viernes, 30 de junio de 2023

CRÓNICAS DESDE MI RETRETE: PARIS, ENSAYO GENERAL PARA LOS JUEGOS OLÍMPICOS DE 2024

Los incidentes que se están desarrollando en París en estos días, protagonizados por lo que allí llaman “la racaille” (equivalente a “la escoria”), dicen que han sido provocados por la muerte de un menor que trató de huir de la policía. No es cierto, como tampoco es cierto que los incidentes muy similares que tuvieron lugar durante la final de la Champions hace algo más de un año fueran “espontáneos”. De hecho, desde la intifada de 2005, que se prolongó durante más de un mes, tampoco hubo nada imprevisto: todo esto -y lo que seguirá- es el resultado de haber admitido, en Francia desde los años 70, a flujos masivos de inmigración descontrolada. Aquellas aguas, trajeron inevitablemente, estos lodos. El problema no es hasta cuándo se prolongarán estos incidentes -es verano y la sangre está más caliente que en otras épocas del año- sino lo que ocurrirá el año que viene por estas fechas, cuando la irresponsabilidad y las mordidas de las que se hizo acreedor el Comité Olímpico Internacional situaran en París las próximas olimpiadas. Hará falta situar un blindado en cada esquina y unidades de paracaidistas en los terrados con orden de disparar a matar, para mantener el orden ¿Apostamos? Si Macron sobrevive a la que se avecina, puede decirse que está tocado con la gracia celestial…

EL PARÍS QUE CONOCÍ

En 1980 yo era de los que pensaba que París era la mejor ciudad del mundo. Mientras estuve allí, viví en varios barrios. Por supuesto, la pequeña habitación en la isla de Sant Louis desde cuyo ventanuco se podía ver el ábside de Notre Dame, era mi lugar favorito. Como también el apartamento en la Avenue Versailles, esquina Exelmans. O la Montaigne de Sainte Genevieve y la place de la Contrescarpe en el Latino. Y, cómo no, la rue Gay-Lussac. En aquellos años, ya había “barrios peligrosos”. Ir, por ejemplo, por Stalingrad, prolongación de la zona golfa de Pigalle, era lo más parecido a sumergirse en la qashba de Argel. Los macarras, los burdeles y las putas de la rue Saint-Denis también eran como para no tomárselos a broma. Y, en la zona en donde estuvo la sede de Ordre Nouveau, en la rue des Lombards, no muy lejos de les Halles, también había que ir con tiento. Zonas, como Place d’Italie, estaban tomadas por los “amarillos”. Me di cuenta cuando me dieron las llaves de un apartamento situado en un rascacielos frente a la universidad de Tolbiac y, esperando el ascensor, todos los que me rodeaban eran orientales. En la prisión de La Santé, todo estaba rigurosamente distribuidos: los subsaharianos en unos módulos, los argelinos en otros, los europeos en los que quedaban. Ni siquiera los argelinos querían estar con los argelinos.

Buscado en España, tras una manifestación contra el local barcelonés de la UCD, en el que se produjeron algunos incidentes leves, tuve que refugiarme en Francia una temporada. Casi agradecí tener que irme: era la posibilidad de vivir “la aventura”. Y la experimenté hasta las heces. Nada más llegar a París, A. Robert, antiguo Secretario General de Ordre Nouveau me dio las llaves de un apartamento en Courveneuve. En plena banlieu, no lejos de Saint-Denis, población de donde había sido alcalde Jacques Doriot. Allí vivía ya una amplia comunidad argelina y subsahariana. Demasiado para mi gusto, pero el ambiente que se vivía era relajado, tranquilo, pacífico, en una palabra.

EL PARÍS QUE VÍ CAER

A lo largo de los veinte años siguiente volví una y otra vez a París, visité los barrios nuevos que se habían ido construyendo durante el período de Mitterand. Lamenté que la masificación turística hubiera erosionado aquella capital. La última vez que volví fue en 2000 cuando se celebró el congreso del Front National, tras la escisión de los “megretistas”; tres años después Jean Marie Le Pen llegaría a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. Era normal: lo que media entre 1980 y 2000, lo que vi directamente, fue la caída en picado de una ciudad. El abandono, la delincuencia, la masificación, la locura, parecían haberse apoderado de París. Recuerdo que, dando una vuelta a primera hora, por Saint Michel vi a un colegio de primaria dirigirse hacia Notre-Dame: de los 30-35 niños, apenas dos, quizás tres como máximo, eran de origen europeo. Aquello era inviable. No he querido volver nunca más a París. Ya he reconocido que lloré cuando vi como las llamas se apoderaban de Notre-Dame.

En 1970, en Toulouse ya me había perdido por algún barrio completamente islamizado y luego, en Perpignan, en el barrio de Saint-Jacques, vi como los argelinos disputaban a los gitanos el control de las calles. Y llegó la intifada de 2005 en París. Recuerdo lo que escribió nuestro llorado Guillaume Faye: “son los primeros chispazos de una guerra civil que será a la vez racial y social”. Tenía razón.

En los veinte años que siguieron se ha convertido en una tradición el incendio nocturno de vehículos: hoy, que ardan 40 en una sola noche es lo más normal y algo que no altera a casi nadie. Como el que sean entre 200 y 400 los que arden en fin de año. Normal. ¿Quién los incendia? Obviamente, “la racaille”. Y es evidente que, amordazados por la corrección política, por el arsenal legislativo emanado desde los ministerios de la verdad, nadie pueda decir en voz alta, bien alta, clara y nítida, de dónde ha salido esa “racaille”, quién la forma y a que grupos étnicos-sociales pertenecen.

“SER FRANCES” Y “HABER NACIDO EN FRANCIA”, NO SON LO MISMO

Es algo parecido a lo que ocurre en España con la violencia de género: el mal en ascenso, no puede atajarse porque existe una negativa deliberada a certificar qué grupos étnico sociales protagonizan esa violencia. No vale decir -ni en Francia, ni en España- que los incidentes estén protagonizados “por españoles, nacidos en España”. Para ser “español” hace falta estar integrado en la sociedad española, de la misma forma que para poder ser considerado “francés” hace falta algo más que tener pasaporte francés.

Y los “papeles” europeos se han repartido con una alegría irresponsable a personas que, en muchos casos, ni siquiera hablaban nuestras lenguas romances o germánicas, ni siquiera tenían la más mínima intención de integrarse, ni creían tener ninguna obligación con los Estados europeos, más que el de darles un número de cuenta corriente para que les ingresaran los subsidios y las subvenciones.

Miente -o, lo que es casi peor, se equivoca en su idealismo cándido- quien diga que la inmigración masiva ha “enriquecido” a Europa. Mirad las calles de París y lo comprobaréis.

PREPARAD EL FUNERAL POR LAS PRÓXIMAS OLIMPIADAS

En julio de 2024 deberían celebrarse los XXXIII Juegos Olímpicos en París. No sé que va a ser peor: que se celebren (veremos los incidentes de la Champions reproducidos durante quinces días y con un mayor nivel de violencia y agresividad) o que no se celebren (reconociendo implícitamente que las sociedades multiétnicas son inviables). Lo que si sé es que Macron puede encomendarse a sus hados porque la va a resultar muy difícil demostrar en las siguientes elecciones presidenciales, previstas para 2027, que conseguirá mantener el orden en las calles. Por poco que Marina Le Pen haga, tiene asegurado dormir en El Elíseo en el verano de ese año.

Lo que se está viviendo en París estos días -y lo que se va a vivir en los próximos días- certifica que la policía francesa está inerme ante la delincuencia: que puede dar el alto y ver como el delincuente huye -como en el caso de Näel, el joven de 17 años, pequeño delincuente que circulaba sin carné, con antecedentes y en un vehículo, del que las informaciones dicen que era “muy potente”, pero que evitan aclarar si era suyo. La prensa progresista tiende a “beatificar” a Näel, mientras que los sindicatos policiales lo han descrito como un “matón de barrio” y a sus padres (la madre ha organizado las movilizaciones) como “incapaces de educar a su hijo". Esa prensa ha exaltado que se matriculase en el liceo Louis-Blériot en Suresnes, “donde asistió a clase seis meses”, añadiendo poco después “antes de ausentarse el resto del año escolar”. O que se lance un tupido velo sobre la propiedad del vehículo (que desde luego no está al alcance de una familia de las banlieus).

ALGUNOS PUNTOS DIFÍCILMENTE REBATIBLES

La muerte de todo ser humano es una tragedia. Pierde todo lo que tiene, incluso la posibilidad de rectificar errores pasados. Obviamente, se trata de que muertes de este tipo no vuelvan a repetirse, pero si nos limitáramos a afirmar esto, nos quedaríamos en el cómodo lecho recorrido por los peces muertos que siguen la corriente. Hace falta añadir algo más y hacerlo con todo el realismo de lo que seamos capaces:

1. Algo ha fallado en los últimos cuarenta años en Francia y en toda Europa. En ningún lugar del continente se ha logrado “integrar” a la inmigración masiva.

2. La ley es igual para todos, hay que cumplirla: si alguien es parado por la policía, no hay excusa para no parar. Si no se para, si se escapa, uno debe atenerse a las consecuencias. Kyllan Mbappé, queda disculpado -por ser futbolista y no sociólogo o filósofo- al llamar al fallecido sin ironía “este angelito”. Cuando declinen los incidentes conoceremos el historial del fallecido y entenderemos mejor porqué huyó cuando le pidieron la documentación.

3.  En una sociedad castigada por la delincuencia étnica, como la francesa o la norteamericana, no es raro que se los grupos que protagonizan mayoritariamente actos ilegales sean sometidos a un control más habitual que otros grupos mayoritariamente inofensivos. Raro sería que se pidiera la documentación a turistas suecos o a japoneses que fotografían la arquitectura de Gaudí. Todos -salvo los que se niegan a reconocerlo- intuyen que grupos albergan los mayores contingentes de delincuencia.

4. Desposeer a la policía de autoridad para cumplir su misión supone realizar un doble salto mortal sin red: si no hay más delincuencia es porque, esencialmente, la policía cumple con las funciones que le son asignadas. Persígase a los policías, sométaselos a sospechas y se retraerán de sus funciones. Dado que el vacío no existe, la delincuencia aumentará.

5. La intuición de Faye a finales del siglo XX de que Europa camina hacia una guerra civil étnica, religiosa y social, se ha cumplido. No es una profecía: es una realidad. Reconocerla, equivale a reconocer el fracaso de la reglamentación europea sobre inmigración y la ruina sin el más mínimo resultado de las medidas de integración positiva y de subvenciones entregadas.

6. Cuando se llega a la conclusión de que las políticas adoptadas por derechas, por izquierdas, por instituciones nacionales e internacionales, son erróneas, el sentido común exige cambiar en dirección opuesta. Creemos que, en la actualidad, ya va a ser muy difícil no alcanzar el último grado de un conflicto de esta naturaleza -la guerra civil-; lo que estamos viendo hoy son los habituales choques entre vanguardias que preceden a las grandes batallas.

7. De las tres alternativas para la inmigración (asimilación, integración, multiculturalidad) han fracasado las dos últimas (pensar que el inmigrante podía integrarse en la sociedad de acogida recibiendo estímulos económicos y culturales, y pensar que la convivencia entre culturas separadas por brechas antropológicas es viable). Así que solamente queda la ASIMILACIÓN que se resume en “integración o expulsión” y, poco importa lo que diga el DNI. Ahora bien, para ello es preciso tener el valor de finir lo que es Europa, lo que es la cultura europea, lo que es el modo de vida europeo y lo que son los estándares europeos. Algo que la UE no ha estado en condiciones jamás de definir.

Para completar la lectura de este artículo ver:

10 VERDADES INCUESTIONABLES SOBRE LA INMIGRACIÓN MASIVA

UNA NUEVA FASE DE LA INMIGRACIÓN MASIVA

NOTRE-DAME, ¿POR QUÉ CREO QUE FUE UN ATENTADO?

LAS VIDAS DE LOS EUROPEOS IMPORTAN








 

 


jueves, 29 de junio de 2023

Notas para entender la "revuelta Prigozhin"

Los sucesos que se desarrollaron el pasado fin de semana en Rusia con la defección de Yevgueni Prigozhin, jefe del Grupo Wagner, han sembrado cierta confusión en torno a lo que está sucediendo en aquel país y sobre el desarrollo del conflicto ucraniano. Tertulianos de todas las cadenas han desatado una campaña de guerra psicológica, habitual desde el inicio del conflicto, pero que corre el riesgo de hacer imposible establecer dónde empieza la verdad y donde termina la exageración, la mala fe y, sobre todo, impedir hacernos una idea de la fase actual del conflicto.

1. PRIGOZHIN NO HA ENTENDIDO EL FONDO DE LA CUESTIÓN

¿Quién es el jefe del Grupo Wagner? Un judío de Leningrado, sin ninguna experiencia en combate, ni en dirección de asuntos militares. Por supuesto, sin conocimientos de estrategia ni de táctica. Un negociante del sector de la alimentación. Uno de tantos oligarcas judíos, sin sentido de la medida, sin sombra de patriotismo y, por supuesto, sin escrúpulos. Como cualquier otro oligarca, su único interés radica en cómo acumular más patrimonio personal. Nada más. No puede pedírsele, por tanto, que entienda de sutilizas políticas, ni siquiera de estrategia militar: lo único que entiende es de ingresos en sus cuentas corrientes.

Prigozhin no ha entendido que el objetivo de este conflicto no era la “conquista de Ucrania”, sino garantizar la seguridad de las repúblicas que renunciaron a seguir en el Estado ucraniano y se adhirieron a la Federación Rusa, garantizar la integridad de Crimea y evitar la incorporación de Ucrania a la OTAN. No se trataba, pues, de “conquistar Ucrania”, sino de alcanzar unos objetivos políticos muy claros. Por tanto, el conflicto que se ha desarrollado desde febrero de 2022 no era una “guerra total”, sino una “guerra limitada”. Y, prácticamente desde las primeras semanas de conflicto, no fue una “guerra de movimientos”, sino más bien, una “guerra de posiciones”.

Finalmente, Prigozhin no ha entendido que un ejército privado de 50.000 hombres, puede entenderse solamente en Rusia si acepta ponerse a disposición de la estrategia diseñada desde el Estado Mayor y reconoce su papel como fuerza auxiliar de apoyo, sin autonomía estratégica. Es normal que no lo entendiera: a fin de cuentas, como hemos dicho, él no es militar.

2. PRIGOZHIN O EL MALVERSADOR

Uno de los negocios iniciados por Prigozhin y que le han reportado más fondos y, al mismo tiempo, por lo que se le ha llamado “el cocinero de Putin”, es el de servicios de catering. Esta empresa, Concord Management and Consulting, fue fundada en 1995 y, entre otras actividades, ha servido millones de raciones a las fuerzas de vanguardia del ejército ruso. Desde el ministerio de defensa ruso se han quejado de la calidad deficiente de estas raciones. Parece que la polémica desatada en torno a estos suministros estuvo en el origen de los desencuentros que han desembocado en la rebelión del pasado fin de semana.

En efecto, en Rusia no existe la figura del “contratista de servicios de defensa”. Las circunstancias y los vacíos legales, han hecho que un oligarca pudiera fundar un ejército privado puesto a disposición de la política exterior rusa, pero sin estar sometido a la disciplina militar, ni a las indicaciones del ministerio de la defensa. Para llenar ese vacío, el gobierno ruso tiene en estudio una legislación que debería ponerse en práctica el 1º de julio y que preveía la integración de las unidades del Grupo Wagner dentro del ejército ruso.

En otras palabras: entre las sospechas de malversación de fondos y la certidumbre de que, en apenas diez días, el Grupo Wagner sería desmantelado, Prigozhin era consciente de que hasta ahí había llegado y de que, a partir de ahora, se abría ante él la posibilidad de terminar como los catorce oligarcas rusos muertos, suicidados entre enero y octubre de 2022 (en su mayoría, por cierto, también de origen judío). O lo que para él era casi peor: ver su imperio detenido y el crecimiento de sus cuentas bloqueado. Optó por realizar un órdago, una fuga hacia adelante, desafiar al Kremlim amparado en sus 50.000 hombres armados. Y fracasó.

3. LA FASE ACTUAL DEL CONFLICTO

La censura de fuentes fiables sobre la marcha del conflicto garantiza que la opinión pública occidental piense que la “contraofensiva ucraniana” (de la que se lleva hablando tres meses) está siendo un “éxito”. Sin embargo, salvo un pequeño pueblo, sin ninguna importancia estratégica, lo cierto es que la “contraofensiva” está suponiendo un fracaso total para el ejército ucraniano. La voladura de la presa de Kajovka ha sido la excusa adoptada por Zelensky para justificar el fracaso de la tan cacareada contraofensiva. Sin embargo, se ignora todavía, quien pudo volar la presa.

Lo que dice la “ciencia militar” es que las fuerzas rusas ya han alcanzado los objetivos que se habían propuesto al iniciarse el conflicto. Los frentes están estabilizados. Las barreras antiminas y anticarros colocadas por el ejército ruso sugieren que no piensan avanzar más hacia el interior de Ucrania y que son defensas infranqueables para las unidades blindadas ucranianas. Por eso ha fracasado la contraofensiva.

Así pues, en el momento actual, todo se reduce a un juego de represalias: si los ucranianos intentan sabotear la retaguardia son “premiados” con unas cuentas decenas de drones suicidas o de cohetes sobre lo que queda de sus infraestructuras. Eso es todo.

4. ¿POR QUÉ SIGUE ABIERTO EL CONFLICTO?

La respuesta es muy simple: el sentido común aconsejaría a Zelensky sentarse en la mesa de negociaciones y aceptar lo inevitable, mermas territoriales y política neutralista. Pero esa no es la actitud impuesta por los que hicieron inevitable el conflicto: el complejo militar-industrial norteamericano dueño de la OTAN. Desde el inicio del conflicto, los Estados de la UE y los EEUU han enviado miles de millones en material bélico a Ucrania: la camarilla de Zelensky pone los muertos, se lucra el complejo militar industrial norteamericano.

Desde que se inició el conflicto, los EEUU han ido reforzando su posición, incluso dentro de la industria militar europea, mientras que la defensa europea se ha ido debilitando y lo que queda de industria militar está cada vez más penetrada por capital procedente del complejo militar-industrial norteamericano. Para este conglomerado -una de las columnas de la oligarquía USA que tiene a Joe Biden como títere- lo esencial no es acabar con los sufrimientos del pueblo ucraniano: sino prolongar al máximo el conflicto, como mínimo hasta las elecciones norteamericanas de 2024. Luego, ya se verá. No habrá paz antes de las elecciones en los EEUU. No habrá conversación y la esperanza de Zelensky es que venza de nuevo Biden y las cosas no cambien mucho para él.

El miedo de Zelensky es reconocer el hecho incontrovertible de que Ucrania no puede entrar en la OTAN, aceptar la merma territorial y encontrarse con una factora para la reconstrucción que “Occidente” no va a poder pagar. No se sabe cómo podría reaccionar la opinión pública ucraniana ante los hechos desprovistos de connotaciones propagandísticas: una guerra perdida, unos territorios que nunca va a recuperar e, incluso la posibilidad de que países como Polonia traten de asestarle más zarpazos territoriales.

5. ¿CUÁL ES EL PUNTO DÉBIL DE RUSIA?

El eje de la reconstrucción rusa acometida por Putin es garantizar la fortaleza y el prestigio del Estado en tanto que expresión política organizada de la nación. Ahora bien, esta no es la tendencia del mundialismo ni de la globalización tal como se las ha entendido en “Occidente”. Por lo demás, no debemos de llevarnos la impresión de que todos dentro de rusia comparten los objetivos de Putin. Existen -especialmente en el sistema bancario- “quintacolumnistas” del Foro de Davos, del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial. Así mismo, existen fracciones que mantienen posiciones más “liberales” tanto en política como en economía. Y no se trata solo de Alekséi Navalni, cuyo “gobierno” no pasa de las cuatro paredes de su celda, sino, más bien del grupo de economistas enfeudados en el Banco Central de Rusia (Elvira Nabiullina). Sin olvidar que la CIA y las ONG subsidiadas por occidente, han tratado de realizar una acción deletérea y desestabilizadora de la política de Putin. La “quinta columna” de “Occidente” está dentro de Rusia y opera en el país.

6. ¿CUÁL ES LA POSICIÓN DE RUSIA EN POLÍTICA INTERNACIONAL?

Parece evidente que el nacionalismo ruso gobierna en Rusia. Y eso implica una idea de soberanía y de independencia que hace tiempo ha desaparecido en Occidente. Rusia forma parte hoy de los “países BRICS”, el “anti-Occidente”. Pero nos equivocaríamos si pensáramos que las políticas exteriores y los análisis de China y de Rusia son idénticos.

En primer lugar, China busca una hegemonía económica-tecnológica global; tiende a pensar que esa hegemonía le garantizará ser la única potencia mundial en la segunda mitad del siglo XXI. Los riesgos de guerra quedarán eliminados porque la unión de potencial tecnológico, capacidad productiva y expansión económica sustituirán a las rivalidades territoriales, a los proyectos de hegemonía política y a las veleidades nacionalistas.

Rusia, sin embargo, ve las cosas de distinta manera: sigue teniendo como objetivo un mundo “multipolar”, asentado sobre distintas “patas”, “Occidente” sería, indudablemente, una de ellas, siempre y cuando los EEUU renuncien a su proyecto mesiánico-imperialista y dejen de obstinarse en seguir manteniendo un papel que perdieron desde la gran crisis económico de 2007-2011.

De todas las políticas exteriores llevadas a cabo en la actualidad por las grandes potencias, la rusa parece la más razonable y se basa en el principio físicamente aceptado de que una mesa es más estable sostenida sobre cuatro patas. Rusia tiene la conciencia de ser una de ellas, China, por supuesto, es otra, pero no está tan claro en el futuro cuáles serán las demás: a la vista de lo sucedidos a finales de los años 80 y principios de los 90, es evidente que Rusia tiene una espina clavada y que esa espina tiene bandera USA. Por tanto, Rusia apoyará a China con todas sus fuerzas en el debilitamiento del dólar como moneda de cambio internacional. Concluida la hegemonía del dólar, habrá terminado también la de los EEUU.

Por otra parte, Rusia es consciente de que, tanto la OTAN como la UE, son estructuras débiles cuya fortaleza depende del Pentágono la primera, y de la capacidad de Washington por marcar políticas económicas que son seguidas con fidelidad perruna por los gobiernos europeos. Algunos de estos gobiernos -Macron en concreto- son conscientes de que a los EEUU les va a resultar muy difícil mantener su coherencia interna y su política exterior en los próximos años e, incluso, que es posible, un retorno al aislacionismo norteamericano y a la política del “decoupling” con la UE y con la OTAN. No en vano, Macron ha afirmado recientemente que la UE debería pedir su adhesión a los “países BRICS”. El conflicto ucraniano no ha sentado bien a la UE.

7. PRIGOZHIN EN BIELORRUSIA, PUTIN REFORZADO

Por el momento, ni la contraofensiva ucraniana ha tenido el más mínimo éxito (resultaría curioso saber el destino de los seis leopards enviados por Pedro Sánchez que no creemos ni que hayan sido capaces de entrar en combate), ni la “revuelta de los mercenarios” ha mermado la credibilidad del Kremlim. Lo que parecía ser un “golpe de Estado” en toda regla, se ha saldado con su salida a Bielorrusia (el Estado más próximo a Rusia, así que, se trata, más bien, de destierro a un país amigo de Putin).

Es posible que el propio Prigozhin fuera “intoxicado” por los servicios de información norteamericanos y le indujeran a una rebelión que no tenía la más mínima posibilidad de triunfar. De lo que no puede dudarse es de que el decreto que debería poner fin a las actividades autónomas del Grupo Wagner, han estado en el origen de la revuelta y que las investigaciones por malversación suponían para Prigozhin la posibilidad de terminar como las casi dos decenas de oligarcas judíos rusos. Por el momento, ha habido acuerdo: integración del Grupo Wagner en las operaciones en Ucrania, mantenimiento de sus posiciones en los países africanos en los que actúa y actuación de Lukashenko como anfitrión de Prigozhin. Casi una tormenta en un vaso de agua.

Para esperar al próximo episodio de este conflicto habrá que esperar a las elecciones norteamericanas de noviembre de 2024. O a que los rusos hagan pagar al ejército ucraniano con la misma moneda y sean voces en el interior de Ucrania las que empiecen a clamar por el final de una guerra que nunca pudieron ganar y que cada vez tiene menos sentido. El día en que el pueblo ucraniano entienda que es un rehén del complejo militar-industrial norteamericano y su única misión poner los muertos y alargar la guerra lo más posible, pedirán explicaciones a Zelensky. Y nadie es capaz de intuir cómo puede terminar el pequeño judío de Kiev.








 

REFLEXIONES ANTES DE VOTAR (1) - 10 REFLEXIONES SOBRE LAS NUEVAS TENDENCIAS DE LA PÒLÍTICA ESPAÑOLA

 

Iniciamos una serie de reflexiones sobre las próximas elecciones. Vaya por delante que estamos convencidos de que la convocatoria del 23-J servirá, como máximo, para cambiar algunos rostros, pero solo superficialmente se alterarán las políticas cotidianas. Hoy, los gobiernos elegidos democráticamente, aplican políticas procedentes de estructuras supranacionales (UE, ONU, OTAN, consorcios financieros) que nadie ha elegido. Este es el verdadero drama. Sin embargo, no podemos liquidar aquí el análisis. Hace falta conocer los rasgos de nuestro tiempo y las tendencias nuevas que aparecen en el escenario. Y a resumir estos elementos nos dedicaremos a partir de este post.

1. EL GOBIERNO DE LAS “5M”

Sánchez presentador de un ominoso programa de televisión desde el plató del bunker de La Moncloa. Sánchez realizando una tournée por todos los medios de comunicación, incluido el podcast de “La Pija y la Quinqui”. Las ministras acudiendo a las manifestaciones del “orgullo gay”. La vicepresidente del gobierno jugándose su futuro. Todos, preparando la lección del día: reunidos con gabinetes electorales, asesores de imagen, grupos de crisis, preparar ruedas de prensa e intervenciones mediáticas. El gobierno de las “5M” (Mentira, Mendacidad, Miseria, Maldad, Malversación), no gobierna: está en campaña. No hay nadie en el timón, quizás algún becario. ¡Que acabe pronto esta feria de vanidades!

2. LA ESTRATEGIA ELECTORAL DEL PEDROSANCHISMO

Es una campaña que empezó  -por ponerle una fecha- a principios de año, cuando todos veían en las elecciones municipales y autonómicas una posibilidad de “cambio de ciclo”. El gobierno de las “5M” se ha empeñado en tratar de alterar la Matrix: como si muestro una mano abierta y digo, “ved esta mano, está cerrada”. Y, a fuerza de repetir que está cerrada, siempre habrá alguien que se lo creerá. Y si insistimos lo suficiente y con la necesaria vehemencia, seguramente serán miles los que estarán dispuestos a aceptar la nueva “verdad”: que lo blanco es negro y lo alto se sitúa en lo bajo. Tal es la estrategia electoral del sanchismo.

3. HEMOS PASADO DEL BIPARTIDISMO A LA POLÍTICA DE BLOQUES

La constitución española se redactó para que, a lo largo de las décadas, se fueran sucediendo una opción de centro-derecha y otra de centro-izquierda, apoyados por nacionalistas catalanes y vascos cuando no tuvieran mayoría absoluta. Era el “bipartidismo imperfecto”. Este modelo quebró a partir de la crisis económica de 2008-2911: aparecieron Ciudadanos y Podemos. Pero, diez años después, ambas opciones políticas ya habían desaparecido. Apareció otro elemento -Vox-, pero no se volvió al “bipartidismo imperfecto”, sino que se entró en la “política de bloques”. Y la realidad política española actual hay que analizarla a partir de esta nueva situación.

4. LA POLÍTICA DE BLOQUES HA LLEGADO PARA QUEDARSE

Más vale que nos vayamos convenciendo de que, en el futuro, solamente tendremos ocasión de votar a dos opciones: “el bloque de la derecha” y el “bloque de la izquierda”. Los nacionalistas e indepes, antes o después deberán comprender que el curso de la historia los ha apeado de la posibilidad de ejercer cualquier protagonismo. Esta “política de bloques” es la tendencia general en la política internacional: Francia, Italia, Estados Unidos, Brasil, son ejemplos de esta tendencia. La distancia que separa a los dos bloques es tal, que existe una imposibilidad conceptual para establecer nuevos “centrismo” amortiguadores. La desaparición de Ciudadanos es la muestra de que la “ambigüedad no paga”.

5. POLÍTICA DE BLOQUES ¿POR QUÉ?

¿Por qué esa tendencia? Por que hemos entrado en una nueva era: la izquierda, huérfana de doctrina, ha asumido la proclamada por la ONU, Agenda 2030; la prisa por aplicarla, ha generado una reacción en la derecha que se ha visto obligada a reafirmarse en sus posiciones conservadoras. No hay posibilidades de encontrar un término medio: o se está embarazada o no se está, o se está a favor de lo LGTBIQ+ con todo lo que implica o se está en contra; o se está a favor de la inmigración masiva o se está en contra; o se está a favor de la Agenda 2030 o se está en contra. No hay posibilidades de practicar el eclecticismo, ni de establecer centrismos ni términos medios: el diálogo entre ambos bloques es imposible e inviable.

6. NO ESTAMOS ANTE BLOQUES UNIDOS (1): LA IZQUIERDA ATOMIZADA

La izquierda es un mundo atomizado: todavía existe la sigla “PSOE” como aglutinante de la mayor parte de la izquierda, pero, dentro incluso de esta sigla maldita, ya se ha perdido la noción de “políticas de Estado”: baronías contra poder central; cada parte tira a lo suyo. Ya no existe una posición única en nada, salvo en la necesidad de derrotar al bloque de la derecha. En cuando a lo que está a la izquierda del PSOE, existe un mundo de miríadas de grupúsculos confederados en torno a distintas siglas, la mayoría de nivel local, pocos integrantes y muchos chiringuitos subsidiados. Entre estos grupos existen contradicciones y distintos puntos de vista, matices e intensidades, pero lo que los une es la oposición al bloque de la derecha. Eso y la convicción de que los grandes negocios se realizan a la sombra del poder. Y que solamente el bloque de izquierdas garantiza la manutención de los chiringuitos subvencionados.

7. NO ESTAMOS ANTE BLOQUES UNIDOS (2): LA DERECHA DIVERSA

En la derecha la situación es mucho más clara. Existen contradicciones. Fundamentalmente tres: contradicción entre los que se oponen frontalmente a la Agenda 2030 y los que solamente se oponen a algunos de los “17 objetivos”; entre la “derecha conservadora” y la “derecha progresista” (a lo Casado o a lo María Guardiola); y entre “moderados” y “radicales”, esto es, entre PP y Vox. A esto se añadiría una contradicción “transversal”: la existente entre liberales de estricta observancia, neoliberales y antiliberales. Existe una mayor homogeneidad en el bloque de la derecha, pero, no hay que engañarse: también existen diferencias y lo que mantiene cierta unidad es la oposición al bloque de la izquierda

8. NO ESTAMOS ANTE BLOQUES UNIDOS (3): LOS INDEPES

El independentismo, como hemos dicho siempre, incluso en los peores momentos del “procés”, es un residuo de aquel pasado decimonónico en el que las burguesías locales aspiraban a tener un “estado” propio para defender mejor sus intereses de clase. Eso ha quedado muy atrás en estos tiempos de Cuarta Revolución Industrial. Cualquier iniciativa indepe es un canto del cisne generado por su fanatismo y lo limitado de sus miras. Los indepes estuvieron divididos entre “moderados” (PNV-CiU) y “radicales” (HB-ERC), pero esto también es cosa de ayer: la desesperación ante la falta de viabilidad de los proyectos indepes, ha generado cierto activismo y una tendencia a ver en el bloque de la izquierda un ambiente más favorable para ellos que en el bloque de la derecha.

9. LAS ELECCIONES NO RESUELVEN PROBLEMAS: CAMBIAN ROSTROS (COMO MÁXIMO)

Si alguien cree que las próximas elecciones van a cambiar algo el fondo del panorama político español, se equivoca: de hecho, nunca, en ningún momento, en casi ningún lugar del planeta, unas elecciones han servido para rectificar 180º actitudes erróneas. Nuestra democracia tiene más de 40 años: el ciudadano ha perdido poder adquisitivo, la vida se ha encarecido, han aparecido problemas sociales inéditos (inmigración, delincuencia, violencia, adicciones), han aumentado las cargas fiscales, la UE y la ONU han hecho que ya no sepamos ni donde empieza ni donde termina nuestra “soberanía”. Las elecciones solo sirven para cambiar rostros, pero muy poco para cambiar políticas de fondo.

10. EL GOBIERNO NO GOBIERNA, GOBIERNAN LOS TENEDORES DE LA DEUDA

El nivel de endeudamiento del Estado y el pago de los intereses que debe asumir (42.000 millones de euros para 2024) hacen que los “gobiernos no gobiernen”, al menos en lo esencial: quienes gobiernan son los propietarios de la deuda. Son ellos los que imponen políticas económicas: y no los ha elegido nadie. Como nadie ha elegido a los responsables de la UE, ni a los funcionarios de la ONU que redactaron la Agenda 2030. Vale la pena que asumamos esta realidad: las políticas no salen de los programas electorales, salen de las oficinas en las que se refugian los diosecillos de la economía, los Black Rock y los Carlyle Group. Todos los que “se dedican a la política” conocen y tienen asumida e interiorizada esta verdad.








 


lunes, 12 de junio de 2023

CRONICAS DESDE MI RETRETE: 23-J, UN RETO HISTÓRICO, ACABAR DE UNA VEZ POR TODAS CON LA SIGLA MALDITA

La consulta electoral del 23 de julio puede ser otro momento banal en el que un gobierno catastrófico será sustituido por otro cuya tarea no será realizar una reforma necesaria en todas las estructuras del Estado, de la economía y de la sociedad, sino limar los destrozos más notables del gobierno anterior. Feijóo “el gris”, sustituirá a Pedro “el psicopatón”. Poco más. Si eso es todo, las próximas elecciones aportarán poco a este país. Otra ocasión perdida. Y, sin embargo, estas elecciones podrían -deberían- servir para algo más: por ejemplo, para enterrar a unas siglas malditas, golpeteras y corruptas desde los años 30 que luce en su nombre su primera mentira: “Partido Socialista Obrero Español”.

En las encuestas más creíbles publicadas estos días, el PSOE no estará en condiciones de superar los votos de las derechas, por bien que fuera el invento de “Sumar”. Sánchez y sus ministros lo han hecho demasiado mal como para repetir otros cuatro años. De acuerdo. Pero el problema no es ese, sino que esas mismas encuestas solamente dan leves pérdidas de porcentaje al PSOE, apenas unas décimas. Esto es lo preocupante: que, tras la gestión de Zapatero, el PSOE debería estar muerto, y, sin embargo, tras otra gestión aun más catastrófica, apenas pierde “décimas”. Y si esto es así -y tenemos tendencia a pensar que las encuestas aciertan-, sabemos lo que ocurrirá después: dentro de 4 u 8 años volveremos a tener al socialista de turno, encumbrado por los medios, como alternativa a “la derecha”. Patxi López ya está preparando su candidatura para cuando se produzca el hundimiento del pedrosanchismo.

Estamos en 2023; en este país han pasado muchas cosas desde el 11-M. De ZP a Sánchez, la política del PSOE ha sido cada vez más errática. Hay que reconocer que, en esto, sigue las orientaciones de lo que queda de la izquierda europea. De ahí la mentira que enarbola su misma sigla:

- el PSOE, ya no es “partido”, es, como toda la izquierda europea, una amalgama de círculos, baronías, tendencias, sensibilidades, afinidades, incluso “bandas” delincuenciales, que comparten un espacio de izquierdas en comandita con otras siglas aún más atomizadas: Podemos, Sumar, Mas Madrid, En Común, Compromís, etc.

- el PSOE, ya no es “socialista”, no ya “socialista marxista” que dejó de serlo en las profundidades de la transición por presiones de la socialdemocracia alemana (que era -a fin de cuentas- quien pagaba el lanzamiento de la sigla), sino que fue perdiendo su perfil socialdemócrata (especialmente a partir de la crisis económica de 2007-2011 en donde la Internacional Socialdemócrata perdió toda credibilidad entre la clase obrera lanzándose a salvar a la banca ante todo y por encima de todo). Tampoco es la mezcla de buenismo, humanismo de mercadillo, “renuncia preventiva” y grandilocuente “alianza de civilizaciones” que fue con ZP. Con Sánchez, el ”socialismo” es, simplemente, la etiqueta de un poder personal, al albur de alianzas necesarias para mantenerse en el poder. La negación de cualquier principio más allá de los cuatro rasgos propios del perfecto psicópata de manual: falta de empatía con todos, incluso con sus más próximos; capacidad para la mentira; desprecio por el sufrimiento de otros; convicción de que lo propio es lo único que merece ser defendido. Después de eso, ya no hay otro peldaño descendente: tan solo la camisa de fuerza y el frenopático.

- el PSOE ya no es “obrero”, es el partido de los propietarios de ONGs subvencionados, es el partido de los intelectuales y profesionales progresistas surgidos de universidades y que se reconocen en los modos y en los tópicos de Sánchez, es el partido de los inmigrantes naturalizados, de los okupas permitidos y de los crédulos que creen en las promesas electorales de carácter social y de los devoradores de gambas sindicalistas, con algún ecologista fiel a las sublimes ideas de “Greta Majareta”. Eso es todo. Lo que peor resisten los dirigentes del PSOE es que los “obreros”, no solamente ya no engordan los votos de su partido, sino que prefieren las siglas situadas en las antípodas.

- finalmente, el PSOE ya no es “español”, ni probablemente lo ha sido desde la prehistoria del zapaterismo, cuando Maragall firmó el “Pacto del Tinell”: todos contra el PP (lo cual es legítimo), pero también todos por el “nou Estatut” (que entonces no tenía la más mínima demanda social). A partir de aquí, ZP aceptó que la centrifugación del Estado era una posibilidad: no creía en las naciones y por tanto le daba igual que España se fuera al garete. Aquellas aguas trajeron los lodos indepes que, como era de esperar, quedaron en nada. Pero, cuando se pensaba que el problema había sido conjurado por el sentido común, falto de apoyos, falto de votos, falto de convicciones, Sánchez se arrojó en brazos de la “no-España” para poder gobernar España. Y lo peor ha sido lo que, no se ha tratado solo de “alianzas coyunturales”, sino que se ha comprometido la política exterior, se ha seguido alterando el sustrato étnico, cultural y religioso de nuestro país, se ha renunciado a realizar políticas que beneficien al pueblo español…

La gran mentira del PSOE, por todo ello, es el propio paradigma que encierra su sigla.

Se entiende que en los períodos de ZP y Sánchez, se haya dado máxima importancia al tema de la memoria histórica. Cuando yo iba al cole, hacía 70 años que habían terminado las guerras carlistas. No puedo imaginar que, en los años 50, los tradicionalistas más exaltados buscaran fosas con lupa o procedieran a desenterrar a sus muertos. Y es que, lo normal, después de toda guerra, es superar el conflicto. Aquí parecía superado (esta humilde bloguero, aficionado al cine sabe que en la película Frente de Madrid, filmada por Edgar Neville ¡en 1939! Ya había un primer guiño a la “reconciliación”, guiños que se fueron prodigan en las décadas posteriores en muchas otras cintas, incluida El santuario no se rinde, dedicado a la resistencia en el Santuario de la Virgen de la Cabeza o en Mi Calle, otra vez de Neville, que vehiculizaban de nuevo el mensaje de superación de la guerra civil.

En mi familia, viví esa situación: mi abuelo, teniente-coronel del ejército republicano, dos veces condenado a muerte e indultado, se llevaba bien con mi padre, hombre de derechas que se vio obligado a abandonar el caos catalán en septiembre de 1936 para huir a Francia por la montaña y entrar en la “España Nacional” una vez liberado Irún. Nunca hubo entre ellos una fricción, ni un comentario hostil. Los españoles se habían reconciliado… hasta que Zapatero decreto la obligatoriedad de la “memoria histórica” y, luego, Sánchez, fue todavía más allá, reescribiendo la historia, profanando tumbas, con penas de prisión y multas para quien se saliera de su “revisionismo”.

Era preciso para Sánchez “reescribir la historia” y olvidar el ominoso papel del PSOE durante la Segunda República. Hay mucha literatura a disposición sobre este tema. Si el 18 de julio hubo una insurrección cívico-militar contraria a la república, fue porque casi dos años antes una insurrección socialista había prendido en Asturias (cayendo en el más espantoso de los ridículos en Cataluña) solo por el hecho de que el gobierno de Lerroux había nombrado a unos pocos ministros procedentes de la CEDAD… que, por cierto, había ganado ampliamente las elecciones de 1933. Y, si, es cierto que aquella insurrección siguió a la “sanjurjada”, pero también es cierto que la sublevación del General había sido el resultado directo de la legislación sectaria y anticatólica que se aprobó en los primeros meses de una república, que había llegado sorpresivamente y sin el más mínimo consenso…

Luego, tras la guerra civil, llegaron los “40 años de vacaciones”. Los dirigentes del PSOE, medraron en el exterior. No existió PSOE durante los 40 años de franquismo. Los círculos de Sevilla, de Madrid y de Bilbao, eran minúsculos. Lo esencial del PSOE fue lo que marchó al exilio y se negó a volver. Fueron los dineros del SPD alemán, los que resucitaron a la sigla fantasma. Aquellas aguas, trajeron esos lodos por los caminos que hemos descrito rápidamente.

Y es así como llegamos al 23 de julio de 2023. Una gran ocasión ¿para qué? para que la sigla maldita desaparezca de una vez para siempre. Lo mejor que cabría esperar de esas elecciones, no es la subida al poder de Feijóo “el gris”, ni siquiera la posibilidad de que dependa de los votos de Vox, sino el que el PSOE siga el camino emprendido por sus hermanos italiano y francés, partidos socialistas hoy inexistentes o reducidos a la mínima expresión.

Si la sigla maldita no desaparece, estas elecciones habrán servido para poco.

En 2011, como fruto de la crisis económicas aparecieron nuevas siglas políticas (Cs y Podemos) y, más tarde, las tendencias populistas europeos generaron otras (Vox). Las primeras ya han desaparecido y las segundas, todo induce a pensar que tendrán su momento después del pasó de Feijóo por la presidencia. El sistema de partidos se va reajustando con el paso del tiempo: el PSOE es un arcaísmo, una antigualla olvidable por su historia y por su presente. Una ofensa al sentido común y que desdice la posibilidad de discernimiento del electorado.

La última reunión de la dirección del PSOE en la que se elaboraron las listas electorales, demostró que la sigla es una estructura autoritaria, verticalista, que trata de asegurar “puestos de trabajo” a los amigos del presidente. Ahí ya no queda nada de doctrina, de “proyecto”, de política: sólo amiguismo, pago de favores, nepotismo y fatuidad. Es un síntoma de una situación de descomposición interior. Dentro ya no queda ningún líder capaz de reorientar el partido. Su mejor destino es desaparecer.

Si tras las elecciones del 23-J la sigla se hunde, este país podrá darse con un canto en los dientes. Si pierde “por unas décimas” y queda en torno a los 90-95 diputados, la sigla maldita todavía tendrá resuello para presentarse a las siguientes elecciones. Y eso si sería una tragedia nacional.








 

miércoles, 7 de junio de 2023

AGENDA 2030 – FORO DE DAVOS – TRANSHUMANISMO TRES TENDENCIAS CONVERGENTES (charla del 3 de junio en Madrid)

El sábado pasado, invitado por la Asociación Juan Ignacio tuve la ocasión de dar una breve charla en el Espacio Ardemans. Resultó particularmente interesante saludar a amigos y kameraden que hacía tiempo no veía y saber que todos siguen en pie y en línea. La charla se grabó, así que supongo que aparecerá por algún sitio. Este es el texto inicial que no corresponde exactamente con lo dicho por razones de tiempo. Incluyo el texto con algunas referencias que pueden encontrarse en el propio blog INFO-KRISIS a fin de completar conceptos, ideas, personajes y situaciones de las que en la charla era imposible extenderme más. Estos enlaces pueden servir también como referencia del proceso de elaboración seguido para componer esta charla que no es más que una síntesis de trabajos realizados en el últimos año y medio.

Charla Madrid 3 de junio

AGENDA 2030 – FORO DE DAVOS – TRANSHUMANISMO
TRES TENDENCIAS CONVERGENTES

INTRODUCCIÓN

Posición del conferenciante: entender nuestro tiempo. Lo peor que le puede pasar a un ser humano es no entender el tiempo en el que le ha sido dado vivir. Y es más frecuente de lo que parece. Puede parecer paradójico para alguien que dirige una revista de historia del fascismo que va ya por su número 84. El fascismo no es de nuestro tiempo: pertenece a la primera mitad del siglo XX y no tiene nada que ver con la postmodernidad. (Ver Artículo 1Artículo 2Artículo 3)

Me dedico a otra actividad: la de crítico cinematográfico y se series de televisión. En realidad, fue a través del cine como llegué al H+. Era una ideología que estaba presente en muchas películas desde 1968 cuando Kubrick filmó 2001 una Odisea espacial. Desde entonces ese cine, a veces confundido con el de ciencia ficción, ha ido prosperando, así que hará unos cinco o seis años, me interesé por sus orígenes y, si os interesa este planteamiento por ahí corre una conferencia mía sobre el tema que no voy a repetir aquí.

Veía una ilación lógica que llevaba de la “contracultura” de los años 60, a la “new age” (Ver Artículo 1 y Artículo 2) que siguió y de ahí, en los años 90 se forjó esta nueva corriente, el H+. (Ver Artículo 1 y Artículo 2) Mi primera valoración fue: “Es una locura”, pura ciencia ficción tomada como ciencia positiva. Hoy me mantengo en la misma actitud. Es H+ es una locura… pero es una locura compartida por élites económicas y tecnológicas, como en otro tiempo existían corrientes socialistas fabianas compartidas contradictoriamente por los Rockefeller y élites financieras. Sin embargo, el H+ insiste en un punto: el papel de la ciencia y de la técnica en la construcción del futuro. ¿Y los otros dos?

- El Foro de Davos es un “grupo de encuentros”, entre otros muchos (Ver Artículo), en donde se unen representantes de los consorcios económicos, de las clases políticas nacionales y de la pieza intermedia entre ambas, los conglomerados mediáticos.

- La Agenda 2030, por su parte, nace de la casta funcionarial de las Naciones Unidas y de la UNESCO. Y aquí vale la pena insistir en que estas organizaciones internacionales no están compuestas por representantes de cada país para deliberar sobre la paz, resolver conflictos y preparar el futuro. Eso corresponde a las “asambleas generales”, pero eso es solo la punta del iceberg. Lo esencial es entender que detrás de las estas siglas existe una casta funcionarial con un proyecto propio: ultraprogresista y ultrahumanista, “iluminista” en el peor sentido de la palabra.

Pregunta: ¿En qué coinciden estas tres organizaciones?

Respuesta: en acometer proyectos de ingeniería social.

Pregunta: ¿Para qué?

Respuesta: Para adecuar las sociedades modernas a los cambios que se están produciendo y dirigirlas hacia lo que cada una de las tres organizaciones considera el marco utópico futuro.

Aquí vale la pena hacer un alto en el camino:

Una doctrina política es tal cuando es capaz de elaborar un proyecto de futuro. Para eso es preciso entrever cómo será el futuro. Si no se es capaz de prever el futuro, no se puede operar sobre él y, por tanto, el mejor de los proyectos políticos está, en ese caso, condenado al fracaso. Algunos lo hemos entendido tarde y eso explica el fracaso de las organizaciones en las que hemos militado.

EL FUTURO SEGÚN EL PROYECTO H+

El H+ es una nueva seudo-religión. No tiene nada de ciencia (porque no hay método científico), no es una filosofía (porque no hay racionalidad), tiene mucho de ciencia-ficción, y todo de seudo-religión, esto es de “falsa religión”, “simulacro de religión” o “caricatura de religión” en donde la “fe”, la emotividad, el sentimentalismo y la creencia en una “parusía de la técnica” constituyen la médula. Se dice que en Silicon Valley hay dos religiones: el ateísmo y el H+.

El transhumanismo:

-          Tiene sus “precursores”: los Juan Bautista (los Huxley, Galton, Darwin) (Ver Artículo)

-          Tiene su “viejo testamento”: la novela gótica, Teilhard (Ver Artículo), Fiodorov (Ver Artículo), ciencia ficción, Aldous Huxley (Ver Artículo)

-          Tiene sus “Apóstoles”: Esfandiary, Hans Movarec (IA), Marvin Minsky (cerebro-ordenador). Ray Kurzweil (La era de las máquinas espirituales), Max Moore (extropiano, ALCOR), Nick Bostrom (LEE, Humanity Plus), David Pierce (Imperativo hedonista, abolicionista).

-          Tiene sus “dogmas”:

1. La evolución no ha concluido.

2. La biología nos condena a muerte, pero queremos vivir.

3. La técnica nos permite estimular y acelerar la evolución

4. El próximo peldaño evolutivo contemplará: superlongevidad, superinteligencia, superbienestar

5. Se alcanzarán mediante desarrollo de IA, ingeniería genética, nanotecnología, robótica, impresión 3D, criogenia

6. El objetivo es crear un ser humano 2.0. que, durante la etapa H+ irá incorporando técnica: biohackers, cyborgs,

7. A la “etapa biológica”, seguirá una “etapa mixta” o H+ y luego una “etapa posthumanista” o “postbiológica”.

8. Conexión cerebro-ordenador a través de interface con carga y descarga de datos, permitirá crear una “conciencia cósmica colectiva”.

9. No se trata de “creer en Dios”, sino de “jugar a ser dios”; pasar del homo sapiens al homo deus. Tal es la propuesta final. (Ver Artículo)

Estos dogmas y los textos sagradas, así como los precursores, indican a las claras un optimismo tecnológico extremo y casi insensato.

De la misma forma que se decía en la Edad Media que el “Demon es deus inversus” (en castellano, más expresivo que el latín, se dijo que “el diablo es el mico de Dios”), hoy podemos decir que el H+ es el extremo límite de la subversión antitradicional.

Nada de todo esto pasaría por ser algo más que una originalidad exótica, difundida por películas hollywoodienses, de no ser porque las asociaciones y proyectos H+ están financiados por las fundaciones Rockefeller, Carnegie, Gates, etc y, recientemente, el presidente del Foro de Davos, Klaus Schwab se ha adherido a esta corriente. (Ver Artículo)

Y esto nos lleva directamente al Foro de Davos.

EL PROYECTO DEL FORO DE DAVOS

El “Foro de Davos” o Foro Económico Mundial, una ONG con sede en Suiza, fundada en 1971 que aspira a formar e incorporar élites a sus círculos regionales o a sus escuelas de cuadros. Tiene oficinas en Pekín y Nueva York. Colabora en el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas. Está dirigida por 24 miembros, y su función declarada es “el compromiso para mejorar el mundo”.

Se financia con las contribuciones de un millar de empresas (entre 40.000 y 500.000 francos suizos, moneda más o menos paritaria con el euro). Cada asistente a las reuniones del Foro para 4.500 euros por asistir a las conferencias y 9.000 para tener acceso a conferencias restringidas. Es un “big bussines” que factura al año 5.000.000.000 US$/año.

Une tres niveles:             - el mundo del dinero

                                          - el mundo de la política

                                          - el mundo de la comunicación

No es la única empresa de este tipo: Trilateral, Bildelberg, Club de Roma, Pilgrims Society, y así decenas. Se hacen famosas por algunos estudios o por previsiones que aciertan. Son “los que mueven el mundo”, pero, en realidad, siempre van a remolque del mundo.

Una nota “anti conspiranoica”: HETEROTELIA, distintos fines. Cualquier desarrollo de un proyecto resulta imprevisible y, habitualmente, nunca el punto de llegada tiene mucho que ver con propuesto en el punto de partida.

¿Qué hacen los asistentes a esas reuniones? Escuchar conferencias con la esperanza de conocer TENDENCIAS y estar personalmente preparados para afrontar mejor el futuro en las mejores condiciones. Parten de la base de que esas tendencias están compartidas por los hombres más poderosos del mundo y, por tanto, vale la pena ponerse bajo su sombra.

Por ejemplo, entre los 24 miembros de la dirección del Foro de Davos están

- David Rubenstein – fundador de Carlyle Group

- Kristalina Georgieva – presidente del FMI

- Peter Bradeck – ex director de Nestlé

- Larry Fink – consejero delegado de Black Rock

- Christine Lagarde – directora del Banco Central Europeo

- Reif Groisman – presidente del MIT

Como siempre en estos casos, lo importante no es lo que se trata en las sesiones -algunas se retransmiten en abierto por Internet y hay 500 periodistas cubriendo el evento, 220 conferencias durante 5 días- sino lo que se habla en los pasillos y el ambiente que se respira: son los “grandes influencers”.

No podemos bucear en el marco de esta charla en las ideas del FEM, pero sí situar el 2015 el arranque que nos interesa. (Ver Artículo)

-          En 2015 se publica el artículo en Foreing Policy (Huntington) de Schwab titulado La Cuarta Revolución Industrial. No tiene el menor impacto, pero al año siguiente se publica un libro con el mismo título que es, al mismo tiempo, el tema de la reunión del Foro de Davos.

-          En 2015 todavía se vivían las consecuencias de la primera gran crisis de la globalización. Y se trataba se relanzar el neo-capitalismo a nivel mundial.

-          Idea de partida es que todas las revoluciones industriales generan cambios en las relaciones de poder y en las estructuras de las sociedades y lo que Schwab pretende evitar es que los cambios tecnológicos generen cambios bruscos, especialmente, en el control que ejercen las élites económicas tradicionales a través de las estructuras democráticas, los partidos políticos y las organizaciones internacionales.

-          En la Primera Revolución Industrial, la del carbón, se generó una nueva burguesía acaudalada que sustituyó a las aristocracias e impulsó el modelo liberal de economía y el modelo partidocrático de entender la política. Fue la era de la formación de las naciones.

-          En la Segunda Revolución Industrial, la del motor de combustión interna y le energía eléctrica, el poder pasó a las grandes corporaciones anónimas, a las multinacionales y a la época de los grandes imperialismos (USA-URSS).

-          La Tercera Revolución Industrial arrancó con el microchip y la informática a nivel popular. Coincidió con la implantación mundial del neo-liberalismo y con el período de hegemonía unipolar norteamericana.

-          Hoy está en curso la Cuarta revolución industrial: y es ahí en donde recuperamos la obra de Schwab. Las características de esta revolución son:

> Desarrollo de la 3ª revolución, pero a mayor velocidad, a mayor profundidad y en mayor extensión.

> Está protagonizada por lo que Schwab llama “tecnologías convergentes”, a saber: biotech – IA – nanotech. Se trata de tecnologías que han nacido por separado, pero que, inevitablemente, tienden a confluir y a sintetizarse en prodigiosas síntesis tecnológicas y a revolucionar ramas de la medicina, de la genética, de la farmacología, de las comunicaciones y de las relaciones del ser humano con la técnica.

> Define 3 megatendencias:

+ físicas (robótica, vehículos autónomos, 3D, grafeno)

+ digitales (IA, blockchain, internet de las cosas, apps)

+ biológicas (ing.gen, medicinas personalizadas, nanotech)

Todo esto hará que la tecnología que surgirá de la 4ª Revolución Industrial no será algo separado del ser humano, sino integrado en él y que formará parte de nosotros mediante implantes, exoesqueletos, sustitución de órganos corporales por prótesis artificiales, etc.

> Schwab no dice nada nuevo: asume que las fantasmagorías de los doctrinarios transhumanistas van a desarrollarse tal como éstos plantean, pero las orienta hacia el terreno que a él, en tanto que empresario y presidente de uno de los conglomerados corporativos más influyentes, le interesa: en un momento dado de su libro sostiene que “Para poder gestionar la 4RI será preciso que las corporaciones colaboren con los Estados y las instituciones mundiales”. Esto implica:

- situar a las corporaciones económicas al mismo rango que los Estados

- limitar la soberanía y la democracia, subordinándolas a los intereses de las corporaciones.

- alcanzar el ideal planteado por Adam Smith en La riqueza de las naciones, publicado en 1776, esto es, hace 250 años, sobre dar rienda suelta, sin límite ni cortapisa alguna a la libre competencia y a las leyes del mercado.

Schwab justifica esta colaboración entre Estados endeudados dirigidos por políticos corruptos y tiburones corporativos, alegando que la aplicación de las tecnologías convergentes afectará a todo el sistema mundial.

Así pues, propone una serie de medidas:

+ “economía colaborativa”: aprovechamiento de las nuevas tecnologías para comprar, vender, reciclar, reutilizar, realizar trueques.

+ “economía de partes interesadas”: en el que las empresas renuncian a parte de sus beneficios a corto plazo para invertir en las necesidades de la sociedad, es una forma de pretendido “capitalismo abierto a la sociedad”.

+ “fábricas inteligentes” mediante IA, producción bajo demanda. Es lo que se llama Fábricas 4.0. Las empresas no serán dirigidas por consejos de administración y técnicos lentos en sus reacciones, sino por IA que trasladará las peticiones de consumo a las cadenas de producción en tiempo cero.

+ “utilización del big data” para prever y orientar movimientos y consumos.

+ Empresas “disruptivas”, es decir, empresas creadas para satisfacer nuevos mercados generados por las nuevas tecnologías.

Empresas que no tienen patrimonio, pero lo mueven todo: Uber, Cabify, FaceBook, AirBNB, etc.

Ahora bien, todas estas propuestas son susceptibles de críticas que resultan muy difíciles de rebatir. Por ejemplo:

- la robótica generará la pérdida de millones de nuestros de trabajo, por ejemplo, entre reponedores de supermercados (se calcula entre 300 y 400 millones de personas que quedarán en paro en este sector) o entre los taxistas y transportistas cuando se implementen taxis autónomos, distribución de productos mediante drones o transportes sin conductor.

- los puestos de trabajo que la inteligencia artificial destruirá será mucho mayor que los puestos de trabajo que generará y que serán siempre puestos de trabajo altamente cualificados.

- se ampliará la brecha social entre una minoría -cada vez más minoritaria- que tendrá acceso a medicinas personalizadas, consumos extremos, tratamientos de prolongación de la vida, etc.- y una mayoría cada vez más amplia que vivirá en un paisaje que oscilará entre el miedo a perder lo poco que se tiene y la miseria tal como está definida en los relatos cyberpunk: alta tecnología y bajo nivel de vida.

Esto favorecerá procesos espontáneos que pueden conducir a:

- Estallidos sociales

- Crisis económicas propias de la globalización

- Regresiones populistas y contestaciones al neocapitalismo

Para ello, Schwab y el FEM proponen:

1) Implantación de un salario social que garantice los mínimos de subsistencia, pero no mucho más allá.

2) Promoción de universos virtuales para huir de la triste realidad cotidiana.

3) Exigencia de disminución de la población mundial.

4) Liquidación de la clase media potencialmente peligrosa en la medida en que, de ella han partido todos los cambios y procesos revolucionarios del siglo XX: no se trata solo de destruirla, sino de amenazarla en su seguridad, atomizarla, y aplastarla mediante impuestos y situaciones de inseguridad. Así se le impedirá pensar en vías de reconstrucción.

Hasta la reunión de enero de 2023, Schwab hablaba en un lenguaje completamente diferente a los H+: utilizaba sus ideas, sus visiones sobre una tecnología de ciencia ficción, pero, a diferencia de ellos, lo hacía con un:

- lenguaje amable, moderado, próximo y pretendidamente humanista.

- solía recurrir a la ecología y a la “responsabilidad ecológica” de las corporaciones para resaltar sus aspectos humanistas.

- se expresaba con los recursos propios del “pensamiento positivo”, y, por eso mismo, ocultaba deliberadamente los aspectos más negativos de todos estos procesos tecnológicos, o bien los negaba con argumentos bastante infantiles.

Sin embargo, a partir de la reunión del Foro de Davos de 2023, su discurso cambió: realizó una adhesión explícita a las tesis transhumanistas (que le valió una respuesta airada de Elon Musk transmitida por teleconferencia) y presentó un cuadro mucho menos optimista de la situación económica que el expuesto en la anterior reunión del FEM cuando aludió al “reseteo de la economía”. Era el resultado de las tensiones internacionales que habían bloqueado a la globalización y dividido el mundo nuevamente en dos mitades a raíz del conflicto ucraniano y también el producto de un conflicto creciente entre el “dinero viejo” y el “dinero nuevo”.

¿Cuál es el problema que se va a generar?

Los propietarios de las nuevas tecnologías son los que, históricamente, en cada momento, han impuesto las reglas de juego a las sociedades: el liberalismo y la democracia vino con la primera revolución industrial, la época de los imperialismos fue el producto de la revolución energética, la tercera revolución industrial impuso la globalización, y fueron las grandes corporaciones las mejor situadas y las que impusieron sus reglas (fin de aranceles, desregulación) ¿y la cuarta?

Es evidente que por esta misma regla serán las big-tech las que impondrán sus reglas del juego.

Además, se da otra circunstancias -que es lo que asusta a los grandes consorcios-, a saber, que las empresas del sector tecnológico, con menos inversión, con menos personal, con menos cargas sociales, con menores presupuestos, generan mayores beneficios que las empresas convencionales y tienen mucho más valor añadido. Prácticamente son independientes del sistema bancario y dependen menos de las oscilaciones de la bolsa que las empresas convencionales.

Así pues, vivimos en un momento en el que está compitiendo sórdidamente el “dinero viejo” procedente de las grandes acumulaciones de capital generado por generaciones de las dinastías capitalistas, con el “dinero nuevo” generado en menos de 30 años por las big-tech. (Ver Artículo)

Eso permite que Elon Musk compita con la NASA y con la AEE, o que los Estados requieran la ayuda de las big-tech desde para convocar elecciones hasta para gestionar la propia estructura del Estado.

Schwab es consciente de este conflicto y aspira a evitarlo, tratando de encontrar territorios comunes. Pero él pertenece al clan del “dinero viejo” y no es probable que sus compañeros, habituados a prácticas depredadoras desde generaciones, acepten sus tesis sobre la “economía de partes interesadas”, de la misma forma que las big-tech ven a los CEO de los grandes consorcios de inversión como dinosauros de otra época.

Sin embargo, la guerra de Ucrania ha partido al mundo en dos, lo que dificulta aún más la posición de estas dos formas de capitalismo occidental. Lo que viene de China es la fusión entre el Estado y las empresas tecnológicas, por un lado y, por otro, la fusión entre lo peor del capitalismo (la masificación, el consumismo, la dictadura del conformismo, las libertades ilusorias, las desigualdades) y lo peor del comunismo (el consumismo, la masificación, el control social, la asfixia de las libertades, el materialismo, pues, no en vano, el marxismo sigue siendo asignatura obligada en las universidades).

Todo esto genera un cuadro particularmente preocupante y conflictivo para los próximos 30 años. Pero permite augurar una sociedad piramidal con una cúspide muy reducida que lo tendrá todo, y una base excepcionalmente amplia que solo conocerá la precariedad y a la que se ofrecerá la virtualidad como alternativa.

Schwab es de los que creen que un conflicto generalizado resultaría mortal para la civilización y generaría destrucciones inconcebibles incluso en las guerras más destructivas del siglo XX.

Y esto es lo que hace que, desde enero de 2023, sus dos orientaciones capitales adoptadas en la última reunión del Foro de Davos sean:

- Por una parte, asumir los presupuestos de la religión transhumanista,

- Por otra parte, es partidario de debilitar al máximo los Estados modernos, trasladando parte de su soberanía a las instancias internacionales y, por otra parte, haciendo que las empresas colaboren con los Estados en la gestión político-económica de las comunidades.

Y esto lleva directamente a la Agenda 2030. Schwab ya agradeció los esfuerzos de la Agenda 2030 en la Cumbre de Abu Dhabi.

LA GUINDA DEL PASTEL O LA AGENDA 2030

Si os habéis fijado, Pedro Sánchez no ha lucido el pin de la Agenda 2030 durante la campaña electoral. Es normal: el proyecto está cada vez más desprestigiado. Si bien existe cierto consenso en alguno de los puntos que sostiene (el cambio climático) dista mucho de existir unanimidad sobre si este cambio” es “antropogénico” como sugiere la Agenda o es un producto de los distintos movimientos y ciclos planetarios. Por otra parte, la introducción de la ideología woke y de los “estudios de género”, de manera obsesiva, han contribuido a deslucir este proyecto.

¿Quién promueve la Agenda 2030? La ONU y sus correas de transmisión (especialmente la UNESCO)

Vale la pena disipar un malentendido sobre lo que son cada una de estas organizaciones.

Mas que “organismos internacionales formados por representantes de los distintos países” (estos sólo están presentes en la financiación y en la Asamblea General) son élites funcionariales surgidas de proyectos rancios decimonónicos de “unificación mundial” (caso de Robert Müller). (Ver Artículo 1 y Artículo 2) Tienen ideas propias y aspiran a ser el embrión de un “gobierno mundial”. Para ello, asumen que deben realizar un trabajo de “ingeniería social” para modelar la sociedad del futuro a sus planes mundialistas. Uno de estos proyectos es la Agenda 2030.

¿Cuál es el origen de la Agenda 2030? (Ver Artículo)

-          2015 es el año clave: tienen lugar varios encuentros internacionales. En el de Turquía, los líderes del G-20, firmaron la “agenda” titulada “Transformando nuestro mundo: Agenda para el Desarrollo Sostenible”. Su texto, con modificaciones y añadidos, especialmente generados por la covid y sus efectos, es la actual Agenda 2030.

-          En este documento se incluyen todas las “palabras fetiche” que son igualmente compartidas en los documentos del Foro de Davos:

> Objetivos globales            > Desarrollo sostenible

> Diversidad                         > Cambio climático antropogénico        

> Perspectiva de género     > Resiliencia

> Empoderamiento               > Gobernanza

> Inclusión                             > Igualdad…

-       La Agenda 2030 sustituye a los “Objetivos del Milenio”, programa de la ONU elaborado hacia 1995: son muy diferentes. Nadie puede permanecer de espaldas. Se insiste en ecología mundial y en el “desarrollo sostenible” (palabra fetiche de los “objetivos del milenio” lanzada por el Club de Roma en su estudio sobre Los límites del crecimiento en 1972)

  La Agenda 2030 está compuesta por “17 Objetivos” y “169 Metas” (se reformuló aprovechando la epidemia y se vinculó cualquier objetivo con el covid: por ejemplo, se decía que la pandemia ponía en riesgo los avances de la “perspectiva de género”… Se decía textualmente que la mitad de los trabajadores pueden perder su empleo por la pandemia…

En principio, da la sensación, por los títulos de los “objetivos”, un programa inofensivo: “acabar con la pobreza”, “luchar contra el hambre en el mundo”, “defensa del medio ambiente”, “disminuir las desigualdades”, etc. Nadie, en su sano juicio, puede estar en contra de estos objetivos. Sin embargo, cuando se leer los textos de los 17 objetivos se comprueba lo que pretenden. Especialmente en 4 puntos: “Salud sexual y reproductiva”, “igualdad de género”, “educación” y “cambio climático antropogénico”. El primer punto es una actualización del viejo tema “malthusiano”(Ver Artículo 1 - Artículo 2Artículo 3) (reducir por todos los medios la población mundial), el segundo resume los “estudios de género” y entra dentro de esta perspectiva, y, finalmente, en el tercero se propone una educación a cargo del Estado que forme en la ideología que encierra el propio documento. Por otra parte, estas tres temáticas están siempre presentes en los catorce puntos restantes, incluso hasta extremos ridículos.

La idea que goza de mayor interés mediático es la del cambio climático. Mientras que Schwab contornea el asunto, para la ONU es el eje central: cambio antropogénico. Por tanto: energías limpias, renovables, no contaminantes, reciclado. Partiendo de estadísticas y datos discutibles y no confirmados, o de “unanimidades científicas” que no son tanto (hoy no existe ni remotamente unanimidad en la comunidad científica en torno a la aceptación del cambio climático, ni mucho menos de sus causas ni de sus efectos), se parte de la base de que es un resultado de la acción de la “raza humana” (entiéndase, de la “especie humana”, según la clasificación de Linneo) sobre el medio ambiente: en absoluto se da la posibilidad de que sea un resultado de los distintos movimientos del planeta, que han generado los cambios climáticos anteriores, cuando no existía la especie humana o cuando esta no había alcanzado un nivel de desarrollo industrial que pudiera perturbar el medio ambiente. Siempre ha existido cambio climático y si hoy se insiste tanto es, precisamente, para justificar el neomalthusianismo y las medidas para la reducir nacimientos… especialmente en “Occidente”.

Es un programa redactado para el Tercer Mundo mucho más que para el Mundo desarrollado, pero, la gran contradicción es que solamente es reconocido en el Mundo desarrollado.

Se alude especialmente a “instituciones sólidas” sobre las que apoyarse para “salvar a la humanidad” de la crisis climática: la ONU y sus filiales (la UNESCO, la OMS, etc).

Desde su “autoridad moral”, la ONU insta a los gobiernos nacionales a que cumplan los 17 objetivos.

No se alude en absoluto a cuestiones técnicas, ni a los procesos que cambiarán el mundo y que se desarrollarán entre 2020 y 2030.

La idea es “salvar el planeta”. Es la mayor colección de tópicos buenistas que supera incluso al peor recuerdo dejado por ZP.

Promueve cambios alimenticios (veganismo), “consumo responsable” (sic), “hambre cero”, “empleos decentes”, “energías no contaminantes y renovables”, “ciudades sostenibles, seguras y resilientes”, la “salud de los ecosistemas”, el “agua sostenible” e “instituciones sólidas” de las que la ONU es el “ejemplo”.

A pesar de haberse preocupado por proporcionar argumentos científicos y credibilidad mediante avales de personalidades, lo cierto es que en la web de la ONU dedicada a la Agenda 2030 puede percibirse con claridad la vulgaridad, la simplicidad, la superficialidad, la manipulación del lenguaje, con su semántica subversiva, y la burda intencionalidad de ingeniería social que, por sí misma, desdice cualquier calidad y profundidad científica y técnica.

¿En qué radica la fuerza de la Agenda 2030?

En que está promovida por la ONU que aspira a ser una estructura superior a los Estados Nacionales (cuando, en realidad, es, como hemos dicho, apenas una clique de funcionarios mundialistas). Utilizando este “ascendiente” sobre los Estados, la ONU envía a los gobiernos nacionales las pautas de la Agenda 2030 y éstos -especialmente gobiernos de centro-izquierda y de derecha progresista ¡en Europa!- tienen tendencia a asumirlo y traducirlo en medidas legislativas. Pero eso ocurre solamente en Occidente (USA + UE), con una repercusión mucho menor en el resto de países, o incluso, pasando completamente desapercibida en otros (en especial en Eurasia: Rusia + China).

La lectura de la Agenda 2030 demuestra que sus redactores están presos de la mitología mundialista nacida en el siglo XIX a la que se han limitado a unir las palabras fetiche y unas pocas ideas de carácter wokista (Ver Artículo 1Artículo 2) unas, procedente de los “estudios de género” otras, el neomalthusianismo propio de estos círculos y las ideas sobre el “cambio climático antropogénico”. Pero no aportan absolutamente nada sobre las novedades tecnológicas ni sobre los cambios que se pueden producir en el futuro de la mano de las nuevas tecnologías. El documento Agenda 2030, lejos de ser un producto de “rabiosa modernidad” es, más bien una reiteración de temas decimonónicos (unificación mundial, gobierno mundial, bondad universal, valores finalistas) a los que se han añadido “pegotes” resumidos en las “palabras fetiche” que hemos enumerado y a referencias oportunistas a la actualidad (al covid, por ejemplo) con intención de “ingeniería social”.

ALGUNAS CONCLUSIONES

1. Hasta aquí lo que expliqué en las charlas sobre este tema que di en 2022 (Ver Articulo). Pero en apenas doce meses hay nuevos elementos. En junio de 2022, el conflicto ucraniano no había llegado todavía a evidenciar sus consecuencias. Hoy sí, y eso es lo que nos permite decir: la globalización, tal como se entendía en el período 1990-2019, ha concluido. (ver Artículo)

2. A raíz de las sanciones impuestas por EEUU a Rusia y de las posiciones que han adoptado todos los países a favor y en contra, puede afirmarse sin temor a equivocarse que nos encontramos en la primera fase de la Segunda Guerra Fría y, en esta ocasión, todo induce a pensar que no terminará como la primera, sino que serán los EEUU los que colapsen interiormente por errores acumulados y/o por presiones externas. (ver Artículo)

3. Ni el bloque euroasiático (China + Rusia), ni el bloque occidental (USA + UE) son homogéneos. Rusia tiene un proyecto nacional: convertirse en una de las patas de un futuro orden multipolar. China, que incluye lo peor del capitalismo y lo peor del comunismo, consumismo más obsesión por el control de la población, aspira más bien a la hegemonía mundial. En el bloque occidental, existe polarización entre “ultraprogresistas” y “neoconservadores”: los primeros obsesionados por “estudios de género”, “antirracismo”, “wokismo”, “cambio climático”, mientras los segundos, al haber desaparecido las estructuras tradicionales miran con admiración el sentido del Estado que está presente hoy en Rusia.

4. Existe una polarización creciente entre ambos bloques, y dentro de cada bloque entre las distintas posiciones, si bien es cierto que la mayoría de las poblaciones están fuera de los esquemas de una “guerra cultural”. Y esto por dos razones a) las posiciones son tan antagónicas que resulta imposible cualquier forma de diálogo, b) la mayor parte de la población está sometida a un proceso de neutralización generado por redes sociales, streamings, espectáculos de masas, miedo al futuro y proceso de aculturalización general. Desde la aparición en 1973 de La Era Tecnotrónica de Z. Brzezinsky y de los cursos de Foucault a principios de los setenta, está claro que se trataba de pasar de la “biopolítica” (control de los cuerpos) a la “psicopolítica” (control de las mentes). Ese proceso se da hoy en todo el mundo. (Ver Artículo)

5. Lo importante es destacar que la evolución histórica de la humanidad ha desembocado en lo que Nietzsche llamó “el último hombre”: el hombre-masa, carente de rasgos de identidad, incapaz de darse una moral a sí mismo, homogeneizado, normalizado, convertido en consumidor alienado y productor integrado, incapaz de albergar otros valores e ideales que no sean los del simple consumismo hedonista. Incluso ha perdido los instintos puramente animales. Ha perdido incluso el sentido del Yo, de la Comunidad, y ha adoptado un “look”, esto es, un reflejo de su personalidad que encaje con el patrón dominante. Y no puede hacerse nada en contra: ese es el elemento dominante en la sociedad, el ciudadano medio, tanto en “Eurasia” como en “Occidente”. (Ver artículo 1 y Artículo 2)

6. Este análisis, como todo lo que escribimos, se realiza dentro del marco teórico del “pensamiento tradicional” tal como fue enunciado por René Guénon en La crisis del mundo moderno y El reino de la cantidad y los signos de los tiempos, y especialmente, Julius Evola en la segunda parte de Revuelta Contra el Mundo Moderno. Este marco, nos dice que vivimos un período de transición entre un viejo mundo que no termina de morir y que es insalvable y un nuevo mundo que no se vislumbra todavía en el horizonte.

7. Esto tiene importancia estratégica: no podemos resolver el proceso de decadencia, ya no hay estructuras sociales lo suficientemente fuertes como para actuar como “palanca” y plataforma para un “enderezamiento”. Por tanto, la única estrategia posible es la “estrategia del salmón”: es un pez que se fortalece en las peores condiciones en el Océano, luego se dirige a sus orígenes, a donde ha nacido para desovar: remonta la corriente del río, incluso más de 1.000 km contra la corriente, superando saltos de hasta 3,5 m. El recorrido está plagado de osos pardos y negros, nutrias, leones marinos, águilas calvas, etc. El salmón puede detectar estos peligros y evitarlos, en especial reconociendo las heces de estos animales: viaja casi rozando el lecho de los ríos, frecuentemente de noche… Sobreviven los mejores, los más fuertes, los que tienen un instinto más desarrollado. Traducido a términos políticos, esta estrategia implica: clandestinidad, catacumbas, formación continua de cuadros, selección de “los mejores”, no de “los más”. ¿Hasta cuándo? Evola utilizaba el verso de Hugo von Hoffmansthal que recomendaba “permanecer en vela en la noche oscura, hasta dar la mano a los que nazcan con el nuevo amanecer”. (Ver Artículo)

Muchas gracias.