Buscando otros artículos que escribí hace años he encontrado este que apareció en una revista de crímenes y misterio. El artículo se publicó en 2001 era una reinterpretación del llamado "crimen de Pedralbes" que tuvo lugar en 1974 y alarmó a la alta sociedad barcelonesa. Aprovechamos, con la excusa del crimen, hablar de otros sucesos macabros que tuvieron lugar en aquella época y, especialmente, de la situación social de la Barcelona (que fue y no volverá a ser) de aquellos años.
ARCHIVO DEL CRIMEN
MATRIMONIO ASESINADO POR UN PSICOPATA
EL CRIMEN DE PEDRALBES
EL CRIMEN QUE CONMOCIONO A LA ALTA SOCIEDAD
MATRIMONIO ASESINADO POR UN PSICOPATA
EL CRIMEN DE PEDRALBES
EL CRIMEN QUE CONMOCIONO A LA ALTA SOCIEDAD
Pocos crímenes causaron tan honda impresión en todo el país como el que tuvo lugar el 4 de mayo de 1974 en un chalet de Pedralbes, barrio adinerado de Barcelona. La frialdad y la falta de motivos del asesino se unieron a su carácter de psicópata. El hecho de que Gonzalo Herralde hiciera una película-reportaje, estrenada con gran éxito de público y de la crítica, “El asesino de Pedralbes”, contribuyó a aumentar la fama de este crimen que figura entre los más sangrientos de la crónica negra del tardo-franquismo.
“El Caso” titulaba así su crónica: “Marido y mujer fueron acribillados a puñaladas en el lecho conyugal”. En el estilo ampuloso pero elegante de la época se describía lo sucedido: “Un doble asesinato sanguinario y brutal que parece haber sido concebido minuciosamente y llevado a cabo por un criminal cegado por el odio, ha sido descubierto a primera hora de la mañana del sábado día 6 en Barcelona”. Así era, en efecto. En el número 5 de la calle Juan de Alós, un lujoso chalet unifamiliar, cuyas paredes estaban casi completamente cubiertas por la hiedra la asistenta había encontrado a primera hora de la mañana los cuerpos sin vida de sus propietarios.
Se trataba de Juan Roig Hospital y su esposa, María Rosa Recolons Morer, de 50 y 44 años respectivamente. El primero era químico y tenía una productiva industria de jabones y abonos nitrogenados. Ambos eran titulares de jugosas cuentas corrientes muy bien saneadas. Quienes los conocieron en la época y sus vecinos que aun los recuerdan, los describen como personas amables, en absoluto dotadas de esa prepotencia que suelen tener los afortunados. Ni siquiera en el curso de sus negocios profesionales, se habían creado enemigos. Ambos eran profundamente religiosos y a pesar de no tener hijos, llevaban una vida familiar estable y sin puntos oscuros. La esposa, Rosa Recolons financiaba parte de los gastos de la guardería infantil Can Caralleu y otras obras de caridad.
¿Quién podía querer asesinarles? ¿Era posible que aquella pareja tuviera algún enemigo? Lo absurdo e inexplicable del crimen generó una situación de tensión y ansiedad especialmente en la parte alta y adinerada de Barcelona. En efecto: si habían asesinado al matrimonio Roig, a ellos cuya bondad era suficientemente conocida, ¿qué podían temer aquellos de sus vecinos implicados en operaciones especulativas, negocios agresivos y que se han pasado media vida generando enemistades y enemigos? A partir del doble crimen de los Roig empezaron a generalizarse los guardias privados y los sistemas de seguridad en las fincas más lujosas de la ciudad.
“El Caso” titulaba así su crónica: “Marido y mujer fueron acribillados a puñaladas en el lecho conyugal”. En el estilo ampuloso pero elegante de la época se describía lo sucedido: “Un doble asesinato sanguinario y brutal que parece haber sido concebido minuciosamente y llevado a cabo por un criminal cegado por el odio, ha sido descubierto a primera hora de la mañana del sábado día 6 en Barcelona”. Así era, en efecto. En el número 5 de la calle Juan de Alós, un lujoso chalet unifamiliar, cuyas paredes estaban casi completamente cubiertas por la hiedra la asistenta había encontrado a primera hora de la mañana los cuerpos sin vida de sus propietarios.
Se trataba de Juan Roig Hospital y su esposa, María Rosa Recolons Morer, de 50 y 44 años respectivamente. El primero era químico y tenía una productiva industria de jabones y abonos nitrogenados. Ambos eran titulares de jugosas cuentas corrientes muy bien saneadas. Quienes los conocieron en la época y sus vecinos que aun los recuerdan, los describen como personas amables, en absoluto dotadas de esa prepotencia que suelen tener los afortunados. Ni siquiera en el curso de sus negocios profesionales, se habían creado enemigos. Ambos eran profundamente religiosos y a pesar de no tener hijos, llevaban una vida familiar estable y sin puntos oscuros. La esposa, Rosa Recolons financiaba parte de los gastos de la guardería infantil Can Caralleu y otras obras de caridad.
¿Quién podía querer asesinarles? ¿Era posible que aquella pareja tuviera algún enemigo? Lo absurdo e inexplicable del crimen generó una situación de tensión y ansiedad especialmente en la parte alta y adinerada de Barcelona. En efecto: si habían asesinado al matrimonio Roig, a ellos cuya bondad era suficientemente conocida, ¿qué podían temer aquellos de sus vecinos implicados en operaciones especulativas, negocios agresivos y que se han pasado media vida generando enemistades y enemigos? A partir del doble crimen de los Roig empezaron a generalizarse los guardias privados y los sistemas de seguridad en las fincas más lujosas de la ciudad.
EL DESCUBRIMIENTO DEL CRIMEN
El impresionante dogo que guardaba la casa, no ladró aquella noche del viernes al sábado. El matrimonio Roig había invitado a unos viejos amigos a cenar a su casa y habían prolongado la veladas hasta las 12:30. A la mañana siguiente, la doncella Angeles Vaquero, de apenas 21 años, entró como era su costumbre en la alcoba del matrimonio con el desayuno.
El espectáculo que se abrió ante ella era dantesco: el lecho estaba cubierto con grandes manchas de sangre. El matrimonio estaba cubierto con la manta hasta el cuello, pero ésta se encontraba completamente impregnada de sangre; con su elegante estilo “El Caso” explicaba: “Marido y mujer permanecían con la inmovilidad de la muerte, cubiertos hasta el cuello con los edredones blancos, ahora maculados de rojo”.
ASESINADOS CON ENSAÑAMIENTO
El matrimonio mostraba grandes heridas en el rostro y el médico no pudo hacer más que certificar la defunción, cuando la policía ya había llegado al lugar de los hechos. Luego llegó el titular del Juzgado de Instrucción nº 7 y el forense. En la parte derecha de la cama matrimonial, Don Juan Roig, descansaba sobre el costado izquierdo, con el brazo derecho extendido. Su esposa, estaba tendida en el lado izquierdo, boca arriba, con los brazos plegados y las manos cruzadas sobre el pecho.
Desde el principio no hubo ninguna duda de que habían sido atacados mientras dormían. Ni una cerradura estaba forzada. Las puertas que fueron abiertas para perpetrar el crimen, se cerraron una vez cometido. Era evidente que el asesino era alguien conocido de la familia con acceso a las llaves. No faltaba dinero, ni joyas, ni se veía nada removido y registrado. Pero la ferocidad del crimen llamó la atención a los investigadores. Solo un psicópata podría haber ocasionado aquella carnicería.
El asesino sorprendió a los Roig cuando dormían, les arrancó la colcha y las sábanas y los apuñaló a ambos en el cuello, pecho y abdomen. Debió ser tan rápido que ni siquiera pudieron incorporarse a pedir auxilio. Al parecer el marido había intentado detener los golpes cogiendo el cuchillo con la mano derecha que presentaba en la palma profundos cortes.
Pero la cosa no acabó ahí: una vez en estado agónico, el asesino se ensañó destrozándoles el rostro practicando profundos cortes con el mismo cuchillo. Eran las “marcas del odio” propias de los crímenes cometidos por psicópatas.
EL CHOFER JOSE LUIS CERVATO
La investigación policial fue fácil: el asesino había dejado sus huellas por todas partes. Si estaba fichado era solo cuestión de horas identificarlo. Y los funcionarios del Grupo Quinto de la Brigada de Investigación Criminal no tardaron en hacerlo. Aun antes de tener los resultados de las huellas dactilares, tenían claro que había que buscar en el entorno de las víctimas. Los pocos sospechosos, pronto se redujeron a uno solo: José Luis Cervato Goig, de entonces 34 años, soltero, natural de Alicante, sin domicilio fijo y, por lo que se sabía, en una pensión de la travesera de Gracia 301 en Barcelona, donde solo iba a dormir.
En enero de 1974 una agencia de colocación le proporcionó trabajo como chofer en casa del matrimonio Roig. Según la declaración del propio Cervato, a poco de entrar en el hogar de los Roig, empezó a sentir un odio creciente e irreprimible hacia la esposa. “El Caso” lo explica de forma particularmente ilutrativa: “La pobre doña María Rosa, rica, querida por todos, alta, bien formada, guapa, llena de salud y de bondad que resplandecía en su rostro. Todo ello creó un fondo insoportable de envidia en el homosexual feo, semicalvo, malvado y desprovisto de bienes de fortuna”...
Al parecer fue precisamente la esposa la que percibió esta hostilidad, aun a pesar de que empezó de chofer y terminó de mayordomo. El propio Sr. Roig lo despidió a los pocos meses cuando comprobó el carácter problemático de Cervato. El 17 de abril, recibió su última paga, la liquidación y se marchó con su rencor y... una copia del juego de llaves que hizo subrepticiamente. La premeditación era evidente.
Lo que hizo Cervato entre el 17 de abril y el 4 de mayo es un misterio. Paseaba por el Barrio Chino e iba obsesionándose cada vez más con la posibilidad de asesinar a Rosa Recolons. Luego se supo que Cervató sufría una paDía tras día este impulso homicida fue creciendo hasta que, finalmente, el 3 de mayo compró en los Encantes un impresionante machete de 18 cm, que afiló cuidadosamente durante horas. Compró igualmente ropa negra y alquiló en SEAT 850 diciendo que tenía que desplazarse a Tarragona. Recorrió con el coche la distancia equivalente por las calles de la ciudad y, tras ver en un cine del Paseo de Gracia, una película sobre Jack “el Destripador”, luego merodeó por las inmediaciones de la finca hasta que todas las luces se apagaron. Saludó al perro que le conocía bien y se deslizó por las habitaciones hasta llegar al dormitorio. Lo que sucedió después ya lo sabemos.
El impresionante dogo que guardaba la casa, no ladró aquella noche del viernes al sábado. El matrimonio Roig había invitado a unos viejos amigos a cenar a su casa y habían prolongado la veladas hasta las 12:30. A la mañana siguiente, la doncella Angeles Vaquero, de apenas 21 años, entró como era su costumbre en la alcoba del matrimonio con el desayuno.
El espectáculo que se abrió ante ella era dantesco: el lecho estaba cubierto con grandes manchas de sangre. El matrimonio estaba cubierto con la manta hasta el cuello, pero ésta se encontraba completamente impregnada de sangre; con su elegante estilo “El Caso” explicaba: “Marido y mujer permanecían con la inmovilidad de la muerte, cubiertos hasta el cuello con los edredones blancos, ahora maculados de rojo”.
ASESINADOS CON ENSAÑAMIENTO
El matrimonio mostraba grandes heridas en el rostro y el médico no pudo hacer más que certificar la defunción, cuando la policía ya había llegado al lugar de los hechos. Luego llegó el titular del Juzgado de Instrucción nº 7 y el forense. En la parte derecha de la cama matrimonial, Don Juan Roig, descansaba sobre el costado izquierdo, con el brazo derecho extendido. Su esposa, estaba tendida en el lado izquierdo, boca arriba, con los brazos plegados y las manos cruzadas sobre el pecho.
Desde el principio no hubo ninguna duda de que habían sido atacados mientras dormían. Ni una cerradura estaba forzada. Las puertas que fueron abiertas para perpetrar el crimen, se cerraron una vez cometido. Era evidente que el asesino era alguien conocido de la familia con acceso a las llaves. No faltaba dinero, ni joyas, ni se veía nada removido y registrado. Pero la ferocidad del crimen llamó la atención a los investigadores. Solo un psicópata podría haber ocasionado aquella carnicería.
El asesino sorprendió a los Roig cuando dormían, les arrancó la colcha y las sábanas y los apuñaló a ambos en el cuello, pecho y abdomen. Debió ser tan rápido que ni siquiera pudieron incorporarse a pedir auxilio. Al parecer el marido había intentado detener los golpes cogiendo el cuchillo con la mano derecha que presentaba en la palma profundos cortes.
Pero la cosa no acabó ahí: una vez en estado agónico, el asesino se ensañó destrozándoles el rostro practicando profundos cortes con el mismo cuchillo. Eran las “marcas del odio” propias de los crímenes cometidos por psicópatas.
EL CHOFER JOSE LUIS CERVATO
La investigación policial fue fácil: el asesino había dejado sus huellas por todas partes. Si estaba fichado era solo cuestión de horas identificarlo. Y los funcionarios del Grupo Quinto de la Brigada de Investigación Criminal no tardaron en hacerlo. Aun antes de tener los resultados de las huellas dactilares, tenían claro que había que buscar en el entorno de las víctimas. Los pocos sospechosos, pronto se redujeron a uno solo: José Luis Cervato Goig, de entonces 34 años, soltero, natural de Alicante, sin domicilio fijo y, por lo que se sabía, en una pensión de la travesera de Gracia 301 en Barcelona, donde solo iba a dormir.
En enero de 1974 una agencia de colocación le proporcionó trabajo como chofer en casa del matrimonio Roig. Según la declaración del propio Cervato, a poco de entrar en el hogar de los Roig, empezó a sentir un odio creciente e irreprimible hacia la esposa. “El Caso” lo explica de forma particularmente ilutrativa: “La pobre doña María Rosa, rica, querida por todos, alta, bien formada, guapa, llena de salud y de bondad que resplandecía en su rostro. Todo ello creó un fondo insoportable de envidia en el homosexual feo, semicalvo, malvado y desprovisto de bienes de fortuna”...
Al parecer fue precisamente la esposa la que percibió esta hostilidad, aun a pesar de que empezó de chofer y terminó de mayordomo. El propio Sr. Roig lo despidió a los pocos meses cuando comprobó el carácter problemático de Cervato. El 17 de abril, recibió su última paga, la liquidación y se marchó con su rencor y... una copia del juego de llaves que hizo subrepticiamente. La premeditación era evidente.
Lo que hizo Cervato entre el 17 de abril y el 4 de mayo es un misterio. Paseaba por el Barrio Chino e iba obsesionándose cada vez más con la posibilidad de asesinar a Rosa Recolons. Luego se supo que Cervató sufría una paDía tras día este impulso homicida fue creciendo hasta que, finalmente, el 3 de mayo compró en los Encantes un impresionante machete de 18 cm, que afiló cuidadosamente durante horas. Compró igualmente ropa negra y alquiló en SEAT 850 diciendo que tenía que desplazarse a Tarragona. Recorrió con el coche la distancia equivalente por las calles de la ciudad y, tras ver en un cine del Paseo de Gracia, una película sobre Jack “el Destripador”, luego merodeó por las inmediaciones de la finca hasta que todas las luces se apagaron. Saludó al perro que le conocía bien y se deslizó por las habitaciones hasta llegar al dormitorio. Lo que sucedió después ya lo sabemos.
LA BIOGRAFÍA DE UN PSICOPATA
Decididamente la biografía de Cervato era triste. Pero, afortunadamente, no todos los que han sufrido privaciones y problemas en su infancia, derivan hacia el crimen.
Su padre había fallecido de larga y terrible enfermedad cuando apenas tenía tres años; fue recluido en un orfanato y sus primeros años fueron extremadamente tristes y penosos. Sobrevivió como pudo y empezó a robar. Luego trabajó en un circo –acaso el momento más feliz de su vida- y marchó a desempeñar el servicio militar plagado de arrestos y problemas.
Aun tuvo que pasar por un reformatorio antes de rengancharse en la Brigada Paracaidista. En la película de Herralde cuenta que realizó más de setenta saltos y presenció varios accidentes mortales que le impresionaron profundamente.
Tras extinguirse su compromiso con el ejército se fue a Barcelona, trabajó en la construcción y vivió los primeros meses de manera miserable. Pero no era un tipo incapaz, tenía energía, fuerza, iniciativa y creatividad. De no haber adquirido los rasgos de un psicópata o de no haber tenido una infancia tan triste, probablemente hubiera destacado en algún campo. Sea como fuere, el caso es que logró salir de la miseria y estabilizar sus ingresos. Unos años después ingresó en el servicio de los Roig.
LA DETENCION
Tras cometer el crimen, Cervato se alejó en el SEAT 850, poco a poco se despojó de la ropa negra, encharcada en sangre y arrojó a una alcantarilla el machete. Depositó el botón que se había llevado para despistar a la policía en una consigna de la estación de Francia. Luego se fue hacia Tarragona deteniéndose en una cafetería y guardando el ticket de la consumición que le serviría de coartada. Se detuvo en Comarruga y durmió dentro del coche. Al día siguiente retornó a Barcelona.
En su pensión encontró a la policía esperándolo. Durante las primeras horas de interrogatorio, mantuvo su coartada y la policía prefirió no presionarlo. Como en el relato de Poe “El corazón delator”, Cervato se fue poniendo progresivamente nervioso hasta que, bruscamente, fuera de sus casillas pidió a un sacerdote. Cuando los policías le preguntaron que para qué necesitaba un clérigo, estalló: en pocos minutos dio todos los detalles sobre como había urdido el crimen e incluso dio la localización de las joyas robadas cuya sustracción aun no había sido advertida por la policía. En un par de horas firmó la confesión. El “crimen de Pedralbes” estaba resuelto.
El 1978 se estrenó con gran éxito de público y crítica la película de Gonzalo Herralde, “El asesino de Pedralbes”. ¿El protagonista estelar? El propio José Luis Cervato... En realidad la película era un verdadero documental sobre el “asesino de Pedralbes”.
La película, filmada en uno de los momentos más intensos de la transición política constituye un extraño documento de indudable valor testimonial. Cervato, por primera vez, explica todas las circunstancias que le llevaron a un crimen tan incomprensible. En realidad, la película precedió con casi veinte años de adelanto los famosos “juicios paralelos” de finales de los años 90, que tanto impacto causaron a través del programa de Pepe Navarro, “El misisipi” y “La sonrisa del pelícano”.
El año antes, Herralde había rodado “Raza: el espíritu de Franco”, con la misma intención documental. Se trata de dos documentales que alcanzaron gran éxito en las pantallas dada la peculiar situación de la sociedad española. “El asesino de Pedralbes” ganó ese mismo año el premio “Perla del Cantábrico” del Festival de San Sebastián, al mejor largometraje de habla hispana.
La película sobre Cervetó precedió en casi 10 años al film sobre Eleuterio Sánchez (a) “El Lute”, antiguo quinqui, reinsertado durante la democracia. Las crudas afirmaciones de Cervetó sobre los motivos que le impulsaron al crimen, lograron que, por segunda vez, lograra conmover a todo un país.
EL JUICIO Y LA PRISIÓN
Paradójicamente, “El Caso”, revista especializada en la crónica negra de la época, no prestó mucha atención al juicio que se celebró en octubre de 1977, tres años después de que ocurrieran los hechos.
Fue acusado de dos delitos de robo con homicidio, con las agravantes específicas de uso de armas y casa habitada y las genéricas de alevosía, premeditación y reincidencia. Se le condenó a dos penas de muerte por cada crimen que, en virtud del indulto de 1975 a raíz de la muerte de Franco, se conmutó por 30 años de reclusión por cada robo con homicidio.
Cervato recurrió la sentencia alegando que no apreciaba la eximente de trastorno mental transitorio por lo que según su defensa, debía ser absuelto. No lo fue, por supuesto...
... Pero tampoco pasó una gran temporada en la cárcel. Recluido entre otras en la prisión de Huesca, pasó 13 años de encarcelamiento. A finales de 1986 ya estaba en la calle con la presunción de haberse reinsertado.
Ni el juzgado ni las autoridades de la época tuvieron en cuenta su petición de ser ejecutado. Afirmó en varias ocasiones que si le dejaban en libertad, volvería a matar. Por el momento, Cervató no ha vuelto a reincidir en asesinatos. Se ignora su paradero.
Decididamente la biografía de Cervato era triste. Pero, afortunadamente, no todos los que han sufrido privaciones y problemas en su infancia, derivan hacia el crimen.
Su padre había fallecido de larga y terrible enfermedad cuando apenas tenía tres años; fue recluido en un orfanato y sus primeros años fueron extremadamente tristes y penosos. Sobrevivió como pudo y empezó a robar. Luego trabajó en un circo –acaso el momento más feliz de su vida- y marchó a desempeñar el servicio militar plagado de arrestos y problemas.
Aun tuvo que pasar por un reformatorio antes de rengancharse en la Brigada Paracaidista. En la película de Herralde cuenta que realizó más de setenta saltos y presenció varios accidentes mortales que le impresionaron profundamente.
Tras extinguirse su compromiso con el ejército se fue a Barcelona, trabajó en la construcción y vivió los primeros meses de manera miserable. Pero no era un tipo incapaz, tenía energía, fuerza, iniciativa y creatividad. De no haber adquirido los rasgos de un psicópata o de no haber tenido una infancia tan triste, probablemente hubiera destacado en algún campo. Sea como fuere, el caso es que logró salir de la miseria y estabilizar sus ingresos. Unos años después ingresó en el servicio de los Roig.
LA DETENCION
Tras cometer el crimen, Cervato se alejó en el SEAT 850, poco a poco se despojó de la ropa negra, encharcada en sangre y arrojó a una alcantarilla el machete. Depositó el botón que se había llevado para despistar a la policía en una consigna de la estación de Francia. Luego se fue hacia Tarragona deteniéndose en una cafetería y guardando el ticket de la consumición que le serviría de coartada. Se detuvo en Comarruga y durmió dentro del coche. Al día siguiente retornó a Barcelona.
En su pensión encontró a la policía esperándolo. Durante las primeras horas de interrogatorio, mantuvo su coartada y la policía prefirió no presionarlo. Como en el relato de Poe “El corazón delator”, Cervato se fue poniendo progresivamente nervioso hasta que, bruscamente, fuera de sus casillas pidió a un sacerdote. Cuando los policías le preguntaron que para qué necesitaba un clérigo, estalló: en pocos minutos dio todos los detalles sobre como había urdido el crimen e incluso dio la localización de las joyas robadas cuya sustracción aun no había sido advertida por la policía. En un par de horas firmó la confesión. El “crimen de Pedralbes” estaba resuelto.
CERVATO, PROTAGONISTA DE UN FILM
El 1978 se estrenó con gran éxito de público y crítica la película de Gonzalo Herralde, “El asesino de Pedralbes”. ¿El protagonista estelar? El propio José Luis Cervato... En realidad la película era un verdadero documental sobre el “asesino de Pedralbes”.
La película, filmada en uno de los momentos más intensos de la transición política constituye un extraño documento de indudable valor testimonial. Cervato, por primera vez, explica todas las circunstancias que le llevaron a un crimen tan incomprensible. En realidad, la película precedió con casi veinte años de adelanto los famosos “juicios paralelos” de finales de los años 90, que tanto impacto causaron a través del programa de Pepe Navarro, “El misisipi” y “La sonrisa del pelícano”.
El año antes, Herralde había rodado “Raza: el espíritu de Franco”, con la misma intención documental. Se trata de dos documentales que alcanzaron gran éxito en las pantallas dada la peculiar situación de la sociedad española. “El asesino de Pedralbes” ganó ese mismo año el premio “Perla del Cantábrico” del Festival de San Sebastián, al mejor largometraje de habla hispana.
La película sobre Cervetó precedió en casi 10 años al film sobre Eleuterio Sánchez (a) “El Lute”, antiguo quinqui, reinsertado durante la democracia. Las crudas afirmaciones de Cervetó sobre los motivos que le impulsaron al crimen, lograron que, por segunda vez, lograra conmover a todo un país.
EL JUICIO Y LA PRISIÓN
Paradójicamente, “El Caso”, revista especializada en la crónica negra de la época, no prestó mucha atención al juicio que se celebró en octubre de 1977, tres años después de que ocurrieran los hechos.
Fue acusado de dos delitos de robo con homicidio, con las agravantes específicas de uso de armas y casa habitada y las genéricas de alevosía, premeditación y reincidencia. Se le condenó a dos penas de muerte por cada crimen que, en virtud del indulto de 1975 a raíz de la muerte de Franco, se conmutó por 30 años de reclusión por cada robo con homicidio.
Cervato recurrió la sentencia alegando que no apreciaba la eximente de trastorno mental transitorio por lo que según su defensa, debía ser absuelto. No lo fue, por supuesto...
... Pero tampoco pasó una gran temporada en la cárcel. Recluido entre otras en la prisión de Huesca, pasó 13 años de encarcelamiento. A finales de 1986 ya estaba en la calle con la presunción de haberse reinsertado.
Ni el juzgado ni las autoridades de la época tuvieron en cuenta su petición de ser ejecutado. Afirmó en varias ocasiones que si le dejaban en libertad, volvería a matar. Por el momento, Cervató no ha vuelto a reincidir en asesinatos. Se ignora su paradero.
[recuadros fuera de texto]
[recuadro I]
EL CASO DE LA DESCUARTIZADORA. CRIMEN POR CELOS PROFESIONALES...
El mismo día en que Cervato se sentaba ante el banquillo de los acusados, en la Audiencia Provincial de Santander se veía el sumario de otro horrible asesinato que causó vivo impacto en la sociedad española de la época.
Josefa González García de 34 años, había asesinado y descuartizado a su prima, la joven Crisanta Gómez Gutierrez de apenas 16 años.
[recuadro I]
EL CASO DE LA DESCUARTIZADORA. CRIMEN POR CELOS PROFESIONALES...
El mismo día en que Cervato se sentaba ante el banquillo de los acusados, en la Audiencia Provincial de Santander se veía el sumario de otro horrible asesinato que causó vivo impacto en la sociedad española de la época.
Josefa González García de 34 años, había asesinado y descuartizado a su prima, la joven Crisanta Gómez Gutierrez de apenas 16 años.
El crimen fue motivado por la envidia que Josefa profesaba a su prima por regentar esta una tienda de ultramarinos y un bar “con mayor volumen de negocio que el suyo”, según declaró en el juicio. Un día, bruscamente, la atacó por la espalda con un hacha cuando se hallaba en cuclillas.
Procesada como autora de asesinato con alevosía y premeditación, Josefa fue recluida a 30 años de prisión mayor y millón y medio de indemnización a los familiares de la víctima. La defensa de la acusada impugnó el fallo solicitando que se rebajara la condena.
Procesada como autora de asesinato con alevosía y premeditación, Josefa fue recluida a 30 años de prisión mayor y millón y medio de indemnización a los familiares de la víctima. La defensa de la acusada impugnó el fallo solicitando que se rebajara la condena.
El Tribunal Supremo confirmó la sentencia. Josefa Gómez, de todas formas, se benefició como Cervato del indulto del 75 y sería puesta en libertad a principios de los años 80.
Su rastro se ha perdido. El recuerdo de su horrible crimen, también.
[recuadro II]
DOS HERMANAS DE 6 Y 10 AÑOS DESAPARECIDAS. UN MISTERIO AUN SIN RESOLVER...
En los mismos días en los que Cervato era juzgado y condenado, se producía un extraño suceso en Barcelona, jamás aclarado. En septiembre de 1977, tras regresar de las vacaciones, dos hermanas de 6 y 10 años, desaparecieron sin dejar rastro.
El 9 de septiembre, su madre las había enviado al Mercado de la Boquería a buscar una sandía. Llevaban encima la modesta cantidad de 200 pesetas. Al cabo de una hora no regresaron y la madre, alarmada, salió a la calle a buscarlas. Al día siguiente realizó la denuncia ante la policía. Isabel y Teresa jamás volverían a aparecer.
La madre declaró a la prensa: “Lo que más temo es que la mayor, Isabel, a sus diez años, está muy desarrollada. Es ya una mujercita. ¡Sabe Dios en qué manos están mis dos hijas, lo que habrán hecho con ellas!”. En aquel momento, los casos de pederastía eran infrecuentes.
Su rastro se ha perdido. El recuerdo de su horrible crimen, también.
[recuadro II]
DOS HERMANAS DE 6 Y 10 AÑOS DESAPARECIDAS. UN MISTERIO AUN SIN RESOLVER...
En los mismos días en los que Cervato era juzgado y condenado, se producía un extraño suceso en Barcelona, jamás aclarado. En septiembre de 1977, tras regresar de las vacaciones, dos hermanas de 6 y 10 años, desaparecieron sin dejar rastro.
El 9 de septiembre, su madre las había enviado al Mercado de la Boquería a buscar una sandía. Llevaban encima la modesta cantidad de 200 pesetas. Al cabo de una hora no regresaron y la madre, alarmada, salió a la calle a buscarlas. Al día siguiente realizó la denuncia ante la policía. Isabel y Teresa jamás volverían a aparecer.
La madre declaró a la prensa: “Lo que más temo es que la mayor, Isabel, a sus diez años, está muy desarrollada. Es ya una mujercita. ¡Sabe Dios en qué manos están mis dos hijas, lo que habrán hecho con ellas!”. En aquel momento, los casos de pederastía eran infrecuentes.
Existía una rumorología popular y circulaban leyendas urbanas que aseguraban que en una corsetería de la calle Pelayo se habían producido desapariciones y secuestros de jóvenes en los probadores (evidentemente falsos, pero que obligaron a cerrar en pocos meses al establecimiento ante el rumor que corrió por la Ciudad Condal como un reguero de pólvora). Unos años antes había circulado el rumor de que los hijos de una conocida familia de industriales vascos realizaban “snuf movies”, es decir, películas en las que un o una joven secuestrados son torturados y finalmente asesinados, no como ficción, sino realmente. Por supuesto se trataba también de una leyenda urbana. Pero cuando ocurrió el caso Alcasser se alcanzaron cotas de maldad nunca antes esperadas en la sociedad española.
El caso de las dos hermanas desaparecidas en Barcelona, deja un regusto amargo y una inquietud flotando en el ambiente: nunca más llegaron a encontrarse ¿qué sucedió con ellas? ¿cayeron en manos de una banda de paidófilos? ¿fueron secuestradas y vendidas a alguna familia sin hijos, tal como ocurrió en otros casos en la época? Se ignora.
Pareció como si se las hubiera tragado la tierra. ¿Cuántos niños más han sufrido esta tragedia en los últimos 25 años? No hay estadísticas, pero raro es el me que no ocurre un caso similar. Salvo aquellos en los que se trata de desapariciones voluntarias, raros son los casos en los que se logra detener a los secuestradores. La duda es angustiosa: ¿dónde van a parar esos niños desaparecidos?
[recuadro III]
LA ESPAÑA DEL 74. INFLACIÓN, MIGRACIONES, ATENTADOS Y PLATAJUNTAS
Cuando los cuerpos de Juan Roig y Maria Rosa Recolons ya se habían enfriado, el ministerio de Economía estaba dando las cifras de previsión de inflación para el año 1974: ¡un 20%!. Pensemos que eso significaba que los salarios se desvalorizaban 1/5 anual, aun a pesar de que el país vivía una situación de bonanza económica aparente.
En los años de la transición los índices de inflación alcanzaron cifras todavía más espectaculares, en comparación con las actuales, cuando un 3’1% ya implica el que suenen las alarmas. El culpable de esta situación era la última guerra árabe-israelí que había desencadenado la primera “crisis del petróleo”. Los países árabes, con Libia a la cabeza, habían cerrado el grifo del combustible y el gobierno recomendaba apretarse el cinturón.
El caso de las dos hermanas desaparecidas en Barcelona, deja un regusto amargo y una inquietud flotando en el ambiente: nunca más llegaron a encontrarse ¿qué sucedió con ellas? ¿cayeron en manos de una banda de paidófilos? ¿fueron secuestradas y vendidas a alguna familia sin hijos, tal como ocurrió en otros casos en la época? Se ignora.
Pareció como si se las hubiera tragado la tierra. ¿Cuántos niños más han sufrido esta tragedia en los últimos 25 años? No hay estadísticas, pero raro es el me que no ocurre un caso similar. Salvo aquellos en los que se trata de desapariciones voluntarias, raros son los casos en los que se logra detener a los secuestradores. La duda es angustiosa: ¿dónde van a parar esos niños desaparecidos?
[recuadro III]
LA ESPAÑA DEL 74. INFLACIÓN, MIGRACIONES, ATENTADOS Y PLATAJUNTAS
Cuando los cuerpos de Juan Roig y Maria Rosa Recolons ya se habían enfriado, el ministerio de Economía estaba dando las cifras de previsión de inflación para el año 1974: ¡un 20%!. Pensemos que eso significaba que los salarios se desvalorizaban 1/5 anual, aun a pesar de que el país vivía una situación de bonanza económica aparente.
En los años de la transición los índices de inflación alcanzaron cifras todavía más espectaculares, en comparación con las actuales, cuando un 3’1% ya implica el que suenen las alarmas. El culpable de esta situación era la última guerra árabe-israelí que había desencadenado la primera “crisis del petróleo”. Los países árabes, con Libia a la cabeza, habían cerrado el grifo del combustible y el gobierno recomendaba apretarse el cinturón.
Fue el primer año que se adelantó una hora el reloj en primavera a fin de aprovechar más la luz del sol y reducir el consumo energético.
Más o menos por esas fechas, el Partido Comunista lanzó la Junta Democrática en París. Unos días después, con Franco enfermo de flebitis, el minúsculo PSOE creaba la Plataforma Democrática. Ambas iniciativas tenían como fin la “ruptura democrática” que debía de abolir el régimen franquista. Finalmente en el 75 se fusionaron. Jamás hubo ruptura. En efecto, ambas iniciativas no tenían fuerza social suficiente como para remover al franquismo de sus sillones. La transición fue posible solo cuando la lideró Adolfo Suárez con el beneplácito de la Unión Europea y EE.UU.
El PSOE, que iba a cumplir cien años, hubo de esperar aún siete más para tomar las riendas del poder y debió de soportar irónicas críticas comunistas por su ausencia casi total durante el franquismo (“cien años de honradez... y cuarenta de vacaciones”).
El anarquista Puig Antich había sido agarrotado tras un confuso tiroteo en un portal en el que murió el inspector Anguas Barragán. Ni siquiera los partidos clandestinos se interesaron mucho por la ejecución.
SOFICO –el equivalente a GESCARTERA en la actualidad- presentó expediente de crisis y, para colmo, ETA atentaba indiscriminadamente en la calle del Correo causando 11 muertos y 70 heridos. Por primera vez sonaron en la calle gritos de “Ejército al poder” protagonizados por los seguidores de Blas Piñar. Durante diez años estos gritos iban a seguir oyéndose en España. Una semana antes del asesinato del matrimonio Roig, se había inaugurado el puente aéreo Madrid-Barcelona.
Pero el dato sociológico más significativo era la migración masiva de españoles a Portugal y Francia durante los fines de semana para ver cine porno y visitar los sex-shops de la frontera. Perpiñán se convierte así en la meca de la calentura mental de un país que pretendió ser la reserva espiritual de Occidente.
Pero el dato sociológico más significativo era la migración masiva de españoles a Portugal y Francia durante los fines de semana para ver cine porno y visitar los sex-shops de la frontera. Perpiñán se convierte así en la meca de la calentura mental de un país que pretendió ser la reserva espiritual de Occidente.