En los años 60,
la mayoría del neo–fascismo radical mostraba actitudes antisemitas. En algunos
sectores todavía se consideraba como auténticos y verdaderos Los Protocolos
de los Sabios de Sión[1]
y, en especial en países de mayoría católica (Francia, España, Italia) aún
existían círculos y publicaciones que alertaban sobre las conspiraciones judeo–masónicas–bolcheviques[2].
Sin embargo, los problemas del antisemitismo eran dos: por una parte, resultaba
bastante incoherente –era frecuente que los antisemitas de la época,
sostuvieran la teoría de que “los judíos mandaban en la URSS” y, al mismo
tiempo, eran los “amos” también del mundo occidental, por lo que, resultaba
imposible justificar el conflicto que se estaba viviendo en la época, la Guerra
Fría, y, por otra parte, resultaba muy controvertido –e imposible de demostrar–
la unidad de acción entre judaísmo, masonería y comunismo. Sin olvidar que, en
las legislaciones de los países democráticos, aludir cualquier rasgo que las
fiscalías pudieran considerar como antisemita, implicaba hacerse acreedor de
duras penas de prisión. Sin embargo, en el imaginario colectivo de la extrema–derecha
neo–fascista de los 60, el antisemitismo era una componente casi inevitable, un
lugar común, especialmente de las formaciones más radicales.
En esas
circunstancias, los sectores que –como era el caso de Thiriart– aspiraban a ser
tomados en serio, hacia mediados de los años 60, optaron por introducir un
cambio en el “discurso antisemita” (que, por lo demás, era insostenible).
Seguiría estando presente, pero con otra orientación. El “primer Thiriart”
decidió ignorarlo casi por completo[3],
sin embargo, el antisemitismo se filtró especialmente en algunas secciones
nacionales, especialmente en rama flamenca de la organización, así que el
“segundo Thiriart” optó por introducirlo en su discurso político, pero operando
una variación notable: ya no se trataría del antisemitismo por cuestiones
étnicas o religiosas, ni siquiera del antisemitismo “social”, sino que tendría
como nuevo escenario el conflicto judeo–palestino. Y, dado que el Estado de
Israel, no era nada más que la cristalización del proyecto de Theodor Herlz, es
decir, el “nacionalismo judío”, que iba en detrimento de las poblaciones
palestinas de la zona, se trataría simplemente de transformar el “antisemitismo
tradicional” en “antisionismo”, presentando a los palestinos como las víctimas
del Estado de Israel, por tanto, aliados naturales del nacionalismo europeo.
Por otra parte, en los movimientos de extrema–izquierda que fueron surgiendo en
Europa (y también en algunas partes de Iberoamérica), era curioso constatar
que, a pesar de que una gran mayoría de sus dirigentes, eran de origen judío
(aunque separados de la sinagoga y laicizados), también se expresaba la misma
tendencia antisionista.
Esta temática
fue incorporada al Partido Comunitario Europeo y estuvo constantemente presente
en las columnas de La Nation Européenne, lo que, en la práctica suponía:
– mantener, de alguna manera, el antiguo antisemitismo, dándole un aspecto “presentable” y más fácilmente justificable y evitando los excesos conceptuales del antisemitismo tradicional.
– la posibilidad de llamar a las puertas de las organizaciones palestinas y de algunos Estados árabes en solicitud de ayuda.
– incorporar un punto de encuentro con los grupúsculos de extrema–izquierda (pues Thiriart era consciente que los choques en la calle con la extrema–izquierda pesaron como una losa sobre Jeune Europe).
Consecuente con
estos planteamientos, Thiriart desplegó en los años 67–68 una amplia gama de
iniciativas para expresar su solidaridad con el pueblo palestino y tratar de
obtener ayudas para su movimiento en Europa. Y es aquí es donde apareció la
figura de “Roger Coudroy”.
Oímos hablar por
primera vez de Roger Coudroy, en 1970. Inicialmente, nosotros mismos,
reprodujimos en los medios a los que teníamos acceso en la época, las noticias
que nos habían llegado sobre un belga, “nacionalista europeo”, que había muerto
en tierra palestina al frente de un grupo guerrillero cuando trababa de
infiltrarse en Israel. Incluso en nuestro primer libro impreso por Ediciones
Acervo en 1977, La Ofensiva Neofascista, fuimos los primeros en dejar
constancia de la figura de Roger Coudroy, personaje que, desde entonces,
siempre suscitó nuestra curiosidad, en especial, por lo parcas de las
informaciones que se vertían siempre sobre él, idénticas, vagas, pero que,
incluso para nosotros en aquella época, eran suficientes como para que lo
presentáramos como ejemplo del “combatiente europeo”.
Más tarde, ya en
los 80, Cuadrado Costa publicó un folleto, plagado de innumerables errores -no
todos involuntarios, incluso algunos inducidos por el propio Thiriart- en el
que retomaba la figura de Coudroy[4].
Las noticias de las que todos partíamos tenían una fuente única: La
Nation Européenne que había publicado un artículo firmado por Gilles Munier
en el que se rendía homenaje a Roger Coudroy “primer europeo caído en el
campo del honor en Palestina, en el combate contra el imperialismo americano–sionista”[5].
A partir de aquel momento, fuimos muchos, en toda Europa, los que reprodujimos
el nombre de Roger Coudroy. Aún hoy se sigue repitiendo en los ambientes
“nacional–revolucionarios” esos mismos datos, exactamente los mismos, con
singular insistencia.
Sin embargo, a
medida que ha ido pasando el tiempo, la pregunta que nosotros mismos nos
formulamos hacia mediados de los 90 fue: ¿cómo es posible que, en más de 35
años, nunca se hubieran conocido más datos sobre este episodio? Porque, lo
mismo que se sabe hoy es exactamente lo mismo que se publicó en 1968. El
nombre de Roger Coudroy siempre ha gozado de una exaltación particular entre
los herederos de Thiriart, pero también siempre ha navegado entre sombras que,
el tiempo, lejos de disipar completamente, han ido aumentando. Hoy, nos
inclinamos a considerarlo como un “acto de fe”: o se cree en su existencia y en
su muerte en territorio palestino al frente de un comando armado de Al–Asifah
(hoy se dice que era de Al–Fatah, mientras que, en la época, se diferenciaba
entre ambos: Al–Fatah sería el “partido palestino” y Al–Asifah, su “frente
armado”), o se considera un simple mito sin apenas base real.
Por experiencia,
sabemos que todo lo que se mueve bajo el sol, deja un rastro: familia,
noticias en páginas interiores, esquelas de las que hay constancia en
hemerotecas, testimonios de amigos. El mero paso del tiempo hace que,
espontáneamente, vayan surgiendo elementos nuevos que se agregan al dossier y
facilitan respuestas (que no siempre resultan agradables de conocer). Esto se
da, especialmente, en estos momentos en los que todo está al alcance de todos
en Internet. Personalmente, hubiéramos deseado el testimonio de uno (mejor
de dos) antiguos militantes de Jeune Europe que hubieran hablado de Coudroy en
sus blogs (y nos hubieran explicado cómo fue y en qué circunstancias que lo
conocieron), o en declaraciones a licenciados que elaboraran sus tesis de
doctorado o a inquisidores periodísticos o, incluso, a jueces, preocupados por
la muerte de un ciudadano europeo en tierra extranjera. Ese tipo de testimonios
tiene el valor de la autenticidad. Sin embargo, lo que el investigador siempre
se ha encontrado en este caso es con el “testimonio único” (luego,
jurídicamente, “testimonio nulo”) de La Nation Européenne. En su
momento, ni siquiera, el que había sido brazo derecho de Thiriart durante mucho
tiempo, Émile Lecerf, supo darnos ninguna referencia sobre la militancia de Coudroy
en Jeune Europe. Nos dijo que ignoraba por completo su existencia.
¿Es posible que, todo fuera un “invento” de un redactor de la revista para hacer más digerible y emotiva la opción pro–palestina? Nadie puede asegurarlo, pero los datos no juegan, de ninguna manera, a favor de un “Roger Coudroy, militante revolucionario europeo”.
¿De dónde salió
el nombre? Respuesta: de un libro publicado en 1968 en francés J’ai vécu la
résistance palestinienne que lleva su firma. Así pues, existió alguien
llamado “Roger Coudroy” (o bien, alguien que utilizó ese nombre como seudónimo
para firmar el libro en cuestión). Pero, ni siquiera sobre el libro existe
unanimidad: mientras el entrada en Wikipedia sobre Coudroy da como fecha de
publicación 1968, sin incluir ni lugar, ni contenido, ni editorial, otras
fuentes sostienen que fue publicado en 1969, por el “Centro de Investigaciones
de la OLP” (y, efectivamente, en esa época, la central de la OLP se encontraba
en el Líbano, en donde permaneció entre 1967 y 1985, para pasar luego a Ramala,
y antes de esa fecha, entre 1964 y 1967 encontrarse en Jerusalén, perdido para
el mundo árabe durante la Guerra de los Seis Días). El libro, era, más bien, un
folleto de 87 páginas y llevaba el número 9 de la colección.
En una web
italiana se resume su contenido:
“Mientras tanto, Roger Coudroy ya ha encontrado su destino. Un
testimonio de los pocos meses que pasó en las filas de la resistencia sigue
siendo un breviario, a medio camino entre el diario personal y el ensayo
histórico, donde el joven ingeniero anota los relatos de sus vivencias y sus vívidas
impresiones sobre los combatientes palestinos, pero también algunas
descripciones muy intensas sobre mujeres de "mejillas dulces, narices
finas y labios tiernos", sobre niños en campos de refugiados que "en
Palestina lo convierten en una oda a la dulzura que se les niega, al canto y la
confianza, que las hace al mismo tiempo felices y desesperados, en diminutas
carpas quemadas por el sol sacudidas por el viento, hacia este país hecho de
leche y miel del que tanto han oído hablar y por el que, quizás, mueran mañana”[6].
Tal es el tono
casi lírico en el que se expresa el autor. El libro fue traducido al alemán con
el título de Widerstand en Palästina, en portugués (Eu vivi a resisência
palestina, Editorial Centel, 1976) y en Italia, no hace mucho con el título
habitual al que se le añadió un subtítulo abusivo ausente en las anteriores
ediciones: Ho vissuto la resistenza palestinesese. Un militante nazionalrivoluzionario
con i Fedayín[7].
Volvemos otra vez a la web italiana en la que se nos informa que:
“Después de las primeras reuniones en Beirut [de Coudroy] con Al
Fatah, el camino del autor conduce a Damasco, luego a Ammán, finalmente al
campo de refugiados de Baqa'a donde Coudroy se convirtió en el fedayín “As
Saleh” (El justo). Las últimas páginas, escritas del 23 al 27 de mayo de 1968,
informan de forma cada vez más sucinta de las operaciones militares conjuntas
entre Al Asifah (el ala militar de Al Fatah, a la que pertenece) y la OLP.
Entonces la historia se detiene”[8].
Y es que, el 3
de junio de 1968, Roger Coudroy resultó muerto.
Por su parte, lo
que resume Wikipedia[9]
es que “nació en Bélgica en 1935” (por tanto, como Cristo, moriría a los
simbólicos 33 años). “Estudió y trabajó en Francia antes de mudarse a
Oriente Medio para ejercer su profesión”. Se añade que, tras involucrarse
en Al Fatah, “tomaría el liderazgo de una brigada”. En la introducción
al artículo se añade que “fue un miembro militante nacionalista
revolucionario de Jeune Europe y Al–Fatah, comprometido en la lucha armada en
Palestina”.
El artículo
figura en la Wikipedia española[10]
en donde no ha suscitado ninguna “discusión” (como tampoco en la francesa, algo
más amplio). Las modificaciones de la versión francesa son mínimas y por
cuestiones sintácticas y de enlaces. La versión española es un resumen de la
francesa y, en esta, se añade que es “un símbolo del nacionalismo
revolucionario y de los anti–sionistas de extrema–derecha”, frase
desaparecida en la versión española. También se incluye una idea que se repite
habitualmente al hablar de Coudroy y de Jeune Europe: Thiriart habría
anunciado el proyecto de crear “Brigadas Europeas”, “formadas por
voluntarios y destinadas a combatir militarmente en Palestina, antes de poder
ser operativas en Europa”, añadiéndose que “Thiriart mantuvo contacto con
dirigentes de la OLP con los cuales estaba en contacto, y propuso la idea a los
baasistas de Irak y al presidente egipcio Nasser a quien visitó en 1968”. Se
añade, así mismo que “Thiriart sirvió como consejero de Fatah (dentro de la
Organización para la Liberación de Palestina), durante la década de 1970”,
información cuyo origen es un profesor de historia norteamericano, George
Michael autor del artículo Strange Bedfellows[11],
autor de varios libros sobre la extrema–derecha americana. También se trata de
una afirmación no confirmada por ninguna otra fuente, ni dato suplementario
alguno.
En Internet se
ha publicado que Coudroy era un “ingeniero belga crecido en Francia, que
trabajó para la Peugeot en Kuwait antes de unirse a la resistencia palestina”[12].
Los pocos datos publicados aquí y allí cuentan que se graduó en ingeniería en
Francia “a mediados de la década de los 50”, pero la fuente originaria
cuenta con menos convicción su trabajo en la Peugeot, diciendo que solo “es
posible” y que su traslado al Líbano y luego a Kuwait tuvo lugar en 1964 o
1965 (“se desconoce la fecha de este traslado”, se dice textualmente[13]).
¿Es posible
que Coudroy fuera miembro de Jeune Europe? ¿Cuándo? El grupo originario se
funda en 1961 (publicación del Manifiesto a la nación europea) siguió
actuando como Movimiento de Acción Cívica (de orientación nacionalista–poujadista,
en absoluto “nacional–revolucionaria–europea”), hasta 1963, momento en el que Nation
Belgique, órgano del movimiento, pasa a llamarse Jeune Europe.
Coudroy, según las fuentes que suelen utilizarse para reconstruir su vida,
estaba estudiando en Francia en esa época, país en el que Jeune Europe fue
irrelevante y apenas contó con partidarios. Los pocos que tuvo basaban su
acción, como hemos visto, en practicar el “entrismo” en la Federation des
Étudiants Natonalistes. De haber estado presente, recordarían a Coudroy
y habrían exaltado su figura. Pocos meses después, el recién graduado en
ingeniería se va a Oriente Medio. Así pues, la militancia de Coudroy en la
organización de Thiriart (en Bélgica, en absoluto en Francia) es muy forzada
por las fechas: solamente pudo darse de
1961 a 1963. Pero su biografía sugiere que estudió la carrera ingeniería en
Francia, donde, en esa época, no existía Jeune Europe.
El hecho es
que no dejó, desde luego, ni camaradas, ni testimonios que lo recordarán, ni
que afirmaran conocerlo personalmente, ni en Francia, ni en Bélgica. La
primera y única noticia sobre él, es la necrológica que apareció en La
Nation Européenne[14]
que, desde entonces sigue exaltando la imaginación de los “nacional–revolucionarios”.
Pero todo tránsito por una organización, deja testimonios: si no existen, es
que ese tránsito jamás se ha producido.
Podríamos pensar
que se trataba de un “militante clandestino”, renuente a revelar sus verdaderas
creencias políticas, para garantizar su seguridad. Eso hubiera demostrado
cierta predisposición para la clandestinidad, la lucha en las catacumbas y la
acción armada… en Europa. Bien, pero ¿y en Palestina? ¿Cómo es posible que,
salvo su folleto publicado por la OLP, no existan más testimonios de sus
camaradas de Al–Asifah? A fin de cuentas, nadie olvida a un europeo que ha
decidido luchar a tu lado en una tierra que no es la suya. Y más aún si se
trata de un caído, un “mártir”. Pues bien, en el blog de Giorgio Ballario,
se reconoce que tampoco “existen memoriales, testimonios de otros
combatientes de Al Fatah o de familiares, compañeros de fe política que
recuerden su figura”[15].
De hecho, lo más
inquietante aún es que ni siquiera el Estado de Israel presentase una
protesta al gobierno belga por la presencia de un ciudadano de ese país que “ejercía
el liderazgo en un comando de Al–Asifah”, organización considerada como
“terrorista” por el Estado de Israel. Porque podemos estar seguros de que
los cadáveres de todo resistente palestino, eran analizados, fotografiados e
identificados por el Mossad. Era la rutina para saber quién era, por dónde se
movía y qué vínculos tenía, para poder impedir otras acciones guerrilleras. Y
en el caso de un belga, los rasgos antropométricos debieron de llamar
necesariamente la atención de la inteligencia hebrea que seguía con particular
interés a los movimientos de extrema–derecha europea en la época[16].
¿Es creíble, por
tanto, que no existan ni testimonios familiares, ni testimonios militantes de
Jeune Europe, ni testimonios palestinos, ni testimonios judíos, ni siquiera
otro testimonio más que el de la revista de Thiriart que se limitó a dar cuenta
de la muerte de Coudroy? En cuanto al folleto publicado por la OLP, puede
pensarse que se trataba de un texto de propaganda y, por tanto, no
necesariamente verídico, ni su autor un personaje realmente existente.
Tras haber
presentado todos los datos conocidos sobre Roger Coudroy, las cuatro únicas
posibilidades que se han barajado son:
1) La biografía y los datos publicados sobre Roger Coudroy son veraces. No hay más datos por cuestiones de seguridad y clandestinidad. Así pues, Coudroy sería un heroico militante nacional–revolucionario–europeo caído en campo del honor y vanguardia de unas Brigadas Europeas que jamás se constituyeron. Es la versión dada por La Nation Européenne.
2) “Roger Coudroy” es un nombre ficticio utilizado por la propaganda palestina para popularizar en Europa su causa. Se trata de una práctica habitual en operaciones psicológicas. El personaje ficticio con ese nombre luego sería aprovechado por el redactor de La Nation Européenne para construir su militancia en Jeune Europe y atribuir mayor dramatismo a su giro propalestino.
3) Roger Coudroy, trabajaba para la inteligencia hebrea o, quizás, para algún servicio de información europeo. Identificado por los palestinos, fue fusilado y ahí quedó el libro que había escrito para congraciarse con la causa palestina y penetrar en sus filas. Hemos visto operaciones similares de agentes norteamericanos en la España de la transición. Esta versión no es nuestra, circula por Internet[17].
4) Roger Coudroy es un “invento” de La Nation Européenne, al cual le llamó la atención la noticia de un "belga muerto en palestina y que había publicado un folleto" y se apropió de su figura a efectos propagandísticos atribuyéndole una militancia en su organización. Esta interpretación no exige, siquiera la existencia de un “Roger Coudroy”, el folleto editado por la OLP y el posterior libro de poesías, pudo escribirlo un propagandista. De los datos incluidos en el folleto, la La Nation Européenne extrajo lo esencial y le adjudicó la militancia en su organización, pero no pudo aportar nada más y la figura de Coudroy quedó entonces en las mismas sombras en las que sigue cincuenta años después.
En la web https://forebears.io/surnames se
cifran, en este momento, en 515 personas en el mundo con el apellido “Coudroy”,
casi todos residentes en Francia y solamente 3 en Bélgica; si damos estas
cifras como “aproximativas” se percibe que costaría poco llegar a estas tres
personas e inquirir por su antecedente fallecido en los 60. Nosotros lo hemos
intentado con los 98 que existen en Facebook, cosechando el silencio como
respuesta, salvo en tres casos que nos comunicaron ser ajenos al personaje y no
haber oído hablar nunca de él.
Habitualmente,
cuando los simpatizantes de Thiriart repiten los datos sobre Roger Coudroy,
suelen acompañarlo del siguiente añadido, que encontramos en una web: “El
ejemplo guerrillero de Jeune Europe queda claro con la muerte de Roger Coudroy
en Palestina, primer europeo muerto por la causa de liberación (…) El otro
concepto thiriartiano que vemos en las Brigadas Continentales/Unité
Continentale, es la superación del infantilismo anticomunista de los
fascismos europeos”[18].
Un solo muerto,
además no confirmado y que suscita dudas razonables sobre su autenticidad, no
es ejemplo de nada, y mucho menos del “ejemplo guerrillero de Jeune Europe”,
para poder hablar de “ejemplos guerrilleros de Jeune Europe” en plural,
harían falta más nombres, más ejemplos, más caídos o, en su defecto, más
combatientes de esta organización que hubieran decidido tomar las armas en
favor de los palestinos: simplemente, no los hay.
Por tanto, si se
trata de hablar de “infantilismo”, cabrá atribuir el adjetivo a los
“fetichistas de las armas” obnubilados a finales de los 60 con los ejemplos
guerrilleros promovidos por la OSPAAAL, mucho más que con el “anticomunismo
de los fascismos europeos” al que, como máximo, cabría definir de
“primario”, pero no de “infantil” como muy bien podrían contar Jan Pallach y
toda su generación en Checoslovaquia o los 2.500 muertos en la revolución
húngara de 1956 que, a su vez, causaron 722 bajas soviéticas[19].
Eso si son “experiencias de lucha armada”. Infantilismo, a fin de cuentas,
es tomar un caso único, poco claro, por un “ejemplo guerrillero de Jeune
Europe” con una muy improbable militancia en esta organización.
En efecto, Thiriart
había valorado la posibilidad de construir “brigadas europeas” al estilo de las
Brigadas Internacionales que lucharon en la guerra de España. Fue en su revista
donde se hablaba de la muerte de un europeo al frente de un comando de Al–Asifah,
fue él quien marcó la pauta y facilitó los datos que, en los cincuenta años
posteriores, repetiríamos todos –incluido el que suscribe en su primer libro La
Ofensiva Neofascista[20],
y que hoy siguen reproduciendo web publicadas por jóvenes y no tan jóvenes que,
sin embargo, nunca se han planteado las preguntas básicas del caso.
Reproducimos un fragmento de una de estas webs, española por más señas:
“La muerte de Roger Coudroy pasaría desapercibida para la mayoría de
medios europeos. ¿Por qué? Muy sencillo: Coudroy era militante de la
organización nacional–revolucionaria europeísta Jeune Europe, que había sido
fundada cinco años antes por el conocido Jean Thiriart. Por ello no había que
darle difusión a esta muerte heroica, además de que la causa palestina era
defendida en esos momentos en Europa por la extrema izquierda, y esta muerte
descolocaba a los bienpensantes”[21].
Existen casos
muy reales de europeos “caídos”: el francés, Stephan Zatenacci, muerto durante
la guerra civil libanesa, con las armas en la mano, conocimos a varios de sus
camaradas que nos hablaron sobre él. Y otro tanto ocurrió cuando Alain
Escoffier, quien se suicidó frente a las oficinas de Aeroflot el 10 de
febrero de 1977. Ambos eran suficientemente conocidos en sus respectivos
ambientes militantes. Sin embargo, con Coudroy solamente hay silencio, dudas,
informaciones que parten todas del mismo origen. Fugas retóricas y poéticas;
nada, o muy poco, en definitiva. Y, desde luego, nada por lo que pueda ponerse
la mano en el fuego.
Incluso cuando
se publicó la reedición italiana de la obra atribuida a Coudroy en las
ediciones Pasaggio al Bosco, ni el prefacio de Claudio Mutti, ni el epílogo de
Andrea Niccolò Strummiello, aportaron elementos inéditos a su biografía. Como
tampoco el segundo libro de Yannick Sauveur, Jean Thiriart y la Gran Europa.
En cierto sentido es significativo que Gilles Munier, que fuera corresponsal de
La Nation Européenne en Argel y hasta el final del gobierno de Sadam
Hussein, uno de sus hombres de confianza en Europa (luego lo sería, en los años
posteriores a la invasión norteamericana, uno de los “contactos” de la
resistencia baasista en Europa) fundara a principios de los años 70, la “Association
Européenne Roger Coudroy”, junto con el senador comunista Désiré Motte,
antiguo resistente. Esta asociación, poco después, cambió el nombre, sin dar
explicaciones, por el de Association des Amities Arabes. Es posible que,
entonces, alguien se planteara las mismas dudas que nos planteamos ahora 50
años después y les resultara imposible seguir adelante con una asociación que
llevaba el nombre de alguien sobre el que nadie, absolutamente nadie, aportaba
ningún testimonio.
Pobre Roger
Coudroy, fuera quien fuera, si es que existió alguna vez. ¡Qué forma más
absurda de morir dejando unas huellas tan tenues y controvertibles de su propia
existencia! En una web francesa de pocas visitas[22],
puede leerse “los dirigentes del Movimiento National de Liberación Al Fatah
dieron a conocer en junio de 1968 la última entrevista de Roger Coudroy. La
cinta magnetofónica desde hacía algún tiempo estaba a disposición de los
corresponsales de prensa acreditados en la República Árabe Unida. Naturalmente,
la prensa llamada europea no dio cuenta nunca del hecho, con excepción de la
revista La Nation Européenne que dirigía Jean Thiriart”.
En texto que
aparece en este artículo encontrado en la red, contribuye a echar una enésima
paletada de tierra sobre el misterio de Roger Coudroy. La cinta magnetofónica
en cuestión decía: “Mi nombre es Rober Coudroy, soy francés… Estoy aquí para
saber más sobre la lucha emprendida por el pueblo palestino… Estoy desde hace
dos meses en este campo de entrenamiento (…) He participado en algunos combates
contra los sionistas… He asistido a la batalla de El Karamé[23]
(…) Los fedayines son la vanguardia del pueblo palestino… No soy un experto
militar, pero puedo afirmar que la lucha armada es la única vía que conduce a
la liberación de Palestina”.
De ser cierta esta cinta (algo, así mismo, improbable), supondría rectificar todo lo que se había publicado antes: nos cuenta que “es francés”
(el mismo artículo que reproduce este texto dice algo más adelante que “nacido
en Bélgica”), que “asistió a la batalla de Karamé” (21 de marzo de 1968)
y que participó en “algunos combates contra los sionistas” (así pues, lo
contrario de lo que suele contarse sobre él: que murió en su “primer
enfrentamiento” con el ejército judío).
El artículo
menciona que “en Inglaterra, un diario se atreve a pretender que “Roger
Coudroy murió accidentalmente, limpiando su arma”[24].
Sin olvidar la otra versión ya mencionada de que resultó asesinado por los
propios palestinos que sospechaban de él como agente de algún servicio de
información.
Si
mencionamos estas versiones, es solamente para certificar todo lo que se ha
dicho sobre él. Ni siquiera estamos dispuestas a creerlas, pero tampoco
podemos aceptar la versión del “Coudroy–militante de Jeune Europe–enviado por
Thiriart a Palestina como vanguardia de las Brigadas Europeas”, que nos parece
una de las más fantasiosas sobre el personaje y cuya imposibilidad ya hemos
razonado.
Lo cierto es
que, en el otoño de 1968, Thiriart, realizó una gira por Oriente Medio,
precedida por lo que Cuadrado Costa llama “importantes encuentros en los
países árabes progresistas y, principalmente, en Argelia, a fin de concretar su
proyecto de Brigadas Europeas”[25]…
Esta “gira” hará verter mucha tinta, al igual que su entrevista con Chu-Enlai, el entonces presidente de la República Popular China, una entrevista que, tal como reconoció el propio Thiriart a su biógrafo Yannick Sauveur, jamás existió. No dudamos que la intención de Thiriart, era realizar propaganda que favoreciera a su idea. Él mismo se había afirmado que Maquiavelo era uno de sus maestros de pensamiento. Pero no estamos muy seguros de que “el fin justifique los medios”. Una revolución asentada sobre consignas y premisas fantasiosas, mitos construidos ad-hoc, y “accidentes”, es una revolución asentada sobre bases movedizas. La propia historia de Thiriart lo demuestra. Lo que no es óbice para que sigamos reconociendo al óptico belga, especialmente al “primer Thiriart”, como uno de los que inspiraron nuestra militancia política.
[1] Cf. Revista de
Historia del Fascismo, nº VI, mayo 2011, Mito y realidad de los Protocolos
de los Sabios de Sión, págs. 4-53.
[2] Sobre el
antisemitismo en España, véase Revista de Historia del Fascismo, nº XXVII,
diciembre 2013, Antisemitismo español en el siglo XX, apenas una sombra,
págs. 18-112.
[3] Thiriart no era en absoluto
antisemita. Su hija Frédérique declaró a Y. Sauveur (op. cit., pág. 22)
que en Jeune Europe había jóvenes judíos. Y es rigurosamente cierto que entre
los escritos de Thiriart no figura ninguna línea que pueda ser contener rastros
de antisemitismo.
[4] “Y si proyecto de
combate militar común entre la Organización de Liberación de Palestina y Jeune
Europe, no podrá concretarse, militantes de la organización combatirán
individualmente en la Palestina ocupada, como Roger Coudroy, el primer europeo
caído con las armas en la mano en las filas de Al Fatah” (Cuadrado Costa, op.
cit., pág. 23). Cuando se habla de “el primero”, el plural está implícito,
de la misma forma que cuando alude a “militantes de la organización”, se tiene
tendencia a pensar que son más de uno. Sin embargo, nadie ha sido capaz de
aportar más nombre que el de Coudroy. Se conocen, por ejemplo, los nombres de
todos los franceses miembros de la extrema-derecha que fueron a combatir en el
Líbano, durante la guerra civil, junto a los grupos maronitas. El párrafo que
hemos citado está redactado de tal manera que se sugiere que el caso de Coudroy
es “uno más” de una corriente en la misma dirección. Falso.
[5] La Nation
Européenne, noviembre-diciembre, 1968.
[6] https://www.barbadillo.it/
Barbadillo, Laboratorio d’idee nel nare del web. Artículo: Ritratti. Roger
Coudroy, il nazionalista europeo eroe (dimenticato) della Palestina, Andrea
Cascioli, 3 junio de 2018
[7] Roger Coudroy,
Claudio Mutti (Colaborador), Andrea N. Strummiello (Colaborador), Passaggio al
Bosco, Firenze, 2017.
[8] Blog Barbadillo, op.
cit.
[9]
https://fr.wikipedia.org/wiki/Roger_Coudroy
[10] https://es.wikipedia.org/wiki/Roger_Coudroy
[11] George Michael,
Strange Bedfellows [Extraños compañeros de cama], puede leerse en https://web.archive.org/web/20091128164211/http://chronicle.com/article/Strange-Bedfellows/3734/
La información, sea cual sea la fuente, es difícilmente creíble: en los años
70, Thiriart estaba completamente separado de cualquier acción política y,
además, en esa época fue extremadamente crítico en relación a los países árabes
y a la resistencia palestina.
[12] Recensión del
libro Ho vissuto la resistenza palestinese, publicado en el blog
Kulturaeuropa, https://www.kulturaeuropa.eu/2020/02/29/il-ricordo-di-roger-coudroy/
[13] Ibid.
[14] En el número 29 ya
citado de La Nation Européenne.
[15] Blog Barbadillo,
Laboratorio di idee nel mare del web. Op. cit.
[16] Hasta el punto de que una de las más hábiles
operaciones del Mossad fue la creación del “World Service” en 1969-1970,
radicándolo en la Grecia “de los coroneles”. Desde allí, los agentes judíos
enviaron cartas a un amplísimo fichero de extrema-derecha pidiendo
“corresponsales” para reemprender el trabajo del Welt-Dients del coronel
Fleishauer. Conozco la operación, porque yo mismo fui uno de los “contactados”.
La operación siguió en pie hasta que unos miembros de Avanguardia Nazionale
identificaron la misteriosa oficina de Atenas de la que partía todo. Ver La
ofensiva Neofascista, Ernesto Cadenas, págs. 260-264,
[17] “El misterio que rodeaba la muerte del belga
permitió que circularan rumores de que había sido asesinado por colegas árabes
que lo consideraban un agente del Mossad. Esa versión sigue siendo poco
más que susurros y los leales a Jeune Europe señalan con el dedo a los medios
de comunicación pro-Israel que intentan socavar la moral del enemigo. Pero
un periódico británico, nadie recuerda cuál, publicó una historia en este
sentido. Pase lo que pase, Coudroy estaba muerto”. Más adelante, este
autor prosigue: “Roger Coudroy causó suficiente impresión en los palestinos
como para inspirar aparentemente un libro de poemas de varios autores árabes
pocos años después de su muerte. Cuando el periodista belga Lucas
Catherine la OLP en 1970, una de las primeras preguntas de su contacto fue si
conocía a Coudroy. Posteriormente se le entregó una copia de J'ai vécu la résistance palestinienne,
como ejemplo del trabajo de un simpatizante extranjero.” Versión
recogida, en otras, en la web
https://christopherothen.wordpress.com/2018/06/24/who-was-roger-coudroy/
[18] Leído en el blog
Pueblo Indómito,
http://puebloindomito.blogspot.com/2015/02/unite-continentale-el-europeismo.html
[19] H.Ch. Giraud, Le
Printemps en octubre: une histoire de la révolution hongroise, Ed. Rocher,
París, 2006.
[20] E. Milá (a) “Ernesto
Cadenas”, La Ofensiva Neofascista, Ediciones Acervo, Barcelona 1977,
pág.
[21] Blog Pueblo
Indómito, op. cit.
[22] http://avocatdespauvres.over-blog.com/ La web no registra
movimientos desde 2018.
[23] Es la única
referencia a la participación de Coudroy en la Batalla de Karamé. Este choque
tuvo lugar el 21 de marzo de 1968, es decir, 74 días antes de la muerte de
Coudroy. La batalla supuso un éxito táctico para -Israel (cuyas tropas
sufrieron apenas 28 bajas), mientras que la OLP soportó 200 muertos y 150
prisioneros, Jordania, 84 muertos. Pero el fracaso diplomático fue estrepitoso:
la ONU condenó la inclusión israelí y aportó a Al Fatah un argumento de
propaganda inestimable. Para más información sobre la batalla de Karamé, véase
el texto Los palestinos en el Líbano. Evolución del colectivo y análisis del
impacto sobre el país a partir de 1948, María Rosa Velasco Muñoz, PDF de su
tesis doctoral presentada en la Universidad Autónoma de Barcelona, 2015.
[24] Web
avocatdespauvres, op.cit.
[25] J. Cuadrado, op.
cit., pág. 40.