miércoles, 20 de junio de 2018

365 QUEJÍOS (52) – LA ESTAFA COTIDIANA


En el primer lustro del milenio, las compañías telefónicas utilizaban de manera habitual una estafa. Al presentar sus recibos mensuales, entre 50 y 70 euros, de tanto en tanto, de manera aleatoria y solamente una vez por cliente, presentaban una factura que se aproximaba a los 200 euros. La filosofía era la siguiente: un 30% pagaba y ni se preocupaba de lo que había pagado, otro 30% reclamaba y al cabo de unas semanas se olvidaba o desistía de seguir adelante el procedimiento de devolución (que además, en aquel momento, se complicaba porque había que entenderse a través de centralita telefónica con gentes residentes en el otro extremo del planeta) y solamente un 30% conseguía que se le devolviera la totalidad del dinero estafado. Porque de una estafa sistematizada, a fin de cuentas, se trataba. Me quejo de que aquellas prácticas de la incipiente telefonía móvil se siguen realizando en la actualidad trasladada a otros sectores comerciales.

Ayer me refería a las comisiones bancarias. Me cuentan algunos amigos que hace tiempo que no les llegan sorpresas vía recibo telefónico, aunque si a través de otros recibos de consumo: en el del agua, por ejemplo, no hay mucho margen porque buena parte de los rubros que nos cobran no tienen nada que ver con el consumo de agua, sino con los impuestos municipales y autonómicos. Por su parte, las compañías telefónicas han optado por abandonar el sistema de la estafa del 30% al advertir que una parte de los usuarios, optaban simplemente por no pagar a la vista de las dificultades en recuperar el dinero escatimado, pero se daban de baja del servicio inmediatamente: así pues en tres meses, se perdían las ganancias fraudulentas devengadas por el cliente. Hoy han optado por realizar pequeñas subidas, graduales pero continuas, en las tarifas.

Hay por ahí timos digitales que consisten simplemente en girar masivamente recibos de cantidades ridículas, 1 euros, 3 euros, 5 euros, que se suelen pagar “por servicios varios”, como si se tratara de una suscripción. Dado que se trata de pequeñas cantidades ¿para qué preocuparnos? A fin de cuentas ¿vale la pena perder quince minutos reclamando un euro? Así, los estafadores ingresan miles de euros diarios. Si alguien se queja, no tienen inconveniente en devolver la cantidad… A ellos tampoco les sale rentable perder un minuto por un euraco de nada.

Vivimos en la época de la estafa generalizada. Hay momentos en los que nos sentimos encerrados en una especie de Fort Apache asediado por tribus de siux, chochones, arapajoes y demás fauna, en forma de compañías que nos giran recibos obligatoriamente: ni siquiera nos dan la posibilidad de que seamos nosotros los que aprobemos el pago o ingresemos la cantidad directamente. De momento, se quedan con nuestro dinero, luego ya veremos si algo les obliga a devolver la diferencia entre el coste real y el coste abusivo.

Desde luego, las leyes no protegen al consumidor, pero si blindan a las empresas. No he visto ningún directivo de ninguna teleco entrando en la cárcel por varios miles de recibos de 200 euros girados aleatoriamente. Tampoco he visto a ninguna cúpula bancaria sentarse en el banquillo de los acusados por estafas reiteradas en el cobro de comisiones.

Así que, abandonad toda esperanza: el Estado, nacido para administrar y organizar a la Nación, se preocupa por rendir beneficios y comisiones a sus gestores (¿por qué creéis que hay bofetadas para ser el Poncio de un partido político o por estar en una lista electoral municipal?). Por nada más. Tú les interesas solamente en momentos electorales y pre-electorales. Luego, eres simplemente una mierda lo suficientemente idiota como para desinteresarte de su gestión y que no mereces nada más que ser estafado, explotado, abandonado y triturado por los impuestos públicos, por los impuestos municipales, por los impuestos estatales, por los consorcios privados y por los estafadores de a pie.

Me quejo de que tú y yo no le importamos nada a los administradores del Estado, pero es posible que tú todavía les votes e incluso creas que esto puede resolverse con un cambio de gobierno. Personalmente, me quejo de que solamente una mutación brutal lograría resolver la situación. Me quejo de que la sociedad ni siquiera aceptaría a los estafadores de las farolas. Los hay que prefieren seguir siendo explotados ellos y sus hijos antes que vulnerar los derechos de los estafadores. Así que, lo dicho, abandonad toda esperanza y haceros a la idea de que estáis en el bando de los estafados.