El
presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, en un increíble alarde de
irresponsabilidad, ha declarado que el plan de “independencia en 18 meses” es…
¡”perfectamente asumible”! Si tenemos en cuenta que ese plazo se elaboró enero,
eso implica que a 30 de julio de 2017, Cataluña debería de ser independiente…
¿Alguien razonable contempla esta posibilidad en Cataluña? No, pero es que la “rauxa”
que se ha apoderado de la Generalitat desde 2003, es ya un virus imparable.
El
que las fuerzas independentistas hayan perdido en su conjunto votos en las
pasadas elecciones, el que el PP se haya reforzado en Cataluña y en el resto
del Estado haciendo impensable un gobierno que no esté dirigido por Rajoy, la
derrota de las fuerzas de izquierdas que, con sus mas y sus manos, se mantenían
ambiguas en relación al “procés”, las reiteradas negativas de lo que queda de
la UE, contra la independencia de algún territorio de sus Estados miembros…
todo ello, absolutamente todo ello, no ha servido para que Puigdemont
reordenara sus ideas y reconociera que el “procés” y su prolongación de “18
meses”, están muertos y enterrados. A lo largo de estos meses su única victoria
ha consistido en romper a la CUP utilizando para ello la cuña que suponían los
sectores más rancios y oportunistas del independentismo catalán, los que
estuvieron con el PSAN de los años 60, con el MDT y TLL de los 80 y que estaban
agradecidos a Pujol el que terciara en su favor cuando la policía se decidió a
tirar el tingado que suponía Terra Lliure ante las Olimpiadas del 92. Única
victoria ¡en seis meses de “gobierno”! Nada de lo que sentirse orgulloso.
Pero
reconocer la inviabilidad del “procés” implicaría la necesidad de convocar
nuevas elecciones a la vista de que el “gobierno de la Generalidad” reconoce
que su programa ha fracasado. Y Puigdemont –que no se olvide es miembro de CDC-
tiene derecho a pensar que en unas nuevas elecciones, su partido quedaría
sumido en la más absoluta irrelevancia, mientras que ERC le superaba
ampliamente.
Puigdemont
se ha reiterado a favor de “independencia a 18 meses” en un debate en el que
participaban Lluís Llach y el periodista Vicent Partal. Ha intentado inyectar
entusiasmo en un sector político deshinchado y que ha perdido la iniciativa: "Lo
tenemos todo de cara y no podemos perder. Lo tenemos todo a favor para
que el tramo final lo podamos resolver de forma victoriosa"…
¿Qué es lo que hay de cara? Esto es lo más perturbador: el “harakiri”
soberanista. El plan es convocar elecciones “constituyentes” en el verano de
2017 y qe el nuevo parlamento autonómico elabore una “constitución catalana y
declare la independencia”. Y ha añadido por si alguien tenía dudas: “No hay
ningún plan b”. Una vez más, como viene ocurriendo desde hace seis años, el 11
de septiembre cuentan con relanzar el proyecto… Este año “el 11 de septiembre, abrirá
un ciclo en el que habrá muchos hitos en
el calendario que culminarán con la independencia". Añadiendo: “Esto está
maduro. Nos queda la última milla que es la más difícil. Estamos
a un palmo de la independencia".
Lluis Llach ha afirmado que los miembros
del parlamento y del gobierno autonómico deberán “tratar con mucho respeto” la
propuesta que les llegue la ANC de convocar un “Referéndum Unilateral de
Independencia” (RUI, por favor que nadie haga el chiste de “con RUI de ruina”,
para no tomarse a broma lo que es mucho peor: un enorme desenfoque del
independentismo). Llach olvida que la ANC está anémica.