7. Las fatalidades del pensamiento
liberal-conservador
Haría falta definir lo que es el “pensamiento
conservador” y si tiene cabida en la “modernidad”. Respuesta afirmativa con una
pequeña matización: tiene cabida, pero solamente si es “liberal” y acepta los
postulados de la Agenda 2030. De lo
contrario, el sector que se sitúa fuera de esa disciplina es calificado como de
“populista” y de “extrema-derecha”. Vale la pena no olvidarlo.
Como podía esperarse, el pensamiento
liberal-conservador (y liberal-liberal, o más bien, ultraliberal) tuvo su sede
mundial en los EEUU hasta la crisis económica mundial de 2007-2011. Y lo que
fue peor para él: el mal recuerdo dejado por George W. Bush (considerado hoy
como uno de los peores presidentes de los EEUU), entrañó la desaparición del
pensamiento liberal-conservador norteamericano. Luego, los EEUU entraron en
la “era Obama”. Finalmente, EEUU tenía un presidente mestizo. Pero los errores
en política interior prosiguieron y condujeron a la ominosa derrota de Hillary
Clinton frente al “populista” Donald Trump en 2016. Si un representante
demócrata -arteriosclerótico y, visiblemente, en permanente fuera de juego, Joe
Biden- pudo volver a la Casa Blanca en 2020 fue gracias a la campaña “todos
contra Trump” y a la sombra de fraude electoral. Por entonces, había quedado
claro que los EEUU eran políticamente inestables, y dejaban de ser el faro del
mundo liberal. El pensamiento liberal-conservador se trasladó a Europa
de nuevo. Hoy, su cabeza de fila es Klaus Shwab, presidente del Foro Económico
Mundial.
Así pues, esta parte de nuestro estudio está
centrada en cinco ejes:
- el pensamiento liberal-liberal, representado por “Ayn Rand”.
- el último estertor del neo-conservadurismo norteamericano, con el Proyecto Nuevo Siglo Americano.
- el pensamiento neo-liberal económico de los “Chicago Boys”
- el pensamiento de Samuel Huntington (cuya importancia es puntual en la primera fase de la administración Bush)
- el pensamiento de Klaus Schwab sobre la “Cuarta Revolución Industrial”
Como veremos en el anexo de este estudio,
globalmente, este pensamiento no es, en absoluto, una visión conservadora en
sentido estricto, sino, con mucha más precisión, la otra cara de la moneda,
esto es, la visión e interpretación conservadora de la modernidad de una
modernidad que comparte fanáticamente,
1) los principios de la economía liberal, llevados a sus últimas consecuencias;
2) la adscripción al materialismo y al utilitarismo;
3) el principio de que la economía debe gobernar a la política;
4) la idea de “progreso”, interpretada como una mejora en las condiciones materiales de vida.
Pues bien, estos cuatro principios son
exactamente los mismos que comparten todos los pensadores que hemos enumerado
hasta aquí y en los que citaremos a partir de aquí: son el denominador común de
las ideologías modernas.
- ¿Cuál es la diferencia entre la “ideología de la modernidad” propia de cierto conservadurismo y la “ideología de la modernidad” propia de los sectores que se autodefinen como “progresistas”?
Respuesta.- Los primeros, aluden a los EEUU como “faro y guía” (y no en todos), mientras que los segundos, comparten la idea de que los EEUU ya han demostrado no poder cumplir con su misión de “gendarme global” (tras sus fracasos militares en Oriente Medio) y quieren aplicar en la política cotidiana los valores finalistas de los que alardean mediante procedimientos de “ingeniería social”.
- ¿Cuál es la diferencia de fondo entre la ideología conservadora de la modernidad y los sectores “populistas”?
Respuesta.- El “populismo” sigue anclado en los valores “nacionales”, en general propios de la “segunda revolución industrial”, alberga desconfianza hacia la ideología mundialista e, incluso, en sus sectores más liberales, critica el enfoque actual de la globalización. Sigue aludiendo al “ser humano” como protagonista y desconfía cuando lo tratan como objeto de derecho, en lugar de como sujeto o lo desvalorizan. Mientras las élites económicas están del lado de la ideología liberal-progresista, los electores “populistas” desearían que la “política” siguiera siendo preeminente y el Estado asumiera sus responsabilidades como “gestor económico” en lugar de inhibirse a favor del “mercado”. Unos creen ciegamente en la idea de “progreso” (evitando reflexionar sobre los aspectos negativos de ese progreso), mientras que los “populistas” se muestran escépticos en relación al resultado final de ese progreso y quieren replantearlo.
- ¿Cómo se aprecian esta línea divisoria?
Respuesta.- Cuando se comprueba, de manera absolutamente objetiva, que los fines últimos declarados del Foro Económico Mundial y las líneas del movimiento Transhumanista son exactamente iguales sólo que expresadas con dos formas diferentes de lenguaje. Todo lo que queda fuera de eso, más allá de la línea marcada por la Agenda 2030, dictada por el Foro y de los delirios transhumanistas, es, en su inmensa mayoría, el denostado “populismo”.
Vamos a realizar un rápido repaso a estas
corrientes:
1) Ayn Rand.- judía rusa anticomunista, radicada en los EEUU, después de escribir
varios ensayos filosóficos, descubrió que la mejor manera de trasladar sus
ideas era mediante novelas. Creó una pequeña secta intelectual, el
“Objetivismo” entre cuyos miembros de encontraba Alan Greenspan (también judío,
pero de origen rumano), presidente de la Reserva Federal entre 1987 y 2006.
Ambos se conocieron en 1952 y Greenspan estuvo en el círculo interno de Ayn
Rand. Las seis afirmaciones “objetivistas” enunciadas por Rand son perturbadoras
y, desde luego, provocadoras:
- El egoísmo es una virtud (siempre que sea racional)- El orgullo es una virtud (una vida racional y productiva permite que nos sintamos orgullosos de nosotros mismos)- La humildad es un vicio (al ser sinónimo de “baja autoestima”)- El extremismo es bueno (si se llega a la “verdad” -o a lo que se cree que lo es- corresponde defenderla hasta el final)- El sacrificio personal siempre es inmoral (toda actuación debe estar dirigida por el egoísmo)- No existen los derechos positivos (ya que su mera existencia genera obligaciones)
Se trata, por tanto, de una ideología que enlazaba perfectamente
con el neo-liberalismo y que, en cierta medida, trataba de ser el soporte
ideológico de esta doctrina económica. Durante la vida de Ayn Rand, ya se
produjeron escisiones (por causas absolutamente “subjetivas”, celos, envidias,
etc, entre los miembros del círculo). Y actualmente es una ideología apenas
influyente.
2) Proyecto Nuevo Siglo Americano.- Fue un tink-thank conservador creado en los años 90 y que
estuvo presente en la primera administración de George W. Bush, disuelto en
2006. Hay nombres propios (Francis Fukuyama), pero también la firma colectiva
del grupo:
a) Francis Fukuyama.- Destacó en el período que media desde 1989 (Caída del Muro de Berlín) y 2000 (inicio de la “era Bush”); partiendo de la “derecha hegeliana”, anunció el “fin de la historia”, esto es, el período en el que, al haber triunfado la democracia en todo el mundo, la humanidad ya habría llegado a la fase final de la época de conflicto que se habían prolongado desde 1948 hasta 1989, los cuarenta años de la Guerra Fría y al final de un ciclo. A partir de la caída del Muro, EEUU se constituían como “única potencia mundial” y se abría el período de “pax americana”, paz, democracia, derechos humanos, libertades, etc. Entre la aparición de su libro, El fin de la historia y el último hombre (1992) y la caída de las Torres Gemelas (2001) gozó de cierta fama internacional. Era miembro del Proyecto Nuevo Siglo Americano.
b) Nuevo Siglo Americano.- Asociación cuyo objetivo era “promover el liderazgo mundial de los EEUU” y en cuyas filas encontramos a los pesos pesados de la administración Bush: Donald Rumsfeld (ex secretario de defensa con Bush), Paul Wolfowitz (ex presidente del Banco Mundial y ex subsecretario de defensa), Dick Cheney (ex vicepresidente de los EEUU con Bush), William Kristol (presidente de la entidad). Su objetivo era proseguir la “pax americana” ad infinitum, basándose en la trayectoria histórica de los EEUU, seguida desde la guerra de secesión: “una nación bajo Dios”, “la ciudad sobre la colina”, “el destino manifiesto”, los mitos decimonónicos que cimentaron, en definitiva, el nacionalismo americano. Detrás de toda esta jerga lo que proclamaban el Nuevo Siglo Americano era la necesidad de "Reconstruir las defensas de EEUU", que, en realidad, no implicaba nada más que dar una importancia esencial al “complejo militar-petrolero-industrial”. No puede extrañar, por tanto, que la mayoría de la administración Bush estuviera vinculada a los medios armamentísticos y a los “contratistas” de servicios para el Pentágono. Ni, por supuesto, puede extrañar que esta élite no tardara mucho en implicar a EEUU en nuevas guerras coloniales con la excusa del “terrorismo internacional”. Los redactores del Manifiesto del Nuevo Siglo Americano se ubicaban en el conservadurismo, pero es interesante, no olvidar, dos detalles: buena parte de ellos (un 25%), procedían del marxismo y, más concretamente, del trotskismo norteamericano. Habían pasado del anti-estalinismo al anti-comunismo y ahí estaban cuando cayó el Muro de Berlín. Fueron ellos los que inventarán el concepto de “Eje del Mal” (Corea del Norte, Libia, Siria e Irán). El segundo elemento, no precisamente irrelevante, es que todos ellos pertenecían al Council on Foreing Relations que no puede ser considerado, precisamente, como un thin-tank conservador, sino todo lo contrario. Al CFR pertenecen, tanto demócratas como republicanos y fue el primer grupo de presión creado para reunir a miembros de la alta finanza, a las dinastías económicas, con representantes del mundo de la política y del periodismo.
3) El pensamiento económico ultraneoliberal.- Tras la Segunda Guerra Mundial, las exigencias
de reconstrucción plantearon la necesidad de una economía planificada, provista
de un fuerte sector público. Sin embargo, ya entonces existieron focos de
resistencia críticos a esta tendencia “keynesiana”. Este pensamiento fue
evolucionando entre 1945 y la llegada de Reagan y Tatcher al poder en sus
respectivos países:
a) Ludwig von Mises.- Un judío austríaco, nacionalizado norteamericano, Ludwig von Mises sentó las bases del neo-liberalismo: el Estado debía abstenerse por completo de intervenir en la marcha del “mercado”, éste se regulaba y se corregía solo. El pensamiento de von Mises abarcó también el terreno político, siendo uno de los inspiradores del “libertarianismo”, movimiento político marginal, pero que, desde los años 70, siempre presenta un candidato a la presidencia de los EEUU.
b) Friedrich Hayek.- Discípulo de von Mises, acentuó su crítica a la planificación económica. Para él, cualquier forma de planificación, por minúscula que fuera, era “socialismo” y, por tanto, llevaba a las distintas expresiones del “totalitarismo”. Hayek fue uno de los economistas que definieron al Tercer Reich como “socialista”. En 1945, esta corriente estaba considerada como una rareza exótica en el mundo económico. Sostenía que cualquier forma de planificación va en contra de las libertades individuales.
c) Milton Friedman.- Judío al igual que von Mises, aspiraba no solamente a ser un teórico sino a tener una influencia real en la economía occidental. Atenuó algunas de las conclusiones más extremistas de Hayek y de von Mises, y utilizó un lenguaje económico más al uso en la época (keynesiano, pero solamente para llegar a conclusiones antikeynesianas). Eso le valió el ser leído, admirado y llamado, primero por Margaret Tatcher y luego por Ronald Reagan (a pesar de que sus experimentos en Iberoamérica se habían saldado con estruendosos fracasos). Sus ideas económicas fueron el sustento teórico para la globalización, conclusión lógica del neo-liberalismo.
4) Samuel Huntington.- La fama de Samuel Huntington
sobrevive al olvido de su libro El choque de civilizaciones y
cabalga con las distintas ediciones bimestrales de Foreing Policy,
su revista fundada en 1971. De hecho, a principios de los años 90, Huntington
rivalizaba con Fukuyama como líder de la renovación de la “ideología
americana”. Su idea era que civilizaciones diferentes (y no las naciones)
están, inevitablemente, en conflicto. A partir de aquí, es fácil deducir que
esta sirvió como el “aval ideológico” para la agresión de los EEUU hacia los
pueblos de Oriente Medio durante la administración Bush. Cuando esta política
cesó durante la administración Obama, el libro pasó al basurero ideológico y
tan solo es recordado por los contrarios a la llegada de inmigración hispana a
los EEUU.
5) La cuarta revolución industrial de Klaus
Schwab.- Es difícil
clasificar el tipo de pensamiento que practica el fundador y presidente del
Foro Económico Mundial y miembro del Club Bildelberg, Klaus Schwab. Para
introducirnos en sus ideas hay que leer su obra La Cuarta Revolución
industrial (2017), desarrollo de un artículo publicado en 2015 en Foreing
Policy. La idea de Schwab constituye hoy el patrón ideológico que justifica
la aplicación de la Agenda 2030. Su pensamiento puede sintetizarse así:
- La Cuarta Revolución Industrial es la de lo que él llama “las tecnologías convergentes” (Inteligencia Artificial, ingeniería genética y nanotecnología). Son “convergentes” en la medida, en la que, a pesar de que hayan nacido de forma independiente, su desarrollo tenderá a entrecruzarlas.
- Esta revolución provocará cambios en la vida de las personas, en los conceptos y en las formas de organización, como ha ocurrido con las anteriores: la Primera Revolución Industrial (la del vapor en el siglo XVIII), la Segunda (la del motor de explosión entre finales del XIX y el siglo XX), y la Tercera (la de la microinformática, iniciada a finales del siglo XX). Schwab tiene la pretensión de adelantarse a estos cambios y proponer un plan de actuación.
- La afirmación de que, esta revolución industrial en curso, no solamente va a cambiar las relaciones entre los seres humanos (como las tres anteriores), sino que cambiará incluso el propio concepto de lo humano y se alcanzará mediante la fusión de los sistemas biológicos, físicos y digitales.
- Hay que acondicionar los distintos campos de la actividad humana (demografía, cultura, estructuras sociales, política) para alcanzar este objetivo y que los avances científico-técnicos no entren en contradicción con viejas estructuras culturales (idea de tradición), sociales (idea de familia), política (idea de Estado y de soberanía), filosóficas (concepto de lo humano y de la ética que corresponde a la naturaleza humana).
- El camino emprendido por la ciencia y la tecnología es irreversible y garantiza una completa libertad, una absoluta seguridad, un nivel de vida y de felicidad, una longevidad y una calidad de vida nunca antes conocida. Por tanto, nadie razonable puede oponerse ello. Seremos lo que queramos, viviremos lo que deseemos y nuestras capacidades cognitivas aumentarán.
- La ingeniería genética permitirá, incluso, desterrar aquellos rasgos humanos negativos que han estado presentes hasta ahora. El ser humano, nuevo, “modificado”, estará dotado de todos los valores finalistas que hoy solamente son una aspiración lejana. Además, la Inteligencia Artificial tomará el control de algunas tareas que realizamos ahora, liberándonos de responsabilidades, dudas, y del peso de tomar decisiones.
- El ser humano es imperfecto hasta el punto de poner en riesgo la vida del planeta, por tanto, hay que “rescatar” la nave en la que estamos todos embarcados, y deberemos de realizar un esfuerzo colectivo de reconversión en favor de la Tierra y situar su “salvación” como el primer objetivo.
Pues bien, a partir de estas ideas se ha
elaborado la Agenda 2030.
¿Puede formularse alguna crítica a este programa? Muchas:
1) Ese programa, enunciado de una manera ponderada y razonada, no es ciencia ficción: las grandes acumulaciones de capital, los fondos de inversión, los excedentes económicos surgidos de las empresas tecnológicas, están apostando por estos sectores industriales: IA, ingeniería genética, nanotecnología. Y ya han logrado éxitos (prolongar los telómeros de las células de una rata, cuadruplicando su vida…, entre otros). La IA está cada vez más presente en nuestras vidas: desde el momento en el que manifestamos nuestras preferencias en Netflix, en Facebook, cuando pulsamos un “like”, o la forma en la que pulsamos las teclas del ordenador (que pueden indicar estados de estrés o hartazgo, o bien de serenidad y relajamiento). Pero absolutamente nada de todo esto es diferente de lo que los visionarios trans-humanistas exponen en sus obras, habitualmente plagadas de “profecías” cuestionables y un “optimismo tecnológico” fuera de tono.
2) Todo el programa de la Agenda 2030 se presenta en terciopelo y en ningún momento se alerta sobre las posibilidades negativas que puede generar: si todo puede preverse mediante algoritmos que, una vez introducidos en la máquina, generan “aprendizaje profundo” sin necesidad que el programador vuelva a tocar el programa, ¿para qué -por ejemplo- convocar elecciones? ¿para qué tener gobiernos democráticos? La máquina gobierna. Si la ingeniería genética introduce genes de otras especies animales en el ADN humano, consiguientemente, habrá que equiparar a los “donantes”, animales, con el mismo nivel de los humanos (una aspiración “animalista”). Y habrá que legislarlo (el sanchismo lo está haciendo en esos momentos, declarando a cualquier mascota como “ser sintiente”, lo que, es bastante más que una ingenuidad inofensiva: no es que la “mascota” se haya “humanizado”, es que se ha rebajado el nivel de lo humano al rango de animal irracional. Este programa permitiría la aparición de un antropología antinatural (reforzada además por el concepto de que la Tierra es un “ser vivo” -que deriva de la Hipótesis Gaia de James Lovelock, una de las líneas doctrinales de la “new age”- que se defiende los malvados humanos; se trata de “defender” a la Tierra de los ataques de “lo humano” (ideología del “cambio climático” -llamada hace 20 años “calentamiento global”, idea demostrada falsa que recomendó la liquidación del término para ganar credibilidad-, idea de la “transición energética” y de las “energías limpias”, olvidando que todo “progreso” precisa “consumir recursos” y que hoy ya no es creible aludir al “progreso sostenible” e infinito en un planeta de posibilidades finitas y recursos limitados…,) que está hoy presente en las corrientes “trans” y LGTBIQ+, que van mucho más allá del reconocimiento de la igualdad entre los sexos, sino que aspiran a “elegir sexo” y el derecho a “cambiarlo”, como se puede uno cambiar de calzoncillos. Pero nadie, absolutamente nadie de los promotores de la Agenda 2030, alertan y advierten de que, absolutamente todos, sin excepción, sus lineamientos, pueden tener repercusiones extremadamente negativas sobre el futuro de la humanidad. Recordar el “principio de prudencia” es considerado “populista”, “reaccionario” y de “extrema-derecha”.
3) El adoctrinamiento nuestro de cada día.- La idea en la que los transhumanistas, se dan la mano con los defensores de la Agenda 2030, es en que nos aproximamos a una época en la que será necesario forzar -mediante la “educación”- la naturaleza humana para obligarle a aceptar las nuevas ideas. Para eso se precisa:
- por un lado, ignorancia del pasado, de lo que es el ser humano, de la propia historia y, sobre todo, de cualquier forma de identidad tradicional, presenta hasta ahora en nuestro marco antropológico y cultural. Ahí es donde la UNESCO aporta su granito de arena, defendiendo el sistema educativo ya propuesto por Comenius hace medio milenio.
- por otro lado, falsificación del pasado, presentación con rasgos negativos de cualquier cosa que haya sucedido en otras épocas y en la que el espíritu humano haya estado presente: la “conquista”, por ejemplo, fue “genocidio”, en absoluto un proceso de transmisión de la civilización; tanto en las legiones romanas, como en la Inglaterra del siglo VII o entre los vikingos, abundaban jarls negros y árabes. Incluso en el mundo clásico, Zeus o Aquiles, por no hablar de Ana Bolena, eran de origen africano. La historia debe dejarse de enseñar a los jóvenes.
- en tercer lugar, teñir masivamente los productos culturales con la patina de las líneas adoptadas por la Agenda 2030: las películas mostrarán incluso relaciones entre humanos y quimeras (véase la oscarizada La forma del agua). No solamente aparecerá el “negro de la película” sino que toda la película estará protagonizada por africanos o los ritmos africanos machacones, primitivos y extáticos, se oirán como banda sonora. Los gurús de la música, procurarán que los ritmos africanos sean hegemónicos en las listas de éxitos y aludirán a “mestizaje” cultural (como si pudiera haber “mestizaje” entre Mozart y el tam-tam. Hoy sería imposible filmar desde un Amadeus, hasta una Naranja Mecánica y Kubrick tampoco hubiera podido filmar Barry Lyndon. Las series tendrán la temática LGTBIQ+ permanentemente a flor de piel, a pesar de que solamente afecta a menos un 5% del a población mundial y, en algunos casos -de transexuales- a fracciones de carácter centesimal.
- finalmente, el gran valor que lleva medio siglo transmitiéndose, el de un principio del placer, sin la contrapartida de un principio de la muerte (un eros, sin thanatos), nos llevará directamente al hedonismo (la única experiencia que cuenta y que perseguimos es la del placer), a la idea de que solamente cuenta “mi libertad” (y que ésta se encuentra por encima de cualquier otro valor social y nada tiene el derecho a limitarla, ni siquiera la biología o la naturaleza). No hay, por tanto, “valores absolutos” (quien los defiende es “fascista”, “reaccionario” o “populista”), todo es “relativo”. Ideas todas ellas extraídas de la Escuela de Frankfurt, desprovista ya de lastres freudo-marxista y convertida en uno de los soportes tácticos del stablishment.
4) El “gran reseteo”.- Se ha dicho que la crisis del Covid ha forzado el “gran reseteo”, es decir, el traumatismo a partir del cual es posible replantear los problemas de civilización y entrar de lleno en la Cuarta Revolución Industrial. No es exacto. No fue el Covid (que hoy sabemos que fue cualquier cosa, menos lo que nos dijeron durante dos años que era, acaso una mutación de un virus similar a la gripe, más agresivo ante determinadas patologías, edades y sistemas inmunitarios). El “gran reseteo” se hizo necesario ante la gran crisis económica del período 2007-2011. Hasta ese momento, podía sostenerse que la socialdemocracia era la forma de llegar a cambios sociales por vía gradual (socialismo fabiano), pacífico y sin recurrir al marxismo (Congreso del SPD de Bad Godesberg). Se trataría de crear un “capitalismo” cada vez más “humano” y más “social”. Y para eso estaba la socialdemocracia. Fue también el período dorado del neo-liberalismo. Luego, la crisis inmobiliaria, devenida bancaria y finalmente de deuda, todo lo derrumbó. Los socialdemócratas optaron por apoyar a la banca antes que a los sectores más necesitados. Los “populistas” empezaron a obtener buenos resultados, un poco por todas partes. Incluso se empezó a cuestionar la globalización. Fue entonces cuando Klaus Schwab escribió su artículo en Foreing Policy. La idea del “gran reseteo” subyace en ese manifiesto:
- Cuando las masas han perdido la fe en la globalización (por el colapso de la misma, por apreciar su inviabilidad, por ser conscientes de los problemas que genera), puede ocurrir que, de aquí a poco, surjan entre ellas agitadores radicales que las galvanicen y los socialdemócratas (como ha ocurrido en Francia o Italia) ya no estarán en condiciones de contener y encarrilar a vías muertas las protestas.
- Cuando las masas perciban que la globalización es un espejismo y que la inmigración masiva genera problemas de convivencia, pérdida de identidad, guerras étnico-religiosas-sociales, puede ocurrir que se echen en brazos del “populismo” (de cualquier populismo que pueda aparecer en el horizonte) y malogren la ruta de la economía especulativa globalizada.
- Cuando las masas perciban que las crisis económicas, no solamente siguen vigentes, sino que se agravarán en los próximos años con la aparición masiva de la robótica y de la IA, que liquidará millones y millones de puestos de trabajo, las masas pueden revelarse, especialmente las clases medias, con visión y cultura suficientes como para percibir los problemas y ofrecer soluciones. Si de esas clases medias nacen movimientos de masas, puede producirse el efecto dominó y detenerse brusca, dramática, incluso violentamente, el proceso globalizador.
- Cuando, dentro de unos años, las masas perciban que los logros de la Cuarta Revolución Industrial no están al alcance de su bolsillo y se produzca una fractura entre “muchos ciudadanos” con una esperanza de vida corta y “una élite” que podrá acceder a una esperanza de vida mucho más larga, es seguro que se producirán estallidos sociales. La opinión de los “transhumanistas socialdemócratas” que han individualizado el problema y proponen que estas tecnologías sean ilegales hasta que no resulten accesibles a “todos”, es casi un chiste de un sector político agónico.
-> Por eso, los sectores transhumanistas y los sectores que patronean la nave neo-liberal (especialmente estos últimos), tienen prisa en aplicar su programa y finalizar su "reseteo" antes de que estalle otra crisis económica.
-> Por eso están acelerando la maquinaria de adoctrinamiento para culminar la creación de un marco cultural, tecnológico e ideológico, irreversible.
-> Por eso tienen tanto interés en crear falsos objetivos, señuelos que atraigan a la opinión pública, la inmovilicen, le velen los problemas reales que tenemos ante la vista y que generan serias dudas sobre los resultados de la Cuarta Revolución Industrial.
-> Por eso fragmentan a la sociedad en pequeños grupos inorgánicos, que ni son clases sociales, sino grupos de afinidades subcultural, y por eso, tienen tanto interés en borrar las identidades tradicionales, sustituyendo la antigua homogeneidad de las sociedades por sociedades “mosaico” en donde ningún grupo, por fuerte que sea su protesta, podrá tener el peso y la representatividad suficiente para poner en peligro el conjunto.
Conclusiones rápidas y provisionales
Lo que hemos presentado hasta aquí son apuntes.
Desordenados, realizados aprisa y corriendo, reflexiones parciales sobre un
problema global. Podemos establecer alguna conclusión:
1) En el timón no están ni los gobiernos que
elegimos cada cuatro años, ni siquiera a ellos puede atribuirse la paternidad
de sus programas. El timón está en manos de una élite económica, la mayor
acumulación de capital de toda la historia, que no es homogénea, pero que sí se
reconoce en los mismos intereses (los suyos
propios y la defensa de la rentabilidad de su porción de capital. Existen muchos
grupos de presión que agrupan estos intereses, pero todos tienen la misma
estructura: reúnen a notables de la política, junto con delegados de los
poseedores del capital, y magnates de la información y del espectáculo. En estas
reuniones se les informa de las ideas que deberán desarrollar. Pueden aceptar o
no, pero si se colocan al “otro lado”, serán fulminados por campañas de prensa,
ataques, incluso por la violencia.
2) La ideología moderna (o lo que hemos llamado
así) es multiforme, en absoluto única, pero su apéndice último, elaborado tras
la crisis económica de 2007-2011, tiene como principales vectores:
- una “vanguardia”, frecuentemente instalada en la “ciencia ficción” y en abstracciones derivadas de un “optimismo tecnológico” enfermizo. Son los sectores más extremos del movimiento trans-humanista: los llamados “post-humanistas” y los “singularitarios”. Los primeros defienden una “humanidad posbiológica” que pase a ser una “conciencia colectiva”, una especie de “espíritus mundi” de la especie, anidada en la “nube”. Los segundos (Ray Kurtzweil) se sienten felices de que las máquinas tomen el control y nos liberen de cualquier responsabilidad.
- un espacio “centrista”, mucho más realista y razonable que distingue entre lo que es “ciencia” (el arte de realizar lo posible) de lo que es “ciencia ficción” (el arte de imaginar cualquier cosa). Son los sectores del movimiento trans-humanista que intentan hacer más digerible y amputado de sus interpretaciones más “vanguardistas”, el fenómeno. Incluso, en algunos de ellos aparecen dudas sobre determinados aspectos, mientras que otros advierten sobre los riesgos del “optimismo tecnológico”. Y es, también aquí en donde aparecen y se instalan los espejismos de nuestro tiempo y todos los “señuelos” (desde el ecologismo radical hasta la ideología LGTBIQ+)
- un “ala economicista”, que lo valora todo desde el punto de vista de la defensa del rendimiento del capital y cómo éste podrá seguir incrementando la cuenta de beneficios en una época que prevé de grandes cambios tecnológicos. Su doctrinario, en la actualidad, es Schwab y su libro de texto La cuarta revolución industrial. Su buque insignia es el Foro Económico Mundial y su carta de navegación trazada en la Agenda 2030.
En general, esta “ideología moderna” es débil, subjetiva (evitar siempre ver los aspectos negativos de las ideologías y crea señuelos que dirigir la atención de las masas) y, como toda ideología su vigencia está limitada a unos años, mientras dure el período ante el que intentan dar soluciones, luego se disolverá como nieve entre las manos y de ella no quedará más que el recuerdo de otro intento frustrado de dar una orientación y una dirección al futuro de la sociedad.
3) El camino conduce a un “mundo feliz”: El fatum de nuestro tiempo es que esa
“ala economicista” y el “transhumanismo” coinciden en sus apreciaciones. El
primero, por lo demás, financia al segundo. El Foro Económico Mundial tiene
prisa por imponer -mediante el adoctrinamiento o mediante confinamientos a la
primera excusa- su Agenda 2030, antes de que se produzca otra gran crisis de la
globalización, ante la cual, la de 2007-2011 sería solo un juego de niños.
El “gran reseteo”, iniciado en la anterior crisis, debería de culminar y
consolidarse con el advenimiento irreversible de una humanidad tal como fue
descrita por Julian Huxley en Un mundo feliz. Los diseñadores de la
Agenda 2030 no han tenido nada más que seguir su guion.
Los transhumanistas creen que podrán sustituir el
“homo economicus” por el “homo deus”, mientras que el Foro
Económico Mundial, mucho más realista, aspira a que las élites económicas tengan
el timón de control de la economía y ésta siga por encima de la política que pasaría
a ser una especie de “espectáculo” o de combate de boxeo con tongo, en el que
el poder económico sea siempre quién presenta verdaderamente los candidatos y
el poder mediático el que orienta el voto.
4) Hemos recorrido, en realidad, el camino que
media entre el mito adámico de la creación (Dios crea a Adán con barro), al
mito tecnológico contemporáneo (el tecnólogo y el científico afirman su
vocación de “ser dioses” modelando al ser humano como barro. No es que hayamos llegado al “fin de la
historia” o a la “cuarta revolución industrial”: es que hemos llegado al
final de un ciclo de civilización que, como todos los finales se caracteriza
por el caos, la locura, el hundimiento de todos los valores y estructuras, el
hedonismo extremo y las “invasiones bárbaras”. Todos los finales son así:
lo que empieza como mito termina como caricatura. No en vano en la Edad Media
se decía que “el diablo es el mico de Dios”, el gran imitador. Su inversión
pura y simple. Pues bien, estos tiempos están a la vuelta de la esquina.
*
* *
Nota.- No hemos creído oportuno hablar más extensamente sobre el
transhumanismo, ni sobre la Escuela de Frankfurt, a la que ya hemos dedicado
otros estudios. En la corrección de estos apuntes que realizaremos en los
próximos días y que serviremos en PDF, incluiremos estas referencias concretas y
su enlace con el conjunto tratado hasta aquí. Así mismo, ofreceremos un cuadro
sinóptico de las influencias, las relaciones, las interrelaciones y las
conexiones (todo ello en la medida de lo posible) en los próximos días. Gracias
a los que han seguido estos apuntes rápidos y apenas corregidos.