domingo, 25 de octubre de 2015

Diario de la Desesperanza (XLVI)


Querido Diario:
Hoy no es un gran día para las noticias. Las que se refieren a España tienen inevitablemente que con la próxima campaña electoral y con el escándalo de corrupción en Cataluña. Nada nuevo. En el extranjero hay pocas noticias, la única que vale la pena mencionar es la aparecida sobre los lobbys que dominan el panorama político alemán. El del motor, el primero de todos. Lo ha demostrado el escándalo de la falsificación de las emisiones de CO2 en los vehículos Wolkswagen. Tiene gracia que el caso se haya iniciado con los vehículos de esta marca. Como se sabe el originario Wolkswagen surgió de un concurso convocado por Hitler para la fabricación de un “coche popular”. Las distintas marcas existentes en la época –prácticamente las mismas que hoy- intentaron pactar un precio mínimo que garantizara grandes beneficios. Se opuso solamente Ferdinand Porsche quien acusó al resto de falta de patriotismo. Presentó su proyecto y lo ganó: el coche popular fue, verdaderamente, popular incluso en el precio. El lobby de los fabricantes de vehículos no logró imponer su rapacidad al gobierno de la época. Siempre me he preguntado si no fueron cuestiones económicas las que están en el fondo del odio que suscita aun hoy un régimen que desapareció hace setenta años. No tengo la menor duda de que en aquel período la política dirigía a la economía. Hoy ocurre justamente lo contrario. Es una mala situación ésta en la que los políticos comen de la mano de los “señores del dinero”, especialmente porque la política es –o debería ser- la guía de un pueblo hacia la realización de su destino histórico, afecta a todos, al “demos”. La economía, en cambio, es hoy la práctica mediante la que un grupo –una “oligarquía”- se hace cada vez más y más rica a costa de la miseria y de las privaciones del “demos”. No quiero un mundo en el que los destinos de un pueblo estén guiados por los intereses económicos. No quiero un mundo en el que la política esté al servicio de la economía…


BARCELONA, DE NUEVO CIUDAD DE CHABOLISMO… COMO HACE SESENTA AÑOS. FELICITACIONES A LOS CONSISTORIOS DE BCN POR SU “MODELO DE CIUDAD”

En 1965 participé en los Juegos Deportivos Escolares. La prueba de 400 metros relevos se corría en el Estadio Olímpico de Montjuich. Nunca había entrado en su interior. Las pistas todavía tenían un mínimo mantenimiento, pero los vestuarios y las gradas estaban completamente abandonados. Allí vivía gente. En la parte de atrás del estadio que da a la Zona Franca, se amontonaban cientos de chabolas. No era el único lugar en la ciudad. Solamente diez años antes, lo que hoy es la Ciudad Universitaria de la Diagonal estaba repleta de chabolas más allá del Palacio de Pedralbes. Y lo mismo ocurría en el Campo de la Bota o en el Carmelo. Estas últimas, por cierto, fueron las últimas en desaparecer hacia 1985, momento en el cual el alcalde Maragall desayunaba cada día en su despacho de la Plaza de San Jaime un gin-tonic y alumbraba los proyectos más arriesgados para convertir a BCN en la New York del Mediterráneo. Hacia finales del milenio, ya quedaba claro que, a pesar del estirón que dio la ciudad con los eventos de 1992 con la prolongación que tuvo 12 años después, en 2004 con el Forum de las Culturas, el proyecto estaba completamente frustrado. Barcelona empezaba a parecerse más a Marsella que a Nueva York. En los últimos 10 años BCN ha vivido especialmente del turismo, la vida se ha degradado hasta lo indecible, en especial en algunos barrios que hoy ya son irreconocibles, proceso que se acelerará con la Colau y con su equipo cosmopolita… La mendicidad reapareció en BCN cuando llegaron los primeros “romanís”, las bolsas de delincuentes se apoderaron de algunas zonas frecuentadas por turistas. Y reapareció el barraquismo en torno a la ciudad. Barcelona no ha progresado: está experimentando una regresión que la hace inviable: pensemos lo que ocurrirá el día en que algún delincuente asesine salvajemente a alguna turista. Será el fin del turismo en la Ciudad Condal: Barcelona ya no será ni siquiera la Marsella española, sino la Detroit mediterránea, una ciudad frustrada en la que las malas hierbas crecen en los bulevares, barrios enteros están bajo el control de bandas y cualquier parecido con la normalidad es pura coincidencia.

¿SERA PODEMOS LA “GRAN DECEPCIÓN” DE LAS PRÓXIMAS ELECCIONES? CIUDADANOS PROSIGUE SU MARCHA HACIA EL CENTRO.

Lo más trágico de las próximas elecciones del 20-D es que todos sabemos cómo van a terminar. O al menos podemos intuirlo. De los “partidos emergentes”, bastante tendrá Podemos con tratar de tener grupo parlamentario propio. Cada día que pasa parece más hundido en las encuestas y si no fuera por la Sexta se sabría poco de este partido que hace un año era “joven promesa” y ahora ha pasado a ser “gran decepción”. Es lo que tiene la falta de experiencia: que genera soberbia. Ahora se entiende mejor porque Pablo Iglesias no quería presentarse a las elecciones municipales: sabía que al partido afluirían todo tipo de impresentables y que de ahí al fracaso (o protagonizar los primeros casos de corrupción o bien de incumplimiento flagrante de promesas) no había más que un paso. El trasvase de votos de Podemos se produce casi íntegramente en dirección a Ciudadanos. Ambos son, en efecto, dos partidos emergentes, sólo que Ciudadanos es ahora el que está de moda (veremos hasta cuándo). Los programas de ambos son confusos, da la sensación de que generan más problemas de los que resuelven. Sin embargo, mientras Podemos aspira a hacerse un lugar en la izquierda (para lo que tendrá que pelear con PSOE, IU y, sin duda, alguna otra candidatura más que pueda surgir) y va a tener que abrirse paso a codazos, en cambio, Ciudadanos, mucho más prácticos, han inventado la sopa de ajo en forma de nuevo centrismo. Desde los tiempos de Adolfo Suárez que el centrismo químicamente puro había desaparecido. Rivera lo está reinventando. Le irá bien con los votos llegados de decepcionados del PP y de Podemos, por paradójico que pueda parecer (a fin de cuentas a Podemos llegaron gentes dispuestas a votar a cualquiera menos al PP-PSOE, así que hoy, cuando la marca de Iglesias declina y parece que la de Rivera es estrella ascendente, no están teniendo mucha dificultad en reubicarse). Lo que no hay que olvidar es que el centrismo en la historia de España siempre fue flor de un día. Nunca superó las dos elecciones antes de desaparecer: ni durante la Segunda República, ni durante la transición consiguieron consolidarse formaciones “centristas” por mucho tiempo. Y no creemos que en esta ocasión lo logren superar estos récords.

ELECCIONES EN ARGENTINA, EN COLOMBIA Y EN GUATEMALA: GANAN LOS PARTIDOS LIBERALES Y DE CENTRO-DERECHA, RETROCEDE LA IZQUIERDA

En las elecciones argentinas el kirchnerismo (me resisto a llamarlo peronismo por obvias razones) parece haber recibido un varapalo del electorado. Cuando se llevaba el 82% de los votos contados, el candidato opositor, Mauricio Macri, quedaba apenas a 0’3% del oficialista Daniel Scioli que contaba con ganar en la primera vuelta y que tiene muy pocas posibilidades de salir elegido en la segunda el próximo 22 de noviembre. El electorado ha castigado a la corrupción y a la ineficacia krichnerista. En Buenos Aires la derrota fue mayor: Aníbal Fernández “boy” de la presidenta Cristina Fdez. de Kirchner, fue ampliamente derrotado por una política de la desconocida hace poco, Mª Eugenia Vidal, “macrista”. Y a todo esto ¿quién es Macri? Hijo de papá, empresario, liberal y de centro derecha. Ese es Macri. Es decir que en Argentina en los próximos años no se pueden esperar milagros, pero sí buenos negocios a quienes se alineen con el poder. Lo de Guatemala tiene gracia… y es que el candidato vencedor es un cómico antipolítico situado “ni a la derecha, ni a la izquierda”, Jimmy Morales. ¿Su eslogan? “Ni corrupto, ni ladrón”. Su victoria ha sido la victoria de la antipolítica, pero también y sobre todo de la decepción hacia las opciones convencionales que venían gobernando el país desde el final de la guerra civil. Guatemala –y créanme que estoy ahora mismo muy cerca- está muy mal: el Estado ha desaparecido y en condiciones normales sería considerado como un “Estado frustrado”. ¿Y Colombia? En las elecciones municipales, el centro-derecha ha arrebatado la alcaldía de Bogotá a una coalición de izquierdas. Gana la banda de alcalde Pedro Peñalosa, un hombre que se presentaba como independiente (con el apoyo de los radicales)  que ha cambiado tantas veces de chaqueta como de traje. Político profesional, ha prometido resolver el problema de la vivienda en la capital (irresoluble, por lo demás). El balance de estas tres elecciones es claro: el electorado se ha inclinado hacia el centro-derecha, como antes lo hizo hacia el centro-izquierda. La ley del péndulo en versión iberoamericana. Nada nuevo para la política iberoamericana que está en tiempo de descuento: ¿cuánto tardará el electorado en cansarse de las alternativas clásicas y optará hacia otras direcciones o, simplemente, estallará? Tic-tac, tic-tac.

MARIA ÁNGELES: DE POLIGONERA GUAY A YIHADISTA DE VELO Y CORÁN. O COMO UNA SECTA PUEDE CAMBIAR LA VIDA DE UNA PERSONA GRIS E IRRELEVANTE

María Ángeles tenía 23 años, era como muchos de su generación, una don nadie, con perspectivas de seguir siéndolo el resto de su vida. Entre tanto, se consolaba colgando vídeos de Metállica en youTube. Empezó a chatear, no con uno, sino con tres yihadistas. La chica tenía poco en la cabeza, así que en pocas semanas se transformó en Maryam Al-Andalusiya (María de Andalucía… y olé), conversa en secreto al islam en una mezquita de Sevilla. Es un producto del actual sistema educativo que, sobre todo, aspira a que los jóvenes ni tengan capacidad crítica, ni nada que se le parezca. Luego pasa lo que pasa. Un buen día empezó a chatear y no había pasado un año siquiera cuando ya lucía un burka modelo rifeño. Se iba a embarcar para Turquía para integrarse en la yihad cuando fue detenida en Barajas. Fin de la aventura. Solamente dos reflexiones: todos los que alguna vez hemos conocido a gente que militó en sectas, conocemos ese tipo de transformaciones rápidas del sujeto que en apenas unos días cambia de orientación, de ideales y de comportamiento, simplemente porque alguien le ha inoculado el virus de esa secta. El islam así concebido es una secta y una superstición. ¿Las pruebas? María Ángeles, sin ir más lejos. Segunda reflexión: las nuevas tecnologías puestas al servicio de alguien sin la formación humana, moral y con el carácter, ni madurez suficientes para saberlas utilizar, son una bomba de tiempo. Todo esto me lleva de nuevo a cuestionar el que el islam (o al menos, determinadas sectas islámicas) puedan acogerse a la legislación sobre libertad religiosa: se trata de sectas destructivas en el peor sentido de la palabra (no sólo destruyen a sus miembros sino que también son susceptibles de destruir a cualquiera incluso a los que ni siquiera se ponen en su camino). Reflexión final: el que una poligonera vaya por la calle vestida con burka rifeño no parece haber llamado la atención de nadie salvo en Barajas… Urge una ley que prohíba el uso esta prenda así como la predicación del islam radical (dando por supuesto que en algún lugar existe un islam moderado y pasota…).