domingo, 8 de septiembre de 2024

UN ARTÍCULO DE 2005 SOBRE LOS CASTELLERS QUE DRAMÁTICAMENTE VUELVE A ESTAR DE ACTUALIDAD

Reproduzco lo esencial de un artículo que escribí en 2005, amplié en 2009 y ahora, casi veinte años después, vuelvo a recuperar precedido de esta nota introductiva. El artículo, por cierto, fue reproducido, acompañado de todo tipo de apóstrofes, insultos, en no menos de una veintena de webs indepes. 

Mi familia procede del Penedés con árbol genealógico desde el siglo XV. Hay Milás por Sant Pere de Ribes, Sitges, Vilanova, Vilafranca, Olivella, es la tierra de mi infancia. En Vilafranca vi los primeros castells durante los años del franquismo. Me gustaron, tanto como las subastas de pescado de la lonja del pueblo, El Peixerot de entonces, la luz del faro, o la fiesta mayor de Sitges, la Iglesia del Vinyet en la que se casaron mis padres, la residencia de Los Camilos o la riera de Zafra (como estaba rotulado entonces) que se cruzaba camino de Sant Pere y la subida de la calle del Pí con su exuberante pino que pendía sobre la calzada, el pa amb tomaquet i pernil -con un pan, un tomate y un jamón, ya imposibles de encontrar-que cada tarde nos preparaba la tieta en casa de la abuela, etc. Los que son de la zona saben de qué estoy hablando.

De todo aquello no queda casi nada. Lo de hoy son reminiscencias que tienen poco que ver con el pasado de medio siglo atrás. He vuelto a pensar en aquellos castellers de entonces y en lo que escribí en 2005 (con unas referencias y personajes políticos y siglas completamente olvidados, en tanto que olvidables por su mediocridad), a causa de Mia, una niña que fue de lo alto del castell que su colla trataba de elevar en Vilafranca directamente a la UCI. El castell del que ella formaba parte, se derrumbó. La niña cayó de una altura más que respetable y fue operada en el hospital de San Juan de Dios de Barcelona. En Cataluña apenas se ha hablado del episodio. Estos accidentes en Cataluña se pasan de soslayo. La niña, por cierto, tenía, según unos medios, 7 años y según otros 8. Ni siquiera era “enxaneta”, sino “aixecadora”. La diferencia capital entre uno y otro es que, la “aixecadora” se sube arriba de todo, se agacha, ayuda como puede a la “enxaneta” a que suba y pase por encime de ella, levantando la mano (“fer l’aleta”). A partir de ese momento, el castell se ha consumado “peti qui peti”. Fue en ese momento, cuando el castell se desplomó y la “aixecadora” cayó mal. Estaban intentando levantar un castillo de nueve pisos (“un quatre de nou net”) la máxima altura. Se descargó por primera vez en 1981, así que es relativamente reciente y es el que más accidentes con resultados graves ha cosechado.

Por cierto que uno de los que presenciaron el accidente que costó heridas graves a Mía, fue el ministro de “cultura”, Ernest Urtasun, ese adversario declarado de las corridas de toros. Urtasun no balbuceó ninguna declaración y, desde luego, su especialidad, no parecer la defensa de la infancia.

Dos clips de un documental elaborado en 2006 por el alemán Gereon Wetzel del que extraemos dos clips que han corrido como la pólvora en el último reducto de libertad de expresión ("X" ex Twiter):

Escena de una colla: una madre y su hija, castellanoparlantes, hay una niña, al parecer no quiere “subir”. La madre le dice “si no sube, no le van a dar nada”. De lo que se trata es de que la niña “suba”. La madre parece de origen gitano, en cualquier caso, de “condicion humilde”. El Debate que reprodujo este clip añadió: “exresponsables de collas explican que, al menos en la época en la que se rodó el documental, muchos de los niños que participaban en estas construcciones eran hijos de inmigrantes que «han necesitado favores para comer, para trabajar, y la colla se los ha podido dar haciendo eso». Reconocen, en cualquier caso, de que se trata de un «tema delicado»”.

No estaría de más que los organismos de protección de la infancia se preguntaran (y preguntaran) porqué abundan “enxanetas” de origen africano, qué les lleva a adherirse a sumarse a la “colla” y que piensan esos niños de subir a nueve metros de altura y, a cambio de qué, sus padres se permiten, lo que padres catalanes jamás dejarían hacer a sus hijos...

CLIP 1

https://twitter.com/i/status/1829916226916622576

Conversación entre castellers en el curso de una cena. Todos están de acuerdo en que hay que “maltratar” a la niña que tenían como “enxaneta” para convencerla de que suba. Y lo más curioso es que cuando, se refieren a las palabras de la niña, lo hacen en castellano… en una Cataluña modelada por la gencat que, visiblemente, discrimina a los castellanoparlamentes. Lo que implica que no son “de la terra”. El sistema de “convencimiento” al que aluden los comensales se basa en aislar a la niña, incluso maltratarla, ignorarla, nada de tratarlo con cariño, con intención de convencimiento, sino ante todo, hostilidad, todo para que corone el castillo. Uno dice “cuanto más tratas de convencerlos, menos suben”, otra “eres una arpía que no subes”, “cuantas más veces diga que no quiere subir, más vas a subir”. Todo con unos caracoles a la catalana…

CLIP 2

https://twitter.com/i/status/1829917154847645885

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Nadie puede decir que se trata de un fake: el mensaje es que ningún padre catalán quiere que su hijo de 9 años se suba a lo alto de un castells de 9 metros de altura y, las collas, tienen que recurrir a inmigrantes o a familias necesitadas a las que prestan, presumiblemente, algún tipo de compensación económica o laboral, a cambio de que el hijo -que, habitualmente, no quiere subir, se resiste o, simplemente, tiene miedo o lo más frecuente: aquello le trae al fresco- siga las órdenes del “cap de colla”. Las imágenes del documental y, sobre todo, los testimonios de los castellers zampando caracoles a la catalana, son suficientemente ilustrativos y descarnados, muestra de aquello en lo que se ha convertido la Cataluña nacionalista e independentista. Lamentablemente, no he encontrado la totalidad del documental de Gereon Wetzel

Esto era lo que decíamos en 2005 (cuando las corridas de toros estaban próximas a ser prohibidas en Cataluña).

¿HABRÍA QUE PROHIBIR LOS TOROS O LOS CASTELLERS?

15 de abril de 2005

Las plañideras de ERC y los comedores de forraje de ICV-EUiA-de-los-ferrocarriles-de-la-generalitat, han presentado casi medio millón de firmas contra las “corridas de toros”. Hace unos años, la tribu urbana dirigida por el hoy diputado de ERC, entonces dirigente de las JERC, Puigcercós, se entretuvo impunemente en desatornillar los paneles del “toro de Osborne” de toda Catalunya. En más de una ocasión, cuando el gran panel cayó sobre los sembrados, los propios agricultores catalanes, con espardenyas y faixa, corrieron a barretinazos a los “intrépidos” púberes de Ángel Colom i Colom, justo antes de fundirse la VISA-Platino del partido y ausentarse sin dejar señas.

A las plañideras de ERC, en el fondo, les trae al fresco la “fiesta brava”, el toro y la integridad del torero. Lo que ocurre es que la fiesta se identifica con España y ellos son catalanistas e independentistas, así pues, todo lo que huela a España, por catalán que sea, debe ser zaherido, arrojado al estercolero y denostado como bárbaro. El problema no es que no les “gusten” las corridas de toros, es que no les gusta como producto de su fe política. El problema es que las corridas de toros son tan catalanas como españolas. Pequeño detalle que se les había escapado a estos “figuras” del pensamiento catalán.

Que sepamos –y no somos especialistas en corridas de toros- hubo plazas de toros en Barcelona desde el siglo XVII. Famosa fue, desde luego, la construida por el maestro de obras Fontseré a principios del siglo XIX, en el emplazamiento hasta hace poco ocupado por la Estación de Cercanías, en las inmediaciones del barrio de la Barceloneta. En aquel tiempo, era el lugar más céntrico de Barcelona y por eso se construyó allí. Esa plaza fue famosa, porque, a lo largo de todo el siglo XIX, se multiplicaron las corridas de toros con amplia asistencia de un público al que le gustaba jalear a los toreros nacidos en la tierra. Desde esa plaza, una tarde de julio de 1835, ante la mansedumbre de los toros y el calor bochornoso y húmedo de la tarde, se inició la bullanga que sumió en incendios y destrucciones a la parte baja de la ciudad. Más tarde se construyó la plaza de toros de las Arenas anexa al recinto de la Exposición Internacional de 1928 y la Plaza de Toros Monumental que aún existe y contra la que apuntan sus baterías los independentistas y ecolocos.

Cuando ERC te dice cómo debes divertirte

Los amigos de los animales tienen todo el derecho para manifestarse a favor del sufrimiento del toro. Harían mejor, desde luego, en experimentar el mismo dolor de un feto cuando se le arranca del claustro materno, pero, en fin, esta es otra historia. Tienen también derecho a manifestar su disconformidad, en el fondo, este es un país democrático y libre en donde cada cual tiene derecho a manifestar su opinión, por ridícula que sea.

Y, sobre todo, tienen el derecho, si no les gustan las corridas de toros, a no ir. Lo que no tienen el derecho es a prohibir la fiesta nacional, los correbous y los símbolos de España, en esta zona de España que se llama Catalunya. ERC, como antes CiU, nos dicta la lengua en la que imperiosamente debemos hablar, nos dice lo que debemos amar y rechazar, nos da una versión de la historia que, más que historia, es historieta, pero, que nos diga cómo debemos divertirnos o dejar de divertirnos es abusivo incluso para un independentista. Estamos hablando de ocio.

Hoy te dicen como debes divertirte, mañana terminarán imponiendo el menú vegetariano y adorando a la “vaca sagrada” como en la India (y conste que no nos referimos al 3% de mordida a la que tanto veneran y a la que tanto deben todos los que de la Generalitat viven y han vivido, vividores que les dicen…).

El período dorado de la “fiesta nacional” en Catalunya

Serafín Marín ha triunfado. Es el torero de moda en este momento. Serafín Marín es catalán. Nació en Montcada i Reixac y es socio del Club Taurino de Sabadell. El otro domingo salió a hombros de la Monumental. En su cabeza lucía orgulloso una tradicional barretina catalana. Serafín Marín, de hecho, estaba escupiendo, sin hacerlo, a la cara de ERC y de los comedores de forraje de ICA-EUiA-de-los-ferrocarriles-de-la-generalitat. Se considera “torero catalán”. Es una figura de la fiesta. Una estrella ascendente. Para él, la “fiesta nacional” es tan catalana como española. Se merece, oreja y rabo. Y no nos referimos ni a la oreja de Carod-Rovira, ni al rabillo de Puigcercós. Nadie del PP, le aconsejó ponerse la barretina. Se la puso por el mismo motivo que se hacen todas las cosas en el arte del toreo: por instinto. En ERC, ese día, no daban crédito: “¿torero y catalán?”… Pues si. Un periodista le pregunta a Serafín: “¿Qué votaste en las últimas elecciones?”, y él responde: “En blanco, a los socialistas ni en pintura, vamos”. Un diez, para Serafín Marín.

Por cierto, “Finito”, el otro diestro que toreó con él, es también catalán. Finito es de Sabadell. Otro que siempre se ha manifestado español. Como antaño lo fue Joaquín Bernadó. Gran figura, fue éste Bernadó. Como “Chamaco”. O José Carlos Lima, discípulo de Palomo Linares y del propio Bernadó, afincado en Castelldefels. Y tantos otros.

Sólo un ignorante (o un panoli, o una mezcla de ambos, esto es, un independentista) puede ignorar que los toreros catalanes han sido tan figuras como los que han nacido en las otras “Españas”. Y los aplausos catalanes han sido tan buenos como los aplausos de la Maestranza o de Vistalegre. A diferencia de la tontería independentista que está específicamente ligada a una forma de psiquismo extraviado y contradictorio. Y es que, en Catalunya, además de contra el 5% de mordida, hay muchas cosas para protestar. ¿Han oído hablar de los “castellers”, por ejemplo?

Más alto, más ligero… más leñazos

Desde hace una década los encuentros de castellers se obstinan en batir sus propios records, como si los catalanes de antes, fueran sólo una banda de mindundis, esmirriados, sin fuerza para levantar “castells” de más de ocho pisos y ahora, a los “veinticinco años de Generalitat” hayan creado una superraza catalana más fuerte, más alta y con un vigor más demostrado. En realidad, no es así, es justamente lo contrario.

Se levantan “castells” más altos porque los pisos superiores están formados por niños cada vez más pequeños. Más altos, sí, pero porque pesan menos. Mientras que las bases del “castell” están formadas por tipos cuadrados y enfajados, a partir del segundo nivel, estamos hablando de chicos y chicas adolescentes que apenas superar los 40 kilos y en torno a 20, los últimos pisos y los sufridos “enxaneta” y “aixecador”.

¿Qué ocurre? Frecuentemente, algo dramático. Hemos visto, personalmente, a los niños que “coronan” el “castell”, llorar mientras subían, porque no querían subir más alto. Les intimidaban los gritos del “cap de colla”, el público que gritaba todo tipo de frases, no siempre agradables de oír, ver cómo cambia el panorama a medida que se va ascendiendo por los pisos del “castell”, o las increpaciones del propio padre, de estricta observancia nacionalista, etc. Repito: hemos visto, y no un caso ni dos, a pobres críos, llorar, dudar y echarse atrás, a media ascensión, porque estaban literalmente asustados de afrontar lo que les quedaba para coronar un “castell”.

Es, sorprendente, que las asociaciones protectoras de la infancia, los defensores del menor y toda la patulea preocupada por los derechos humanos, los de las focas, los de la mosca de la patata y, por supuesto, los que sienten como propio (sin duda por lo cornúpetas que son y parecen) el “sufrimiento” del toro en el ruedo, se callen bochornosamente ante el riesgo, el miedo y los leñazos que sufren los “enxanetas” que coronan los “castells” tradicionales de Catalunya. Porque leñazos, haberlos, haylos.

Los “castells” son una encomiable costumbre, relativamente tradicional, no excesivamente antigua, aparecida en algunas comarcas de Tarragona que luego, con la aparición del nacionalismo, se exportó al resto del Principado a efectos de reforzar una identidad difusa y un rasgo diferencial forzado… reservada, hasta hace poco, para hombres fuertes y recios, “fadrins” hechos de vigor de la tierra y de la “carn d'olla”. Sin embargo, hemos visto como se incluían chicas y adolescentes, no tanto por integrarlos en la fiesta, ni mucho menos por el prurito de la igualdad sexual, como para romper records de manera fraudulenta y abusiva.

Pero a pesar de los “estudios estructurales”, con cierta frecuencia, los “castells”, “fan llenya”, esto es, se derrumban (dicen que en un 3% de los casos, así que yo debo de ser una anomalía porque los he visto caer en demasiadas ocasiones). El instante del derrumbe de un “castell” es fácilmente previsible: primero, se abren un poco por los pisos centrales, luego empiezan a temblar, poco después tiemblan más y, a partir de ahí, ya están todos preparando la caída durante unos interminables segundos. Porque la caída, finalmente, se produce. ¡Y qué caídas!

Llama la atención que el Canal 33 K-33, que inevitablemente suponen el acompañamiento de la “temporada de castellers”, sirve siempre las imágenes de las caídas, pues, no en vano, dan cierto morbo a la competición (en estos concursos se suelen resolver y poner de manifiesto las tradicionales rivalidades entre poblaciones catalanas vecinas y, los de una villa, celebran jubilosos, el leñazo de los castellers de la población rival), pero jamás, y somos tajantes, jamás, sirven los planos medios en las que podrían percibirse las expresiones de dolor, de miedo y de tensión angustiosa, que se producen justo cuando todos los cuerpos han tocado tierra o han caído sobre alguien…

Es evidente, que los operadores y realizadores de Canal 33, no actúan por su cuenta, evitando las escenas de dolor, las luxaciones de músculos, las roturas de huesos (costillas, clavículas, brazos, vértebras, etc.), es evidente que siguen las consignas del “censor” y del “comisario político”, que siempre, inevitablemente, actúa en los medios de comunicación catalanes y que, en este terreno, tiende a demostrar que los “castelles” es una actividad inocua, festiva, lúdica, sin ningún tipo de riesgo y en el que todos sus participantes, gozan, incluso cuando caen de 8 metros de altura. La “solidaridad catalana”, el “hacer país”, que simbolizan perfectamente los brazos extendidos que sostienen a la base del “castell” y que constituyen el único amortiguador, es una muestra de esta actividad, en la que se opera el milagro de que nadie caído de 8 metros de altura, sufre el más mínimo daño.

Y daños, haberlos, haylos.

¿Una diversión inocua?

Quien diga que los “castellers” son una costumbre inocua, inofensiva e inocente, miente como un bellaco. Ya hemos dicho que –a pesar de que las cámaras de Canal 33 huyan de los accidentes, eviten incluso dar imágenes de las expresiones de dolor y de las roturas de clavículas y brazos que se producen al "fer llenya"– estos se producen con frecuencia. Abundan los “castells que fan llenya” (castillos que se caen) y las luxaciones y roturas de huesos. En ocasiones son dramáticas. Porque, como mínimo un “casteller”, se ha roto la columna vertebral y ha terminado con las cervicales pulverizadas, desde entonces, acude a las concentraciones en silla de ruedas

Por no hablar de Mariona Galindo, de 12 años, murió como consecuencia de un traumatismo craneoencefálico que sufrió el pasado 23 de julio de 2006 al caerse de un castell de nueve pisos durante la fiesta mayor de Mataró. El accidente se produjo cuando el grupo estaba a punto de coronar la torre. No tardó en estallar la polémica sobre el posible peligro de los castells. En los últimos 150 años, sólo había habido dos casos de accidentes mortales de castellers. O al menos eso es lo dice la Generalitat.

Está claro que cualquier deporte implica un riesgo y que, cuando un adulto, acepta subirse encima de otros cinco, y arriesgarse a descender a plomo, para que le caigan encima otros cuatro pisos… está en su derecho democrático de partirse la crisma, cuando guste y como guste. Pero, habría mucho que hablar sobre si un menor, impulsado por sus padres, por sus hermanos, no muy convencido o convencido del todo, puede subir a más de diez metros de altura para mayor gloria de su “colla castellera” y del departamento de traumatología del hospital más próximo.

Resulta curioso que quienes se preocupan tanto por la salud del toro de lidia, les traiga al fresco, la salud de los “enxanetas” que coronan las torres. Los "niños de la Generalitat" son mayores de edad para asistir a unos festejos como actores activos a más de 10 metros de altura, pero tienen prohibido ver los toros desde la barrera. Dos pesos, dos medidas y una sola estupidez.

Prueba de la peligrosidad de esta actividad, es que las “collas castelleras” cubren la salud de sus miembros con un seguro no precisamente barato. El ayuntamiento de Vila-Seca, por cierto, acordó hace poco la concesión de una subvención de 175.000 pesetas a la “colla castellera” de la localidad para cubrir parte del seguro en caso de accidente. Y no hay que negar que las aseguradoras si que saben valorar sus riesgos...








martes, 3 de septiembre de 2024

EN YAKARTA EL PAPA FRANCISCO SE FUGA DE LA REALIDAD EUROPEA

No soplan buenos tiempos para la Iglesia Católica y eso debería saberlo ya Jorge Mario Bergoglio que lleva 11 años al frente de la institución y desde 1969 como sacerdote. Fue, precisamente, a finales de los 60, tras el Concilio Vaticano I, cuando empezó a ponerse de manifiesto la crisis de la Iglesia. Tiempo suficiente como para que haya vivido todas las fases de esa crisis y, precisamente por ello, son todavía menos comprensibles sus declaraciones y viajes. Bergoglio olvida: 1) Que se está produciendo la islamización de Europa, 2) Que Europa es la tierra en donde floreció el cristianismo, 3) Que hoy Europa -y no Indonesia o extremo-oriente- son “tierra de misiones”, y 4) Que en Europa es donde se está produciendo en estos momentos una ofensiva anticristiana más dura. ¿Qué hace el Papa Francisco? Irse a Yakarta para reunirse con líderes religiosos musulmanes… Vale la pena reflexionar sobre esto y, más aún, desde España.

UN PEQUEÑO ITINERIO PERSONAL. A MODO DE EXORCISMO.

Creo necesario explicar que no soy católico: mi “descristianización” se produjo en el Colegio de los Escolapios de Balmes, hará ya 58 años. Era el curso 1965-66. El “profesor de música”, el “maestro Coll” (que luego dirigió la escolanía de Montserrat), nos enseñaba canto gregoriano. Algo vibraba dentro de mí con ese canto. La Misa -a la que asistíamos diariamente a primera hora antes de comenzar las clases- era en latín, cantábamos las piezas de gregoriano y el ritual litúrgico implicaba que el sacerdote nos daba la espalda (a pesar de haber recibido el carisma eclesiástico, era “uno de los nuestros” y, por tanto, todos estábamos frente a la Cruz). Ninguno de nosotros nos quejábamos de que la misa fuera en latín (los misales, tenían traducción al castellano, entendíamos perfectamente lo que se decía a poco que supiéramos leer), ni que nos obligaran a cantar en latín (a fin de cuentas, también cantábamos en inglés; en aquel momento la beatlemanía era de rigor en jóvenes de nuestra edad), o no ver el rostro del oficiante durante la mayor parte del ritual…

Cuando se inició el curso siguiente y se aplicaron las directrices litúrgicas del Concilio Vaticano II, muchas cosas cambiaron: dejamos de lado el libro de canto gregoriano, empezamos a cantar en Misa canciones “kumbayá” y el “maestro Coll” y algún que otro sacerdote en clase de religión, nos enseñó la “Misa Luba” (escuchar un fragmento en youtube es hoy todavía más estremecedor que hace 58 años: véase MISA LUBA; se trata de un canto congoleño, compárese con el gregoriano; llevado a una iglesia europea es, simplemente, malsonante y, en latín, una castaña) hubo obras en la capilla del cole para adaptarla al nuevo ritual para poder oficiar la misa “frente al Pueblo de Dios”. Si lo que era solemne el año anterior, había sido demolido por las reformas del año siguiente, es que, al menos para mí, no tenía la dureza suficiente como para seguir en las finales de la Iglesía: esta había renunciado a lo “perenne” en beneficio de la moda circunstancial...

Si a esto unimos que todos los escolapios del cole, en aquel momento, se manifestaron en la Vía Layetana en la famosa demostración de 1966 (protestaban contra la paliza que había recibido un estudiante y con la consigna de “volem bisbes catalans”; la mayor parte de aquellos curas tardaron poco en dejar la Orden de los Escolapios y uno de ellos, el “pare Botell”, llegó a ser uno de los dirigentes del PSUC, partido al que se habían afiliado varios de ellos a principios de los 70), a nadie le extrañará que, en 1967, empezara a leer a Nietzsche, y me desentendiera por completo de la Iglesia

Bien, no soy católico y es conocido que Blas Piñar me expulsó de Fuerza Nueva por haberme casado por lo civil en 1977 y, por tanto, por haber renunciado oficialmente a la religión católica. Tengo a gala, haber firmado el necesario “certificado de apostasía” para poder ser casado en un juzgado. Ahora bien… reconozco, por encima de todo, que la religión de mi país, una de las columnas que le han dado forma, es el catolicismo y nunca he estado dispuesto a tirar una piedra contra la institución que alimentó a mis antepasados, que dio fuerzas para vivir y para morir a mis padres y que acompañó a mi Patria en sus mejores momentos históricos. Todo eso hace que la Iglesia Católica merezca un respeto por encima de cualquier otra institución.

Si he aludido a todo esto es para que el lector mida mejor lo que voy a escribir a continuación.

UNAS DECLARACIONES INADMISIBLES PARA UN EUROPEO

Desde que se sentó en la silla de San Pedro, Bergoglio ha multiplicado sus declaraciones a favor de la inmigración masiva que está recibiendo Europa. Y lo ha hecho con su peculiar “imagen de marca”: mansedumbre, comprensión, solidaridad con los pobres, etc. Bueno, todo eso entraba dentro del marketing del personaje que incluía lavar los pies a inmigrantes, elogiarlos cada vez que podía, etc. Le ha valido muchas críticas, especialmente de católicos europeos que, experimentan en sus propias carnes lo que supone la llegada de contingentes masivos de inmigrantes musulmanes. Y en especial lo que implica para la propia Iglesia Católica.

Lo que el papa dijo el pasado 28 de agosto sobre la inmigración, rebasa cualquier límite y resulta inadmisible por su contenido, no solo para agnósticos como el que suscribe, sino especialmente para miembros de la Iglesia Católica. En efecto, en el curso de una audiencia general, Bergoglio reflexionó sobre la inmigración. Dijo una verdad: “el Mediterráneo se ha convertido en un cementerio” y una media verdad: “hay quienes trabajan sistemáticamente para repeler por todos los medios a los inmigrantes”, concluyendo este soliloquio con una declaración teológica:  declaró que estar conscientemente contra la inmigración era “pecar” (“pecado” no es una simple falta ética o moral, sino un “acto o deseo contrario a la ley de Dios, una ofensa contra Dios, una desobediencia a Cristo”).

Bergoglio tenía razón en afirmar que el Mediterráneo se ha convertido en un cementerio: es imposible saber cuanta gente ha muerto tratando de entrar ilegalmente en Europa. Se dice que, en torno a 30.000. Quizás. Pero, estas muertes no pueden atribuirse a ciudadanos de a pie, sino a las instituciones (empezando por la ONU y la UNESCO, ONGs o la propia UE), a ideologías (el ultrahumanismo, la corrección política, el progresismo, el wokismo) que alientan la entrada masiva en dirección a Europa.

Durante el zapaterismo escribimos un artículo titulado “La debilidad mata”: no hacer absolutamente nada para cortar el flujo de migraciones hacia Europa, supone permitir el que cada día partan decenas de pateras y cayukos con intención de cruzar el Mediterráneo. Si lo tripulantes de la primera de todas ellas, hubieran sido repatriados manu militari, no se habrían producido las siguientes 30.000 víctimas y si hoy, aquí y ahora, las marinas de guerra de los países mediterráneos estuvieran alerta para interceptar pateras y conducirlas -según “la ley del mar”- al puerto más próximo (esto es, al puerto de partida), no solo seguirían viviendo 30.000 personas, sino, probablemente muchos europeos que a lo largo de estas últimas décadas han sido heridos, asesinados o violados por gentes que llegaron en pateras. La debilidad mata.

Bergoglio, al convertir la lucha contra la inmigración en “pecado” (vulneración de la ley de Dios y ofensa contra Dios), en los mismos momentos en los que en Alemania un “refugiado” sirio asesinaba a tres personas, hacía un flaco servicio a la causa de la Iglesia y asestaba otro golpe de piqueta a la propia institución eclesiástica. ¡Menuda infalibilidad en materia teológica la de este papa instalado en la corrección política, la Agenda 2030, y el progresismo más grosero!

EL ISLAM CONTRA LA IGLESA

Cuando ardió Notre Dame de París, en este mismo blog, lo dije alto y claro: “SE TRATA DE UN ATENTADO”. El gobierno francés, antes incluso de investigar el origen del fuego, ya había establecido la versión oficial: “Ha sido un accidente”. Hasta aquel momento se habían producido en Francia decenas de “accidentes” similares, incendios y ataques contra instituciones católicas: solo un mes antes del incendio de Notre-Dame se había producido otro muy similar en la Iglesia más grande de París: Saint-Sulpice. Otro tanto había ocurrido antes en la iglesia de Saint Denis (donde están enterrados los Reyes de Francia), situada en una de las zonas de la banlieu con más concentración de inmigración. Y en Yvelines a sólo 25 km de París. Pero esto es solamente la punta del iceberg: en toda Europa se produjeron en 2018, un total de 500 ataques contra templos e instituciones religiosas. Lo peor es que, desde entonces, esta cifra se ha multiplicado.

El año pasado resultó incendiada la catedral de Nantes. Y aquí no había duda: el incendiario fue detenido, era inmigrante ruandés. Detenido, fue puesto en libertad a la espera de juicio. Pero, antes, “Emmanuel”, el incendiario, todavía tuvo tiempo de asesinar a un sacerdote de 60 años en la región de La Vendée. ¿Un caso aislado? Lo mismo ocurrió con el asesinato de Jacques Hames, de 86 años, sacerdote de la iglesia de Saint-Étienne du Rouvray, pequeña ciudad de Normandía. En el curso de un oficio religioso, antes de terminar el sermón, dos asaltantes armados tomaron a cinco rehenes: obligaron a uno de ellos a grabar cómo degollaban al sacerdote. Uno de los rehenes consiguió escapar, alertó a la policía que abatió a los dos terroristas que resultaron ser miembros del “Estado Islámico”. El atentado, cometido en 2016, causó enorme impresión, dado que se produjo solamente dos semanas después del atentado cometido por la misma organización terrorista islámica en Niza, en el curso del cual murieron 86 personas. Se publicó, así mismo, que el grupo terrorista planeaba asaltar Notre-Dame de París… El objetivo del fundamentalismo islámico estaba, ya entonces, puesto en la catedral que, como por azar, finalmente, ardió. Más inglesias en llama: Saint-Alain de Lavaur, Saint Jacques de Grenoble, Sacré-Coeur de Angulema, Sainte Thérèse de Rennes y Saint Paul du Bas-Caraquet, Notre-Dame de Grava en Revel, la iglesia de Vielleneuve d’Amont, Notre Dame de Grâce de Eyguières, que ardieron el mismo año que Saint Sulpice y Notre Dame de París: 2018-2019, los “años dorados” del ISIL…

Desde entonces estos incendios provocados contra Iglesias no han dejado de multiplicarse: incluso en la católica Irlanda, donde el domingo 1 de agosto se celebró el 70º aniversario de la Iglesia de Greensland y por la noche fue convertida en pasto de las llamas. Al día siguiente, la joya del arte gótico, la Iglesia de la Inmaculada Concepción de Saint-Omer, en Francia, fue absolutamente destruida por otro incendio. La Iglesia había sobrevivido a los bombardeos de dos guerras mundiales… Un mes antes, el 11 de julio de 2024, la aguja de la catedral de Rouan, ardió misteriosamente. También en España y Portugal hemos asistido en los últimos dos años a la profanación de lugares religiosos y a la destrucción de monumentos.

Los “verificadores” de noticias -y la agencia EFE, en particular- cada vez que tiene lugar uno de estos “incidentes”, responden, o bien que se ha tratado de un “caso aislado”, protagonizado por inmigrantes desequilibrados, o bien que no hay pruebas de que el incendio haya sido provocado intencionalmente y, mucho menos, por musulmanes. Pero, hay problema: nunca como en los últimos 10 años se había producido una serie de incendios tan continuada contra edificios eclesiásticos. Solamente han comenzado a arder iglesias sistemáticamente en cuanto a emergido el terrorismo islámico. Y, en buena parte de los casos, no se trata de iglesuelas de poco valor arquitectónico o histórico, sino -como los casos de Notre-Dame, las catedrales de Rouan, de Nantes o Saint Denis, Saint-Sulpice, de edificios de alto calado artístico e histórico.

Estos incendios no son más que una parte del “aguijoneo” que sectores extremistas islámicos están propinando a la Iglesia Católica. Una especie de “ajuste de cuentas” por las derrotas de Poitiers, Lepanto o la Reconquista. Es una especie de terrorismo de “baja cota”: no se pretende matar, sino solo destruir símbolos. A la vista del proceso de islamización de Europa y de las continuas células terroristas islámicas en fase de formación que se van desarticulando en toda Europa, parece más que verosímil que esta oleada de incendios de edificios religiosos sea promovida por el islamismo más radical, como “ejercicio”. El fuego es algo que fascina a estas bolsas inadaptadas de inmigración islámica radical: Francia lleva desde principios del milenio registrando una oleada de incendios de vehículos en las noches; una media de entre 100 y 200 por noche. En las navidades de 2022, el ministerio del interior francés se felicitó de que solamente hubieran ardido 874 vehículos en todo el territorio nacional. A recordar que solamente en una semana de incidentes en 2023, a raíz de la muerte por disparos de la policía de un pequeño delincuente de origen magrebí, 2.500 edificios resultaron incendiados y saqueados y 12.000 vehículos ardieron (ver vídeo en youtube).

Las zonas en las que el Islam se está expandiendo en África, son escenarios de masacres de católicos que confirman que el Islam no es una religión como las demás: es la intolerancia hecha religión. Mientras Bergoglio va a Indonesia, en África se suceden las masacres de católicos a manos de islamistas y en Europa, las Iglesias que aun no se han quemado, pierden fieles cada vez que Bergoglio abre la boca. ¿Tanto le cuesta reconocer algo que saben todos los católicos que viven en zonas de expansión del Islam? Que la “guerra santa” es el “sexto pilar” del Islam y que esta religión es la única por la que se mata y se muere en el siglo XXI.

BERGOGLIO EN INDONESIA

Los misioneros portugueses llevaron el catolicismo a Indonesia en el siglo XVII. Hoy, el Estado Indonesio admite cinco religiones: el islam, el cristianismo, el hinduismo, el budismo y el confucianismo. Pero esto no debe hacer olvidar que Indonesia es hoy el Estado con más musulmanes del mundo, el 86’1% de la población según el censo del año 2000. Apenas el 8,7% de la población era cristiana en ese año e iba descendiendo. En 2022 se publicó que desde el año 2000, 6.500.000 cristianos se han convertido al Islam. No ha sido por casualidad que, a su llegada a Yakarta, tuviera unas palabras de ánimo para los “migrantes”. Las sucesivas etapas del viaje le llevarán por puntos de la geografía del sureste asiático y Oceanía.

Es un viaje extraño, el más largo de su pontificado y que llega en un momento de visible deterioro físico (en la mayor parte de actos públicos, aparece en silla de ruedas). A decir verdad, desde el inicio de su pontificado, Bergoglio ha recorrido los cinco continentes. Ha estado en casi toda Europa con visitar fugaces, salvo en España y Alemania (países que a los que su predecesor en el Vaticano viajó en tres ocasiones)…

¿Por qué Indonesia? ¿Para qué ir a Indonesia? Esta es la pregunta que se están haciendo en estos momentos muchos observadores. En principio, la situación del catolicismo local -en pleno repliegue ante la ofensiva islámica- no es muy halagüeña. En la actualidad, 2024, el número de católicos en Indonesia ha pasado del 8’7% en 2000 al 3’1%, mientras que los musulmanes en esos años se han elevado del 86’1% al 89,4%. Oficialmente, Bergoglio asistirá a un ato interreligioso en la mezquita Istiqlal de Yakarta y lego celebrará una misa en un estadio. Se prevé que destaque la “diálogo con el islam”

Sin embargo, en Indonesia hay poco que dialogar: el país es de mayoría musulmana y, de seguir la pendiente negativa del catolicismo local, es presumible que, en apenas 20 años, los católicos sean residuales en Indonesia. Allí está claro quién domina.

EL CATOLICISMO O E “OCCIDENTAL” O NO ES NADA

Pero si en Indonesia el catolicismo nunca ha sido una fuerza determinante, ni ha tenido peso en la historia local, el viaje servirá para poco, o más bien, para nada. Quizás, tan solo, para confirmar a los interlocutores islámicos que la Iglesia Católica está vieja y gastada, en estado terminal, como el Papa Bergoglio.

Bergoglio ha olvidado lo que los musulmanes recuerdan: que Europa ha sido el centro mundial del cristianismo durante dos milenios y que, vencerlo en su territorio, significa imponer el islam en todo “Occidente”. Asia no es tierra de católicos, por mucho que algunos misioneros se hayan desplazado hasta allí con las mejores intenciones. El gran error del cristianismo es sus aspiraciones “universalistas”. Asia tiene el hinduismo, el budismo, el confucionismo, el sinto, el taoísmo, y otras concepciones tradicionales, mucho más arraigadas de los que el cristianismo podrá estar jamás en aquellas sociedades. Y, además, provistas de unos principios y de una práctica que no tienen nada que envidiar a las concepciones teológicas, con la diferencia de que, más que religiones, son “filosofías” de la vida y prácticas de vida. No es allí, compitiendo con estas religiones arraigadas en las poblaciones asiáticas donde el catolicismo deberá librar su última batalla. Es en Europa en donde, su desaparición entrañará la caída de 2.000 años de tradición.

Los peligros que encuentra el catolicismo en Europa son, en estos momentos, dos: el proceso de materialización y secularización de todos los ideales generado por los cambios sociales y, en segundo lugar, la islamización del continente. Una islamización que no se está produciendo a partir de conversiones del cristianismo al islam, sino por simple flujo diario de miles de inmigrantes. Mientras siga la inmigración masiva, Europa será cada vez menos “europea” y, consiguientemente, menos católica.

Bergoglio no ve (o finge no ver) que esta perspectiva, opta, como cualquier líder político -empezando por Sánchez- por “viajar” a los lugares más remotos, para huir de la triste realidad que tiene en el patio de su casa. Bergoglio ha pedido, en nombre de la caridad, del humanismo evangélico y de la solidaridad humana, acoger en Europa a cuantos más inmigrantes mejor, que ninguno se ahogue en el Mediterráneo, si pueden venir en ferry o en aerolínea, mejor que mejor, la Santa Madre Iglesia les ayudará (mientras, por supuesto, no se instalen en la Plaza de San Pedro ni tras los altos muros del Vaticano) y quien no lo admita comete pecado, ofende a Dios. Ni siquiera un enemigo jurado del cristianismo hubiera logrado encontrar tantos argumentos para demoler el viejo edificio eclesiástico.

INMIGRACIÓN Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN CATÓLICOS

El católico de a pie ve perfectamente el problema. Mucho mejor que Bergoglio. Pero calla y obedece a sus pastores… y también a sus comunicadores. Los medios de comunicación vinculados a la Iglesia figuran entre los que más tienden a deformar la realidad en materia de inmigración. Incluidos medios que, en otros terrenos, difunden informaciones correctas. Nos referimos a TV Trece, a El Debate o a la COPE. Estos medios están viviendo un verdadero drama: no saben cómo afrontar el problema de la inmigración masiva.

Los periodistas que trabajan en estos medios están enfrentados a un triple dilema:

-          Contar la realidad tal cual es (contra los altos designios de sus empresas) o ser despedidos;

       Recordar que la inmigración es el recurso del PSOE para aumentar sus electorales mediante las “naturalizaciones” (en estos momentos algo más de 3.000.000 de inmigrantes borrados del censo de inmigrantes y pasados por gala a “españoles con papeles”) o bien eludir este dato sociológico que explica que el PSOE mantenga todavía una cuota electoral (recordarlo, implicaría ser censurados por las empresas para las que trabajan).

   Recordar que los inmigrantes que llegan, ni son refugiados, ni son exiliados políticos, sino musulmanes en busca de subsidios, subvenciones, y que llegan con la seguridad de que en España “puede hacerse cualquier cosa que se quiera… y no pasa nada” (y en este “cualquier cosa” se incluyen okupaciones, violaciones, apuñalamientos, robos, agresiones, etc.), lo que implica enfrentarse con la empresa que les pagan los sueldos.

    Finalmente, por supuesto, están los comunicadores que, simplemente, ignoran el problema y han optado por vivir de espaldas a la realidad, pensando que cumplen su papel periodístico simplemente denunciando las rapacerías de Sánchez y sus begoños y las miserias del separatismo. Tal es el caso de Antonio Jiménez (El Cascabel de la Trece e, incluso de Bieito Rubido (director de El Debate).

Vale la pena que estos comunicadores, como Bergoglio, vayan entendiendo que el mundo no es como dicta el Vaticano, sino que estamos viviendo en Europa una ofensiva islámica que corre el riesgo de borrar de un plumazo 3.000 años de civilización, íntimamente vinculada a la inmigración masiva, y que quien lo oculta es cómplice de este proceso destructivo que, acabará en primer lugar, con la propia Iglesia Católica.

 








lunes, 2 de septiembre de 2024

TURINGIA Y SAJONIA: HA GANADO -¡Y CON MUCHO!- EL AUSLÄNDER RAUS

Los resultados electorales en dos antiguos länders de la República Democrática Alemana son inequívocos y se pueden resumir así: 1) AfD primera fuera política, 2) un no rotundo a la inmigración masiva, 3) varapalo a la coalición gubernamental y 4) “cordón sanitario anti-fascista” cada vez más debilitado. AfD, inicialmente, no gobernará en ninguno de los dos länders, pero cualquier gobierno que se constituya allí será frágil y quebradillo, especialmente porque los elementos que han propulsado a AfD como “estrella ascendente” en la política alemana, lejos de desaparecer, se van a ir acentuando, de momento, desde las elecciones europeas, ya es mayoritaria en toda Alemania del Este. Vale la pena realizar unas pocas consideraciones a vuelapluma.


SAJONIA: GOLEADA DE LOS “PARTIDOS ANTIINMIGRACIÓN”

¿Quién ha ganado las elecciones en Sajonia? Respuesta: los partidos antiinmigración. Han obtenido el 42% de los votos. ¿El 42%? ¿No será un error? ¿No dicen los medios de comunicación que AfD ha sido el segundo partido con un 30% de los votos? Si, pero, se olvida que, el otro partido antiinmigración, la BSW Alianza Sahra Wagenknecht - Por la Razón y la Justicia (Bündnis Sahra Wagenknecht – Vernunft und Gerechtigkeit), una escisión de La Izquierda (Die Linke, La Izquierda, a su vez una escisión del SPD) ha obtenido el 12% de los votos. Precisamente, la ruptura con Die Linke se produjo a causa de la posición de este partido fanáticamente proinmigracionista, una parte del partido opinaba exactamente igual que AfD en esta materia: la escisión se produjo por el rechazo a la “inmigración descontrolada“ y por la sensación de que la dirección de Die Linke estaba “demasiado centrada en la percepción del racismo“. La WSB defiende que las solicitudes de asilo en Alemania sean examinadas por terceros países fuera de la UE... Además, otro elementos de sintonía entre AfD y la BSW es su actitud en política exterior favorable a Rusia.

El programa de la WSB tiene “tirón“: en Sajonia la suma de los votos obtenidos por los restos en putrefacción del SPD (8,5%) y de Die Linke (4%), igualan prácticamente los obtenidos por “la escisión de la escisión“ (el 12%).

Por lo demás, la “victoria“ de la CDU ha sido por la mínima: apenas por un punto y medio: AfD representa hoy un tercio de los electores de Sajonia. Como indica su propio nombre, un tercio del electorado es favorable a que Alemania vuelva a ser Alemania, no solo reunificada, sino libre de los riesgos de la OTAN, y sobre todo, sin inadaptados étnicos. Justo lo mismo que propone la BSW, insistiendo un poco más en la “cuestión social“.

Vale la pena señalar que el Partido Liberal ha quedado fuera del parlamento regional al no superar la barrera del 3%. Los partidos de la coalición “semáforo“ que gobiernan la República Federal (SPD, Verdes y FPD) no han obtenido, sumados sus porcentajes, más de un 15%...



TURINGIA: MAYORÍA ABSOLUTA ANTIINMIGRACIÓN

Las cosas han ido todavía peor para los partidos del stablishment en Turingia. Allí la distancia entre el primer partido, la AfD (30,5%) y el segundo, la CDU (24,5%) ha sido de seis puntos. Los partidos de la coalición de gobierno no han llegado, sumados, ni a los 13 puntos (7% el SPD, 4% Los Verdes y 1,3% el FPD). Y, aquí, nuevamente, se reproduce el esquema de Sajonia: la BSW ha superado a Die Linke (12,3%) y al SPD (7%), obteniendo un 16%. Lo que, sumado a AfD, da un 46,5% de voto antiinmigracionista. Las cifras son inapelables. Eran, casi con precisión milimétrica, las auguradas por las encuestas (para vergüenza del CIS).

La iniciativa realizada en plena campaña electoral -tres días antes de las votaciones- por parte del canciller Scholz, de repatriar a 28 criminales afganos, en su mayoría violadores, se produjo tras el ataque yihadista que dejó tres muertos. La repatriación no era un “gesto de fuerza“ de una coalición que es, cualquier cosa, menos fuerte. No por casualidad, sino como parte de la campaña electoral socialdemócrata, la mayor parte de los repatriados eran de Sajonia y Turingia... Uno de ellos estaba acusado de homicidio y el resto de violaciones, lesiones graves y malos tratos. Tratándose del gobierno “socialdemócrata-liberal-ecoloco“ la repatriación se hizo “garantizando los derechos humanos“ de los afganos hasta última hora: no solamente no cumplieron cárcel por sus delitos en territorio alemán (uno de ellos había sido detenido en ¡161 ocasiones!), sino que, además, se les dio a pie de avión, 1.000 euros para garantizar su sustento en los próximos nueve meses... La medida, lejos de producir efectos electorales positivos para la coalición de gobierno terminó por hundirla.

CORDON DE SEGURIDAD EN TORNO A LA “ULTRARECHA“

Los medios de comunicación del stablishment, en toda Europa, han reaccionado según las mismas consignas: “no hay que alarmarse: los resultados estaban previstos, todos los partidos han formado un cinturón de seguridad en torno a la extrema-derecha que no podrá formar gobierno en ninguno de los dos länders“. Así pues, todos tranquilos. ¿O no? Scholz cree que expulsando 28 afganos y declarando el día anterior a las elecciones que endurecerá las medidas para pedir asilo ¿cree que ya ha cumplido? No son 28 criminales los que debe expulsar, sino varios miles más como ellos y, lo que es aún peor, varios millones de inmigrantes inadaptados que han degradado la vida en Alemania. ¡Claro que no se atreverá! ¡La inmigración masiva, el multiculturalismo, la diversidad, son dogmas para el SPD!

Ahora bien, el gran misterio del que los tertulianos de sobre prefieren no hablar es la actitud que adoptará la BSW a la hora de apoyar al candidato de la CDU en los dos länders. Y ahí, éste partido se le juega, literalmente. Si apoya a la CDU estará apoyando a los rivales históricos de la izquierda alemana desde 1945. Si, vota en blanco y deja que gobierne una coalición de los perdedores (CDU, SPD, Verdes, Die Linke), se arriesga a perder su credibilidad: ya no se trata de creer que la coalición del stablishment resuelva el problema de la inmigración, se trata de practicar políticas anti-inmigración ¡ya!, sin más dilación, antes de que el país afronte una situación similar a Inglaterra. Y eso solo pasa, apoyando al “voto más seguro contra la inmigración“, AfD.

Para la AfD las cosas son más sencillas: ha obtenido una doble victoria que se une al avance histórico que obtuvo en las pasadas elecciones europeas -cuando ya fue el segundo partido a nivel federal, tras la CDU/CSU, obteniendo el 15,9% de los votos, dos puntos por delante del SPD. Es un partido consolidado. Una vez más, las acusaciones de ser de extrema-derecha ya no hacen mella en sus electores, ni a un sector creciente del electorado alemán que votaría al diablo en persona antes que seguir el proceso de degradación generalizada que vive Alemania. Se trata de sentarse y esperar. De momento, ya es el partido mayoritario en los länders de la antigua República Democrática Alemana.

CDU/CSU y SPD, a la vista de las circunstancias, piensan en renovar la clásica fórmula de “gran coalición“ para cerrar el paso al a AfD, pero olvidan un pequeño detalle: cada vez están más empequeñecidos y para sumar hasta obtener mayoría parlamentaria, tendrán que incorporar a otros pequeños fracasados: los Verdes, el FPD, Die Linke... bien, pero ¿qué quedará de todo esto dentro de un año cuando se celebren elecciones generales?

Al ritmo de acuchillamientos, atentados yihadistas, delitos cometidos por inmigrantes y deterioro de la vida ciudadana, que se están produciendo en Alemania en los tres últimos años, parece difícil que el gobierno pueda enderezar la situación y ganar credibilidad ante una opinión pública abrumada por el espectáculo de la decadencia. El gobierno de Scholz lo tiene difícil para afrontar el crecimiento de la AfD con las mismas armas con que viene encarando los ascensos de las distintas extremas-derechas que se han sucedido desde el inicio de la República Federal: intoxicación informativa, provocaciones, infiltración por parte de policías y servicios de inteligencia...

DOS CONCLUSIONES

Ya no hay “gentes de izquierda y gentes de derecha“. Los problemas generados por la inmigración masiva (de los que son responsables, por este orden: el SPD, la CDU/CSU y Los Verdes) están decantando a la opinión pública alemana (y europea). Solo hay dos posicionamientos: a favor de la multiculturalidad, el mestizaje, la inclusión y la renuncia a la propia identidad, esto es, a la favor de la inmigración ilegal y masiva, de subvencionarla y de traer a cuantos más mejor en menos tiempo, o bien, en contra de la invasión. No hay una tercera posición.

Antes o después, el electorado deberá optar por esta alternativa y poco importará si el stablishment acusa a los otros de ser extremistas de derecha, neonazis o “arietes del IV Reich“, poco importará si el ciudadano que ve, día a día, como le están robando su país, como salir a la calle se convierte en un ejercicio cada vez más peligroso y como los partidos del stablishment se limitan a hacer operaciones cosméticas para evitar afrontar lo que cada vez mas europeos estamos pidiendo: deportaciones masivas, ni un inmigrante en Europa que no se asimile al estilo de vida europeo, ni un inmigrante que absorba un subsidio o un puesto de trabajo que puede ser destinado a un europeo.

En España, ha llamado mucho la atención el que un partido de izquierdas, el Frente Obrero, un partido independentista, Alleança Catalana, y un partido nacional-populista, Vox, tengan como denominador común el antiinmigracionismo. Pues bien, en Alemania van muy por delante en esta concepción política transversal que indica que cada vez sectores más amplios y diversificados de la población son consciente del mayor riesgo que afrontamos a corto plazo.

Idea final: los partidos hermanos del PSOE en Francia, Italia y Alemania, hoy son grupúsculos declinantes. Siguen en posiciones de poder, gracias a inercias pasadas. Pero, la fricción, el rozamiento, acaban, antes o después, con cualquier inercia. Cuando plantean “cordones sanitarios en torno a la extrema-derecha“ parecen no ser conscientes, ni de lo que está en juego -¿creen que el islam les perdonará no ser musulmanes? ¿creen que el islam no despreciará sus traiciones?-, ni de que el cordón sanitario que pretenden establecer es cada vez más débil y a quien se lo quieres establecer -a los europeos de derechas, de centro y de izquierdas que queremos seguir siendo libres, independientes y herederos de una cultura de 3.000 años- son cada vez más fuertes.

Las elecciones en Turingia y Sajonia nos confirman en este criterio. Vamos a ver hasta cuando va a poder establecerse el “cordón sanitario" a un tercio de electores...








martes, 27 de agosto de 2024

NUEVO CURSO POLÍTICO: SE SABE CÓMO EMPIEZA, PERO NO CÓMO TERMINARÁ

En las puertas del nuevo curso político sería muy difícil encontrar otro que se abriera en una situación tan absolutamente pesimista. No existe -ni para el poder, ni para la oposición- un solo factor de optimismo. Las cifras macroeconómicas son malas, pero la realidad político-social es aún peor. El discurso del pesimismo se ha instalado en la sociedad española y las declaraciones optimistas de los miembros del gobierno y de los poncios autonómicos, suenan más falsos que un negro con el pelo liso. Y este es el problema que tiene en estos momentos España: si algo va como un “cohete”, si somos líderes en algo, es precisamente en velocidad hacia el abismo. Sabemos cómo empieza el curso 2024-2025, pero ignoramos como terminará o, más en general, como concluirá el “drama español”. Esto es lo que nos impulsa a ser tan negativos:

     


1) EL PEDROSANCHISMO ESTÁ PERDIENDO EL RELATO

Pedro Sánchez cree que basta con enjuagar a los medios de comunicación tradicionales para mantener el “relato” en el que basa su permanencia en el poder, a saber “que España va, no solo bien, sino como un cohete”. Es el “optimismo antropológico” de Zapatero elevado a la enésima potencia. Pero, así como ZP ignoraba porqué iban bien las cosas en los primeros años de su gobierno (por las ayudas de la UE, por el modelo económico de Aznar que, básicamente, podía resumirse en “pan para hoy y hambre para mañana”, por el aumento de la burbuja inmobiliaria, por la llegada en pocos meses de 3.000.000 de inmigrantes, lo que hizo subir el PIB, etc.) y su optimismo era el propio del idiota que caía de un edificio de 20 pisos y al llegar al 10 decía “bueno, hasta ahora todo va bien”.

Pero, al final, incluso el más optimista advierte la realidad. Y la realidad le llegó a ZP en forma de crisis económica mundial en 2007 (que no reconoció hasta 2009). Allí murió, no solo el zapaterismo sino también la socialdemocracia, cuando optó por salvar a la banca, arrojando a miseria y paro a 6.000.000 de españoles. Pero, lo que en ZP era estupidez, en Pedro Sánchez es, simplemente, mala fe.

Esta mala fe se extiende a todos sus ministros, incluso es un virus que recorre todas las autonomías que se limitan a adaptar los gestos y proclamas del presidente. Anteayer, Marlaska declaraba que “los delitos con arma blanca han descendido”. Al día siguiente -consecuentes con esta proclama- el gobierno vasco declaró que quienes amenazaran con un “arma blanca” no serían detenidos… Pero, la realidad dice otra cosa: los delitos con arma blanca aumentan tanto como la inmigración ilegal y masiva. Lo pueden negar todos los medios de comunicación subvencionados por el poder central o autonómico, o por ambos, pero la realidad es que, cada día, unos cientos de ciudadanos que han sido víctimas de asaltos con arma blanca, o los han presenciado, se convencen de lo contrario.

Y lo que es peor para el relato del gobierno: esta tendencia no va a disminuir por mucho que Marlaska se esfuerce en considerar solo como “agresiones con arma blanca” a los que han sido agredidos con una botella de leche y no a aquellos que han visto el brillo de una filosa navaja amenazando su cuello. Las agresiones con cuchillos han crecido en toda Europa en los últimos cinco años. Y no se trata sólo de yihadistas más o menos tarados, sino de la delincuencia de a pie que se ha convertido en la principal importación africana de la UE, superando incluso a las sandías y melones marroquíes cultivados primorosamente con aguas fecales.


2) EL “RELATO” DEL PEDROSANCHISMO

El “relato” del pedrosanchismo se mantenía sobre todo en cuatro factores:

1) unos medios de comunicación comprados al peso (siempre, la carne de periodista se ha cotizado barata), olvidando que influencers y youtubers tienen en muchos casos una audiencia superior a cualquier medio convencional ultrasubvencionado y, que mayoritariamente son contestatarios en relación a las líneas del gobierno sanchista y, además, salen gratis: monetizan sus visitas en redes sociales.

2) un PP timorato, flojo en su papel opositor, triste y más aburrido que un partido de ajedrez emitido por radio. En todas las ocasiones en las que el PP ha echado un capote al pedrosanchismo, ha evidenciado que no es la “alternativa”, sino más bien la “alternancia” y que, si llega algún día a gobernar, la política de Feijóo será como la de Sánchez, aunque quizás más sosa y con menos sobresaltos familiares.

3) unos “aliados” que, en realidad, son grupos políticos en declive (especialmente Podemos, Sumar, ERC, Junts), unos sindicatos mudos y vacíos de afiliados, y unas ONGs principal reducto de paniaguados de este país, que saben que sin Pedro Sánchez en Moncloa, peligrarían sus suculentos beneficios. La actual mayoría Frankenstein está formada por el “club de los fracasados”: sumadas sus impotencias pueden ser mayores que el PP en número de diputados, pero ni son coherentes, ni estables, ni siquiera capaces de gobernar con mínimos de eficiencia.

4) Unos “nuevos electores”, inmigrantes naturalizados, bolsas de ni-nis, que votarán a quien les garantice paguita ad infinitum. Obviamente, el pedrosanchismo no presenta esta compra de nuevos electores como necesaria para sustituir los huecos cada vez mayores en su electorado tradicional, sino como “medidas sociales”, necesarias para paliar “la pobreza”. El problema es que nadie da algo a cambio de nada. Si los receptores de estas paguitas debieran de prestar un servicio al Estado (limpiar pintadas, acudir allí donde hay incendios, realizar servicios sociales, limpiar bosques, realizar tareas de repoblación forestal, etc, etc,) todo sería más justo y eficiente, pero la peor política consiste en acostumbrar a la población a recibir algo sin dar nada a cambio.

3) CURSO POLÍTICO 2024-2025:
UNA ACUMULACIÓN DE PROBLEMAS INSOLUBLES

Pero, en el inicio del nuevo curso político 2024-2025, al pedrosanchismo se le van acumulando problemas. Más y más. Por eso decíamos al principio, que sabemos como se inicia es curso político, pero no sabemos como puede terminar. Aunque la convicción es que, inequívocamente, acabará, con Pedro Sánchez en Moncloa o con Feijóo, pero, en todo caso, peor de lo que estamos ahora. Y esto por varios motivos:

- Gobierne quien gobierne la deuda del Estado seguirá creciendo: solo en el primer trimestre de 2024, la deuda pública aumentó en casi 40.000 millones de euros y, en la actualidad, se sitúa en torno a 1.625.000 millones, esto es 1,62 ¡billones de euros! El 109% del PIB. Solamente en los próximos tres meses, de octubre a diciembre, el Estado deberá pagar 23.500 millones ¡en intereses generados por la deuda pública! Este año 2024, el Estado ha tenido que pagar un 40% más de intereses de deuda y a principios de 2024 se preveían pagos de 44.000 millones a lo largo del año en deuda. Solo desde 2020 hasta 2022 el Estado pagó 566.700 millones de euros en concepto de intereses ¡en apenas dos años!, mientras que, en los siete años que median entre 1995 y 2019 se pagaron cinco veces menos: 113.700 millones.

En conclusión: la economía española va “como un cohete” porque el pedrosanchismo ha aumentado artificialmente el dinero emitiendo más y más deuda pública. Pero esta práctica tiene un límite y no puede estirarse hasta el infinito. España, desde el momento en el que la UE estableció como “criterio de convergencia” que la deuda pública estuviera por debajo del 60% del PIB, ha llegado con mucho a aquel límite. Grecia (que en la actualidad está endeudada por un 164% de su PIB) no tiene apenas peso económico en la UE, pero España, cuya economía es ¡siete veces! la de Grecia, si puede poner hacer tambalear todo el sistema económico-financiero europeo.

- Gobierne quien gobierne las bolsas de subvencionados directos o indirectos, seguirán ahí y exigirán seguir percibiendo subsidios: pensar que, un eventual gobierno “de derecha” o de “centro-derecha” enderezará la economía, afrontando una reducción del gasto público, es tan peligroso como un cirujano con hipo. En efecto, si convenimos que una parte importante del presupuesto del Estado va a parar a subsidios a sindicatos, al 75% de la inmigración marroquí que no trabaja, y a un porcentaje aún mayor de inmigración subsahariana en idéntica situación, o a subvencionar el mantenimiento de casi 20.000 MENAs, unidos a los subsidios que reciben ONGs de lo más exóticas, o a ni-nis que jamás cotizarán a la seguridad social y así sucesivamente, entenderemos porqué, en las actuales circunstancias, esos subsidios no pueden cortarse de un día para otro. Hacerlo, supondría un estallido social. Igualmente, ocurre con los pisos “okupados”. Se ignora el número total de viviendas que han sido sustraídas a sus legítimos propietarios y okupados por intrusos. Sólo se conoce que en 2023 se registraron 15.289 casos nuevos. Así pues, es posible que la cifra se sitúe entre los 50 y los 75.000 pisos. Desalojarlos de un día para otro, implicaría dejar en torno a 150.000 personas en la calle. Tratándose, sobre todo, de inmigrantes ilegales. El pedrosanchismo compensa su falta de interés por la vivienda pública, descargando en la iniciativa privada el problema de la vivienda: los pequeños propietarios de vivienda -no los bancos, ni los grandes inversores, como suelen repetir las ONGs y el gobierno- están pagando la nula eficiencia del ministerio de la vivienda. Un gobierno de derechas que prometiera “desokupación ya”, vería inmediatamente como aumenta la criminalidad desde el mismo momento en que devolviera los pisos a sus legítimos propietarios.

En conclusión: los problemas generados por el zapaterismo (más inmigración en momentos de crisis), larvados durante el gobierno de Rajoy (subsidios para contener la criminalidad y los estallidos sociales) y durante el pedrosanchismo (más inmigración subsidiada para generar un nicho de votos especialmente entre los inmigrantes naturalizados), son, en la actualidad, prácticamente irresolubles y cualquier intento de restar privilegios a los grupos que se han visto beneficiados por las subvenciones, los subsidios y la manga ancha ante las okupaciones, generará un estallido de violencia social para la que el Estado, ni la judicatura, ni el sistema de prisiones, están en condiciones de afrontar.

- La política de gobernar con la no-España, ha llevado al PSOE a un callejón sin salida: Desde los “acuerdos del Tinell”, suscritos por el PSOE-PSC en 2003 con ERC y con la extrema-izquierda, la estrategia del PSOE se ha basado en gobernar apoyado por los nacionalistas e independentistas creando un “cordón sanitario” en torno a la derecha. El problema es que, en aquellos momentos, solo había una derecha, el PP, y ahora hay dos: una “derecha liberal”, PP, y una “derecha nacional”, Vox. O, si se prefiere, una “derecha domesticada” y una “derecha rebelde”. Si bien la lógica política y las necesidades de estabilidad de la sociedad española, implicaban en la primera legislatura de Sánchez un acuerdo entre PP y PSOE, una “gran coalición”, fórmula recomendada por la UE, Sánchez optó por un acuerdo con Podemos que fue ampliando en la actual legislatura, cada vez más, a medida que su margen electoral iba descendiendo. Y sí tenemos hoy la “parajódica” situación de un PSOE (perdedor de las anteriores elecciones) que obtuvo mayoría parlamentaria gracias a la coalición con el resto de perdedores (nacionalistas e independentistas). En su infinita ambición e ignorancia histórica, Sánchez cree que puede seguir eternamente realizando concesiones a la “no-España”, mientras esta garantice su propia mayoría. En realidad, se equivoca: desde el punto de vista de la “no-España” lo que está aplicando es la “teoría del salchichón”: ir cortando rodajas del salchichón hasta agotarlo, es decir, hasta conseguir su objetivo final, la desvinculación de Cataluña y del País Vasco, del resto de España. De ahí, las concesiones a los independentistas catalanes, primero la amnistía, luego la promesa de un “concierto económico” y la condonación de 15.000 millones de deuda de la gencat (es decir, traspasar 15.000 millones a la deuda del Estado…), unido a la liberación progresiva de matarifes etarras. Es evidente que, buena parte de todas estas medidas que han sido contestadas con recursos a las instancias superiores, son de difícil encaje con el ordenamiento constitucional español y, algunas generarán problemas en las “baronías” socialistas. Esto hace que tanto Junts (que empieza a ver que los pactos con el gobierno, lejos de reforzarla, están contribuyendo a romper aún más el independentismo y a favorecer el crecimiento de la Alliança Catalana con su discurso antiinmigracionista), como ERC (cuya situación electoral e interior es, en estos momentos, de máxima urgencia), estén planteándose en estos momentos, hasta cuándo seguirán apoyando al PSC en el gobierno de la gencat (en el caso de ERC) y al PSOE en el parlamento del Estado (en el caso de Junts y de ERC).

En conclusión: el cálculo que están haciendo en estos momentos ERC y Junts no es más que una “evaluación de daños”. ¿Qué les perjudica electoralmente más? ¿seguir apoyando y obteniendo concesiones del pedrosanchismo, cada vez más empantanado en fraudes, escándalos, procesos por corrupción, miserias, desgobierno, o bien romper con el pedrosanchismo, del que tienen la legítima sospecha que les está tomando el pelo? El dilema para los independentistas es: o bien seguir dejándose engañar, pasar por tontos antes su propio electorado y seguir victimizándose, o bien romper con el pedrosanchismo, arriesgarse a que la derecha suba el poder y ésta, para contentar a su propio electorado patriótico, revierta buena parte de los “progresos” arrancados por el independentismo al pedrosanchismo. Nos inclinamos a pensar que Junts tragará carros y carretas, Puigdemont tiene pocas intenciones de volver a España y no ser presidente de la gencat, prefiere la eterna victimización del “exiliado”. En cuanto a ERC, su trayectoria en dientes de sierra, de subidas y bajadas, unido a su exaltado pro-inmigracionismo islamista, lo sitúen ante una situación nueva: nunca el partido estuvo tan dividido, tan necesitado de refuerzos, porque, esta crisis -unida a la crisis general del independentismo catalán, más multidividido que nunca tanto en relación con sus objetivos, como a su estrategia- puede ser una crisis que liquide definitivamente con una sigla centenaria (cuya trayectoria en estos 100 años, por cierto, ha sido catastrófica para Cataluña, ya desde los tiempos de Macía y Companys). Lo que está claro es que, los indepes están sufriendo en su propia carne el desgaste del pedrosanchismo: cuantas más concesiones -reales o supuestas- le arrancan, más se merma su electorado.

- El problema de la inmigración es el que está polarizando a la sociedad: a favor o en contra. A lo largo del verano, el problema migratorio se ha desencadenado en toda su violencia. Y hay dos discursos muy distintos: o cualquier inmigrante ilegal que llega es expulsado inmediatamente, “en caliente” y sin recursos. O bien, cualquier inmigrante que llega es aceptado, subsidiado y tratado como cualquier otro “español viejo”. La primera posición tiene pocos matices: y está creciendo. La segunda, en cambio, -que es la del PSOE, la de la extrema-izquierda, pero también la del PP y de parte de los indepes- tiene multitud de matices y de actitudes. Y, en estos momentos, se encuentra en franco retroceso. Hoy, es del dominio público, que delincuente indultado en África o con deseos de vivir del cuento, mira hacia Europa. Y en concreto hacia España, el país más débil de la Europa Occidental. Lo sorprendente es la actitud del PP (aprobar el proceso de legalización de 500.000 inmigrantes junto al PSOE, el pacto para la redistribución de los MENAs por autonomías), las posiciones de la Conferencia Episcopal (cuyos medios de comunicación siguen sin enterarse de lo que está ocurriendo, negándose a ver la islamización de Europa, creyendo que los miles diarios de recién llegados vienen todos “a trabajar” (como Antonio Jiménez, presentador de “El Cascabel” de TV Trece) o sosteniendo (como Expósito, el jefe de informativos de COPE) que es “inevitable” que cada vez huyan más y más de la “miseria africana”, o la ambigüedad de la Conferencia Episcopal que todo lo ve desde una “perspectiva humanitaria de caridad cristiana”. Si cada día, el sentimiento de la población española -y, por extensión, europea- es más negativo en torno a la inmigración, se debe a evidente imposibilidad ya demostrada de integración, especialmente de las bolsas procedentes de África, a los problemas que genera su presencia y que experimenta la sociedad española, especialmente las clases medias, los sectores más modestos y los turistas (se suele olvidar que España vive hoy del turismo). Resulta incomprensible que cada año “falten camareros” cuando cada día llegan miles de individuos y que ni el gobierno central ni las taifas autonómicas antepongan subvenciones a formación o, como mínimo, condicionen las subvenciones a la formación profesional. La novedad este verano de 2024, es que la situación ya ha llegado al límite, pero nada sugiere que el gobierno vaya a cambiar su política. Los viajes de Sánchez a los países emisores de inmigración son fácilmente comprensibles: como sabe cualquiera que ya tenido un contacto mínimo con gobierno africanos, cuando se negocian ayudas y transferencia de fondos con Mauritania, Gambia y Senegal, lo primero que se negocia son los comisiones que recibe cada parte: el que luego los fondos restantes se destinen o no a lo inicialmente proclamado es lo de menos. Dada la situación del pedrosanchismo, y su problemático futuro, la “ayuda a África” puede ser una de las últimas posibilidades de “pillar comisiones sustanciales” antes de abandonar la Moncloa. En cualquier caso, el problema no está ni en Mauritaria, ni en Gambia ni en Senegal, sino en Marruecos, como cada día los medios se encargan de recordarlo sin querer: miles de MENAS tratando de alcanzar a nado Ceuta es un síntoma: ¿Cómo podía ser de otra manera? El boca-oreja circula a la misma velocidad que el tam-tam, desde Ras Ben Sekka en Túnez hasta el cabo de las Agujas en Sudáfrica y lo que se transmiten es “vente pa’ España que todo lo que quieras hacer sale gratis, nadie te dice nada y, además, te pagan la estancia”. Tal es, en esencia, el actual “efecto llamada” en dirección a España. Y esta cuestión también ha llegado al límite. Hoy, cada vez más partidos anti-inmigración se encuentran en el poder. En Francia el RN es el primer partido en número de votos (con más de tres millones de ventaja sobre su inmediato seguidor, la extrema-izquierda), en algunas regiones de Alemania, la AfD ya es el segundo partido en intención de voto. En Dinamarca, Suecia, Holanda, Italia, el fenómeno migratorio empieza a disminuir a causa de medidas legales para su control. En España, en cambio, va en aumento.

En conclusión: este último factor enlaza con el primero que hemos analizado. La inmigración cuesta dinero (en lugar de generarlo). Por tanto, mientras el ritmo de llegadas vaya creciendo, el déficit público irá aumentando. El peligro es que se cree una situación parecida a la que ha estallado este verano en Inglaterra: “Nos han robado nuestro país”, han gritado los ingleses en las calles, mientras la policía y el gobierno laborista los trataba como delincuentes y, paralelamente mimaba a las hordas musulmanas armadas con cuclillos. Y es que la rección, en Inglaterra, ha llegado demasiado tarde: el país está perdido, literalmente ha sido conquistado por el Islam sin apenas resistencia. Eso puede suceder pasado mañana en España. La perspectiva que tenemos ante la vista es una simbiosis entre islamización y primitivización de la vida pública. El pedrosanchismo no va a poder contener la inmigración, ni siquiera tiene intención en hacerlo, aspira solo a que el “negocio de la inmigración” rinda sus últimos frutos y Sánchez, familia y corte tengan los medios suficientes para establecerse en cualquier otro lugar con los fondos enviados a paraísos fiscales, ante el futuro derrumbe del Estado: derrumbe que a estas alturas es casi irreversible.

En curso político 2024-25 va a ser decisivo: pero más vale que tengamos presente que la situación en la que nos encontramos no es fácilmente reversible. Cabe decir que estamos en un punto en el que “ni contigo, ni sin ti, Sánchez” esto tiene solución. Ni con la izquierda y la no-España, ni con una “gran coalición” PP-PSOE, ni con un gobierno de derechas con mayoría pepera. Para que el PP cambiara su discurso y sus liderazgos internos, sería necesario que Vox superara el 30% de los votos. Esa es la única posibilidad en estos momentos, de reconstruir la autoridad del Estado y una política de reconstrucción nacional coherente. La cuestión no es, si Vox es capaz de llegar a este porcentaje, sino si no es ya demasiado tarde para resolver cualquier cuestión y si intentarlo no generaría un estallido étnico-socio-religioso, la hostilidad de las autoridades de la UE y de los grandes fondos de inversión internacionales

Tales son los grandes problemas de fondo que afronta España en este nuevo curso político que se iniciará en breve.