jueves, 23 de junio de 2016

¿CÓMO SE GANA UN REFERENDUM? UN ATENTADO DE NADA, AYUDA…


Ha bastado la muerte de la diputada laborista Jo Cox para que la ventaja de 7 puntos que tenían los partidarios del Brexit quedara anulada. La responsabilidad recae sobre el habitual “loco solitario” que, casualmente, mantenía vínculos con un pequeño grupo de extrema-derecha, que no pasan de ser provocadores de manual… ¿Hay que recordar que la diputada Jo Cox, además de ser la más destacada pro-inmigracionista el Reino Unido tenía la ambición de dirigir el partido? ¿Vale la pena recordar que era una especie de Zapatero con faldas?

Cuando no se cumplía ni un mes del fraude en las elecciones presidenciales austríacas en las que el resultado final ha sido impugnado por fraude evidente y generalizado en el recuento de votos por correo, el asesinato de la diputada Cox tiene todas las características que corresponden a un atentado de “bandera falsa”, que sensibiliza a la opinión pública y le induce a cambiar su voto por razones emotivas. Es una técnica bien conocida. Casi tópica.


En 1992, poco antes de celebrarse el referéndum en Francia sobre el Tratado de Maastrich, el presidente François Mitterrand, anunció públicamente que padecía cáncer de próstata. Solamente este dato inclinó a una parte del electorado a votar a favor de la propuesta presidencial de sumarse a lo que ha constituido uno de los acuerdos más catastróficos que ha terminado por poner en riesgo la estabilidad de la Unión Europea. En aquel momento, las encuestas de intención de voto estaban, como ahora con el Brexit, bastante igualadas con una ligera ventaja a favor de la propuesta contraria a la oficialista.

Otro ejemplo: Suecia, referéndum sobre la moneda única europea en el año 2003. La ministra de asuntos exteriores, Anna Lindh, resulta asesinada cuatro días antes de la consulta por el consabido “loco solitario”.  La campaña fue suspendida. Los contrarios a la “opción oficial” aparecen mecánicamente como “solarios” con los asesinos. ¿Reacción del electorado? Votar contra ellos. En este caso, no se pudo evitar que la propuesta oficial fuera rechazada por el 55,9% del electorado.
Se trata de una reacción que conocen perfectamente los mercados financieros (que en todos estos casos se “tranquilizaron” después de la revelación de la enfermedad de Mitterrand y de las muertes de Jo Cox y Anna Lindh. Quienes parecen ignorarlo son los medios de comunicación que, en estos casos, evitan sacar los archivos y extraer las conclusiones a las que obliga el sentido común y la lógica.


Y todo esto, claro está, sin hablar de los “grandes atentados”: un 11-S que sirvió de excusa para que la opinión pública norteamericana aceptara las invasiones de Afganistán e Irak y callara ante el Acta Patriótica; un 11-M que sirvió para transvasar 4.000.000 de votos del PP al PSOE y saliera elegido como presidente de gobierno, una catástrofe con cejas; y así sucesivamente…