Las concepciones de la New
Age, la filosofía de la UNESCO, el Neoliberalismo y el Trans-humanismo,
son cuatro visiones diferentes sobre el destino de la modernidad. Estos nombres
encarnan cuatro tendencias, cada una de ellas, aparecida en distintos momentos
del último siglo, que auguran futuros relativamente diferentes entre sí, pero,
en cualquier caso, en ruptura con la tradición y con todo lo que hemos visto
hasta ahora. Vale la pena decirlo desde ahora: se trata en los cuatro casos de visiones
extremas de una misma actitud ante la vida: el “progresismo”.
Vamos a resumir los tenidos, las
tendencias y la realidad de cada una de estas corrientes:
1) NEW AGE
La teoría
Llevamos hablando de “nueva era”
desde hace cuarenta años. El movimiento surgió en EEUU a partir de la descomposición
de la “contracultura” de los sesenta y buena parte de sus impulsores procedían
de este ambiente político. La obra que facilitó la cristalización del
movimiento fue La conspiración de Acuario de Marilyn Fergusson.
La idea básica es de procedencia ocultista: la humanidad está entrando en un
nuevo período astrológico en el que la era de Piscis (correspondiente a los
últimos 2.000 años de civilización) está siendo sustituida por la de Acuario
(el signo astrológico posterior), lo que entraña un “cambio de paradigma” (es
decir del núcleo duro de principios que rigen un momento histórico y que se
manifiestan en todas sus actividades. Si hasta ahora ha estado presente el
“paradigma mecanicista” que tuvo su origen en Newton y que ve todo, desde el
Universo hasta el cuerpo humano como mecanismos compuestos por piezas que deben
ser analizadas de manera aislada, el “nuevo paradigma” o “paradigma holístico”
considera el mundo y al ser humano como “totalidad indivisible”.
La práctica
La ideología de la “new age” ha cristalizado
en un “movimiento” (es decir, en un grupo de tendencias, organizaciones y
familias ideológicas) con tendencia a revalorizar las doctrinas orientales,
previamente “occidentalizadas” o adulteradas, con mejor o peor fortuna,
especialmente por personalidades de la Sociedad Teosófica o inspirados en ella
y que ya estaban presentes en algunas corrientes de la “contracultura”
anterior. En general y, con el paso del tiempo, el movimiento ha terminado
siendo un conjunto de técnicas terapéuticas y “espirituales” promovidas por
distintos “institutos” y/o “gurús”, todos ellos autoconsiderados como
“alternativos”. Existe toda una oferta variadísima de cursos, terapias,
escuelas de meditación e, incluso, sectas destructivas que aluden, desde
distintos puntos de partida a las mismas temáticas: autorrealización, vida
feliz, superación de las enfermedades, escuelas de vida, interrelaciones del
individuo con el Todo, vida natural, formas de vida alternativas y
comunitarias, lo que podríamos llamar una “espiritualidad materializada”, etc.
Las tendencias
- Difusores de terapias,
unas de carácter psicológico (psicología transpersonal y distintos derivados de
las doctrinas de Carl Gustav Jung), otras procedentes de oriente (reiki,
siatsu, etc.), algunas improvisadas (risoterapia o terapia de la risa).
- Sectas destructivas,
todas ellas formadas en torno a un “gurú” y presentadas como “nuevos
movimientos religiosos”. Aquí incluimos a los grupos de “chaneling” o
“canalizaciones” que no son más que el viejo concepto teosófico de “escritura
automática” readaptado.
- Grupos ufológicos, que
consideran que los “extraterrestres” son los anunciadores de la “nueva era”.
Unos opinan que vienen de planetas remotos y otros que son “seres
transdimensionales” que proceden de otras dimensiones de nuestro propio
universo.
- Movimientos neo-espiritualistas:
derivados del viejo ocultismo decimonónico o bien que siguen en las mismas
posiciones, muchos de ellos son formas occidentalizadas de budismo o de
disidencias del hinduismo tradicional. Aquí puede incluirse el redescubrimiento
del neo-chamanismo en Castaneda.
- Tendencia “ecologista”
centrada en torno a los partidarios de la “teoría Gaia” (la tierra considerada
como “ser vivo” que se protege de quienes la amenazan), que llega incluso a la
creación de grupos de convivencia (la “comunidad de Findhorn”)
- Corrientes científicas: que
aluden a que las ciencias de vanguardia, especialmente la física más avanzada,
tiene concomitancias con las doctrinas espiritualistas y lejos de negarlas, las
confirma (ideas de “resonancia mórfica” o de “espiritualidad quántica”).
Influencia
El momento álgido del movimiento
coincidió con los años 90, a medida que nos aproximábamos al cambio de milenio.
Sin embargo, los abusos, las tomaduras de pelo, la ineficacia de la mayor parte
de las terapias (que no dejaban de ser placebos) y los cambios que se
produjeron a partir de 1989 y la crisis económica de 2007, hicieron que el
movimiento entrara en recesión, las ventas de libros de esta temática cayeran
en picado y se disolvieran buena parte de las “escuelas” y asociaciones que
vendían cursos de este tipo. Muchos de sus integrantes, migraron hacia el
trans-humanismo.
Teoría
La Organización de las Naciones
Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, por sus siglas inglesas
UNESCO, tiene como finalidad “contribuir a la paz y a la seguridad en el mundo
mediante la educación, la ciencia, la cultura y las comunicaciones”. Pero estos
principios son lo suficientemente ambiguos como para que sus intérpretes se
creyeran en la obligación de universalizar sus propias concepciones. En 1945,
la fundación de la Organización de las Naciones Unidas, de la que la UNESCO es
una emanación, supuso la cristalización de las aspiraciones universalistas
nacidas en el siglo XIX en distintos sectores de la masonería y del ocultismo:
la idea que está en la base de las concepciones de la UNESCO es que la
diversidad cultural, étnica y educativa, debe regirse por el principio de la
“igualdad” y que lo importante es lograr una “unidad humana universal” en torno
a los mismos valores de tolerancia, respeto y multiculturalidad. Así pues, el
objetivo final de la UNESCO es favorecer una “gobierno universal”, unificar a
la población terrestre en “una sola raza”, “una religión mundial” e igualar
sobre todo el “primer mundo” con el “tercero”. El sufraguismo del siglo XIX, se
amplia y concreta en las llamadas “ideologías de género”.
Práctica
Contrariamente a lo que se tiene
tendencia a pensar la UNESCO no es una organización internacional formada por
los 195 Estados miembros que la componen, sino una estructura burocrático-administrativa
independiente de estos Estados, provista de una ideología propia que utiliza
los recursos de que disponen (procedentes en parte de las cuotas que deben
abonar los Estados miembros, pero también de las aportaciones entregadas por
grandes consorcios financieros para desgravar impuestos) para difundirla. La
UNESCO, a su vez, apoya a distintas ONGs y, sobre todo, financia y favorece
determinadas producciones culturales que profundizan en la línea de su visión
ideológica del mundo. El primer Director General de la UNESCO fue Aldous Huxley
(cuyo nombre suele relacionarse con la New Age y con el Trans-humanismo) y su
primer Secretario General, Robert Muller que estuvo al frente de la entidad
durante 40 años y que militaba en el grupo neo-teosófico Buena Voluntad
Mundial, fundado por Alice Ann Bailey (AAB). Las tres líneas de trabajo en la
actualidad son: difusión de ideologías de género, promoción de la multiculturalidad
y defensa de las migraciones de sur a norte y de Este a Oeste.
Tendencias
- Tendencia de “sostenibilidad
mundial”: Las distintas “conferencias mundiales” para tratar los problemas
del planeta han conducido a la visión de que el crecimiento energético debe ser
“sostenible” (olvidando que no hay posibilidades de crecimiento, por sostenible
que sea, en un planeta de recursos limitados).
- Tendencia
humanista-universalista: Es su tendencia mística, derivada de la influencia
que siempre han tenido los partidarios de AAB dentro de la institución, son los
más interesados en “unificar el mundo”, las religiones, las razas, las lenguas
y las culturas. Su templo está instalado en el edificio de Manhattan de la ONU:
La Sala de la Meditación.
- Tendencia
humanista-neoliberal: Las únicas instituciones que la UNESCO nunca ha
criticado son el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, así mismo,
parte de los ingresos que percibe (y que luego redistribuye en parte entre las
ONGs) procede de grandes corporaciones financieras, lo que genera una
sorprenden identidad de criterios entre estas componentes: para la UNESCO, la
“globalización” es un paso adelante en la “unificación del mundo”.
- Tendencia tercermundista:
A medida que se fueron incorporando antiguas colonias a este organismo, él
mismo resultó desequilibrado: lo que hace, las propuestas, recomendaciones y
medidas favorezcan cambios en Europa, pero eviten críticas y alteraciones de
las sociedades del tercer mundo. El principal instrumento de esta corriente es
la multiculturalidad y el favorecimiento de las corrientes migratorias y luchar
por la “igualdad cultural”.
Influencia
El hecho de presentarse como una
organización que vela por la cultura, la educación y la civilización hace que
la UNESCO goce todavía de extraordinario prestigio internacional. Sin embargo,
el hecho de que grandes Estados (EEUU con Trump e Israel) se hayan retirado y
que otros (Canadá y Alemania) hayan rebajado sus cuotas, han obligado a que el
presupuesto de la UNESCO se redujera un 22%. Sin embargo, a partir del
nombramiento de la exministra de cultura francesa (con Manuel Valls), Audrey
Azoulay (de origen judío-marroquí), se han acelerado y convertido en
omnipresentes las directivas “de género”, terreno en el que está centrada la
organización, dando la sensación de haberse replegado en cuestiones de ecología
y defensa del medio ambiente.
3) NEO-LIBERALISMO
Teoría
Es una teoría económica con
repercusiones en el ámbito social. Recupera el viejo liberalismo de los
orígenes y afirma que las crisis cíclicas del capitalismo se deben a que los
Estados intervienen en política. La fórmula para evitar estas crisis y los
choques entre naciones consiste en dejar libre curso a las fuerzas del mercado
para que éste se ordene según las leyes de la oferta y de la demanda. Y esto a
nivel mundial. El Estado, por tanto, debe de ser lo más débil posible, existir
solamente para garantizar ciertas infraestructuras, nada más, por tanto, debía
renunciar a la existencia de sector público y, allí donde exista, debe ser
privatizado. La política, por tanto, debe estar sometida a la economía y esto a
nivel global. La teoría nació de la “escuela austríaca de economía”, en
especial de Ludwig von Mises y de su discípulo Friedrich Hayeck, para los que,
cualquier cosa que no era “liberalismo”, pasaba a ser, automáticamente,
“socialismo” y, por tanto, una amenaza a la “libertad del mercado”.
Práctica
En los años desde la postguerra
hasta principios de los años 70, la economía mundial estaba bajo la influencia
de John Maynard Keynes y de su escuela. Los criterios ultraliberales defendidos
por Hayeck, eran considerados una locura. Sin embargo, la crisis económica de
1973, y la llegada al poder de los conservadores ingleses a finales de la
década, supusieron un avance para esta escuela, por mucho que sus principios se
habían puesto en práctica en Chile durante el período de Pinochet, hundiendo
por completo la producción nacional y generando una crisis económica que
comprometió la misma existencia del régimen. Pero la llegada al poder de Ronald
Reagan en EEUU y de su equipo, armado con la misma doctrina económica, supuso
un cambio de tendencia total en los criterios económicos del a postguerra. Tras
la victoria sobre la URSS en la Guerra Fría, las doctrinas neoliberales se
universalizaron: capitalismo y democracia parecían haber triunfado a nivel
mundial y, por tanto, pudo anunciarse “el fin de la historia”. Los efectos
inmediatos de esta doctrina han sido la desregularización económica
internacional, la deslocalización empresarial, el aumento de los flujos
migratorios, la decantación social entre una pequeña cúpula que domina la
economía especulativa y una gran masa alejada de los centros de poder, junto a
una compresión de las clases medias. Recientemente, el gobierno de Trump está
intentando introducir medidas para reactivas la economía nacional
extremadamente sensible a la penetración china. La práctica del neoliberalismo
ha demostrado la imposibilidad de estabilizar la globalización.
Tendencias
- Neoliberalismo
fundamentalista: en general, agrupa a los círculos formados en torno a la
economía especulativa. El propio Hayeck podía encuadrarse en esta corriente. El
capital inversor debe migrar continuamente allí a donde existan posibilidades
de obtener más beneficios a despecho de cualquier otra consideración.
- Neoliberalismo moderado:
suele formar en torno a círculos formados a partir de lo que se llamó “dinero
viejo” en los primeros tiempos del reaganismo y que, en la actualidad, apoyan a
Donald Trump en EEUU. Globalización sí, pero limitada y siempre con unos EEUU
que se reserven el derecho a estar presentes en otras economías, pero pongan
barreras a penetrar en la suya.
- Libertarianismo: a no
confundir con anarquismo. Es partidario de la existencia del Estado, pero
insiste en que se reduzca a la mínima expresión: están a favor de las reformas
políticas, siempre y cuando vayan en detrimento del Estado. Sus rostros más
conocidos son Ron Paul y otros congresistas de los EEUU. En España actúan a
través del Instituto Juan de Mariana.- Objetivismo: teoría
filosófico-económico-existencial sostenida por “Ayn Rand”, judía laicizada de
origen ruso establecida en EEUU y autora de distintas novelas de éxito en las
que insistía en promover tres líneas de acción: 1) Ateísmo, 2) Liberalismo, 3)
Egoísmo. Sus partidarios están organizados en una especie de logia con cierta
influencia en los medios económicos. Alan Greenspan, ex presidente de la
Reserva Federal entre 1987 y 2006 pertenecía a estos círculos.
Influencia
Este es el criterio que hoy
domina el mundo. Su período áureo empezó con la caída de la URSS. Pero su éxito
no se debió tanto a sus posiciones o resultados, sino a la política de Reagan
en materia de “guerra de las galaxias” y a lo insoportable del gasto militar
soviético. En el período 1989-2007, se produjeron dos grandes crisis económicas
que indicaron que el mundo era demasiado grande, diverso y desigual como para
poder aplicarse un neoliberalismo globalizador. La llegada de Trump al poder y
la guerra comercial iniciada con China, indican la inviabilidad a medio plazo
de esta concepción que, sin embargo, está apoyada todavía por la mayor parte de
clases políticas occidentales que intentan evitar un choque frontal contra el
poder del capital especulativo y han renunciado a cualquier forma de reformas
sociales, optando por promover técnicas de “entertaintment” y demás formas de
narcosis social, por una parte, y por otra, han introducido falsos señuelos
para movilizar a sectores inquietos de la población (ideologías de género,
aplicando en Occidente temáticas creadas en el laboratorio ideológico de la
UNESCO.
4) TRANS-HUMANISMO
Teoría
Es una forma extrema de optimismo
científico-filosófico. La idea básica es que la evolución de la humanidad todavía
no ha terminado y que sigue adelante: el ser humano puede superar su condición
mediante las técnicas introducidas por la “cuarta revolución industrial” y las
ciencias de vanguardia que la acompañan: nanotecnología, criogenia,
inteligencia artificial, ingeniería genética, robótica, etc. La doctrina
transhumanista establece que la revolución tecnológica en ciernes, supondrá un
salto cualitativo de la humanidad en la escala evolutiva y necesitará, por
tanto, una redefinición de conceptos y valores, adaptados a la nueva época:
nada de los valores de los que hemos vivido hasta ahora, servirán en los
próximos años. Todo, incluida la “vida”, deberá ser reexaminado en la medida en
que existe la posibilidad de vida “trans-biológica”. En todos los sectores transhumanistas
se piensa que la inmortalidad está al alcance de la mano y que el ser humano
del futuro podrá prolongar su vida más allá de los límites biológicos actuales
mediante prótesis e implantes (conformando cyborgs: organismos cibernéticos),
realizar volcados de su mente en la “nube”, interconexión entre el cerebro y
las redes informáticas, máquinas pensantes que superarán al ser humano,
gestación in vitro con modificación de genes bajo demanda, etc.
Práctica
Su distintivo es: “H+”.
La ideología estaba en su germen en el entorno que rodeó a Darwin (junto con
los Galton y los Huxley) y su primera concreción fueron las concepciones
eugenésicas que nacieron en Inglaterra. Aparecieron en Rusia defensores de
ideas similares (el movimiento cosmista de Fëdorov, y su derivación, los
“constructores de dios”), que influyeron en la cultura rusa del primer
novecientos y luego durante el período leninista posterior a la revolución. En
Alemania esta misma influencia se nota en el movimiento
estético-cinematográfico expresionista (en películas como Metrópolis o Una
mujer en la Luna). El padre Teilhard de Chardin extrajo de los cosmistas la
idea de la “noósfera” o “esfera del pensamiento” y describió en términos
católico el destino de la evolución: alcanzar el Punto Omega en el que la totalidad
de la especie humana se identifica con Cristo. Pero fue en los años 90 en los
que, después de los relatos cyberpunk, algunos especialistas en
“prospectiva” empezaron a definir cómo sería el mundo cuando la “cuarta
revolución industrial” logre sus realizaciones. El desarrollo de las “ciencias
de vanguardia” permite pensar que hacia el 2030 se habrá conseguido conectar el
cerebro humano con las redes informáticas. En el 2050, la Ley de Moore (que
establece que desde los años 60 la capacidad de memoria, entonces de los
transistores y hoy de los microprocesadores, se duplicada cada dos año),
permite pensar que la Inteligencia Artificial habrá creado ordenadores capaces
de programarse a sí mismos y tener conciencia de sí (lo que esos medios conocen
como “la singularidad”).
Tendencias
- Transhumanismo filosófico:
es la tendencia que aspira a generar los valores de la nueva era tecnológica para
que respondan a sus logros. Pretende responder a la cuestión de cuál será la
postura correcta cuando entre 2030 y 2050 el mundo haya sufrido un cambio
radical con la introducción de la robótica, los organismos cibernéticos, la
prolongación de la vida, etc. Se concentra en torno a la Asociación
Transhumanista Mundial
- Transhumanismo extremo:
es la forma extrema de optimismo científico tecnológico. Augura que el futuro
es de las máquinas, pero que nosotros mismos podemos volcar nuestra mente (y
por tanto, toda nuestra personalidad) en la “nube” y subsistir allí a voluntad,
generando vivencias y pensamientos gracias a la IA.
- Transhumanismo científico:
sostiene que la evolución de la humanidad está en manos de la ciencia y que la
sociedad debe aceptar cualquier nuevo avance científico y adaptarse a ellos. A
los científicos transhumanistas no les preocupan las repercusiones de sus
investigaciones y logros, o su impacto social, están convencidos de que toda
forma de progreso es saludable.
- Transhumanismo
artístico-literario: desde expresiones del manga y del anime japonés, hasta
películas de ciencia ficción e, incluso, hasta cierto punto, el movimiento
literario cyber-punk, exploran este terreno y, de hecho, muchos de sus temas
(robótica, cyborgs, interconexiones cerebro-red, etc.) han sido tratados en
muchas ocasiones y desde distintos puntos de vista.
Influencia
En el mundo del entertaintment
esta tendencia, sin duda, es la más pujante. Pero, sobre todo, el
transhumanismo tiene mayor influencia en las grandes fortunas creadas al calor
de Silycon Valley que suelen invertir sus excedentes de capital en proyectos
-en ocasiones quiméricos- presentados por científicos transhumanistas
(anualmente se invierten 60.000 millones de dólares procedentes de estos
medios, para estudiar la posibilidad de prolongar la vida humana). Sin embargo,
es precisamente en el mundo de la cultura pop en donde el transhumanismo es
objeto de una viva crítica y ha dado lugar a distintas distopías. La componente
científica es, desde luego, la que más énfasis pone en sus trabajos y la que
está obteniendo éxitos más notables que se plasmarán en la próxima década (especialmente
en el terreno de la robótica, la nanotecnología y de la ingeniería genética).
En la actualidad, la clase política permanece de espaldas al fenómeno
trans-humanista, no termina de entenderlo, ni percibe en la posibilidad de que
cambie los pilares del parlamentarismo o de la democracia tal como se la
entiende hoy.
LOS PUNTOS COMUNES
Sería un error pensar que todas
estas corrientes están perfectamente definidas y que tienen unos contornos nítidos.
Si hemos incluido las tendencias más representativas de cada corriente es para
poder plantear que cada rama tiene fronteras comunes con las otras:
- El pensamiento de Teilhard de
Chardin, por ejemplo, está presente en la ideología de la “new age”, pero
también es una de las bases del trans-humanismo.- Existen objetivos comunes entre
el neoliberalismo que aspira a una desregularización total de la economía y los
científicos transhumanistas que quieren libertad de investigación sin
cortapisas éticas ni morales.- La ideología de la UNESCO se
superpone en muchos puntos con la del neoliberalismo: no en vano, nunca ha
cuestionado los fundamentos del Fondo Monetario Internacional, uno de los
arietes de las de éste.- Algunas sugestiones de la “new
age” se encuentran presentes en el transhumanismo y en las bases de la UNESCO:
la sensación de que estamos ante una nueva fase de la humanidad, una especie de
mutación global y ninguno de los valores tradicionales sobrevivirá.- Los “libertarianos” están cerca
del “objetivismo” y éste contiene fronteras comunes con criterios
“transhumanistas” (de hecho, en estos medios de los EEUU se repite la frase:
“si el dinero es tu meta, el transhumanismo es tu ideología”).
En cualquier caso, podemos
establecer cinco pautas comunes a estas cuatro ramas y a sus subdivisiones internas:
1) Visión ultraprogresista del
mundo: una idea se ha afirmado a partir de la “ideología de las luces” del
siglo XVIII: la de que la humanidad sigue un progreso indefinido. La nueva
trinidad que comparten estas cuatro corrientes es que el “progresismo” es el
Padre, el “evolucionismo” el Hijo y el Espíritu Santo está por llegar (será el
transhumanista para unos, la economía mundial globalizada para otros, la
“unificación mundial” o la utopía humanista-universalista). Hasta ahora, este
progreso ha sido lineal, pero, a partir de ahora, adoptará la forma de una
curva asindótica. En cualquier caso, el progreso tiene como inevitable y
siempre positivo. Cabría definirlas como distintas formas de “titanismo”
2) Percepción extremadamente
optimista del futuro: Lo anterior implica una visión optimista del futuro.
Todas estas corrientes nos dicen que la Utopía es posible y que estamos por
alcanzarla. Ninguna de ellas cuestiona, en ningún caso la idea del progreso, ni
las posibilidades ilimitadas de la ciencia.
3) Formas extremas de
humanismo universalista: Estas ideas no son nuevas, sino solamente suponen
distintas aplicaciones de ideas ya existentes desde el siglo XVIII. Ninguna de
ellas ataca directamente ninguno de los valores establecidos desde la
Revolución Francesa: de hecho, lo que hacen es garantizar que serán ellas las
que llevarán a la práctica los ideales de libertad, igualdad y fraternidad. No
hay ningún elemento ideológico nuevo. Sino la afirmación de que lo fracasado en
las revoluciones liberales, lo que fracasó en las revoluciones marxistas, lo
que ha fracasado en la “nueva izquierda” reiteradamente desde mayo del 68,
hasta el “movimiento de los indignados”, ellos lo harán triunfar.
4) Decepción e incomprensión por
la naturaleza humana: En estas cuatro tendencias se respira la misma
decepción por lo humano que no logra realizar completamente la idea de progreso
y de igualdad. El ser humano es algo que debe ser superado (trans-humanismo),
rectificado (UNESCO), sanado (new age), o simplemente satisfecho en sus
necesidades básicas y adormecido (neoliberalismo).
5) El aspecto “problemático”
está presente en todas ellas: En todas estas corrientes está presente lo
que podríamos llamar “el elemento problemático”. Ya ocurrió en el viejo
marxismo autopresentado como una forma de racionalidad extrema pero que terminaba
apelando a los impulsos irracionales y a los instintos más bajos de “venganza
social”, “resentimiento de clase”, desembocando -como antes había hecho el
positivismo de Compte- en una forma de “contra-religión”, una especie de
religión invertida, que contenía elementos seudomísticos (el culto al libro
sagrado -el Manifiesto Comunista-, su clase sacerdotal -los funcionarios
del Komintern o los “aparatchiks”- los símbolos rituales -hoz y martillo,
estrella y bandera roja, los rostros de los fundadores- que, junto con los
cánticos -la Internacional- estaban presentes en los rituales colectivos
de masas desarrolladas en fechas concretas y celebraciones (1º de mayo, la
Fiesta del partido, el Día de la República, la celebración de la revolución de
octubre, etc.), con sus letanías y sus catecismos simplistas, todo lo cual eran
recursos muy alejados del racionalismo proclamado. Así mismo, también en estas
cuatro corrientes de la postmodernidad, detrás de un afán de racionalidad,
vemos los innegables despuntes de la irracionalidad en la presencia de antiguas
tesis ocultistas (el neo-teosofismo en la ideología de la UNESCO, la presencia
del misticismo más bastardizado procedente de Oriente, pero también de
componentes propiamente ocultistas y de la vieja masonería crepuscular, que
están igualmente presentes en los orígenes del transhumanismo y toman la forma
de “grupos de presión” y “sociedades discretas” en el neocapitalismo (Bilderberg,
Trilateral, etc.).
HETEROTELIA Y FUTURO
De algo podemos estar seguros: el
futuro no será como lo define ninguna de estas corrientes.
Guillaume Faye ha establecido la
llamada “ley de las consecuencias no deseadas” que, en su enunciado originario,
procede de la filosofía clásica y remite al concepto de “heterotelia”. Este
vocablo procede de “hétero” (diferente) y “telos” (fin) e indica
que, en la historia de las ideas, todo proyecto que partía con la intención de
hacer triunfar determinadas ideas, en el curso de su realización, jamás llega a
realizar los fines iniciales: la revolución francesa, con sus “nobles ideales”
se convirtió en una simple carnicería, la revolución bolchevique, en lugar de
liberar a los proletarios generó una dictadura burocrática… elementos que no
estaban inicialmente presentes en las intenciones originarias de sus impulsores,
ni en los proyectos originarios. Han llegado a un fin muy distinto al que se
proponían. Si esto ha ocurrido así en toda la historia de las grandes ideas, no
hay absolutamente ningún motivo para pensar que esto va a variar en los cuatro
planteamientos de la modernidad que hemos analizado hasta aquí.
Esto mismo resta cualquier
verosimilitud a las tesis conspiranoicas: ¿puede pensarse que judíos o masones
lleven conspirando sistemáticamente desde hace siglos? Ni siquiera las grandes
acumulaciones capitalistas están en condiciones de controlar el sistema
económico creado por ellas mismas y esquivar las amenazas que van apareciendo.
- La aplicación de las tesis
multiculturalistas de la UNESCO generará, inevitablemente, en Europa, a la
vuelta de pocas décadas y antes que las técnicas de narcosis social puedan
imponerse por completo, llevará a la guerra étnica de la que ya estamos
viviendo los primeros despuntes.
- El neoliberalismo generará una
polarización social y la desaparición de las clases medias, no como intención
deliberada, sino como efecto inevitable y la economía mundial corre el riesgo
de colapsar por el simple agotamiento de recursos o por la elevación de los
precios del petróleo.
- Las aplicaciones descontroladas
de la técnica, propuestas por el transhumanismo pueden generar una sociedad
mucho más próxima a los oscuros horizontes del cyberpunk (máximo
desarrollo tecnológico, en un marco social degradado) que a la utopía descrita
por Aldous Huxley en Un mundo feliz.
- La “new age” nació como un gran
proyecto movilizador de la juventud y con vocación de crear una “nueva sociedad”,
nada que ver con lo que se ha quedado: una serie de vendedores de cursos y de
terapias-placebo, y de sectas destructivas de escasa influencia.
Nada de todo esto, se encuentra
entre las intenciones originarias de los promotores de estas cuatro corrientes,
pero, en algún momento, descarrilarán y emprenderán rumbos no previstos.
Una vez más, el sueño de la razón
y del progreso, generarán nuevos monstruos. Quizás entonces sea la hora de
empezar a elaborar un pensamiento que entre en ruptura con las concepciones
progresistas. Porque, a fin de cuentas, el progresismo, ese es el enemigo:
tomar cualquier forma de progreso como un “avance social”, cuando, lo más
frecuente es que sea un paso al frente en el camino al precipicio. En el
fondo, cualquiera de estas cuatro corrientes nos está situando en el filo del
precipicio, donde el próximo paso implica saltar…