viernes, 30 de octubre de 2015

Diario de la Desesperanza (LI)


Querido Diario:

Mi reino por una zarzaparrilla. Hace como cincuenta años (quizás más) esta bebida hizo mutis en España. Creo recordar que la última marca que se anunciaba en aquella entrañable radio española de los años 50 era la Zarzaparrilla 1001. Luego llegaron las colas, más tarde las bebidas energéticas y la honesta y vulgar zarzaparrilla, como antes había hecho el “agua de cebada”, emprendió el camino del olvido: cenizas y oscuridad. Hoy he encontrado un par de marcas de zarzaparrilla en un mini–super de delicatesen aquí en San José. He podido recordar brevemente aquellos aromas de mi infancia en una España que nada se parece a la actual. Era un tiempo en el que todo era más fácil, más ingenuo, más simple. No es que añore ese tiempo (desde hace mucho sé que el pasado, es pasado y no vuelve; sé también que mirar atrás termina produciendo tortícolis), es que estoy persuadido de que la mayor parte de hábitos de vida modernos son insanos; no es que me guste más aquel tiempo gris de mi infancia, pero es que entonces el pan sabía a pan, el tomate a tomate. Y abrir una botella de zarzaparrilla se convertía en un pequeño/gran placer. Todo era más lineal. Más sencillo. Seguramente, más auténtico. Hay algo en nuestro momento histórico que me parece propio de una innoble representación teatral: nunca como hoy hemos tenido tan al alcance de la mano la felicidad gracias a las nuevas tecnologías, pero nunca como hoy existe una civilización tan neurótica y trastornada compuestas en su mayoría por gentes que se derrumbarían si no pudieran guasear o tuitear histéricamente, la pantalla de plasma no tuviera energía para conectarse o desapareciera el wi–fi, o si tuvieran que andar los 200 metros que separan la puerta del hogar de la panadería más próxima. Seguramente la zarzaparrilla no tiene el aroma contundente de las colas que la sustituyeron, pero en esa falta de sofisticación radicaba su simplicidad y su atractivo. Mientras me la bebía he recordado que solamente sobreviven las civilizaciones que insertan en su alma el principio de la austeridad. Cuando a una civilización le alcanzan los niveles de sofisticación, sus gentes se ablandan y terminan sucumbiendo. Y nuestra civilización se recordará como aquella que prefirió elogiar la blandenguería y el humanismo antes que exaltar la fuerza y lo comunitario… por eso nuestra civilización ya ha llegado al límite y tiene más de medio cuerpo fuera de la ventana. La caída es inevitable.


OBAMA AUTORIZA EL ENVÍO DE TROPAS A SIRIA. YA NO SE OCULTA QUE EEUU ESTÁ DETRÁS DE LA GUERRA CIVIL SIRIA.

El “Kennedy mulato” hace lo mismo que el “Kennedy irlandés”. Enviar “asesores”: éste a Vietnam y aquel a Siria. Se sabe cómo acabo lo de Vietnam, aunque permanecen dudas sobre lo que puede llegar a ocurrir en Siria. Obama ha decidido que el gobierno de El Asad es el enemigo y lo ha decidido solo y sin ayuda de nadie. Y es extraño porque es el gobierno legítimo de aquel país, gobierno laico e integrador de las distintas minorías religiosas. Después de cuatro años de formar militarmente cuadros mercenarios para luchar contra el régimen baasista y de instigar la guerra civil en aquel país, tras los ataques de la aviación rusa a las posiciones del Estado Islámico y de la insurgencia, Obama ya no oculta que está detrás de la guerra civil siria.

Se trata de un número muy reducido de “asesores”, casi simbólico, según dijo el portavoz de la Casa blanca, “forzado por la intensificación de la actual campaña contra el EI”… tiene gracia el planteamiento en un momento en el que el EI está a la desbandada a causa de la precisión milimétrica de los ataques de la aviación rusa. Hubiera valido más reconocer que se enviaba a 50 miembros de las Fuerzas de Operaciones Especiales para que la guerra civil pudiera prolongarse lo máximo posible y la “estrategia del caos” eternizarse en la zona.

Hasta ahora, Obama se había negado a enviar fuerzas terrestres al conflicto, pero la intervención rusa ha cambiado radicalmente la situación y EEUU corre el riesgo de que todo lo invertido en pagar mercenarios, enviarles apoyo logístico y armamento, se pierda. El portavoz ha indicado dónde se enviarán esos 50 asesores: a la zona kurda, evidenciando una vez más que los kurdos son el comodín que una veces se tiene a mano para desestabilizar a unos y otras veces se lanza contra otros. Para eso suelen servir las “naciones sin Estado”.

Obama cree ahora que “no hay solución militar”… ¡claro que la hay! Todo consiste en no creerse dios y dejar de reclutar y financiar mercenarios. Si el gobierno norteamericano no se hubiera arrogado el derecho de injerencia en un país soberano, ni siquiera habría guerra en Siria. Los bombardeos rusos han hecho mucho daño al dispositivo norteamericano en la zona, esa es la triste realidad. Ahora se trata de ver si la presencia de soldados norteamericanos será suficiente como para detener los bombardeos rusos sobre posiciones de la insurgencia.


EL DERECHO A VOTO DEL EMIGRANTE ESPAÑOL EN EL EXTRANJERO BOYCOTEADO POR TRABAS BUROCRÁTICAS

Vaya por delante que considero el voto como un acto irrelevante, siempre inútil, en el que tu voto de persona honesta se equipara al de un asesino en serie. Louis Ferdinand Céline que jamás votó explicó porque no se acercaba a las urnas: “Sé que la mayoría está compuesta por perfectos imbéciles así que no tengo dudas de quién va a ganar”. El 20–D estaré en el extranjero así que me será imposible votar. No es que esto suponga un trauma para mí, pero si me parece una muestra más del absurdo cotidiano por el que está atravesando España, el que por todos los medios se facilite el voto a los inmigrantes que residen en territorio español, se les invite a votar en procesos electorales españoles (Artur Mas cuando el referéndum del 27–S concedió el derecho al voto a los inmigrantes que apenas residían durante un año en España y que lo ignoraban todo del tema soberanista…). A un extranjero residente en España le es muy fácil votar no solamente en los procesos electorales de su país, sino en las elecciones locales en España. Pero no ocurre a la inversa.

No es que me interese mucho votar, pero en esta ocasión –y para variar– me apetecía votar el blanco. No podré hacerlo. Demasiadas complicaciones y demasiadas pérdidas de tiempo, total para colocar un papel en blanco en una urna. Votar es un esfuerzo tan irrelevante que habría que exigir que te llevaran la urna a casa y cerraran el sobre con la papeleta con las babas del presidente de la mesa o de los interventores de los partidos; votar es de esos gestos de la vida en donde no vale la pena ni quemar una caloría: llevamos votando unas cuantas décadas como para ser perfectamente conscientes de que nada bueno ha salido nunca de las urnas y que, elección tras elección, se han ido acumulando problemas y creándose otros generados por los propios candidatos elegidos.

EL AYUNTAMIENTO DE MADRID MULTIPLICA POR 20 LA AYUDA A LA COOPERACION

Me pregunto por qué ayuntamientos provistos de un déficit espectacular en sus cuentas, deciden que están obligados a realizar un gasto en “cooperación internacional”. En 2015, Ana Botella, alcaldesa de Madrid destinó 500.000 euros a esta partida que experimentará un ascenso espectacular en el primer ejercicio de Manuela Carmena: ¡doce millones de euros! A nadie se le escapa lo espectacular de esta cifra y lo injustificado de la misma. Quedaría explicar el por qué de tal aumento.

Habitualmente, esos dineros se destinan a proyectos difícilmente controlables. Una vez aprobadas las entregas de fondos no hay absolutamente ninguna manera de saber si se han empleado correctamente. Pero –y esta es la cuestión– devengan comisiones tanto en la parte receptora (el dinero va a parar a una ONG pero el gobierno del país en el que actúa exige una comisión, otra parte, por supuesto va a parar a los gestores de esa “organización sin ánimo de lucro” y otra se queda a repartir entre los que han participado, a este lado de la frontera, en la concesión de la subvención. Milagro si queda algo que se consagre a la actividad para la que inicialmente había sido presupuestado.

Puede ser incluso bueno que existan “ayudas a la cooperación”, pero deberían ser canalizadas a través de una entidad estatal única y la percepción de este tipo de ayudas debería tener como contrapartida la seguridad absoluta de que el 100% del dinero entregado se destina para realizar la tarea que justifica la donación. En España, incluso poblaciones de 10.000 habitantes envían dinero a los más absurdos proyectos y asociaciones… solamente para que una parte sustancial de ese dinero revierta en forma de comisiones. Es lo que se llama desde hace tiempo la “estafa humanitaria”: “dime lo solidario que eres y te diré lo estafador que puedes llegar a ser”


NO NOS HEMOS DADO CUENTA, PERO ESTA SEMANA HA SIDO HISTÓRICA EN ESPAÑA… GRACIAS AL SOBERANISMO CATALÁN

El soberanismo finaliza la semana mucho más débil de lo que la inició con la rutilante declaración de desconexión entre Cataluña y España propuesto por la nueva presidente del Parlament. La declaración de independencia –forzada por la CUP– era tan absolutamente panfletaria, radical y propia de perroflautas, que la imagen de la propia Carme Forcadell leyéndola parecía un arcaísmo. Bruscamente, Artur Mas ha comprobado que ni siquiera tiene la unanimidad dentro de su gabinete. Pero está entre la espada y la pared: o logra los votos de la CUP para obtener la investidura y repetir como “molt onorable” o bien le tocará ceder el puesto a otro y dar su carrera política por finalizada a la espera de los juicios que seguirán. Eso, o convocar elecciones anticipadas.

Rajoy, cuyos genes gallegos, le sumieron en la más absoluta apatía ante el desarrollo del proceso soberanista, finalmente se decidió a marcar unos cuantos números. Claro está que la reunión de líderes conservadores europeos en Madrid, todos ellos contrarios al soberanismo, le impulsaron a tomar la iniciativa. No se trata de que el contagio soberanista pueda extenderse a otros países europeos, así que ya tocaba cercenarlo. A Rajoy le ha bastado con consensuar con socialistas y Ciudadanos un “frente del rechazo” al soberanismo. Con eso, salga lo que salga, en las elecciones del 20–D, el soberanismo queda aislado. Ahí acaba el “procés”.

El consenso entre estas fuerzas políticas tiene una novedad en relación al que se produjo en 1978 durante los debates de la ponencia constitucional: los partidos que lo suscriben tienen como denominador común –con algún matiz, claro– el antisoberanismo. No es mucho, pero es algo. En la lápida que se colocará, sugiero la frase: “Aquí yace el “prucés”. Ríe caminante, nunca una idea que no podía terminar bien, tardó tanto en periclitar”. Cansados estamos de la obsesión soberanista.