jueves, 21 de abril de 2022

PLATAFORMAS DE ADOCTRINAMIENTO Y MEMORIA HISTORICA – Mi trayectoria personal

Cuando decidí apartarme de la militancia política hará unos ocho años, empecé a trabajar el tema de las series de televisión. ¿Por qué las series? Por la sencilla razón de que son un testimonio de su tiempo. A diferencia de una película que requiere otro tipo de distribución e, incluso, de concepción, la serie de televisión es lo cotidiano, está destinado a verse en la intimidad del hogar o de la familia, es, por tanto, algo que nos vincula a nuestro día a día y a la vida de toda una nación. El blog de series que inicié a finales de 2016, tiene hoy, más de 2.700 entradas, esto es, 2.700 series revisadas, clasificadas y criticadas desde los primeros tiempos de la televisión en España. Se paga con publicidad.

UN BLOG DE SERIES PARA ESTAR AL CABO DE LA CALLE DE LOS ESTRENOS

Esta actividad me ha ocupado mi tiempo de ocio y en torno a una hora de trabajo al día. No hay muchos blogs dedicados exclusivamente al mundo de las series que sean, en primer lugar, independientes al 100% y realizadas por una sola persona. Tampoco hay muchas que hayan examinado tanta “materia” en tanto poco tiempo. Habitualmente, los streamings dispuestos a pagar por iniciativas así, “sugieren” buenas críticas para sus productos e ignorar o bien destripar y destrozar los de la competencia. No ha sido eso nunca lo que nos hemos propuesto. Siempre hemos aspirado a realizar una crítica honesta que solamente tenía una subjetividad: los propios gustos de quien elaboraba las críticas. Hay géneros que nos gustan poco o nada y otros que seguimos con más fruición. Las series de “super-héroes”, figuran, por ejemplo, entre los primeros y las series de intriga policíaca son ejemplo de las seguidas.

Pero, con el paso del tiempo hemos rectificado los objetivos propuestos cuando abordamos el blog seriesTVinfo: hoy ya no pretendemos comentar TODAS las series que sirven los distintos streamings y canales de televisión. Solamente aspiramos a comentar las series que valen la pena, esto es, que por un motivo u otro están por encima del listón de calidad media. Por debajo, no vale la pena comentar nada: se trata de productos deleznables que, ni siquiera los propios streamings publicitan, sino que están en sus catálogos para ocupar espacio.

LOS “NUEVOS PRODUCTOS” INFUMABLES TRAIDOS POR LAS PLATAFORMAS

En los últimos cuatro años, las series realizadas en el sudeste asiático, la inmensa mayoría de muy mala calidad o, en cualquier caso, salvo honrosísimas excepciones, realizadas para gustos de aquellas mismas latitudes, series coreanas, ocupan entre un 10 y un 20% del espacio de plataformas como Netflix.

Luego empezó a llegar el aluvión de series turcas. El problema de estas series es que se trata SIEMPRE de productos camuflados: tratan de que las imágenes iniciales nos sitúen en cualquier lugar, menos en Turquía, que el aspecto físico de los protagonistas diste mucho del tipo “otomano” y se trata de actores que se “parecen” a estándares europeos. La cirugía estética y los tintes de cabello hacen el trabajo más sucio en este camuflaje.

El problema con las series turcas es que, a la que se les ha prestado quince minutos de atención, se percibe algo en ellas que suena a “falso”. En efecto, así como la cinematografía india ha servido algunos productos que muestran las costumbres y la fisonomía auténtica de aquella sociedad, lo que vemos en las series turcas no tiene absolutamente nada que ver con la sociedad de aquellas latitudes: es un producto realizado para la exportación, especialmente a Europa, pero, no solamente no nos enseña nada sobre la sociedad turca, sino que, además, es falso y mendaz.

LOS CAMBIOS DE LOS ÚLTIMOS CINCO AÑOS EN EL UNIVERSO SERIÉFILO

Hace seis años, cuando empezamos a fijarnos en el mundo de las series, los productos de mayor calidad procedían, por este orden: de los países nórdicos, del Reino Unido, algunas series “especiales” realizadas en Hollywood y en algunos países iberoamericanos que veíamos con interés, orgullo de que se realizaran en “nuestra lengua común” y, también, algunas producciones procedentes de países del Este, antiguos países del bloque soviético. Todo esto ha cambiado extraordinariamente y no tiene nada que ver con lo que se sirve hoy al público.

Estos cambios pueden resumirse así

1) Desaparición casi total del “nordic noir” y de las series procedentes de los “países nórdicos”. Después de algo más de un lustro de mantener la llama de la calidad entre los seriéfilos, entre 2010 y 2017, el “nordic noir” y, por extensión, las series procedentes de Islandia, Finlandia, Suecia, Noruega y Dinamarca, prácticamente han desaparecido de los streamings. Quedan las elaboradas antes de estas fechas y algún producto cada vez más raro aparecido después, pero no hay una renovación, como existía entre las dos fechas que hemos señalado.  El hueco dejado por las cinematografías nórdicas, ha sido ocupado por las series turcas y orientales. Estamos hablando de una “sustitución cultural interesada”, en la medida en que productos de MUCHA CALIDAD procedentes de un marco cultural europeo, esto es, “propio”, han sido reemplazadas por otras de INFIMA CALIDAD, procedentes de un ámbito cultural diferente (musulmán) y que, para colmo, evitar confesarlo, enmascarándose.

2) Cese de llegada de productos iberoamericanos de calidad. México y Argentina, hace algo más de un lustro, se configuraban como el “tercer polo” (después del nórdico y del británico) de competencia con Hollywood. De ambos países llegaron series extraordinarias, de los más diversos géneros, que mostraban la competitividad y madurez a la que habían llegado las cinematografías de ambos países. Esta veta ha concluido. Desde hace tres años, de aquellos horizontes no parece llegar nada interesante, ni nuevo. También aquí se trata de otra “sustitución cultural interesada” porque a la desaparición de series procedentes del ámbito iberoamericano, ha seguido la inundación ya mencionada de series turcas y extremo-orientales, antagónicas con las primeras en calidad y en distancia cultural.

3) Desaparición de las comedias de situación ante la imposibilidad de hacer reír respetando la “corrección política”. Por primera vez desde que en la serie Te quiero Lucy, de los primeros años 50, se elaborara el formato conocido como “sit-com” (comedia de situación), siempre, ha existido, como mínimo, una o dos series de este tipo que se disputaban la primacía del espectador. En los años 80, a partir de Cheers, la fórmula volvió a estar entre la preferida por el público y, desde entonces, siempre han existido comedias (con risas enlatadas, filmadas en directo, con entre 3 y 7 protagonistas, en decorados siempre idénticos y con temporadas de más de dos decenas de episodios siempre de una duración inferior a la media hora. Hasta ahora. Porque ese filón también parece haberse agotado. El final patético de Dos hombres y medio, y el corte brusco de Mom y el hecho de que Big Bang Theory terminara, evidenció el motivo: antes, todo podía decirse y se podía bromear con TODO; ahora, los talibanes de la “corrección política”, mayoritarios entre las productoras norteamericanas, hacen imposible la tarea de los guionista y logran comedias de situación “políticamente correctas” incapaces de lograr arrancar una sonrisa (véase Call mi Kat, interpretada por la novia de Sheldon Cooper, Mayim Bialik). La moda, comenzada con Modern Familly, ha hecho literalmente imposible bromear sobre cualquier cosa. El resultado ha sido que la carcajada ha sido arrojada fuera de los streamings.

4) El inicio de la presión adoctrinadora y el cumplimiento de los objetivos de la Agenda 2030 en el mundo seriéfilo. Hoy, en torno al 70% de las series, carecen por completo de calidad, por las razones que sea y están por debajo del listón de lo que podríamos llamar “calidad mínima aceptable”. Es, hasta cierto punto, lógico: se produce DEMASIADO y, por tanto, la calidad media BAJA. Pero hay algo más: de ese 70%, una tercera parte, está compuesta por series elaboradas como productos de MERO ADOCTRINAMIENTO. Entendemos por “adoctrinamiento”, series que ni siquiera se toman la molestia en ocultar el “mensaje” que quieren transmitir. Ese mensaje, siempre, está en relación directa con algunos de los objetivos propuestos en la Agenda 2030. Se trata de lo que podemos llamar “el corsé ideológico”: las series ya no pueden solamente entretener, informar, mostrar, instruir o adquirir algún tipo de cultura, sino que, sobre todo, deben de DEFORMAR la opinión del espectador, arrancarle de sus concepciones -si las tiene-, más o menos atadas con alfileres e insertar el nuevo HORMIGÓN MENTAL compuesto por “corrección política”, “glosa LGBTIQ+”, “empoderamiento femenino”, “lo negro no solo importa sino que va primero”, “el populismo es la peste”, “el cambio climática acabará con todos nosotros”, “el veganismo es el nuevo dogma alimenticio”, “no hay más problemas que la transición energética”, etc. Estos principios los hemos visto, especialmente en la cinematografía anglosajona con esperpentos de ínfima calidad, verdadero hazmerreir: Ana Bolena, Zeus, Aquiles el de los pies ligeros, jarls vikingos, la corte de la hija de los Reyes Católicos, las legiones romanas, etc, etc, etc, series y personajes que tienen una única broma: protagonizadas por actores de color negro, haciendo increíbles sus personajes y desvalorizando la realidad literaria, étnica o histórica. Siempre -y esto es importante- en detrimento del grupo étnico caucásico. Porque, hasta ahora no hemos visto a Brad Pitt, sin ir más lejos, interpretando a Nelson Mandela o a Harrison Ford haciendo el papel de Martin Luther King. El discurso racista de la Agenda 2030 es, sobre todo un DISCURSO ANTIBLANCO. En los demás “rubros”, la Agenda 2030, también ha impuesto su política de ARQUETIPOS DOCTRINALES: el “hombre blanco heterosexual”, o bien ha desaparecido de la mayoría de series, o bien sigue presente, pero con tres características: DÉBIL, DEPENDIENTE Y OBTUSO. Incluso en remakes de películas de largometraje (Muerte en el Nilo o West Side Story) el resultado final es pobre, siempre inferior a la película originaria que se trata de “readaptar” e, invariablemente, aparecen miembros de la comunidad LGTBIQ+ y actores de origen africano. En Francia, realizar una serie policíaca, resulta casi imposible, si no está protagonizada por una “mujer empoderada”. Y si hay alguna serie protagonizada por un varón, estará al servicio de “jefas” (El método Wagner), o bien será un hipocondríaco débil y cargado de manías… La norma de la Agenda 2030 en este orden es: DESVALORIZAR LA MASCULIDAD Y EXALTAR LA FEMINIDAD MASCULINIZADA, FEMINIZANDO LO MASCULINO. El resultado de todo esto es que la creatividad de los guionistas, nunca estuvo tan limitada por la tiranía de la “corrección política”. Si a esto, unimos la “cantidad” de series que deben servirse para alimentar a la docena de streamings que en estos momentos ofrecen sus productos (se llegan a estrenar hasta seis series en un solo día…), entenderemos que la calidad global haya descendido a causa de todos estos fenómenos, ninguno de los cuales facilita el trabajo de loa guionistas.

LOS “AÑOS DE ORO DE LOS STREAMINGS” HAN QUEDADO ATRAS

Los años que median entre el 2015 y en 2022, han sido los “años de oro de los streamings”. Con Netflix en cabeza, seguido a distancia por sus competidores (HBO, Amazon, AppleTV, AcornTV, Disney+, etc, etc.), son cientos de millones en todo el mundo los que estamos dispuestos a pagar para liberarnos de la tiranía de los “canales generalistas”, aquellos que empezaron a emitir en los años 80 y que restaron el monopolio a la antigua TVE. Se decía que, la “calidad” subiría con la competencia. Desde el primer día que aparecieron las Mama-Chico en Tele 5, entendimos que no: que quien vencería en la batalla sería la chabacanería, el mundo del, cotilleo más cutre, zafio y gratuito, de los informativos más sesgados con tertulianos de pago impuestos por los partidos y “hombres y mujeres del tiempo” que aun con un cielo cubierto de nubes negras y relampagueando en el horizonte, afirman, con una seriedad pasmosa, que las isobaras indican tiempo apacible y sin marejadilla en la costa… Todo esto, hizo que nos arrojáramos de cabeza a los streamings.

Desde entonces, ha pasado más de un lustro. Ahora sabemos lo que contienen y entendemos su “modus operandi”. Un antiguo directivo de Netflix decía no hace tanto, que su “enemigo” era el “sueño”: en efecto, para este lumbreras, se trataba de mantener pegado al espectador a la panoplia de Netflix. Aunque no viera nada, bastaba con que se pasara las horas buscando en el catálogo. No en vano, los catálogos de todos los streamings son confusos, cuesta encontrar lo que a uno le interesa y no sirve de nada que pongamos que tal o cual serie nos gusta y tal otras nos ha desagradado: el “algoritmo” con el que el streaming se personaliza, NUNCA va a recomendarnos aquello que encaje con NUESTROS GUSTOS, sino solamente aquello que interese promocionar al streaming, esto es CON SUS NECESIDADES. Poco importa que digamos que las series de super-héroes nos provocan náuseas, nos las seguirán recomendando a medida que las vayan lanzando (hay que amortizarlas y pronto serán sustituidos por otras igualmente deleznables, así que cuanta mayor gente la vea en menos tiempo, mejor). Además, cuando Netflix nos dice: “lo más visto”, o “tendencias actuales”, miente: ni es lo más visto, ni son las tendencias del espectador en ese momento, sin más bien los productos que AL STREAMING LE INTERESA PROMOCIONAR. Para eso se ha hecho su algoritmo.

SOLO LO NEGRO ES HERMOSO: LA GRAN IRRISIÓN O COMO BORRAR LA IDENTIDAD EUROPEA

Hace tres años, alguien nos criticó diciendo que éramos “racistas” por no admitir la presencia de un negro como Aquiles “el de los pies ligeros”. Nos decía el fulano en cuestión que de lo que se trataba es de que el actor africano hiciera bien su trabajo. Error: no criticábamos al actor en sí, sino al “casting”, porque una serie, además de estar bien interpretada, debe ser creíble. Ver, por ejemplo, a un jarl danés del siglo XI, interpretado por una actriz negra, no es de recibo. Nunca existió un noble danés del siglo XI que fuera menos pálido que una hoja de papel blanco. Lo sabe todo aquel que conoce algo la historia. Y así se entiende por qué en los programas de estudio inspirados por la Agenda 2030, se trata de ELIMINAR LAS HUMANIDADES y especialmente el “estudio lineal de la historia” de los programas de estudio. Están borrando, ESTÁN CANCELANDO NUESTRA IDENTIDAD, NUESTRO ORIGEN, NUESTRAS RAÍCES. Y lo están haciendo aquí en Europa, en donde, hasta no hace tanto, estaba muy claro quiénes éramos, de donde procedíamos y cuál era nuestra historia. En apenas 20 años, todo esto es posible, incluso, que esté prohibido y condenado por la ley. O que resulte, increíble: “¿Cómo que Ana Bolena no era africana? Imposible”, “¿Que Oliver Cromwell no era moluqueños? ¡Vamos, anda!” y así sucesivamente. Los streamings habrán tenido algo que ver en esta confusión diabólica.

Netflix está en crisis: ha perdido en pocos días 200.000 abonados. Es una tendencia general que se ha impuesto en todos los streamings a partir del otoño pasado: la bajada en la calidad media de todos ellos es tal, que nada justifica el abono mensual. A fin de cuentas, las mejores series que exhiben pueden ser localizadas y “bajadas” mediante los programas habituales de intercambio de archivos (P2P), tanto el inefable eMule que lleva ya dos décadas funcionando, como los BitTorrent. ¿Para qué voy a seguir pagando un abono para volverme loco buscando alguna serie que me interese? Este razonamiento, verdaderamente de hierro, es el resultado del sesgo que ha ido tomando el mundo de las series en los últimos años.

COMO ABORDAR LAS DISTINTAS PLATAFORMAS Y SALIR AIROSOS

Me gustaría dar algunos consejos a los seriéfilos y a los que aspiran a cubrir alguna hora de su ocio diario con este tipo de productos:

1) Ser exigentes. No os conforméis con lo primero que os ponen ante la napia y que os presentan como “la excelencia”.

2) No es abonéis a más de uno o de dos streaming. Quieren hacer negocios con vosotros. Basta con que media docena de amigos os pongáis de acuerdo e intercambiad las claves de acceso. Los streamings saben que esto es “fraude”: pero no les queda más remedio que “tragar”. Eso, o el espectador se va a los programas P2P.

3) No os creáis las recomendaciones ni las clasificaciones del algoritmo. Al algoritmo le importáis un higo, el algoritmo trabaja solo en beneficio de quien lo ha creado, el streaming, no de vuestro interés.

4) Leer los “calendarios de series” o bien los blogs estilo seriesTVinfo, independientes: os dirán lo que merece verse y aquello otro que es una completa basura. Si procuráis discriminar por vosotros mismos, os pasaréis horas mirando los catálogos de cada streaming, concebidos para reteneros el máximo de tiempo, simplemente buscando (lo que estéis en ese streaming es un tiempo en el que no estaréis en otro…).

5) Antes de iniciar una serie, valorar si vale la pena o no verla. Hay críticos independientes y críticos que comen de la mano de las plataformas. Lo notaréis en seguida. Seguid los consejos de los independientes, pero tener en cuenta que estas opiniones no os condicionen, sino que solamente os “inclinen” a ver tal o cual serie. Luego juzgad vosotros mismos a partir del primer y del segundo episodio, si vale la pena seguir, o es un truñazo de campeonado.

6) No os lancéis al catálogo de ningún streaming a saco: utilizar las “buscadores” interiores e ir directamente a ver tal o cual serie que se acaba de estrenar o que habéis leído que vale la pena ver. Así evitaréis perder horas en búsquedas. Y si me apuráis, sustituir el mando de vuestro plasma por un teclado de ordenador con el poner más rápidamente los nombres de las series.

7) Seguid los blogs de descargas de Torrents: os sorprenderá que hay series que apenas dos o tres horas después de haberse estrenado en un streaming de pago, ya están disponibles gratuitamente en P2P.

8) Anotar lo que veis en cada streaming y la fecha en la que lo habéis visto y actuad en consecuencia: si, durante todo un mes, una plataforma no ha emitido un número aceptable de series que sintonicen con vuestros gustos, daros de baja. Sin contemplaciones. Lo que os guste, lo podréis bajar en minutos con alguna conexión de banda ancha mínimamente eficiente. Es ilegal. Si, pero es mucho más inmoral el requerirnos un abono mensual para, a cambio, servir productos de adoctrinamiento y de mínima calidad media. Donde las dan las toman.

MI OPCIÓN PERSONAL PARA MOMENTOS DE OCIO: LA MEMORIA HISTÓRICA

Como ya he dicho, desde hace medio año solamente incorporo críticas en seriesTVinfo de productos con una calidad media aceptable. Es importante, mantener la exigencia y no conformarse con lo primero que te arrojan. Pero, la vida de un jubilado tiene muchos más momentos muertos que hay que cubrir con productos de ocio. Personalmente, tengo tendencia a cubrir esos momentos, buscando en youTube conferencias, charlas, debates y clips sobre temas que me interesan. Es una práctica que recomiendo: si algo aburre, a otra cosa. Pero, a partir de enero, tuve la idea de volver la vista atrás, acaso porque la reiterada fraseología sobre la “memoria histórica”, casi supone una incitación a mirar atrás.

Y, puesto que se trata de “mirar atrás”, vamos a hacerlo de manera desafiante. En los ambientes progresistas la historia del cine español tiene “tres B” (Berlanga, Bardem, Buñuel) y dos épocas: antes de la muerte de Franco y después de la muerte de Franco. Antes, nos dicen que, salvo las “tres B” y algún otro director, todo lo que se hacía era pura basura folklórica, ese cine de barrio deleznable, facilón y pacato; después, todo se volvió esplendor y, a partir de 1975, cada película realizada era un canto a la libertad…

Pues bien, esta afirmación, implícita en la mayoría de “historias del cine español” es falsa. Hemos demostrado que entre las 50 mejores películas del “cine español”, la mitad están realizadas entre 1939 y 1975 y el resto después de esa fecha: el 50% en 36 años y el otro 50% en 47 años, hasta 2022.

En los últimos meses, he podido recopilar hasta 700 películas filmadas entre 1939 y 1975. Hay truñazos, como podía esperarse (si bien he omitido aquellas que son excesivamente tópicas por su folklorismo), pero me ha sorprendido que, en las vistas hasta ahora, la calidad era alta y, en algunos casos, altísima. La impresión que tengo ahora es que LA CRÍTICA PROGRESISTA HA ESCAMOTEADO SISTEMÁTICAMENTE AL CINE PRODUCIDO EN AQUELLA ÉPOCA.

No se trata de “cine franquista”, sino de CINE PRODUCIDO DURANTE EL FRANQUISMO. Creo que ese cine merece ser conocido y para eso he creado un nuevo blog: 2F-FRANCOFILMS. La idea es, en un plazo máximo de cuatro o cinco años (Si Odín me da fuerzas y Atenea me acompaña con su lanza), pasar revista a todo este material, extraer de cada película sus escenas más significativas (en forma de clips visibles en el mismo blog), con las formas en las que se puede llegar a localizar cada película, mostrando la cartelería y realizando una crítica personal sobre su contenido. Como toda crítica, no podrá dejar de ser subjetiva, pero tampoco podrá negarse que cada cinta será examinada desde los puntos de vista que corresponden a una crítica cinematográfica que, además, procurará ser también “política”, en la medida en la que se encuadrará esa crítica en su tiempo, cuando fue rodada.

Esta es mi reacción personal a la pérdida de calidad del mundo seriéfilo: volver la mirada a una época de nuestro cine, desvalorizada, anatemizada, ignoraba, descalificada y deformada por la crítica progresista. Os pediría una ayuda para esta tarea. En el sitio de cada película están abiertos los comentarios, por si queréis añadir algo, preguntar algo, o simplemente, no habéis conseguido localizar la película y os interesaría verla. También os pediría que difundierais el blog. Detrás hay muchas horas de trabajo.

Espero tener todavía fuerzas para concluir el blog 2F-FRANCOFILMS, que, a diferencia del sriesTVinfo es “materia cerrada”: unas 600 películas de aquella época merecen ser comentadas, quizás 700, pero no muchas más. El mundo de las series, en cambio, está en renovación constante y, de tanto en tanto, incluso, aparece algo que merece verse.

Y eso es lo que quería comunicaros, amigos, camaradas, compañeros de viajes y transeúntes por la vida.