Siempre, los más fáciles de manipular, son los más extremistas,
aquellos cuyo cerebro solamente funciona mediante razonamientos extremadamente
simples; y, si además, creen en el “paraíso de Alá”, están pidiendo a gritos
ser manipulados… Todo esto viene a cuento del atentado de Moscú y de sus
responsables.
LA TESIS DE VLADIMIR PUTIN SOBRE EL ATENTADO
Ciento treinta y nueve personas muertas y un centenar de heridos
en el Crocus City Hall de Moscú, solamente merecen una condena unánime. Ni siquiera los medios más anti-rusos de Occidente, se han
atrevido a evitar esa condena. A la confusión inicial, siguió la detención de
los cuatro miembros del comando terrorista, cuando se dirigían “en dirección
sur-oeste”. Poco después de la detención, Vladimir Putin habló sobre
el crimen y lo que dijo resulta extremadamente claro y significativo, expresado
con la particular jerga antifascista del líder ruso. Reconoció que los
criminales -esto es, el “brazo ejecutor”- estaba formado por islamistas
radicales, pero faltaba identificar a los “responsables intelectuales”,
sugiriendo que la operación beneficiaba a un único actor: el gobierno ucraniano.
Hay que reconocer en estas declaraciones un intento de poner las
cosas en su punto: los islamistas radicales son -siempre- el “brazo ejecutor”,
pero casi nunca la inteligencia que lo dirige. Esto ha sido así desde el
11-S, ese misterio impenetrable de la historia reciente de los EEUU con
prolongaciones en Europa Occidental (y, concretamente, en España el 11-M. A
este respecto, véase el artículo Una
hipótesis alternativa inédita sobre el 11-M).
Algún tertuliano en España, ha iniciado la mezcla de datos
vagamente ciertos (sobre Al-Qaeda y sobre el “Estado Islámico”), achacando a
Putin “xenofobia” e incluso tomando el crimen como “una muestra del rechazo
popular a Putin”… presidente elegido con una mayoría tan absoluta recientemente
que ha hecho palidecer de envidia a los mandatarios occidentales que, en su
mayoría están en el poder, con menos del 35% de apoyos populares directos.
Luego, se ha filtrado la noticia de que “los EEUU” habían advertido a Moscú
sobre la posibilidad de un atentado terrorista en su territorio… noticia
extraña y, presumiblemente, mera intoxicación informativa. Aunque tal “aviso”
se hubiera producido realmente, cabe preguntarse cómo los EEUU estaban al tanto
de la información y porqué decidieron informar al adversario… La única respuesta
es: para quitarse de encima la sombra de responsabilidad en el crimen (y
a sabiendas de que en Moscú nadie iba a tomar en serio un aviso llegado del
país que más se ha empeñado en destruir Rusia desde 1948…)
EL ISLAM NO ES UNA RELIGIÓN COMO LAS DEMÁS
Sea como fue, en su alocución posterior al atentado, el líder
ruso no puede decir todo lo que hubiera deseado. No hay que olvidar que Rusia
engloba a musulmanes procedentes de las antiguas repúblicas soviéticas del sur
de la URSS y del Cáucaso. Tampoco hay que olvidar que el Islam es la región
más ampliamente profesada en Rusia que abarca entre el 17 y el 25% de toda la
población rusa (los datos son de Wikipedia). Solamente
en Moscú hay 300.000 musulmanes residentes permanentes (que otros elevan hasta
1.000.000) y otro 1.500.000 de musulmanes inmigrantes. Más aún: en toda la
Federación Rusa hay 8.000 mezquitas…
Con estas cifras podemos entender mejor las “tesis euroasistas”
que proponen una Rusia cuya alma estaría constituida por la Iglesia Ortodoxa,
su matriz, formas de budismo presentes en Siberia y… el Islam llegado del sur.
Pero, estas tesis chocan con la pertinaz realidad que demuestra
que el Islam no es una religión como otra cualquiera, sino un riesgo,
y ello por tres motivos:
1) El contenido de los textos coránicos que consideran la “guerra santa” como uno de los “pilares del islam” (y se trata de una guerra entendida en sentido estricto, una “guerra exterior” y no una “guerra interior” librada en el terreno de la psique. Ver a este respecto nuestro documento: “La yihad en Europa: diagnosticarla, prevenirla y contenerla”). Es la única religión que propone la conquista por las armas de nuevos territorios para englobarlos a la “umma” (la comunidad de los creyentes).
2) El islamismo tiene una increíble facilidad para deslizarse hacia el radicalismo. La mayoría de islamistas ni creen ni practican la “guerra santa”, pero la existencia de casi una docena de referencias inequívocas a ella en el Corán, facilita el que, la predicación de cualquier imán o de cualquier alucinado citando esos versículos, sea suficiente para escorar a sectores del islam hacia la vía del radicalismo religioso y del terrorismo yihadista en un corto espacio de tiempo y con una rapidez pasmosa.
3) El islam es practicado por sociedades tecnológicamente avanzadas, pero que culturalmente se encuentran instaladas culturalmente antes de la Primera Revolución Industrial. Esto genera un cóctel explosivo y explica, por sí mismo, la irrupción del yihadismo: la pobreza más absoluta, situada junto al lujo oriental más extremo, hace que la muerte en la “guerra santa” sea contemplada como una “vía” para alcanzar la promesa de Alá de que los yihadistas muertos gozarán de todos los placeres mundanos que deseen en el “más allá”.
De estos tres elementos se deducen tres consecuencias:
- El islam es una religión en donde los grupos sociales económica y culturalmente más desfavorecidos facilitan la “cantera” para las organizaciones yihadistas.
- La posibilidad de deslizamiento hacia el radicalismo está siempre presente entre los fieles islámicos y se apoya inequívocamente en textos coránicos.
- El islam es la única religión del mundo en nombre de la cual se mata y se muere alegremente y no puede ser medida con el mismo rasero que cualquier otra religión tradicional.
EN TODAS PARTES, EL ISLAM ES INCOMPATIBLE CON OTRAS RELIGIONES
Todo esto explica suficientemente -además de los datos objetivos-
que Putin haya señalado al islam radical como autor de la masacre… autor, no
mandatario de la misma.
Encontrar una tropa dispuesta a morir en una acción terrorista es
fácil en medios islamistas: la promesa de siete
palacios de jade que recibirá el combatiente muerto en la yihad, cada uno de
ellos con siete harenes y cada harén con setenta y siete huríes, permaneciendo
el yihadista muerto con una edad permanentemente de 33 años y en estado de
erección permanente… puede ser muy tentadora para pobres diablos arrojados a la
miseria y a la ignorancia. Es muy diferente, por ejemplo, de la concepción
del Walhalla, morada de los dioses, al que trasladan las valquirias a los
héroes muertos en combate, allí esperan la hora en el que los cuernos
guerreros del Raknarok llamen a la batalla final contra las fuerzas del mal.
Si hemos citado esta concepción religiosa nórdica es porque el
pueblo ruso es descendiente de los Varegos, una estirpe vikinga que dio lugar
al núcleo fundador de aquel país. Y las dos concepciones (la de un más allá
hedonista y sensualista, y la de un más allá en el que se monta guardia a la
sombra de las espadas) son opuestas e irreconciliables. Si hoy están mezcladas en Moscú se debe, como en los países
occidentales, a la huida de muchos islamistas de los países en los que
nacieran. Se da la paradoja de que siguen siendo fieles al islam… a pesar de
que el islam sea el responsable de su miseria y del atraso endémico de sus
sociedades (bueno es reconocer que, si no fuera por el petróleo, las sociedades
islámicas árabes vivirían todavía como en los tiempos del segundo califa).
LA “RESPONSABILIDAD UCRANIANA”
La tesis de Putin puede resumirse así: “un fanático religioso
es fácilmente manipulable; y en el caso de los cuatro criminales que dispararon
sobre 6.000 personas en una discoteca, hay que distinguir entre los asesinos y
quienes les indujeron a cometer el crimen”.
Para Putin está claro: “fue Ucrania”. Pero, hay que matizar. Es cierto que los asesinos huían en dirección a Ucrania cuando
fueron detenidos, pero también hay que reconocer que Ucrania carece de
experiencia en este tipo de acciones que pueden ser calificadas como “de
bandera falsa” (cuando el ejecutor y el mandatario no pertenecen a la misma
organización a la que se atribuirá el crimen).
En nuestro anterior artículo ¿Morir
por Kiev? ¿Soplan vientos de guerra o de negocio?, ya aludimos a
Al-Qaeda y a sectores del terrorismo islámico lo suficientemente brumosos como
para despertar sospechas sobre a quién sirven verdaderamente. Lo dicho sobre
al-Qaeda puede trasladarse sin dificultades al “Estado Islámico – DAESH – ISIL”.
No se entiende nada en este tipo de organizaciones terroristas.
Por ejemplo, si debiéramos fiarnos de sus propuestas y
proclamas, debería quedar claro que su enemigo directo es EEUU y el Estado de
Israel, pero, por algún motivo que nadie logra explicar, el DAESH, ISIL y
demás, no han atentado nunca contra ninguno de estos dos países. En su
lugar, todos los atentados cometidos han sido de una brutalidad sin límites en
Europa Occidental y de una crueldad casi inimaginable en el caso de Rusia… que,
a fin de cuentas, permite el culto islámico en todo su territorio, y tiene el
“deseo euroasiático” de integrar bajo una sola bandera a cristianos ortodoxos,
musulmanes y budistas. Incluso la mayoría de repúblicas exsoviéticas del sur
están hoy en buenas y/o inmejorables relaciones con Moscú.
¿EJECUTORES? ISLAMISTAS - ¿AUTORES INTELECTUALES?
Claro está que la estrategia occidental en Siria de acoso y
derribo del Baas fracasó a causa de los bombardeos realizados por la
aviación rusa sobre posiciones del DAESH que en apenas seis meses lograron
llevarlos al punto de partida, masacrando literalmente a sus miembros.
Entonces, el DAESH y otros grupos de oposición al gobierno sirio, fueron
utilizados por el Pentágono para desestabilizar toda la zona de Oriente Medio
(que incluyeron, desde los bombardeos sobre Irán para destruir los avances de
este país en materia nuclear, la invasión de Irak y el favorecimiento de una
guerra civil interior entre sunnitas y chiitas para evitar que el potencial
militar de ambas comunidades se volviera contra el ocupante anglosajón, y el
intento de derrocamiento del presidente legal y legítimo de Siria, Bashar
Al-Azad)
¿Los extremistas del DAESH podrían estar interesados en vengarse
del país que los había, literalmente, pulverizado? En la pregunta misma se
encuentra la contestación: difícilmente un grupo “pulverizado” y del que no se
ha oído hablar desde 2022 podría estar en condiciones de armar un atentado de
esta envergadura. De hecho, ni siquiera en Europa
Occidental, los últimos atentados islamistas cometidos lo han sido bajo la
bandera del DAESH al que, hoy, los “analistas” y “tertulianos” ya no consideran
como una organización realmente existente, sino como una “franquicia”…
En otras palabras: lo que queda del DAESH son individuos a la
desbandada incapaces de coordinarse y encontrar medios suficientes para dar un
golpe en Moscú, país que se encuentra en conflicto con Ucrania y, por tanto,
con las fuerzas armadas y de seguridad del Estado en constante alerta. De
haberlo deseado, les hubiera sido mucho más fácil técnica y económicamente
cometer un atentado contra una embajada rusa en cualquier país occidental.
LAS OPERACIONES “FALSE FLAG” NO SON PARA “AFICIONADOS”
Pero no: se trataba de cometer un atentado enloquecido en
Moscú, matando al mayor número de individuos posibles, como un elemento más
para aumentar la tensión entre el gobierno ruso y los gobiernos occidentales.
Ante la gravedad del crimen, siempre era posible que Putin responsabilizara a
Occidente y sus declaraciones contribuyeran a justificar la elevación de
inversión en el sector armamentístico de los países de la OTAN.
Putin -al menos públicamente- ha evitado referencias a Occidente
en el tema del atentado terrorista. Sus dardos apuntaban contra Kiev, aun a
sabiendas de que, si bien es cierto que el gobierno de Zelensky es uno de los
que pueden beneficiarse del crimen, carece por completo de experiencias en
estas operaciones “false flag”. En efecto, la única que intentó,
arrojando un misil sobre Polonia y acusando al gobierno ruso del crimen
(que costó la vida a dos ancianos. Véase: Un
casus belli perfecto, misil ruso sobre Polonia), fue tan burda
que le costó a Zelensky una reprimenda por parte de la OTAN: “Deja las
operaciones de bandera falsa, para los que sabemos cómo se ejecutan. Tú sigue
poniendo los muertos…”.
“ATENTADO DEL DAESH” (¿PERO QUEDA ALGUIEN DEL DAESH?)
El dossier que está al alcance de cualquier interesado sobre el
origen del DAESH (que no es diferente del vidrioso origen de Al-Qaeda), sobre
quién lo ha mantenido, sobre su funcionalidad dentro de la estrategia de
generar tensiones en Oriente Medio para rebajar la presión sobre el Estado de
Israel y sobre la ocupación USA de Irak, es realmente impresionante
(recomendamos la lectura del artículo 24
cosas sobre ISIS y Al-Qaeda que no quieren que sepas y también el estudio
de grado en Relaciones Internacionales titulado La
responsabilidad de EEUU en el nacimiento del Estado Islámico) deja pocas
dudas sobre quien ha instigado este semillero de organizaciones terroristas y
sobre su funcionalidad: los servicios de inteligencia del Reino Unido y de los
EEUU.
Si estos datos están al alcance de cualquier usuario de Internet y
su credibilidad deriva de la lógica y de la coherencia de la tesis que
contribuyen a apuntalar, podemos imaginar lo que los servicios de inteligencia
rusos han podido recopilar. La prueba de que las
declaraciones de Putin apuntando contra Ucrania estaban motivadas en no hacer
nada que pudiera justificar un aumento de la tensión con los países
occidentales, es que, después del ataque terrorista no se ha producido la
consabida represalia rusa destrozando lo poco que queda ya de infraestructura
de comunicaciones y de energía de Ucrania… De tener la convicción de que
los 139 muertos y el centenar de heridos graves habían sido comandadas por
Kiev, es muy probable que la represalia hubiera sido de una dureza desconocida
hasta ahora (y, por cierto, compárese la magnitud de las destrucciones en
Gaza con las que ha sufrido Kiev y se entenderá la diferencia entre una “guerra
total” y un “conflicto limitado”).
Los atentados de Moscú, en nuestra opinión, han tenido el mismo
origen que cualquier otro atentado yihadista de la “franquicia” DAESH o de la
“franquicia” Al-Qaeda. Una cosa era el DAESH que consiguió establecer un
“califato” en zonas de Irak y de Siria y otra muy diferente, la organización
que reivindica AHORA el crimen de Moscú: de aquel DAESH queda muy poco,
solamente quienes planificaron su creación, establecieron su funcionalidad y
ahora lo vuelven a aprovechar como un paso más para radicalizar la pugna con
Moscú y justificar el rearme “de Occidente”.
Es una hipótesis, claro está, pero como hemos visto, está
justificada en algunos datos objetivos, y por la historia pasada del más que
ambiguo “terrorismo islamista”.
Adenda: LA ÚLTIMA PARADOJA
¿Lo más paradójico? El “pesar” con el que los medios de comunicación norteamericanos han acogido la detención de los cuatro asesinos y su insistencia en lamentar que hayan declarado desfigurados, sin oreja y en silla de ruedas, “con graves signos de violencia”… En España, algún tertuliano, incluso, ha recordado los “derechos humanos” de los detenidos (¿son “humanos”? Se nace con la “condición humana”, pero determinados actos criminales parecen una renuncia a la misma y una asunción de las peores cualidades de cualquier especie depredadora: animalidad y estupidez; no humanidad), mientras que otros nos han ilustrado sobre el derecho a la “presunción de inocencia mientras no se celebre un juicio justo” y que “por el momento, solo son presuntos culpables”…
Que estén vivos a estas alturas ya es, de por sí, milagroso y demuestra que Rusia quiere que no existan dudas sobre la paternidad del atentado. Pero, resulta paradójico que tertulianos y medios que callaron ante el “método americano” utilizado en Guantánamo con el aislamiento, la presión psicológica, las torturas psíquicas prolongadas durante años, incluso a individuos que ni siquiera eran terroristas, lloren ahora por el destino de asesinos de 139 personas.