Info|krisis.- Traducimos unas declaraciones de Alain de
Benoist sobre el yihadismo que ponen el dedo en la llaga. Una cosa es el
yihadismo en Oriente Medio y otro el realmente existente en territorio europeo
con un origen muy distinto. Para poder combatir al yihadismo es preciso
reconocer dónde está el origen del problema. De ahí que los actuales Estados
Europeos sean incapaces de identificar a un adversario que ellos mismos han
generado al actual negligentemente admitiendo inmigración masiva y
descontrolada y creyen que subvencionando a unos cuantos programas de
"integración" por medio de asociaciones inexistentes, el problema se
capeará...
Para
que esta unidad nacional que se repite en nuestros odios desde hace días tenga
un sentido, esto, precisa de la amenaza de un enemigo común. Pero ¿quién es,
sabiendo que nadie lo ha identificado por el momento? Mencionar sólo al
"terrorismo", sigue siendo un poco vago ...
Actualmente estamos presenciando
gesticulaciones incesantes que hacen todo lo posible para no llamar al enemigo
con su nombre. El concepto de que el enemigo se vuelve problemático desde el
momento en que no queremos tener, porque nos hemos olvidado que la historia es
trágica y queríamos para proscribir la guerra. Pero hay al menos otras dos
razones para esta negativa de llamar al enemigo por su nombre. La primera es
que esta designación parece políticamente incorrecta, pues es susceptible de
"amalgamar" (palabra de origen árabe: Amal-jammâa). La segunda y más fundamental, es que la clase
política no es ajena a su apariencia.