De donde no hay no se puede sacar nada. Hoy la clase
política independentista es un cúmulo de nulidades, un areópago de resabiados y
resentidos incapaces de entender que su proyecto ha fracasado y que, tan solo
están en condiciones de plantar cruces en playas, demostrando que precisan,
ante todo y sobre todo, asistencia psicológica. Es más probable que la medicina
los considere víctimas del “síndrome de estrés post-traumático” (ver que
décadas de lento trabajo independentista solamente han servido para romper a la
sociedad catalana) que pasen a la historia. Decía Marx que la historia se
repite dos veces: la primera como tragedia y la segunda como comedia. A
nosotros nos ha tocado vivirla como vodevil (y de los largos, pesados y
aburridos, pero no por ello menos ridículo). Pero en otro tiempo, la gente por
la que Quim Torra experimenta admiración convirtió Cataluña en un infierno. En
estas notas se recopilan algunas de aquellas escenas patéticas.
Miquel Badia,
fidelísimo del Avi
Si la historia del independentismo catalán es una verdadera
acumulación de fraudes y verdades a medias (o lo que es lo mismo, mentirijillas
reconducidas al propio huerto), la historia de los independentistas supone, en
sí misma, la exaltación de la mediocridad, la transformación del perfecto
inútil en mito. El pobre Macià (la broma en la Barcelona de 1934 era apostrofar
a un sosaina como “ets mes ranci que la
momia d’en Macià”… porque Macià acababa de morir ¡y lo habían momificado!;
claro está que si los “escamots” te oían decir la broma, podía dar lugar a
represalias) nunca entendió lo que era la política: tenía esa visión propia del
militar que había sido y que consistía en que el jefe daba una orden que le
parecía oportuna y los demás la cumplían.
El 14 de abril de 1931, Companys (el otro mito) apareció por
el balcón del ayuntamiento y proclamó la República, ante una plaza de Sant
Jaume completamente vacía. Dos horas después, por la misma ventana, Macià
proclamaba “El Estado Catalán dentro de
la República Federal Española”… La diferencia estribaba en que el Pacto de
San Sebastián llegaba hasta la “proclamación de la República”, pero nadie había
hablado de un “Estado Catalán”, ni de una “República Federal”. Macià se enrocó
en la actitud. Hubo alguien que le prometió jugarse la vida en su defensa: era
Miquel Badía, un leridano que encarnó en los años de la república el aspecto
más “duro” del independentismo. Badía constituyó una “guardia de corps” para
Macià en aquellos días.
Debió venir de Madrid Nicolau D’Olwer, republicano catalán,
pero no independentista, para deshacer el entuerto: Macià no quería moverse del
reconocimiento del Estado Catalán independiente… La mano izquierda de D’Olwer
logró el acuerdo imposible: Macià renunciaba a la independencia y a cambio se quedaba
con la “autonomía”… que para él era el paso previo a la independencia. La
guardia de corps de Macià desertó. Aquello era una renuncia. Sólo Badía se
quedó con el Avi.
El ascenso de Miquel
Badía en el independentismo
Llama la atención como los historiadores nacionalistas,
intentan defender a los suyos diciendo que los “estándares democráticos” de los
años 30 no eran los de ahora: se ve que, entonces, era normal que un tipo se
asomara a un balcón y proclamara la independencia sin estar claro quién tenía
detrás. La cuestión es que, Macià fue momificado (y no es broma) después de ser
cocido en una caldera (tampoco es broma: es Carner Ribalta quien lo cuenta y
debería saberlo porque estaba allí y fue uno de los más acérrimos “macianianos”).
Companys lo sustituyó: los independentistas no lo consideraban uno de los
suyos. Era un abogado republicano federal que había defendido a anarquistas.
Carecía de pedigree nacionalista.
Sin embargo, Companys, sabedor de que debía lidiar con el
sector independentista de ERC (había otro que era nacionalista pero no
independentista) colocó en su gobierno a Josep Dencás, su jefe de filas y
dirigentes de las JEREC (juventudes paramilitarizadas) y éste a su vez recurrió
a Badia (que por cierto, antes había pertenecido a Bandera Negra, una formación
que no dudaba en teorizar el terrorismo como arma política; Badía debió
exiliarse después del azaroso y grotesco “complot del Garraf” casi una comedia
de enredo: los que intentan atentar contra Alfonso XIII, primero se dejan en
casa las herramientas; en el segundo intento pierden el tren; en el tercero no
aparece el principal ejecutor y en último los detienen todos…). Después se
reencontraron, Dencás como conseller de seguridad y Badia como su jefe de
policía.
Badía contra la
CNT-FAI, Companys a partir un piñón con la CNT-FAI
La emprendieron contra la CNT-FAI. Abundaron las detenciones
arbitrarias, las torturas, los simulacros de fusilamiento, los secuestros y las
palizas. Si algo estuvo claro en aquella época era que los “derechos humanos”
habían sido aparcados fuera del “oasis catalán”. Llegó la sublevación del 6 de
octubre que todavía permanece envuelta en el misterio. La historiografía
oficial de la Gencat sostiene que se produjo porque el “fascismo se había
adueñado del estado español”… a pesar de que la CEDA, partido mayoritario,
estuviera fuera del gobierno radical de Lerroux y que, cuando se introdujo
fuera solo con 4 ministros; sin olvidar que la CEDA eran unas cándidos
católicos o que la legalidad vigente derivada de las elecciones de noviembre de
1933 había dado amplia mayoría a la derecha... pero gobernaba el centro. En
Cataluña, por cierto, ERC se había hundido y la Lliga disponía de casi el doble
de diputados.
Companys se refugió en la explicación de que la sublevación
del 6 de octubre había fracaso porque Dencás y Badìa no habían estado a la
altura y movilizado a sus Escamots. Lo cierto es que uno de los últimos tiros
de aquella infausta jornada lo disparó desde una azotea de Vía Layetana el “capitá
Collons” (nombre que se había ganado Badía por sus desplantes y actitud ante la
CNT-FAI). Al huir Dencás por las alcantarillas y ser encarcelado Companys, éste
pudo atribuir al otro el fracaso. Pero había algo más.
Lío de faldas en el
Palau de la Generalitat (1): La “misa negra” de Companys
De la misma forma que las vicisitudes de los grupúsculos
independentistas en los años 70 y 80 pueden entenderse mejor por los líos de
faldas, los ligues y los divorcios (o “ahí te quedes”) de un muy pequeño grupo
de independentistas procedentes del PSAN, en tiempos de la República, todo lo
que ocurrió en Cataluña entre el 6 de octubre de 1934 y noviembre de 1936 no es
posible entender si no se tienen en cuenta esos mismos líos de faldas, celos,
venganzas y, en definitiva, miserias humanas.
Resumimos: Miquel Badía se “picó” a Carme Ballester, esposa
de un militante de ERC que sustituyó algo más adelante a la primera esposa de
Companys en la cama del Palau de la Generalitat (en el casal de Gran Vía de ERC
se los encontraron fornicando a base de bien). Badía, un tipo posesivo creyó
que la Ballester era para él, así que cuando se enteró de que se había
convertido en amante de Companys estalló el scandal. Poco antes del 6 de
octubre de 1934, Badia y Companys discutieron delante de otros: Companys
destituyó de su cargo a Badía, a causa de que éste había secuestrado, en pleno
juicio (tal es el respeto que el independentismo siempre ha tenido por la
judicatura) al fiscal que estaba acusando al Xammar, un abogado nacionalista.
Cuando Companys lo destituyó le dijo que no era el cargo “para un hombre como él”.
Al pedirle explicaciones Badía, Companys, fuera de sí, le contestó que la
Ballester “es una santa”. Badía enumeró
las “virguerías” que era capaz de hacer la Ballester en la cama, antes de irse
con un portazo. Luego Companys convocó a las personas que había citado Badia para avalar su relación con la
Ballester y vio que, efectivamente, aquella relación era auténtica.
Lo mejor es que –y ahora es Josep Tarradellas quien lo
cuenta- Companys llegó a Carme Ballester a la Casa dels Canonges, la colocó en
la cama ¡sobre la que había muerto Macià unos meses antes! Y le pidió un
juramento de fidelidad. Tarradellas llamó a este episodio “misa negra”. Esto
explica el que las JEREC no pusieran toda la carne en el asador el 6 de octubre
de 1934. Pero la historia no termina ahí. El período de cárcel de Companys y el
de exilio de Badía terminaron cuando el Frente Popular decretó una amnistía. A
finales de febrero de 1936 volvían todos los actores a Barcelona. Lo que hasta
ahora había sido una comedia con mucho de vodevil se transformaría ahora en
tragedia.
Líos de faldas en el
Palau de la Generalitat (2): la culpa es de la falange…
El 28 de abril de 1936, Badía había quedado citado por la
tarde con Macià Alavedra para entregarle unos documentos comprometedores sobre
determinados dirigentes de ERC próximos a Companys (es Alavedra quien lo
contó). Al parecer, Companys, mantenía juegos sexuales con la Ballester y
alguna amiga cuyo marido también participaba. Por otra parte, había dirigentes
de ERC asiduos al cabaret La Criolla, lugar de encuentro del entorno gay y
trans de la época. Allí, el encargado, “Pepe el de la Criolla”, les buscaba
chaperillos y complementos para sus juegos sexuales. El 27 de abril por la
noche, “Pepe el de la Criolla” fue asesinado. El crimen llamó la atención porque
al día siguiente Bacía quedó con Alavedra para entregarle los documentos que
comprometían a dirigentes de ERC, Companys incluido. Sin embargo, a las 15:30,
Badía y su hermano fueron asesinados por unos pistoleros anarquistas (si bien
Escofet, el jefe de los Mossos, intentó hacer creer que fueron “los falangistas”.
Por cierto que las sospechas sobre el asesinato de “Pepe el de la Criolla”
recayeron en cuatro Mossos de Esquadra…).
Lo cierto es que, tras su regreso de la prisión, Companys no
se alía con los independentistas radicales sino que se apoya en la CNT-FAI a la
que permite la ejecución de 8.000-9.000 catalanes en los primeros meses de la
guerra civil. Contará con ellos hasta mayo de 1937 cuando el PSUC y los agentes
soviéticos de la Cheka, se conviertan en árbitros de la situación…
La explicación de Escofet no convenció a ninguno de los
dirigentes independentistas, que abandonaron ERC y volvieron a dar vida a Estat
Catalá. Los independentistas siempre consideraron al mitificado Companys como
el mandatario del crimen de los hermanos Badía. Companys habría recurrido a un
faiero que nunca había conocido a los Badía para ejecutar el crimen. Y es que
Companys nunca pudo olvidar el tiempo en el que había sido abogado de
anarquistas antes de pasarse al nacionalismo. Pero la cosa no termina aquí.
Líos de faldas en el
palau de la Generalitat (3): el “Caso Reverter”
Companys había nombrado a un chico joven y sin ninguna
experiencia política, Andreu Reverter, como “comisario de orden púbico”, en
sustitución de Badía. ¿Un desconocido
sin experiencia en un cargo tan importante? Las cosas se entienden mejor si se
tiene en cuenta que la mujer de Reverter y la de Companys eran grandísimas
amigas, realizaban juegos sexuales juntas en unión de sus compañeros. Pero
esto, seguramente, no es lo más importante, sino el hecho de que a Reverter se
le ocurre preparar el asesinato de su madrastra, en plena guerra civil, para
lograr beneficios económicos. Como suena. Esto coincide con dos episodios que
lo tienen como protagonista: en primer lugar el intento de apropiación de unos
lingotes de oro y de platino que se estaban sacando del Madrid que se daba por
perdido ante el avance de las tropas de Franco. Ahora es Largo Caballero quien
cuenta esta historia. Él mismo fue quien denunció la acción de Reverter a
Companys.
El interesado declara que quería apropiarse del armamento
depositado en dos vagones en el sur de Francia que la Generalitat había
comprado. Dado que Estat Catalá había perdido todo su armamento en el intento
frustrado de invasión de Menorca, con esas armas se pretendía rearmar al
partido para ponerlo al servicio del proyecto más enloquecido del
independentismo catalán en aquellos momentos: secuestrar y eliminar a los jefes
de la CNT-FAI, ejecutando a 20 dirigentes de las Milicias Antifascistas,
detener y exiliar a Companys, sustituirlo por Joan Casanovas y ¡proclamar la
independencia de Cataluña! ¿Quién da más? Los independentistas, evidentemente,
que, una vez independientes¡ se declararían “neutrales” en la Guerra Civil
española! Casanovas ya había tomado contacto con el gobierno francés para
anunciarles el plan que debía contar con el apoyo de las potencias democráticas.
Todo ello –y quizás esto sea lo más espatarrante- es que lo pretendía hacer con
200 militantes de Estat Catalá…
Cabría añadir que Casanovas tenía también amistades propias
de la Barcelona canalla: se relacionaba con la vedette del Paralelo Margarita
Carvajal, mexicana, lo que no le impidió dejarla cuando consiguió huir a
Francia. La Carvajal era la “reina del Paralela” y de ella se cuenta que cuando
la CNT exigió que todos los que trabajaban en variedades cobraran lo mismo,
ella se encaró con los anarquistas y les dijo “pues que suba el acomodador y
enseñe el culo”.
Anarquistas situados dentro de la Comisaría de Orden Público
se enteraron del plan y lo denunciaron, lo que unido al testimonio de Largo
Caballero, hizo que el plan fuera descubierto el 24 de noviembre de 1936.
Reverter resultó detenido. La versión que se dio era la de que intentaba
asesinar a su madrastra para beneficiarse económicamente. Fue condenado a
muerte. Y entonces hizo valer su conocimiento sobre Carmen Ballester y sobre la
muerte de los Badía. Planteó, digámoslo claramente, un chantaje a Companys. Así
que funcionarios de la Gencat se ofrecen para excarcelarlo y facilitarle la
salida a Francia. Reverter aceptó callarse. El final os lo podéis imaginar: unos
dicen que en Calaf, otros que a 20 km de Barcelona, el caso es que Reverter
apareció asesinado en la cuneta.
Algunas conclusiones:
una pregunta a Quin Torra
Este era el panorama de los independentistas antes y durante
la guerra civil. Así que a nadie le extrañe lo que está ocurriendo ahora.
¿Paralelismos? Muchos:
- No entender la
situación internacional. El Quay d’Orsay respondió a la propuesta de
Casanovas alegando que “no era oportuna” y que podría desarrollar el
independentismo de varias regiones en Francia y hacer que el Rosellón quisiera
aproximarse a Cataluña. Ochenta años después, los independentistas no se han
dado cuenta de que su iniciativa carece de apoyos en Europa precisamente por lo
mismo.
- No entender que, no
hoy, sino siempre, han carecido de fuerza social suficiente para la
independencia: parece increíble que en plena guerra civil, un pequeño grupo
independentista, llegara a la conclusión de que podría fusilar a 20
anarquistas, exiliar el presidente y declarar la república catalana
independiente, declararse neutral y ser reconocidos por Francia e Inglaterra.
- No entender que no
basta con los mitos sino que para fundar una nación independiente hace falta
una clase política dirigente y un proyecto. Macià es una especie de
patriarca del nacionalismo y Companys el mártir, a despecho de sus acciones
reales y de su valoración objetiva. El nacionalismo vive y se engaña a base de
mitos tras los cuales apenas existen miserias humanas. Ayer y hoy. Porque casi
mejor no entrar en las miserias familiares de los últimos presidents nacionalistas.
- Tenerse unos a
otros como enemigos más allá de las diferencias políticas que, a fin de
cuentas, no son más que coberturas de celos, choques personales, sino de líos
de faldas… y ser capaz, incluso de matar al “camarada” por un quítame allá la
novieta.
Por eso, cuando Quin Torra alega ser admirador de los Badía,
de Companys, de Macià y de todos estos personajes, se califica a sí mismo. Ah,
y lo que todavía es más sorprendente: cuando hace falta alguien con capacidad
mediadora, con voluntad y capacidad negociadora, con un perfil independentista
bajo (puesto que el proyecto ha fracasado ¡y de qué manera!), con buenos
contactos fuera de Cataluña, lo que se elije como presidente es al personaje
situado en las antípodas del perfil requerido: nula capacidad de negociación,
nula capacidad para el diálogo, nula capacidad para entender los motivos del
fracaso del plan soberanista, nula capacidad para asumir la realidad
socio-política de Cataluña y, para colmo, guinda de las guindas, un tipo que
considero –por mucho que se haya disculpado- que más allá del Ebro solamente
hay “animales con forma humana”.
Que revise la
historia del nacionalismo independentista catalán y verá lo que tiene en su
propio hortet. De ahí que hayamos hecho este pequeño repaso.