info-Krisis.- Ideas análogas a las de Fedorov fueron formuladas en Occidente por individualidades procedentes de distintos sectores (ocultismo, filosofía, ciencia, teología, política) y, más o menos, en los mismos años. Salvo en el caso de Teilhard de Chardin que reconoció cierta deuda con el cosmista ruso Vernadsky en relación a la utilización del término “noosfera” ideado por este último y utilizado por aquel, no existen pruebas de que se produjeran contactos e intercambios de ideas entre cosmistas rusos y sus homólogos occidentales. ¿A qué puede deberse las innegables similitudes en sus respectivos pensamientos? ¿a la casualidad? ¿a una respuesta homogénea frente a determinados estímulos de una época? ¿a a moda? ¿a la existencia de un centro oculto que difundía sugestiones que luego cristalizaban en formas similares de pensamiento, tal como sostiene Guénon? ¿A todo ello a la vez o variso de estos factores actuando en sinergia? Es posible y no vamos a ser nosotros quienes nos pronunciemos.
En los mismos años en los que Fedorov, los “constructores de dios”, Lunacharsky, Platonov, Bogdanov y demás, exponían sus ideas en la Santa Rusia, en Occidente se vivía la segunda oleada del ocultismo contemporáneo, en parte provocada por las primeras crisis de la Sociedad Teosófica y por la llegada de otros grupos con las mismas ambiciones de situar en el “supermercado espiritual” su aportación. Esta segunda oleada llevó a Papus y al Maestro Philipe de Lyon a la antecámara del zar, les permitió exportar el martinismo antes de que Rasputín llegara con ideas que había asumido de sus contactos con los klystis (otra “corriente” ocultista y mágica surgida de la Rusia profunda, especialmente en materia de magia sexual).
Sin embargo, resultaría difícil encajar a Papus y al Maestro Philipe en el esquema guenoniano de la contra-iniciación, pero mucho más fácil resulta hacerlo con otras corrientes que florecieron en aquellos mismos años de la mano de algunos personajes que gozaron de una extraordinaria reputación en los medios ocultistas occidentales. Además, para colmo, esta corriente ostentaba el mismo nombre que la rusa: “Movimiento Cósmico”…
Vale la pena siquiera realizar una aproximación a estos grupos para entender que los movimientos ocultistas de Occidente y de Rusia, seguían vías paralelas aun cuando sus estructuras fueran completamente diferentes. En el punto de arranque de todo este entramado de organizaciones iniciáticas y seudo-iniciáticas se encuentra un extraño grupo norteamericano que ha sido valorado de manera muy diferentes, la Hermandad Hermética de Luxor.
¿Pero cuál es el origen de la Hermandad Hermética de Luxor? Giuseppe Bálsamo Alexandro, llamado “conde de Cagliostro” (1743-1795), en 1784 crea la Logia Madre del Rito Egipcio, adoptando el título de Gran Copto, y redactando el Ritual de Masonería Egipcia. Perseguido por la Inquisición, terminó sus días encarcelado en Roma. Durante la primera mitad del siglo XIX logró transmitir a la masonería su gusto por lo egipcio que, hacia mediados de siglo ya se había convertido en omnipresene en medios masónicos y ocultistas. No es raro, pues, que un grupo de ocultistas norteamericanos y escoceses creara la Hermandad Hermética de Luxor. La organización salió a la superficie en 1884 si bien parece que se había constituido oficialmente en 1870. Peter Davidson, su impulsor, se consideraba así mismo y gustaba que lo consideraran como “alto iniciado escocés y mago druida, último eslabón de la tradición Celta Legítima”. La Blavatsky, en sus obras alude a cierta “Fraternidad de Luxor” que frecuentemente se ha querido emparentar con la HHL, pero no está claro que se trate de la misma organización.
Pronto, en torno a la HHL se juntaron algunos nombres que luego serían importantes en la historia del ocultismo occidental: Max Théon, que asumió la dirección del Círculo Exterior de la Orden, mientras que Peter Davidson la dirigía en América y Escocia, incorporándose también Paschal Beverly Randolph que ya en la época aportaba sus conocimientos sobre “magia sexual”. Hasta 1888, la HHL fue la única organización que difundió doctrinas ocultistas e iniciáticas. Se suele aceptar que su nivel de conocimientos era bueno y, en cualquier caso, superior a las organizaciones que aparecieron posteriormente: la Orden de la Aurora Dorada (la Golden Dawn) y, sin duda, la Sociedad Teosófica, con la que menudearon conflictos y polémicas encendidas y violentas.
Théon identificaba en la tradición védica el origen de su sistema. Era capaz de comunicarse en sáncrito y había estudiado los vedas en lengua original. En su sistema hay un intento de armonizar distintas tradiciones, especialmente la cabalista y la védica. Estaba interesado en adquirir conocimientos en distintos campos (ciencia, arte y sociología, especialmente). Refinado y de porte aristocrático su presencia era codiciada en las reuniones de la alta sociedad londinense. Su rechazo a dar informaciones sobre sí mismo, condujo a que circularan en la capital británica rumores sobre su origen y edad. Se dijo que era “inmortal” y algunos quisieron ver en él a una especie de Conde de Saint Germain redivivo. Sin embargo, es rigurosamente cierto, que apenas dio datos sobre su vida, ni siquiera a sus discípulos más próximos. Según Mirra Alfassa, Théon enseñó Kabalah a Helena Petrovna Blavatsky, algo que los teósofos siempre negaron, acusándole de las peores infamias. Parece poco probable que Théon y la Blavatsky se conocieran en Egipto. Si se produjo el contacto debió ser en Londres entre 1873 y 1878. Es el período en el que algunos historiadores han establecido que la Blavatsky y su adjunto, el “coronel” Olcott, pertenecieron al Círculo Exterior de la HHL, separándose en 1878 y rompiendo las hostilidades poco después. En general, la impresión que da la lectura de los escritos de Théon y de a Blavatsky es que la superioridad del primero estriba en haber tenido acceso a las fuentes directas de la tradición védica (por sus estudios) y de la tradición judía (por su origen), mientras que la Blavatsky introduce constantemente elementos “imaginativos” procedentes de fuentes poco sólidas y, en ningún caso, de “primera mano”. Théon hace otro tanto, pero atenuados por conceptos y referencias védicas y kabakísticas.
En los pocos escritos que se encuentran sobre la HHL, se señala que esta Orden tuvo una influencia considerable en todo el entorno del ocultismo Occidental. La Orden fue precursora en la técnica de instruir a sus afiliados por correspondencia que luego, otros grupos ocultistas (AMORC, especialmente) utilizarían hasta la saciedad. Los textos estaban redactados por Hargrave Jennings y Pascal Beverly Randolph, el primero, había tenido contactos con grupos neo-rosacrucianos europeos y había fundado un sistema en el que la sexualidad (lo que llamaba “falismo”) tenía un papel central, mientras que el segundo, en la misma órbita, tras participar en la causa Abolicionista de EE.UU, siendo amigo de Abraham Lincoln, fue espiritista y viajero. Randolph también llegó a absorber conceptos neo-rosacrucianos que mezcló con enseñanza mágicas y con doctrinas tántricas hindúes. Formó su propia organización iniciática, la Fraternidad de Eulis (1860) y se convirtió en uno de los teóricos de la “magia sexual” (el libro que se le atribuye “Magia Sexual”, llegó a Occidente gracias a una ocultista rusa, María de Naglowska, calificada como la “sacerdotisa de Lucifer”, sobre la que en infokrisis ya hemos publicado algunas referencias). La doctrina de Randolph, considerada así mismo como “contra-iniciática” puede resumirse así: 1) el sexo es la principal fuerza de la naturaleza, 2) la fuerza sexual emana de la femeneidad de Dios, 3) cuando se produce una unión sexual, es posible operar una “unión mágica” para conectar con esta fuerza divina, 4) la unión carnal es, pues, una unión de almas que aspira a la unión con Dios. Ciertamente, los cosmistas eludían en general tocar el tema de la sexualidad
El Movimiento Cósmico y su doctrina, el cosmismo (nos referimos a esta forma aparecida en Occidente) tuvieron a Max Theon como su representante más conspicuo. Louis Maximiliam Bimstein era su verdadero nombre. Mirra Alfassa decía de él: “No sé si fue judío ruso o polaco, nunca dijo quién realmente era o dónde era nacido, nor su edad....”. Utilizó durante su vida dos nombres iniciáticos: “Aia Aziz” (el “bienamado”) durante susviajes por Egipto y en su larga estancia en Argel y “Max Théon”, literalmente “el Dios más grande”. Había nacido en 1847 en Polonia (algunos dan la recha de 1850 y a Varsovia como el lugar exacto de su nacimiento). Era de origen judío, su padre era el rabino León Judas y seguía las enseñanzas hasídicas. Parece que desde muy joven se interesó también por otras religiones y que a los 18 años ya conocía de manera perfecta el Rig-Veda. La leyenda de Max Théon dice que en su juventud viajó por Egipto en donde se relacionaría con el mago copto Paulos Metamon, que también aparece como mentor de la Blavatsky en aquel mismo país. Al igual que ésta, Théon, viaja también a la India. Considerará a Metamon como su “padre” y a la India como “madre”. De todas formas, los medios teosóficos han negado que la Blavatsky fuera discípula de Théon como explicó Pascal Themanlys según los datos que le había transmitido su padre, Louis, sin duda el discípulo más próximo de Théon. Entre 1870 u 1880, Théon se estableció en Londres. Además de presidir el grupo de la HHL, se anunciaba en la prensa como “curandero psíquico” con el nombre de “Theosi”.
En el curso de una de las habituales veladas sociales a las que era invitado por la alta sociedad, Théon conoció a una joven poetisa irlandesa de la que le llamó la atención “su luminosidad” y al tocarle las manos, según cuenta, pudo identificarse con ella. Era Miriam Lin Woodroofe, “Alma”, con quien se casaría en 1885. A partir de ese momento cambiará completamente de orientación y en 1900 abandonará la HHL, estableciéndose en Italia, luego en Francia y más tarde en Argelia (exactamente en Tlemcem) en donde redacta los Principios de Base de la Filosofía Cósmica. Resulta sorprendente constatar que la aparición de estas “doctrinas cósmicas” occidentales, son coetáneas en el tiempo a la irrupción del “cosmismo” ruso. La esposa de Théon, por su parte, recibía el nombre iniciático de “Alma”, nacida en Irlanda, en 1884 había fundado la Universal Phylosophical Society. Quienes la conocieron apenas pudieron recabar datos sobre su biografía, pero sí constataron que poseía cualidades psíquicas poco comunes, conseguía desdoblamientos astrales con facilidad e incluso se atribuía la posibilidad de elevarse hasta “densidades superiores en la fuente misma del conocimiento Ancestral”. Quienes conocieron a “Alma” explican que era propensa a los resfriados y que su salud estaba muy debilida, algo que atribuyen sin duda a la pérdida de energía vital generada por sus experimentos de desdoblamiento astral.
Mirra Alfassa escribió a la pareja como contradictoria: Théon era un hombre dotado de un gran sentido del humor y una curiosidad extrema, alegre o deprimido, brillante o enérgico. Por contraste, “Alma” estaba lleno de una dignidad serena, jamás perdía la calma ni la ecuanimidad. "Era una ocultista extraña dotada de facultades increíbles, increíble”, había escrito Mirra. Max Théon y su esposa estaban pasando el verano de 1908 en Courseulles, con sus discípulos, los Themanlys, y por iniciativa de “Alma” decidieron visitar las islas del Canal. Mientras esperaban el vapor que los trasladaría a la isla de Jersey, paseando por un sendero angosto llamado "Le Sentier de la Corniche", cayó en un trance y siguió caminando, despeñándose en el mar. Contrariamente a lo que se ha dicho, no falleció ahogada sino de una neumonía ocasionada por la frialdad de las aguas del Canal de la Mancha. Logró embarcarse y llegar a Jersey falleciendo en el Hotel Elfine y siendo enterrada en el cementerio de Croix Grouville en la misma isla. Es entonces, en plena depresión, cuando Théon abandona la activiad pública entregando las riendas de la sociedad a Louis y Claire Themanlys -quienes lo acográn en su casa de Normandía- explicando que no puede seguir al frente ya que ha perdido el “estado de dualidad”. Poco después, la Revue Cosmique (en la que Théon publicaba con el seudónimo de Aia Aziz) cesará de aparecer.
Ambos, Alma y Théon, escribieron a partir de 1900 en torno a 12.000 páginas en las que desarrollaban su doctrina ocultista, de las que solamente una mínima parte han sido publicadas. Ellos mismos y quienes los conocieron afirmaron que no escribían en estado de conciencia ordinaria sino durante meditaciones profundas a las que llamaban “los reposos de pasividad” que siempre realizaban juntos. Alma murió en 1908 y, tras un largo período de depresión del que nunca terminó de reponerse, Théon se retiró entonces de la vida pública, siendo sustituido por Louis y Clara Thémanlys y luego por Pascal, el hijo de ambos. Los Thémanlys eran, como Théon, judíos y su hijo se nacionalizó incluso israelita renunciando a su nacionalidad francesa. Hasta su muerte –en junio de 2000- siguió desarrollando las teorías ocultistas del Movimiento Cósmico. Tras participar en la resistencia durante la guerra emigró a Israel en 1953 (otras biografías la adelantan a 1949), dirigiendo el departamento de información de la Agencia Judía y las Amitiés Israël-France. Estas actividades políticas a favor del sionismo no le impidieron fundar en Jerusalén un círculo kabalista (Centro Argaman) en la tradición de Isaac Luria y de Max Théon. A pesar de que conoció en 1920 a Max Théon (al que encontró en una sola ocasión), recibió la iniciación cosmita de sus padres. Fue amigo de Rabindranath Tagore y de Paul Valéry. Sus padres intentaron mantener vivo el Movimiento Cósmico, pero entre los avatares de los años 20 y 30 y el marasmo de la II Guerra Mundial, se disolvió en la práctica convirtiéndose en una corriente de pensamiento subterránea.
En 1913 Théon había sufrido un aparatoso accidente automobilístico que le mantuvo postrado en cama durante un año. En 1914, comenzó la I Guerra Mundial y Théon, que opinaba exactamente lo mismo que Fedorov sobre la violencia pudo escribir que la guerra era "el pecado más grande, porque la vida era sagrada". Solamente volvería a París a mediados de 1920. Murió en Tlemcen, Argelia, el 4 de marzo de 1927.
Hoy se acepta que, a pesar de ser un ocultista muy poco conocido –y desde luego infinitamente menos que la Blavatsky o cualquiera de sus sucesoras- Théon fue extremadamente influyente en pequeños círculos que cincuenta años después de su muerte alumbrarían el movimiento conocido como New Age. Parte de esa influencia se realizó a través de Mirra Alfassa y de su marido Sri Aurobindo. Théon y Mirra se habían conocido en Paris en 1905 cuando ella se llamaba todavía Mirra Morisset y no había adoptado el nombre iniciático de “Madre”. La aparición de esta mujer da un giro sorprendente a la herencia ideológica de Théon.
Nacida en París sobre 21 de febrero de 1878, en una familia provista de una notable fortuna, Mirra emostró pronto su inteligenia cursando estudios de música, pintura y matemática. Era hija de padre turco y madre egipcia y se crió en un ambiente ateo. Se divorció de Henri Morisset en 1908, casándose luego con Paul Richar, un conocido abogado con quien viajará a Pondicherry en 1914. Permanecerá en la India hasta 1916 y se establecerá definitivamente allí en 1920. Fue discípula del pintor impresionista francés Gustave Moreau. En 1904 comenzó a interesarte por el ocultismo al conocer a Louis Themanlys (era amiga de su hermano) y, fue a través suyo como se vinculó a Max Théon. Las experiencias ocultistas realizadas en esa época le permitieron conocer a “algo” a lo que definió como “una figura asiática” a quien llamó "Krishna" en sus sueños. Dijo que Krishna la guiaba en su viaje interior y esperaba poder conocerlo en el mundo tangible algún día. Es evidente que, en esa época, todos los ocultistas aspiraban a ser “guiados” por lo que la Blavatsky había definido como “mahatmas” y algunas corrientes martinistas y rosacrucianas como “superiores desconocidos”. A partir de ese momento se involucró en las actividades del Movimiento Cósmico de Théon. Años después diría del momento en el que conoció a Théon: “Ví que era un ser de gran poder. Note ciertas semejanzas con Sri Aurobindo. Como éste, Théon era alto y delgado. Tenía una amplia frente, un bigote que se mezclaba con su barba y pelo ondulado, castaño rojizo que caía sobre sus hombros; tenía las manos finas y delicadas”. Sin embargo, Théon no era el Khrishna que aparecía en los éxtasis de Mirra: “Vi, o mejor dico sentí que Théon no era quien había visto en mi visión; no tenía esa vibración. Pero fue él quien me enseñó las primeras cosas y trabajé en Tlemcen dos años consecutivos con él".
A lo largo de sus dos largas visitas en 1905-6 y en 1906-7, Mirra (que ya estaba casada con el artista Henri Morriset) dominó las distintas técnicas ocultistas. Siete años después, viajaría a Pondicherry, India, donde conocería a Sri Aurobindo con quien siguió en relación constante hasta la muerte de éste en 1958.
A pocas millas de Pondicherry en el Estado de Madrás, al sur de la India, se fue alzando en los años sesenta y setenta, la comunidad actual se extiende por 20 kilómetros cuadrados sobre los que viven 811 "aurovillianos". En su mayor parte los colonos proceden de EE.UU., Francia, Alemania y, por supuesto, la India. La ciudad, cuyo nombre literalmente quiere decir "Ciudad del Amanecer", está divida en cuatro barrios y un punto central, el Matrimandir, una esfera en la que se construirá una gran sala de mármol; al norte de extiende la zona cultural, la industrial hacia el Este, la zona internacional al sur y la residencial en la parte Norte. Entre cada espacio están ubicados los servicios, almacenes de manufacturas allí producidas, alimentación y transportes. Su estructura es en espiral como algunas antiguas ciudades europeas.
El punto de partida de Auroville hay que buscarlo en 1965 cuando algunos discípulos de Sri Aurobindo, con Mirra Alfassa al frente, empiezan a labrar el proyecto que luego será asumido por la Junta General de la UNESCO y otros organismos de cooperación internacional. Iniciado el proyecto el 29 de febrero de 1968, cinco mil personas, procedentes de 120 países, asistieron a la inauguración de la "Ciudad del Amanecer".
Sri Aurobindo había nacido en 1872 y fue educado en Inglaterra; estudio en el King’s College de Cambridge pero redescubrió la cultura hindú en donde participó en los movimientos reivindicativos para la libertad de la India. Encarcelado, tuvo la experiencia de lo que Arthur Koestler llamaba "conciencia oceánica" y decidió penetrar en las ancestrales técnicas de los yoguis. Había leido el "Bhagavad Ghita", la obra que cambió su vida. En 1910 abordó esta vía en la que persisitió hasta el final de sus días constituyendo otro de los referentes espirituales de la contracultura y, en menor medida, de la Nueva Era. Aurobindo propone un "yoga integral", nacido de la fusión de los demás yogas, como medio para activar la parte trascendente en cada uno de nosotros. Unos años despues conoce a la persona con la que compartirá el resto de sus días, Mirra Alfassa, nacida en París en 1878, de madre egipcia y padre turco, existencialista en su juventud. "Madre", llegó a ser una gran amiga de Theon, quien la introdujo en el mundo del ocultismo y de lo paranormal, un mundo muy, pero que muy alejado de la verdadera espiritualidad hindú... pero no tan alejada de algunas tendencias "newagers" y "acuarianas". Theon murió en 1926, es imposible establecer hasta qué punto sus ideas influyeron sobre "Madre" y sobre el propio Aurobindo. En realidad las ideas universalistas de Théon, ausentes por completo de la tradición hindú, pueden encontrarse, por el contrario, en el proyecto original de Auroville.
Cuando Aurobindo se retiró en 1926 para dedicarse a la práctica del yoga, "Madre" fundó el Centro Universitario Internacional y de ella partirá la idea de construir la "Ciudad de la Luz". Cuando Aurobindo se retiró de la vida pública en 1926, Mirra Alfassa, que ya entonces había adoptado el nombre de “Madre” en encargó de la gestión del ashram. Funda la “Escuela Internacional de Educación”, encargada de difundir las orientaciones pedagógicas del sistema educativo que ella misma había creado con elementos de Théon y Aurobindo.
En sus últimos años "Madre" inició investigaciones que estaban más próximas del ocultismo europeo que de la tradición hindú. Investigó lo que llamaba el "yoga de las células" que entendía como un proceso alquímico de transformación de la materia y del espíritu. Sus ideas fueron compiladas por Satprem, su secretario, un francés bohemio que se hizo cargo de la Fundación Aurobindo y del Instituto de Investigaciones Evolutivas que fundó en 1977 tras la muerte de "Madre" el 17 de noviembre de 1973. Contaba 95 años.
Precisamente la muerte de "Madre" sumió a Auroville en una profunda crisis y abrió una larga retahila de pleitos y procesos que obligaron a intervenir al Parlamento Indio. Roger Anger, el arquitecto, dimitió, harto de luchas intestinas, incomprensión e intolerancia en aquel lugar que tenía que ser el paraiso de la Nueva Era. En 1988 el Parlamento Indio incluyó a Auroville en su "Plan Quinquenal" y redactó la Ley de Fundación. Shiv Shanker, ministro de Recursos Humanos pronunció una alocución ante la cámara baja hindú en la que aludió a "Sri Aurobindo y Madre resaltaron la necesdiad de expandir el internacionalismo, tal que Oriente y Occidente se relacionen en beneficio mutiuo. Para acelerar este proceso, se creyó necesario establecer un pequeño campo experimental, donde gentes de diversos puntos del mundo se pudieran reunir y comprometer en actividades investigativas, culturales, educativas, científicas y de todo tipo, orientadas hacia la unidad humana". A partir de este evento se redacto una legislación interna para asegurar la gobernabilidad del lugar. En Auroville no existen normas sociales; el matrimonio no existe, por ejemplo, tal como había declarado Mirra Alfassa en 1968. Se gobierna por consenso, no existen órdenes ni reglamentos, tan solo "recomendaciones" amanadas por la "Asamblea de Residentes"; los apoyos internacionales son buscados y canalizados por un "Consejo Directivo" del que depende el Consejo Consultivo Internacional y las relaciones con los grupos de apoyo que se van formando en todos los países.
El emblema de Auroville contrasta también con sus nobles y loables intenciones; la rueda con cinco radios debe mucho a Max Theon que lo eligió como símbolo de su organización: el viejo “duat” egipcio, símbolo de los cosmistas rusos y símbolo del mundo subterráneo, que, por otra parte, en el emblema de Auroville está invertido. Théon no fue nunca bolchevique… pero tal como indica la página de Wikipedia, edición francesa, Max Théon, simpatizaba con “todo movimiento de emancipación humana, nacional y social y su corazón latía por todos los oprimidos”. Su postura, pues, en este terreno era exactamente la misma que la de los cosmistas rusos. Vale la pena ahora examinar las similitudes doctrinales entre ambas corrientes.
La doctrina de Max Théon, a la que podemos llamar en rigor “cosmismo de Occidente”, se resume en cinco volúmenes de La Tradición Cosmica, publicada en 1903 por la editorial Paul Chacornac. Dicha obra es hoy fácilmente accesible y se encuentra digitalizada por la Biblioteca Nacional Francesa en formato PDF. El leit-motiv de esta obra es la palabra “tradición”. Théon explica en la introducción que ha recibido estos conceptos de los depositarios de la “tradición” y se los ofrece a los “psico-intelectuales”. Y añade: “Expone la historia de los tiempos primitivos de la humanidad hasta la formación de los primeros imperios. Los problemas más importantes reciben una solución nueva: Origen del mal; papel de la Humanidad; destino de los hombres tras la muerte”. Los dos primeros volúmenes de la obra se titulan “El Drama Cósmico” en lo que Théon intenta explicar “cómo mejorar la suerte de la Humanidad” la cual depende “de la obra Cósmica del Equilibrio que incumbe al hombre”. Hay que decir que “la fuente” de Théon son entidades que no define (apenas dice de ellas que son los “depositarios de la tradición”) de las que recibe información “canalizada” (com la Blavatsky con sus “mahatmas”, Aleister Crowley con su entidad “Aifass”, Alice Ann Bailey por parte de Dwal Kjul, o como posteriormente se han escrito el Libro de Urantia y documentos similares: mediante escritura automática, clarividencia o clariaudiencia).
La obra, en general, no es muy diferente de cualquier otro texto ocultista de la época salvo por su aspiración a comprender el proceso de formación del Cosmos y sus distintas etapas. Théon crea un lenguaje y unos conceptos propios que no tienen nada que ver con los de la física, ni siquiera con la mayoría de enfoques del ocultismo aparecido hasta ese momento. Así pues, la lectura de Théon es ardua y difícil, imposible de realizarla sin “fe”. Hace falta estar convencido de que los conceptos expuestos por Théon son producto de “inteligencias superiores” y han sido vertidos en estado de trance, para admitirlos e incluso para tomárselos en serio. Es cierto que, de tanto en tanto, aparecen intuiciones geniales inverosímiles en el estado de conocimientos de la ciencia a principios del siglo XX.
Explica, por ejemplo, el proceso de expansión del cosmos… Al igual que Fedorov, Théon sostiene que la “evolución” es el destino de la humanidad. El cosmos no es más que un producto de esta evolución. Las “épocas cósmicas” se suceden en “ciclos sabáticos”, al séptimo “día” de cada uno de ellos, el Universo se reabsorbe para manifestarse de nuevo. Sin embargo, la cosa es más comprensible si se tiene en cuenta que los Vedas ya había aludido al “aliento de Brhama” que en su aspiración y espiración crea y destruye los mundos o la Kabalah judía alude a la teoría del Tzin-Tzum en el que Dios replegándose sobre sí mismo crea el cosmos. Ambas doctrinas, la Kabalah y los Vedas eran suficientemente conocidas por Théon por lo que es inevitable percibir aquí una influencia directa de la tradición. El concepto de “tradición” que se forja Théon es particular y no tiene nada que ver con lo que años después definió René Guénon con tal nombre. Para Théon la “tradición” es una “verdad revelada” que tiene mucho que ver con la historia mítica. Para Guénon es lo “transmitido” que ha llegado hasta nosotros mediante las religiones, los mitos y las leyendas. El hecho de que las obras de Guénon y las de Théon fuera publicadas por la mismo editor –Paul Chacornac- no implica ningún vínculo doctrinal. Es evidente, por lo demás, que Théon era altamente tributario del peso del ocultismo de su tiempo, especialmente de las doctrinas enunciadas por su eterna rival, la Blavatsky. Al igual que ella, Théon alude a “ciclos septenarios”.
Nada en el pensamiento de Théon se distancia de la escatología judía. De hecho, en buena medida, su “cosmismo” no es más que una actualización del pensamiento de Isaac Luria. Éste, judío askhenazi, del siglo XVI, casado con una sefardí, emigró a Egipto y luego a Jerusalén. Llevó una vida ascética que le llevó a tener frecuentes visiones a través del estudió del Zohar. Se le atribuyen numerosos milagros y es considerado por el judaísmo como un “santo”. Su doctrina está muy influida por el trauma que supuso para el judaísmo la expulsión de España. A partir de esa tragedia judía, Luria lo qu intenta es aportale un significado: Sobre las masacres, argüía que la muerte física no es más que una etapa y que la vida de cada uno sobre la tierra tiene un objetivo. Explicó que las faltas de los hombres manchan al Mesías y retardan su venida. A él se debe su doctrina sobre el Tsin-Tzum (la retirada de Dios sobre sí mismo dejando “libre” una parte del mundo en donde mediante un rayo realizará la “creación” alimentando diez receptáculos (sefirots) causas de la vida y de la creación. Aceptando todo esto, Théon se limita, en la práctica, a reactualizarlo introduciendo algunos conceptos propios y un lenguaje comprensible para los ocultistas occidentales.
Lo realmente sorprendente es el papel atribuido por Théon al ser humano al que considera como la muestra suprema de la evolución sobe el plano material cuya tarea es transformar la “manifestación” (el Cosmos), “divinizándolo, superando la inevitabilidad de la muerte y sustituyéndola por la perfección y la Gloria de una transformación progresiva”, conceptos que parecen extraídos del patrimonio ideológico de Fedorov y que, probablemente así sea, si tenemos en cuenta que las obras de éste precedieron en el tiempo a las de Théon.
Al mismo tiempo, Théon considera como Fedorov que la violencia debe ser desterrada de la humanidad y que en el Cosmos lo que domina es un principio de armonía (incluso armonía en la creación y destrucción de los mundos). De ahí, ese humanitarismo pacifista que está presente en ambos y ese rechazo al liberalismo que lo aproxima a los movimientos sociales más avanzados de su tiempo y a asumir posturas que hoy tildaríamos de “progresistas”.
En la actualidad existen dos grupos de estudios del pensamiento de Théon, uno radicado en Jerusalén, dirigido –al menos hasta el año 2000 por Pascal Themanlys que consideran a Théon como un “chassid” tradicional al que llaman por su nombre hebreo “Eliezer Mordechai Theon Ben Rivka” y otro grupo en París que especialmente tiende al estudio de los escritos de “Alma” y a la obra La Tradición Cósmica. Ambos grupos no tienen ningún contacto entre sí. Así pues, desde el punto de vista de su impacto formal sobre nuestro tiempo hay que reconocer que la obra de Max Théon, su “doctrina cósmica” apenas ha tenido repercusiones. Sin embargo, no equivocaríamos si nos limitáramos al terreno de los grupos organizados. De hecho, lo que hemos denominado “cosmismo occidental” terminó siendo –ya en vida de Théon- una especie de “red” que extendía su influencia a otros terrenos y tenía vínculos con otras redes similares (especialmente con la de Alice Ann Bailey y su Buena Voluntad Mundial (ver nuestra obra El Pensamiento Excéntrico, en infokrisis).
Théon sostenía la posibilidad de acceder al “pensamiento cósmico” mediante la reconstrucción de la “unidad originaria” y, para ello, le era imprescindible la colaboración de una mujer (veinte años después, Aleister Crowley insistiría también en este punto –quizás influido por Théon- y buscaría en muchas parteners a su “mujer escarlata” y en los años 20, una heredera de la obra de Pascal Beverly Randolph, María de Naglowska, publicó la obra “Magia Sexualis”; Théon y Ranpolh habían sido miembros, como sabemos, de la HHL). Esta mujer fue “Alma” y la obra de Théon se prolongó en toda su brillantez, mientras contó con las capacidad mediúmnicas de “Alma”. Al fallecer ésta se sumió en una profunda depresión. Lo sorprendente es que la pareja Théon-Alma tiene su equivalente en la pareja formada luego por una de sus más próximas discípulas, Mirra Alfassa, y Sri Aurobindo. Hay que decir que Mirra Alfassa jamás renunció al legado de Théon y, a pesar de que el linaje de los discípulos del “cosmismo occidental” discurriera a través de los Themanlys, era ella realmente, la que más trabajo para reconducir el pensamiento de Théon hacia lograr una mayor influencia en la sociedad.
Aurobindo fue en su juventud un activista por la independencia de la India y estuvo en 1908 encarcelado en la prisión de Alipore. Esta estancia en prisión cambió su vida e hizo que se sumergiera en la práctica del yoga. A partir de ese momento, cambió su objetivo personal; ya no era la liberación de la India, sino tres objetivos lo que le constituían su razón de ser en el mundo: el bien de la Humanidad considerada como un todo, el futuro que debía conducir hacia “la nueva era del espíritu” y la aparición de una “nueva raza humana” que encarnara los valores del espíritu y la próxima etapa de evolución de la humanidad… A pesar de todo, no rompió completamente con su trabajo político hasta que para evitar una segunda detención, siguiendo “una orden de lo Alto”, huyo a Pondicherry en donde abandonaría toda actividad política estableciendo un Ashram que sobrevivió a su muerte y a la de Mirra Alfassa. No volvería a trabajar jamás para la independencia de la India, e incluso durante la II Guerra Mundial tomó partido públicamente por los aliados en contra del Eje y de sus partidarios hindúes, todos ellos independentistas. Murió el 1950. Su teoría incide en dos ejes: la posibilidad de alcanzar la trascendencia a través de la práctica de los yogas y la posibilidad de modificar la evolución de la humanidad a través de la incorporación del orden cósmico a la humanidad. Es interesante notar que Aurobindo, cuando alude a la “divinidad” no lo hace en términos teológicos ni siquiera mitológicos, sino más bien emplea un concepto psicológico para referirse a ella: supermente. En el momento en que todos los seres humanos “conectemos” con esta “supermente”, cambiará nuestro estado. Hoy estamos entrando un una “nueva fase evolutiva” en la que nos aproximamos a ese punto.
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Estas notas sobre lo que hemos dado en llamar “cosmismo occidental” pueden parecer decepcionantes para algunos. A diferencia del “cosmismo ruso”, el occidental no parece haber tenido el arraigo de éste en su sociedad ni haber estado presente en los movimientos sociales de su tiempo. Nuestra hipótesis de trabajo es que “occidente” y “Rusia” han estado separados desde principios del siglo XIX por conveniencias e intervenciones de la política anglosajona. Esto ha hecho que se produjeran evoluciones distintas durante casi 200 años que hicieron que el “cosmiso occidental” actuara de manera diferente al ruso. Lo primero que vale la pena preguntarnos es si estamos hablando exactamente de lo mismo: la respuesta puede podrá parecer también decepcionante a muchos. El “cosmismo occidental” y el ruso son diferentes en sus derivaciones, pero muy parecidos en cuanto a sus análisis de base: la evolución de la humanidad, alcanzar una suprahumanidad que haya vencido a la muerte, la idea de la Unidad radical del cosmos en la que todo influye en todo, en la que todo está presente en todo y en la que cualquier parte puede influir sobre cualquier otra, el rechazo a la violencia y a la guerra como expresiones primarias de una naturaleza humana separada del cosmos y, finalmente, la “espiritualización” como ineluctable destino de la humanidad… son ideas de base que aparecen en los dos sistemas y que están presentes, casi al pie de la letra en cada uno de ellos. Así pues, ambas formas de “cosmismo” con hasta cierto punto diferentes, pero esencialmente iguales en tanto que sus bases son idénticas.
El cosmismo ruso influyó en política, filosofía y ciencia. El occidental, se redujo a los altos muros del ocultismo. Al menos, aparentemente. Mirra Alfassa se dio pronto cuenta, durante su estancia en la India, que el “producto” podía venderse en occidente de otra manera mucho más respetable. Además del prestigio que Aurobindo había adquirido especialmente en Estados Unidos con Saraswati, Ramakhrisna, o Krisnamurti, estaban vendiendo orientalismo en Occidente. En este terreno tenía razón René Guénon cuando aludía a que se trataba de un “hinduismo desnaturalizado” y en este terreno puede establecerse la ley inevitable de que contra más está próxima una doctrina oriental a sus orígenes, menos logra arraigar en Occidente, mientras que, a la inversa, cuanto más adulterada esté, más adeptos conseguirá en Occidente. El hecho de que Khrisnamurti fuera seguido en los años 60 y 70 por miles de occidentales, a pesar de que su mensaje era excepcionalmente vacuo, simplemente porque para todos sus seguidores suponía un eco de la ancestral sabiduría oriental (con la que Khrisnamurti no tenía absolutamente nada que ver), contrasta con la escasez de seguidores que tuvo Ramana Maharsi cuya doctrina respeta escrupulosamente los distintos vedas. Mirra Alfassa creo pues, un sistema propio en el que los puntos “conflictivos” que remitían al ocultismo, fueron deliberadamente puesto en barbecha o simplemente ocultados en beneficio de un orientalismo reconducido hacia formas de humanismo universalista.
Constatar este punto es interesante. La hipótesis de trabajo que esperamos poder desarrollar es la de un “encuentro” del cosmismo ruso y del cosmismo occidental en la ideología de la UNESCO y el hecho de que ambas facciones del cosmismo hayan desembocado, a la postre, en un mismo ideal humanista y universalista. El “cosmismo ruso” no se extinguió con la caída del muro de Berlín ni con el tránsito de tres generaciones de soviéticos, sino que aportó el ideal de la “mir” (paz) encarnado en la estación espacial, como muestra fehaciente de que la humanidad estaba transitando de un ciclo a otro y, por tanto, en condiciones de abandonar la biósfera. Así mismo, el “cosmismo occidental” no expiró cuando Max Théon falleció, sino que recibió un nuevo impulso cuando UNESCO hizo suyo el proyecto de Auroville en 1968 y en más de cincuenta años en el curso de los cuales este organismo ha difundido textos y documentos inspirados en el humanismo universalista en el que tanto y tan bien se hubiera reconocido Fedorov o Théon.
El “humanismo universalista” es en nuestra opinión, la síntesis de ambas formas de cosmismo.
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