MARRUECOS SIGUE UTILIZANDO EL CHANTAJE DE LA INMIGRACIÓN CONTRA EUROPA. O dicho de otra manera: MARRUECOS SIGUE SIENDO EL ENEMIGO DEL SUR
El vídeo no ha venido de la mano de ningún digital de poca credibilidad, sino de El Confidencial de hoy y cuya fuente originaria es El Diario de Ceuta. La escena esta grabada el pasado martes 7 de marzo a primera hora de la tarde. La playa de la Almadraba en Ceuta registraba la llegada de 17 ceutíes en patera. Todos estaban en perfecto estado de salud. Habían partido de la playa de Castillejos-Fnideq a pleno día y ante la mirada de policías y transeúntes, sin encontrar el más mínimo impedimento. Tenían por delante ¡3 kilómetros! hasta llegar a la costa española. Les hubiera sido imposible hacerlo en una zona tan céntrica de no contar con el permiso de las autoridades marroquíes. Los recién llegados –futuros “nuevo españoles” y a partir del miércoles subvencionados con todos los honores- son gambianos.
Hay que recordar que en Gambia existe una mayoría musulmana (el 94%) y que el país es una República Islámica… por mucho que su presidente, Yahya Jammeh crea en la magia negra y practique cultos animistas. Así pues, lo que nos llega de esa zona son musulmanes que estarán tranquilos mientras el Estado los siga subsidiando. La responsabilidad, de que estos nuevos 17 subsaharianos hayan entrado en la lista de futuros “nuevos españoles” es, por supuesto, de Marruecos interesado en presionar a la Unión Europea por la cuestión del Sáhara.
Ahora bien, vale la pena recordar que todos los partidos marroquíes han heredado las tesis del viejo Istiqlal sobre el “Gran Marruecos” o conjunto de territorios que componen su “ficción geopolítica”: el actual territorio Marroquí, el antiguo territorio de Ifni, el Sáhara Occidental, Ceuta y Melilla y las Islas Adyacentes, las Islas Canarias, las zonas e Argelia de Tinduf y Bechar, Mauritania y hasta el río Senegal… La política marroquí camina en dirección de realizar ese sueño geopolítico. España es un adversario de primer orden.
Marruecos nunca ha abandonado este plan, por el contrario: lo ha acelerado. España es el principal adversario para el diseño expansionista marroquí. No es raro que el “enemigo del Sur” utilice contra el Estado Español armas propias de las llamadas “guerras de baja cota” que incluyen todo lo que debilita a un Estado y a una sociedad. Por este orden: inmigración masiva, 80.000 toneladas de haschisch cultivado en el valle del Rif, guerrilla económica utilizando la falta de decisión de los gobiernos españoles y el miedo de la UE a que Marruecos abra el grifo de la inmigración africana (y de la suya propia).
En los últimos 25 años, los sucesivos gobiernos españoles se han negado a reconocer el conflicto –no así el Estado Mayor cuyos planes de defensa contemplan especialmente la posibilidad de un conflicto con Marruecos- y aún hoy tienden a quitar hierro a situaciones como el salto de la valle de Melilla que ocurrió hace quince días o la descarada permisividad marroquí ante el embarque de 17 gambianos en sus propias narices.
Hoy mismo, la prensa anuncia una noticia significativa: la mera elección de Donald Trump a la presidencia de los EEUU hizo que la inmigración ilegal a aquel país disminuyera. Así pues, los flujos migratorios –una verdadera invasión- pueden ser contenidos e invertidos. En España y, por extensión, en Europa, bastaría con pequeñas modificaciones legislativas y con una política de fuerza, en lugar de la actitud de ·renuncia preventiva”, permanente. Pero para eso hay que tener un Gobierno digno e tal nombre, no un gestor intrascendente de la res pública que, a fin de cuentas, es lo que hoy detenta el poder en casi toda Europa.