domingo, 17 de octubre de 2010

Rosa Díez, progre sin más. Reflexiones sobre “Progreso y Democracia”

Publicado: Viernes, 25 de Enero de 2008 22:51
Infokrisis.- A cualquier cosa que tienda a debilitar a los dos grandes partidos hay que concederle un margen de confianza y beneficio; al menos en principio y mientras no se demuestra lo contrario. De ahí que hayamos contemplado con esperanza e interés la fundación del “partido de Savater y Rosa Díez”. Dicho lo cual veamos si hay algo más allá del relumbrón de sus dos promotores y si, a la postre no van a terminar reforzando a uno u otro de los dos grandes.
 
Hay gente que en las distancias cortas gana. No es el caso de Rosa Díez ni de la UPD. El analista, a la que se va acercando, va perdiendo poco a poco esa predisposición a darles un voto de confianza. Es el sino de todo partido de nuevo cuño, que demuestra el hartazgo creciente de la sociedad hacia la “banda de los 2+2” (dos partidos estatalistas y dos nacionalistas). Hace falta mirar con muy buenos ojos a Rosa Díez para no espetarle: “Para ese viaje no hacían falta alforjas”.

En efecto, el viaje ideológico de la UPD es pobre, tirando a pobretón. Pobre porque no va más allá de un rechazo a la política pronacionalista y antiterrorista de Zapatero y a pedir mano dura contra ETA. ¿Cómo podríamos estar en contra de tan loables intenciones? Que la política antiterrorista de ZP ha sido hedionda como se podía intuir desde el principio es algo de lo que no puede dudarse a poco que uno haga trabajar la materia gris.
Claro está que el partido propone otras cosas en su manifiesto fundacional y en sus estatutos. ¿Qué propone? Propone esto y copiamos:
“1 - Promover la regeneración y renovación del sistema y las instituciones democráticas de España, preservando el carácter unitario y descentralizado del Estado, mejorando el sistema electoral, la representación de la ciudadanía, la democracia interna de los partidos políticos, la transparencia de su financiación, así como las reglas para establecer pactos poslectorales y otras medidas conducentes a limitar los mandatos de los representantes, potenciar la vinculación entre representantes y representados, y la capacidad de iniciativa política de la ciudadanía.
2 - Promover la reforma de la Constitución española de 1978 para mejorar la separación de poderes, potenciar la igualdad y la libertad de las personas, y cerrar el modelo de organización territorial dando a todas las comunidades autónomas las mismas competencias y reservando al Estado ciertas competencias intransferibles con vistas a garantizar su viabilidad, la solidaridad interterritorial y la gobernabilidad del Estado.
3- Promover una reforma de la legislación electoral española congruente con los fines específicos citados.
4 – Promover cualquier política adecuada para el progreso de las libertades y la igualdad jurídica de los ciudadanos españoles, con independencia del lugar de España donde residan, así como de su lengua, orientación sexual e ideas políticas, religiosas, identitarias o de cualquier otra clase.
5 – Promover y defender aquellas políticas y medidas sociales, económicas, educativas, científicas, medioambientales o de cualquier otro ámbito, sean municipales, autonómicas, nacionales e internacionales, que:
a - Potencien y protejan la libertad e igualdad de las personas y la cohesión nacional de la ciudadanía contra las políticas regionales centrífugas, antiigualitarias y discriminatorias.
b - Potencien y protejan la solidaridad y bienestar social, la igualdad fiscal y jurídica, y el derecho a la iniciativa empresarial, al trabajo y a las prestaciones sociales básicas y universales.
c - Potencien y protejan la cooperación internacional, y muy particularmente la integración de Europa hacia formas superiores de organización democrática.
d - Potencien y protejan la laicidad de la educación y de las instituciones públicas, y el impulso, difusión y acceso al conocimiento, la educación y la investigación científica y humanística.
e – Se opongan activamente a la difusión del fanatismo, la ignorancia, el fundamentalismo político o religioso y la justificación del terrorismo y de la violencia y la discriminación política en cualquiera de sus formas.
f – Protejan el medio ambiente, la herencia natural y la biodiversidad.
6- Promover políticas que favorezcan la proyección internacional de España, contribuyan al fortalecimiento de la Unión Europea y promuevan las relaciones pacíficas entre los distintos países del mundo, así como el desarrollo económico y social de los menos favorecidos.
7 - Apoyar y desarrollar en el futuro cualquier otra política congruente con la consecución de estos fines generales en cualquier nuevo ámbito”.
El máximo elogio que podría decirse de este programilla es que es “honesto”. Cuando no se puede decir nada de alguien se alude a su honestidad, como si no fuera lo mínimo exigible para entrar en política. Podríamos decir recurriendo a la pomposidad que nunca hubo tanta ambigüedad en tan pocas líneas. Y en cuanto a la honestidad, como el valor al soldado, se le supone.
Tampoco cuesta tanto explicar cómo se va a regenerar el sistema político –que falta le hace- y en cuando a eso de las políticas que “protejan el medio ambiente” es, desde luego mejor que las políticas “que masacren al medio ambiente”. Una obviedad, tópica por lo demás. Como la alusión a la paz mundial. Faltaría más. Mejor "paz mundial" que "guerra universal" que diría un profesor de semántica. ¿Quién puede estar contra eso? Un partido así concebido, carece de lo que en filosofía se llama -y Savater debería saberlo como mínimo- "principio de razón suficiente".
Si esta es la “doctrina” de un partido, menuda doctrina de chichinabo. Pobre pobrísima, con una falta de imaginación, una merma de sangre y de nervio que puede concitar adhesiones de boy-scouts recién juramentados y capadillos varios.
El espacio centrista como paradigma del oportunismo
Seamos serios: ¿esa es la alternativa? No; es, como máximo, un intento de conquistar un espacio centrista que, según han oído los fundadores de la UDP es donde reside la mayoría del país y cuyo dominio da o resta mayorías absolutas. Desde que Suárez inventó en centrismo, todos los listos que en España han sido se han apuntado al invento que dice poco, compromete a menos y obliga a nada. Un sindicalista vertical de toda la vida, devenido “líder sindical independiente” (esto es, "centrista”, me decía hace 30 años: “Ernesto esto del centrismo es lo mejor, ni derechas ni izquierdas”. Y a él que procedía de la falange, eso, desde luego, le sonaba. Sólo que Primo no era “centrista”. Cuando alguien se declara centrista atención: pretende trincar eludiendo entrar en disquisiciones doctrinales.
Lo que se le escapa a Rosa Díez (segunda división del PSOE en las dos legislaturas anteriores a causa de sus enganchones con Zapatero por el tema vasco) y a Savater es que –como comprobó Suárez- en el centro no hay espacio porque el centro es una ficción política deconstruida por la presión del centro-izquierda y del centro-derecha. El centro, si es algo –y es poco- apenas es un apelmazamiento de moderación, ambigüedad y actitud sosegada o aparentemente tal. El centro es una forma de ser apolítico en unos casos e iletrado político en otros. Nada.
El centrismo se afirmó en la historia de España durante la transición y solamente como colchón para evitar que se produjera un choque indeseable entre izquierda y derecha. Todos contribuyeron a construir el centrismo porque el centrismo les aseguraba la alternancia en el poder, mientras que el enrocamiento en las posiciones propias hubiera sido peligroso en ese tiempo de polarización. Acabada la transición en 1983, acabó el centrismo. Cuando Suárez lo quiso resucitar con su CDS apenas pasó de ser un partidillo escasamente atractivo que motivaba menos que Chewaka con liguero y tacón de aguja. Y ahora se despierta la Díaz con una nueva reedición del centrismo…
Lo que se le ha escapado es que si los dos partidos tienden a conquistar el centro y pueden hacerlo es porque tienen atado y bien atado el voto de derecha y de izquierda respectivamente y el espacio común en disputa es el contiguo, precisamente, el situado en el centro. Pero un nuevo partido como el de la Díez carece de espacio propio y difícilmente puede conquistar el espacio centrista si carece antes de caladeros de votos en exclusiva. Estos no existen. Ni siquiera Redondo Terreros les ha querido acompañar en la aventura. Para Redondo es demasiado evidente que la nueva formación adolece de más defectos que Windows Vista y que está llamada a la esterilidad.
¿Por qué Rosa Díez ha tirado adelante con su aventura? Es fácil de entenderlo. Simplemente porque no leyó las instrucciones de Alfonso Guerra: se movió y dejó de salir en la foto. Hace poco un dirigente socialista catalán me decía: “esto es terrible, si fallas una vez, te excluyen para siempre”. Así que ese partido que se presenta como paradigma de la democracia exige una fidelidad absoluta e inconmovible del mismo fuste que la solicitada por los sátrapas tercermundistas. La Díez había ido a parar a Europa. En el PSOE solamente se llega a Europa en dos circunstancias: cuando se es miembro de la masonería o cuando existen fundadas sospechas de que la persona en cuestión se puede “mover”, pero aún no es tiempo de prescindir de ella. La patada para arriba es previa a la defenestración. La Rosa de los puertos se fue a Europa, se desenganchó de la política nacional, dejó de aparecer cada día en tertulias e informativos, se fueron olvidando de ella y era evidente que en esta nueva legislatura que se avecina ya no tendría lugar ni en Europa ni en lugar alguno bajo el rótulo PSOE.
Ahora bien, dedicarse a la política es un buen asunto: mucha fama, poco esfuerzo y aquí cualquier inútil es saludado como "político influyente" por los medios. Así que la Díez quiso seguir reenganchada al campo de la política con ayuda de Savater. La pregunta del millón es: ¿su honestidad política es superior a su afán de protagonismo? ¿se fue del PSOE por coherencia… o porque ya no tenía nada que hacer allí? ¿es una “idealista” o una “profesional de la política”? Si es idealista no creemos que por un ideal centrista descafeinado, ambiguo y con menos garra que un tigretón alguien arriesgue ni la poltrona ni la paga. Así que se trata más bien de una profesional de la política que se movió y la pifió…
La “cosmovisión” de la Díez y Cía
Lo más deprimente de todas estas opciones nuevas que van surgiendo son sus opiniones sobre la “cuestión nacional”. Ya hemos visto la de la Díez: “descentralización y afirmación de la unidad del Estado”… Está bien esto. Pero, a poco que se profundiza un poco más en las declaraciones de todo este sector sorprende toparnos con… un universalismo indisimulado del que Arcadi Espada es la quintasencia y Savater el inspirador en la UPD. Verán…
Rosa Díez no es la ideóloga de todo esto. Es el rostro. El ideólogo es Savater. ¿Qué es Savater? Un invo-evolucionista en lo ideológico que ha ido desde el pensamiento antiprogresista de sus orígenes ligado a los medios libertarios hasta el –y cito la definición que da Wikipedia de él- “individualismo democrático, socialdemócrata, liberal y universalista”.
Laico hasta las trancas propone superar todos los “sectarismo identitarios de etnicismos, nacionalismos y cualquier otro que pretenda someter los derechos de la ciudadanía abstracta e igualitaria a un determinismo segregacionista”. Libertario en su juventud, devino liberal en su madurez y de antiprogresista se convirtió en ultraprogresista.
Así como Rosa Díez basa su “doctrina” en el rechazo visceral al hijoputa de HB que la ha insultado y amenazado, lo de Savater tiene “raíces inteelctuales profundas”. No es que se oponga al nacionalismo vasco desde el punto de vista del “patriotismo” español, sino que lo hace ubicándose en un abstracto universalismo situado, no por encima del regionalismo exaltado, sino por debajo de cualquier identidad. Es ahí mismo en donde se sitúa Arcadi Espada quien coloca en el mismo saco el patriotismo que el independentismo, la visión imperial de España que el túrmix centrifugador. ¿En beneficio de qué? De un universalismo que se reconoce en una ausencia absoluta de señas de identidad (cada cual es libre de reconocerse en tal o cual identidad, claro, y de intentar sentar sus posaderas en el vacío hasta el castañazo final) y que, por eso mismo, es la negación de la naturaleza humana.
Si, porque este Savater que dice haber mamado de Nietzsche –sin aclarar qué parte de él ha degustado con más fruición- olvida que una de sus geniales intuiciones fue aquello de que “hemos recorrido el camino entre el gusano y el hombre y aún queda en nosotros mucho de gusano”, frase que podía ser el paradigma de la etología que florecería sólo después de que la hermana de Nietzsche le recogiera la baba ya sumergido en plena locura. Se mire como se mire parte de nuestra naturaleza es animal, con perdón. Y en tanto que animal, instintiva. Somos animales territoriales como cualquier mamífero superior, tenemos instintos de supervivencia, reproducción, conservación y agresividad; además del instinto territorial que modulado por el cerebro humano se transformar en arraigo e identidad. Borra todas las referencias en beneficio de un brumoso universalismo y tendrás a un cretino que se cree ciudadano del mundo dispuesto a identificarse con cualquiera, menos con el lugar que le ha visto nacer no sea que eso suponga adquirir una identidad que desmienta el universalismo galáctico.
Porque si la Díez, Savater o Espada son algo, son sobre todo utopistas bienintencionados, pero no por ello libres del pecado de progresía. ¡Mira que llamar al partido “progreso y democracia”, pero sobre todo “progreso”…! Henos aquí ante otros “ciudadanos del mundo”, libres de cualquier rasgo maldito, esto es, identitario. Y me pregunto: a fin de cuentas ¿estos papanatas en qué se diferencian del PSOE? Está claro: el PSOE tiene las riendas y ellos se movieron de la foto. Esto es todo. No salen en la foto del pesebre y aspiran a crear una fotocopia reducida del mismo cuya íunica seña de identidad -también ellos precisan algo de eso- es el progresismo y su cara complementaria, el universalismo.
Haber llegado hasta 2008 en las filas del PSOE, como si nada hubiera pasado, indica que, o bien la Díez no es un portento de inteligencia política (¿hay algo diferente en el PSOE de ZP que en el de González, aparte de distintos grados de zafiedad? ¿hay alguna diferencia sustancial entre definirse como socialdemócrata como hace Savater o militar en un partido socialdemócrata como hace ZP? ¿es posible diferenciar al progre zapatista del progre demócrata de la UPD?) o bien solamente ha roto con él cuando su movimiento convulsivo le ha hecho imposible salir en la siguiente foto del cartel electoral.
Los alegres muchachos de Ciutadans, liberados de la tutela de los armadores Boadella y Espada, intentaron ponerse en contacto con Savater y la Díez. Era normal que lo intentaran. En el fondo ambos son “alternativas”. Pero retornaron en el puente aéreo cabizbajos y desolados: la Díez les dijo que iban a intentar presentarse solos en toda España. Con dos cojones. A la falta de inteligencia estratégica, les une a ZP el mismo “optimismo antropológico” que lleva al presidente a afirmar que tendrá mayoría absoluta el 9 de marzo. Hasta en esto son hijos de la misma madre (la izquierda descompuesta) y de padres surgidos del mismo sumidero progresista.
Nos hemos leído el manifiesto del grupo. Y hemos pasado de la esperanza al bostezo sin solución de continuidad. Sería difícil encontrar tal falta de originalidad y una amalgama tan condensada de tópicos progres. Vean su autodefinición: “Nosotros preferimos hablar de progresismo en vez de izquierda o derecha. Ser progresista es luchar contra las tiranías que pisotean la democracia formal, así como contra la miseria y la ignorancia que imposibilitan la democracia material”. El problema es que quienes pisotean la democracia formal cada día se definen como “progresistas”. Pero claro, se trata de “falsos” progresistas. Nuevamente el pelo de la dehesa falangista se impone: a la lucha contra la derecha y la izquierda, se une la consideración de “lo nuestro es lo auténtico”, lo demás es “falso”.
Y todo para llevarse unos cuantos votos.
Resumiendo: este partidillo improvisado y llamado a generar el más rotundo de los desengaños vuela bajo y parece difícil que pueda remontar el vuelo algún día. De hecho, la única duda es quien se quedará con las deudas tras el 9-M. UPD apenas es una muestra más de la crisis de la identidad de la izquierda que perdido el marxismo quedó con el culo al aire. La izquierda como el rey del cuento está desnuda, sólo que algún limitado mental le ha contado que el progresismo es un taparrabos que cubre sus vergüenzas. Y se lo han creído.
Con un programa como el que se define en sus documentos lo más que puede hacer es arañar unos cuantos votos de centro-izquierda hartos del doble lenguaje zapateriano en relación al terrorismo y a la articulación del Estado. Esos pocos cientos de votos pueden hacer algo de daño al PSOE, restándole algún diputado que irá a parar a la odiada derecha… poco más. Pobre, demasiado pobre. En realidad, miserable.
© Ernesto Milá – infokrisis – infokrisis@yahoo.es