martes, 25 de agosto de 2020

TENEMOS ENCIMA NEGRAS TORMENTAS Y NOS PREOCUPA SI CIERRAN LOS PUTICLUBS...

 EL ESTADO ANTE EL COVID O LA IMPOTENCIA

La actitud del gobierno ante el Covid-19 ha sido elocuente y puede dividirse en dos fases:

- Durante los tres primeros meses, de marzo a mayo, asume el “control” de la situación y decreta el confinamiento. ¿Resultado? Más de 40.000 muertos, de los que se reconoció -por el momento- menos de 28.000 –“ya habrá tiempo de contar a los muertos” (Sánchez dixit). No fue raro que los sondeos que indicaban el grado de apoyo al gobierno se desplomaran.

- A partir del verano, Sánchez opta por desembarazarse de la responsabilidad en la pandemia y la transfiere a las comunidades autónomas, para evitar un desgaste mayor del gobierno. ¿Resultado? Peor todavía: cada comunidad tira por su cuenta, los jueces echan para atrás muchas medidas por inconstitucionales, y, para colmo, aparecen las ideas tan geniales como inútiles (no fumar en terrazas, que aparece en Galicia y se va adoptando en todas las comunidades). El resultado es que, el prestigio del gobierno del Estado sigue cayendo y el de los gobiernos autonómicos sufre idéntico destino.

¿Resultado final de todos estos despropósitos? Mientras el haragán de Sánchez se va de vacaciones, los Bonnie&Clyde de Unidas Pudimos muestran sus “sufrimientos” por unas vacaciones que alguien frustró en Asturias simplemente con una pintada en el suelo… Y de regreso, la jefa consorte de Podemos y “ministra de igualdad”, se le ocurre la “gran aportación de Unidas Pudimos” al Covid-19: cerrar los puticlubs… Vamos a ver: si la medida tuviera algo de sentido, cabría preguntar como a esta tonta del bote no se le ha ocurrido proponer esta medida hace siete meses, cuando empezó la pandemia y lo hace ahora, cuando su banda está empantanada en procesos judiciales, sospechas de nepotismo y certidumbres de corruptelas.

LA MOCIÓN DE CENSURA DE VOX

Cabría decir que “así se las pusieron al rey”, en relación a la moción de censura que presentará Vox. No recuerdo en la historia de la democracia española un gobierno en una situación tan débil como la que vive Sánchez. Habría que remontarse a los últimos tiempos de UCD o a los momentos más dramáticos de la crisis económica de 2008-10, cuando ZP se negaba a reconocer la realidad de los hechos.

Ahora es diferente, porque el PSOE gobierna en coalición con un partido que, de lejos parece formado por impresentables, de cerca uno tiene la certidumbre de que efectivamente, son impresentables, y que poco a poco, cuando se vayan conociendo sus corruptelas sabremos que eran impresentables, no solo a nivel de programa (ideología de género, más inmigración y viva los okupas, que, a fin de cuentas, a eso se reducen sus propuestas), sino a nivel de comportamiento ético y moral (que era lo que vendían hasta anteayer: bajarse los sueldos, no ir en coche oficial, transparencia absoluta y gestión asamblearia…).

Con un Unidas Pudimos amortizado, Sánchez se hace ilusiones de que el Cs -en fase terminal- lo apuntalará el tiempo que queda de legislatura y que, para entonces, el Covid será un mal recuerdo y se habrán reabsorbido los millones de parados y de afectados por los ERTE. Pero, claro, antes tiene que pasar por la moción de censura de Vox.

Lo más normal hubiera sido que Vox y el PP hubieran presentado la moción en comandita e, incluso, que hubieran recabado las firmas de algunos versos libres de Cs que intentan acomodarse ante el hundimiento del partido.

Es pronto para decir, si Vox convencerá o quedará como Hernández Mancha después de la que presentó en marzo del 87, cuando perdió el duelo con Alfonso Guerra. Abascal lo tiene ahora más fácil, en primer lugar, porque lo que queda del PSOE no es lo que existía en 1987, cuando todavía quedaban en el partido profesionales brillantes. Hoy el PSOE es un despojo de feministas airadas y de ambiciosos sin principios que las flanquean. Sin ideas más allá del programa de Unidad Pudimos, algo más diluido, sin líderes, sin unicidad interior, descompuesto entre “federaciones” y “partidos”, cada uno de los cuales tira en la dirección que más le interesa y, con un “comité federal” de baja catadura.

La derecha podría ser más inteligente y eficiente. Claro está que el PP de hoy, tampoco es el de otra época (en el fondo, la política se ha convertido en la actividad más lucrativa y, a la vez, más desprestigiada del país, tanto como puede serlo el tráfico de drogas o la trata de blancas), pero, en cualquier caso, si Vox hubiera “trabajado” un poco más el tema de la moción de censura antes de formularla y hubiera buscado alianzas, su posición sería mucho más fuerte de lo que es ahora, especialmente si Abascal flaquea ante Sánchez o no remata bien la faena. Que es lo que espera Casado.

El PP de 2020 intenta “centrarse”: retener el electorado de derecha y ganar centristas y -lo dijo Casado el otro día- e integre a “socialdemócratas” (en clara alusión a integrar a los restos del Cs). Y todo esto con el Covid de fondo, ante el que el PP se limitó, los tres primeros meses, a reír las gracias de Sánchez y ahora parece mudo y sin iniciativa en la materia.

NEGRAS PERSPECTIVAS ONDEAN EN LOS AIRES

Lo cierto es que ¿los contagios repuntan? Si y no. Lo que ocurre es que se están haciendo tests masivos y aparecen “contagiados”, la mayoría asintomáticos, que probablemente lo estaban desde hacía meses. Otro error de comunicación, porque el número de contagios es lo que ha hecho que media Europa y, desde luego, los principales proveedores de turismo de aluvión, recomienden no visitar España. Lo más grave es que, el número de muertos empieza a repuntar y que, veremos lo que ocurre en el inicio del curso escolar, no por los niños que están resultan asintomáticos, sino por el contacto con los abuelos.

En cuanto a la situación económica, no hace falta aludir a las “cifras macroeconómicas” para darse cuenta de la gravedad: sectores enteros de la economía, del pequeño comercio y de los autónomos, laminados por la crisis (en la calle comercial de Calella, de unos 800 metros, casi cincuenta establecimientos cerrados en las últimas semanas y la mayoría de hoteles ni siquiera han abierto). Parece bastante claro que lo primero que el gobierno debería plantearse es cómo afrontar una “reconversión económica” de un país que ahora sabe que no puede cifrar la salud de su economía en el turismo y en la construcción. Y lo más preocupante es que todavía no he oído a ningún partido -Vox incluido- que proponga un nuevo modelo económico.

Así pues, hay que prepararse para un período excepcionalmente difícil: un Estado que se niega a ejercer “poder” (cuando redunda negativamente en la intención de voto) y carece por completo de “Autoridad” (esto es de prestigio). Con unos gobiernos autonómicos que están peor, incluso. Con una economía en ruinas y sin ideas para reorientarla. Con la amenaza de una mortandad para la segunda oleada del Covid antes de que llegue la vacuna y sin que se hayan modificado los “protocolos de tratamiento” (responsables en primer lugar y sobre todo de la mortandad). Y, para colmo, con una derecha dividida y sin grandes ideas en materia económica, en sus distintas formulaciones, sigue al liberalismo más rancio, sosteniendo que no se ha aplicado en su rigor más estricto).

¿Tiene futuro este país? No, desde luego, mientras no haya una nueva generación de jóvenes, surgidos de la clase media que asuman sus responsabilidades y tengan la preparación técnica suficiente para aportar soluciones. Jóvenes que no vean el exilio económico como la salida a su futuro. Que estén imbuidos de patriotismo y quieran un futuro para ellos y para los suyos. Por que hay que reconocer que los que tenemos más de 50 años, no solamente no hemos fracasado, sino que somos los responsables -por acción o por omisión- de que nuestro país esté hoy sumido en lo más profundo de un pozo del que nos va a costar mucho salir.

lunes, 24 de agosto de 2020

CUANDO LOS COMUNISTAS SE PASABAN EN MASA EL FASCISMO (7 DE 10) - LA DERIVA DE DORIOT HACIA EL FASCISMO

 

La deriva hacia el fascismo

Hay que decir que, al margen de los calificativos que pudieran lanzar los comunistas contra el PPF y a pesar de lo que algunos de sus intelectuales quisieran ver en el partido, e incluso de los contactos internacionales que hubieran podido tener en Italia, Doriot no se había definido nunca como fascista. En 1936, L’Emancipation había publicado un artículo de Robert Loustau: “Estamos lejos de ser fascistas (…) Al contrario, somos demócratas y es por esto que rechazamos la forma actual de la democracia que oculta bajo la mentira de las palabras la tiranía hipócrita de un puñado de aprovechados, políticos y capitalistas”. Ramón Fernández, por su parte, escribía en la misma línea: “Fascistas, ¿por qué? ¿Por qué somos herederos de la más gloriosa unificación nacional, iríamos a copiar en una noción cuya independencia  y grandeza respetamos, pero cuyo destino es diferente al nuestro, dirección que podemos obtener con nuestras propias manos? ¿Por qué iríamos a copiar una disciplina de unificación nacional, cuando nosotros ya estamos unificados? ¿Por qué?”. Argumentos similares pueden encontrarse en Falange Española y más concretamente en Ramiro Ledesma. Sin embargo, queda algo por precisas en el caso del PPF.

A diferencia del “fascismo español”, el PPF partió con algo más de un tercio de su militancia procedente del Partido Comunista. Era imposible que, en esas circunstancias, el partido se declarase “fascista” con el riesgo de perder a parte de esa base que hasta pocos meses antes había sostenido posiciones “anti-fascistas”. En 1934, hay que recordarlo, el cimiento que unificó a los disidentes del PCF que formaron en torno suyo era la “unidad revolucionaria y el antifascismo” e incluso en el himno de los comunistas de Saint-Denis que la “célula mayoritaria” había seguido utilizando con posterioridad a la escisión la primera estrofa decía: “Ante el fascismo que nos amenaza | en nuestras filas se encuentra vuestro lugar | adelante Saint-Denis, adelante”…

Era imposible que el partido, una vez constituido, se declarara, pues, antifascista. Doriot rechazó esta actitud como también rechazó la posibilidad de ser un partido que se situara fuera del marco legal y parlamentario, que apostara por el partido único y la preparación de un golpe de Estado que llevara a un estado totalitario. Era perfectamente consciente de que su actuación se desarrollaba en una de las más viejas democracias europeas, bien arraigada que constituía una tradición que le sería difícil romper. Procedente de una tradición marxista, Doriot no podía evitar el realizar un “análisis de clase” y reconocer que buena parte de las clases medias (a diferencia de lo que había ocurrido en Alemania y en menor medida en Italia) estaban en contra de soluciones fascistas. Consideraba, como conclusión, que Francia no estaba “madura” para aceptar una forma de fascismo y que sería un suicidio proponerlo.

La cuestión era: en ese momento, hacia 1936-37, Doriot ¿era o no era fascista? Una vez más, es Victor Barthélemy, en esos años, interlocutor privilegiado del “jefe”, quien aporta el testimonio que le comunicó el propio Doriot: “No sé si soy fascista. El fascismo no se copia (…). No quiero copiar ni a Mussolini ni a Hitler. Quiero hace del PPF un partido de nuevo estilo, un partido como ningún otro en Francia. Un partido por encima de las clases. Durante mucho tiempo he creído en la lucha de clases como factor esencial de la revolución. Ahora ya no creo en esto”… Estas confidencias datan de octubre de 1936, una época en la que Hitler y Mussolini distaban todavía mucho de estar de acuerdo; el segundo, había constituido el “frente de Stresa” con Francia y Gran Bretaña. No sería sino unas semanas después cuando mejorarían sus relaciones y se crearía el “Eje Roma-Berlín”. No fue sino hasta principios de 1937 cuando puede decirse que el fascismo adquirió una “dimensión europea”. Hace falta recordar también que Eugenio Coselschi, dirigentes de los Comités de Acción por la Universalidad de Roma, la “internacional fascista”, seleccionaba a sus secciones nacionales en esa época en función de su fidelidad al fascismo… y de su hostilidad al Tercer Reich. Los Dinasos flamencos de Joris Van Severen eran extremadamente hostiles al NSDAP y en cuando a Bertrand de Jouvenel, cuya madre era judía, manifestaban la misma hostilidad.

Las cosas en 1936-1937 no estaban tan claras como pueden estarlo hoy. Doriot, en realidad, eludía la cuestión formulada por Barthélemy: sabía perfectamente que no era necesario “copiar” ni al régimen italiano, ni al alemán para “ser fascista”. Análogos razonamientos y reflexiones se habían realizado unos años antes en España y Portugal por parte de Ramiro Ledesma, José Antonio y Rolão Preto… Y al igual que el nacional-sindicalismo español, Doriot siempre quiso superar al PCF en “ímpetu revolucionario”. Y como los nacional-sindicalistas españoles se atribuyó rasgos comunes al fascismo “Un partido como el nuestro no es un partido como los demás; es un estado de espíritu, un alma, una doctrina, una mística”. A pesar de contar con aportaciones sociales y políticas muy distintas, parte de las reflexiones de Doriot y de los nacional-sindicalistas españoles eran muy similares. Y ambas se dirigían hacia el fascismo, no como fenómeno italiano en sentido estricto, sino en su acepción genérica. En su primer congreso, en noviembre de 1936, el PPF mostró todavía una ambigüedad en relación al fascismo, pero en él aparecen algunas fórmulas que ya dejan presagiar cierta influencia. La fórmula de juramento, por ejemplo: “En el nombre del pueblo y de la patria, juro fidelidad y entrega al PPF, a su ideal y a su jefe. Juro consagrar todas mis fuerzas  a la lucha contra el comunismo y al egoísmo social. Juro seguir hasta el sacrificio supremo la causa de la revolución nacional y popular de donde saldrá una Francia nueva, libre e independiente”. En cuanto al saludo no era más que un remedo del saludo fascista que nunca pudo establecerse del todo. Sabiani fue el primero en adoptar el saludo fascista brazo extendido en alto.

Es cierto que, por su origen, el PPF realizó una simbiosis de temas procedentes de la extrema-derecha y de la extrema-izquierda. Esto se evidencia de manera extraordinariamente gráfica en las celebraciones del partido: por una parte a Juana de Arco y por otra a la Comuna de París. La bandera del PPF era la que había lucido en la Fiesta de la Federación de 1790 (como decía L’Emancipation “evocaba un momento de nuestra historia que vuelve a ser actualidad ya que una vez más la Patria está en peligro”. Sin embargo, dentro de esa bandera, el emblema del partido, una francista estilizada, recordaba a la cruz céltica y/o a la esvástica.

El nuevo himno del PPF, estrenado en el I Congreso, France, libére-toi, cuya partitura había sido escrita por un obrero metalúrgico y la música compuesta por un empleado de banca, decía:

Libérate, Francia, libérate
Sacude el yugo de luchas fratricidas
Que el extranjero lleva a tu suelo
Bajo la apariencia de promesas pérfidas.
Que el francés sea dueño de sus leyes.
Fuera del país los provocadores de conflictos
Un admitimos vuestra tutela
Libérate, Francia, libérate

El resto de estrofas apunta contra la dictadura roja, nos habla de sangre, sufrimientos y enemigos y termina recordando la figura d Doriot: “Escucha a Doriot que te llama, hijo de Francia, hacia el más noble fin”. Hay algo en esta letra que remite a La Marsellesa. En cuanto a la antigua En avant Saint-Denis, cambió s estribillo por En avant Jacques Doriot. La consigna más habitualmente repetida era “PPF vencerá” (que en 1969 fue recuperada por Ordre Nouveau).

La mística de la muerte y del sacrificio era común a Falange Española. En el verano de 1936, en Argelia, fue asesinado un militante del PPF, Manuel Manchón y al año siguiente cayó en Marsella, el portaestandarte de la sección, Louis Revergat; en 1938, también en Marsella, moriría Nöel Arnaud. Doriot dedicó a estas tres víctimas su obra Refaire la France (Reconstruir Francia) que incluía el texto del largo discurso que pronunció en el II Congreso del partido. A partir de ese momento, en las ceremonias y actos del partido, se mencionaban los nombres de los afiliados asesinados, respondiendo la masa con un “¡presente!”.

El PPF, como hemos dicho, nunca extendió la uniformidad a toda la militancia, sin embargo, en los mítines del partido, el servicio de orden lucía camisa azul con distintivo del partido en el brazalete, pantalón azul marino y boina. En los grandes mítines del partido, el servicio de orden formaba en un lugar destacado ante la tribuna.

Con todos estos detalles sobre la uniformidad, la jerarquía interior, el sentido de la disciplina y la mística del jefe y de los camaradas muertos, los símbolos y el saludo, pretendemos demostrar que el PPF fue un partido genéricamente fascista en lo exterior, mucho antes que lo fuera en el programa o que se reconociera como tal. Así mismo, en sus publicaciones constan innumerables artículos aludiendo a la exaltación del instinto, a las "fuerzas espontáneas de la vida”, al “primado de la acción”, todas ellas características de una “concepción del mundo” próxima al fascismo, sino netamente fascista.

En cuanto a la violencia, el PPF mantuvo un servicio de orden, ciertamente eficaz, no tanto por su postura agresiva sino más bien para prevenir ataques procedentes del PCF que no podía tolerar competencia en zonas obreras de sus antiguos disidentes. Más que un partido “violento”, el PPF fue “contra-violento”. El “servicio de orden” que se constituía para proteger acto estaba compuesto mayoritariamente por parados de origen norte-africano. Existía también una “brigada especial” compuesta por un centenar de “hombre completamente seguros” que protegían los domicilios de los dirigentes, los acompañaban en sus desplazamientos y estaban con ellos en las manifestaciones. Pero no formaron nunca grupos paramilitares al estilo de otras formaciones de la época.

En la Costa Mediterránea, los dirigentes locales de Niza constituyeron un “servicio de orden” particularmente eficiente en la lucha callejera contra los comunistas, cuyo organizador fue Joseph Darnand que, tras un período de militancia en La Cagoule (la empresa que dirigía era utilizada para introducir armas procedentes de Italia), ingresó en el PPF. En Marsella, Sabiani, puso también en marcha un “terrible servicio de orden”, cuando ya se consideraba públicamente fascista.

En realidad, la “fascistización” del PPF se realizó poco a poco. Primero se evidenció en los gestos y en buena parte del aspecto exterior, luego en las consignas. Finalmente, afectó a la ideología y al programa. Uno de los temas a los que Doriot nunca renunció –a pesar de cobrar subsidios de distintas patronales- fue al “anticapitalismo”. Aludió en muchas ocasiones a la lucha “contra las 200 familias” que controlaban el capitalismo francés. En el programa de 1936 acusaba a los viejos partidos de haber arrasado el país y haber implantado un sistema incoherente de producción. Contantemente atacó al liberalismo al que consideraba superado y que tenía como responsable de la crisis de 1929.

En el II Congreso del partido insistió en la necesidad de alcanzar una “justicia social” (“Nuestra mística es la de la justicia y de la paz sociales (…). La paz social es el único terreno sobre el que se puede reconstruir Francia”. En los escritos de especialistas en economía del PPF como Loustau se perciben los ataques al “capitalismo financiero”, a la concepción del trabajo como mercancía y se pide una limitación a los beneficios del capital. Uno de los jóvenes que habían prestado su apoyo a la Unión de la Juventud Francesa, Maurice Duverger, que luego destacaría como politólogo, era precisamente ese aspecto anticapitalista: “Si tantos camaradas han dado la espalda a la patria, es porque no han visto en ella más que la máscara que el capitalismo ha puesto sobre su rostro y que la desfigura (…) Nosotros no suprimiremos el capital, sino que suprimiremos el capitalismo, es decir, la dominación del capital”. La propuesta de Doriot en este tema era que, a partir de cierto nivel de concentración de capital o de beneficios empresariales, el excedente fuera a parar directamente a un fondo social. A pesar de que el PPF no tuvo nunca escisiones por cuestiones socio-económicos, es cierto que en algunas delegaciones la sensibilidad social era más acusada. Sabiani, por ejemplo, reclamaba una reforma del derecho de propiedad y lo limitaba a la competencia y a la moralidad. Jean Paul Brunet en su historia del PPF y de Doriot, advierte con razón: “Sabiani no era el Gregor Strasser del PPF”. Existía un acuerdo unánime en condenar e liberalismo económico y la utilización del capital con fines egoístas.

Hacia 1938, el PPF asumió que su proyecto era “corporativo” y fundado sobre la solidaridad entre los miembros de la empresa. Se trata de un corporativismo clásico que no tiene elementos propios ni originales sino que remite al viejo corporativismo francés teorizado por René de La Tour du Pin y aplicado por el régimen mussoliniano. En general, el programa económico del PPF se adapta perfectamente a la imagen que tenemos del fascismo, algo que ya parece implícito desde el “primer encuentro de Saint-Denis” previo a la fundación del partido y en donde este se definió como “social y revolucionario”. 

Otro tanto cabe decir sobre el modelo de Estado. En marzo de 1938, Doriot declaraba que “Somos republicanos”, para añadir posteriormente que una discusión sobre este tema es “precipitada” y que “todavía no está madura por el momento”. Pero en el II Congreso del Partido ya aludirá al “Estado Popular Francés” que está diseñado casi como el Estado Corporativo italiano. En cuanto la religión, Doriot y el programa del PPF se muestran partidarios de dejar las cuestiones confesionales a la conciencia de las personas.

Lo que Doriot ha descubierto desde su marcha del PCF es la idea de “patria”: “Nuestro credo es la patria y nada más que la patria” había dicho en su discurso del II Congreso del PPF: “El PPF no quiere conocer otra doctrina más que el nacionalismo, yo diría incluso un nacionalismo intransigente”.

El antisemitismo no está presente en su planteamiento. En el I Congreso del PPF ya había apuntado claramente: “Nuestro partido no es antisemita. Es un gran partido nacional, que tiene cosas mejores que hacer que luchar contra los judíos. No tenemos intención de defender a los judíos ni de atacarlos (…) Pero rechazamos a los que se declaran judíos antes que franceses. No aceptamos que una categoría de ciudadanos haga pasar sus intereses raciales antes que el interés nacional”. Y al año siguiente amplió esta idea ante los estudiantes del partido: “personalmente no soy ni judío ni franc-masón y rechazaría ocuparte de estas tonterías cuando Francia corre el peligro de ser entregada al comunismo”. En realidad, la cuestión es mucho más compleja…

Doriot había obtenido cuantiosos fondos de tres bancos cuyos administradores eran judíos: la banca Rothschild, la banca Lazard y la banca Worms. En el Buró Político del PPF, así mismo, se encontraba un judío, Alexandre Abremski. El mismo Bertrand de Jouvenel, como ya hemos dicho, era hijo de madre judía. Pero también hay que mencionar que algunos miembros de la dirección –Paul Marion, Abel Bonnard o Drieu La Rochelle- eran notorios antisemitas. Bruscamente, algunos de estos problemas se solucionaron antes de que alcanzaran el nivel previo al estallido: Jouvenel abandonó el partido en enero de 1939 y un año antes, Abremski murió en accidente. En su elogio fúnebre, Doriot no mencionó el detalle de que era hijo de una familia judía de provincias. A partir de estas dos desapariciones, el antisemitismo creció dentro del partido, especialmente entre la sección argelina. La prensa del partido publicó un artículo firmado por G. Roux en el que se aludía a “la doble dominación de los judíos que desprecia  Francia y de los comunistas que la temen, pero ambos la odian”. En esos meses un proyecto legislativo promovido por el gobierno para penare l antisemitismo, desencadenó una corriente extremista y popular entre los europeos de Argelia que veían en la emancipación de los judíos un paso previo para la concesión de la ciudadanía francesa los musulmanes. Víctor Arrighi, en el curso del II Congreso de la sección norteafricana del PPF pronunció un alegato violento contra los judíos: “África del Norte debe ser totalmente liberada de la empresa judía. El PPF expulsará a los judíos de África del Norte”. Era una opinión que compartía la poderosa sección del partido en las colonias (la más fuerte después de la federación de París y de la del Mediterráneo).

Todos estos elementos demuestran que si el PPF no era en el período 1936-1937 un partido “fascista”, iba camino de serlo. A pesar de que en esa época parecía estar más cerca de los no-conformistas que del fascismo y compartía sin fisuras la posición definida por Robert Aron y Arnaud Dandieu en La revolución necesaria (“No somos de derechas ni de izquierdas, pero si es absolutamente preciso situarnos en términos parlamentarios, repetimos que estamos a medio camino entre la extrema-derecha y la extrema-izquierda, por detrás del presidente y dando la espalda a la asamblea”). Esta posición era la única que podían aceptar los 30 ó 40.000 comunistas que siguieron a Doriot y que no habrían aceptado pasar directamente del PCF a una formación “fascista”. No era un tránsito infrecuente: apenas cinco años antes, el gobierno autónomo de Prusia había disuelto las cámaras ante la censura presentada por el NSDAP y el KDP. Y en 1932 el secretario de este último partido, Thaelmann vio como 1.200.000 votos comunistas fueron a parar al NSDAP… En 1938, el PPF era, pues, un partido en proceso de fascistización.

lunes, 17 de agosto de 2020

LOS DADOS ESTÁN LANZADOS PARA EL MES DE SEPTIEMBRE


Todo empezó cuando Sánchez mendigó ayuda a la Unión Europea en el mes de julio. Vino con la promesa de 175.000 millones de ayudas, la mitad en créditos reembolsables… y esto cuando todavía no se tenía idea de cómo iba a ir el verano, el Covid y el turismo. Ahora ya sabemos que España necesitará más, bastante más, mucho más, que esta cantidad para salir adelante. Lo sabemos todos, empezando por la UE y terminando por Sánchez. Pero había un problema: ¿quién le decía a la Comisión Europea que un buen día, Podemos iba a exigir al gobierno que suspendiera pagos o cualquier otra medida peregrina. Por que Podemos es “gobierno”. Así pues, parece bastante claro que solamente cuando Sánchez prometió desembarazarse de un aliado molesto -por incompetente e imprevisible, no por su “lucidez revolucionaria”- en el plazo más breve posible.

Desde ese momento, se sucedieron cuatro episodios en cascada; los cuatro apuntan en la misma dirección: preparar una remodelación del gobierno español que dejará, inevitablemente, fuera a los ministros (o presuntos tales) de Podemos. Estos pasos han sido:

1) Conversaciones con Cs, partido completamente desahuciado pero que, en cualquier caso, puede apuntalar al gobierno mientras dure la legislatura, a cambio de algunas migajas y de acomodar a algunos de sus responsables en el PSOE.

2) Reforzamiento de la monarquía con la partida de Juan Carlos I (el eslabón más débil) que sitúa a Felipe VI como el emblema de la monarquía (y, desde luego, mucho más limpio que otros miembros de la familia). Se ha recordado de nuevo los “pactos de la transición” y solamente Podemos se ha opuesto, quedando completamente aislado, junto a Torra y su “parlament” que dice que “Cataluña no es monárquica…”, olvidando que lo que no es Cataluña es, precisamente, el “parlament” regional.

3) Aislamiento de Podemos por la vía judicial: la ofensiva que debe soportar Podemos en estos momentos es tan violenta que, incluso los tertulianos que la han defendido en el último lustro, se baten en retirada y no encuentran argumentos suficientes para salir en defensa de la formación que ya hoy cabría más llamar “Pudimos”. En efecto, si este partido podía presentarse hasta ahora como “partido anticorrupción”, ahora resulta que es otro receptáculo de putrefacción. La defensa de la inmigración y del salario social no le salvará de la ruina política e, incluso de la implosión interior.

4) El PP ha emprendido cambios interiores (el relevo de Cayetana Álvarez de Toledo al frente del grupo parlamentario) y negado a seguir a Vox en su moción de censura. El PP no pierde la esperanza de que Sánchez siga los consejos que llevan dándole socialdemócratas y democristianos alemanes: “gran coalición” para alejar los riesgos que pueden derivar de la crisis económica, reformar el Estado y liquidar para siempre el problema independentista. Porque lo que Casado busca hoy -y no lo oculta- es convivir unos años con Sánchez, reforzarse y ganar perfil centrista ante Vox, ocupando el espacio que fugazmente tuvo Cs.

Todos estos hechos, de los que diariamente los medios dan constancia, están orientados en la misma dirección: liquidar el gobierno socialista-podemita y establecer un gobierno de coalición con otras fuerzas.

El socio ideal para el PSOE es, desde luego, Cs, un cero a la izquierda que, de celebrarse nuevas elecciones, desaparecía casi completamente. Pero Cs es poco, apenas nada, y la situación que tendrá España a finales de año, cuando se haya confirmado el hundimiento económico, el cierre de un 25-30% del pequeño comercio y de los autónomos, la pérdida del 95% del turismo, el retorno a los tiempos de los 5-6.000.000 de parados, resultará evidente que hará falta algo más consistente que aliarse con un cadáver político como Cs. El PP, desde luego, es más sólido y, hasta ahora, estable.

El problema es que tanto el PP como el PSOE van a pagar los errores que han cometido en los últimos 30 años de democracia: jurar y perjurar que nunca pactarían uno con el otro. La lógica decía que ya después de las últimas elecciones debían haber pactado un “gobierno estable”, en lugar de un “frente de la izquierda marciana”. No lo hicieron por miedo a las críticas: ahora, con el Covid-19 y, sobre todo, con la situación económica que tendrá el país en diciembre de 2020 (crisis económica confirmada después de dos trimestres de recesión) deberán repensarlo.

Así pues, las posibilidades que se abren a partir de mediados de septiembre de 2020 son, por orden de posibilidades:

1) Gobierno del PSOE en coalición con Cs. [opción preferida por Sánchez]

2) Nuevas elecciones generales, aprovechando la división de la derecha y el hundimiento de Pudimos. [opción temida por casi todos]

3) Gobierno del PSOE en coalición con el PP. [opción preferida por la UE]

En septiembre se producirán tres hechos que influirán directamente en la situación política:

1) Moción de censura de Vox: se verá si este partido y su dirección tiene preparación y cuajo suficientes como para aprovechar la situación y logrará sustituir a la sigla PP en el cartel de la derecha.

2) A pesar de que el 11-S de este año cogerá a los independentistas catalanes más divididos que nunca y el proyecto independentista está en barbecho (salvo para los espectadores de TV3), esta fecha será importante porque Torra deberá anunciar la fecha de las elecciones anticipadas (en las que todo puede ocurrir, salvo que el independentismo prospero).

3) Estaremos en la segunda oleada del Covid-19, en el momento en el que se inicien las clases y quede muy atrás la esperanza en salvar algo de la campaña turística. El sistema sanitario volverá a estar colapsado y el caos generado por la impreparación del gobierno central (durante el confinamiento) y de los gobiernos autonómicos (de julio a agosto) precisará más que nunca un GOBIERNO FUERTE… lo que lleva de nuevo a la “gran coalición”.

En este panorama, excepcionalmente revuelto y complicado -estamos en la situación más grave que ha vivido España seguramente desde la transición- el único que faltaba es Miguelito Bosse pontificando sobre “la resistencia”…

Ahora bien, la lógica en la política española tiene escaso peso. No estamos hablando de una clase política sólida, serie y responsable: estamos hablando de políticos oportunistas y sin escrúpulos que solamente piensan en su ego y en su propio beneficio personal. Y ahora ya sabemos que no hay renovación posible: que, hasta que no se demuestre lo contrario, los partidos que surgieron de la crisis de 2008, Cs y Pudimos, hoy están muertos y enterrados por haber cometido los mismos errores que los partidos nacidos en la transición. Seamos claros: no hay sistema más corrupto, ni políticos de más baja catadura que en España. Por eso, las leyes de la lógica política, los compromisos adoptados en cumbres y la prosperidad nacional, pesan menos que el ego de cualquiera de estos hombrecillos ambiciosos, sin talla para medirse con los grandes nombres de nuestra historia. 

 

 


ACABA DE APARECER: PALABRAS SAGRADAS Y DE PASE DE LOS TRES PRIMEROS GRADOS Y EL MAYOR MISTERIO MASÓNICO (Arturo Reghini)

Arturo Reghini

Palabras Sagradas y de Pase de los tres primeros grados y el mayor misterio masónico

Estudio crítico e iniciático

Con una introducción biográfica a la vida y a la obra del autor por Ernesto Milà

 

La obra de Arturo Reghini es completamente desconocida en España. Este ensyo sobre las palabra de pase de los tres primeros grados masónicos es la primera ocasión en laque se traduce algo de este autor a nuestra lengua. Miembro del Grupo de Ur formado en torno a Julius Evola a finales de los años 20, la obra de Reghini tiene orientaciones similares a las de este autor, especialmente en la cuestión de la tradición romana, la latinidad y la valoración de la tradición occidental. Sin embargo, difería en dos puntos: la actitud ante el pitagonismo (Reghini, sobre todo y ante todo, era pitagórico) y ante la masonería (en la que Evola veía una muestra de la subversión antitradicional, mientras que Reghini la consideraba como una entidad que podía ser considerada como un vehículo para el redescubrimiento de la tradición occidental).

En esta obra, Reghini muestra su gran erudición, pero también esta tendencia que hemos comentado: tomando como excusa el origen de las palabras utilizadas en la masonería como reconocimiento de los tres primeros grados (las "palabras de pase") consigue demostrar que no se trataba de palabras de origen hebreo, sino, más bien de palabras y conceptos que tenían su origen en la tradición clásica. De ahí su tesis: la masonería, o bien sirve como vehículo de restauración de la tradición occidental o no es nada.

En la última parte de la obra, Reghini aborda la dimensión "iniciática" de la masonería y sostiene que es esa orientación la única que justifica la existencia de la masonería y lo que la emparenta con las antiguas "escuelas de los misterios", lanzando un ataque despiadado contra aquellas corrientes religiosas que "democratizan" la vida eterna.

El volumen está precedido por una amplia introducción de Ernesto Milá que nos sitúa en la vida, la obra y las orientaciones existenciales de Arturo Reghini, con especial énfasis en la polémica entre Evola y él en el interior del Grupo de Ur y que determinó su ruptura.

 

SUMARIO

Introducción a la vida y a la obra de Arturo Reghini  (por E. Milá)  

PALABRAS SAGRADAS Y DE PASE

Prefacio                            

Capítulo I. Un análisis filológico                

CAPITULO II. Las palabras sagradas del primer y del segundo grado                  

CAPITULO III. La palabra sagrada del Tercer Grado          

CAPITULO IV. Las Palabras de paso          

Capítulo V. Resurreción iniciática y resurrección ceremonial     

 

Características de la obra:

Dimensiones: 14x21 cm

Páginas: 240

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Editorial EMInves.

ACABA DE APARECER: "RACISMO CONTRA LOS BLANCOS. ESTRATEGIA Y TÁCTICAS"

RACISMO CONTRA LOS BLANCOS

Estrategia y tácticas

Bruno Gheerbrant (Traducción e introducción de Ernesto Milà)

Cuando leímos la obra de Bruno Gheerbrant (publicada en francés en 2003) no podíamos creer hasta donde ha llegado el racismo anti-blanco en Francia. Ingamos webs y medios de comunicación convencionales de intachable reputación y pronto advertimos que las cosas, hoy, en 2020, no solamente estaban tan mal como había descrito Gheerbrandt en 2003, sino mucho peor de lo que podía intuir en aquel momento. El Español informaba en 2018 sobre la canción que había lanzado el rapero parisino Nick Conrad en la que se incitaba como estribillo a matar a bebés blancos y a sus padres. Más recientemente y mucho más cerca nuestro, en marzo de 2020, otro medio informaba sobre el saqueo de un super en Gerona durante una "manifestación antirracista" por la muerte de George Floyd. Las frases que cita el autor sobre las letras del "rap del odio" de Ministére AMER o -lo que es todavía más grave- las invectivas racistas antiblancas del que fuera presidente de Zimbawe, Robert Mugabe, son indiscutibles y están confirmadas.

Luego recordé que, durante mi estancia en París en 1980, algunas de estas tendencias ya estaban en embrión en la sociedad francesa. Pero en 1980, me resultaba impensable que algo parecido pudiera irrumpir en España. Hoy, sin embargo, ya tenemos encima el racismo antiblanco. De ahí la necesidad de traducir esta obra que explora las ideas, la estrategia y las tácticas de esta tendencia.

El autor parte de un análisis de los mitos y de lo que llama "el gran prejuicio" en el que se sostiene el racismo antiblanco. Lo hace utilizando una casuística objetiva e indiscutible. Es lo que podríamos llamar la "doctrina canónica" del racismo antiblanco. En el segundo capítulo estudias la estrategia y las tácticas. Luego, aborda el estudio de una obra que se ha distribuido masivamente en Francia, en la que un magrebí quiere dar lecciones "antirracistas" utilizando un innegable racismo contra los europeos, utilizando las tácticas previamente descritas por Gheerbrant. En los dos últimos capítulos se estudian dos hechos de excepcional importancia: la responsabilidad de las sociedades africanas en la trata de esclavos (principal argumento utilizado contra los europeos por los "racistas anti-blancos") y la responsabilidad de una izquierda que se ha quedado sin ideología y que cree que puede salvarse de su ocaso trasponiendo los términos "burguesía-proletariado" a "europeos-inmigrantes". Si bien, los grupos de raperos y las ansias de revancha étnico-social de grupos étnicos no autóctonos instalados en Europa son los principales vehículos del racismo anti-blanco, el hundimiento de la izquierda marxista es lo que les ha facilitado las vías por las que discurre.

La obra está precedida por una introducción del traductor en donde recuerda la acción deletérea de determinadas ONGs en la difusión del clima cultural favorable para el desarrollo en nuestro país del "racismo anti-blanco", el peor de todos los racismos, porque se niega su existencia y se condena a las víctimas al silencio y a la sospecha.

 

SUMARIO

 Nota previa del traductor        7

Introducción  

1. Mitos y el gran prejuicio

    del racismo anti-blanco  

    1-1) El mito de la “cuchara de plata”   

    1-2) El mito del todopoderoso blanco     

    1-3) El mito del racismo específico      

    1-4) El mito de la irracionalidad blanca  

    1-5) El gran prejuicio     

2. Aspectos del racismo Anti-blanco           

    2-1) Ataques descriptivos  

            2-1-1) Demonización              

            2-1-2) Generalización       

            2-1-3) “Lavado” y “La buena excusa”           

            2-1-4) Mentiras racistas       

    2-2) Ataque físico y presencial          

            2-2-1) Segregación verbal  

            2-2-2) Obstrucción del paso           

            2-2-3) Insulto racista             

            2-2-4) El “golpe del barbero”.       

              2-2-5)  Agresiones: el tándem racista y las agresiones gratuitas          

      2-3) El ataque psicológico            

              2-3-1) Chantaje racial     

              2-3-2) Las inversiones culpabilizadoras        

              2-3-3) Negativa a hablar    

              2-3-3) La negativa a escuchar    

              2-3-4) Negativa a escuchar        

3. El extraño libro de Tahar Ben Jelloun   

    3-1) La cronología del racismo   

    3-2) La demonización por el ejemplo    

    3-3) El francés (blanco) y el negro       

    3-4) Las atenciones        

    3-5) La mitología racista de Tahar Ben Jelloun

    3-6) Conclusión

4. La esclavitud de los demás

    4-1) África

    4-2) Norteafricanos, árabes y esclavitud

    4-3) Los judíos y la esclavitud

    4-4) Los indios de las Américas y la esclavitud 

    4-5) Los negros, los mestizos y la esclavitud en las Américas 

5. La izquierda racista       

    5-1) Por qué la izquierda tiene necesidad del racismo anti-blanco para existir           

    5-2) El uso de la barbarie nazi   

    5-3) El uso del “Método Abdou”  

    5-4) La racialización del debate social  

Conclusión      

Bibliografía

 

CARACTERISTICAS DE LA OBRA:

Tamaño 13 x 20 cm  

Páginas:  124

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Editorial EMInves.

martes, 11 de agosto de 2020

CUANDO LOS COMUNISTAS SE PASABAN EN MASA EL FASCISMO (6 DE 10) - LA ORGANIZACIÓN DEL PPF

 

La realidad orgánica del PPF

El 16 de diciembre de 1936, Doriot habla en Clermont-Ferrand ante un pequeño auditorio de 200 personas en lo que no era nada más que una reunión privada. Sin embargo, también aquí el Frente Popular movilizó sus efectivos. Estallaron violentos disturbios en el centro de la ciudad, produciéndose numerosos heridos y destrozos en el mobiliario urbano y en los comercios de la zona. Estos incidentes apuntaban directamente contra la vida de Doriot que sufrió en esos años (entre 1936 y 1939) media docena de atentados o de intentos de agresión extremadamente graves. En 1937 su vehículo fue ametrallado en Mázières por miembros del PCF. Las balas impactaron en el vidrio trasero.

En medio de esta vorágine de violencia (en cierto sentido similar a la que sufrió Falange Española a partir de 1934, pero sin la efusión de sangre que se produjo en España), prosperar políticamente, implicaba emplear abundantes medios económicos, no solamente en agitación y propaganda, sino especialmente en el mantenimiento de un servicio de orden armado, permanentemente movilizado y siempre dispuesto a proteger al líder del partido, a las instalaciones del mismo y a las manifestaciones y mítines convocados. Se han hecho múltiples cábalas sobre el origen de esos medios, concluyéndose que en su mayor parte procedían de medios de la patronal francesa y de distintas bancas. Mientras duró el gobierno del Frente Popular, el PPF era la “mejor opción” a apoyar para contrarrestar la agresividad del PCF especialmente en los medios obreros. Durante el lanzamiento del PPF este flujo de fondos fue constante en la medida en que el Frente Popular había llegado al poder, pero a partir del verano de 1937, cuando la coalición de izquierdas empezó a tener problemas interior y sobre todo a partir de la constitución del gobierno Daladier el 10 de abril de 1938, cuando se dio por concluida esta experiencia, estos flujos disminuyeron a incluso cesaron.

Hasta ese momento, el PPF había realizado 2.000 reuniones y mítines. A finales de octubre de 1936, el partido declaraba 101.000 afiliados, que habrían ascendido a 120.000 en noviembre cuando se convocó el I Congreso. En abril del año siguiente, los efectivos ascendían a 280.000 (incluidos los 30.000 jóvenes afiliados a la Unión Popular de la Juventud Francesa, rama juvenil del partido) en diciembre, para pasar a ser 295.000 a mediados de enero de 1938. El crecimiento se seguiría manteniendo hasta la celebración del II Congreso del Partido en marzo de 1938 hasta alcanzar la cifra límite de 300.000 miembros en el otoño de ese año. A partir de ese momento, los efectivos disminuyeron (y entonces el PPF ya no dio oficialmente nuevas cifras de afiliación). Unos meses después, ya en el primer trimestre de 1939, los servicios de información franceses establecían que el PPF contaba con 50.000 afiliados… poco comparado con el Partido Social Francés del Coronel La Rocque (la formación creada después de la disolución de los Cruces de Fuego) que contaba en ese momento con 3.000.000 de afiliados. Por su parte, el PCF y la SFIO contaban cada uno con 600.000 miembros. A pesar de que los primeros meses de 1939 fueron bastante difíciles para el PPF (a raíz de la crisis interna provocada especialmente por la reacción de Doriot ante la coyuntura internacional) es probable que en esa época, las cifras de militancia fueran superiores a lo que registraba la inteligencia francesa: quizás en torno a los 100.000 afiliados.

La zona que había constituido inicialmente la cuna del partido, Saint-Denis y París-Norte, registraba una alta afiliación: 3.000 y 5.000 miembros respectivamente. Lo que pronto se conoció dentro del partido como “la República Autónoma de Marsella”, el grupo de Simon Sabiani en la región de Marsella, declaraba 15.000 afiliados y, en general, el partido disponía de una muy buena implantación en toda la costa mediterránea.

 Se conoce relativamente bien el origen social de todos estos miembros, a partir de las estadísticas realizadas entre los delegados del primer y segundo congreso del partido. En 1936, el 38,7% no habían militado políticamente en ninguna formación antes de afiliarse al partido, mientras que el 33% procedían de la izquierda (el 21,1% del PCF, el 8,6% de la SFIO y el 1,9% de los radicales). El 4,4% habían tenido una militancia previa en organizaciones católicas (especialmente la Juventud Obrera Católica y de la Alianza Democrática). Por su parte, un 23,6% procedían de la extrema-derecha (un 14,5% de los Cruces de Fuego y de los Voluntarios Nacionales del Coronel La Rocque, y un 5,1% de Action Française). Los grupos más o menos fascistizantes estaban representados muy débilmente (había presencia de unos pocos delegados que antes habían militado en las Juventudes Patrióticas de Taittinger, en Solidaridad Francesa de Jean Renaud y en el Francismo de Marcel Bucard).

En cuanto al origen socio-profesional se disponen de estadísticas realizadas en los dos congresos que pudo celebrar el partido antes de la Segunda Guerra Mundial. En el de 1936 aparecen un 49% como miembros de la clase obrera, pero dos años después esta cifra se reduce al 37%. Los comerciantes y las profesiones liberales permanecen casi igual, pasando del 21% al 22%. Los funcionarios y empleados están en torno al 40%. Esto indica claramente que se trataba de un partido interclasista y dar la razón al propio Doriot cuando explicó en el curso del I Congreso del PPF que “nuestro partido es ya una pequeña Francia reconciliada. Es el modelo de lo que Francia entera será mañana”. Esta idea sedujo particularmente a algunos intelectuales como Drieu y Jouvenel. Este último se vio seducido por el “tuteo revolucionario” definido por el partido como “la expresión de las relaciones calurosas entre los miembros dl partido”. El propio Jouvenel escribió: “Entrar en el PPF fue penetrar en un mundo para mí completamente nuevo, donde las actitudes, las relaciones, el lenguaje contrastaban con todo lo que me era familiar. Siempre me había declarado “de izquierda”, es decir, por l pueblo, pero le había constantemente ajeno (…). Es zambulléndome en Saint-Denis, adoptando el hábito de compartir la comida, de ser tuteado, es como he tomado contacto con el pueblo. Y me he visto profundamente sorprendido”.

Drieu y Jouvenel no son los únicos intelectuales que se han sumado al PPF, el premio Nobel Alexis Carrel figuró también entre sus afiliados, al igual que los profesores Ernest Fourneau (del Instituto Pasteur) o Victor Balthasar (de la Academia de Medicina). Pero el contingente mayor, por supuesto, procedía de los medios periodísticos y literarios: Georges Suarez, Ramón Fernández, Jean de Fonteny, Paul Chack, Abel Bonnard de la Academia Francesa, etc. Sin embargo, los intelectuales no elaboraron la línea política del PPF. Esta correspondió al núcleo que defendió las ponencias en el I Congreso. En donde algunos sí participaron fue en la traducción de esta línea en forma de artículos para L’Émancipation National o La Liberté, diarios que durante unos años contaron con el concurso de toda esta corte de intelectuales de prestigio. Ramón Fernández fue el intelectual que colaboró de manera más activa en la construcción del partido, organizando las profesiones liberales y a los intelectuales.

Sobre cómo el partido consiguió mantener un ritmo de actividad existen distintas versiones todas ellas sometidas a dudas y envueltas en tinieblas. Lo cierto es que en octubre de 1936, el PPF estuvo en condiciones de adquirir un inmueble de seis pisos en el número 10 de la rue des Pyramides, uno de los lugares más exclusivos de París, en donde instaló sus oficinas centrales. En noviembre de ese año, apareció la edición nacional de L’Emancipation cuyo lanzamiento coincidió con el I Congreso del PPF. Entre los gastos de lanzamiento del diario y los gastos de organización del congreso, la cifra empleada ascendió a 500.000 francos. En 1937, Doriot compró el local de un cine en Saint-Denis y el diario La Liberté, se lanzaron millones de carteles, panfletos y folletos informativos y se pagaron los gastos de dos mil reuniones y mítines, algunos de ellos en las salas más grandes del país. Es difícil saber cómo pudo financiarse todo este esfuerzo de agitación, propaganda y organización.

En 1936 los carnés de adhesión se vendía al precio de 3 francos al año y las cuotas mensuales ascendían a 5 francos (1 franco para los parados y 10 francos para los que cobraran al mes más de 2.000 francos). Sobre un total de 100.000 afiliados el primer año de vida del partido y dando por supuesto que la administración central conseguía cobrar 7 meses de promedio por afiliado (en lugar de 12), el partido no debía de obtener más de 3.800.000 francos por este concepto. Lugo estaban los ingresos por donaciones y las suscripciones a las revistas y el dinero que procedía de las campañas de suscripción o de apoyo a los diarios (L’Emancipation National obtuvo 100.000 francos en apenas 15 días d campaña, por ejemplo). Sin embargo, quedan todavía varios millones de francos anuales por cubrir para explicar cómo el partido pudo funcionar tan bien entre los años 1936 y 1938.

En los Archivos de la Prefectura de Policía existen varios dossiers relativos a este tema que mencionan subsidios procedentes de distintas patronales (Comités Central de Empresas Hulleras, Círculo de Cámaras Sindicales de Francia, Asociación Nacional de Expansión Económica), de grupos de presión (Unión de los Intereses Económicos), directores de diarios (como el semanario Cyrano o la revista Choc del Coronel Guillaume), de banqueros (Maurice Petsche) e industriales (Jean Ayral propietario de Mazda, de la empresa Violet Frères, de los industriales laneros del Norte, etc). Pero las aportaciones más fuertes, sin duda, no han dejado rastros a pesar de que hoy se sabe que procedían de Gabriel Le Roy Ladurie, director de la Banca Worms, y del Comité de las Forjas que entregó a Doriot  4.367.000 francos en 1937, 5.713.000 e 1938 y 1.593.999 en 1939.

Sabiani, por su parte, había obtenido subvenciones para su sección procedentes de la alta burguesía y de los armadores marselleses. No era un caso aislado. Cada delegación del PPF estaba obligada a buscar subsidios y subvenciones en su zona. Esto explica la muy desigual implantación del partido en todo el país. Allí donde existían responsables que habían sabido obtener subsidios de patronales o de industriales, allí el partido había conseguido realizar una amplia tarea propagandística. La dirección parisina, cubría solamente los gastos de los servicios centrales del partido, no la financiación de las delegaciones. Solamente, en algunos casos vinculados a los medios de comunicación –y especialmente a La Liberté que se convirtió desde el primer momento en un lastre deficitario para el PPF- la central tuvo que asumir el pago de los salarios.

Se produjeron algunos escándalos y desviaciones de fondos. Jean Le Can, dirigente del partido en Burdeos y al mismo tiempo gran contratista de obras poseedor de una inmensa fortuna, había aportado la cantidad necesaria para comprar el diario La Liberté que atravesaba por grandes dificultades económicas. En enero de 1938, Doriot se puso en contacto con Le Can comunicándole que no había dinero para pagar el salario de los trabajadores del diario. Tras dudarlo, Le Can aportó la cantidad que cubría esos gastos… pero unos meses después, los trabajadores seguían sin cobrar. Las explicaciones de Doriot no satisficieron a Le Can, el cual abandonó el partido, reconociéndole que est aventura política le había costado 1.000.000 de francos.

Otro caso, igualmente relacionado con La Liberté, se produjo cuando Doriot visitó en marzo de 1938 a la duquesa Pozzo di Borgo, cuyo marido, ex miembro del Partido Social Francés y enfrentado con el Coronel La Rocque, acababa de ser puesto en libertad después de seis meses de prisión preventiva al estar relacionado con la desarticulación de La Cagoule (ver el número VII de la Revista de Historia del Fascismo, La Cagoule: ramificaciones internacionales). Doriot le recordó la actividad periodística desempeñada por La Liberté en pro de la libertad de su marido, obteniendo un cheque de 500.000 francos en señal de agradecimiento. Doriot comentó a algunos colaboradores (de los que uno sin duda era informador de la policía, pues relató esta anécdota en un informe que todavía se conserva en los archivos) que “en vista del éxito, volvería a repetir el truco”… En realidad, el apoyo a la liberación de Pozzo di Borgo no se debía más que al enfrentamiento que este tenía con el Coronel La Rocque y a un intento de debilitar a este partido de la derecha.

Otros informes sugieren que Doriot habría solicitado fondos a la Prefectura de Policía. De ser cierto, se trataría de cantidades muy reducidas. En cualquier caso, todas estas anécdotas y chascarrillos demuestran que el partido se fortalecía… a costa de vender su independencia.

Otra fuente de ingresos del PPF fue el gobierno italiano. Victor Barthélemy, miembro de la dirección del partido, cuenta que en julio de 1937, se organizó en Niza un encuentro entre la federación del PPF de aquella zona en la cual Victor Arrighi, otro de los dirigentes del partido, le informó que acababa de retornar de Italia en donde había podido entrevistarse con el Conde Ciano y otros dirigentes fascistas de primera línea.  El partido recibió 300.000 francos procedentes de Italia, una suma relativamente modesta (José Antonio Primo de Rivera recibía igualmente 250.000 liras cada trimestre procedentes de la misma caja y a partir de mediados de 1935 y hasta su encarcelamiento. Por lo demás, el interlocutor de José Antonio y de Arrighi era el embajador en París, Amadeo Landini). A cambio, el PPF enviaba algunos informes políticos sobre la situación en Francia. El 7 de septiembre de 1936, consta que Arrighi se entrevistó con Landini y le comunicó que el crecimiento del partido seguía a buen ritmo pero que se precisaba dinero para transformar L’Emancipation National de semanario en diario. Para tentarlo le hizo saber que el PPF había sido “contactado” por el NSDAP, pero que, momentáneamente, habían rechazado una ayuda en esa dirección. Hay que recordar que en ese momento, las relaciones entre Alemania e Italia eran todavía tensas y oscilantes. Landini transmitió la petición, añadiendo que dudaba de la eficacia de la “carta Doriot”. Ciano, por s parte, anotó en su diario: “A Doriot le daremos dinero, no armas”, lo que implica que también había solicitado equipamiento para su servicio de orden. A partir de ese momento se regularizaron los envíos de dinero procedentes de Italia. El PPF pasó a ser el aliado preferencial italiano en Francia, a despecho de Bucard y del francismo.  No parece, sin embargo, que Doriot hubiera recibido dinero de Alemania, al menos hasta antes de producirse la ocupación en junio de 1940.

Con todos estos medios, el funcionamiento del partido quedaba garantizado. A pesar de ser un partido que, estatutariamente, era de apariencia democrática, en la práctica, la dirección era centralizada y no muy diferente de cualquier otro partido fascista (aun antes de que el PPF se decantara por esta opción). Los dos principios organizativos eran la disciplina y la obediencia al “jefe”. Doriot había dicho en la tribuna del I Congreso del PPF: “La disciplina es la disciplina. La admites o no la admites”. Añadiendo: “Los miembros del partido deben saber que luchan por la causa general y no por su causa personal”. Sostenía que los miembros del partido no son robots, “no deben pensar en serie. Por el contrario. La dirección del partido acoge siempre las observaciones, las sugestiones, las críticas corteses y objetivas. La dirección no es omnisciente. Tiene necesidad de aprender de la vida de los hombres (…) Considera el partido como un inmenso laboratorio de ideas”.

Doriot se enfrentaba con la dificultad de forjar un partido con una serie de militantes y afiliados procedentes de los lugares más heterogéneos. Esto planteaba algunos problemas, el primero de todos eran las infiltraciones, especialmente las procedentes del PCF. Para evitarlo, los miembros que aspiraban a entrar en el partido debían de añadir un currículo político lo más amplio posible que, en algunos casos, se comprobaba. Además, Doriot prohibió a los miembros de su partido asistir a mítines y reuniones de otras formaciones. Existía una censura de los artículos publicados en los medios del partido que algunos colaboradores soportaron mal y terminaron rompiendo (Pierre Andreu, dejó de colaborar en L’Emancipation después de denunciar el caso de un patrono de Saint-Denis al que acusaba de “comportamientos antisociales”; el artículo fue censurado, sin duda por tratarse de algún benefactor del PPF).

En realidad, a pesar de que existía un Buró Político y un Comité Central y la estructura exterior no difería en absoluto de la de cualquier otro partido político, lo cierto es que el liderazgo estaba fuertemente concentrado en Doriot y que sus prerrogativas eran muy superiores a las de cualquier otro “jefe” de partido en Francia, salvo en los casos de formaciones de extrema-derecha. Ahora Doriot concentraba más poder del que había concentrado nunca, algo que no se le escapó al siempre observador Drieu La Rochelle quien escribió sobre esta “sensible transformación” a la que definió como “una nueva y prodigiosa metamorfosis”. Jouvenel, por su parte, vio en él la “jefe fascista” que necesitaba Francia: “impregnado de duro amor que liga al jefe fascista a los que le siguen” y de “esta exigencia viril de una disciplina que es la esencia del fascismo”. Y, sin embargo, el partido, todavía no se había definido como “fascista”.