Resulta
extremadamente difícil reconstruir la historia y lo que fue el FNAL, no digamos
sus dimensiones reales. En Wikipedia –esa inmensa acumulación de errores
que pasan a la posteridad como dogmas inamovibles– se dice, por ejemplo:
“Frente
Nacional de Alianza Libre (FNAL) fue una organización política española de
inspiración falangista constituida en 1968 por Manuel Hedilla tras su marcha
del radical Frente Sindicalista Revolucionario de Narciso Perales. Durante el
franquismo actuaba bajo la cobertura de la Editorial FNAL. En 1970, a la muerte
de Hedilla, se hizo con el liderato Patricio González de Canales. En 1976
participó en un congreso de unificación de la Falange que dio origen a la
Falange Española de las JONS (Auténtica). Aun así, en 1978 el FNAL se
constituyó como partido político, aunque sin tener actividad pública desde
entonces”.
Esto es
todo. Efectivamente, parece que Hedilla tuvo algún contacto con el FSR en 1966[1].
El Frente Sindicalista Revolucionario tenía su origen en el Frente Nacional de
Trabajadores creado tres años antes de la mano de Narciso Perales y Ceferino
Maestú. Este grupo contaba con una rama estudiantil (el Frente de Estudiantes
Sindicalistas) dirigida por Sigfredo Hillers, Jorge Perales y José Real. Ambos
grupos terminaron separándose, convirtiéndose el FNT en FSR[2].
Fue en
1966 cuando Manuel Hedilla se integró en el grupo durante un breve período de
tiempo. Su estancia debió ser breve y no particularmente intensa porque en 1968
constituyó el Frente Nacional de Alianza Libre y en la “historia oficial” del
FSR, su nombre no aparece en ningún sitio[3].
Al consultar las fuentes específicamente falangistas y la historia que presenta
Wikipedia del FSR, parece como si se esté hablando de dos organizaciones
completamente diferentes. En la “historia oficial” del FSR presentada por Wikipedia[4]
el nombre de Hedilla no aparece por ningún sitio, sin embargo, en la misma Wikipedia[5],
en la entrada correspondiente a Narciso Perales se indica que “El FSR quedó constituido por medio
de una asamblea semiclandestina celebrada en Madrid y que supuso el retorno
de Manuel
Hedilla,
tras veintinueve años de retirada, a la actividad política. Hedilla fue elegido
presidente y Narciso Perales vicepresidente. Ambos eran falangistas y católicos devotos”… Lo segundo ha sido reproducido en
muchas webs falangistas o próximas a ese ambiente. Da la sensación de que se
está aludiendo a dos FSR completamente distintos, sin apenas puntos de
contacto. En cuanto al FNAL, el embrollo no es menor.
Se
puede aceptar como bueno el siguiente párrafo de Wikipedia–FSR: “Convencido del desprestigio de los
símbolos falangistas debido a su identificación con el franquismo, Perales
pretendía crear con el FSR una neo–falange, es decir, una organización que no
reivindicara la identidad falangista pero que defendiera los pensamientos
joseantonianos convenientemente actualizados. La bandera del FSR era negra con
una espiral roja”.
Los ejemplares de la publicación Frente, reproducida toscamente a
multicopista, que nosotros mismos leímos en 1968 y que aparecía como “órgano
de la Junta Local de Madrid del FSR”, así parecían sugerirlo. Podía leerse
alguna frase de José Antonio de carácter obrerista, sin referencias explícitas
a la Falange ni a la simbología falangista. Podemos aceptar igualmente lo
escrito en Wikipedia–FSR: “Se mezclaban planteamientos de abierta
simpatía con el movimiento libertario y el sindicalismo de Pestaña junto con
posiciones próximas al nacional–sindicalismo y defensoras de un falangismo
antifranquista. Las críticas al dirigismo leninista se simultaneaban con
teorizaciones sobre la necesidad de una vanguardia política jacobina; la
reivindicación de una revolución hecha por los trabajadores con la afirmación
de que la revolución debe ser dirigida por un partido elitista”. Entre 1968
y 1972, los falangistas que habían dado vida a la organización fueron
desapareciendo poco a poco y los que quedaron se fueron reconvirtiendo en
“sindicalistas autogestionarios” que atrajeron a un cierto número de militantes
que no procedían del nacional–sindicalismo sino que tenían a éste como uno de
los puntales del franquismo. Cuando se incorporó el profesor José Luis Rubio
Cordón[6]
tardó poco en hacerse con el control de la organización y a acentuar su
carácter sindicalista y autogestionario. Los pocos falangistas que quedaban
debieron ver como su ideal originario cada vez quedaba más difuminado y
terminaron dándose de baja. Ese debió ser también el caso de Narciso Perales,
un hombre que solamente unos años antes se había convertido en referencia para
todos los pieds noires y militares opuestos a De Gaulle, unidos en la
lucha de la OAS para conservar Argelia en la órbita francesa. Bruscamente, a la
vuelta de seis años, Perales debió darse cuenta de que buena parte de los
militantes del movimiento que había creado se interesaban por la autogestión en
la Argelia independiente[7]...
En poco
tiempo, el FSR paso de ser un grupo compuesto por falangistas que juzgaban
oportuno no confesar públicamente su filiación para evitar confusiones con los
falangistas que actuaban dentro del Movimiento franquista y poder desarrollar
sin este lastre un actividad social más intensa, pero cuyos miembros, íntimamente,
seguían considerándose falangistas, a un grupo en el cual lo que quedaba de
falangismo era residual y se encontraba en migración permanente desde las
posiciones de la “izquierda falangista” a las del anarcosindicalismo
autogestionario. Este proceso se inició en Barcelona, en donde el grupo tenía
bases desde su origen, a pesar de ser extremadamente minoritario. En Cataluña,
además, se dio otra circunstancia a partir de 1974; tras la ejecución de
Salvador Puig Antich[8],
y en los tres años siguientes, los grupos anarquistas renacieron de su letargo,
adquiriendo un carácter juvenil y masivo. Era inevitable que esta gigantesca
masa –caótica, confusa, superficial y contradictoria– ejerciera, por su mismo
volumen y peso, una fuerte capacidad de atracción sobre la “izquierda
falangista” catalana que, entre 1974 y 1977, inició su migración completa hasta
el punto de que cuando se convocaron las elecciones de 1977, ni el FSR, ni la
Confederación de Grupos Autogestionario (en la que el FSR participaba), existían.
La
radicalización del FSR catalán empezó, precisamente, con la participación de
sus miembros en las protestas por la ejecución de Puig Antich (cuya figura no
fue apenas reivindicada por la izquierda, ni dio lugar a ninguna movilización
por parte de la Asamblea de Cataluña en la que formaba lo esencial de la
“oposición democrática”, aún bajo el impacto del asesinato de Carrero Blanco y
que trataba de no mezclarse en la actividad de grupos armados y terroristas).
La radicalización ultraizquierdista del FSR catalán iba bastante más lejos del
sindicalismo autogestionario que imprimía Rubio desde Madrid y era perceptible
a través del título de la hoja del FSR catalán (Lucha Permanente). A
diferencia del FSR madrileño (más sindicalista que marxista) en el grupo
barcelonés existía una extraña vocación a seguir una línea vagamente
equiparable al MIL: una mezcla de sindicalismo, marxismo revolucionario,
anarco–consejismo, y de situarse en el espacio de la “nueva izquierda”.
Finalmente fue a confluir con otros grupos autogestionarios surgidos de la
“izquierda falangista” universitaria.
El
origen remoto de esta Confederación de Grupos Autogestionarios de Cataluña
sería la publicación Aula Azul que apareció a principios de los setenta
en la Universidad Central de Barcelona, dando lugar su distribución a
enfrentamientos con la izquierda. Aula Azul se presentaba como el Órgano
de la Sección Universitaria de Falange Española de las JONS de Barcelona,
apareció entre 1971 y 1973. Estaba vinculado a las Juntas Promotoras de
FE–JONS, es decir, sería una formación de carácter “ortodoxo” o “centrista”
(situada entre el FSR y Fuerza Nueva, por expresarlo en términos
gráficos). Tras concluir, algunos de los que habían participado en esta
experiencia dieron vida a la publicación Eje, órgano de la Juventud
Falangista de Barcelona (año 1974) en cuyos pocos números ya era perceptible un
giro hacia la izquierda. Si en Eje todavía se utilizaba el término
“nacional–sindicalista”, el paso siguiente fue abandonarlo para considerarse
solamente “sindicalistas” y luego “sindicalistas autogestionarios”.
La
influencia de las publicaciones de la Editorial ZYX y, en concreto, de Rubio
Cordón, era cada vez más patente, pero la capacidad de atracción del renacido
anarcosindicalismo catalán, la CNT, fue superior. Hacia 1975, se creó una
Confederación de Grupos Autogestionarios formada por el FSR, el Partido
Sindicalista y los pequeños círculos surgidos de los jóvenes falangistas que
habían constituido Acción Revolucionaria Sindicalista. La pujanza de la CNT
hizo lo demás. En 1976, el FSR todavía recordaba el origen falangista del
grupo, un pecado del que sus dirigentes confesaron público arrepentimiento: “Algunos
de sus miembros proceden de grupos afines a Falange, si bien en la actualidad
se encuentran lejanos de las autoritarias doctrinas nacional–sindicalistas” [9].
Todo
esto ya es historia. El encaje de los antiguos falangistas en la CNT no fue
fácil y dejó escasas huellas. La propia historia de la CNT reconstruida fue
breve. Cuando una provocación policial consiguió que la sala de fiestas Scala
ardiera por los cócteles molotov lanzados durante una manifestación convocada
por el sindicato, muriendo cinco trabajadores que se encontraban en el interior
(cuatro de los cuales estaban afiliados a la CNT), una voz anónima reivindicó
el atentado en nombre de “José Miguel Maluquer”, uno de los antiguos
falangistas pasados a la CNT…[10]
y cuyo padre era un conocido falangista, miembro de los Círculos Doctrinales
José Antonio que había sido concejal del Ayuntamiento de Barcelona. Obviamente,
quien había realizado la llamada telefónica no era el interesado sino alguien
que pretendía mezclar el nombre de un antiguo falangista en el atentado que
desprestigió a la CNT y, a partir del cual, ya nunca más lograría recuperarse.
En
cuanto a Narciso Perales, en noviembre de 1976, anunció su incorporación a
FE–JONS(A): “La Dirección Colectiva del FSR emite un comunicado manifestando
la expulsión de Perales y señalando que el FSR no tiene nada que ver con el
falangismo en cualquiera de sus matices. En la edición de 25–11–1976 de Diario
16, el secretario de la Dirección Colectiva del FSR, Fernando Flores,
manifestaba que “a Perales se le indicó que si en su interior se consideraba
falangista debería abandonar el FSR. Esta acusación la negó dando toda clase de
seguridades”. A Perales le acompañarían sólo dos personas, una en Cantabria y
otra en Valencia, pero una treintena de militantes madrileños abandonaron el
FSR en disconformidad con la contemporización que se había tenido con Perales
hasta entonces y acusando a la dirección de haber ocultado a la militancia las
raíces neofalangistas de la organización”[11].
Aquí
termina la historia del FSR y de los grupos autogestionarios: incluso dentro
del ámbito de los grupos radicales de izquierdas, entre los que habían elegido
compartir área, su actividad fue muy reducida y casi anecdótica[12].
Salen, por tanto, del ámbito de nuestro estudio y entran, más bien, en el de
las rarezas y el freakysmo.
En
cuanto a la historia del FNAL hay poco que decir: los rastros documentales que
dejó fueron mínimos por la sencilla razón de que su entidad fue, así mismo,
minúscula. El único interés que podía tener la sigla era la rentrée política
de Hedilla y su posicionamiento en relación a otros grupos falangistas. Pero su
muerte, lo ecléctico y equívoco del grupo (que siendo un “frente” agrupaba
desde la izquierda falangista a afiliados que, muerto Hedilla y muerto González
de Canales, se integraron en Fuerza Nueva, habiendo también afiliados que
fueron a parar a los Círculos Doctrinales José Antonio y a la FE–JONS(A), sin
olvidar los que pertenecían al FSR) y los pocos rastros documentales que ha
dejado atrás, hacen imposible decir mucho más e incluso extraer conclusiones.
Las
relaciones entre Hedilla y el FSR fueron tenues. La primera impresión es que,
si le hubiera interesado algo, simplemente, habría incluido alguna referencia
en el Testimonio que encargó a García–Venero. Si no aparece ninguna
referencia es, simplemente, porque no tendría gran interés para él o porque advirtió
la poca entidad del grupo y la avidez de éste por capitalizar su prestigio.
Incluso se puede dudar de que, realmente, participara activamente en esta
formación (el hecho de estar presente en alguna reunión, no implica estar
afiliado, sino solamente aceptar una invitación). En cuanto al FNAL, nació
justo cuando empezaron a hablarse de la creación de las primeras asociaciones
políticas (en 1969) a las que, por lo que se publicó en la prensa de entonces,
quería acogerse. Entre los afiliados se encontraban Blas Piñar[13],
García Rebull y Pérez Viñeta, significados miembros de la derecha más radical
del régimen. Si esto es cierto, tiene razón quien afirma que “Posteriormente,
en 1.968, tras una cierta tensión surgida dentro del FSR, debido a la falta de
consenso respecto a la línea política y aprovechando una ausencia, por motivos
laborales, de Narciso Perales, el primero junto a un pequeño grupo de
militantes y gentes de extrema derecha, se escinden en el FRENTE NACIONAL DE
ALIANZA LIBRE FNAL, menos radical que el FSR en su militancia
Nacional–Sindicalista. De hecho, Hedilla siempre se había opuesto a la
inclusión de “revolucionario” en la denominación del FSR. En realidad, el FNAL
aspiraba a ser una plataforma legal o una pantalla para el FSR, con el objetivo
de reagrupar los falangistas dispersos” [14].
Si se
habló de este grupo en medios de comunicación, insistimos, fue solamente por la
presencia de Hedilla y lo inédito de su voluntad tardía de descender de nuevo
al ruedo político. De la jefatura de Patricio González de Canales en este
grupo, los datos son escasísimos. Se sabe tan solo que tuvo lugar en Madrid el
mes de noviembre de 1968, un congreso constituyente al que asistieron “102
delegados” quedando como presidente: Manuel Hedilla Larrey y como secretario
Patricio Fernán González de Canales[15].
Sin embargo, la lectura de Testimonio de Manuel Hedilla no deja lugar a
dudas: durante su encarcelamiento, Hedilla, y a la vista de todo lo que había
sucedido, no albergó la menor duda de que la “Falange histórica” había muerto y
lo que existía y había heredado su simbología y en la estructura en la que se
habían integrado sus antiguos militantes, era otra cosa. Nunca habló
públicamente ni de reconstruir Falange Española, ni de utilizar sus símbolos o
sus referencias. Solamente tenía un interés y una motivación: ser rehabilitado.
Y no parece que el tiempo atenuara ese interés (pues la aparición del Testimonio
se remonta al último período de su vida y entre la redacción de la obra y su
muerte medió un espacio de tiempo muy breve). Es posible, incluso, que, si en
algún momento se comprometió con el FSR y con el FNAL fuera, precisamente, por
entender que precisaba un “aval político” para llevar a efecto tal
reivindicación.
En
cualquier caso, lo que es importante resaltar aquí es que nunca, en ningún
período de su vida, Hedilla fue un “hombre de izquierdas”, ni siquiera
compartió opiniones que pudieran considerarse “de izquierda falangista” (y
nuevamente, la redacción y el contenido del Testimonio nos muestra a un
hombre de origen sensato, humilde, trabajador, que estructuró un sindicato…
pero que tenía una visión política que, no solamente estaba en las antípodas de
las izquierdas, sino que, además, tuvo un comportamiento y unas iniciativas
(apoyo a la Guardia Civil y rompimiento de la huelga general en octubre de
1934, candidatura falangista–carlista por Cantabria, conspiración para dar un
golpe de Estado junto a la UME, contacto con el general Mola, “el Director”)
que lo sitúan en el mismo terreno que José Antonio (y, seguramente por eso, fue
promovido por éste a la más alta responsabilidad dentro del partido).
A la
vista de todo lo anterior, cabe añadir poco sobre el grupo llamado FE–JONS(A).
A pesar de repetir, una y otra vez, su filiación “hedillista”, es inevitable pensar
que algunos eran, incluso, conscientes de que se trataba de una utilización
abusiva e interesada. Pedro Conde, que asumió la dirección de dicho grupo
indicaba en una entrevista que “Hedilla es la referencia para distinguirnos
de otros grupos falangistas” [16].
No había mucho más y Hedilla nunca hubiera aprobado ni su acción, ni
seguramente sus formas. Crearon un “mito Hedilla” a su medida, un mito que
tenía poco que ver con la realidad de un católico ejemplar, honrado y recto,
que acumuló unas responsabilidades máximas en momentos de crisis y que,
finalmente, fue arrollado por una coalición de militares reaccionarios y
alfonsinos, se vio abandonado por casi todos y no le quedó mucho interés por
retornar a la política, dedicando todas sus energías a lograr la
rehabilitación. Eso era todo. Ciertamente, la honradez no es un valor frecuente
en España, pero nada de todo esto hace de Hedilla un “hombre de izquierdas”, ni
mucho menos una “falange de izquierdas” tenía derecho a utilizar y manipular su
nombre.
Preferimos
no ser nosotros quienes opinemos sobre el carácter de FE–JONS(A). Pero estos
párrafos resumen su trayectoria:
La existencia de esta nueva versión
de la Falange Española Auténtica estuvo marcada por la fugacidad. Desde el 72,
grupos de activistas del FES escindidos de esa organización y conocidos
internamente como “lupulinos” (por su afición a la cerveza), formaron unas
Juntas de Oposición Falangista (JOF) con un carácter muy próximo a la izquierda
radical. En el 75 tomaron contactos con núcleos extremadamente minoritarios,
caso de la Acción Revolucionaria Sindicalista (ARS) dirigida por un funcionario
de la Organización Sindical de apellido Cantalapiedra, con el FENS y con otros
falangistas o núcleos azules formando una especie de agrupamiento de lo más
heterogéneo. En efecto, allí convergían desde antiguos miembros de la Defensa
Universitaria, al hijo de Manuel Hedilla –militante del FENS. Aparecían
falangistas inconformistas de siempre como el caso del histórico Narciso
Perales Herrero junto a militantes juveniles de la OJE que se incluyeron
en las filas de aquel nuevo proyecto. Presidió su actividad el radicalismo más
completo, pretendiendo pasar por la izquierda a quienes desde ese bando
llevaban ya muchos años de lucha. A sus peticiones de amnistía política
juntaron el rechazo a los actos de posibilismo político tales como Los Pactos
de la Moncloa. El ataque a la política institucional se hacía en la
petición de un referéndum para determinar la forma de gobierno en España o la
denuncia a los partidos presentes en las Cortes acerca de su negativa por
rebajar la edad de voto a los 18 años. En aquel conglomerado tan dispar se
jugaba con un infantil izquierdismo por parte de algunos camaradas...” [17]
La vida
de FE-JONS(A) fue fugaz: nacida en 1976 los tres años de activismo compulsivo
que siguieron terminaron en una escisión aún más lamentable que la matriz y en
un congreso de disolución a finales de 1978. De “la Auténtica” se recuerdan
solamente dos cosas: su obsesión por desatornillar placas con el yugo y las
flechas en la entrada de los pueblos (facilitando así la tarea de UCD que,
justamente, quería eso: liquidar los símbolos falangistas) y sus reiteradas
muestras de superar a la izquierda “por la izquierda”[18].
Sus peripatéticos gritos (como aquel malhadado de “¡Arriba el hombre!” o
aquel otro de “No queremos el poder, queremos la poesía”, mala copia de
las consignas situacionistas de mayo del 68) se perdieron como ecos arrebatados
de unos vacíos ideológicos que nunca se llenan con aportes de ingenuidad
juvenil[19].
La fugaz trayectoria de FE–JONS(A) demostró varias cosas, entre otras:
1) Que era necesaria una adecuación doctrinal para el tiempo que se iniciaba, no ya con la muerte de Franco, sino con el desarrollismo previo de los años sesenta.
2) Que
esa adecuación doctrinal no podía hacerse mediante la imitación de los usos,
las formas y las consignas de la extrema–izquierda, especialmente si se
pretendía diferenciar la Falange del franquismo, algo que en 1977 empezaba a
tener poco sentido a la vista del desmantelamiento del régimen[20].
3) Que
el activismo compulsivo no es más que un recurso táctico inútil si previamente
no ha definido una estrategia. Nunca, en ningún documento de FE–JONS(A) se
observa nada que pueda ser considerado como un diseño estratégico digno de tal
nombre.
4) Que
los artificios propagandísticos pueden proporcionar huecos en los medios de
comunicación como curiosidades o como ejercicios de excentricidad política,
pero lo que cuenta es la capacidad de sintonizar con algunos problemas de las
masas y lograr su adhesión.
5) Que
no basta con sumarse a la corriente general de un momento dado, añadir un poco
de “sal revolucionaria” y “pimienta activista” para convertirse en una opción
creíble.
Por
todo ello, y a pesar de que en FE–JONS(A) existieran militantes veteranos, el
rasgo que lo caracterizó fue el de grupo juvenil y, por tanto, inmaduro,
incapaz de realizar una mínima adaptación doctrinal coherente, de elaborar un
análisis político objetivo que llevara al enunciado de una línea estratégica
eficiente y realista. En cuanto a su relación con la trayectoria política de
Manuel Hedilla Larrey es fácil de resumir: salvo la presencia de un hijo de
Hedilla en FE–JONS(A), simplemente, no existió nada que les vinculara.
[1] Reaccionarios y golpistas, José Luis Rodríguez, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Madrid, 1994, pág. 100–101.
[2] La sigla no era nueva: existió en los mismos años otro “FSR”, Fuerza Social Revolucionaria, formada también por antiguos falangistas universitarios que hasta hacía poco habían militado en el SEU. El grupo funcionó hasta 1965 y se fundó un par de años antes (1963), lo que lo hace coetáneo del otro FSR. Pero la Fuerza Social Revolucionaria tenía otros planes y obedecía a unas intenciones mucho más concretas. Sus miembros –que debieron ser entre 100 y 200– aspiraban a imitar al castrismo. La mayoría de ellos terminarían retirados a sus negocios y una minoría en la izquierda comunista. El castrismo permitía a un falangista llegar directamente a la experiencia de la guerrilla rural sin pasar por la árida escuela marxista y esto fascinaba en la época también a este lado del Atlántico. Aquel primer grupo formado por José Luis Cortina Prieto y su hermano mayor, Antonio. Era cierto que el caos ideológico de los medios falangistas a finales de los años 50 era indescriptible y los más inquietos seguían las evoluciones del nasserismo e incluso del FLN argelino. Cortina (que entonces utilizaba el alias de “Restarazu” y su hermano el de “Roncal”, ambos de resonancias vascas) se entrenaban en la Casa de Campo en supervivencia en la montaña y preparación física para la guerrilla rural) y recibían formación sobre las distintas corrientes tercermundistas con las que los falangistas se sentían más identificados. Llamaban a la organización “la familia”. El grupo estaba dirigido por los dos Cortina y un tercer personaje, Esteban Sierra Muñiz, que vivía en Francia. Sierra contactó con Julio Álvarez del Vayo, vinculado a los sectores más radicales del exilio republicano: el Grupo Tercera República, el Frente Español de Liberación Nacional y, posteriormente el FRAP. Otro miembro del grupo era Fernando Cadarso, vinculado a los hermanos Cortina. En 1964, en Ciudad Real, durante un reparto de panfletos la guardia Civil había detenido a un grupo de este “FSR” y no había ocurrido absolutamente nada: ni fueron procesados por el Tribunal de Orden Público, ni siquiera se les interrogó apenas, ni por supuesto fueron presionados en ningún sentido, contrariamente a lo que ocurría con todos los detenidos de los partidos de la oposición democrática y algo que era de esperar a tenor del radicalismo del grupo. A partir de ahí algunos miembros del propio grupo empezaron a sospechar que había algo que se les escapaba. Poco después, los dos hermanos Cortina se retiraron de la FSR y esta se deshizo: unos miembros pasaron al FLP, otros al PCE, y la mayoría se fue a casa. Pero, en junio de ese año, la policía detenía al pequeño grupo de Álvarez del Vayo, responsable de haber colocado medio centenar de petardos en Madrid firmados por el FELN. El principal detenido era un tal “coronel Montenegro”, de verdadero nombre Andrés Ruiz Márquez, que después de su proceso –en el que salvó la vida por los pelos– reconoció que le habían atribuido muchos más petardos de los que él había colocado. La noticia de la desarticulación informaba de que en el “piso franco” se había encontrado propaganda del PSOE y de la Unión Democrática Española. Si tenemos en cuenta que los hermanos Cortina, Cadarso y Sierra, volvieron a reaparecer en el juicio por los hechos del 23–F y sus declaraciones fueron descargo al papel de uno de los acusados, el comandante Cortina, hay que ver en todo este episodio de la “FSR” una operación de inteligencia destinada a generar una trampa para lograr localizar a la célula del FELN que operaba en el interior de España. Si éste era el objetivo, la estrategia consistía en crear un señuelo –la “FSR”– compuesto por jóvenes que aspiraban a crear una guerrilla rural en España. A partir de ahí era fácil intuir cómo se desarrollaron las cosas. Véase artículo “El comandante Cortina adiestraba en los años sesenta a un grupo de acción guerrillera de tipo castrista”, Fernando Orgambides, diario El País, 13 de marzo de 1982. Sobre el FELN ver: La oposición al franquismo, 1939–1975, Pierre Conard–Malerbe, Edic. Naranco, 1977, pág. 177 y 21 y también Crónica agitada de ocho años tranquilos 1963–1970, Editorial San Martín, Madrid, 1974, pág. 122 y sigs.
[3] Dentro del caos y de la limitación de material documental que caracteriza a todos estos grupos.
[4] https://es.wikipedia.org/wiki/Frente_Sindicalista_Revolucionario
[5] https://es.wikipedia.org/wiki/Narciso_Perales
[6] José Luis Rubio Cordón, abogado y periodista, profesor de movimientos político–sociales iberoamericanos en la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense, desde muy joven adoptó posiciones “terceristas” (ni capitalistas, ni comunistas, ni favorables al imperialismo norteamericano, ni inclinados hacia la URSS). En su juventud, durante los años cuarenta, había formado unos Grupos de Unidad Hispánica de la que saldría la Asociación Cultural Iberoamericana, junto a Carlos Paris y al poeta José María Valverde. Participó en la fundación del Frente de Liberación Popular. Tras ingresar en el FSR se hizo pronto con el control de la organización para pasar luego al Partido Sindicalista reconstruido durante la transición y luego al Partido de Acción Socialista (PASOC) y terminando su ciclo político en Izquierda Unida. Durante el período en el que militó en el FSR publicó diversas obras en la Biblioteca Promoción del Pueblo de la Editorial XYX de Madrid, sobre autogestión y temática iberoamericana. Falleció en 2008 (Datos extraídos del artículo José Luis Rubio Cordón, su mensaje, Carlos Paris El País, jueves, 4 de diciembre de 2008 y de Un espíritu no colonizado, ABC, del 1 de diciembre de 2008 y José Luis Rubio Cordón: un gigante del espíritu, Antonio Colomer Viadel, Cuadernos Iberoamericanos, nº 128, 2009, págs. 191–194). Publicó su libro Aproximación a la revolución peruana (Editorial Acervo, Barcelona, 1974) sobre la revolución de Velasco Alvarado, con dos prólogos: uno del antiguo líder de la CNT Diego Abad de Santillán y el otro escrito por Narciso Perales. En cuanto al Partido Sindicalista, se constituyó en 1976 para presentarse a las elecciones de junio de 1977 integrado en la Candidatura de Unidad Popular junto con el Movimiento Comunista de España, el Partido Comunista de los Trabajadores y el Movimiento Socialista (Candidatura Unidad Popular, diario Pueblo, 5 de unió de 1977). El partido, obtuvo en 1979 unos resultados magros (0,05% de los votos en todo el Estado) y en 1985 se disolvió pasando Rubio a IU constituida al año siguiente.
[7] Para una idea exacta de la relación entre Narciso Perales y la OAS: A la sombra de Franco, el refugio español de los activistas franceses de la OAS, Gastón Segura Valero, Ediciones B, Barcelona, 2004. Y para algunos aspectos de la OAS que no se mencionan en la obra, véase Notas sobre A la sombra de Franco (la OAS en España), Ernesto Milá, blog Info|krisis, http://info–krisis.blogspot.com.es/2016/04/notas–sobre–la–sobra–de–franco–la–oas.html#more
[8] Salvador Puig Antich, miembro del Movimiento Ibérico de Liberación, condenado a muerte por un oscuro tiroteo en el interior de un portal, en el que resultó muerto un policía. El MIL era un grupo situado a medio camino entre el área marxista–revolucionaria y el área anarquista. Toda su actividad se centró en cometer atracos para editar libros de estas corrientes y apoyar huelgas obreras. Apenas estuvo compuesto por una docena de jóvenes que eran seguidos y controlados por la policía desde meses antes de producirse el tiroteo.
[9] Revista Doblón, nº 85, mayo–junio de 1976, entrevista con el dirigente del FSR, Javier Espinosa.
[10] Detenidos varios anarcosindicalistas presuntamente relacionados con el atentado al Scala, Alfons Quinta, El País, 18 de enero de 1978.
[11] Wikipedia, op. cit.
[12] Quedaría solamente decir que, en diciembre de 1976, el FSR llamó a la abstención al referéndum de la Reforma Política, apelando “al pueblo trabajador para que fortalezca su unidad” y apenas unas semanas después sus restos se integraban en el Partido Sindicalista.
[13] Del que se dice que “por no ser lo que deseaba, abandonaría al poco tiempo” (ídem).
[14] http://www.galeon.com/guiongranada/enlaces269647.html
[15] “Para operar con cierta legalidad se decide la constitución de la Editorial FNAL. Asimismo, se obtiene cierta cobertura también gracias a que Patricio González de Canales era miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Cervantina” (http://www.galeon.com/guiongranada/enlaces269647.html
[16] Bol. inform. FE JONS nº 3, copia de entrevista en revista Personas. Reproducido en Hacia una Historia del FES (III). http://www.rumbos.net/rastroria/rastroria04/Historia_FES_III.htm
[17] Ídem.
[18] Las noticias emitidas por FE–JONS(A) para atraer la atención se fueron volviendo cada vez más irreales: el domingo 28 de mayo de 1978, el diario El País publicaba una noticia titulada: “Falange (Auténtica) investiga la muerte de Onésimo Redondo” en la que podía leerse: “Falange Española de las JONS (auténtica) ha iniciado una investigación para esclarecer las circunstancias de la muerte de Onésimo Redondo. Según Falange (Auténtica), la versión oficial atribuye la muerte de Onésimo el 23 de julio de 1936 en Labajos, a unos milicianos de la columna Mangada, cuando, en realidad, a tenor de ciertos indicios y testimonios recientes que obran en poder de Falange (Auténtica), los responsables de la muerte bien pudieran ser supuestos falangistas”…
[19] “Diario 16, con ocasión de las elecciones de 1978, al encuadrar a FE de las JONS (A) en un epígrafe abierto especialmente para esta organización, como ‘no homologable’” (Wikipedia–Falange Española Auténtica, https://es.wikipedia.org/wiki/Falange_Espa%C3%B1ola_Aut%C3%A9ntica ). Recuérdese lo que hemos dicho en relación a “espacios políticos” y “áreas” en págs. 9–16. Un “área no homologable” es un área que no existía físicamente, por tanto, nada de lo que contuvo puede considerarse como realmente existente...
[20] En aquella época, nosotros mismos que habíamos militado un par de años antes y durante apenas unos meses en el Círculo Doctrinal José Antonio, ya utilizábamos el ejemplo del Agua de Solares, la marca de agua natural más vendida en España durante los años sesenta y que se hundió al aparecer una formación amebiana en su interior hacia 1969. Los ingentes medios económicos utilizados en levantar la marca, no surtieron el más mínimo efecto. La conclusión que se enseña en todas las escuelas de márquetin y que puede aplicarse a FE–JONS(A) es que “cuesta menos crear una nueva marca, que levantar una marca hundida”. El hundimiento de los fascismos, la larga experiencia franquista, el tránsito de la sociedad española del subdesarrollo al consumismo y un largo etcétera de causas, de ser una sociedad agraria a ser una sociedad industrializada, el papel omnipotente de la Iglesia hasta mediados de los sesenta y su progresiva pérdida de vigor a partir de entonces, y un largo etcétera, hacía que la ideología nacional–sindicalista precisara una reformulación y una adaptación a las nuevas condiciones. Eso, o crear una nueva marca. Pero la peor forma de crear una nueva marca es utilizar el mismo logotipo que la antigua y, para colmo, imitar unos sabores que pertenecían a otros productos políticos en circulación. Fue este camino el que adoptó FE–JONS(A).
HISTORIAS
DE LA FALANGE DE IZQUIERDAS (1 de 8) – Introducción
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DE LA FALANGE DE IZQUIERDAS (3 de 8) – El arranque extraño de “la Auténtica”
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DE LA FALANGE DE IZQUIERDAS (4 de 8) – El Manifiesto por la Legitimidad
Falangista
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DE LA FALANGE DE IZQUIERDAS (5 de 8) – FNAL, FSR y distintos experimentos
frustrados
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DE LA FALANGE DE IZQUIERDAS (7 de 8) – La “falange de izquierdas” de Rodrigo
Royo