viernes, 15 de octubre de 2010

Artículos sobre partidocracia. (II de V). ¿Qué clase política tenemos?

Infokrisis.- Entre voto nulo, voto en blanco y abstención, en las últimas elecciones de mayo se ha llegado al 55% en algunas zonas significativas (ciudad de Barcelona). Nuestro sistema político no es una democracia… degenera vertiginosamente hacia una "partidocracia plutocrática". Pasen y vean.

1) Plutocracia: el poder del dinero


"Plutokratia", en griego, literalmente, "gobierno de los ricos". Los buenos negocios se hacen a la sombra del poder. No es democrático, pero es real. Mientras las clases medias están acogotadas a impuestos y ven sus ingresos limitados, el poder gobierna para favorecer las grandes acumulaciones de capital. Bastó una tarde para que el gobierno modificara la ley que rige las OPAs para favorecer a Gas Natural. Ese mismo gobierno precisa crear una "comisión" para resolver su problema y el mío…

2) Vivimos una partidocracia

Democracia es el "poder del pueblo". Partidocracia es el "poder de los partidos". Nuestra democracia está constituida de tal manera que se permite votar al ciudadano una vez cada cuatro años y decidir con ese acto su futuro. Con listas electorales cerradas y bloqueadas, sin recurso al referéndum y a la democracia directa, los partidos tienen todo el poder a cambio de un acto banal que para ellos justifica cualquier acción que puedan cometer durante cuatro años. Pues bien, eso no es una democracia, es una partidocracia.

3) Donde Plutocracia y partidocracia se encuentran

Los "plutócratas" no pierden el tiempo en la gestión de la cosa pública, simplemente gobiernan indirectamente a través de una pieza interpuesta: las cúpulas de los partidos. Es una joint-venture: la clase política no está formada por multimillonarios, sino por ambiciosos con esperanzas de convertirse en multimillonarios. Estos ambiciosos enarbolan programas e ideas políticas que les permiten tener un perfil propio en función del cual recaudar votos. Los programas y las ideas importan poco a una clase política, por definición, ambiciosa y sin principios.

4) Los intereses del ciudadano tienen poco que ver con los partidos

El principio esencial de la ciencia política desde Platón  que nuestros gobernantes no confiesan es: "Ningún político gobierna contra sus propios intereses". O dicho de otra manera, la clase política gobierna en defensa de sus intereses. Si yo "reparto", yo pierdo. ¿Para qué voy a repartir si soy un ambicioso con vocación de plutócrata? Estos razonamiento ocultos hacen que, en la práctica, el único beneficiario de la gestión de la clase política sean esa misma clase política y la plutocracia, por delegación de la cual gobiernan.

5) Se amplía la brecha entre "país oficial" y "país real"


Estos procesos generan obviamente una brecha cada vez más amplia entre el "país oficial" (representado por la clase política, las instituciones, los distintos organismos de poder y las administraciones) y el "país real" compuesto por los ciudadanos que están al margen de las redes de influencias, que viven ajenos a la plutocracia y al clientelismo de los partidos políticos. "Si este sistema no vela por mí… yo no tengo nada que ver con este sistema", tal es el razonamiento que lleva a masas cada vez más amplias a la abstención, pero también a la defraudación fiscal, al falseamiento de partes de baja, a la ocultación de beneficios y rendimientos, etc.

6) Crisis de autoridad

Cuando el ciudadano media se insolidariza con la clase política, lo que está haciendo es ejercer su derecho a la objeción de conciencia frente al Estado. Los niveles de abstención son tan altos que los cargos electos tienen "autoridad nominal", pero no "autoridad real": ¿Qué autoridad va a tener el Ayuntamiento de Barcelona elegido con el 22% de los votos de los ciudadanos? Una Generalitat que está más preocupada por demostrar que hay malos tratos en algunas comisarías de los Mossos d’Esquadra en lugar de detener a los cacos ¿qué autoridad puede argumentar? Solamente un Estado que sirve eficazmente a los ciudadanos en lugar de servirse de los ciudadanos puede exigir respeto y autoridad.

7) Vacío representativo

Los problemas que debe afrontar el ciudadano medio cada vez son mayores, pero la eficacia de la administración y del Estado es cada vez menor. "Yo no sé quien es "mi diputado", no sé a quien tengo que exigir mis derechos y exponer mis problemas. Una administración me envía como una pelota a la otra, no existe un "centro de imputación", si mi barrio se queda sin luz cuatro días, lo único claro es que cada nivel de administración, hecha la culpa a otro o a los operadores". Los diputados no parecen estar dispuestos a escuchar las quejas de los ciudadanos, sino tan solo interesados en mejorar su posición dentro del partido, salir en la foto y ser reelegidos. La constitución prevé la figura del "defensor del pueblo" como sumidero para este tipo de problemas. Lo peor no son los índices insoportables de abstención, voto nulo y en blanco… lo peor es que los escaños están vacíos en la mayor parte de las sesiones parlamentarias. Los diputados van sólo a votar y lo hacen sin saber, en casi todos los casos -sino en todos
- que es lo que votan.

8) Conclusión: Quiebra de la partidocracia, quiebra de la democracia

Este proceso es difícilmente cuestionable y entraña un riesgo inaceptable: la desvalorización del actual sistema político, puede suponer para algunos el rechazo de cualquier forma de democracia. Por eso nuestro análisis ha partido del hecho de que vivimos una forma degradada de democracia caracterizada por dos fenómenos paralelos y retroalimentados: partidocracia y plutocracia. La sinergia entre estas formas ha terminado por restar contenidos democráticos al sistema político español. Es preciso regenerar el sistema político o estaremos creando el caldo de cultivo para la irrupción de totalitarismos. Resulta curiosa la simpatía con la que el gobierno ZP contempla al gobierno venezolano y su tendencia a limitar la libertad de expresión… Pues bien, allí en Venezuela el totalitarismo está en gestación.

Pim-pam-pum al político: 8 acusaciones muy reales
1) Psicopatón: El político tiene una enfermiza voluntad de poder y de protagonismo, una ambición desmesurada, alta capacidad de simulación y falta de empatía con la población, rasgos demasiado próximos a la definición clínica del psicópata.

2) Corrupto: El político vive de los dineros públicos, cada decisión del político genera beneficiarios y perjudicados, el político corrupto procura sacar partido ilegal o ilegítimamente de cada situación.

3) Oportunista: El político defiende intereses, no ideas, ni programas, ni principios. Cambia de ideas o de programas según convenga. Es cierto que hay políticas "progres" y "regres"… por eso el "centrismo" es más cómodo.

4) Manipulador
: El político cree que la población es una masa de borregos a los que puede llevarse a cualquier lugar que uno se proponga, incluso al matadero, todo basta con saber manipularla convenientemente y modelarla como al barro.

5) Megalómano
: Aspira a pasar a la historia. Quiere ser adulado hoy, pero también después de muerto. Contra más megalómano es un político, más mesiánico se muestra. Es peligroso en tanto que carece de sentido de la medida.

6) Previsible: El político asume un rol del que no sale ni durante sus sueños. Las contestaciones que va a dar en cada rueda de prensa son previsibles, el doble lenguaje que manejan suele ser tan burdo que resulta ofensivo para la inteligencia.

7) Ambicioso: El empresario se juega su dinero, el político juega con el dinero del Estado, el de todos. Ha entendido que los grandes negocios se deciden a la sombra del poder y quiere poner las manos en el poder para "pillar".

8) Inmoral: adulador (quien no es pelota no asciende en el partido), oportunista hace en cada comento lo que le conviene), demagogo (no dice lo que hay que decir sino lo que el público quiere oír), sin principios ("mi principio es mi beneficio").


EEUU como ejemplo para la clase política española
El proceso degenerativo de la democracia y de la clase política democrática no es nuevo, EEUU, primera democracia mundial, es también el país en el que todo esto está llegando más lejos. No es raro de que en Europa las clases políticas nacionales experimenten cierta fascinación por el poder tal como está concebido en EEUU. El poder político en EEUU funciona con estos parámetros:

1) Poder dinástico: el poder está en manos de "dinastías capitalistas", frecuentemente de origen WASP.

2) De espaldas al pueblo, de frente a sus negocios:
las inundaciones de 2005 en Nueva Orleáns demostraron que al poder no le importa la suerte de su pueblo.

3) El ciudadano sacrificable
: el 11-S (FBI y demás servicios sabían, sino instigaron, el crimen), o la guerra de Irak muestran que el poder no duda en sacrificar ciudadanos.

4) Carece apoyo social real: su apoyo es institucional y deriva de la inercia de unas tradiciones democráticas que hoy son una corteza sin vida.

5) Carece de autoridad real: la coerción es la única forma de obediencia social, la población acepta esta situación con resignación.

6) El poder presidencial representa grupos de intereses: el complejo militar-industrial, la industria petrolera, los lobbys, pero no el interés del ciudadano medio.

7) Mediocridad absoluta
: los últimos presidentes de los EEUU desde los años 60, muestran que cualquier patán puede estar al frente del país.

(c) Ernesto Milá - infokrisis - infokrisis@yahoo.es - http://infokrisis.blogia.com - Prohibida la reproducción sin indicar origen