viernes, 22 de agosto de 2025

EL ESPACIO INEXISTENTE, O LA "IZQUIERDA NACIONAL" (introducción al estudio sobre la "Falange de Izquierdas")


Hay artículos que escribí hace años y tuvieron entonces sus lectores. Nosotros mismos los olvidamos, pero, bruscamente, al cabo de unos años, volvieron a leerse de nuevo y esto me ha hecho pensar en un tema que tenía olvidado desde entonces. A esto se ha unido el que, hace unos días, un querido amigo y camarada de pasadas luchas me comunicó que él y otro veterano cofrade, perdido éste en disquisiciones doctrinales desde hace 20 años, habían ingresado en el Frente Obrero.

Mejor en el FO que en Podemos, desde luego, pero hay que reconocer, sobre todo, que el FO, emanación del ya disuelto Partido Marxista Leninista (según se lee en Wikipedia…). El FO es una formación que va “por el buen camino”, incluso que es un “camino paralelo” al de otros partidos anti-inmigración. En este mismo blog hemos recomendado seguir con atención a este partido y, más que a él, a su rostro más significado, Roberto Vaquero. Hemos añadido, que toda persona de izquierdas, si desea una línea coherente y “actual” debería apoyar esta formación. Como también hemos dicho que, en el campo independentistas solo hay un grupo que merezca la consideración y el apoyo de los nacionalistas catalanes: el dirigido por Silvia Orriols, Aliança Catalana. En ambos casos, el punto común es la identificación de la inmigración masiva como principal problema de estos momentos.

¿Quiere decir esto que recomendemos la filiación al Frente Obrero o a Aliança Catalana…? En realidad, lo que decimos es que, alguien de izquierdas o alguien que comparta posiciones nacionalistas catalanas, no puede dudar: FO, en un caso y Aliança Catalana, en el otro, son las únicas opciones capaces de reconocer el primer problema nacional, unido a que carecen de compromisos con la corrupción o con el terrorismo y mantienen un notorio desafío a la “corrección política”. Eso es todo.

Los que procedemos de otros ambientes políticos experimentamos reservas a la hora de afiliarnos a estas formaciones:

- en el caso de Aliança Catalana porque consideramos que España es una “unidad” geopolítica, histórica y social desde que el mundo antiguo dio a esta península el nombre de “Hispania” y “Hesperia” y que el nacionalismo catalán, en cualquiera de sus formas, es una excrecencia de la burguesía catalana… que, por lo demás, ya no existe y lo poco que existe tiende a invertir en cualquier lugar, menos en Cataluña. Lo que nos separa de AC es su independentismo, condenado al fracaso en un momento en el que, Cataluña, necesita, más que ninguna otra zona del Estado, “auxilio” ante su proceso de islamización. Un auxilio que solamente puede llegar del Estado Español.

- en el caso del Frente Obrero, las reservas son similares: el FO es una organización que asume el marxismo como ideología en un momento en el que el análisis marxista ya no es pertinente: la clase obrera está en vías de desaparición y, por lo demás, el leninismo cometió el error de aludir a la “conciencia de clase”… que, como los hechos han demostrado, no existió jamás: existió en los momentos más duros de la explotación capitalista, a finales del XIX y en a primera mitad del siglo XX, “solidaridad de clase”, pero la “conciencia” del obrero no era otra que la de convertirse en burgués y dejar de ser obrero. Por otra parte, existen métodos de análisis histórico más pertinentes (el de Evola y Guénon que perciben la historia como decadencia) que el análisis marxista (que ve la historia como “progreso”).

Todo esto impide que, más allá de cierta “simpatía temática” en el tema de la necesidad de una lucha contra la inmigración masiva y de compartir actitudes contra el “wokismo” o la “corrección política”, podamos sentirnos “cómodos” dentro de estas formaciones.

LA IZQUIERDA NACIONAL… UN VIEJO TEMA

Si nos atenemos a las estadísticas parece claro que, aquí y ahora, el único partido que recibe el apoyo de “los trabajadores”, es VOX. ¿Es sensato aludir a Vox como “izquierda nacional”? Pues no exactamente, a pesar de que este partido toca de forma creciente temáticas que en otro tiempo sonaban a “izquierda”: crítica a la globalización, crítica al sistema político basado en dos columnas centrales, crítica a la “Iglesia oficial”… Así pues, si alguien se siente identificado con la “izquierda nacional”, mejor que se ponga a la cola en la ventanilla de afiliaciones de Vox, por aquello de la coherencia.

Porque no existe ninguna “izquierda nacional” (Armesilla, FO) apta para gentes que no procedan de la “vieja izquierda”. ¿Transversalismo? El “transversalismo” vale para las relaciones entre partidos, no existe “transversalismo” dentro de un partido que, como mínimo, debe ser unitario, si es que aspira a tener una existencia prolongada.

Este tipo de colaboraciones se justifican con una argumentación peregrina, especialmente en el caso del FO: este grupo formaría parte de la “izquierda nacional”, al igual que otros grupos disidentes de la “izquierda oficial” y que están surgiendo de las ruinas del edificio en fase de derribo del PSOE o bien de los que se niegan a convertir el espacio a la izquierda de esta sigla maldita en una especie de reductos del “freakysmo progre” en el que nadie que haya militado en tiempo pasado, sincera y honestamente, en esa izquierda puede reconocerse.

¿Existe la “izquierda nacional”? ¿ha existido alguna vez? ¿podría existir? ¿tiene raíces históricas?

La respuesta es compleja, aunque el problema, en la práctica, sea irrelevante: muy pocos, a la largo de la historia reciente, se han interesado por este concepto y todos los grupos que siempre han querido asumir ese rotulo han sido minoritarios, hiperminoritarios o, incluso, se hayan configurado con demasiada frecuencia “sectas giróvagas” (esto es, grupos empeñados en insistir obsesivamente en el tema, sin darse cuenta de que no avanzan ni un centímetro en su lucha política). 

Y cuando no se avanza es porque se intenta ocupar un espacio político que no existe.

Así pues, a la pregunta de si “¿Existe?”, podemos contestar: apenas. Y esa nimiedad es lo que impulsa a algunos a practicar el “entrismo” en formación que creen que pueden “reorientar”.

A la pregunta de si “¿ha existido alguna vez?”, la respuesta es sí: en el primer fascismo, en el nazismo de los Strasser, en los nacional-bolcheviques de Hamburgo, en grupos como el Partido Carlista o la Falange Auténtica, en el “francismo” de Georges Valois, en la mente algo averiada de Edvard Limonov, en el fantasioso Jean Thiriart de La Nation Européenne… Estas son sus “raíces históricas”. No son como para echar cohetes, es más bien, un elenco de fracasos absolutos.

Podríamos añadir otra pregunta: el peronismo argentino, la Alianza Popular Revolucionaria América o el también peruano régimen de Velasco Alvarado, el castrismo de la primera época, el gobierno de Ghadafi posterior a la toma del poder en 1969 o de Nasser y el movimiento de la no-alineación, el Baas sirio e iraquí ¿no fueron movimientos “terceristas” y, por tanto, de “izquierda nacional”?. La discusión pormenorizada de cada caso nos llevaría demasiado lejos, así que nos limitaremos a decir que todos estos regímenes fueron el producto de circunstancias históricas, pasadas las cuales, estos movimientos desaparecieron o se reorientación en direcciones muy diferentes a las que les habían dado vida. Pertenecen a la historia y a un tiempo muy diferente del que discurre en el siglo XXI. Y, precisamente, por eso, ya no sirven como ejemplos, y los rescoldos que quedan de algunos de ellos, son la negación misma de sus orígenes.

La falta de imaginación es lo que genera permanentes y obsesivas miradas al pasado. No hace mucho recibí un manifiesto de un gropúsculo que llamaba a la “liberación nacional”. Todo su discurso se basaba en un eslogan que tiene cierta lógica pero que mostraba que sus defensores no se habían dado cuenta de que la “dimensión nacional” ha cambiado, que no hay un “imperialismo” malvado que someta a los pueblos, que todo esto era cosa de la colonización o bien de la guerra fría y que un discurso de “liberación nacional” es hoy un arcaísmo ingenuo. Las cosas son mucho más complejas que esas absurdas simplificaciones.

Por edad, recuerdo que durante los últimos años del franquismo y en los primeros de la transición se hablo mucho de la “izquierda nacional”. Y a este tema le dediqué algunos escritos que, por algún motivo, vuelven a leerse de nuevo. Cuando se hablaba en aquella época de “izquierda nacional” se miraba a grupos como la Falange Auténtica, Cantarero del Castillo, el periodista Rodrigo Royo que había planteado directamente el tema. De todo aquello, hoy, no queda absolutamente nada. Revisar lo que se escribió en aquellos años suscita sonrisas por sus trampas, por sus falsificaciones históricas, por sus mentirijillas y por sus opiniones sesgadas: que si hubo proyectos de “atentados falangistas contra Franco”, que si “Hedilla fue un líder obrero”, que si José Antonio era “equidistante de las izquierdas y de las derechas pero, como Ramiro Ledesma, más próximo a la izquierda que a la derecha”, que si “Indalecio Prieto era un gran amigo de José Antonio”, que si “Angel Pestaña estaba mirando de afiliarse a Falange”, que si existió una línea de continuidad histórica entre la Falange de José Antonio y la FE-JONS(A) de la transición… en fin, todo muy ingenuo, muy mal fundamentado, con un altísimo grado de “adaptacionismo mistificador” al clima político de la transición y, por todo ello, destinado a la irrelevancia y a la desaparición. Y, además, todo ello desmentido en muchas ocasiones…

*     *     *

Pero, lo más sorprendente es que, como serpientes de verano, las mismas actitudes vuelven a repetirse una y otra vez. ¿Cómo es posible? Hay pocas respuestas: por ignorancia y/o falta de experiencia (a veces deliberada, porque algunos de los pontifex maximus de la “izquierda nacional” superan ya los 50 años), o bien porque nadie -absolutamente nadie- ha hecho autocrítica de las posiciones pasadas (¿debemos llamar “autocrítica” a lo que solamente sería un aviso para que ninguna otra promoción de militantes volviera a caer en los mismos errores?).

Sirve todo esto como introducción para la serie de artículos sobre La Falange de izquierdas escritos hace una década…