La presidenta del partido Alternativa por Alemania (AfD),
Frauke Patry, ha pronunciado duras críticas contra el centrocampista Mesut Özil
que recientemente se negó a cantar el himno alemán en el curso de un encuentro.
En el curso de una entrevista con el diario Die Welt am Sonntag, Frauke Petry
acusó al jugador de promover su imagen islámica ante la afición en su página
web en la que alardea constantemente de su islamismo militante y de su reciente
pelegrinacón a La Meca en el mes de mayo pasado. Pero insistió en que "Es una vergüenza
que Mesut Özil, alguien con el que se identifican tantos niños y jóvenes, no
cante el himno nacional".
Özil, nacido en Alemania y de origen turco, juega actualmente en el Arsenal
de la Premier League de Inglaterra y es jugador de la selección alemana de
fútbol. El jugador es presentado por los medios oficiales alemanes como “modelo
de integración”. Se trata de un jugador de origen turco. Sus abuelos llegaron a
Alemania y él es “alemán de tercera generación”. Desde 2009 juega en la
selección alemana. Es cierto que los jugadores no tienen la obligación de
cantar el himno nacional en los partidos de la selección, pero si estamos
hablando de “ejemplos de integración”, es por ahí por donde hay que empezar.
De todas formas, el ataque formulado por la presidenta de AfD no va en
contra de las creencias religiosas del jugador, sino de lo que ha definido como
“hipocresía”. A pesar de que el jugador se quiera promover como islamista,
según Petry lo que está haciendo es “promover una agenda política” y resaltó
que “no vive de acuerdo con las normas de la sharia”. En especial, las mujeres
con las que frecuentemente se deja acompañaron, no llevan nunca el preceptivo
velo islámico. Para Petry, el islamismo de Özil es tan sólo una máscara para
promover la multiculturalidad y la pérdida de identidad de Alemania.
En ocasiones anterior, AfD ha denunciado la progresiva “desalemanización”
de la selección alemana de fútbol: el defensa de la selección Boateng, nacido
en Berlín, es hijo de madre alemana y de padre ghanés, o Leroy Sane, hijo de
senegalés. El hecho de que Özil se negara a cantar el himno alemán es solamente
la punta del iceberg de la falta de integración de la inmigración en Alemania,
ha declarado Frauke Petry.
En general, la presencia de futbolistas de origen no europeo en los equipos
de las distintas ligas nacionales del continente supone para los millones de
inmigrantes que se agolpan a las puertas de Europa un reclamo: la posibilidad
de convertirse en millonarios, de realizar el “sueño africano”, mujeres,
diversión, dinero y juego. Luego, cuando vienen aquí, empiezan a entender que
no todos los africanos se convierten en Samuel Etoo, ni en Karim Benzema, ni
siquiera en Mesut Özil…
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