domingo, 25 de octubre de 2015

Diario de la Desesperanza (XLV)


Querido Diario:
Cuando se convoquen oficialmente las próximas elecciones plantearos ¿para qué votar si todo seguirá de mal en peor? Porque el problema no ¿a quién votar, sino para qué votar? No creo en la “democracia” (añadir el calificativo de “formal” me parece ocioso: hoy no hay más democracia que la formal, la real –la de las ciudades griegas- fue de hace milenios) y me parece que en las actuales circunstancias de masificación, pérdida de valores y de identidades personales, apatía y desinterés, creer que unas elecciones van a resolver algo, supone estar próximo a la estupidez. Creo, más bien, en la aristocracia. En una nueva aristocracia (llamarla “meritocracia” sería una concesión a lo políticamente correcto que no estoy dispuesto a hacer), es decir, al “mando de los mejores”. Los “mejores” son los que se elevan contra la apatía generalizada y traen en sus alforjas proyectos ilusionantes que se aprestan a poner en práctica con una voluntad nietzscheana. El otro concepto a revalidar es “autoridad”: el liderazgo natural que ejercen unos pocos sobre un conjunto. En estos tiempos en los que no se sabe bien quién manda en un país (mandan los “señores del dinero” que no son elegidos en ninguna elección y los que salen elegidos tienen que ser necesariamente bendecidos por esos mismos “señores del dinero”), no existe “centro de imputación” (el responsable de los éxitos o de los fracasos: el éxito tiene muchos padres, pero toda la clase política rehúye asumir un fracaso e incluso existen muchos centros de autoridad en competencia entre sí que, mire usted por dónde, nunca son responsables de ningún fracaso, que se arrojan unos a otros responsabilidades por ellos y que se pelean por protagonizar logros. Esto no es autoridad: es mediocridad. La clase política actual tiene la mediocridad y la falta de autoridad propia del fracasado que ha empleado los últimos 38 años en ejercer el viejo arte del engaño y la demagogia.


“REFUGIADOS SIRIOS”: NADA DE TODO ESTO HUBIERA PASADO SI YUGOSLAVIA HUBIERA SEGUIDO EXISTIENDO. RECORDAR LA HISTORIA

Vamos a recordar lo que ocurrió en Yugoslavia a partir de la segunda mitad de los ochenta: el país no es que “se desintegrada”, es que “fue desintegrado”. Y lo fue desde fuera con la triple alianza entre Berlín, Washington y el Vaticano. Juan Pablo II creyó que podía repetirse el episodio polaco (un movimiento católico protagoniza la contestación a un régimen comunista) y atizó el nacionalismo croata frente al “comunismo serbio”). Berlín buscaba un Estado aliado que le permitiera –eran los años 80 y el gobierno alemán dudaba todavía entre orientarse hacia la colonización económica de la Europa del Este que se iba alejando vertiginosamente de la URSS o utilizar la Unión Europea para hacerse dueña económica del continente- tener una salida a los mares cálidos del sur: en este caso al Adriático. Y en cuanto a los EEUU planteaban una jugada triple: debilitar primero y colonizar después las partes en las que quedaría rota Yugoslavia, clavar una espina en el flanco sur oeste de Rusia y reconstruir el “corredor turco” de los Balcanes que generaría un polvorín constante en el sud-este europeo. El Vaticano, ha sacado pocos dividendos, tanto de la “católica Polonia” como de la “católica Croacia” y hoy está completamente fuera de juego. Berlín no piensa en otra cosa más que en integrar a los países de la ex Yugoslavia en la UE y convertirlos en nuevos y fáciles mercados. Y en cuanto a EEUU todo lo que sea debilitar a Europa y obtener posiciones avanzadas próximas a Rusia le interesa. En cualquier caso, hay que reconocer que Yugoslavia supuso un estadio superior de orden político al actual mosaico balcánico. De haber existido una Yugoslavia íntegra y fuerte el flanco sur-este de Europa jamás hubiera recibido a cientos de miles de “refugiados” sirios. Vale la pena no olvidarlo.

EL BARÓMETRO DEL CIS CONFIRMA 80 AÑOS DESPUÉS QUE “ESPAÑA HA DEJADO DE SER CATÓLICA”.

Creo que fue en 1932 cuando Manuel Azaña, lo que se dice un intelectual progre de la época y presidente de la República dijo aquello de que “España ha dejado de ser católica”. Lo decía en medio del aluvión de legislación anti-religiosa que promulgo la República en sus dos primeros años de existencia. Efectivamente, algo de razón tenía Azaña: España había dejado de ser católica “legalmente”. No tuvo mucha importancia porque luego subiría la CEDA al poder en un gabinete de centro-derecha y España “volvió” a ser católica. Lo dejó de ser a partir de febrero de 1936 cundo ganó el Frente Popular y volvió a serlo definitivamente y por bastantes décadas en 1939. Luego la Iglesia se distancio el franquismo e incluso se distanció de sí misma con el Concilio Vaticano II. Aparecieron Papas populistas y viajeros, mediáticos que viajaban de un sitio a otro agrupando multitudes y creímos –especialmente cuando tales papas pasaban por España- que nuestro país seguía siendo católico. Y ya no lo era: y no “por imperativo legal” como en 1932, sino simplemente porque la Iglesia había ido mermando su influencia en nuestra sociedad: los cambios de costumbres acelerados encajan mal con los dogmas sempiternos. La Iglesia cambió pero no lo suficiente, ni siquiera en la dirección que cambiaba la sociedad española y tampoco tuvo fuerzas para oponerse a esos cambios y/o encarrilarlos. El caso es que el número de españoles que van a misa sigue descendiendo, el de matrimonios en el altar cae todavía más y el de bautismo igual. Y de los que se celebran, haría falta saber cuántos son de “verdaderos” católicos y cuántos por pura fiesta. Y no estoy muy seguro de qué es mejor: si una España católica o una España que, por no tener, no tenga ni religión, ni siquiera moral cívica. Para que luego alguno ande diciendo que “España va bien”.

PODEMOS ACUSA A COLAU DE NO IMPLICARSE EN LAS ELECCIONES DEL 27-S. ES LO QUE LES PASA A LAS FRANQUICIAS/TAIFAS: QUE EL NIVEL DE IMPLICACIÓN ES CERO.

“Lluís Rabell”, nacido Luis Franco Rabell, ilustre “activista social”, protagonista del, hasta ahora, mayor fracaso de la franquicia Podemos en las pasadas elecciones del 27-S en Cataluña en donde esta sigla unida a ICV consiguió unida menos votos de los que había conseguido esta última coalición en las anteriores, es como toda la clase política o aspirante a serlo: culpa de sus fracasos a cualquier otro. Y no importa si tiene razón (que la tiene), lo que importa es que en si hubiera hecho una autocrítica razonable hubiera advertido que el “buenismo social” del que hizo gala a lo largo de la campaña (cediendo espacios publicitarios de su coalición a los “movimientos sociales”…), era una colección es estupideces que desdibujaban incluso el perfil ya suficiente desdibujado de ICV. A la coalición “Catalunya si que es pot” (Podemos + ICV) le pasó lo mismo que a PxC en las anteriores elecciones autonómicas: cuando el debate está polarizado por el hecho soberanista (a favor o en contra), no es posible introducir ningún otro tema por justo que sea o parezca. Y sobre todo el hecho soberanista lo que exige es CLARIDAD, no hay lugar para “terceras vías”. Por lo demás, Rabell si tiene razón cuando dice que la Colau no se implicó en la campaña: “implicarse” quiere decir “comprometerse” y la Colau ya ha tocado moqueta y se ha atornillado a la poltrona, así pues ¿para qué iba a “comprometerse”, hombre de dios?

EEUU YA NO EXIGE LA RETIRADA DE EL ASAD PARA SENTARSE A NEGOCIAR. LOS BOMBARDEOS RUSOS INDICAN QUE EN ESTE CONFLICTO SÓLO LA FUERZA PAGA

John Kerry, secretario de Estado de los EEUU y Serguéi Laurov, ministro de exteriores ruso se han reunido en Viena para tratar la cuestión del fin de la guerra civil siria. Poco podrá oponer Kerry: su principal carta, la “insurgencia” siria, está a la desbandada y en cuanto al Estado Islámico, incluso los servicios de operaciones psicológicas del Pentágono han cesado de difundir fotos de sus crímenes a través de redes sociales. Desde el mismo día en que la aviación rusa bombardeó con una precisión milimétrica las posiciones clave del IS, los asesores militares de Obama entendieron que todo estaba perdido y que la única posibilidad era salvar lo salvable, sentándose a negociar y poniendo como primera condición que El Asad abandonara la presidencia y convocar “elecciones libres” que hubieran traído el mismo caos que la peor de las guerras civiles (como ya hemos visto en Libia, Irak y Afganistán). Siguieron los bombardeos rusos y la ofensiva terrestre. Así pues, estaba claro que cada día que pasaba sin sentarse en la mesa de negociaciones, el Pentágono perdía unos cuentos cientos de “sus soldados”. Ahora la situación es completamente diferente: negociación sin condiciones. La guerra civil siria ha sido una “guerra artificial” generada, especialmente desde el Pentágono y en la misma dirección que las “revoluciones verdes” de hace cuatro años. Así pues, de lo primero que se trata es de restablecer la autoridad del legítimo Estado Sirio y dejar la retórica de las “libertades políticas” y las “elecciones libres” para cuando estén desarmadas las bandas de insurgentes. Cualquier otra cosa supondría reproducir el mismo esquema caótico que ha llevado a la desintegración de cualquier forma de Estado en Libia, en Irak o en Afganistán.