domingo, 17 de octubre de 2010

La doctrina excéntrica (IV de VI). Las técnicas de Buena Voluntad (Parte A)

Infokrisis.-Los dos vídeos con los que iniciamos este capítulo son elocuentes: el primero es sobre "La Gran Invocación", una especie de "Padre Nuestro de la Nueva Era", redactado por Alice Ann Bailey. Esta "oración" se repite en todos los grupos de la New Age. El segundo vídeo es una muestra de la actividad de los grupos de meditación de Buena Voluntad Mundial (concretamente del grupo valenciano). La lectura del texto ayudará a entender el por qué añadimos estos dos vídeos a modo de ilustración de que las doctrinas de las que hablamos no están muertos, sino que siguen vivas y activas.

Las sectas que tienen algún éxito son aquellos que logran dominar alguna técnica capaz de fascinar el ser humano por no ser habitual o por haberse perdido la memoria de su manejo. Son técnicas muy simples pero que generan efectos inesperados. Hay que leer Las puertas de la percepción de Aldous Huxley para situarse en el atrio de estas técnicas. En ocasiones se trata de la utilización de ciertas drogas psicodélicas, en otras de técnicas de respiración, las hay que remiten a “estados límites” (hambre, cansancio, agotamiento nervioso) y, finalmente, otras se basan en la alteración de las condiciones normales de respiración. Todas las sectas las conocen y las utilizan. De ahí aseguran la fidelidad de sus miembros que creen tener experiencias espirituales cuando se trata solamente de meros trucos de prestidigitación.
1. Los truco de la seudo-espiritualidad
¿Se han preguntado ustedes porqué gente que tiene poco de espiritual, pero que tampoco son individuos fantasiosos, declaran haber “visto a Dios”? Es simple, basta con hacerle respirar una atmósfera pobre en oxígeno y cargada de anhídrido carbónico. Una atmósfera de este tipo es fácil de generar en un pequeño templo o en un oratorio de dimensiones reducidas: basta con que no tenga apenas ventilación, con que haya flores y se quemen inciensos, si hay mucha gente mejor, consumen más oxígeno, y si las paredes están decoradas con símbolos religiosos y chapadas en oro, la visión beatífica queda garantizada. Se trata, además, de que los fieles repitan mantras o jaculatorias incesantemente, frases que, a fuerza repetirlas pierden completamente su significado o… que jamás lo han tenido. Los católicos suelen repetir determinadas oraciones acompañando el rosario y los hare-krishna repiten durante horas el estribillo: “Hare Krishna, hare, hare, Krishna, Krishna, Rama Khrisna, hare, hare, hare Rama, etc.”. Y lo hacen en un ambiente saturado de incienso y de flores, frecuentemente con una alimentación pobre en proteinas. Antoni Gaudí, proclive a los ayunos y a las maceraciones, tenía una frase  genial que resume parte de este proceso: “Contra más de debilita mi cuerpo, más se eleva mi espíritu”. Y sin embargo, no hay en todo esto nada realmente espiritual, sino la aplicación de leyes físicas y un conocimiento amplio de la fisiología humana.
Cuando el cuerpo se debilita mediante todo tipo de prácticas ascéticas y místicas (ayuno, oración, fatiga, trabajo, autocastigos físicos) y cuando se embota el cerebro mediante oraciones y jaculatorias mil veces repetidas –y no digamos si existe el estímulo de alguna droga- aparece la visión beatífica dotada de un increíble realismo y que, para colmo, se puede dramatizar en forma de los estímulos y sugestiones de la secta o de la iconografía presente en la sala donde tiene lugar la experiencia. Si se produce en un pequeño oratorio católico, por ejemplo, el sujeto afirmará que Cristo le ha hablado desde la cruz y si tiene lugar en un templo budista, será el Gran Buda el que se dirija a él.
No hay en todo esto nada de sorprendente por más que a quienes no están avisados y atraviesan por una experiencia de este tipo, les parezca que se han elevado hasta la morada de los dioses. Y para ello solamente les habrá bastado respirar una atmósfera rica en anhídrido carbónico. Lo mismo ocurriría si lo respirásemos directamente de una bombona. No es raro, por ejemplo, que, de tanto en tanto, algunos prácticamente del buceo con escafandra autónoma pasen por experiencias de este tipo. O que determinados sujetos que sufren por algún motivo un ahogamiento, tengan este tipo de visiones, hasta el punto de para algunos raros especimenes, solamente les es posible alcanzar el orgasmo cuando sufren un breve y controlado estrangulamiento.
2. Técnicas fragmentarias y/o perdidas
Pero existen muchas más técnicas de este tipo. Y algunas son más extrañas y todavía ninguna ciencia ha logrado dar ninguna explicación satisfactoria. El único hecho es que tales experiencias existen. En 1973 conocí a uno de los alumnos de Julius Evola, uno de los pocos esoteristas que en el siglo XX estuvieron en condiciones de estudiar primero y enseñar después de manera desinteresada y sin formas grupos orgánicos, las técnicas de ascesis tradicional. Evola –que ha dejado una abundante obra escrita que figura entre las páginas más brillantes del esoterismo europeo del siglo XX- postrado en su silla de ruedas, a partir de mayo de 1945, era un buen conversador y un maestro didáctico y excepcional. Formaba pequeños grupos con los que llamaban a su puerta para aprender las técnicas de ascesis tradicional. Sus clases no eran solamente teóricas, sino los alumnos podían percibir efectos prácticas tan inexorables como una fórmula química en la que si se dan las condiciones requeridas de presión y temperatura, se produce el efecto esperado.
La persona que conocí me explicó en qué consistían las prácticas de Evola. Por ejemplo, Evola sostenía que el pensamiento era capaz de corregir la realidad. Para demostrarlo pedía a sus alumnos que durante una semana se abstuvieran de mantener relaciones sexuales y se ejercitaran en la concentración en un solo punto. Luego, enviaba a cinco o seis de ellos a un autobús con la orden de que se concentraran a partir de determinado punto del viaje en la nuca del conductor y a una orden de uno de los miembros del grupo, “ordenaran” mentalmente al conductor frenar inopinadamente y en seco. Siempre –oígando lo bien, siempre- se producía el efecto esperado. Salvo una vez y por un buen motivo. Uno de los miembros del grupo no había respetado la semana de castidad. Y no sólo eso, sino que no lo había comunicado a sus compañeros y, para colmo, su partener quedó embarazada. Aquel hombre, que hasta ese momento había sido normal, empezó a ver crecer a su hija como la imagen del complejo de culpabilidad de no haber sido capaz de mantener la palabra dada. Aquella hija era el símbolo de su endeblez y de su debilidad. Sufrió graves depresiones en los años que siguieron. Emprender una espiritual es –lo dijo Sommerseth Maughan- tan peligroso como caminar sobre el filo de una navaja.
Evola no daba mucha importancia a técnicas de este tipo[1]. De hecho consideraba que podían ser incluso peligrosas y desviar –por su potencial de fascinación- al aspirante a recorrer una vía metafísica hacia “logros” completamente contingentes. Si utilizada estas técnicas puntualmente era para demostrar a sus discípulos la existencia de fuerzas desconocidas muy alejadas de las registradas por las leyes de la física. Demostraba también que existían nexos entre determinadas formas de ascesis (por ejemplo la castidad) y la producción de estos fenómenos. Y, finalmente, demostraba a través de este tipo de trucos, la existencia de otra forma de pensamiento que no derivaba de las conexiones neuronales y que dada acceso a otra realidad.
3. Cuando el Opus Dei aplica la parapsicología
Julius Evola no era el único que conocía esta técnica. Los miembros del Opus Dei también la practican si hemos de creer a Javier Ropero en su obra Hijos del Opus Dei[2]. El autor escribe:
“Trataremos de otro tipo de sugestión demostrada de manera científica pero que linda casi en los umbrales de la ciencia ficción. Es la sugestión telepática, que podemos definir como el fenómeno mediante el cual una o varias personas pueden influir sobre las actitudes, creencias o comportamiento de otro sujeto a través de una vía mental-telepática. Este fenómeno, lejos de ser una mera posibilidad o una gratuita especulación del autor, es una realidad demostrada por afamadas instituciones científicas de diversos países. La sugestión telepática ha sido especialmente analizada de manera rigurosa en las universidades soviéticas de San Petersburgo[3].
El autor, Ropero, consciente de lo que va a sorprender al lector se preocupa de exorcizar los fantasmas citando testimonios de científicos europeos que consideran posible la transmisión telepática y entre ellos a Einstein, Freud, Alexis Carrel, etcétera. Luego, una vez establecido que no está hablando de locuras, ni de supersticiones, sino de fenómenos muy tangibles, explica:
Teniendo en cuenta los anteriores precedentes históricos, que confirman la posibilidad de que un individuo pueda influir en la conducta de otro a través de una vía telepática, expondremos los factores que, concurriendo en las actividades de proselitismo del Opus Dei, podrían dar lugar a que la telebulia o sugestión telepática sea un hecho cotidiano en la institución. En este sentido hemos de reseñar que, semanalmente, y durante las charlas de formación de los ya socios numerarios, también llamadas círculos breves, se dicta una lista de una media docena de muchachos por cuya vocación al Opus Dei hay que rezar y mortificarse con intensidad durante esa semana. Cada numerario toma cuidadosa nota de esta lista de "pitables" en su agenda (pitar, en la jerga opusdeísta, es hacerse de la Obra. Para más información sobre este tipo de vocablos particulares de la institución el lector puede consultar el apéndice titulado "Glosario de terminología utilizada en el Opus Dei"). El primer joven que figura en la lista es el candidato más próximo a pitar y será el objetivo principal de cada una de las oraciones y las mortificaciones que ofrezcan todos y cada uno de los socios del centro. Es llamativa la absoluta convicción de los numerarios de que si el primero en la lista no pita en un plazo breve es porque en el club no ha habido la suficiente oración y mortificación ofrecidas para que el joven accediese a la crisis vocacional. Cuando esto sucede el director regional de la Obra de San Rafael (la sección del Opus Dei dedicada por antonomasia al reclutamiento de adolescentes) visita al director del centro responsabilizándole de la falta de "vibración apostólica" del club, y éste a su vez arenga a los directores de los círculos para que conminen a todos los numerarios de ellos dependientes a que esa semana se note en el centro un auténtico estallido de oración y mortificación por los pitables. ¿Y qué es lo que sucede? Pues que entonces, de forma inexorable y como si hubiese una auténtica relación de causa a efecto, atribuida por los socios al propio Espíritu Santo, alguno de los muchachos de la lista pasa a ser el "farolillo rojo", la última y flamante adquisición del Opus Dei. Personalmente he sido testigo durante más de seis años de cómo esta situación se repetía una y otra vez, no hallando durante mucho tiempo una explicación natural plausible que excluyese la de la intervención sobrenatural. Estos hechos, aparentemente milagrosos, confirmaban la enseñanza de los directores y del propio fundador de la Obra acerca de que la oración y la mortificación eran, sin lugar a dudas, la forma más eficaz de apostolado.[4]
Mas adelante, el autor prosigue con algunos ejemplos:
Una experiencia muy interesante me fue contada por el mismo experimentador-jefe. Por razones evidentes, no me juzgo autorizado a dar nombres. El experimentador fue un jesuita argentino, un padre destacado en aquel país, especialmente en la enseñanza universitaria. Cierto profesor protestante llevaba a cabo una campaña "dudosa" entre los universitarios. El profesor actuaba con absoluta buena fe, pero era igualmente innegable su aversión por la Iglesia católica. Entonces el padre, con un grupo de universitarios y a título de experiencia, comenzó la maniobra siguiente: todos los días y a la hora en que sabía que el profesor se recogía a descansar, un grupo de veinte congregantes marianos, cada uno en su casa, pensaba con "intención telepatizante" en el profesor en cuestión, tratando de sugerirle que reconsiderase su posición frente al catolicismo. Pues bien, pocos días después, el profesor entraba en tal crisis religiosa que el padre tuvo que mandar suspender inmediatamente la experiencia, pues había peligro de que el profesor quedase afectado de los nervios. Suspendida la experiencia, el profesor consiguió equilibrar su sistema nervioso. (González Quevedo, Oscar: "El rostro oculto de la mente", Santander, Editorial Sal Terrae.)
Personalmente he sido testigo de cómo un amigo fue sometido a tanta presión psicológica, y quizá parapsicológica, durante un viaje organizado a Roma que desembocó, tras el mismo, en un estado febril y de excitación que le obligó a permanecer en cama varios días. Otro amigo mío me relataba que, mientras dormía recostado en el asiento del autobús de regreso de una de estas excursiones organizadas por el Opus Dei, apareció en su mente, durante el sueño, un martilleante estribillo en que se repetía de manera sofocante, una y otra vez: "Reza, confiésate, hazte de la Obra. Reza, confiésate, hazte de la Obra. Reza, confiésate..." Cuando despertó, sobresaltado, dicho estribillo se tomó en el cadencioso ruido que hacía el autobús al rodar sobre el asfalto”.
El efecto telepático aumenta cuando los “emisores” del mensaje se encuentran en un “estado adrenérgico”, en el que, estimulado por la adrenalina, predomina el sistema simpático, lo cual se produce ante las situaciones de urgencia y de miedo. Y esto se consigue cuando los emisores del mensaje telepático tienen tendencia a autoflagelarse, realizarse maceraciones y castigos, utilizando cilicios o cualquier otro instrumento de castigo[5].
Hasta aquí la teoría que, aparentemente, tiene poco que ver con el tema que nos ocupa. Sin embargo, su vinculación es directa. A partir de Alice Ann Bailey, aparece una forma de práctica ocultista inédita hasta ese momento: la creación de un “campo de fuerza” generado por la “escuela”. En el folleto titulado Grupo de Meditación de Buena Voluntad Mundial puede leerse:
“El grupo fue instituido por Buena Voluntad Mundial hace unos treinta años, en respuesta a la urgente necesidad de movilizar la potente energía de la buena voluntad en un momento de crisis mundial. Está compuesto de una amplia variación de gente de diversas razas y nacionalidades. Muchos de los miembros del grupo poseen un entrenamiento superior y prominente en la meditación y han trabajado juntos durante muchos años”[6].
Básicamente, la acción de estos grupos de meditación consiste en:
“colaborar con la meditación, al menos una vez por semana. Tratan de sincronizar sus meditaciones y trabajar los miércoles a las doce del mediodía. El mediodía del miércoles –el punto medio de la semana- es el punto focal de toda la tarea grupal”[7].
4. Lucis Trust y su método de “meditación”
Antes hemos visto, gracias al texto de Ropero, el efecto que seis adolescentes del Opus Dei pueden tener sobre un candidato a “pitar” que se resiste a doblegar su voluntad al grupo. Imaginemos el efecto que puede lograr un grupo de miles de personas –decenas de miles- puesto a meditar en el mismo día, a la misma hora, en todo el mundo. Desde los años cuarenta, Lucis Trust viene realizando una portentosa labor de propaganda, paciente, reiterativa, cuidada, gratuita además, sobre gente predispuesta a ingresar en estos grupos, sensibilizada por temas como “el advenimiento de la nueva era”, “el bienestar de la humanidad”, “trasmitir la energía del Amor”, “el Amor en acción”, etc. Imaginemos el efecto que estas decenas de miles de personas puede tener si la meditación se realiza sobre tal o cual líder político. Podría ocurrir incluso que el resultado de una meditación de este tipo fuera mínimo si el sujeto en cuestión sobre el que se focaliza tiene una fuerte constitución interior: si está dotado de una ideología arraigada en la médula de su personalidad, si tiene criterios y valores bien asentados, si es una persona de un buen bagaje cultural, en una palabra, si tiene raíces culturales. A fin de cuentas es posible que tengan razón los ocultistas en este terreno y que la energía puesta en acción sea como cualquier otro fluido: que solamente es capaz de ocupar espacios vacíos, pero no volúmenes previamente ocupados.
Zapatero es un páramo cultural. Se ignora sus gustos, sus aficiones, sus lecturas, qué tipo de cine le gusta, en qué emplea su tiempo libro, de qué forma colma su odio. Se sabe sólo que le gusta el fútbol y poco más. Nunca habla de sus autores de cabecera –todos los que leemos, los tenemos, de la misma forma que todos los que vamos al cine seguimos la obra de tal o cual director- ni realiza citas prácticamente de nadie. Su discurso doctrinal es plano, sin matices, repitiendo siempre las mismas ideas implícitas en el documento redactado en León cuando presentó en sociedad su candidatura. Nunca ha sido capaz de ir más allá y ni siquiera sus asesores, ministros y miembros de la ejecutiva del PSOE, han sido capaces de aportar algo y de reconocer alguna fuente doctrinal. Se diría que están hechos a troquel a imagen y semejanza del páramo cultural que es ZP.
De Felipe se sabía que empleaba el tiempo libre en una actividad tan relajante como los bonsáis y tenia amistades sólidas en el mundo de la cultura; de Guerra que oía a Malher y leía a Gertrud Stein. Almunia tiene una formación estricta de izquierdas y otro tanto cabe decir de José Borrell. Además de dedicarse a la política leen, su base cultural es buena o inmejorable (tal era el caso, por ejemplo de Luis Boyer, cuya base cultural era muy superior a su habilidad política). Zapatero, insistimos, es un páramo hasta el punto de que cabe decir que resulta peligroso un presidente del gobierno que ignora lo esencial de las corrientes de pensamiento de su tiempo y que no tiene formación en profundidad en ningún terreno, ni siquiera una formación general sólida y con un nivel aceptable. Zapatero no habla de economía, simple y sencillamente porque es lerdo en economía y esto se sabe suficientemente desde que Jordi Sevilla le “apuntaba” sus intervenciones en el Congreso de las Diputados… Pero ¿de qué habla Zapatero? Habla de igualdad, habla de derechos humanos, habla de solidaridad, habla de pacifismo, habla de progreso y habla de tolerancia… nada más.  Y esto, para un político –y para un ser social- es poco porque implica una limitación mental casi escandalosa e intolerable para alguien que ostenta responsabilidades públicas que debe tener elementos para juzgar situaciones. Zapatero carece de tales elementos y en su imaginario individual tan sólo hay algunas “sugestiones” a partir de las cuales analiza la realidad. Pero, en todo momento, da la sensación de no entender nada de geopolítica, carecer de conocimientos históricos más allá de los dados por el bachillerato, tener muy poca visión sociológica, y no disponer absolutamente de ninguna visión antropológica. Entonces ¿de dónde ha extraído “sus” ideas?
5. El “milagro” del “pensamiento positivo”
La respuesta que estamos dando es: es posible que no las haya extraído de ningún sitio, es posible que le hayan sido injertadas desde fuera. ¿Por quién? Por los grupos de Buena Voluntad Mundial surgidos de la obra de Alice Ann Bailey? Es posible, de hecho si los hemos mencionado aquí es porque existe una similitud tal entre las obsesiones de estos grupos y los temas mil arquetípicos del presidente del gobierno que, a poco que se realizan las comparaciones, es imposible negar la similitud. La obra de Alice Ann Bailey es más antigua, por tanto hay que pensar que es la matriz que se ha trasladado a otras personas… ¿cómo Zapatero? Sí, como Zapatero.
Algunas de las reacciones de Zapatero son absolutamente elocuentes. Él, que se ha definido como un optimista antropológico, cree saber que generar optimismo respecta a una situación por caótica que sea, puede contribuir a mejorarla. Durante medio año desde principios de 2008 hasta el verano de ese año, ha estado repitiendo por activa y por pasiva que no existía crisis económica. Como ya hemos dicho, algunos, a la vista de los datos objetivos y de la situación económico-social del país, estuvimos durante un tiempo convencidos de que se trataba solamente de un ardid pre-electoral: una vez cerradas las urnas, Zapatero adoptaría medidas paliativas de la crisis… y así pasaron otros cuatro meses con un gobierno practicando el arte de Don Tancredo cuando ya no había elecciones a la vista en veinte meses. Y eso era lo más grave: que no se trataba de un ardid electoral ¡sino que realmente Zapatero estaba firmemente convencido de que no había crisis económica! Finalmente, en una de las habituales frases que se deslizaban por las ondas cuando creía tener el micrófono cerrado –y no lo estaba- puedo oírse la naturaleza de su razonamiento: “Es que hay que expandir optimismo”. El optimismo, en esta óptica, modela a la realidad: si todo un país cree en sus posibilidades y en la inexistencia de una crisis por delante… ese país no soportará crisis alguna y saldrá airoso. Son las virtudes de lo que se ha dado en llamar “pensamiento positivo”. Evita toda negatividad y vivirás plenamente el pensamiento positivo que modelará en torno tuyo una realidad no menos positiva… tal es la ensoñación zapaterista. Pero ¿realmente es exclusivamente zapaterista? En absoluto.
Puede leerse en el folleto que hemos comentado de Buena Voluntad Mundial:
“El Grupo de Meditación de buena Voluntad es una actividad de servicio para las personas que creen en el poder del pensamiento, porque su trabajo toma lugar estrictamente en el plano mental. El poder del pensamiento es ahora aceptado como una realidad y citas tales como: “la energía sigue al pensamiento” o “como un hombre piensa en su corazón, así es él”, son frecuentemente escuchadas. En verdad, la energía sigue al pensamiento y la energía de la buena voluntad no es una excepción. La mente es, de hecho, un mejor portador de la potencialidad de la buena voluntad que las emociones”.
Todo estas ideas fueron precursores del movimiento que se ha dado en llamar New Age y que, en buena medida, es un conglomerado de técnica de autoayuda, terapias psicológicas heterodoxas, que parten de la base de que el pensamiento crea la realidad y si este pensamiento es positivo la realidad será inevitablemente positiva. En los últimos veinte años miles de libros de “autoayuda” han invadido el mercado. Todos nos hablan del mismo lugar común: la energía sigue al pensamiento, el pensamiento crea la realidad, hasta el punto de hacer posible lo que en buena lógica sería imposible. Las técnicas terapéuticas y psicológicas de la Nueva Era caminan todas en la misma dirección: “tu pensamiento puede salvarte de una realidad miserable, a ti enfermo, a ti desheredado, a ti, pobre diablo”. Los cursos que constantemente se imparten sobre terapias newagers tienden todas a rectificar el hilo de lo inevitable mediante el recurso al pensamiento positivo. Los enfermos sanan porque tienen voluntad de sanar, aun cuando tengan cárceles terminales que impliquen destrucción de tejido, los mentalmente inestables alcanzan estadio de apaciguamiento de la mente, incluso los que buscan fortuna tienen a su disposición métodos para transformar su ambición y su voluntad de dominio económico en algo tangible. Los libros de Napoleón Hill le ayudarán en ese menester… La Nueva Era es, así pues, una mezcla de terapias voluntaristas que pretenden rectificar la realidad mediante el recurso de la energía generada por el pensamiento positivo.
¿Y qué es el zapaterismo? Justamente eso, no es otra cosa, es eso, tristememente eso y nada más que eso. Un intento de engañar a la realidad, forjando un pensamiento positivo “nacional” (por eso  llegó a sostener Zapatero que afirmar que estábamos ante una crisis económica era, simplemente, antipatriota) que genere fuerzas y energías suficientes… para remontar la crisis. Es infantil, ingenuo, torpe y absurdo, pero no hay otra explicación. El problema es que ese “pensamiento positivo” no está ejercido por un ama de casa cincuentona, deseosa de vivir últimas experiencias excitantes y esforzándose en generar pensamientos positivos que conduzcan en esa dirección… sino por un señor presidente del gobierno del que depende el destino de 44.000.000 de ciudadanos y residentes. Cuando se tiene la responsabilidad de mantener un hogar y educar a unos hijos, uno puede permitirse ciertas frivolidades como creer que el pensamiento crea la realidad… cuando es la realidad la que induce tal o cual forma de ver la vida, o al menos así debería de ser. Pero cuando se dirige un país, no estamos ante una frivolidad inofensiva, sino ante una incompetencia monumental que corre el riesgo de arruinar a toda una comunidad y enfangarla durante una generación.
Hay algo en el pensamiento de Zapatero que remite constantemente a los niveles más simples y a los conceptos más esquemáticos del movimiento de la New Age o Nueva Era. Se trata de un movimiento polimorfo en el que, frecuentemente, lo mejor da la mano a lo peor y donde las más altas cotas del pensamiento de finales del siglo XX se codean con las supersticiones más zafias surgidas de la fetidez teosófica de finales del XIX. Es evidente que no se pueden comparar los escritos de Rupert Sherdrake, Marilyn Ferguson, o Fritjof Capra, con las divagaciones de Carlos Castaneda y de sus discípulas, las elucubraciones de los “contactistas” (que afirman recibir mensajes de otros planetas y que no son más que espiritista reciclados), por videntes y profetas del tres al cuarto y por “terapias” de las que bastante suerte hay si se sobrevive a ellas. Pero la “nueva era” destila un aroma específico que se encuentra presente, no sólo en el pensamiento sino en los actos de Zapatero.
En nuestra opinión esa insistencia suya en el optimismo antropológico y en el pensamiento positivo, no deriva de su propia cosecha. Como tampoco “sus ideas” son verdaderamente suyas: subyacen en las cloacas de la “new age”. Ya hemos visto como han podido llegar hasta Zapatero: o bien por lecturas propias (¿quien no ha recibido alguna vez un libro de autoayuda como regalo o no ha conocido a alguien que se lo haya pasado o que comparta estos criterios?) o bien inducido por técnicas practicados por los grupos surgidos de la obra de Alice Ann Bailey. Poco importa, el caso es que si el pensamiento de Zapatero se parece a alguna forma de pensamiento hoy viva, es a la new age. Allí han ido a parar co-masones teosóficos, feministas místicas, homosexuales que aspiran a hincar su legitimidad en la idea del andrógino platónico y, ocultistas de todos los pelajes, sectarios varios que en sus actividades cotidianas practican las mismas técnicas de inducción telepática y en cuyo seno late desde los años 70 el mismo espíritu del que hizo gala Zapatero desde que emergió como diputadillo de provincias. Es difícil despreciar este vínculo inexistente alegando simplemente la palabra “imposible”: lo verdaderamente imposible es que esté gobernando nuestro país alguien con un bagaje de ideas tan miserable y con una calidad cultural propia de un páramo. Hasta ahora no hemos hecho más que interrogarnos sobre el origen y las fuentes de ese pensamiento. En este capítulo hemos dado una vuelta de tuerca. No es la última.
© Ernesto Milá – Infokrisis – Infokrisis@yahoo.es – http://infokrisis.blogia.com


[1] En la obra colectiva dirigida por Evola y firmada por el Grupo de Ur titulada Introduzione alla magia in tanto scienza del Io, pueden leerse en algunos de los ensayos en los que está dividida esta obra técnicas similares que oscilan desde la danza del vientre a la iniciación en los misterios paganos. Cf. Introduzione alla Magia, Edizioni Mediterranee, Roma 1980, tres volúmenes..
[2] El libro está agotado desde 1997, pero existe una edición en Internet que, como otras obras sobre el Opus Dei, puede “bajarse” de esta web: http://www.opusdeilibros.com
[3] Op. ciot., pág. 118
[4] Op. cit., pág. 121.
[5] (Cfr. Andrija Puharich: "Beyond Telepaty". Double Day & Company, Garden City, Nueva York, 1964.)

[6] Cf. Grupo de Meditación de Buena Voluntad – folleto sin fecha de aparición – figuran como direcciones: 1, rue Varembé (3è) – 1211 Ginebra 20 – Suiza. – pág. 1-2.
[7] Op. cit., pag. 2-4