El dogma de la igualdad de sexos
y de la paridad no resiste algunos ámbitos. El de la salud, por ejemplo. La
Academia Nacional de la Medicina de Francia, ha publicado un estudio sobre la “paridad
en la salud” en el que solicita pasar urgentemente de una “medicina
indiferenciada a una medicina sexuada”. ¿Por qué? Respuesta: “la investigación científica y la medicina no pueden ignorar las
diferencias biológicas entre los sexos”.
El estudio añade: “Los hombres y las mujeres no son iguales
ante la enfermedad y deben pues ser tratados de maneras diferentes. Varios
países europeos ya han adaptado en consecuencia su investigación científica y
sus estrategias terapéuticas, tomando así diez años de ventaja en relación a
Francia, donde bajo el pretexto de la paridad, se evitar reconocer las
diferencias entre los hombres y las mujeres, con desprecio hacia las evidencias”.