Nada tan alejado como Vox y Aliança Catalana, pero también nada tan paralelo como ambos partidos salvo en la cuestión -que no es poco- de la vertebración territorial de España. Es incuestionable -salvo para el PP y para el PSOE (y en Cataluña para los indepes y para el PSC)- que han sido los propios errores de las dos columnas del sistema-78, los que han propiciado el ascenso de Vox y de AC, mucho más, incluso, que la propia actividad de ambos.
Y, a la vista de que los problemas ante los que reaccionan, lejos de
desaparecer, irán creciendo en los próximos años, sus posibilidades de
convertirse en la verdadera y única alternativa, en España y en Cataluña, irán
creciendo, inevitablemente. Pero este crecimiento no va a estar exento de
problemas. En estas líneas vamos a intentar exponer los motivos y la necesidad para
ambos, de tener una estrategia perfectamente definida para evitar bandazos y
pérdidas de prestigio y, lo que es aún peor: el riesgo de generar una nueva
decepción en la ciudadanía.
EL ”¡Y TÚ, MÁS!” YA RESULTA INSOPORTABLE PARA LA SOCIEDAD
La estrategia de comunicación del sanchismo, hasta ahora, ha
consistido en el consabido “¡y tú, más!”, ante los numerosos
casos de corrupción que, ahora mismo, empiezan a afectar, no solo al entorno
familiar del presidente, sino a él mismo. Que hubo financiación irregular del
PSOE es algo que, a estar alturas, ya nadie puede dudar. Y, ante esto, Sánchez
y sus lacayos solamente podían responder remitiéndose a Bárcenas, a Correa y a
casos equivalentes protagonizados por el PP. Hasta que el 18 de noviembre se
abrió la segunda fase de la “trama mascarillas” que investiga contratos irregulares
de obras y servicios para el cobro de comisiones desde la Diputación Provincial
de Almería. El caso, iniciado en 2021, afecta ahora, además de al presidente de
la Diputación a dos de sus hermanos y a otras tres personas que han resultado
detenidas. La novedad es que la Diputación de Almería está controlada por el PP…
Y este hecho ha sido providencial para el PSOE que en los últimos
10 días ha visto aumentar la presión judicial sobre sus muros de contención:
con nuevos datos sobre “la fontanera” (que sitúan a Sánchez como número 1 de la
trama), con la petición de 24 años de cárcel para Ábalos y con una cascada de
nuevos datos sobre Cerdán y su esposa que ensombrecen su puesta en libertad,
con Ángel Torres a las puertas de la imputación, con la condena del Fiscal General, etc, etc).
Así, una vez más, hemos visto, algo que ya no puede
sorprendernos: los medios oficialistas aludían solamente al “caso Diputación Almería”
y los medios favorables a la oposición, se referían solo a lo que ya podemos
llamar con propiedad “caso PSOE”. Para salvar la “imparcialidad”, como si se
tratara del símbolo del ying-yang, cada uno de estos medios, mencionaba, sí,
pero minimizando, lo que afectaba a la propia área política. La “imparcialidad”
exigida al periodismo quedaba, así, salvada.
Estos episodios permiten pensar que, en las próximas semanas,
las dos columnas del régimen-78 van a insistir, cada uno, en estos temas que,
en el fondo no son más que una reedición del consabido “¡y tú, más!”.
NO HACE FALTA UTILIZAR UN “CORRUPTÓMETRO”:
LA PODREDUMBRE ES
SISTÉMICA
¿Qué ocurre? Algo tan simple como que, tanto PP como PSOE, se han
habituado a la corrupción y, de hecho, es lo único que une y motiva a su “militancia”:
la lucha por el cargo que les permitirá lucrarse más en menos tiempo y gozar de
las prebendas y los privilegios del poder y del “garantismo” judicial. Porque,
en España, la corrupción política, prácticamente sale gratis: véase el “Caso
ERE Andalucía” con todos los acusados indultados y la sociedad sin preguntarse dónde
están los casi 1.000 millones defraudados, por no hablar del “Caso Pujol” que
se lleva arrastrando más de 10 años y que, mira por dónde, a la hora en la que debía
celebrarse el juicio, resulta que el principal imputado, ya no está en sus
cabales y no puede responder… Ahora mismo, Ábalos, incluso, se hace ilusiones
de que, a la vista de su edad actual, 66 años, y de que el proceso y los recursos
pueden prolongarse más de 10 años, tampoco entrará en la cárcel…
La impunidad, a veces disfrazada de “indulto”, otras de “retrasos
por saturación de juzgados”, incluso, por “dificultades en la investigación” y,
por supuesto, por todo tipo de “impugnaciones” y retrasos provocados por las defensas,
son una garantía adicional para la clase política, incluso -y, especialmente-
cuando las responsabilidades están más que claras.
Pero el ying-yang informativo hace que, hasta ahora, la población
reciba informaciones sesgadas, de uno y otro bando. Los que se sienten de “centro-derecha”
tienden a pensar que sólo existe corrupción generalizada en la izquierda y la
propia es residual, mientras que en el “centro-izquierda” ocurre justamente lo
mismo, pero en sentido inverso. Y, entre unos y otros, hasta ahora, insistimos,
nadie haya advertido que la corrupción es sistémica y que no es de ahora, sino
que el casi medio siglo de democracia, ha sido, en realidad, medio siglo de
corruptelas, enriquecimientos ilícitos, impunidades, abusos, gastos
desmesurados, presión fiscal asfixiante…
Pero eso está cambiando la actitud ciudadana ante la corrupción, por mucho que la clase política no lo advierta y los medios de uno y otro bando, se resistan a reconocerlo. Y esto por un simple motivo: el ciudadano está completamente saturado y en estado de hartazgo permanente y cabreo constante ante informaciones sobre la corrupción. No hay mañana en la que no se sorprenda por algún nuevo dato. Y el “¡y tú, más!” está dejando de tener efecto para convertirse en una “tal para cual”.
El ciudadano de a pie, que
no gana nada y sí pierde mucho con todas estas corruptelas, no tiene posibilidades
de utilizar un “corruptómetro” para medir qué partido es más corrupto y qué
cada de corrupción es el resultado de investigaciones profundas desarrolladas
por la UCO y qué exageración es propia de qué medio de información…
La tendencia actual de la sociedad ante este estado de saturación
es el considerar, de manera creciente, a las dos columnas del sistema-78, PP y
PSOE, como solidarios en este tema. Pueden arrojarse unos a otros los trastos a
la cabeza, pero lo cierto es que:
1) NADIE plantea modificar al alza las penas por casos de corrupción.
2) NADIE propone la creación de tribunales especiales para juzgar casos de corrupción.
3) NADIE habilita medidas extraordinarias para combatir la corrupción.
4) NADIE modifica la constitución para impedir que una y otra vez los mismos partidos protagonicen los mismos casos de corrupción
5) y, para colmo, NADIE, ni PP ni PSOE tienen un programa, ni una doctrina política que justifique la afiliación a sus colores: el común denominador que estimula -y cada vez menos- a afiliarse a ambos partidos y pagar las cuotas, es la posibilidad de ostentar un cargo y vivir a costa del Estado, con la posibilidad de hacerse con mordidas furtivas y salir indemne.
El resultado es el que tenemos: medio siglo de corruptelas para los partidos y estado de cabreo en la sociedad. El problema es que, así como en otros tiempos, la población
encontraba “morbo” en estos casos, ahora, ante la "tormenta perfecta" en la que
nos encontramos y que está presente en cada hogar (véase SITUACIÓN
EXCEPCIONAL DE ESPAÑA Y SU REMEDIO (1 de 2) La “tormenta perfecta” insuperable), ahora, la saturación informativa y la sensación
de estar llegando a un límite, más allá del cual, todo es negrura, crisis y caos,
corre el riesgo de cambiar las cosas.
VOX LO TIENE A HUEVO EN ESTOS MOMENTOS A NIVEL DE
ESTADO
Por el momento, Vox es el único partido estatal
digno de tal nombre, libre de sospechas de corrupción. Y que siga así por
mucho tiempo. El “sólo nos queda Vox” es una consigna que va ampliando su radio
de acción. Los efectos del “son extremistas”, “son fascistas”, “es la
extrema-derecha más rancia”, ya no tienen la efectividad que tenían hace 5
años: “serán lo que sean, pero no roban”. Y que siga así por mucho
tiempo.
Pero, el problema estratégico de Vox es con quién aliarse, a la vista de que el arte de la política consiste en llegar al poder y, desde el poder, reformar la sociedad y reformar las leyes. Para eso hacen falta militantes que tengan muy claros los objetivos y, sobre todo, que tengan una firme voluntad de alcanzarlos, como se dice en Cataluña, “peti qui peti” (lo que traducido a la lengua de Cervantes puede traducirse como “caiga quien caiga” o “pase lo que pase”).
Es eso lo que debe asegurarse Vox
en estos momentos de crecimiento: ¿quién pide afiliare?, ¿con qué intenciones?,
¿qué pasado tiene?, ¿de dónde procede?, ¿cuáles son sus aspiraciones?, ¿en que
cree y en qué deja de creer? Vox debe ser un partido en el que cada afiliado
tenga confianza en el resto y pueda transmitir a la sociedad esa tranquilidad y
esa seguridad, de que lo que se propone en el programa electoral, será cumplido
“pase lo que pase” y “caiga quien caiga”.
Así pues, el problema de las “alianzas” es capital
en Vox. Obviamente, está situado “a la derecha de la derecha” y a la “derecha
de la izquierda”, por tanto, la lógica obliga a que, si bien es legítimo y
aceptable que Vox pacte, especialmente con el PP, sea cual sea la situación,
también es obligado que exija unas condiciones que satisfagan a su
electorado. Tanto a nivel de Estado como a nivel autonómico.
Ahora bien, las circunstancias van cambiando y lo
que ayer parecía inevitable (un Vox subordinado al PP), hoy ya no lo es tanto. Por una sencilla razón: todas
las encuestas, sin excepción, sugieren que Vox está avanzando a mayor velocidad que el PP, lo que,
inevitablemente, ante o después, generará el “sorpasso”, esto es, el adelantamiento
o superación del PP y la creación de una nueva situación en la derecha, con un
PP declinante y un Vox hegemónico.
¿Es esto posible?: puede ocurrir a medio plazo (en un par de legislaturas), si nada enturbia, ni problemas internos, ni casos de corrupción, la trayectoria de Vox, o bien en la próxima legislatura. El tiempo juega a favor de Vox: el ejemplo francés, el inglés y el alemán, indican
1ª que el centro-derecha se está desilachando, apresurada e inevitablemente, y
2º que se han producido importantes trasvases de votos desde la izquierda a la “derecha de la derecha” (RN, AfD, RUK).
A la vista de que en España existen los
mismos problemas, las perspectivas parecen claras, especialmente, porque, a la
vista del programa del PP y de la debacle del PSOE, no hay alternativas, sino
que, con ambos partidos, solos o en "gran coalición", los problemas irán pudriéndose cada vez más.
La alternativa ya no es PP o PSOE, sino Vox o… ¿el
caos? ¿la guerra civil étnica-religiosa-social? ¿la dictadura? (véase SITUACIÓN
EXCEPCIONAL DE ESPAÑA Y SU REMEDIO (2 de 2) El olvidado concepto de “dictadura”).
Así pues, “sólo nos queda Vox”…
PREPARAR EL SORPASSO A TRAVÉS DE LAS AUTONOMÍAS
Si las encuestas sobre intención de voto son ciertas -y todo
induce a pensar que, salvo la del CIS-Tezanos, se dan las mismas tendencias- en
casi todas las autonomías se produciría:
1) un descenso del voto socialista,
2) un aumento del voto al PP y
3) un aumento mayor del voto a Vox
Estas tendencias serían seguras en Aragón, Extremadura, Murcia, Valencia, Andalucía, Rioja, e incluso en Cataluña (si bien se dan allí circunstancias muy diferentes, como veremos más adelante).
De ahí
que la estrategia más adecuada consistiría en forzar elecciones autonómicas
anticipadas allí en donde estuviera en condiciones de hacerlo, dando por
sentado que un avance notable de Vox en algunas de estas regiones, tendría un
impacto directo en las elecciones generales (que parece difícil que se puedan
retrasar más allá del otoño de 2026).
Pero también aquí hay
que contrapesar ese “pero” con una certidumbre: si el PP se ve ante la
posibilidad del “sorpasso”, Feijóo no dudará en recurrir a un gobierno de
coalición con un “PSOE liberado de Pedro Sánchez”, como tantas veces ha proclamado. Y, efectivamente, tras
las próximas elecciones generales, todo induce a pensar que Sánchez y el
sanchismo serán jubilados e, incluso, cada vez toma más cuerpo la posibilidad de que
Sánchez sea imputado y opte por una salida personal a lo Bettino Craxi: el
exilio marroquí.
Recordemos que Craxi, implicado en numerosos casos de corrupción, varias veces primer ministro y secretario general socialista, optó por Túnez
antes de fallecer en 2000 a los 66 años, después de lo cual el Partido
Socialista Italiano se vació de militantes, tres diputados optaron como salida
por el suicidio y el PSI toco fondo con un 2%, yendo a morir en brazos del antiguo PCI, reconvertido en Partido Democrático de Izquierdas, optando buena
parte de los socialistas-oportunistas por integrarse en Forza Italia de
Berlusconi… Craxi fue juzgado por corruptelas, condenado a 27 años de prisión confirmados en la apelación. Luego murió de diabetes. Sigue enterrado en Túnez
y se le negó el funeral de Estado. Sánchez haría bien en meditar sobre el
recorrido de Craxi, especialmente hoy, cuando a sus 53 años, ni su aspecto
físico, ni su situación política, dejan presagiar un futuro muy diferente al
del líder socialista italiano… Y en cuanto a la amistad de Craxi con Zine El
Abidine Ben Alí, entonces dictador tunecino, puede ser comparable a la que
mantiene Sánchez con Mohamed VI.
[En el momento de escribir estas líneas los medios anuncian la
condena del Fiscal General del Estado, Álvaro García Ortiz, a dos años de inhabilitación
por “revelación de datos”… Se trata de las muchas condenas que seguirán por los
juicios abiertos. Existen, en este momento, una certidumbre: que antes o
después, Sánchez será procesado, y una incógnita: ¿quién de los acusados será
el primero en pactar con la fiscalía? ¿Koldo, Ábalos, Leire, Cerdán…? No
hay honor entre los delincuentes y mucho menos si proceden de los estratos más desaprensivos del PSOE…]
Si tenemos en cuenta que el PSOE, en sus actuales circunstancias, no es un partido hecho para estar en la oposición, sino que su afiliación menguante solo tiene en mente como objetivo el asegurarse un cargo público para sobrevivir, en el “postsanchismo”, sería normal que se arrojara en brazos de Feijóo, el cual, a decir verdad, lo está deseando para satisfacer al canciller alemán que le ha recomendado la creación de un “cinturón sanitario” en torno a Vox, como él ha adoptado ante AfD…
Mientras se mantengan las actuales simetrías electorales más o
menos estables, la “alianza de la derecha” seguirá siendo una opción para
Feijóo (que no quiere arriesgarse a perder a la derecha de su partido con una
alianza con los restos del PSOE postsanchista). Pero si Vox optase por no
forzar elecciones anticipadas en las autonomías mencionadas, ¿corre el riesgo
de que su “crédito electoral” fuera disminuyendo hasta la convocatoria de
elecciones generales? Difícilmente, porque los problemas para España, la “tormenta
perfecta”, a la que aludíamos, lejos de disminuir van a agravarse a lo largo de 2026. En esa hipótesis, el
crecimiento de Vox sería previsible en las próximas generales, no un
aumento espectacular, ni una posibilidad de “sorpasso” que sólo podría darse si
existiera una euforia previa gracias a avances notables en las autonomías.
Dicho de otra manera: la mejor campaña para Vox en las elecciones generales,
sería llegar a ellas con éxitos significativos en los adelantos autonómicos.
En esa hipótesis, como decimos, sería previsible que el aumento de votos de Vox
en las generales fuera más moderado, salvo que Sánchez intentara aplazar su salida de la Moncloa hasta las elecciones generales de 2027, retrasando al máximo su triste final, pero radicalizando más aún el "estado de cabreo" de la sociedad y la polarización del electorado, continuando la tendencia actual de crecimiento de Vox a ritmo más acelerado que el del PP. Pero cambiaría poco la situación: habría
que estar pendientes, a la vista de que muy difícilmente, el PP obtendría
mayoría absoluta, de hacia dónde dirigiera Feijóo su política de alianzas. Y,
en este terreno, está bastante claro que lo haría en dirección, como él mismo
ha dicho, en dirección al PSOE-postsanchista. Así pues, el “sorpasso” se
retrasaría, apenas una legislatura y el peso de la herencia envenenada de Sánchez recaería en Feijóo que se encontraría ante una situación similar a la de Rajoy al asumir el poder y enterarse de que la deuda del país era el doble de la declarada por ZP. Sea quien sea el que gobierne en la próxima legislatura, lo va a tener muy difícil para enderezar la situación.










