viernes, 22 de abril de 2022

NEOFASCISMO - El tema de la solidaridad con Palestina. Roger Coudroy, el mito y sus sombras

En los años 60, la mayoría del neo–fascismo radical mostraba actitudes antisemitas. En algunos sectores todavía se consideraba como auténticos y verdaderos Los Protocolos de los Sabios de Sión[1] y, en especial en países de mayoría católica (Francia, España, Italia) aún existían círculos y publicaciones que alertaban sobre las conspiraciones judeo–masónicas–bolcheviques[2]. Sin embargo, los problemas del antisemitismo eran dos: por una parte, resultaba bastante incoherente –era frecuente que los antisemitas de la época, sostuvieran la teoría de que “los judíos mandaban en la URSS” y, al mismo tiempo, eran los “amos” también del mundo occidental, por lo que, resultaba imposible justificar el conflicto que se estaba viviendo en la época, la Guerra Fría, y, por otra parte, resultaba muy controvertido –e imposible de demostrar– la unidad de acción entre judaísmo, masonería y comunismo. Sin olvidar que, en las legislaciones de los países democráticos, aludir cualquier rasgo que las fiscalías pudieran considerar como antisemita, implicaba hacerse acreedor de duras penas de prisión. Sin embargo, en el imaginario colectivo de la extrema–derecha neo–fascista de los 60, el antisemitismo era una componente casi inevitable, un lugar común, especialmente de las formaciones más radicales.

En esas circunstancias, los sectores que –como era el caso de Thiriart– aspiraban a ser tomados en serio, hacia mediados de los años 60, optaron por introducir un cambio en el “discurso antisemita” (que, por lo demás, era insostenible). Seguiría estando presente, pero con otra orientación. El “primer Thiriart” decidió ignorarlo casi por completo[3], sin embargo, el antisemitismo se filtró especialmente en algunas secciones nacionales, especialmente en rama flamenca de la organización, así que el “segundo Thiriart” optó por introducirlo en su discurso político, pero operando una variación notable: ya no se trataría del antisemitismo por cuestiones étnicas o religiosas, ni siquiera del antisemitismo “social”, sino que tendría como nuevo escenario el conflicto judeo–palestino. Y, dado que el Estado de Israel, no era nada más que la cristalización del proyecto de Theodor Herlz, es decir, el “nacionalismo judío”, que iba en detrimento de las poblaciones palestinas de la zona, se trataría simplemente de transformar el “antisemitismo tradicional” en “antisionismo”, presentando a los palestinos como las víctimas del Estado de Israel, por tanto, aliados naturales del nacionalismo europeo. Por otra parte, en los movimientos de extrema–izquierda que fueron surgiendo en Europa (y también en algunas partes de Iberoamérica), era curioso constatar que, a pesar de que una gran mayoría de sus dirigentes, eran de origen judío (aunque separados de la sinagoga y laicizados), también se expresaba la misma tendencia antisionista.

Esta temática fue incorporada al Partido Comunitario Europeo y estuvo constantemente presente en las columnas de La Nation Européenne, lo que, en la práctica suponía:

– mantener, de alguna manera, el antiguo antisemitismo, dándole un aspecto “presentable” y más fácilmente justificable y evitando los excesos conceptuales del antisemitismo tradicional.

– la posibilidad de llamar a las puertas de las organizaciones palestinas y de algunos Estados árabes en solicitud de ayuda.

– incorporar un punto de encuentro con los grupúsculos de extrema–izquierda (pues Thiriart era consciente que los choques en la calle con la extrema–izquierda pesaron como una losa sobre Jeune Europe).

Consecuente con estos planteamientos, Thiriart desplegó en los años 67–68 una amplia gama de iniciativas para expresar su solidaridad con el pueblo palestino y tratar de obtener ayudas para su movimiento en Europa. Y es aquí es donde apareció la figura de “Roger Coudroy”.

Oímos hablar por primera vez de Roger Coudroy, en 1970. Inicialmente, nosotros mismos, reprodujimos en los medios a los que teníamos acceso en la época, las noticias que nos habían llegado sobre un belga, “nacionalista europeo”, que había muerto en tierra palestina al frente de un grupo guerrillero cuando trababa de infiltrarse en Israel. Incluso en nuestro primer libro impreso por Ediciones Acervo en 1977, La Ofensiva Neofascista, fuimos los primeros en dejar constancia de la figura de Roger Coudroy, personaje que, desde entonces, siempre suscitó nuestra curiosidad, en especial, por lo parcas de las informaciones que se vertían siempre sobre él, idénticas, vagas, pero que, incluso para nosotros en aquella época, eran suficientes como para que lo presentáramos como ejemplo del “combatiente europeo”.

Más tarde, ya en los 80, Cuadrado Costa publicó un folleto, plagado de innumerables errores -no todos involuntarios, incluso algunos inducidos por el propio Thiriart- en el que retomaba la figura de Coudroy[4]. Las noticias de las que todos partíamos tenían una fuente única: La Nation Européenne que había publicado un artículo firmado por Gilles Munier en el que se rendía homenaje a Roger Coudroy “primer europeo caído en el campo del honor en Palestina, en el combate contra el imperialismo americano–sionista”[5]. A partir de aquel momento, fuimos muchos, en toda Europa, los que reprodujimos el nombre de Roger Coudroy. Aún hoy se sigue repitiendo en los ambientes “nacional–revolucionarios” esos mismos datos, exactamente los mismos, con singular insistencia.

Sin embargo, a medida que ha ido pasando el tiempo, la pregunta que nosotros mismos nos formulamos hacia mediados de los 90 fue: ¿cómo es posible que, en más de 35 años, nunca se hubieran conocido más datos sobre este episodio? Porque, lo mismo que se sabe hoy es exactamente lo mismo que se publicó en 1968. El nombre de Roger Coudroy siempre ha gozado de una exaltación particular entre los herederos de Thiriart, pero también siempre ha navegado entre sombras que, el tiempo, lejos de disipar completamente, han ido aumentando. Hoy, nos inclinamos a considerarlo como un “acto de fe”: o se cree en su existencia y en su muerte en territorio palestino al frente de un comando armado de Al–Asifah (hoy se dice que era de Al–Fatah, mientras que, en la época, se diferenciaba entre ambos: Al–Fatah sería el “partido palestino” y Al–Asifah, su “frente armado”), o se considera un simple mito sin apenas base real.

Por experiencia, sabemos que todo lo que se mueve bajo el sol, deja un rastro: familia, noticias en páginas interiores, esquelas de las que hay constancia en hemerotecas, testimonios de amigos. El mero paso del tiempo hace que, espontáneamente, vayan surgiendo elementos nuevos que se agregan al dossier y facilitan respuestas (que no siempre resultan agradables de conocer). Esto se da, especialmente, en estos momentos en los que todo está al alcance de todos en Internet. Personalmente, hubiéramos deseado el testimonio de uno (mejor de dos) antiguos militantes de Jeune Europe que hubieran hablado de Coudroy en sus blogs (y nos hubieran explicado cómo fue y en qué circunstancias que lo conocieron), o en declaraciones a licenciados que elaboraran sus tesis de doctorado o a inquisidores periodísticos o, incluso, a jueces, preocupados por la muerte de un ciudadano europeo en tierra extranjera. Ese tipo de testimonios tiene el valor de la autenticidad. Sin embargo, lo que el investigador siempre se ha encontrado en este caso es con el “testimonio único” (luego, jurídicamente, “testimonio nulo”) de La Nation Européenne. En su momento, ni siquiera, el que había sido brazo derecho de Thiriart durante mucho tiempo, Émile Lecerf, supo darnos ninguna referencia sobre la militancia de Coudroy en Jeune Europe. Nos dijo que ignoraba por completo su existencia.

¿Es posible que, todo fuera un “invento” de un redactor de la revista para hacer más digerible y emotiva la opción pro–palestina? Nadie puede asegurarlo, pero los datos no juegan, de ninguna manera, a favor de un “Roger Coudroy, militante revolucionario europeo”.

¿De dónde salió el nombre? Respuesta: de un libro publicado en 1968 en francés J’ai vécu la résistance palestinienne que lleva su firma. Así pues, existió alguien llamado “Roger Coudroy” (o bien, alguien que utilizó ese nombre como seudónimo para firmar el libro en cuestión). Pero, ni siquiera sobre el libro existe unanimidad: mientras el entrada en Wikipedia sobre Coudroy da como fecha de publicación 1968, sin incluir ni lugar, ni contenido, ni editorial, otras fuentes sostienen que fue publicado en 1969, por el “Centro de Investigaciones de la OLP” (y, efectivamente, en esa época, la central de la OLP se encontraba en el Líbano, en donde permaneció entre 1967 y 1985, para pasar luego a Ramala, y antes de esa fecha, entre 1964 y 1967 encontrarse en Jerusalén, perdido para el mundo árabe durante la Guerra de los Seis Días). El libro, era, más bien, un folleto de 87 páginas y llevaba el número 9 de la colección.

En una web italiana se resume su contenido:

Mientras tanto, Roger Coudroy ya ha encontrado su destino. Un testimonio de los pocos meses que pasó en las filas de la resistencia sigue siendo un breviario, a medio camino entre el diario personal y el ensayo histórico, donde el joven ingeniero anota los relatos de sus vivencias y sus vívidas impresiones sobre los combatientes palestinos, pero también algunas descripciones muy intensas sobre mujeres de "mejillas dulces, narices finas y labios tiernos", sobre niños en campos de refugiados que "en Palestina lo convierten en una oda a la dulzura que se les niega, al canto y la confianza, que las hace al mismo tiempo felices y desesperados, en diminutas carpas quemadas por el sol sacudidas por el viento, hacia este país hecho de leche y miel del que tanto han oído hablar y por el que, quizás, mueran mañana”[6].

Tal es el tono casi lírico en el que se expresa el autor. El libro fue traducido al alemán con el título de Widerstand en Palästina,  en portugués (Eu vivi a resisência palestina, Editorial Centel, 1976) y en Italia, no hace mucho con el título habitual al que se le añadió un subtítulo abusivo ausente en las anteriores ediciones: Ho vissuto la resistenza palestinesese. Un militante nazionalrivoluzionario con i Fedayín[7]. Volvemos otra vez a la web italiana en la que se nos informa que:

“Después de las primeras reuniones en Beirut [de Coudroy] con Al Fatah, el camino del autor conduce a Damasco, luego a Ammán, finalmente al campo de refugiados de Baqa'a donde Coudroy se convirtió en el fedayín “As Saleh” (El justo). Las últimas páginas, escritas del 23 al 27 de mayo de 1968, informan de forma cada vez más sucinta de las operaciones militares conjuntas entre Al Asifah (el ala militar de Al Fatah, a la que pertenece) y la OLP. Entonces la historia se detiene”[8].

Y es que, el 3 de junio de 1968, Roger Coudroy resultó muerto.

Por su parte, lo que resume Wikipedia[9] es que “nació en Bélgica en 1935” (por tanto, como Cristo, moriría a los simbólicos 33 años). “Estudió y trabajó en Francia antes de mudarse a Oriente Medio para ejercer su profesión”. Se añade que, tras involucrarse en Al Fatah, “tomaría el liderazgo de una brigada”. En la introducción al artículo se añade que “fue un miembro militante nacionalista revolucionario de Jeune Europe y Al–Fatah, comprometido en la lucha armada en Palestina”.

El artículo figura en la Wikipedia española[10] en donde no ha suscitado ninguna “discusión” (como tampoco en la francesa, algo más amplio). Las modificaciones de la versión francesa son mínimas y por cuestiones sintácticas y de enlaces. La versión española es un resumen de la francesa y, en esta, se añade que es “un símbolo del nacionalismo revolucionario y de los anti–sionistas de extrema–derecha”, frase desaparecida en la versión española. También se incluye una idea que se repite habitualmente al hablar de Coudroy y de Jeune Europe: Thiriart habría anunciado el proyecto de crear “Brigadas Europeas”, “formadas por voluntarios y destinadas a combatir militarmente en Palestina, antes de poder ser operativas en Europa”, añadiéndose que “Thiriart mantuvo contacto con dirigentes de la OLP con los cuales estaba en contacto, y propuso la idea a los baasistas de Irak y al presidente egipcio Nasser a quien visitó en 1968”. Se añade, así mismo que “Thiriart sirvió como consejero de Fatah (dentro de la Organización para la Liberación de Palestina), durante la década de 1970”, información cuyo origen es un profesor de historia norteamericano, George Michael autor del artículo Strange Bedfellows[11], autor de varios libros sobre la extrema–derecha americana. También se trata de una afirmación no confirmada por ninguna otra fuente, ni dato suplementario alguno.

En Internet se ha publicado que Coudroy era un “ingeniero belga crecido en Francia, que trabajó para la Peugeot en Kuwait antes de unirse a la resistencia palestina”[12]. Los pocos datos publicados aquí y allí cuentan que se graduó en ingeniería en Francia “a mediados de la década de los 50”, pero la fuente originaria cuenta con menos convicción su trabajo en la Peugeot, diciendo que solo “es posible” y que su traslado al Líbano y luego a Kuwait tuvo lugar en 1964 o 1965 (“se desconoce la fecha de este traslado”, se dice textualmente[13]).

¿Es posible que Coudroy fuera miembro de Jeune Europe? ¿Cuándo? El grupo originario se funda en 1961 (publicación del Manifiesto a la nación europea) siguió actuando como Movimiento de Acción Cívica (de orientación nacionalista–poujadista, en absoluto “nacional–revolucionaria–europea”), hasta 1963, momento en el que Nation Belgique, órgano del movimiento, pasa a llamarse Jeune Europe. Coudroy, según las fuentes que suelen utilizarse para reconstruir su vida, estaba estudiando en Francia en esa época, país en el que Jeune Europe fue irrelevante y apenas contó con partidarios. Los pocos que tuvo basaban su acción, como hemos visto, en practicar el “entrismo” en la Federation des Étudiants Natonalistes. De haber estado presente, recordarían a Coudroy y habrían exaltado su figura. Pocos meses después, el recién graduado en ingeniería se va a Oriente Medio. Así pues, la militancia de Coudroy en la organización de Thiriart (en Bélgica, en absoluto en Francia) es muy forzada por las fechas:  solamente pudo darse de 1961 a 1963. Pero su biografía sugiere que estudió la carrera ingeniería en Francia, donde, en esa época, no existía Jeune Europe.

El hecho es que no dejó, desde luego, ni camaradas, ni testimonios que lo recordarán, ni que afirmaran conocerlo personalmente, ni en Francia, ni en Bélgica. La primera y única noticia sobre él, es la necrológica que apareció en La Nation Européenne[14] que, desde entonces sigue exaltando la imaginación de los “nacional–revolucionarios”. Pero todo tránsito por una organización, deja testimonios: si no existen, es que ese tránsito jamás se ha producido.

Podríamos pensar que se trataba de un “militante clandestino”, renuente a revelar sus verdaderas creencias políticas, para garantizar su seguridad. Eso hubiera demostrado cierta predisposición para la clandestinidad, la lucha en las catacumbas y la acción armada… en Europa. Bien, pero ¿y en Palestina? ¿Cómo es posible que, salvo su folleto publicado por la OLP, no existan más testimonios de sus camaradas de Al–Asifah? A fin de cuentas, nadie olvida a un europeo que ha decidido luchar a tu lado en una tierra que no es la suya. Y más aún si se trata de un caído, un “mártir”. Pues bien, en el blog de Giorgio Ballario, se reconoce que tampoco “existen memoriales, testimonios de otros combatientes de Al Fatah o de familiares, compañeros de fe política que recuerden su figura”[15].

De hecho, lo más inquietante aún es que ni siquiera el Estado de Israel presentase una protesta al gobierno belga por la presencia de un ciudadano de ese país que “ejercía el liderazgo en un comando de Al–Asifah”, organización considerada como “terrorista” por el Estado de Israel. Porque podemos estar seguros de que los cadáveres de todo resistente palestino, eran analizados, fotografiados e identificados por el Mossad. Era la rutina para saber quién era, por dónde se movía y qué vínculos tenía, para poder impedir otras acciones guerrilleras. Y en el caso de un belga, los rasgos antropométricos debieron de llamar necesariamente la atención de la inteligencia hebrea que seguía con particular interés a los movimientos de extrema–derecha europea en la época[16].

¿Es creíble, por tanto, que no existan ni testimonios familiares, ni testimonios militantes de Jeune Europe, ni testimonios palestinos, ni testimonios judíos, ni siquiera otro testimonio más que el de la revista de Thiriart que se limitó a dar cuenta de la muerte de Coudroy? En cuanto al folleto publicado por la OLP, puede pensarse que se trataba de un texto de propaganda y, por tanto, no necesariamente verídico, ni su autor un personaje realmente existente.

Tras haber presentado todos los datos conocidos sobre Roger Coudroy, las cuatro únicas posibilidades que se han barajado son:

1) La biografía y los datos publicados sobre Roger Coudroy son veraces. No hay más datos por cuestiones de seguridad y clandestinidad. Así pues, Coudroy sería un heroico militante nacional–revolucionario–europeo caído en campo del honor y vanguardia de unas Brigadas Europeas que jamás se constituyeron. Es la versión dada por La Nation Européenne.

2) “Roger Coudroy” es un nombre ficticio utilizado por la propaganda palestina para popularizar en Europa su causa. Se trata de una práctica habitual en operaciones psicológicas. El personaje ficticio con ese nombre luego sería aprovechado por el redactor de La Nation Européenne para construir su militancia en Jeune Europe y atribuir mayor dramatismo a su giro propalestino.

3) Roger Coudroy, trabajaba para la inteligencia hebrea o, quizás, para algún servicio de información europeo. Identificado por los palestinos, fue fusilado y ahí quedó el libro que había escrito para congraciarse con la causa palestina y penetrar en sus filas. Hemos visto operaciones similares de agentes norteamericanos en la España de la transición. Esta versión no es nuestra, circula por Internet[17].

4) Roger Coudroy es un “invento” de La Nation Européenne, al cual le llamó la atención la noticia de un "belga muerto en palestina y que había publicado un folleto" y se apropió de su figura a efectos propagandísticos atribuyéndole una militancia en su organización. Esta interpretación no exige, siquiera la existencia de un “Roger Coudroy”, el folleto editado por la OLP y el posterior libro de poesías, pudo escribirlo un propagandista. De los datos incluidos en el folleto, la La Nation Européenne extrajo lo esencial y le adjudicó la militancia en su organización, pero no pudo aportar nada más y la figura de Coudroy quedó entonces en las mismas sombras en las que sigue cincuenta años después. 

En la web https://forebears.io/surnames se cifran, en este momento, en 515 personas en el mundo con el apellido “Coudroy”, casi todos residentes en Francia y solamente 3 en Bélgica; si damos estas cifras como “aproximativas” se percibe que costaría poco llegar a estas tres personas e inquirir por su antecedente fallecido en los 60. Nosotros lo hemos intentado con los 98 que existen en Facebook, cosechando el silencio como respuesta, salvo en tres casos que nos comunicaron ser ajenos al personaje y no haber oído hablar nunca de él.

Habitualmente, cuando los simpatizantes de Thiriart repiten los datos sobre Roger Coudroy, suelen acompañarlo del siguiente añadido, que encontramos en una web: “El ejemplo guerrillero de Jeune Europe queda claro con la muerte de Roger Coudroy en Palestina, primer europeo muerto por la causa de liberación (…) El otro concepto thiriartiano que vemos en las Brigadas Continentales/Unité Continentale, es la superación del infantilismo anticomunista de los fascismos europeos”[18].

Un solo muerto, además no confirmado y que suscita dudas razonables sobre su autenticidad, no es ejemplo de nada, y mucho menos del “ejemplo guerrillero de Jeune Europe”, para poder hablar de “ejemplos guerrilleros de Jeune Europe” en plural, harían falta más nombres, más ejemplos, más caídos o, en su defecto, más combatientes de esta organización que hubieran decidido tomar las armas en favor de los palestinos: simplemente, no los hay.

Por tanto, si se trata de hablar de “infantilismo”, cabrá atribuir el adjetivo a los “fetichistas de las armas” obnubilados a finales de los 60 con los ejemplos guerrilleros promovidos por la OSPAAAL, mucho más que con el “anticomunismo de los fascismos europeos” al que, como máximo, cabría definir de “primario”, pero no de “infantil” como muy bien podrían contar Jan Pallach y toda su generación en Checoslovaquia o los 2.500 muertos en la revolución húngara de 1956 que, a su vez, causaron 722 bajas soviéticas[19]. Eso si son “experiencias de lucha armada”. Infantilismo, a fin de cuentas, es tomar un caso único, poco claro, por un “ejemplo guerrillero de Jeune Europe” con una muy improbable militancia en esta organización.

En efecto, Thiriart había valorado la posibilidad de construir “brigadas europeas” al estilo de las Brigadas Internacionales que lucharon en la guerra de España. Fue en su revista donde se hablaba de la muerte de un europeo al frente de un comando de Al–Asifah, fue él quien marcó la pauta y facilitó los datos que, en los cincuenta años posteriores, repetiríamos todos –incluido el que suscribe en su primer libro La Ofensiva Neofascista[20], y que hoy siguen reproduciendo web publicadas por jóvenes y no tan jóvenes que, sin embargo, nunca se han planteado las preguntas básicas del caso. Reproducimos un fragmento de una de estas webs, española por más señas:

“La muerte de Roger Coudroy pasaría desapercibida para la mayoría de medios europeos. ¿Por qué? Muy sencillo: Coudroy era militante de la organización nacional–revolucionaria europeísta Jeune Europe, que había sido fundada cinco años antes por el conocido Jean Thiriart. Por ello no había que darle difusión a esta muerte heroica, además de que la causa palestina era defendida en esos momentos en Europa por la extrema izquierda, y esta muerte descolocaba a los bienpensantes”[21].

Existen casos muy reales de europeos “caídos”: el francés, Stephan Zatenacci, muerto durante la guerra civil libanesa, con las armas en la mano, conocimos a varios de sus camaradas que nos hablaron sobre él. Y otro tanto ocurrió cuando Alain Escoffier, quien se suicidó frente a las oficinas de Aeroflot el 10 de febrero de 1977. Ambos eran suficientemente conocidos en sus respectivos ambientes militantes. Sin embargo, con Coudroy solamente hay silencio, dudas, informaciones que parten todas del mismo origen. Fugas retóricas y poéticas; nada, o muy poco, en definitiva. Y, desde luego, nada por lo que pueda ponerse la mano en el fuego.

Incluso cuando se publicó la reedición italiana de la obra atribuida a Coudroy en las ediciones Pasaggio al Bosco, ni el prefacio de Claudio Mutti, ni el epílogo de Andrea Niccolò Strummiello, aportaron elementos inéditos a su biografía. Como tampoco el segundo libro de Yannick Sauveur, Jean Thiriart y la Gran Europa. En cierto sentido es significativo que Gilles Munier, que fuera corresponsal de La Nation Européenne en Argel y hasta el final del gobierno de Sadam Hussein, uno de sus hombres de confianza en Europa (luego lo sería, en los años posteriores a la invasión norteamericana, uno de los “contactos” de la resistencia baasista en Europa) fundara a principios de los años 70, la “Association Européenne Roger Coudroy”, junto con el senador comunista Désiré Motte, antiguo resistente. Esta asociación, poco después, cambió el nombre, sin dar explicaciones, por el de Association des Amities Arabes. Es posible que, entonces, alguien se planteara las mismas dudas que nos planteamos ahora 50 años después y les resultara imposible seguir adelante con una asociación que llevaba el nombre de alguien sobre el que nadie, absolutamente nadie, aportaba ningún testimonio.

Pobre Roger Coudroy, fuera quien fuera, si es que existió alguna vez. ¡Qué forma más absurda de morir dejando unas huellas tan tenues y controvertibles de su propia existencia! En una web francesa de pocas visitas[22], puede leerse “los dirigentes del Movimiento National de Liberación Al Fatah dieron a conocer en junio de 1968 la última entrevista de Roger Coudroy. La cinta magnetofónica desde hacía algún tiempo estaba a disposición de los corresponsales de prensa acreditados en la República Árabe Unida. Naturalmente, la prensa llamada europea no dio cuenta nunca del hecho, con excepción de la revista La Nation Européenne que dirigía Jean Thiriart”.

En texto que aparece en este artículo encontrado en la red, contribuye a echar una enésima paletada de tierra sobre el misterio de Roger Coudroy. La cinta magnetofónica en cuestión decía: “Mi nombre es Rober Coudroy, soy francés… Estoy aquí para saber más sobre la lucha emprendida por el pueblo palestino… Estoy desde hace dos meses en este campo de entrenamiento (…) He participado en algunos combates contra los sionistas… He asistido a la batalla de El Karamé[23] (…) Los fedayines son la vanguardia del pueblo palestino… No soy un experto militar, pero puedo afirmar que la lucha armada es la única vía que conduce a la liberación de Palestina”.

De ser cierta esta cinta (algo, así mismo, improbable), supondría rectificar todo lo que se había publicado antes: nos cuenta que “es francés” (el mismo artículo que reproduce este texto dice algo más adelante que “nacido en Bélgica”), que “asistió a la batalla de Karamé” (21 de marzo de 1968) y que participó en “algunos combates contra los sionistas” (así pues, lo contrario de lo que suele contarse sobre él: que murió en su “primer enfrentamiento” con el ejército judío).

El artículo menciona que “en Inglaterra, un diario se atreve a pretender que “Roger Coudroy murió accidentalmente, limpiando su arma”[24]. Sin olvidar la otra versión ya mencionada de que resultó asesinado por los propios palestinos que sospechaban de él como agente de algún servicio de información.

Si mencionamos estas versiones, es solamente para certificar todo lo que se ha dicho sobre él. Ni siquiera estamos dispuestas a creerlas, pero tampoco podemos aceptar la versión del “Coudroy–militante de Jeune Europe–enviado por Thiriart a Palestina como vanguardia de las Brigadas Europeas”, que nos parece una de las más fantasiosas sobre el personaje y cuya imposibilidad ya hemos razonado.

Lo cierto es que, en el otoño de 1968, Thiriart, realizó una gira por Oriente Medio, precedida por lo que Cuadrado Costa llama “importantes encuentros en los países árabes progresistas y, principalmente, en Argelia, a fin de concretar su proyecto de Brigadas Europeas”[25]

Esta “gira” hará verter mucha tinta, al igual que su entrevista con Chu-Enlai, el entonces presidente de la República Popular China, una entrevista que, tal como reconoció el propio Thiriart a su biógrafo Yannick Sauveur, jamás existió. No dudamos que la intención de Thiriart, era realizar propaganda que favoreciera a su idea. Él mismo se había afirmado que Maquiavelo era uno de sus maestros de pensamiento. Pero no estamos muy seguros de que “el fin justifique los medios”. Una revolución asentada sobre consignas y premisas fantasiosas, mitos construidos ad-hoc, y “accidentes”, es una revolución asentada sobre bases movedizas. La propia historia de Thiriart lo demuestra. Lo que no es óbice para que sigamos reconociendo al óptico belga, especialmente al “primer Thiriart”, como uno de los que inspiraron nuestra militancia política.


[1] Cf. Revista de Historia del Fascismo, nº VI, mayo 2011, Mito y realidad de los Protocolos de los Sabios de Sión, págs. 4-53.

[2] Sobre el antisemitismo en España, véase Revista de Historia del Fascismo, nº XXVII, diciembre 2013, Antisemitismo español en el siglo XX, apenas una sombra, págs. 18-112.

[3] Thiriart no era en absoluto antisemita. Su hija Frédérique declaró a Y. Sauveur (op. cit., pág. 22) que en Jeune Europe había jóvenes judíos. Y es rigurosamente cierto que entre los escritos de Thiriart no figura ninguna línea que pueda ser contener rastros de antisemitismo.

[4] “Y si proyecto de combate militar común entre la Organización de Liberación de Palestina y Jeune Europe, no podrá concretarse, militantes de la organización combatirán individualmente en la Palestina ocupada, como Roger Coudroy, el primer europeo caído con las armas en la mano en las filas de Al Fatah” (Cuadrado Costa, op. cit., pág. 23). Cuando se habla de “el primero”, el plural está implícito, de la misma forma que cuando alude a “militantes de la organización”, se tiene tendencia a pensar que son más de uno. Sin embargo, nadie ha sido capaz de aportar más nombre que el de Coudroy. Se conocen, por ejemplo, los nombres de todos los franceses miembros de la extrema-derecha que fueron a combatir en el Líbano, durante la guerra civil, junto a los grupos maronitas. El párrafo que hemos citado está redactado de tal manera que se sugiere que el caso de Coudroy es “uno más” de una corriente en la misma dirección. Falso.

[5] La Nation Européenne, noviembre-diciembre, 1968.

[6] https://www.barbadillo.it/ Barbadillo, Laboratorio d’idee nel nare del web. Artículo: Ritratti. Roger Coudroy, il nazionalista europeo eroe (dimenticato) della Palestina, Andrea Cascioli, 3 junio de 2018

[7] Roger Coudroy, Claudio Mutti (Colaborador), Andrea N. Strummiello (Colaborador), Passaggio al Bosco, Firenze, 2017.

[8] Blog Barbadillo, op. cit.

[9] https://fr.wikipedia.org/wiki/Roger_Coudroy

[10] https://es.wikipedia.org/wiki/Roger_Coudroy

[11] George Michael, Strange Bedfellows [Extraños compañeros de cama], puede leerse en https://web.archive.org/web/20091128164211/http://chronicle.com/article/Strange-Bedfellows/3734/ La información, sea cual sea la fuente, es difícilmente creíble: en los años 70, Thiriart estaba completamente separado de cualquier acción política y, además, en esa época fue extremadamente crítico en relación a los países árabes y a la resistencia palestina.

[12] Recensión del libro Ho vissuto la resistenza palestinese, publicado en el blog Kulturaeuropa, https://www.kulturaeuropa.eu/2020/02/29/il-ricordo-di-roger-coudroy/

[13] Ibid.

[14] En el número 29 ya citado de La Nation Européenne.

[15] Blog Barbadillo, Laboratorio di idee nel mare del web. Op. cit.

[16]  Hasta el punto de que una de las más hábiles operaciones del Mossad fue la creación del “World Service” en 1969-1970, radicándolo en la Grecia “de los coroneles”. Desde allí, los agentes judíos enviaron cartas a un amplísimo fichero de extrema-derecha pidiendo “corresponsales” para reemprender el trabajo del Welt-Dients del coronel Fleishauer. Conozco la operación, porque yo mismo fui uno de los “contactados”. La operación siguió en pie hasta que unos miembros de Avanguardia Nazionale identificaron la misteriosa oficina de Atenas de la que partía todo. Ver La ofensiva Neofascista, Ernesto Cadenas, págs. 260-264,

[17]El misterio que rodeaba la muerte del belga permitió que circularan rumores de que había sido asesinado por colegas árabes que lo consideraban un agente del Mossad. Esa versión sigue siendo poco más que susurros y los leales a Jeune Europe señalan con el dedo a los medios de comunicación pro-Israel que intentan socavar la moral del enemigo. Pero un periódico británico, nadie recuerda cuál, publicó una historia en este sentido. Pase lo que pase, Coudroy estaba muerto”. Más adelante, este autor prosigue: “Roger Coudroy causó suficiente impresión en los palestinos como para inspirar aparentemente un libro de poemas de varios autores árabes pocos años después de su muerte. Cuando el periodista belga Lucas Catherine la OLP en 1970, una de las primeras preguntas de su contacto fue si conocía a Coudroy. Posteriormente se le entregó una copia de J'ai vécu la résistance palestinienne, como ejemplo del trabajo de un simpatizante extranjero.” Versión recogida, en otras, en la web https://christopherothen.wordpress.com/2018/06/24/who-was-roger-coudroy/

[18] Leído en el blog Pueblo Indómito, http://puebloindomito.blogspot.com/2015/02/unite-continentale-el-europeismo.html

[19] H.Ch. Giraud, Le Printemps en octubre: une histoire de la révolution hongroise, Ed. Rocher, París, 2006.

[20] E. Milá (a) “Ernesto Cadenas”, La Ofensiva Neofascista, Ediciones Acervo, Barcelona 1977, pág.

[21] Blog Pueblo Indómito, op. cit.

[22] http://avocatdespauvres.over-blog.com/ La web no registra movimientos desde 2018.

[23] Es la única referencia a la participación de Coudroy en la Batalla de Karamé. Este choque tuvo lugar el 21 de marzo de 1968, es decir, 74 días antes de la muerte de Coudroy. La batalla supuso un éxito táctico para -Israel (cuyas tropas sufrieron apenas 28 bajas), mientras que la OLP soportó 200 muertos y 150 prisioneros, Jordania, 84 muertos. Pero el fracaso diplomático fue estrepitoso: la ONU condenó la inclusión israelí y aportó a Al Fatah un argumento de propaganda inestimable. Para más información sobre la batalla de Karamé, véase el texto Los palestinos en el Líbano. Evolución del colectivo y análisis del impacto sobre el país a partir de 1948, María Rosa Velasco Muñoz, PDF de su tesis doctoral presentada en la Universidad Autónoma de Barcelona, 2015.

[24] Web avocatdespauvres, op.cit.

[25] J. Cuadrado, op. cit., pág. 40.