Apenas han
pasado dos semanas tras la victoria, por los pelos, del seudo-ecologista
Aleksander Van der Bellen en las elecciones presidenciales austríacas, cuando
el Partido Liberal Aleman (FPÖ) estudia la presentación de una denuncia de
fraude ante los tribunales. En el curso de una entrevista concedida al diario
austríaco Kronen-Zeitung, el
secetario general del FPÖ, Heinz-Christian Strache, ha denunciado el fraude.
“Vamos a
solicitar de un organismo neutral e independiente el examen de las innumerables
irregularidades que se han producido y decidiremos si existe base suficiente
para presentar una denuncia ante los tribunales”. Añadiendo a continuación: “El
resultado de las elecciones podría cambiar”.
De momento ya
se ha demostrado que “en cinco o seis distritos, los sobres con los votos han
sido abiertos sin que estuvieran presentes observadores electorales”. Pero las
mayores dudas planean sobre la autenticidad de los votos emitidos por correo
que fueron los que, a fin de cuentas, desequilibraron de manera anormal la
votación a favor del candidato seudo ecologista y en contra de Norbert Hofer
quien hasta el recuento de esos votos iba en cabeza. En efecto, en cualquier elección
el sentido de los votos recibidos por correo difiere muy poco de los votos
depositados en las urnas. Sin embargo, en esta ocasión, eran abrumadora e
inexplicablemente favorables al candidato neo-ecologista.
La victoria de
Van der Bellen sobre Norbert Hofer, candidato del FPÖ fue solamente por 31.026
votos y un 50’3% de los sufragios. Nunca en la historia de Austria (ni de
democracia occidental alguna) se habría producido una victoria por tan estrecho
margen de votos, ni el recuento de los votos recibidos por correo habría hecho
oscilar el péndulo en contra de lo depositado en las urnas.
Según el
director del departamento de elecciones del Ministerio del Interior austríaco,
Robert Stone, si el FPÖ decide presentar la denuncia por fraude electoral, el
caso debería ser examinado por el Tribunal Constitucional que “decidiría
formalmente si los hechos son suficientes como para provocar una inversión de
los resultados electorales”.