Me ocurrió hace ocho años: estaba durmiendo y, de repente, a
eso de las 6:00 horas oigo un ruido ensordecedor. Cinco minutos de estruendo
que arruinaron mis mejores sueños de madrugada. No le hubiera dado mucha
importancia, de no haber sido porque al día siguiente a la misma hora ocurrió
lo mismo. Y el siguiente, y al otro y así sucesivamente. Durante unos días
estuve preocupado por averiguar quién generaba ese estruendo. Finalmente lo vi:
si hasta entonces se había limpiado la calle con una de esas escobas enormes de
eficacia demostrada a lo largo de generaciones, el encargado de compras del
ayuntamiento se ve que había decidido transformar a los simples y honestos
barrenderos en “técnicos de limpieza urbana” dotados de un artefacto infernal
que se conoce como “sopladores”.
Se trata de uno de los inventos más satánicos de la
modernidad. Consiste en un motor de dos tiempos que mueve una bomba de aire, la
cual, mediante un tubo lanza una corriente contra las hojas, los papeles, las
colillas y los desperdicios, arrinconándolos hacia un lado de la calzada en la
que luego pasa otro artefacto motorizado, igualmente ensordecedor, que se lo traga.
Y digo yo: ¿ES QUE HACE FALTA EMITIR
70-75 DECIBELIOS PARA LIMPIAR LAS CALLES? ¿ES QUE NO SE HA HECHO SIEMPRE CON UN
SILENCIO REVERENCIAL Y UN RESPETO POR LA GENTE QUE SE OBSTINA EN APROVECHAR SUS
ÚLTIMAS HORAS DE SUEÑO?
ME QUEJO DE ESO: DE
QUE LOS AYUNTAMIENTOS HAN DEJADO DE PENSAR EN LOS VECINOS, tal como
demuestra esa máquina infernal. No se puede si la compra de dos o tres docenas
de estos artefactos rinde suficientes comisiones al concejal que firma la
adquisición (los de dos tiempos están entre 400 y 500 euros cada uno). Han sustituido
a la pareja de barrenderos, el primero con la consabida escoba y el segundo con
la bolsa recogedora. Será un avance tecnológico pero para los vecinos es un
martirio.
Más ejemplos:
- estaba el otro día sentado en un parque con mi nieto
(porque servidor es abuelo por partida doble). Niños jugando. De repente el
rumor consabido, luego el estruendo que se aproxima, más tarde la visión propia
de una película de ciencia ficción de dos “técnicos de limpieza municipal”
armados con sopladores avanzando entre las brumas, luego todos los niños, los
abuelos, las madres, todos tosiendo… Hablo con una de las “técnicos de limpieza”,
una chica simpática que estudió diseño gráfico; va provista de mascarilla como
si estuviera expandiendo un gas químico letal y con los oídos tapados por
orejeras industriales; en la NASA no irían mejor provistos: “Es que se levanta
mucho polen…”, me dice. Añadiendo “… y hace mucho ruido”. Pero le han ordenado
hacer eso y eso es lo que está haciendo: no limpia, levanta polen.
- otro más: es viernes, me voy al mercado del pueblo. Está
justo al lado de un parque con el suelo arenoso. Estoy comprando frutas y
verduras que están al aire libre cubiertas sólo por un toldo. El ruido
amenazador se oye lejos, luego va avanzando; bruscamente una nube de polvo nos
envuelve: el género expuesto, cambia de aspecto, se cubre por una capa de polvo
y polen depositados uniformemente. La niebla impide ver lo que compramos. Los
ojos de resecan. El del soplador se excusa: hace lo que el ayuntamiento le ha
ordenado.
NO ME QUEJO DEL “TECNICO DE LIMPIEZA MUNICIPAL”. Es gente
enrollada que bastante tiene con lo que tiene. DE LO QUE ME QUEJO ES DE QUE ESTAS MÁQUINAS SOPLADORAS INFERNALES ESTÁN
SIENDO ODIADAS EN TODA LA GEOGRAFÍA NACIONAL Y, SIN EMBARGO, AHÍ SIGUEN, A
DESPECHO DE LA OPINION DE LOS VECINOS, SIN TENER EN CUENTA SU BANALIDAD,
OLVIDANDE QUE ERA CIEN MIL VECES MÁS ECOLÓGICO LIMPIAR CON ESCOBA (Y NO DIGAMOS
SI ANTES SE HA MOJADO EL SUELO) Y RECOGER A MANO
UTILIZAR ESTOS ARTEFACTOS QUE, EN SI MISMOS, SON MUESTRA DE
QUE LES INTERESAMOS UN CARAJO A LOS GESTORES MUNICIPALES.
ME QUEJO DE QUE LOS
AYUNTAMIENTOS NI PIENSAN EN NOSOTROS, NI PIENSAN EN NADA, o lo que es peor QUE
PARECEN EMPEÑADOS EN HACER LA VIDA IMPOSIBLE A LOS CIUDADANOS: y estos, para
demostrar su agradecimiento, les votan (prometedme que no lo volveréis a
hacer). DE ESO ME QUEJO.