telebasura y el autoengaño. Drieu La Rochelle había escrito en Gilles: “Me esfuerzo por tocar con los dedos, hasta rozarlos, los caracteres de mi época y los encuentro tan abominables que no puedo sino abominar de ellos”. Drieu se suicidó en 1945. Podemos imaginar lo que escribiría ahora, antes de tragarse su sobredosis de veronal. El despertar no es ninguna ganga, pero al menos es la vía correcta.

Diario de la Desesperanza (XXXIII)


Querido Diario:
Es difícil caminar por la modernidad especialmente si se tiene descendencia. ¿Qué hacer con los hijos? ¿Educarlos alertándoles de los riesgos de todo lo que les rodeas? ¿Advirtiéndoles que posiblemente todo lo que les guste, desde el fast-food, hasta las nuevas tendencias de la moda, pasando por la tele-basura son absolutamente nocivos para la inteligencia e incluso  para la salud? ¿No correremos el riesgo de crear bichos raros? Y, por el contrario, ¿qué ocurre si optamos porque sean “individuos integrados en su época”? ¿Seremos capaces de verlos convertidos en fotocopias de los modelos en uso? ¿Resistiremos ver crecer a nuestros hijos sin personalidad, sin criterio propio, asumiendo los valores de un sistema que odiamos, consideramos injusto y, para colmo, vemos como una fenomenal acumulación de absurdos? Servidor ya no tiene este problema con sus hijos porque han crecido hechos y derechos. Ahora cuando está por llegar el primer nieto, todos estos problemas vuelven a reaparecer. Según el tipo de educación que los padres den a sus hijos, conseguirán hacer de ellos o bien individuos integrados en lo peor del sistema o bien bichos raros instalados en la marginalidad. Tal es el dilema. Así pues no hay solución salvo dotarlos de capacidad y espíritu crítico, para que sean ellos cada día los que tengan capacidad de elección, selección y discriminación (porque “discriminar” es ser capaz de diferenciar una cosa de otra, lo verdadero de lo falso, sin ir más lejos; servidor se considera una gran discriminador y recomienda la rehabilitación de este término hoy recluido al ámbito de lo racial, lo sexual o lo social). ¿El principal riesgo que van a encontrar unos padres conscientes de la necesidad de que sus hijos tengan rostro propio, personalidad y capacidad crítica para discriminar? Sin duda, el sistema de enseñanza “gratuito” (que sólo lo es para inmigrantes) y “obligatorio” (que sí es) reducido a mero sistema de almacenaje de los alumnos.

lunes, 12 de octubre de 2015

Dario de la Desesperanza (XXXII)


Querido Diario:
Decía un conocido que el romanticismo alemán sería incomprensible sin la cerveza. Tenía toda la razón salvo por el hecho de que el romanticismo ya no existe y la cerveza se consume como nunca. Otra cosa sorprendente de Alemania: en los años 20 y 30 los grandes mítines se realizaban en cervecerías y mientras los oradores arengaban, el público seguía bebiendo. Luego pasaba lo que pasaba. Inimaginable la escena con la que se inició el pustch de Munich: el público adormecido por el efecto combinado de las jarras de cerveza y del discurso del líder del gobierno bávaro, von Kahr; Hitler en una esquina con su impermeable amarillo y una jarra de cerveza en la mano (para contradecir a aquellos que piensan que fue vegetariano toda su vida). En un momento dado, Hitler bebe el último sorbo, arroja la jarra de un litro contra el suelo, el cristal estalla, el público despierta por ese ruido y por el disparo que Hitler realiza con su pistola; el pustch ha comenzado. Las mismas cervecerías siguen estando en las mismas calles; pero sin nadie que arroje jarras al suelo; los mismos misterios siguen planeando en las calles sin que nadie ose plantearlos en voz alta (¿de qué diablos se harán las salchichas?). Una visión de conjunto indica que sigue quedando identidad alemana en medio de guetos turcos inintegrables. ¿Qué hará Europa con todas estas bolsas de inmigración que, dentro de 50 años, se habrán multiplicado mientras la población europea se contrae? A la vista de lo visto, me temo que en apenas 50 años, las cervecerías alemanas serán como zonas francas, enclaves identitarios para consumo turístico en las que se podrá seguir consumiendo cerveza prohibida fuera de ellos. ¿O es que acaso creéis que cuando los islamistas sean el 51% de la población europea todo va a seguir igual? Tic-tac, tic-tac, cada vez va quedando menos tiempo. Tic-tac, tic-tac. Español: en este 12 de octubre ve pensando que peligra tu jamón de Jabugo y tu morcón, tus morcillas, tus pies de ministro y tu carn-d’olla, cachopos, la sangría, el cava y la sidra; incluso algunos tratadistas islámicos consideran con desconfianza el marisco. Hacer las maletas o luchar por mantener vuestra identidad. Cualquier otra actitud ya no tiene sentido.

domingo, 11 de octubre de 2015

Diario de la Desesperanza (XXXI)


Querido Diario:
No tengo la menor duda. Lo más probable es que Alá no exista y que Mahoma, simplemente, cumpliera con su función de legislador tardío, escribiendo un libro para ordenar las vidas de las turbulentas tribus de Arabia, civilizar sus costumbres. Le atribuyó una inspiración divina para que este código fuera respetado y recibido como expresión  de la voluntad divina. Pero no, no creo que Alá exista. Y es bueno no perder esto de vista. Las religiones son conjuntos de creencias para ordenar las vidas de los pueblos. Es bueno que existan y han alumbrado la vida de las poblaciones durante miles de años. No voy a ser yo quien ataque a las religiones y particularmente al cristianismo porque es la religión que ha dado fuerzas para vivir y esperanza para morir a mis padres y a mis antepasados. Sin olvidar que nadie, en ninguna de las distintas ramas del cristianismo, nadie está dispuesto a matar por su fe. Eso, y el hecho del pasado cristiano de Europa, ayudan a que no existan contradicciones entre el cristianismo y la vida política de los Estados Europeos. Pero con el Islam es distinto: hace poco vimos a un jugador de baloncesto reaccionar histéricamente por haber sido tocado por unas gotas de cava en la celebración de una victoria deportiva. Eso no es religión: es superstición. Y así lo tenemos que considerar. Porque lo sorprendente no es la prohibición en sí (todas las religiones tienen tabúes para mantener “despierta” la conciencia de la persona, para ayudarle a recordar el aquí y el ahora), sino el fanatismo y la histeria que generan los tabúes en el Islam. Y eso es lo más triste: no que Alá probablemente no exista –que no existe- sino el fanatismo que genera esta religión, único en el mundo. De ese fanatismo hay que protegerse. Lanzo el tema: ¿la ley de libertad religiosa se aplica a las supersticiones?

sábado, 10 de octubre de 2015

Diario de la Desesperanza (XXX)


Querido Diario:
El nacionalismo es aquella concepción que sitúa a la propia nación por encima de todo. El “individualismo de las naciones”, lógicamente genera hostilidad hacia cualquier otra nación que no sea la propia. Si esto se hubiera tenido en cuenta a la hora de redactar la constitución de 1978 (“la Zombi”, como la de 1812 fue “la Pepa”), nos hubiéramos ahorrado 38 años de problemas generados por los nacionalismos. Existen esos problemas, no porque exista Cataluña o Euzkadi, sino porque existen formaciones nacionalistas surgidas del resentimiento y de las ambiciones de las burguesías locales. Nada más. El soberanismo se basa en el arraigo que liga a una persona a su tierra natal. Es un producto de nuestra naturaleza animal, lo que la etología llama “instinto territorial”, por tanto, ligada a las capas más bajas de lo humano. Basta con que exista un partido con pocos escrúpulos como para remover vísceras para que el soberanismo aflore. El patriotismo, en cambio, es el sentimiento de pertenencia a una comunidad, de compartir un pasado y una tradición. Pero para que pueda proyectarse de manera eficiente sobre lo cotidiano y dar a quienes lo comparten la fuerza de la unidad, esa comunidad debe disponer, de manera clara de una “misión” y de un “destino” a realizar. Y ese es el problema, que el patriotismo español se recluye en los estadios de fútbol y en las competiciones deportivas a falta de tener el valor de revisar su “misión” y su “destino”. Y, créanme no hay nada más vacío y enfermizo que el patriotismo futbolero, el propio de aquellos que no están orgullosos de ser españoles sino de que la selección española de fútbol noquee al adversario. Entender el origen de una nación, identificar sus valores y sus constantes históricas, asumirlas y encarnarlas, adaptarlas, proyectarlas al futuro: tal es la función de un patriota.

viernes, 9 de octubre de 2015

Ernesto Milá entrevistado por el blog realmofchaosslavestodarkness


Respuestas al cuestionario enviado por el blog realmofchaosslavestodarkness y publicado hace un mes en https://realmofchaosslavestodarkness.wordpress.com/2015/09/16/entrevista-a-ernesto-mila/

1 - En primer lugar, nos gustaría conocer los orígenes de Infokrisis, hace ya más de diez años, y cuáles son los objetivos del blog en el futuro, al menos, inmediatos o a corto plazo.

El blog se inició en 2003, no como blog sino como web. Fue de las primeras que se diseñó en España en php. Al cabo de un año, unos hackers la reventaron… así que opté por plataformas que dispusieran de su propio sistema de seguridad. A partir de 2010 el blog está en dos plataformas, la antigua, blogia.com y blogspot (que abrí al percibir que se habían producido nuevos intentos de hackeo).

¿Objetivos? Un blog no es más que una fotografía de lo que uno piensa en cada momento concreto de su vida, de lo que le interesa y le preocupa, de lo que medita y de lo que consume. No hay más objetivo que el opinar sobre la actualidad o reproducir artículos propios que ya se han difundido en otros medios. En este sentido, es también un almacén de trabajos realizados. La falta de tiempo hace que no pueda incorporar material audiovisual ni más comentarios.

Este escaparate de lo que te interesa en cada momento quizás esto pueda servir a alguno como orientación, pero no tengo el más mínimo interés en ser gurú de nada, ni referencia. En momentos de crisis y confusión, cada cual debe buscar su camino.

Diario de la Desesperanza (XXIX)

Querido Diario:

Cuando uno viaja sabe que no se va a encontrar nunca lo mismo que lo que dejó en casa. Está en su derecho de juzgar si lo que va conociendo es superior o inferior a lo que quedó atrás. Esto implica establecer jerarquías, niveles de aceptación y percepción de distintas calidades en todo: en la gente, en su educación, en su afabilidad, en la situación económica, en el paisaje, en la comida, en las condiciones sanitarias, en los riesgos. Todo está sometido a “jerarquía”, una palabra en desuso. El igualitarismo liberal la ha proscrito de su vocabulario. De hecho, el “sistema” no quiere jerarquía, todo lo que es jerárquico, nos dicen, es contrario a la igualdad. Lo será, desde luego, pero no es más cierto que las diferenciaciones y las jerarquías existen, han existido siempre y existirán por toda la eternidad. De ahí lo apasionante del viajar. La otra consecuencia de establecer niveles jerárquicos entre lo que gusta y lo que no gusta, es que también, automáticamente, establecemos comparaciones: “Esto es mejor que aquello”, “Entre esto y aquello, hay esto otro que me gusta más que lo primero y menos de lo segundo”, etc. Me siento bien en todas partes. En los próximos días pasaré de Frankfurt a Houston. Luego Costa Rica. Es un buen recorrido: de la vieja Europa y de la casa natal de Goethe, al Houston de los sombreros tejanos y los viajes espaciales y de ahí a un país hispano. Conocer, juzgar, comprender, clasificar, tal es el trabajo del viajero. Sé que soy europeo; pertenezco y me identifico con la cultura occidental nacida con el mundo clásico greco-latino; donde queden rastros de esa cultura estaré como en casa… entre otras cosas porque en mi Patria, sufre, más que ningún otro país europeo, una pérdida de identidad que la hace irreconocible para mí. Considero que la cúspide de la jerarquía de las civilizaciones es el mundo clásico: no importa donde esté, ni el país, ni el continente. Estaré bien en donde exista un resto de esa identidad.

jueves, 8 de octubre de 2015

Diario de la Desesperanza (XXVIII)


Querido Diario:

Habitualmente ni el mundo es cómo nos gustaría que fuera, ni nuestras vidas salen como hubiéramos deseado. Y sin, embargo, la vida es bella y en el mundo hay lugares maravillosos para reinventarse a sí mismo y reconstruir el propio mundo. Sólo hay que tener voluntad para ello. Pues bien, entre el mundo y la persona, hay otras muchas cosas, algunas de ellas casi imposibles de reformar: una constitución por ejemplo. La española, sin ir más lejos. Que no funciona está claro desde mediados de los años 80 cuando ya era evidente que la corrupción se la estaba comiendo, la partidocracia la había devorado a poco de nacer, víctima de sus propias ambigüedades y de los consensos que existieron sólo diez años antes y seguían manteniéndose no como acuerdos, sino como cadenas que unían a un cuerpo muerto. Hacia finales de los 80, cuando el felipismo ya se había revelado como una lacra inoperante, era el tiempo de reformar la constitución. El PSOE lo no propuso porque en apenas una década sació su hambre de poder y sus ambiciones atrasadas desde 1939. La derecha aspiraba a gestionar aquel negocio en breve y a beneficiarse tanto como lo había hecho el PSOE. En 2004, cuando Aznar deja el poder, la reforma constitucional sigue siendo necesaria, pero ya es imposible. El “caso catalán”, con el Nou Estatut demostró que si se tocaba algún elemento, el conjunto se derrumbaba. Hoy, la gran contradicción, genuinamente española, es que no existe posibilidad de alcanzar ningún consenso para la más mínima reforma constitucional, pero esta constitución es  completamente inoperante y sus tres poderes son más bien tres espectros sutiles incapaces de cumplir sus funciones con un mínimo de eficacia. Lo peor es que algunos partidos “emergentes”, Ciudadanos por ejemplo, centran su proyecto en la defensa de la constitución… El problema que tiene España es que, en las actuales circunstancias, ni puede reinventarse, ni permanecer como está. Y va para largo, no se crean.

miércoles, 7 de octubre de 2015

Diario de la Desesperanza (XXVII)


07|10|2015
Querido Diario:
Uno de los innombrables dijo aquello de que “el fuerte es más fuerte cuando está solo”. A decir verdad, la frase debía pagar royalties a Ibsen quien la incluyó en su obra teatral El enemigo del pueblo (que hoy debería ser de proyección obligatoria en los colegios para estimular la capacidad crítica del alumnado [la pueden bajar de Emule o mediante bitTorrent ]). Llama la atención el miedo que la sociedad moderna tiene a la soledad, cuando la soledad es la gran ocasión que el ser humano tiene para meditar. Y meditar no es “pensar”, sino, más bien, hacer el vacío en la mente para percibir otras sensaciones más profundas que no salen de nuestro cerebro, sino del corazón. Meditar es aprender quiénes somos y para qué servimos. Meditar es una posibilidad de encontrar nuestro lugar en el mundo. Y la soledad, es fundamental para poder ejercitar esta cualidad olvidada. Uno se puede sentir solo en medio de una multitud, en una gran ciudad, pero esa soledad puede destruirnos o fortalecernos. Nos destruirá si somos débiles. Nos fortalecerá si nos hemos encontrado a nosotros mismos. Todo esto viene a cuento de las noticias aparecidas en el día de hoy: nos indican que los Estados, tanto como las personas, han olvidado quiénes son y cuál es su función. Por eso son débiles. Y por eso, problemas que en buena lógica no tendrían mucho interés y podrían resolverse con facilidad (miles de inmigrantes ilegales acumulados en Calais, la lucha contra las drogas, la presencia de tropas extranjeras innecesarias, los problemas de un par de lesbianillas…), se presentan como grandes cuestiones y debates irresolubles en nuestro momento de decadencia.

martes, 6 de octubre de 2015

Diario de la Desesperanza (XXVI)


Querido Diario:
Estos últimos meses he estado leyendo bastante documentación sobre la Segunda República.  Algunas cosas me han resultado curiosas. En primer lugar la persistencia con la que aparecen en puestos dirigentes de todos los partidos desde el centro-izquierda hasta la extrema-derecha, nombres de la nobleza española. Parece como si hasta 1936 la nobleza hubiera seguido manteniendo en pie esa voluntad de constituir “por derecho de sangre” la parte dirigente de la nación. Parece lógico que la nobleza española estuviera comprometida con partidos de las dos ramas monárquicas (carlistas y alfonsinos), pero también estaban presentes en Acción Popular, en el Partido Nacionalista, en Acción Española, e incluso en Falange o en las más ariscas JONS (el Conde de Motrico). La nobleza asumía una responsabilidad dirigente que derivaba de su antiguo “derecho de sangre”. Los últimos residuos de todo esto los recuerdo haber conocido en Fuerza Nueva. En el entorno madrileño de Blas Piñar especialmente entre 1977 y 1980 (esto es, entre después de las elecciones de junio del 77 y el asesinato de Yolanda por unos incontrolados del partido en la primavera del 80) todavía figuraron algunos miembros de la nobleza… pero con dos características: la mayoría eran mujeres con títulos de nobleza que mantenían amistad especialmente con doña Carmen Gutiérrez de Piñar, esposa del jefe de Fuerza Nueva, o bien aristócratas galdosianos que figuraban a título de excepciones, algo excéntricas. Luego desaparecieron por completo y ya nunca más, ni en la extrema-derecha, ni siquiera en grupos dinásticos, volvieron a ocupar cargos de responsabilidad, ni siquiera a  impulsar iniciativas, financiándolas, inspirándolas o patrocinándolas. ¿A qué viene todo esto? A que la nobleza parece haber renunciado a su tarea de dirección y liderazgo de la sociedad. La aristocracia o es lo que su etimología reivindica (del griego  ἀριστοκρατία, de ἄριστος aristos excelente, y κράτος, kratos, poder) o no es nada. Hoy la aristocracia se ha resignado a la prensa del colorín. Triste destino para un estamento al que le queda poco “aristos” y menos “krator”. ¡Qué tiempos aquellos en los que los campesinos de la Vandea francesa obligaban a los aristócratas a ponerse al frente de las tropas contra los profesionales de la guillotina! ¡Y qué tiempos aquellos en los que los aristócratas españoles eran los primeros en oír la llamada de la Patria!

domingo, 4 de octubre de 2015

Diario de la Desesperanza (XXV)


05|10|2015 - Querido Diario:

Lo peor de nuestro momento histórico no es que se haya perdido por completo la idea de “Orden”, sino que ni siquiera este concepto es comprensible para la mayor parte de la población. Nos hemos olvidado de lo que supone una situación de “normalidad”. Vivimos tiempos confusos y convulsos como nunca antes. Y sin embargo estaba estudiando los años del Estado Novo en Portugal (el salazarismo, el régimen autoritario de más larga duración) y ya entonces era evidente que fueron los “cambios” en la sociedad portuguesa de los años 50 y 60, los que se lo llevaron por delante. Recordé que sólo unos días antes había estudiado la aparición del pangermanismo en el siglo XIX… y todos los historiadores coinciden en que fue una reacción ante la situación de inseguridad de un tiempo plagado de cambios en la estructura social y económica de los países de lengua germánica. Sí, en todas las épocas han existido cambios que han alterado la vida de las sociedades; la diferencia es que ahora, tales cambios se parecen desde hace lustros al trazado de una curva asindótica: de esas que tienen un largo recorrido por el eje de abcisas con un lento ascenso en el eje de ordenadas… hasta que se produce un aumento brusco de la cota de este eje y la curva se dispara hacia el infinito, aproximándose más y más a él. Eso mismo está ocurriendo en nuestro momento de civilización: nos aproximamos, a velocidad siempre creciente, hacia estadios superiores de caos e inestabilidad. Como para preocuparse. Y a todo esto: ¿qué entendemos por Orden? Unos valores fijos en una sociedad que permiten tener un punto de referencia estable capaz de integrar y digerir cualquier cambio sin que aumenten los desequilibrios interiores de un sistema (e incluso de rechazar aquello cambios considerados como “negativos”). Al no existir hoy tal referencia, resulta imposible vivir cualquier otra situación que no sea la de inestabilidad en cualquier terreno que nos fijemos: economía, sociedad, gestión del gobierno, costumbres… No soplan buenos tiempos para la Tradición, esto es para lo estable transmitido de padres a hijos. Y, sin embargo, si hay futuro (si es que lo hay), éste no podrá ser más que una síntesis de tradición y revolución, es decir, la instauración de una nueva idea de Orden. Desconfiad de todo aquel que no os proponga un paradigma de Orden que traiga estabilidad a la sociedad. O es un progre, o simplemente no advierte la necesidad del Orden; es decir, o es un progre, o es un imbécil, o ambas cosas.