a) El Mouvement d’Action Civique
La trayectoria del MAC abarca de 1961 a
1962 y es, por tanto, el precedente de Jeune Europe y el resultado de la
transformación del CABDA. Todas las fuentes aceptan que el promotor del cambio
de orientación del CABDA al MAC fue Jean Thiriart. El MAC originario desaparece
en diciembre de 1962, cuando su publicación, inicialmente llamada Nation
Belgue, pasa a llamarse, primero Nation Belgue et Nation Europa y,
finalmente, en ese momento, Jeune Europe. Jeune Europe hereda del MAC,
lo esencial de sus cuadros y militancia en Bélgica y su emblema, la cruz
céltica.
Si el CABDA era una organización que
pretendía prolongar la presencia belga en África y, de paso, liquidar el
sistema de partidos (tales fueron sus dos ejes de agitación), el MAC, mostró
desde el primer momento un afán por apoyar a la OAS y su lucha para que Argelia
prosiguiera bajo la órbita francesa. Pero, a partir de finales de 1962, cuando
declina la actividad de la OAS[1]
(perseguida y diezmada físicamente por los “barbouzes”, criminales al
servicio de la seguridad del Estado gaullista), deja de tener sentido el apoyo
a una causa perdida por completo. Thiriart había aprendido mucho durante esos
dos años, rectificó algunas posiciones, confirmó otra, y fue así como lanzó
Jeune Europe a nivel continental. Pero no nos adelantemos. Si éste es el lugar
del MAC en la historia del neo–fascismo, vamos a ver ahora su desarrollo.
En septiembre de 1961, Thiriart ya ha
visto los límites de la acción del CABDA y su fracaso al no poder lograr
movilizaciones de masas, así que extrajo las consecuencias oportunas. Empieza a
tener muy claro lo que quiere: lo llama “movimiento europeo integrado”, tendrá
una dirección unificada y centralizada. Lo que busca no es una federación de
partidos, sino un partido unitario. No estará diseñado para ganar elecciones
(sabe que fiar el destino de la lucha política a una competición electoral es
problemático, como así le han demostrado los ejemplos del MSI y del SRP alemán),
sino para ejercer formas de activismo que permitan crecer hasta estar en
condiciones de plantear el asalto al poder. Lo que tiene en mente se parece
mucho más a los grupos juveniles extraparlamentarios que proliferan en Europa
Occidental y cuya falta de eficacia, él mismo explica por ausencia de una
dirección política europea. El 1º de septiembre de 1962 Thiriart lanzó su
primer “Manifiesto a la Nación Europea”[2].
Las ideas eran las que luego desarrolló en
Europa: un imperio de 400 millones de hombres: ni Washington ni Moscú,
Europa unitaria de Brest a Bucarest, contra la división de Europa en Yalta,
superación de los pequeños nacionalismos europeos, idea de un continente
neutral pero armado, reunificación de Alemania, a través de la reunificación de
Europa, ni capitalismo ni comunismo… Unas ideas que, por su claridad,
radicalismo en la forma sintética de expresarlas, novedad en relación a otros
intentos “terceristas” anteriores, lograron la adhesión especialmente de
jóvenes estudiantes.
Con estas características, el nuevo MAC no
tiene casi nada que ver con la antigua CABDA. El MAC sigue siendo contrario a
la descolonización y lo manifestará con su apoyo a la OAS. El activismo será su
motor y, desde el principio, este planteamiento atraerá a jóvenes activistas
que desarrollarán en esos años una incesante labor en la calle. Se producirán
enfrentamientos contra los nacientes grupos izquierdistas y con miembros del Partido
Comunista. Inicialmente apoyarán la candidatura de Jean Marie Evrard, dirigente
del Rassemblement National, que había apoyado al comité rival del CABDA y
promovía una confederación belga–congoleña como alternativa a la independencia.
El partido, fundado en 1957, fue la alternativa que el MAC encontró a su
frustrado intento de unificar a todos los grupos nacionalistas francófonos.
Evrard se presentaba a las elecciones en 1961 (y salió elegido). Pero, poco
antes de los comicios, surgieron discrepancias y Nation Belgique, la
revista de Thiriart rompió estridentemente con Evrard acusándolo de “arribista”
y llamando al “voto en blanco”.
El MAC había contactado en Francia con
Jeune Nation, la Fédération des Étudiants Nationalistes y otros grupos favorables a la OAS y a la
“Argelia francesa”. La revista de la OAS, Appel à la France, se publicó
en la misma imprenta en la que se hacían las copias de Nation Belgique,
y en esta revista se reproducían habitualmente los comunicados y manifiestos de
la OAS. El MAC también participó en la red clandestina que albergaba a
exiliados franceses y les facilitaba documentación.
Todas estas actividades no pasaron
desapercibidas para los servicios de seguridad franceses y belgas, que actuaron
en consecuencia. La distribución de Nation Belgue et Nation Europa fue
prohibida en Francia el 20 de enero de 1961 y la policía belga realizó en enero
de 1962, una quincena de registros en domicilios de cuadros del MAC que,
además, vio sus cuentas bloqueadas por orden judicial. En febrero, Willie
Godeau y Claude Dumont fueron detenidos y acusados de robo de pasaportes en el
ministerio de Asuntos Exteriores, documentos que luego fueron utilizados por la
OAS. Mientras, Thiriart permaneció en la cárcel, se formó una dirección
provisional con Émile Lecerf y Paul Teichman. A todo esto, había que añadir que
las charlas, conferencias y mítines que empezaba a realizar el MAC
especialmente en la Bélgica francófona eran sistemáticamente atacados por
miembros de la Jeune Garde Socialiste.
A pesar de todo el MAC consiguió crecer y,
cuando se produjeron estas detenciones, contaba con 350 afiliados (la mitad en
Bruselas). En torno a 60 eran estudiantes de la Universidad Libre de Bélgica,
otros 50 estudiaban en la Universidad de Lovaina, y un número similar eran
estudiantes de bachillerato. Con todos estos efectivos, se constituyó el MAC–Jeunes,
uniformados con camisa azul, al estilo del falangismo español, y con brazales
rojos con la cruz céltica en negro. Podía entenderse que los analistas políticos
de la época reconocieran que el MAC era el único movimiento neo–fascista
organizado en el país en ese momento[3].


En esos años, parecía bastante claro que
el modelo por el que había optado Thiriart no era, ni el del MSI, ni el del
SRP, esto es la “vía parlamentaria”, sino que se orientaba más había seguir los
pasos del movimiento francés Jeune Nation[4].
Tanto en el MAC como en Jeune Nation pueden verse dos elementos comunes:
juventud y activismo, fuerte anticomunismo e idéntica actitud hacia el proceso
de descolonización y, finalmente, intento de que los problemas derivados de la
independencia de las colonias desencadenasen un cambio político basado en el
apoyo civil prestado a las fuerzas armadas para acabar con la partidocracia.
Thiriart era consciente de que un proceso así tenía más garantías de
realizarse, a través de una organización “político–militar” como la OAS
francesa, en la que los cuadros procedentes de Jeune Nation tenían cierta
importancia a la hora de elaborar la línea política y optó por apoyar a esta
organización.
Si la CABDA fue una reacción primaria y
emotiva a la pérdida del Congo y al triste destino de los colonos expoliados en
el mejor de los casos, asesinados y torturados en el peor, el MAC fue el
resultado de una reflexión política y de unos planteamientos estratégicos mucho
más sólidos. Thiriart fue el primero en entender que una lucha como la que
llevaba la OAS en Francia, no podía circunscribirse a un marco nacional; para
ser efectiva, debía estar presente en varios países europeos, huir de una
acción estrictamente francesa. Y, además, lo más importante: debía tener un
aspecto nuevo, juvenil, revolucionario, activista y no ser una reedición del
antiguo esquema electoralista que, en esos momentos, había dado buenos
resultados en Italia, y concentraba los esfuerzos del neo–fascismo alemán.
Pero, para llegar a ese estadio, era preciso realizar una “acumulación
primitiva de fuerzas”.
No es que Thiriart, en ese momento, se
negara a participar en los procesos electorales, es que era consciente, de que
todavía no podía hacerlo con garantías ni medios. Por tanto, tenía abiertas
otras posibilidades: la vía extraparlamentaria y activista que, mediante un
golpe de audacia podía posibilitar algo parecido a lo que intentaba la OAS en
Francia. Y, en cualquier caso, estaba dispuesto, tanto a imprimir los panfletos
de la OAS como a sentarse con los representantes del MSI y del SRP. Ya en 1961–62,
Thiriart demostraba una gran flexibilidad y una capacidad de adaptación a las
más diversas situaciones. Algo que no disminuirá en los años que seguirán.
b) La conferencia de Venecia.
En 1951, se había creado el Movimiento
Social Europeo, primer intento coordinación de distintos partidos neo–fascistas
en Europa Occidental. La idea no prosperó y a ésta siguieron otras,
protagonizadas por personalidades aisladas o que tenían detrás grupos muy
minoritarios y poco representativos. La lista era amplia: la Oficina de Enlace
Europeo, el Movimiento Popular Europeo, el Movimiento de Ordenación Social
Europeo y, finalmente, el Nuevo Orden Europeo[5].
Todos estos grupos surgieron a lo largo de los años 50 y, a principios de los
60, aunque el neo–fascismo demostraba tener todavía una fuerza considerable en
Europa Occidental, estaba claro que, al menos estas iniciativas de coordinación
europea habían fracasado o demostraban tener un alcance muy limitado. Sir
Oswald Mosley[6]
fue el primero en percatarse de esta situación y, hacia mediados de 1961 empezó
a moverse para lograr una coordinación efectiva.
Fue así, como, tras una larga gestación, el
líder británico consiguió reunir en Venecia, del 1º al 4 de marzo de 1962 a los
cuatro partidos que, en esos momentos, parecían tener un arraigo real en sus
países. Se prescindió de fuerzas muy minoritarias o de partidos que, de una
forma u otra, estaban presentes en el poder en España y Portugal. A diferencia
de otros encuentros de este tipo, había que reconocer que, efectivamente, los
cuatro movimientos convocados, era, al menos similares en importancia política
y con cierta homogeneidad en sus programas. Estos movimientos eran:
– el Union Movement británica, representado
por Oswald Mosley.
– el Socialistiches Reichspartei,
representado por Adolf von Thaden.
– el Movimiento Sociale Italiano,
representado por Giovanni Lanfré, conde Alvisio Loredan, A. Mellini Ponce de
León y el capitán Taddei.
– el Mouvement d’Action Civique,
representado por Jean Thiriart.
Se aprobó una “Declaración Europea”[7]
en la que se aludía a la “Nación Europea” y su lectura da la sensación de que
fue redactada, sobre todo, por Thiriart y Mosley. De hecho, Von Thadden y
Lanfré actuaban en nombre propio y ni las direcciones del MSI, ni la del SRP
consideraban la necesidad de un “partido europeo” en que deberían integrarse como
“secciones nacionales”, ni estaban, según los estatutos de sus organizaciones,
comisionados, ni capacitados para ello. Para estas dos formaciones políticas,
de lo único que se trataba era de formar una “oficina de enlace” entre fuerzas
convergentes. Nada más. Para Thiriart y Mosley, en cambio, de lo que se trataba
era de la creación de un “partido” a escala europea, cuyas secciones nacionales
iniciales serían los partidos que habían acudido a Venecia.
En la conferencia se acordó crear un
“Partido Nacional Europeo”. La declaración fue, inicialmente, publicada por Action,
revista de Mosley, el 15 de marzo de 1962. Se proponía una “Europa tercera
fuerza” entre los EEUU y la URSS, se desdramatizó el problema del Tirol (que
estaba generando graves conflictos entre neo–fascistas italianos y austríacos),
se reivindicaba un tercio del continente africano para los europeos como forma
de “poner fin al colonialismo”. Se consideraba también que norteamericanos y
soviéticos eran verdaderos ocupantes de Europa y se pedía su retirada. Así
mismo, se incluían una serie de reformas económicas (que, sin duda, fueron
introducidas por Mosley)[8].
Hubo brindis y abrazos, pero la realidad era que todo estaba atado con
alfileres y que, tanto Mosley como Thiriart, fueron demasiado optimistas en las
semanas que siguieron sobre los resultados del encuentro[9].
Pronto el SRP y el MSI, dejaron claro que no estaban dispuestos a hipotecar su
patrimonio político en beneficio del Partido Nacional Europeo que debía de
haber salido de la declaración de Venecia.
Apenas cinco meses después del encuentro
de Venecia se produjo una segunda reunión, ahora en Milán, del 30 de junio al 2
de julio de 1962. En este segundo encuentro, Von Thadden expresó que la
creación de un “partido europeo” era prematura. A pesar de todo, y gracias al
prestigio de Mosley como líder histórico del fascismo británico, se celebró una
tercera reunión, apenas quince días después, ahora en Oestrich–Rheingau
(Alemania), en donde quedó patente el fracaso de la operación. Y, aunque no se
produjo una ruptura, lo cierto es que tampoco hubo ningún avance. Fue
suficiente como para que Thiriart desembarcara de la aventura (y guardara
cierto resquemor hacia Von Thadden y, en especial, hacia el MSI, partidos que reemprendieran
las actividades en sus respectivos países, desconectados de cualquier otra
iniciativa europea (no sería sino hasta 15 años después cuando Giorgio
Almirante, secretario general del MSI, impulsó la creación de la “Eurodestra”
de cara a las primeras elecciones europeas)[10].
Mosley se retiraría unos meses después de
la primera fila de la lucha política. Von Thadden –como veremos– fusionó el SRP
con otros partidos neo–fascistas, constituyendo el NDP del que sería
presidente, mientras que el MSI prosiguió su trabajo en Italia tratando de
forzar gobiernos de coalición de centro–derecha. Thiriart, por su parte, se
convenció definitivamente de que los grupos neo–fascistas no estaban dispuestos
a renunciar a su soberanía nacional en beneficio de un “movimiento europeo
único y unificado” y decidió el lanzamiento unilateral de Jeune Europe: ese
sería el “partido nacional–europeo”, cuya concepción salió de la decepción por
los resultados de la conferencia de Venecia.
c) El lanzamiento de Jeune Europe.
Las ideas básicas que dieron vida a Jeune
Europe, estaban ya incluidas en el Manifiesto a la Nación Europea
publicado por Thiriart en 1961 como patrón doctrinal del MAC. De hecho, es
difícil establecer el momento en el que desaparece el MAC y aparece Jeune
Europa. Durante unos meses, el MAC aparece como la “sección belga” de Jeune
Europa. Durante ese tiempo, sigue apareciendo la revista Nation Belgique,
hasta que, finalmente, en enero de 1963, la cabecera se transforma en Jeune
Europe. En ese momento se puede certificar la transformación completa del
MAC en la nueva organización. A partir de entonces y en los dos años
siguientes, la organización no dejará de crecer: dará que hablar en Bélgica y
conseguirá extenderse a otros países europeos.
Thiriart era un fanático de la
organización, además, había mantenido contactos con miembros de la OAS que le
habían transmitido nociones y conceptos sobre la “guerra revolucionaria”. Estas
nociones habían sido establecidas por la Escuela de Guerra Psicológica de
Philipeville. Los militares franceses, aleccionados por la acción del Vietminh
y del Frente de Liberación Nacional argelino, estudiaron sus técnicas, las
unieron a estudios realizados en EEUU, y elaboraron un “patrón” al que
llamaron: “guerra revolucionaria” o “guerra subversiva”. Durante los años 60
fueron muchos los libros en toda Europa, habitualmente, escritos por militares,
que trataron sobre esta cuestión[11].
Estas obras fueron leídas, especialmente en el área francófona y en Italia[12]
y, en general, eran productos del clima creado por la Guerra Fría. En toda esta
literatura propia de la Guerra Fría, se pretendía exponer la metodología
comunista de asalto al poder. Era fácil, que varios espíritus neo–fascistas,
conscientes de la necesidad de una estrategia, analizaran este método y
trataran de adaptarlo su lucha política[13].
Thiriart extrajo también algunas ideas que aplicó a la conducción de Joven
Europa e, incluso, a su misma concepción doctrinal.
De hecho, lo más probable, es que el
“leninismo organizativo”, del que hacía gala Thiriart, derivase directamente de
estudios sobre la guerra antisubversiva, que de la lectura sistemática de los
ideólogos y estrategas marxistas (lo que explica, en buena medida, el que
cuando alude a “leninismo”, en realidad, esa doctrina organizativa –como
veremos más adelante– tiene muy poco que ver con lo que Lenin expuso en ¿Qué
hacer?[14]).
Así mismo, la idea de una “escuela de cuadros”, verosímilmente, procede también
de las sugerencias aportadas por los textos sobre “guerra subversiva”.
Thiriart definiría en 1964 su modelo
organizativo como “jacobino y leninista”, eufemismos para evitar una palabra y
un concepto mucho más visible: “centralizado”. Idealmente, no deberían existir
“secciones nacionales”, sino lo que él llamaba “un movimiento europeo
integrado”. Consideraba que este modelo esta mejor adaptado para superar la
“Europa de las patrias” y la “Europa de las cien banderas”, es decir, respectivamente,
la Europa de los pequeños nacionalismos y la Europa de las etnias.
Capítulo aparte merece lo que Thiriart
llamo “Brigadas Europeas”, que, en el fondo, obedecía a una reconducción en
sentido inverso de las ideas contenidas en el esquema de acción revolucionaria
bolchevique. En los textos antisubversivos se insistía en que los partidos comunistas,
tras una etapa de creación de infraestructuras, agitación y propaganda y
ampliación de su base popular, en la última fase de la guerra revolucionaria (la
de ofensiva estratégica), trataban de asaltar el poder mediante la insurrección
armada. Thiriart en su libro[15],
evidenciaba la rabia y la impotencia que había generado el abandono de los
sublevados en Budapest contra la dominación soviética en 1956 y afirmaba que
una de las misiones del “movimiento europeo integrado” sería, en el futuro,
poder enviar “brigadas europeas” para apoyar estas rebeliones. Además, había
visto muy de cerca la experiencia de la OAS –en la que los militares y civiles
que formaron parte de la organización, se habían nutrido directamente de los
patrones de la Escuela de Guerra Psicológica–, analizó sus errores, pero no
condenó en absoluto, el recurso a las armas como un elemento estratégico más de
la “guerra revolucionaria” que aspiraba a llevar a cabo.
En teoría, los grupos de Joven Europa
estaban constituidos por un esquema que se reproducía en cada uno de ellos y
que era el espejo del aparato central: un dirigente, asistido por una dirección
compuesta por cinco departamentos: educación política, administración
propaganda, acción e inteligencia.
A pesar de estas ideas integradoras,
centralizadas y unitarias, la historia de Jeune Europa en Bélgica es la de
desacuerdos permanentes, crisis y escisiones, acompañadas de un gran despliegue
activista. Inicialmente, en el MAC se encontraban presentes algunos
nacionalistas belgas que no compartían las posiciones europeístas de Thiriart.
Estos aumentaron su oposición ante la colaboración prestada a la OAS y,
finalmente, se retiraron, asumiendo la dirección el trío compuesto por Thiriart
y flanqueado por Emile Lecerf y Paul Teichman. Los tres eran partidarios de una
acción a nivel europeo y, dado los fracasos anteriores en este campo, optaron
por crear ellos mismos una red provista de una dirección única.
Los años de 1961 a 1964 registraron un
ascenso constante del nivel de militancia que llegó, a nivel europeo, a su
techo en 1965 (cuando la organización reivindicó 5.000 afiliados en sus
distintas secciones nacionales, de importancia muy desigual, como veremos).
Pero en ese momento ya se habían producido las grandes crisis en la rama belga
que terminaron desmantelando por completo la organización. En 1964, apenas
quedaban 200 afiliados en Bélgica que habían descendido a 66 en 1966 y a 300 en
toda Europa[16].
La organización italiana, en ese momento, suponía dos tercios del total de
efectivos. Algunas delegaciones, como la alemana, contaban únicamente con una
decena de miembros.
Los momentos álgidos en la vida de Jeune
Europe en esos años fueron su presencia en las protestas contra la conferencia Khrushchev–Kennedy
en Viena (encuentro que Thiriart calificó como “nueva Yalta”) que dieron algo
que hablar, aunque su eco fue débil en casi toda Europa. Más importante fue su
participación en la huelga de médicos que tuvo lugar en Bélgica en abril de
1964 y su apoyó a Moisés Tsombé durante la secesión de Katanga (incluso,
algunos miembros de Jeune Europe, marcharon como mercenarios para combatir como
asesores tácticos del ejército katangueño). Durante ese período, los repartos
de panfletos serán constantes, se convocan mítines y conferencias sobre temas
de actualidad (apoyo a la lucha por el mantenimiento de las colonias africanas
vinculadas a Portugal, apoyo al gobierno Sudafricano, reformas constitucionales
y disminución del número de parlamentarios, prioridad en las atribuciones de
empleos públicos a los antiguos militares, protección de la pequeña y mediana
empresa ante los holdings, ejército europeo integrado provisto de una fuerza
nuclear autónoma, etc)[17].
Probaron, sin éxito, presentarse en algunas elecciones locales en 1964.
El “envoltorio” con el que Thiriart supo
envolver estas ideas, resultaba mucho más “presentable” y atractivo,
especialmente para la juventud, que otras iniciativas del neo–fascismo, en
ocasiones marcadas por una deriva excesivamente derechista (común a las
formaciones neofascistas que habían optado por la vía parlamentaria) o que
aquellas en las que estaba presente un innegable aspecto nostálgico.
Thiriart aspiraba a que su organización
fuera políticamente efectiva y esto era mesurable siguiendo su progreso y
aplicando las correcciones necesarias. El gran drama para Thiriart y lo que, a
partir de esa época, le hizo desconfiar de militantes muy jóvenes o con poca
experiencia política, era que la estética y el “envoltorio” de sus ideas
atraían mucho más que el fondo de su pensamiento. Muchos de los afiliados a
Jeune Europe, se sentían atraídos por la “dimensión europea”, pero no
compartían la totalidad de las posiciones de Thiriart (ni siquiera en la cúpula
de la organización). El gran problema era la concepción de Thiriart sobre la
“Europa Nación”. Nunca había engañado en este aspecto: él mismo era el primero
en autodefinirse como “jacobino”. Y este era el gran problema: “su proyecto
atraía a los neo–nazis, pero estos rechazaban el jacobinismo anti–völkisch de
Thiriart”[18].
En aquella época, el elemento “völkisch” (o “folkista”), implicaba atribuir una
importancia decisiva a la etnia y a formulaciones “racialistas” inspiradas en algunos
enfoques propios del Tercer Reich y del NSDAP. Esta fue una de las cuestiones
que caracterizaron al grupo Nuevo Orden Europeo, diferenciándolo del Movimiento
Social Europeo, que prescindía absolutamente de la componente “völkisch”. Pues
bien, estas mismas posiciones se reprodujeron en el interior de Jeune Europe.
En Bélgica, la sección flamenca estuvo
dirigida por Fred Rossaert, Karl Van Marcke, Luc Pauwels y Werner Caluwe, y siempre
planteó problemas a Thiriart que, finalmente, optó por expulsarla. En efecto,
en mayo de 1963, todos los dirigentes de Jong Europa, la sección flamenca,
fueron excluidos. Fue lo que se llamó “liquidación del gueto nazi en Anvers”[19].
Los expulsados fundaron poco después el Europafront y terminaron en la órbita
del Nuevo Orden Europeo. Pero éste no sería el único problema.
A finales de 1964, la rama estudiantil, la
Fédération Général des Etudiants Européens, abandonó el movimiento, también se
dieron de baja el doctor Teichman y Emile Lecerf (que firmaba sus artículos
como “Coriolano”), redactor jefe de Jeune Europe. Y esta segunda crisis
si resultó insuperable para el movimiento. Quedaba una minúscula rama obrera
presidida por van den Broek que permanecería en Jeune Europe hasta octubre de
1965, para fundar luego la Union des Syndicats Communautaires Européens.
Todas estas escisiones, además de suponer
golpes al crecimiento de la organización, obligaron a Thiriart a un
replanteamiento de los objetivos y métodos. En Octubre de 1965 creó la “escuela
de cuadros”. La organización había entrado en un período de reflujo: si 1960–61
había sido la época de la reacción contra la descolonización, 1961–62 el
período de apoyo a la lucha por la Argelia Francesa, 1963–1964 la época de
activismo desenfrenado, en 1965, la realidad se imponía: el partido había
demostrado no estar en condiciones de ser una opción parlamentaria (que,
además, Thiriart rechazaba), sino que, además, tampoco podía ser una fuerza
activista (al haber perdido a los jóvenes que habían desempeñado hasta entonces
esta tarea). Ahora, con la “escuela de cuadros”, el problema era cómo asegurar
la formación de los futuros dirigentes de una organización que empezaba a estar
esquelética de militancia, especialmente en la matriz belga.
Con la intención de rectificar el rumbo y
haber aprendido de los pasos anteriores y, al mismo tiempo, dar contenidos a la
“escuela de cuadros”, Thiriart inició una reflexión en profundidad. El
resultado fue la mutación sufrida por Jeune Europe en enero de 1966: la
cabecera de la revista pasó a llamarse La Nation Européenne, y la
organización cambió el nombre por el de Parti Communautaire Européen (PCE). Se
abandonó el uso del uniforme y desapareció la cruz céltica. En principio, La
Nation Européenne no aparecía vinculada ni a Jeune Europe, ni a su
transformación, el PCE. Sin embargo, en otros países –España, por ejemplo– la
red siguió considerándose vinculada a Jeune Europe.
En Italia, cristalizó el movimiento de
Thiriart e, incluso lo superó en importancia numérica, aunque no en proyección
política. En efecto, en el marco del neo–fascismo italiano de los años 60,
Giovane Europa era uno más de los muchos grupos extraparlamentarios. Les
caracterizaba cierta constancia en la publicación de revistas. A pesar de ser
la “sección nacional” más fuerte de Jeune Europe, solamente estaba presente en
algunas ciudades del norte de Italia: Milán, Brescia, Turín y Génova.
Giovane Italia se formó como una
prolongación de la actividad de Giovane Nazione. En la elección del nombre se debe
a la influencia del grupo francés Jeune Nation. Se trató de una organización
casi completamente estudiantil, dirigida por Pierfranco Bruschi y Renato
Cinquemani. Oficialmente, la fundación del grupo Giovane Nazione tuvo lugar en
1960. En los años siguientes, su actividad puede seguirse por los doce
boletines interiores que publicaron entre noviembre de 1962 y noviembre de
1963. Sin embargo, desarrollaron contactos con el exterior, por lo que no es de
extrañar que en el primer congreso de la formación se reunieran 60 jóvenes en
Bolonia el 4 y 5 de mayo de 1962, con la presencia de Jean Thiriart y Oswald
Mosley. Quizás, lo más significativo de ese encuentro, además de estas dos
presencias, fuera el anuncio de la creación de una red de Joven Europa en el
Alto Adigio, independiente de la italiana y de la austríaca. Inmediatamente, el
grupo empezó a publicar la revista Europa Combattente y,
significativamente, el Manifesto alla Nazione Europea [20].
Consciente de su debilidad, el grupo trató
de fusionar diversos grupos similares en una Alleanza Nacional Rivoluzionaria
cuya reunión preparatoria tuvo lugar el 27 de octubre de 1963. Pero la
iniciativa cuya intención era constituir un polo unificado de oposición al MSI,
no terminó de cristalizar. En efecto, los dos grupos neo–fascistas más
significativos que existían en ese momento, el Centro Studi Ordine Nuovo y
Avanguardia Nazionale Giovanile, no la apoyaron. Sin embargo, este encuentro
tuvo un efecto benéfico para Giovane Nazione que recibió la adhesión de algunos
grupos locales que asistieron al encuentro.
En febrero de 1964, la revista del grupo
apareció con el número 4, pero Europa Combattente ya no aparecía como el
órgano de Giovane Nazione, sino de Giovane Europa[21].
Entre 1964 y 1966, los grupos locales se multiplicaron y era habitual que cada
uno de ellos publicara un boletín ciclostilado. A pesar de que el grupo
napolitano publicaba el boletín Gioventú Europea, en su conjunto seguían
dominando la organización los del norte de Italia, sin contar con una presencia
operativa en Roma. A diferencia de la central belga que periclitó a partir de
1964, la rama italiana conoció su mejor momento en 1968–69. Con todo, Claudio
Mutti reconoció que, en el mejor momento, apenas tuvo un centenar de afiliados.
Lo cierto es que, a medida que se producían las mutaciones internas en el grupo
(de Giovanne Nazione a Giovane Europa en sus distintas fases de desarrollo),
Giovane Europa hizo gala de cierta intransigencia doctrinal (que correspondía
directamente a la impronta impresa por Thiriart), pero esto hizo que se
malograran algunas iniciativas (la creación del Movimento Studentesco Europeo,
por ejemplo) y que el movimiento quedara aislado –y enfrentado– tanto al MSI,
como a la izquierda (que lo veía como un movimiento neo–fascista más), incluso
a otros grupos nacional–revolucionarios y extraparlamentarios de la época.
La aventura terminó tardíamente en el
congreso que llevó a la disolución de la organización en junio de 1970. Algunos
militantes pasaron a la extrema–izquierda, otros volverían a grupos neo–fascistas,
otros realizarían tránsitos, más o menos breves, por diversos partidos, desde
la Democracia Cristiana al Partido Socialista, y unos cuantos contribuyeron a
dar vida a Lotta di Popolo (los grupos de Roma, Milán e Imperia) mientras que
los napolitanos trabajarían con Avanguardia di Popolo que terminó convergiendo
con la sigla anterior (Enzo María Dantini y Ugo Gaudenzi) constituyendo la OLP,
Organizaciones Lotta di Popolo.
Si el grupo italiano consiguió mantenerse
hasta más allá de la disolución de la central belga, fue gracias a la
politización mucho mayor de la sociedad italiana que de la sociedad belga.
Además, existía un sustrato neo–fascista mayor, especialmente entre la
juventud.
La sección española de Joven Europa debutó
en 1962, formada por falangistas, la mayoría estudiantes, algunos muy jóvenes,
con bases especialmente en Madrid, Santander y Zaragoza; se extinguió en 1968,
aunque en 1969, todavía pudimos cartearnos con su representante en España que
seguía utilizando papel con el membre de la organización. Sus miembros eran
jóvenes falangistas inquietos, algunos de ellos disidentes del régimen. El Manifiesto
a la Nación Europea se imprimió en castellano y aparecieron algunos
boletines durante ese período. Hacia 1967 solamente quedaba activo el grupo de
Santander dirigido por Pedro Vallés y José Antonio Camporredondo. Es
significativo que los miembros de Joven Europa en España adoptaron, luego, posiciones
políticas completamente divergentes: unos volvieron al falangismo del que
habían partido, pero unos lo hicieron a su vertiente franquista (el propio
Vallés), otros mostrarían tendencias antifranquistas que no manifestaron
exteriormente, mientras que otros acabarían en los medios hedillistas de los
años 70, también, por supuesto, hubo quienes realizaron una carrera política local
en los medios de la derecha liberal (Sebastián Contín) y quienes optaron por la
derecha–nacional y los ambientes neo–nazis.
Los grupos suizo y portugués, dirigido por
Zarco Moniz Ferreira, tuvieron muy poca importancia y fueron episódicos. En
Francia, Jeune Europe, a pesar de los contactos mantenidos con la OAS y Jeune
Nation, nunca estuvo en condiciones de contar con un grupo que adhiriera a la
organización europea. Aparentemente, Europe–Action fue el grupo que
tenía más concomitancia con Jeune Europe. Pero sólo aparentemente: existían dos
profundas divergencias doctrinales: por una parte, Thiriart hablaba de la
“Europa Nación”, mientras que Europe Action era mucho más favorable a la
“Europa de las etnias”, esto es, constituida a partir de las regiones europeas,
lo que, implicaba, de hecho, que el jacobinismo de Thiriart era rechazado de
plano. Por otra parte, Europe Action, aun manteniendo una postura
similar a la de Thiriart en materia de oposición a la descolonización, difería
de éste en que no se dirigía a la “Europa” continental, sino, más bien, a
“Occidente”, esto es, a los “pueblos blancos” de Europa y de los EEUU. A pesar
de que los dos grupos mostraban como emblema la cruz céltica, sus diferencias
eran innegables. Sin embargo, Europe–Action y la Fédération des
Étudiants Nationalistes, su soporte humano y militante, eran hegemónicos en
Francia. Solamente una escisión de este grupo en París, contactó con Thiriart
formando en febrero de 1964 el Front Universitaire Européen que duró apenas dos
meses[22].
La mayor parte de escindidos de la FEN, terminaron convergiendo con otros
sectores para dar vida al Mouvement Occident. Tardíamente, en 1966, se intenta
fundar una rama francesa de Jeune Europe, por Jean–Claude Jacquard, que tendrá
una importancia muy limitada. En ese momento, ya se habían producido escisiones
y expulsiones en Bélgica y una parte del grupo francés se alineó con los
disidentes, organizando la Fédération Général des Étudiants Européens (FGEE),
casi todos estudiantes de ciencias[23]
que tampoco llegó muy lejos. Deberían de pasar dos años para que, tras la
disolución del Mouvement Occident, algunos miembros de este grupo pasaran a
editar la publicación Pour une Jeune Europe que, realizaba una síntesis
de los temas de Europe–Action, de la Jeune Europe de Thiriart y de los
grupos “socialistas europeos” que habían surgido de la FGEE. Tampoco este
intento –que ya no estaba ligado a Thiriart– pudo cristalizar y fue
completamente eclipsado por la creación de Ordre Nouveau[24].
A lo largo de 1965 y, especialmente, desde
1966, se hizo evidente el cambio de orientación. Thiriart empezó a abandonar la
equidistancia implícita en la consigna “ni USA, ni URSS”. Aumentó la carga de
sus ataques contra el “imperialismo americano”, mientras disminuía –hasta casi desaparecer–
las invectivas contra los soviéticos. Desapareció, igualmente, cualquier
referencia al colonialismo y, en su lugar, aparecieron, progresivamente, la
temática pro–palestina y Thiriart demostró estar interesado en las “luchas de
liberación” que se estaban dando en ese momento en el Tercer Mundo. Poco a
poco, desarrolló su “teoría cuatricontinental”[25]
y pasó a considerar a China y a los movimientos de liberación iberoamericanos
como “aliados objetivos”. Finalmente, estableció que los países que se
mostraban “rebeldes” a Moscú (en aquel momento, Albania, Rumania y, sobre todo,
Yugoslavia) serían los pilares de la liberación europea en el Este. El giro,
como puede intuirse, había sido copernicano.
Se entiende perfectamente que todas estas
tesis y elementos de propaganda chocaran con lo defendido por los antiguos
militantes de Jeune Europe que habían vivido la época del MAC. En apenas un
lustro se había pasado de defender la continuidad de la presencia europea en el
Congo y en Argelia, a condenar cualquier forma de colonialismo en virtud de la
“liberación nacional”. Sin embargo, Thiriart había llegado empíricamente a
todas estas conclusiones, y, con su lógica implacable, estaba dispuesto a
llegar hasta las últimas consecuencias. De hecho, una vez establecidas las
nuevas prioridades y orientaciones, se trataba de ver de dónde podía proceder
la financiación: ¿China? ¿los países disidentes del bloque soviético? ¿el mundo
árabe? Tales fueron las tres direcciones hacia las que apuntó Thiriart.
Y aquí
estamos ya asistiendo a un capítulo completamente diferente, sin duda, el más
polémico de la trayectoria de Jean Thiriart.
[1] Para una historia de la OAS, véase Revista de
Historia del Fascismo nº XLV, marzo-abril 2016, págs. 140-187.
[2] El manifiesto fue publicado originariamente en
el nº 59 de Nation Belgue, fechado el 1º de septiembre de 1961. El texto
completo ha sido publicado en la Revista de Historia del Fascismo, nº LXIV,
Octubre-Noviembre 2019, pág. 199-205.
[3] “El MAC es actualmente el único movimiento
fascista serio y organizado en Bélgica. Su ascendente (relativo, pero cierto)
sobre la juventud estudiantil y burguesa hace de él una organización dinámica.
El hecho de que el MAC rechace jugar el juego parlamentario -a la inversa de
otros pequeños grupos de extrema-derecha- podría valerle el apoyo de elementos
poujadistes de las clases medias decepcionados por los políticos tradicionales
y… no tradicionales. El MAC es llamado a desarrollarse recuperando a los elementos
más “duros” de toda la extrema-derecha belga”. Michel Georis, periodista
belga y antiguo dirigente de los Jeunes Gardes Socialistes. Citado en Vouloir,
http://www.archiveseroe.eu/thiriart-a112820164, artículo Hommage à Jean
Thiriart (1922-1992).
[4] Revista de Historia del Fascismo, nº V, Abril de
2011, artículo: 1949-1962, Jeune Nation: cuando el nacionalismo francés
renació en la postguerra, págs. 152-177.
[5] W. Smoydzin, op. cit., págs. 50-80 y La
ofensiva neo-fascista, E. Cadena, Ediciones Acervo, Barcelona, 1977), pág.
213-222.
[6] Sobre Mosley, véase el número monográfico de la
Revista de Historia del Fascismo, nº LXIII, agosto-septiembre 2019. “Sir
Oswald Mosley y el fascismo británico”, por Remy Tremblay. Thiriart siempre
manifestó una gran admiración hacia Mosley y, de hecho, en el ámbito
neo-fascista solamente “salvaba” a Maurice Bardéche y al británico.
[7] Ibid., pág. 149-153.
[8] Véase el texto completo de la Declaración de
Venecia en Oswald Mosley, du fascisme au nationalisme européen, Antología
de textos de Mosley, Editions Ars Magna, 2019, págs. 747-749.
[9] “El Protocolo de Venecia traducía las opiniones de Mosley y las mías propias […]. Fueron aceptas, fácil y pasivamente, por von Thadden y las gentes del MSI. De hecho, hoy pienso, veinte años después, pienso que ni von Thadden, ni los del MSI tenía la menor intención de respetar las firmas”. Declaraciones de Thiriart, incluidas en Y. Sauveur, op. cit., pág. 61-62.
[10] Cf. Revista de Historia del Fascismo, nº LIV,
monográfico El MSI (1946-1995) – La llama del Renacimiento, por Massimo
Magliaro, enero-febrero 2018, pág. 176.
[11] En España, figura de manera destacada, como
paradigma de esta tendencia, el libro La guerra política, José Díaz de
Villegas, Ediciones del Movimiento, Madrid, 1966.
[12] Del 3 al 5 de mayo de 1965, se celebró en Roma,
en el Hotel Parco dei Principi, el llamado Convegno sulla guerra
rivoluzionaria, organizado por el Instituto de Studi Militari Alberto Pollio,
en el que participaron algunos dirigentes del neo-fascismo italiano. La actas y
el listado de participantes pueden encontrarse en La guerra rivoluzionaria –
Atti del Primo Convegno organizzato dall’Istituto Pollio, Giovanni Volpe
Editore, Roma 1965
[13] El autor de estas líneas también elaboró una
síntesis con el título Minimanual de Lucha Política en 1973 en el que
trataba de extraer conclusiones y adaptar de las experiencias “subversivas” que
estaban teniendo lugar en aquellos momentos en Iberoamérica, a las que añadió
lo aprendido en el curso que dio Stefano delle Chiaie en España, sobre la
“guerra revolucionaria”. De aquel “Minimanual” solamente se imprimieron 15
copias que se distribuyeron entre cuadros neo-fascistas de la época.
Posteriormente, algunas partes fueron reeditadas en cuadernos de Ediciones
Alternativa en los años 80.
[14] Existen decenas de ediciones de esta obra de
Lenin. La más accesible en el momento actual es la publicada en
https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/1900s/quehacer/que_hacer.pdf, que
reproduce en PDF el texto publicado en 2010 por el Ministerio del Poder Popular
para la Comunicación y la Información de la República Bolivariana de
Venezuela.
[15] ¡Arriba Europa!... op. cit., pág. 184.
[16] Estas cifras -que, como siempre son
cuestionables- están registradas en Le Monde vu de la plus extrême droite,
Nicolas Lebourg, Presses Universitaires de Perpignan, 2010, pág. 32. El autor
para elaborar esta obra con testimonios y documentación facilitada por personas
que se sintieron herederas de la obra de Thiriart, pero también recurrió para
elaborarla a documentación oficial.
[17] Courrier Hebdomedaire du CRISP, nº
642-643, 26 de abril de 1974, “L’extreme-droite en Belgique (1)”, pág. 23.
[18] N. Lebourg, op. cit., pág. 32.
[19] Jeune Europe, nº 145, 31 de mayo de 1963.
[20] Los datos sobre Giovane Nazione han sido
extraídos del artículo de Yannick Sauveur, escrito en 1980 y reproducido en
varias webs y en castellano en
https://niekischtranslationproject.wordpress.com/
[21] Se publicaron tres números de Europa
Combattente en 1963, otros tres en 1964, cinco en 1965 y 9 en 1966. A
partir de entonces la revista fue sustituida por La Nazione Europa. La
tirada media era de 5.000 ejemplares (Sauveur, op. cit.).
[22] Les mouvements d’extreme-droite en France
depuis 1944, François Duprat, Editions Albatros, Paris, 1972, pág. 126.
Duprat evalúa en 7 u 8 militantes la “fracción nacional-europea” de esta
escisión.
[23] Ibid., pág. 176.
[24] Ibid., pág. 184-85.
[25] En
síntesis, la teoría de Thiriart sostenía que los EEUU no podrían soportar una
ofensiva realizada en cuatro frentes: los tres frentes tradicionales en los que
habían surgido “movimientos de liberación nacional” (Asia, África y América
Latina) a los que había que sumar el “frente europeo”. La tesis es muy
cuestionable desde todos los puntos de vista y su mismo enunciado remite al
infantil: “todos contra el chulo del patio de colegio”. Suponía no considerar
los equilibrios regionales, ni las contradicciones que se daban en el interior
de cada uno de estos bloques geopolíticos, suficientes para hacer impensable
una acción coordinada contra el “imperialismo norteamericano”. La teoría tenia
como intención enlazar con otras ideas desarrolladas por Thiriart en la misma
época (en especial la de las “Brigadas Europeas”), la concepción de su
movimiento como un “movimiento de liberación nacional”, y tomar en
consideración ideas en boga en la izquierda radical anti-imperialista, tratando
de situarse a su lado.
