Votar sirve para poco: no os engañéis. Pensad que vuestro
voto tiene el mismo valor que el voto de un tontobaba, de un violador o de un
corrupto. Pensad que vuestra “parcela de soberanía” tiene las dimensiones de un
grano de arena y que aunque cada uno de vosotros tengáis criterio, os toméis en
serio el acto de votar… existen por cauda decenas de desaprensivos que votan
por inercia o porque hacen caso de la consigna más lela. La democracia
cuantitativa no es ninguna ganga, por eso, el que esto suscribe vota de uvas a
peras y solamente en situaciones extremas. Y os aconsejo que hagáis lo mismo.
Lo que ocurre es que el 21-D las cosas han ido demasiado
lejos en Cataluña. Una serie de aventureros de pocas luces, que sustituyeron a
los corruptos de las décadas del pujolato, han convertido en nombre de Cataluña
en una irrisión mundial: no hay país en donde no se hayan echado unas buenas
risas con Cataluña, el país en donde se confunde una “huelga general” con un
embotellamiento, donde el cava genera el que la gente vea doble, triple o
quíntuple el número de asistentes a las manifestaciones propios y en el mismo
estado de chaladura tiende a dividir por dos, cuatro o seis, el número de
asistentes a las manis del otro lado. No todos los países, en efecto, pueden
alardear de tener un “president en el exili”… cuando millones de turistas han
podido ver de cerca que en Cataluña desde hace 40 años no se restringen
libertades; un país en el que los robagallinas pueden pedir que se les ponga en
libertad si reconocen el código penal; en donde se declara una independencia
para ponerla en barbecho veinte segundos después y, para colmo, se dice luego
que todo era una declaración de intenciones sin maldad… En donde unos alucinados siguen hablando en
nombre de “toda Cataluña” y dar por buenos los resultados de lo que fuera que
se produjo el 1-O…
Lo más sorprendente de estas elecciones es que ningún
partido presenta su “programa”, sino como máximo dos, tres, máximo cuatro, o
incluso ninguna, idea. Todos los folletos que han enviado a los domicilios se
pueden leer en cinco minutos y sobre tiempo.
Vale la pena repasarlos:
CUP-CRIDA CONSTITUENT.- Es lo que se llama “izquierda marciana de
Cataluña”, una delegación extraterrestre perdida en este rincón del planeta…
¿Qué son para ellos unas elecciones? “l’excepción
autoritària represiva i antidemocrática”,
¿Qué son? Apretaos los machos: “radicalment
democràtics, feministes, ecologistas, antifeixistes, d’esquerres i
independentistas”. ¿El lema? “El 21D,
dempeus!” (de pie). ¿Sus enemigos? “el
bloc elitista i antisocial del règim del 78 –PP, PSC, Cs’” (que ni pensaba
en nacer en el 78). ¿La actitud? “Amb la
dignitat rebel. No demanarem permís per ser Lliure, ni perdó per ser-ho”…
Me temo que el problema de CUP es que no han renovado discurso y que siguen
creyendo la fórmula antifascismo, represión, antifranquismo, independencia,
puede interesar y ayuda a olvidar que el “proceso soberanista” ha fracasado.
ERC.-
“la democracia sempre guanya” se obstina en hablar de “la República que ferem”, sin explicar, obviamente, ni cómo, ni por
qué vías. Como si no hubiera ocurrido nada. Y como si todavía pudiera seguirse
con esa matraca inviable, triste y fracasada. Se alude –claro está- a los “presos polítics” (hay presos porque se
han vulnerado leyes y desviado fondos públicos para actividades partidarias), a
“recuperar las instituciones” (que nunca han sido prohibidas, lo que han
sido es intervenidas temporalmente), a “restaurar
la democracia” (como si la convocatoria de elecciones no lo llevara
implícito), a “un gran acord de país”
y a la “mediación europea” (¡cómo si “Europa” no se hubiera pronunciado
suficientemente!) No creemos, ni siquiera que la cúpula de ERC, crea en la
bondad de este programa, ni en su viabilidad. Tal solo es una forma de tratar
de acaparar más votos que la otra candidatura independentista encabezada por
Puigdemont.
JUNTS PER CATALUNYA.-
Es la candidatura de Puigdemont que nos escribe desde Bruselas y nos dice
“junts hem de guanyar” y, seguramente por eso, se presentan tres candidaturas
independentistas. Es una candidatura con aroma a fracaso: “ens presentem amb una llista excepcional, de carácter transversal,
superant l’esquema dels partits”… que es como decir, nos entendemos tan
bien con otros sectores independentistas que nos ha sido imposible presentar
una lista común como hace dos años y, por cierto, CDC ya ni existe y el PDcat
está en el limbo. Termina Puigdemont la carta: “L’endemà seguirem construint un Estat independent”… La sensación
que da es que no ha metabolizado bien el que está en Bélgica y que el día que
vuelva, tendrá que declarar ante el juzgado. Como si no hubiera pasado nada: ya
que la independencia se ha demostrado imposible, sigamos proponiendo la
independencia; ya que estoy en el aqutoexilio pronto el retorno de los
exiliados, ya que después de las elecciones se levantará el 155, propongamos
“la restitució del Govern”… No hay nada más en el programa de Junts per Catalunya.
Catalunya en Comú –
Podem.- Es la izquierde marciana de toda la vida. A diferencia de la CUP,
estos están más en este planeta, sus propuestas son las que han sido propias de
este sector en los últimos 40 años de vida catalana: ni unionismo, ni independentismo
sino todo lo contrario. Tiene una cosa buena: el reconocimiento de “ens hagin governat durant tant de Temps uns
irresponsables”, hablan también de un bucle del que “és el momento de sortir”… y todo esto es como música celestial,
así que vayamos a las puestas: y aquí es donde se demuestra el límite de esta
opción, porque si en el planteamiento inicial han estado brillantes, ahora en
las propuestas la debilidad del proyecto
es pasmosa: “recuperem les nostres
institucions” (te las van a dar cuando se forme en nuevo parlament), “passem página del fracàs de la via
unilateral” (que es como si el robagallinas dijera, pasemos página de las
que he líado en los corrales hasta el día de ayer, borrón y cuenta nueva: no,
aquí ha habido vulneraciones de la ley, desvio de fondos públicos y queremos
saber cantidades, nombres, apellidos de responsables y de losdestinatarios…).
La cosa es todavía menos pertinente en el segundo bloque de propuestas cuando
se habla de planes y de viviendas dignas, doblar inversión en educación porque aquí se han producido malversaciones
de fondos. Pero es el tercer bloque de propuestas: “un nou camí per a Catalunya” que, básicamente consiste en mantener
la ficción de que es preciso un “dret a
decidir i un referéndum acordat”, ¿Entienden cuando decíamos que esta es
también una izquierda marciana? Después de casi una década de cantinelas con
reférendums, estos siguen erre que erre… sin darse cuenta de que cualquier
puede pedir, por lo mismo, café para todos.
PSC – Units per
Avanzar.- El centro-izquierda catalán de toda la democracia… Ahora su
rostro es Iceta. Bien. Es el que tiene más gracia: propone “pasar del lío a las
soluciones, del arrebato a la cordura, de la inestabilidad a la estabilidad, de
la improvisación a la preparación, de la confusión a la claridad y así
sucesivamente… No está mal. Lo podría suscribir cualquiera. Realmente, el PSC
no presenta un programa sino unos puntos para un “compromiso” y todo es muy
razonable. Se diría que el “seny” catalán se ha desplazado del nacionalismo
moderado al centro-izquierda. De hecho, el folleto del PSC hubiera podido ser
asumido por Prat de la Riba o por Carbó. El único problema es el “factor
ausente”. Está claro que con la que ha caído el “federalismo” no es el estímulo
más adecuado para captar votos. El astuto Iceta lo ha pasado a segundo plano y
ha evitado convertirlo en caballo de batalla: pero está ahí como imagen
ausente. Mi impresión es que este “compromiso” ha sido redactado para que el
PSC puede recuperar feudos perdidos en el Baix Llobregat y en el cinturón
industrial de Barcelona. Pero dice muy poco sobre las posiciones de este
partido si –como todo induce a pensar- figura en la tripleta para el próximo
gobierno de la gencat.
Ciutadans.- “Ahora sí construyamos juntos nuestro
futuro”, un lema no particularmente
vibrante es lo primero que anuncia el folleto de Cs y en el otro lado,
Arrimadas con una especie de corazón con la bandera catalana, la europea y la
española y la leyenda: “No dejes que te
rompan el corazón” que es tan bueno (o tan flojo) como cualquier otro.
¿Propuestas? De compromiso, que si la corrupción por aquí, que si un
financiamiento justo por allá, que si el corredor mediterráneo, que si atención
a los problemas reales, etc, todo ello para seguir siendo catalanes, españoles
y europeos. Hubiéramos esperado más, francamente. Pero lo que está claro es
que, a medida que hemos ido avanzando, el tono independentista ha bajado hasta
perderse completamente con Cs.
PP Català.- la
publicidad consiste en una carta de Rajoy por una cara y otra de García Albiol
por otra. Albiol me cuenta que esto del independentismo ha roto a la sociedad
catalana, que es preciso restablecer la normalidad democrática, que la unidad
de España debe quedar garantizada y que son ellos los que han “parado el golpe
rupturista”. Rajoy es algo más duro: alude a la “inaudita deslealtad”, insiste
en la idea de la fractura social y de recuperar la normalidad y poco más. No
hay atisbos de programa, acaso porque de todos los partidos, el programa del PP
haya sido aplicado por el gobierno y no quede ninguna duda de en qué consiste:
unidad de España, y respeto de la ley. Bien, todo eso está muy bien, pero
cabría preguntar cómo se ha dejado a los independentistas llegar hasta dónde lo
hicieron. Porque no es de celeridad, precisamente, de lo que puede alardear el
gobierno del PP.
Hay diez candidaturas más. Algunas, más que marcianas, son
transuranianas. Simplemente, no cuentan, y pocos les van a hacer mucho caso por
mucho que algunos problemas que plantean sean muy reales. Luego, se echa en
falta la candidatura de PxC. Son las segundas elecciones autonómicas en las que
esta formación no participa. Y eso es malo. En democracia, quien no participa
en los procesos electorales, simplemente no existe, y lo mejor que puede hacer
es mutar en círculo cultural o reconvertirse en partidos locales de cara a las
elecciones municipales, pero resulta insostenible que un partido mantenga sus
siglas pero se eclipse completamente en procesos electorales.
ALGUNAS REFLEXIONES EN LA JORNADA ELECTORAL
Que yo recuerde esta es la tercera vez que se producen unas
elecciones autonómicas marcadas por el debate sobre
nacionalismo-independentismo y vertebración del Estado. Esto no puede durar
eternamente:
1) Cataluña tiene un razonable sistema autonómico que hace
difícil ir más allá, especialmente porque en la actualidad nadie razonable
acepta que existan límites a la democracia en Cataluña.
2) El “procés” ha enseñado hasta qué punto unas bases
fanatizadas pueden arrastrar a las cúpulas nacionalistas, y demostrado cómo
estas carecen de otro proyecto que no sea el que les impone su lógica interna:
nacionalismo versus independentismo como objetivo final, aunque después lo que existan sean sólo sombras.
3) 40 años de “régimen nacionalista” en Cataluña son muchos
años en muchos terrenos.
Va siendo hora de que en la gencat entren otras
fuerzas que apliquen otras políticas y especialmente corten el grifo a los
propagandistas del independentismo: solamente así se tendrá una visión real de
quiénes están a favor de la secesión y quien son solo mentes influenciables por
la propaganda masiva. Y, por supuesto, hace falta también cambiar los planes de
estudios, posibilitar el que los que quieran seguir estudios en castellano
puedan hacerlo dejar la cultura catalana
al libre curso de las preferencias de la población.
Si esto último es lo que se prefiere ESTÁ CLARO QUE HACE
FALTA VOTAR A FUERZAS NO NACIONALISTAS, NI INDEPENDENTISTAS, ¿A quiénes? Eso es cosa de cada cual. Porque el objetivo
esencial es que, al menos durante un ciclo de cuatro años, el nacionalismo no
cuente con el grifo de la gencat para su “construcción nacional de Cataluña”,
eufemismo utilizado para confundir la parte con el todo, los objetivos de
partido con los objetivos comunitarios.
Han bastado tres meses en los que la gencat ha perdido las
llaves de la caja para que se difuminara por completo la prensa
independentista. Pensemos en cuatro años lo que podría ocurrir si un buen día
encendiéramos TV3 y oyéramos un programa en castellano, como escuchamos
programas en catalán en TV2. ¿Qué lo impide? ¿Qué impide el libre juego de las
fuerzas lingüísticas y culturales en Cataluña? ¡El nacionalismo! Dejarlo cuatro
años fuera de la gencat y se diluirá víctima de sí mismo y de su cortedad de
miras. POR ESO HAY QUE IR A LAS URNAS EL 21-D PARA LICENCIAR A LOS QUE HAN
CONVERTIDO A CATALUÑA EN UNA IRRISIÓN MUNDIAL.