miércoles, 27 de agosto de 2025

AÑOS 60: LA ENCRUCIJADA DEL NEOFASCISMO (3ª PARTE) - DEL M.A.C. A JEUNE EUROPE

 


a) El Mouvement d’Action Civique

La trayectoria del MAC abarca de 1961 a 1962 y es, por tanto, el precedente de Jeune Europe y el resultado de la transformación del CABDA. Todas las fuentes aceptan que el promotor del cambio de orientación del CABDA al MAC fue Jean Thiriart. El MAC originario desaparece en diciembre de 1962, cuando su publicación, inicialmente llamada Nation Belgue, pasa a llamarse, primero Nation Belgue et Nation Europa y, finalmente, en ese momento, Jeune Europe. Jeune Europe hereda del MAC, lo esencial de sus cuadros y militancia en Bélgica y su emblema, la cruz céltica.

Si el CABDA era una organización que pretendía prolongar la presencia belga en África y, de paso, liquidar el sistema de partidos (tales fueron sus dos ejes de agitación), el MAC, mostró desde el primer momento un afán por apoyar a la OAS y su lucha para que Argelia prosiguiera bajo la órbita francesa. Pero, a partir de finales de 1962, cuando declina la actividad de la OAS[1] (perseguida y diezmada físicamente por los “barbouzes”, criminales al servicio de la seguridad del Estado gaullista), deja de tener sentido el apoyo a una causa perdida por completo. Thiriart había aprendido mucho durante esos dos años, rectificó algunas posiciones, confirmó otra, y fue así como lanzó Jeune Europe a nivel continental. Pero no nos adelantemos. Si éste es el lugar del MAC en la historia del neo–fascismo, vamos a ver ahora su desarrollo.

En septiembre de 1961, Thiriart ya ha visto los límites de la acción del CABDA y su fracaso al no poder lograr movilizaciones de masas, así que extrajo las consecuencias oportunas. Empieza a tener muy claro lo que quiere: lo llama “movimiento europeo integrado”, tendrá una dirección unificada y centralizada. Lo que busca no es una federación de partidos, sino un partido unitario. No estará diseñado para ganar elecciones (sabe que fiar el destino de la lucha política a una competición electoral es problemático, como así le han demostrado los ejemplos del MSI y del SRP alemán), sino para ejercer formas de activismo que permitan crecer hasta estar en condiciones de plantear el asalto al poder. Lo que tiene en mente se parece mucho más a los grupos juveniles extraparlamentarios que proliferan en Europa Occidental y cuya falta de eficacia, él mismo explica por ausencia de una dirección política europea. El 1º de septiembre de 1962 Thiriart lanzó su primer “Manifiesto a la Nación Europea”[2].

Las ideas eran las que luego desarrolló en Europa: un imperio de 400 millones de hombres: ni Washington ni Moscú, Europa unitaria de Brest a Bucarest, contra la división de Europa en Yalta, superación de los pequeños nacionalismos europeos, idea de un continente neutral pero armado, reunificación de Alemania, a través de la reunificación de Europa, ni capitalismo ni comunismo… Unas ideas que, por su claridad, radicalismo en la forma sintética de expresarlas, novedad en relación a otros intentos “terceristas” anteriores, lograron la adhesión especialmente de jóvenes estudiantes.

Con estas características, el nuevo MAC no tiene casi nada que ver con la antigua CABDA. El MAC sigue siendo contrario a la descolonización y lo manifestará con su apoyo a la OAS. El activismo será su motor y, desde el principio, este planteamiento atraerá a jóvenes activistas que desarrollarán en esos años una incesante labor en la calle. Se producirán enfrentamientos contra los nacientes grupos izquierdistas y con miembros del Partido Comunista. Inicialmente apoyarán la candidatura de Jean Marie Evrard, dirigente del Rassemblement National, que había apoyado al comité rival del CABDA y promovía una confederación belga–congoleña como alternativa a la independencia. El partido, fundado en 1957, fue la alternativa que el MAC encontró a su frustrado intento de unificar a todos los grupos nacionalistas francófonos. Evrard se presentaba a las elecciones en 1961 (y salió elegido). Pero, poco antes de los comicios, surgieron discrepancias y Nation Belgique, la revista de Thiriart rompió estridentemente con Evrard acusándolo de “arribista” y llamando al “voto en blanco”.

El MAC había contactado en Francia con Jeune Nation, la Fédération des Étudiants Nationalistes  y otros grupos favorables a la OAS y a la “Argelia francesa”. La revista de la OAS, Appel à la France, se publicó en la misma imprenta en la que se hacían las copias de Nation Belgique, y en esta revista se reproducían habitualmente los comunicados y manifiestos de la OAS. El MAC también participó en la red clandestina que albergaba a exiliados franceses y les facilitaba documentación.

Todas estas actividades no pasaron desapercibidas para los servicios de seguridad franceses y belgas, que actuaron en consecuencia. La distribución de Nation Belgue et Nation Europa fue prohibida en Francia el 20 de enero de 1961 y la policía belga realizó en enero de 1962, una quincena de registros en domicilios de cuadros del MAC que, además, vio sus cuentas bloqueadas por orden judicial. En febrero, Willie Godeau y Claude Dumont fueron detenidos y acusados de robo de pasaportes en el ministerio de Asuntos Exteriores, documentos que luego fueron utilizados por la OAS. Mientras, Thiriart permaneció en la cárcel, se formó una dirección provisional con Émile Lecerf y Paul Teichman. A todo esto, había que añadir que las charlas, conferencias y mítines que empezaba a realizar el MAC especialmente en la Bélgica francófona eran sistemáticamente atacados por miembros de la Jeune Garde Socialiste.

A pesar de todo el MAC consiguió crecer y, cuando se produjeron estas detenciones, contaba con 350 afiliados (la mitad en Bruselas). En torno a 60 eran estudiantes de la Universidad Libre de Bélgica, otros 50 estudiaban en la Universidad de Lovaina, y un número similar eran estudiantes de bachillerato. Con todos estos efectivos, se constituyó el MAC–Jeunes, uniformados con camisa azul, al estilo del falangismo español, y con brazales rojos con la cruz céltica en negro. Podía entenderse que los analistas políticos de la época reconocieran que el MAC era el único movimiento neo–fascista organizado en el país en ese momento[3].

 

En esos años, parecía bastante claro que el modelo por el que había optado Thiriart no era, ni el del MSI, ni el del SRP, esto es la “vía parlamentaria”, sino que se orientaba más había seguir los pasos del movimiento francés Jeune Nation[4]. Tanto en el MAC como en Jeune Nation pueden verse dos elementos comunes: juventud y activismo, fuerte anticomunismo e idéntica actitud hacia el proceso de descolonización y, finalmente, intento de que los problemas derivados de la independencia de las colonias desencadenasen un cambio político basado en el apoyo civil prestado a las fuerzas armadas para acabar con la partidocracia. Thiriart era consciente de que un proceso así tenía más garantías de realizarse, a través de una organización “político–militar” como la OAS francesa, en la que los cuadros procedentes de Jeune Nation tenían cierta importancia a la hora de elaborar la línea política y optó por apoyar a esta organización.

Si la CABDA fue una reacción primaria y emotiva a la pérdida del Congo y al triste destino de los colonos expoliados en el mejor de los casos, asesinados y torturados en el peor, el MAC fue el resultado de una reflexión política y de unos planteamientos estratégicos mucho más sólidos. Thiriart fue el primero en entender que una lucha como la que llevaba la OAS en Francia, no podía circunscribirse a un marco nacional; para ser efectiva, debía estar presente en varios países europeos, huir de una acción estrictamente francesa. Y, además, lo más importante: debía tener un aspecto nuevo, juvenil, revolucionario, activista y no ser una reedición del antiguo esquema electoralista que, en esos momentos, había dado buenos resultados en Italia, y concentraba los esfuerzos del neo–fascismo alemán. Pero, para llegar a ese estadio, era preciso realizar una “acumulación primitiva de fuerzas”.

No es que Thiriart, en ese momento, se negara a participar en los procesos electorales, es que era consciente, de que todavía no podía hacerlo con garantías ni medios. Por tanto, tenía abiertas otras posibilidades: la vía extraparlamentaria y activista que, mediante un golpe de audacia podía posibilitar algo parecido a lo que intentaba la OAS en Francia. Y, en cualquier caso, estaba dispuesto, tanto a imprimir los panfletos de la OAS como a sentarse con los representantes del MSI y del SRP. Ya en 1961–62, Thiriart demostraba una gran flexibilidad y una capacidad de adaptación a las más diversas situaciones. Algo que no disminuirá en los años que seguirán.

b) La conferencia de Venecia.

En 1951, se había creado el Movimiento Social Europeo, primer intento coordinación de distintos partidos neo–fascistas en Europa Occidental. La idea no prosperó y a ésta siguieron otras, protagonizadas por personalidades aisladas o que tenían detrás grupos muy minoritarios y poco representativos. La lista era amplia: la Oficina de Enlace Europeo, el Movimiento Popular Europeo, el Movimiento de Ordenación Social Europeo y, finalmente, el Nuevo Orden Europeo[5]. Todos estos grupos surgieron a lo largo de los años 50 y, a principios de los 60, aunque el neo–fascismo demostraba tener todavía una fuerza considerable en Europa Occidental, estaba claro que, al menos estas iniciativas de coordinación europea habían fracasado o demostraban tener un alcance muy limitado. Sir Oswald Mosley[6] fue el primero en percatarse de esta situación y, hacia mediados de 1961 empezó a moverse para lograr una coordinación efectiva.

Fue así, como, tras una larga gestación, el líder británico consiguió reunir en Venecia, del 1º al 4 de marzo de 1962 a los cuatro partidos que, en esos momentos, parecían tener un arraigo real en sus países. Se prescindió de fuerzas muy minoritarias o de partidos que, de una forma u otra, estaban presentes en el poder en España y Portugal. A diferencia de otros encuentros de este tipo, había que reconocer que, efectivamente, los cuatro movimientos convocados, era, al menos similares en importancia política y con cierta homogeneidad en sus programas. Estos movimientos eran:

– el Union Movement británica, representado por Oswald Mosley.

– el Socialistiches Reichspartei, representado por Adolf von Thaden.

– el Movimiento Sociale Italiano, representado por Giovanni Lanfré, conde Alvisio Loredan, A. Mellini Ponce de León y el capitán Taddei.

– el Mouvement d’Action Civique, representado por Jean Thiriart.

Se aprobó una “Declaración Europea”[7] en la que se aludía a la “Nación Europea” y su lectura da la sensación de que fue redactada, sobre todo, por Thiriart y Mosley. De hecho, Von Thadden y Lanfré actuaban en nombre propio y ni las direcciones del MSI, ni la del SRP consideraban la necesidad de un “partido europeo” en que deberían integrarse como “secciones nacionales”, ni estaban, según los estatutos de sus organizaciones, comisionados, ni capacitados para ello. Para estas dos formaciones políticas, de lo único que se trataba era de formar una “oficina de enlace” entre fuerzas convergentes. Nada más. Para Thiriart y Mosley, en cambio, de lo que se trataba era de la creación de un “partido” a escala europea, cuyas secciones nacionales iniciales serían los partidos que habían acudido a Venecia.

En la conferencia se acordó crear un “Partido Nacional Europeo”. La declaración fue, inicialmente, publicada por Action, revista de Mosley, el 15 de marzo de 1962. Se proponía una “Europa tercera fuerza” entre los EEUU y la URSS, se desdramatizó el problema del Tirol (que estaba generando graves conflictos entre neo–fascistas italianos y austríacos), se reivindicaba un tercio del continente africano para los europeos como forma de “poner fin al colonialismo”. Se consideraba también que norteamericanos y soviéticos eran verdaderos ocupantes de Europa y se pedía su retirada. Así mismo, se incluían una serie de reformas económicas (que, sin duda, fueron introducidas por Mosley)[8]. Hubo brindis y abrazos, pero la realidad era que todo estaba atado con alfileres y que, tanto Mosley como Thiriart, fueron demasiado optimistas en las semanas que siguieron sobre los resultados del encuentro[9]. Pronto el SRP y el MSI, dejaron claro que no estaban dispuestos a hipotecar su patrimonio político en beneficio del Partido Nacional Europeo que debía de haber salido de la declaración de Venecia.

Apenas cinco meses después del encuentro de Venecia se produjo una segunda reunión, ahora en Milán, del 30 de junio al 2 de julio de 1962. En este segundo encuentro, Von Thadden expresó que la creación de un “partido europeo” era prematura. A pesar de todo, y gracias al prestigio de Mosley como líder histórico del fascismo británico, se celebró una tercera reunión, apenas quince días después, ahora en Oestrich–Rheingau (Alemania), en donde quedó patente el fracaso de la operación. Y, aunque no se produjo una ruptura, lo cierto es que tampoco hubo ningún avance. Fue suficiente como para que Thiriart desembarcara de la aventura (y guardara cierto resquemor hacia Von Thadden y, en especial, hacia el MSI, partidos que reemprendieran las actividades en sus respectivos países, desconectados de cualquier otra iniciativa europea (no sería sino hasta 15 años después cuando Giorgio Almirante, secretario general del MSI, impulsó la creación de la “Eurodestra” de cara a las primeras elecciones europeas)[10].

Mosley se retiraría unos meses después de la primera fila de la lucha política. Von Thadden –como veremos– fusionó el SRP con otros partidos neo–fascistas, constituyendo el NDP del que sería presidente, mientras que el MSI prosiguió su trabajo en Italia tratando de forzar gobiernos de coalición de centro–derecha. Thiriart, por su parte, se convenció definitivamente de que los grupos neo–fascistas no estaban dispuestos a renunciar a su soberanía nacional en beneficio de un “movimiento europeo único y unificado” y decidió el lanzamiento unilateral de Jeune Europe: ese sería el “partido nacional–europeo”, cuya concepción salió de la decepción por los resultados de la conferencia de Venecia.

c) El lanzamiento de Jeune Europe.

Las ideas básicas que dieron vida a Jeune Europe, estaban ya incluidas en el Manifiesto a la Nación Europea publicado por Thiriart en 1961 como patrón doctrinal del MAC. De hecho, es difícil establecer el momento en el que desaparece el MAC y aparece Jeune Europa. Durante unos meses, el MAC aparece como la “sección belga” de Jeune Europa. Durante ese tiempo, sigue apareciendo la revista Nation Belgique, hasta que, finalmente, en enero de 1963, la cabecera se transforma en Jeune Europe. En ese momento se puede certificar la transformación completa del MAC en la nueva organización. A partir de entonces y en los dos años siguientes, la organización no dejará de crecer: dará que hablar en Bélgica y conseguirá extenderse a otros países europeos.

Thiriart era un fanático de la organización, además, había mantenido contactos con miembros de la OAS que le habían transmitido nociones y conceptos sobre la “guerra revolucionaria”. Estas nociones habían sido establecidas por la Escuela de Guerra Psicológica de Philipeville. Los militares franceses, aleccionados por la acción del Vietminh y del Frente de Liberación Nacional argelino, estudiaron sus técnicas, las unieron a estudios realizados en EEUU, y elaboraron un “patrón” al que llamaron: “guerra revolucionaria” o “guerra subversiva”. Durante los años 60 fueron muchos los libros en toda Europa, habitualmente, escritos por militares, que trataron sobre esta cuestión[11]. Estas obras fueron leídas, especialmente en el área francófona y en Italia[12] y, en general, eran productos del clima creado por la Guerra Fría. En toda esta literatura propia de la Guerra Fría, se pretendía exponer la metodología comunista de asalto al poder. Era fácil, que varios espíritus neo–fascistas, conscientes de la necesidad de una estrategia, analizaran este método y trataran de adaptarlo su lucha política[13]. Thiriart extrajo también algunas ideas que aplicó a la conducción de Joven Europa e, incluso, a su misma concepción doctrinal.

De hecho, lo más probable, es que el “leninismo organizativo”, del que hacía gala Thiriart, derivase directamente de estudios sobre la guerra antisubversiva, que de la lectura sistemática de los ideólogos y estrategas marxistas (lo que explica, en buena medida, el que cuando alude a “leninismo”, en realidad, esa doctrina organizativa –como veremos más adelante– tiene muy poco que ver con lo que Lenin expuso en ¿Qué hacer?[14]). Así mismo, la idea de una “escuela de cuadros”, verosímilmente, procede también de las sugerencias aportadas por los textos sobre “guerra subversiva”.

Thiriart definiría en 1964 su modelo organizativo como “jacobino y leninista”, eufemismos para evitar una palabra y un concepto mucho más visible: “centralizado”. Idealmente, no deberían existir “secciones nacionales”, sino lo que él llamaba “un movimiento europeo integrado”. Consideraba que este modelo esta mejor adaptado para superar la “Europa de las patrias” y la “Europa de las cien banderas”, es decir, respectivamente, la Europa de los pequeños nacionalismos y la Europa de las etnias.

Capítulo aparte merece lo que Thiriart llamo “Brigadas Europeas”, que, en el fondo, obedecía a una reconducción en sentido inverso de las ideas contenidas en el esquema de acción revolucionaria bolchevique. En los textos antisubversivos se insistía en que los partidos comunistas, tras una etapa de creación de infraestructuras, agitación y propaganda y ampliación de su base popular, en la última fase de la guerra revolucionaria (la de ofensiva estratégica), trataban de asaltar el poder mediante la insurrección armada. Thiriart en su libro[15], evidenciaba la rabia y la impotencia que había generado el abandono de los sublevados en Budapest contra la dominación soviética en 1956 y afirmaba que una de las misiones del “movimiento europeo integrado” sería, en el futuro, poder enviar “brigadas europeas” para apoyar estas rebeliones. Además, había visto muy de cerca la experiencia de la OAS –en la que los militares y civiles que formaron parte de la organización, se habían nutrido directamente de los patrones de la Escuela de Guerra Psicológica–, analizó sus errores, pero no condenó en absoluto, el recurso a las armas como un elemento estratégico más de la “guerra revolucionaria” que aspiraba a llevar a cabo.

En teoría, los grupos de Joven Europa estaban constituidos por un esquema que se reproducía en cada uno de ellos y que era el espejo del aparato central: un dirigente, asistido por una dirección compuesta por cinco departamentos: educación política, administración propaganda, acción e inteligencia.

A pesar de estas ideas integradoras, centralizadas y unitarias, la historia de Jeune Europa en Bélgica es la de desacuerdos permanentes, crisis y escisiones, acompañadas de un gran despliegue activista. Inicialmente, en el MAC se encontraban presentes algunos nacionalistas belgas que no compartían las posiciones europeístas de Thiriart. Estos aumentaron su oposición ante la colaboración prestada a la OAS y, finalmente, se retiraron, asumiendo la dirección el trío compuesto por Thiriart y flanqueado por Emile Lecerf y Paul Teichman. Los tres eran partidarios de una acción a nivel europeo y, dado los fracasos anteriores en este campo, optaron por crear ellos mismos una red provista de una dirección única.

Los años de 1961 a 1964 registraron un ascenso constante del nivel de militancia que llegó, a nivel europeo, a su techo en 1965 (cuando la organización reivindicó 5.000 afiliados en sus distintas secciones nacionales, de importancia muy desigual, como veremos). Pero en ese momento ya se habían producido las grandes crisis en la rama belga que terminaron desmantelando por completo la organización. En 1964, apenas quedaban 200 afiliados en Bélgica que habían descendido a 66 en 1966 y a 300 en toda Europa[16]. La organización italiana, en ese momento, suponía dos tercios del total de efectivos. Algunas delegaciones, como la alemana, contaban únicamente con una decena de miembros.

Los momentos álgidos en la vida de Jeune Europe en esos años fueron su presencia en las protestas contra la conferencia Khrushchev–Kennedy en Viena (encuentro que Thiriart calificó como “nueva Yalta”) que dieron algo que hablar, aunque su eco fue débil en casi toda Europa. Más importante fue su participación en la huelga de médicos que tuvo lugar en Bélgica en abril de 1964 y su apoyó a Moisés Tsombé durante la secesión de Katanga (incluso, algunos miembros de Jeune Europe, marcharon como mercenarios para combatir como asesores tácticos del ejército katangueño). Durante ese período, los repartos de panfletos serán constantes, se convocan mítines y conferencias sobre temas de actualidad (apoyo a la lucha por el mantenimiento de las colonias africanas vinculadas a Portugal, apoyo al gobierno Sudafricano, reformas constitucionales y disminución del número de parlamentarios, prioridad en las atribuciones de empleos públicos a los antiguos militares, protección de la pequeña y mediana empresa ante los holdings, ejército europeo integrado provisto de una fuerza nuclear autónoma, etc)[17]. Probaron, sin éxito, presentarse en algunas elecciones locales en 1964.

El “envoltorio” con el que Thiriart supo envolver estas ideas, resultaba mucho más “presentable” y atractivo, especialmente para la juventud, que otras iniciativas del neo–fascismo, en ocasiones marcadas por una deriva excesivamente derechista (común a las formaciones neofascistas que habían optado por la vía parlamentaria) o que aquellas en las que estaba presente un innegable aspecto nostálgico.

Thiriart aspiraba a que su organización fuera políticamente efectiva y esto era mesurable siguiendo su progreso y aplicando las correcciones necesarias. El gran drama para Thiriart y lo que, a partir de esa época, le hizo desconfiar de militantes muy jóvenes o con poca experiencia política, era que la estética y el “envoltorio” de sus ideas atraían mucho más que el fondo de su pensamiento. Muchos de los afiliados a Jeune Europe, se sentían atraídos por la “dimensión europea”, pero no compartían la totalidad de las posiciones de Thiriart (ni siquiera en la cúpula de la organización). El gran problema era la concepción de Thiriart sobre la “Europa Nación”. Nunca había engañado en este aspecto: él mismo era el primero en autodefinirse como “jacobino”. Y este era el gran problema: “su proyecto atraía a los neo–nazis, pero estos rechazaban el jacobinismo anti–völkisch de Thiriart”[18]. En aquella época, el elemento “völkisch” (o “folkista”), implicaba atribuir una importancia decisiva a la etnia y a formulaciones “racialistas” inspiradas en algunos enfoques propios del Tercer Reich y del NSDAP. Esta fue una de las cuestiones que caracterizaron al grupo Nuevo Orden Europeo, diferenciándolo del Movimiento Social Europeo, que prescindía absolutamente de la componente “völkisch”. Pues bien, estas mismas posiciones se reprodujeron en el interior de Jeune Europe.

En Bélgica, la sección flamenca estuvo dirigida por Fred Rossaert, Karl Van Marcke, Luc Pauwels y Werner Caluwe, y siempre planteó problemas a Thiriart que, finalmente, optó por expulsarla. En efecto, en mayo de 1963, todos los dirigentes de Jong Europa, la sección flamenca, fueron excluidos. Fue lo que se llamó “liquidación del gueto nazi en Anvers[19]. Los expulsados fundaron poco después el Europafront y terminaron en la órbita del Nuevo Orden Europeo. Pero éste no sería el único problema.

A finales de 1964, la rama estudiantil, la Fédération Général des Etudiants Européens, abandonó el movimiento, también se dieron de baja el doctor Teichman y Emile Lecerf (que firmaba sus artículos como “Coriolano”), redactor jefe de Jeune Europe. Y esta segunda crisis si resultó insuperable para el movimiento. Quedaba una minúscula rama obrera presidida por van den Broek que permanecería en Jeune Europe hasta octubre de 1965, para fundar luego la Union des Syndicats Communautaires Européens.

Todas estas escisiones, además de suponer golpes al crecimiento de la organización, obligaron a Thiriart a un replanteamiento de los objetivos y métodos. En Octubre de 1965 creó la “escuela de cuadros”. La organización había entrado en un período de reflujo: si 1960–61 había sido la época de la reacción contra la descolonización, 1961–62 el período de apoyo a la lucha por la Argelia Francesa, 1963–1964 la época de activismo desenfrenado, en 1965, la realidad se imponía: el partido había demostrado no estar en condiciones de ser una opción parlamentaria (que, además, Thiriart rechazaba), sino que, además, tampoco podía ser una fuerza activista (al haber perdido a los jóvenes que habían desempeñado hasta entonces esta tarea). Ahora, con la “escuela de cuadros”, el problema era cómo asegurar la formación de los futuros dirigentes de una organización que empezaba a estar esquelética de militancia, especialmente en la matriz belga.

Con la intención de rectificar el rumbo y haber aprendido de los pasos anteriores y, al mismo tiempo, dar contenidos a la “escuela de cuadros”, Thiriart inició una reflexión en profundidad. El resultado fue la mutación sufrida por Jeune Europe en enero de 1966: la cabecera de la revista pasó a llamarse La Nation Européenne, y la organización cambió el nombre por el de Parti Communautaire Européen (PCE). Se abandonó el uso del uniforme y desapareció la cruz céltica. En principio, La Nation Européenne no aparecía vinculada ni a Jeune Europe, ni a su transformación, el PCE. Sin embargo, en otros países –España, por ejemplo– la red siguió considerándose vinculada a Jeune Europe.

En Italia, cristalizó el movimiento de Thiriart e, incluso lo superó en importancia numérica, aunque no en proyección política. En efecto, en el marco del neo–fascismo italiano de los años 60, Giovane Europa era uno más de los muchos grupos extraparlamentarios. Les caracterizaba cierta constancia en la publicación de revistas. A pesar de ser la “sección nacional” más fuerte de Jeune Europe, solamente estaba presente en algunas ciudades del norte de Italia: Milán, Brescia, Turín y Génova.

Giovane Italia se formó como una prolongación de la actividad de Giovane Nazione. En la elección del nombre se debe a la influencia del grupo francés Jeune Nation. Se trató de una organización casi completamente estudiantil, dirigida por Pierfranco Bruschi y Renato Cinquemani. Oficialmente, la fundación del grupo Giovane Nazione tuvo lugar en 1960. En los años siguientes, su actividad puede seguirse por los doce boletines interiores que publicaron entre noviembre de 1962 y noviembre de 1963. Sin embargo, desarrollaron contactos con el exterior, por lo que no es de extrañar que en el primer congreso de la formación se reunieran 60 jóvenes en Bolonia el 4 y 5 de mayo de 1962, con la presencia de Jean Thiriart y Oswald Mosley. Quizás, lo más significativo de ese encuentro, además de estas dos presencias, fuera el anuncio de la creación de una red de Joven Europa en el Alto Adigio, independiente de la italiana y de la austríaca. Inmediatamente, el grupo empezó a publicar la revista Europa Combattente y, significativamente, el Manifesto alla Nazione Europea [20].

Consciente de su debilidad, el grupo trató de fusionar diversos grupos similares en una Alleanza Nacional Rivoluzionaria cuya reunión preparatoria tuvo lugar el 27 de octubre de 1963. Pero la iniciativa cuya intención era constituir un polo unificado de oposición al MSI, no terminó de cristalizar. En efecto, los dos grupos neo–fascistas más significativos que existían en ese momento, el Centro Studi Ordine Nuovo y Avanguardia Nazionale Giovanile, no la apoyaron. Sin embargo, este encuentro tuvo un efecto benéfico para Giovane Nazione que recibió la adhesión de algunos grupos locales que asistieron al encuentro.

En febrero de 1964, la revista del grupo apareció con el número 4, pero Europa Combattente ya no aparecía como el órgano de Giovane Nazione, sino de Giovane Europa[21]. Entre 1964 y 1966, los grupos locales se multiplicaron y era habitual que cada uno de ellos publicara un boletín ciclostilado. A pesar de que el grupo napolitano publicaba el boletín Gioventú Europea, en su conjunto seguían dominando la organización los del norte de Italia, sin contar con una presencia operativa en Roma. A diferencia de la central belga que periclitó a partir de 1964, la rama italiana conoció su mejor momento en 1968–69. Con todo, Claudio Mutti reconoció que, en el mejor momento, apenas tuvo un centenar de afiliados. Lo cierto es que, a medida que se producían las mutaciones internas en el grupo (de Giovanne Nazione a Giovane Europa en sus distintas fases de desarrollo), Giovane Europa hizo gala de cierta intransigencia doctrinal (que correspondía directamente a la impronta impresa por Thiriart), pero esto hizo que se malograran algunas iniciativas (la creación del Movimento Studentesco Europeo, por ejemplo) y que el movimiento quedara aislado –y enfrentado– tanto al MSI, como a la izquierda (que lo veía como un movimiento neo–fascista más), incluso a otros grupos nacional–revolucionarios y extraparlamentarios de la época.

La aventura terminó tardíamente en el congreso que llevó a la disolución de la organización en junio de 1970. Algunos militantes pasaron a la extrema–izquierda, otros volverían a grupos neo–fascistas, otros realizarían tránsitos, más o menos breves, por diversos partidos, desde la Democracia Cristiana al Partido Socialista, y unos cuantos contribuyeron a dar vida a Lotta di Popolo (los grupos de Roma, Milán e Imperia) mientras que los napolitanos trabajarían con Avanguardia di Popolo que terminó convergiendo con la sigla anterior (Enzo María Dantini y Ugo Gaudenzi) constituyendo la OLP, Organizaciones Lotta di Popolo.

Si el grupo italiano consiguió mantenerse hasta más allá de la disolución de la central belga, fue gracias a la politización mucho mayor de la sociedad italiana que de la sociedad belga. Además, existía un sustrato neo–fascista mayor, especialmente entre la juventud.

La sección española de Joven Europa debutó en 1962, formada por falangistas, la mayoría estudiantes, algunos muy jóvenes, con bases especialmente en Madrid, Santander y Zaragoza; se extinguió en 1968, aunque en 1969, todavía pudimos cartearnos con su representante en España que seguía utilizando papel con el membre de la organización. Sus miembros eran jóvenes falangistas inquietos, algunos de ellos disidentes del régimen. El Manifiesto a la Nación Europea se imprimió en castellano y aparecieron algunos boletines durante ese período. Hacia 1967 solamente quedaba activo el grupo de Santander dirigido por Pedro Vallés y José Antonio Camporredondo. Es significativo que los miembros de Joven Europa en España adoptaron, luego, posiciones políticas completamente divergentes: unos volvieron al falangismo del que habían partido, pero unos lo hicieron a su vertiente franquista (el propio Vallés), otros mostrarían tendencias antifranquistas que no manifestaron exteriormente, mientras que otros acabarían en los medios hedillistas de los años 70, también, por supuesto, hubo quienes realizaron una carrera política local en los medios de la derecha liberal (Sebastián Contín) y quienes optaron por la derecha–nacional y los ambientes neo–nazis.

Los grupos suizo y portugués, dirigido por Zarco Moniz Ferreira, tuvieron muy poca importancia y fueron episódicos. En Francia, Jeune Europe, a pesar de los contactos mantenidos con la OAS y Jeune Nation, nunca estuvo en condiciones de contar con un grupo que adhiriera a la organización europea. Aparentemente, Europe–Action fue el grupo que tenía más concomitancia con Jeune Europe. Pero sólo aparentemente: existían dos profundas divergencias doctrinales: por una parte, Thiriart hablaba de la “Europa Nación”, mientras que Europe Action era mucho más favorable a la “Europa de las etnias”, esto es, constituida a partir de las regiones europeas, lo que, implicaba, de hecho, que el jacobinismo de Thiriart era rechazado de plano. Por otra parte, Europe Action, aun manteniendo una postura similar a la de Thiriart en materia de oposición a la descolonización, difería de éste en que no se dirigía a la “Europa” continental, sino, más bien, a “Occidente”, esto es, a los “pueblos blancos” de Europa y de los EEUU. A pesar de que los dos grupos mostraban como emblema la cruz céltica, sus diferencias eran innegables. Sin embargo, Europe–Action y la Fédération des Étudiants Nationalistes, su soporte humano y militante, eran hegemónicos en Francia. Solamente una escisión de este grupo en París, contactó con Thiriart formando en febrero de 1964 el Front Universitaire Européen que duró apenas dos meses[22]. La mayor parte de escindidos de la FEN, terminaron convergiendo con otros sectores para dar vida al Mouvement Occident. Tardíamente, en 1966, se intenta fundar una rama francesa de Jeune Europe, por Jean–Claude Jacquard, que tendrá una importancia muy limitada. En ese momento, ya se habían producido escisiones y expulsiones en Bélgica y una parte del grupo francés se alineó con los disidentes, organizando la Fédération Général des Étudiants Européens (FGEE), casi todos estudiantes de ciencias[23] que tampoco llegó muy lejos. Deberían de pasar dos años para que, tras la disolución del Mouvement Occident, algunos miembros de este grupo pasaran a editar la publicación Pour une Jeune Europe que, realizaba una síntesis de los temas de Europe–Action, de la Jeune Europe de Thiriart y de los grupos “socialistas europeos” que habían surgido de la FGEE. Tampoco este intento –que ya no estaba ligado a Thiriart– pudo cristalizar y fue completamente eclipsado por la creación de Ordre Nouveau[24].

A lo largo de 1965 y, especialmente, desde 1966, se hizo evidente el cambio de orientación. Thiriart empezó a abandonar la equidistancia implícita en la consigna “ni USA, ni URSS”. Aumentó la carga de sus ataques contra el “imperialismo americano”, mientras disminuía –hasta casi desaparecer– las invectivas contra los soviéticos. Desapareció, igualmente, cualquier referencia al colonialismo y, en su lugar, aparecieron, progresivamente, la temática pro–palestina y Thiriart demostró estar interesado en las “luchas de liberación” que se estaban dando en ese momento en el Tercer Mundo. Poco a poco, desarrolló su “teoría cuatricontinental”[25] y pasó a considerar a China y a los movimientos de liberación iberoamericanos como “aliados objetivos”. Finalmente, estableció que los países que se mostraban “rebeldes” a Moscú (en aquel momento, Albania, Rumania y, sobre todo, Yugoslavia) serían los pilares de la liberación europea en el Este. El giro, como puede intuirse, había sido copernicano.

Se entiende perfectamente que todas estas tesis y elementos de propaganda chocaran con lo defendido por los antiguos militantes de Jeune Europe que habían vivido la época del MAC. En apenas un lustro se había pasado de defender la continuidad de la presencia europea en el Congo y en Argelia, a condenar cualquier forma de colonialismo en virtud de la “liberación nacional”. Sin embargo, Thiriart había llegado empíricamente a todas estas conclusiones, y, con su lógica implacable, estaba dispuesto a llegar hasta las últimas consecuencias. De hecho, una vez establecidas las nuevas prioridades y orientaciones, se trataba de ver de dónde podía proceder la financiación: ¿China? ¿los países disidentes del bloque soviético? ¿el mundo árabe? Tales fueron las tres direcciones hacia las que apuntó Thiriart.

Y aquí estamos ya asistiendo a un capítulo completamente diferente, sin duda, el más polémico de la trayectoria de Jean Thiriart.



[1] Para una historia de la OAS, véase Revista de Historia del Fascismo nº XLV, marzo-abril 2016, págs. 140-187.

[2] El manifiesto fue publicado originariamente en el nº 59 de Nation Belgue, fechado el 1º de septiembre de 1961. El texto completo ha sido publicado en la Revista de Historia del Fascismo, nº LXIV, Octubre-Noviembre 2019, pág. 199-205.

[3] “El MAC es actualmente el único movimiento fascista serio y organizado en Bélgica. Su ascendente (relativo, pero cierto) sobre la juventud estudiantil y burguesa hace de él una organización dinámica. El hecho de que el MAC rechace jugar el juego parlamentario -a la inversa de otros pequeños grupos de extrema-derecha- podría valerle el apoyo de elementos poujadistes de las clases medias decepcionados por los políticos tradicionales y… no tradicionales. El MAC es llamado a desarrollarse recuperando a los elementos más “duros” de toda la extrema-derecha belga”. Michel Georis, periodista belga y antiguo dirigente de los Jeunes Gardes Socialistes. Citado en Vouloir, http://www.archiveseroe.eu/thiriart-a112820164, artículo Hommage à Jean Thiriart (1922-1992).

[4] Revista de Historia del Fascismo, nº V, Abril de 2011, artículo: 1949-1962, Jeune Nation: cuando el nacionalismo francés renació en la postguerra, págs. 152-177.

[5] W. Smoydzin, op. cit., págs. 50-80 y La ofensiva neo-fascista, E. Cadena, Ediciones Acervo, Barcelona, 1977), pág. 213-222.

[6] Sobre Mosley, véase el número monográfico de la Revista de Historia del Fascismo, nº LXIII, agosto-septiembre 2019. “Sir Oswald Mosley y el fascismo británico”, por Remy Tremblay. Thiriart siempre manifestó una gran admiración hacia Mosley y, de hecho, en el ámbito neo-fascista solamente “salvaba” a Maurice Bardéche y al británico.

[7] Ibid., pág. 149-153.

[8] Véase el texto completo de la Declaración de Venecia en Oswald Mosley, du fascisme au nationalisme européen, Antología de textos de Mosley, Editions Ars Magna, 2019, págs. 747-749.

[9] “El Protocolo de Venecia traducía las opiniones de Mosley y las mías propias […]. Fueron aceptas, fácil y pasivamente, por von Thadden y las gentes del MSI. De hecho, hoy pienso, veinte años después, pienso que ni von Thadden, ni los del MSI tenía la menor intención de respetar las firmas”. Declaraciones de Thiriart, incluidas en Y. Sauveur, op. cit., pág. 61-62.

[10] Cf. Revista de Historia del Fascismo, nº LIV, monográfico El MSI (1946-1995) – La llama del Renacimiento, por Massimo Magliaro, enero-febrero 2018, pág. 176.

[11] En España, figura de manera destacada, como paradigma de esta tendencia, el libro La guerra política, José Díaz de Villegas, Ediciones del Movimiento, Madrid, 1966.

[12] Del 3 al 5 de mayo de 1965, se celebró en Roma, en el Hotel Parco dei Principi, el llamado Convegno sulla guerra rivoluzionaria, organizado por el Instituto de Studi Militari Alberto Pollio, en el que participaron algunos dirigentes del neo-fascismo italiano. La actas y el listado de participantes pueden encontrarse en La guerra rivoluzionaria – Atti del Primo Convegno organizzato dall’Istituto Pollio, Giovanni Volpe Editore, Roma 1965

[13] El autor de estas líneas también elaboró una síntesis con el título Minimanual de Lucha Política en 1973 en el que trataba de extraer conclusiones y adaptar de las experiencias “subversivas” que estaban teniendo lugar en aquellos momentos en Iberoamérica, a las que añadió lo aprendido en el curso que dio Stefano delle Chiaie en España, sobre la “guerra revolucionaria”. De aquel “Minimanual” solamente se imprimieron 15 copias que se distribuyeron entre cuadros neo-fascistas de la época. Posteriormente, algunas partes fueron reeditadas en cuadernos de Ediciones Alternativa en los años 80.

[14] Existen decenas de ediciones de esta obra de Lenin. La más accesible en el momento actual es la publicada en https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/1900s/quehacer/que_hacer.pdf, que reproduce en PDF el texto publicado en 2010 por el Ministerio del Poder Popular para la Comunicación y la Información de la República Bolivariana de Venezuela.  

[15] ¡Arriba Europa!... op. cit., pág. 184.

[16] Estas cifras -que, como siempre son cuestionables- están registradas en Le Monde vu de la plus extrême droite, Nicolas Lebourg, Presses Universitaires de Perpignan, 2010, pág. 32. El autor para elaborar esta obra con testimonios y documentación facilitada por personas que se sintieron herederas de la obra de Thiriart, pero también recurrió para elaborarla a documentación oficial.

[17] Courrier Hebdomedaire du CRISP, nº 642-643, 26 de abril de 1974, “L’extreme-droite en Belgique (1)”, pág. 23.

[18] N. Lebourg, op. cit., pág. 32.

[19] Jeune Europe, nº 145, 31 de mayo de 1963.

[20] Los datos sobre Giovane Nazione han sido extraídos del artículo de Yannick Sauveur, escrito en 1980 y reproducido en varias webs y en castellano en https://niekischtranslationproject.wordpress.com/

[21] Se publicaron tres números de Europa Combattente en 1963, otros tres en 1964, cinco en 1965 y 9 en 1966. A partir de entonces la revista fue sustituida por La Nazione Europa. La tirada media era de 5.000 ejemplares (Sauveur, op. cit.).

[22] Les mouvements d’extreme-droite en France depuis 1944, François Duprat, Editions Albatros, Paris, 1972, pág. 126. Duprat evalúa en 7 u 8 militantes la “fracción nacional-europea” de esta escisión.

[23] Ibid., pág. 176.

[24] Ibid., pág. 184-85.

[25] En síntesis, la teoría de Thiriart sostenía que los EEUU no podrían soportar una ofensiva realizada en cuatro frentes: los tres frentes tradicionales en los que habían surgido “movimientos de liberación nacional” (Asia, África y América Latina) a los que había que sumar el “frente europeo”. La tesis es muy cuestionable desde todos los puntos de vista y su mismo enunciado remite al infantil: “todos contra el chulo del patio de colegio”. Suponía no considerar los equilibrios regionales, ni las contradicciones que se daban en el interior de cada uno de estos bloques geopolíticos, suficientes para hacer impensable una acción coordinada contra el “imperialismo norteamericano”. La teoría tenia como intención enlazar con otras ideas desarrolladas por Thiriart en la misma época (en especial la de las “Brigadas Europeas”), la concepción de su movimiento como un “movimiento de liberación nacional”, y tomar en consideración ideas en boga en la izquierda radical anti-imperialista, tratando de situarse a su lado.