Info|krisis.- A medida que pasan las horas y
con la distancia (que ayuda a tener una perspectiva que se pierde cuando se
están inmerso en los noticiarios de TV3 o de RTVE) me voy convenciendo de que el soberanismo ya ha perdido la
partida… y el único problema es que no se ha enterado. Queda ahora por
saber si su derrota será total o bien, una prudente marcha atrás conseguirá que
salven al menos los “muebles” (esto es, el patrimonio personal y eludir una
estancia en la prisión Modelo de Barcelona). El aventurerismo de Mas (y
especialmente de sus compañeros de viaje, ERC, CUP y las “tietas”) es tal, que
haga lo que haga el todavía “president en funciones”, ha perdido la partida.
De momento, Artur Mas milita en un partido
que tiene las sedes embargadas, se le ha disuelto la coalición y se está
disolviendo el propio partido como un azucarillo, mientras que sus dirigentes
históricos son perseguidos como ratas en las cloacas. Ha conseguido
mantenerse durante cuatro años sin hacer otra cosa que vender soberanismo y,
bruscamente, se ha encontrado con una situación adversa (que se convertirá en
todavía más adversa a partir del 20-D) y acompañado por aventureros
irresponsables de los que el propio nacionalismo moderado rehúye y que no dejan
de generar desconfianza en las familias catalanas que, históricamente, han
dirigido el nacionalismo (y han dirigido Cataluña).
La declaración de la pobre
“tieta” Carmen Forcadell, de la que lo único que se sabe, además de que fue
presidenta de la ANC, es que no le queda poco tiempo en el cargo, llamando
“civilizadamente” a la
República Independiente de Cataluña y a la desobediencia, es solamente el canto
del cisne de una operación independentista que, iniciada en los laboratorios,
de CDC ha terminado siendo patrimonio del soberanismo más amateur y enloquecido.
El problema, ahora, es cómo se
explica a quienes votaron a Junts pel Si
o a la CUP, que de independencia nada de nada, que no era posible, ni por la
constitución española, ni por la tónica de la Unión Europea… ni siquiera por
los signos de los tiempos.
El problema ahora, es cómo vuelve todo a la normalidad. Y lo que es
peor: cómo se convence a los aventureros irresponsables y extremistas del
soberanismo que, como máximo, la “independencia catalan” pueden ser la carta de
negociación que jugará el tándem Mas-Pujol para eludir la cárcel, no por su
apoyo al soberanismo político sino, como Al Capone, por sus delitos económicos.
En cuanto a las “tietas” o al llorón de Oriol Junqueras, todo el problema
consiste en cómo decir a sus afiliados que retiren los trapos que han colgado
de sus balcones durante cuatro años y que son apenas una bandera de una opción
política, pero en absoluto un “emblema nacional” (el símbolo de Cataluña es la
bandera cuatribarrada y la cruz de Sant Jordi, en absoluto esa mala copia de la
bandera cubana).
Sí, el soberanismo ha ido demasiado lejos, pensando que la
debilidad del Estado Español era tal que concederían cualquier cosa que “la
mayoría del pueblo catalán eligiera”. Lo único que han logrado es que
los partidos “constitucionalistas” presenten un frente ante el cual, el
soberanismo no tiene la más mínima posibilidad de salir triunfante. Hace cuatro
años no se podía entender porqué Artur Mas había emprendido una deriva
soberanista con pocas posibilidades de triunfar. Seguramente lo hizo por dos
motivos: en primer lugar, por creer que la crisis iniciada en 2007 y el tránsito de ZP por el
gobierno de la nación habían debilitado tanto al Estado Español que éste
carecería fuerza para oponerse a un proceso de centrifugación.
Pero, en segundo lugar, porque ya
en ese momento, en 2011,
empezaban a detectarse los primeros síntomas de que los servicios de seguridad
del Estado investigaba y reunía material sobre el saqueo de Cataluña iniciado a
mediados de los años 80. Era evidente que antes o después aparecerían
las pruebas, que existían demasiados testigos y que la omertá siempre tiene algún eslabón débil. Era preciso, primero poner los caudales acumulados
fuera del alcance de los servicios de seguridad españoles: en Andorra y
en Suiza (no es imaginación, precisamente, lo que le sobra a la mafia
nacionalista) y luego realizar
una fuga hacia adelante: o bien la operación triunfaba y Cataluña alcanzaba su
independencia, con lo cual CDC obtenía el derecho a ser dueña por siempre jamás
de lo que considera su propio jardín, o bien la operación embarrancaba y era
preciso llegar a una negociación: y en ese caso, la impunidad por las
actuaciones realizadas antes del “procés” más alguna concesión “estética”,
podrían aceptarse a cambio de desactivar el cronograma soberanista.
Tenemos la convicción moral de
que tal era el cálculo de la mafia de CDC: doble (independencia) o mitad
(impunidad). En cualquiera de los dos casos, nunca perdían. Ahora bien, lo que
Mas no contaba era: primero con que las resistencias por parte del Estado
serían superiores a las que se dieran durante el Pacto del Tinell (“todos
contra el PP”) y que los sectores radicales del soberanismo terminarían
prácticamente por arrollar al propio impulsor del “procés”… que es lo que ha ocurrido
finalmente, tal como se demostrará en cifras el próximo 20-D, cuando las
candidaturas de CDC y de ERC vayan por separado a las elecciones y quede claro
cuál es la fuerza hegemónica en la actualidad.
La fecha del 20-D condiciona todo
lo que queda de “procés”: ahora mismo, no existe Parlamento del Estado (está
disuelto), por lo tanto, determinadas decisiones sobre la suspensión del
Estatut y sobre una eventual acción de fuerza para cortar el putsch soberanista
ya no pueden ser aprobadas por el Parlamento. Por otra parte, la composición
del nuevo parlamento ya no será la misma que la que se dio en 2010.
Presumiblemente lo que
saldrá del nuevo parlamento será una mayoría “constitucionalista” y de ella
emanará el nuevo gobierno… que ya no necesitará, para nada, los votos de CDC o
de sus restos y que, tal como se puede percibir en estos dos últimos días, será
decididamente antisoberanista.
No me cabe la menor duda de que los soberanistas no
recurrirán a la violencia. Saben lo que se juegan y, digámoslo claro, el
soberanismo no ha estado nunca hecho de la materia con la que están hechos los
héroes sino más bien se trata de pusilánimes, con alma cándida, sensibles al
sufrimiento propio y más diestros en el victimismo que en las artes heroicas de
los guerreros. Excluir esa posibilidad completamente. Como máximo veremos a las
“tietas” convertirse en plañideras.
Sobre la redada anticorrupción
parece que la UDEF (al parecer Pujol ya se ha enterado qué era eso de la UDEF)
ha contado con la colaboración de alguno o alguno de los imputados. El destino
de las causas abiertas está en función de la evolución del proceso soberanista:
si hasta ahora no se han
producido confesiones masivas inculpatorias para el clan mafioso de CDC ha
sido precisamente porque en Cataluña han
existido hasta el 27-S ciertas dudas sobre el futuro del proceso soberanista:
si este se cerraba con la independencia, haber hecho gala de omertà podría ser una buena carta para
muchos en la siguiente etapa de Cataluña. Pero si, por el contrario, el proceso
se cierra con una imposibilidad para alcanzar la independencia, esto es, con
una victoria del Estado, los mecanógrafos del a UDEF no van a dar abasto a la
hora de transcribir confesiones, detalles sórdidos y auto exculpaciones
de muchos imputados y especialmente de empresarios que han ido pagando a la
trama corrupta.
Así pues, lo que vaya a ocurrir, ocurrirá antes del 20-D,
antes incluso del inicio de la campaña electoral: noviembre será el
“gran mes” en el que todo puede ocurrir… cuarenta años después de la muerte de
Franco. La historia tiene esas ironías.
(c) Ernesto Milà - info|krisis - ernesto.mila.rodri@gmail.com - Prohibida la reproducción de este texto sin indicar origen.