jueves, 2 de junio de 2016

LA UE SANCIONA LA DEFENSA DEL ESTADO-NACIÓN


La UE, consciente del riesgo de que candidaturas euroescépticas vayan triunfando en los distintos Estados nacionales que la componen (de momento, ya gobiernan en Polonia), ha iniciado una actividad vigilante y represiva contra aquellos países que adopten medidas “anti-europeas”. El primero que intentan hacer pasar bajo las horcas caudinas de la UE es al gobierno polaco.

Desde su llegada al poder en 2015, los conservadores polacos han adoptado tres medidas que no gustan a la UE: la anulación de los nombramientos de jueces del Supremo realizados por el anterior gobierno, la modificación del sistema de votación para elegir estos magistrados y el acortamiento del mandato de su presidente.  Está claro que todas estas medidas tienen como objetivo final la aprobación más fácil de las leyes propuestas por el partido en el poder (Ley y Justicia)… tal como ocurre en cualquier otro país de la UE, en especial en España. Sin embargo, lo que hace que el gobierno polaco sea objeto de sanciones económicas es su carácter euro-escéptico y nacionalista.


No es la primera vez que en el último año se han producido sanciones contra este sector político: anteriormente, el gobierno húngaro de Víktor Orban fue también acusado y expedientado por realizar reformas constitucionales contrarias a la UE con la excusa de que tales reformas “crearían inseguridad jurídica para ciudadanos y empresas”. Las sanciones pueden llegar hasta a desposeer a los países de su derecho a voto en las instituciones europeas.


Estas medidas confirman que la UE se configura cada vez más como un organismo sectorial e la globalización cuya función de fondo más importante es restar soberanía a los Estados Nacionales para trasladarla a una estructura burocrático-administativa que nadie ha elegido y que se encarga reprimir cualquier iniciativa que no vaya a favor de sus intereses. A diferencia de Austría o Hungría, considerados como “pequeños países”, Polonia es junto a España, un país de “tamaño medio” con más peso en las instituciones europeas. Lo que ocurra en Polonia puede tener mucha más repercusión a escala europea. Y lo que ha ocurrido es ya inevitable: un gobierno euro-escéptico y nacionalista se sienta en Varsovia y está dispuesto a recuperar las parcelas de soberanía nacional perdidas.