viernes, 15 de octubre de 2010

“MI MARIDO ES MI AGRESOR”. UNA DE CADA SIETE MUJERES, VICTIMA

Infokrisis.- Este artículo apareció hace ¡diez años! en una revista dedicada a crímenes. Me lo he encontrado buscando otros archivos y si lo reproduzco es porque cinco años antes de que el zapaterismo descubriera que existía violencia doméstica, a principios del 2000 la plaga ya había irrumpido. En aquel momento ya teníamos la sensación indeleble de que el aumento se debía a dos causas: la brutalización de la sociedad y la llegada masiva de inmigración. Esa sospecha terminó convirtiéndose a partir de 2004 en una certidumbre que los esbirros ideológicos del zapaterismo todavía ignoran.

“MI MARIDO ES MI AGRESOR”.
UNA DE CADA SIETE MUJERES, VICTIMA (en el año 2000, claro...)

El 16 de agosto un anciano con cáncer mató a su mujer afectada Alzheimer y luego se suicidó. Ese mismo día un hombre en trámite de separación apuñaló a su esposa en Barcelona. El día antes, las cosas no habían ido mejor. Mª José Jacobo había resultado asesinada por su marido en Valencia y Soraya Hernández fue muerta por su compañero en Valencia. ¿Casos anómalos? Una de cada siete mujeres admite ser víctimas de maltratos. Y eso que sólo 1 de cada 100 casos llega a los juzgados. Ya no se puede ocultar: la “violencia de género” se ha duplicado en España desde 1998. La violencia contra la mujer es la manifestación de una patología social. ¿Cuál es la situación? ¿podemos hacer algo para detener esta plaga? 

Las enfermeras de los pabellones de urgencias del Hospital Clínico y de Sant Pau de Barcelona, cada vez atienden más casos de violencia doméstica. Frecuentemente es el propio marido que solo unos minutos antes se ha ensañado con la víctima, la que la acompaña, entre asustado y arrepentido, al hospital. Lourdes Pou, lleva cinco años en este departamento y solo ha visto crecer el número de ingresos por agresión doméstica: “Es increíble: hay días en las que en traumatología, se registran cinco y hasta siete casos de lesiones ocasionadas por el propio marido. Sin embargo, pocas son las mujeres que reconocen haber sido objeto de agresiones. Conocemos las razones que dan a sus ojos morados, labios partidos o incluso pómulos rotos. Unas dicen que les ha saltado un hueso cuando cortaban un bistec, otras que han sufrido un accidente doméstico o que se han caído por las escaleras. Las hay que han sido ingresadas dos veces en una semana”.

En otros centros de urgencias de toda la geografía nacional, la situación es idéntica. El problema se ha desbordado y todo induce a pensar que, a pesar de la alarma social que genera, la violencia doméstica dista mucho de estar controlada.

Las víctimas no son solo las mujeres maltratadas sino también los niños que presencian las agresiones. Los hijos que han crecido en un ambiente familiar de violencia crónica, presentan rasgos parecidos a los que han sido víctimas de abusos. Frecuentemente, cuando en el hogar, cohabitan, no solo los hijos sino algún abuelo, es posible que la violencia se extienda hasta ellos.

¿QUÉ ES LA VIOLENCIA DOMESTICA?
El eminente psiquiatra, Doctor Jesús Arina no duda en comparar la importancia del problema de la violencia doméstica al SIDA y, desde luego, está muy por delante de las afectadas por violaciones, accidentes de tráfico y robos con violencia. En algunos países desarrollados, el 20% de las mujeres que acuden a los servicios de urgencia es por causa de la violencia doméstica. De ellas el 20% son embarazadas.

El doctor Arina define la violencia doméstica como “el uso deliberado de la fuerza para controlar o manipular a la pareja o a la prole”. Existen muchas formas de violencia: “Se trata del abuso psicológico, sexual o físico habitual. Sucede entre personas relacionadas afectivamente, como son marido y mujer o adultos contra los menores que viven en un mismo hogar”.
La violencia doméstica no es solamente el abuso físico, los golpes, o las heridas. Son aún más terribles la violencia psicológica y la sexual por el trauma que causan, que la violencia física, que todo el mundo puede ver. “Hay violencia –explica el doctor Arina- cuando se ataca la integridad emocional o espiritual de una persona”.

La violencia física, la más evidente, casi siempre es precedida por el abuso psicológico. La víctima es degradada su autoestima erosionada y, finalmente, agredida. La violencia psicológica cuesta más que detectar. En muchas ocasiones, ni siquiera las propias protagonistas son conscientes de su carácter de víctimas. Por lo demás cuesta más de detectar: “Quien ha sufrido violencia física –prosigue el doctor Arina- tiene huellas visibles y puede lograr ayuda más fácilmente. Sin embargo, a la víctima que lleva cicatrices en la psiquis o alma le resulta más difícil obtener compasión y ayuda”.

VIOLENCIA PSICOLÓGICA: SUFRIMIENTO INTERIOR

La violencia psicológica consiste en despreciar a la mujer e insultarla de tal manera, que llega un momento en que tiende a creer que merece los golpes o al menos está predispuesta a aceptarlos.

Hay mujeres que se avergüenzan por lo que les sucede y que hasta se creen merecedoras de los abusos. Por eso prefieren mantenerlos en secreto y esa situación puede prolongarse durante años. Igual que en el caso del alcohólico, el que golpea a una mujer o la maltrata psicológica o sexualmente, lo primero que hará es negarlo o bien afirmar que hay una razón para ello; sin embargo, el sentido común dice que “No hay ninguna razón para golpear a una mujer, ni a nadie”. El agresor suele tener una gran capacidad de manipulación. Frecuentemente, una vez denunciados, lo niegan; suelen decir: "Yo no la he golpeado, yo no le hecho nada, sólo tocarla".

LAS DISTINTAS FORMAS DE VIOLENCIA PSICOLOGICA

El aislamiento es otra modalidad de abuso psicológico. “He conocido casos –cuenta el doctor Arina- en que le hacen el vacío a la mujer, ni le hablan, ni la miran y entonces ella se va creyendo que merece ese trato.

La intimidación es también un abuso: "Si dices algo te mato". Muchas mujeres no se atreven a hablar. A todas las mujeres que sufren este tipo de agresiones, les resulta más duro soportar los abusos psicológicos que las palizas: “Mi marido –nos cuenta una víctima en la sala de traumatología del Hospital Clínico- me ha estado agrediendo física y psicológicamente durante los últimos 3 años. Después de los primeros golpes, el cuerpo se insensibiliza y no sientes nada más que miedo durante la paliza. Pero las humillaciones e insultos los oyes siempre incluso cuando él está callado”.

El abuso psicológico también puede revestir la forma de echarle la culpa a la víctima. En general, los agresores –al igual que los drogadictos- suelen encontrar siempre excusas para su comportamiento. El doctor Arina cuenta un caso que vivió personalmente: “Conocí a una mujer cuyo marido la golpeaba porque se ponía jeans. Yo preguntaba al esposo: "¿prefiere que vaya con  falda corta?" No sabía que responderme. Le echaba la culpa a ella y por eso le pegaba”.

El “abuso económico” es un aspecto del psicológico: "Si dices algo no te voy a dar la mensualidad". En España se han dado casos en los últimos meses de este tipo de agresiones. El marido chantajea a la mujer para que oculte las agresiones de que es objeto, o de lo contrario, le cortará la asignación económica. En otros casos, la mujer agredida carece de medios propios de vida, depende de su marido en este terreno: denunciar la agresión, equivale a encontrarse en la miseria.

ABUSO CON “TRIANGULACION”

Hay otro tipo de abusos que se conocen como “abusos con triangulación” en los que los agresores utilizan a los hijos para hacer sentir culpables a las esposas. Los hijos son utilizados como mensajeros: "dile a tu madre que...". Las amenazas transmitidas a través de los hijos o las amenazas que implican cortar la relación de la madre con el hijo, constituyen también abusos psicológicos y, muy frecuentemente, preceden al abuso físico.

Distintos psicólogos, como el doctor Jacobo Abellán adscrito a los servicios sociales del Ayuntamiento de Madrid, han visto en su consulta decenas de casos de mujeres perplejas por los malos tratos psicológicos inflingidos por sus maridos. El doctor Abellán cuenta que una mujer de clase media con su marido en paro, acudió a su consultorio y relató malos tratos de este tipo. “Le dije: “Su esposo la va a golpear”. “No, él es incapaz”, me respondió. Ocho meses después de esta conversación se produjo la agresión”.

VIOLENCIA DURANTE EL NOVIAZGO

El 15 de mayo pasado la policía detenía en San Fernando de Henares a un hombre de 43 años acusado de apuñalar a su novia. El detenido, que contaba con antecedentes por tráfico de drogas, asestó varias puñaladas a su ex novia que logró sobrevivir a sus heridas. No es un caso particularmente raro.

En los últimos años han aumentado las agresiones durante el noviazgo. Si bien, desde principios de los años 90 se había registrado un aumento de los asesinatos de mujeres a manos de sus ex novios, desde 1999 se registra un aumento de las agresiones a las novias.

Los celos son una de las causas, pero, habitualmente, las agresiones se producen sin motivo alguno. Una enfermera de la Clínica de la Fe de Valencia nos transmite su perplejidad: “Se trata de gente extremadamente joven; da la sensación de que los jóvenes se están volviendo más agresivos y este tipo de violencia tiene tanto que ver con las agresiones entre parejas, como con la violencia creciente que los psicólogos vienen detectando entre los jóvenes”. Sea como fuere, desde principios de año se ha registrado un incremento de las agresiones entre parejas de novios. En varios casos se ha llegado al asesinato.

Esto implica que, tanto las mujeres como sus familiares deben de estar atentas a la aparición de signos de agresividad desde esta fase de la pareja; aun cuando no se llegue a la violencia, si pueden aparecer signos de agresividad, ataques de ira o escaso autocontrol sobre las reacciones nerviosas.

Todas las mujeres interrogadas por la policía o por los servicios de Asistencia social, han reconocido que desde la época de sus noviazgos aparecían detalles que al pasarlos por alto no les permitieron darse cuenta de lo que vendría después. 

En este período, la novia tiende a verlo todo de "color de rosa" e idealizar la figura de la otra persona. Los “pequeños defectos” se justifican o se tiende a pensar que son algo puntual y se corregirán en el futuro. Pero cuando se han casado, están sometidas al chantaje de la violencia y, en ocasiones, a un férreo control.

CONTROL EXCESIVO

El 22 de mayo de 2001, el Tribunal Supremo confirmó la sentencia que condenaba a un hombre que pinchó el teléfono de su dormitorio conyugal para averiguar si su mujer le era infiel. El marido celoso fue condenado a 1 año de cárcel y 360.000 pesetas de multa, pero, además de confirmarse, la sentencia indicaba la tendencia al control excesivo que algunos agresores quieren someter a sus mujeres.

Frecuentemente, el marido celoso la llama constantemente al trabajo o a la casa para saber qué está haciendo ella; erróneamente toma esto como un signo de amor y de preocupación hacia la mujer amada. Cuando la mujer llega unos minutos tarde, sospecha que le es infiel. Si no la encuentra en el puesto de trabajo porque ha ido a desayunar, sus celos se desatan. Frecuentemente las frases más repetidas, antes incluso de saludarla son: “¿qué has hecho?, ¿a dónde vas?, ¿con quién?, ¿por qué?, ¿vas a salir con esa ropa tan provocativa?, ¿a qué hora regresas?, ¿esa amiga, la conozco yo?, ¿dónde vive?”.

Los celos son una enfermedad que generan una tensión psicológica en las dos partes de una pareja y que, frecuentemente, conducen a la agresión y siempre a la tortura psicológica.

EL CICLO DE LA VIOLENCIA DOMESTICA

El psicólogo americano, doctor Akermann que vino en la pasada primavera a dar un ciclo de conferencias en distintas universidades españolas, nos explicó que la violencia doméstica está sometida a ciclos que se repiten siempre.
“La primera fase –explica Akermann- es el abuso psicológico. Las tensiones entre la pareja van en aumento. Primero empiezan por insultos y desprecios, luego se pasa a los gritos y finalmente a las explosiones de cólera en el curso de las cuales la mujer resulta golpeada”. Esta primera fase se inicia con presión psicológica y termina con agresión física. La mujer suele permanecer paralizada por el miedo y no atina a defenderse, ni a buscar ayuda, atribuye la agresividad a una reacción puntual de su marido debida a algún conflicto exterior (trabajo, alcohol, estrés, amistades) y cree que, en cuanto desaparezca, se restablecerá la normalidad.

A esto sigue el período de reconciliación. “El hombre –sigue Akermann- se da cuenta de lo que ha hecho e intenta ser amable con la mujer. Le pide disculpas y está dispuesto a darle muestras de su amor”. Esta situación tiene más intensidad si la reacción de la mujer a la primera paliza ha sido distanciarse o pedir el divorcio. 

La tercera fase está caracterizada por la confusión en la que está sumida la mujer: piensa que su marido la golpeó, pero al mismo tiempo es cariñoso con ella. No sabe que pensar. Sin embargo, el ciclo tarda poco en repetirse y se reproduce una nueva agresión a la que seguirá un mar de disculpas y propósitos de enmienda, confusión en la mujer y nuevas agresiones. Y así hasta que la mujer rompa este ciclo infernal denunciando el caso y divorciándose, o bien hasta que las agresiones crezcan en brutalidad hasta producir la muerte de la víctima. 

LAS CAUSAS DE LA VIOLENCIA DOMESTICA

Las distintas fuentes consultadas, clínicas, psicológicas y policiales, coinciden en afirmar que todas las sociedades, pero especialmente, las de la Europa del Sur, tienen rasgos machistas muy acusados. El machismo es la tendencia de algunos varones a someter a su dominio a la mujer, controlar su actividad y disciplinarla con severidad. El machismo ha surgido de la degeneración del modelo patriarcal.

Por otra parte, nuestra sociedad muestra una tendencia cada vez mayor a resolver los conflictos por la fuerza. El agresor, consciente de su mayor fuerza física, ha creído saber que la violencia es la única forma para mantener un control injusto sobre la mujer. Contrariamente a lo que tiene tendencia a creerse, la violencia doméstica aparece en todas las clases sociales. 

Parte de la responsabilidad de la violencia recae sobre los medios de comunicación. Tanto el cine como la TV y los videojuegos muestran estereotipos masculinos agresivos. Así mismo, directa o indirectamente, estos medios muestran habitualmente películas, series y juegos violentos que contribuyen a aumentar la sensación de violencia que vive la sociedad.

Buena parte de los casos de violencia doméstica tienen que ver con toxicomanías y drogadicciones. El alcohol y ciertas drogas estimulan los centros nerviosos cerebrales de los que depende la agresividad, aumentando el instinto violento. Todos somos agresivos, pero logramos contener esta tendencia dentro de los límites socialmente aceptados. Un sobreestímulo de estas zonas cerebrales (o una falta de control sobre nuestros impulsos), pueden generar situaciones de violencia extremas.

Otro factor a tener en cuenta son los valores culturales y los ejemplos que hemos tenido en nuestra infancia. Niños que han visto malostratos en su hogar, tienden a reproducirlos cuando son adultos. Este aprendizaje negativo les ha enseñado a afrontar los conflictos y solucionarlos mediante la fuerza bruta.

ALGUNOS DATOS SOBRE LA DIMENSIÓN DEL PROBLEMA

Según la Secretaría General de Asuntos Sociales, durante los cinco primeros meses de 1998 se presentaron 7.469 denuncias por violencia doméstica, 392 más que en el mismo periodo del año anterior. Destacó el aumento de las consultas al teléfono de atención a las mujeres maltratadas: de 148 llamadas en el primer semestre de 1997, a 2.017 en el de 1998. En ese año murieron 15 personas víctimas de agresiones (si bien colectivos femeninos elevan esta cifra a 31).

En 1999 las muertes de mujeres ascendieron a 42, mientras que las denuncias fueron 21.782. El año pasado, las cifras fueron similares con tendencia a la alza: 44 muertes y 22.385 denuncias. En el momento de escribir estas líneas solamente se disponen de  cifras hasta el mes de mayo (19 fallecimientos y 5.420 denuncias) y, a la vista de la evolución de años anteriores, se prevé que la tendencia al alza que se viene registrando desde principios de los años 90, quede confirmada.

Otro elemento a tener en cuenta son las diligencias realizadas por la policía que han ido creciendo. Mientras que en 1996 solo 1 de cada 4 denuncias era completada con diligencias previas, el pasado año prácticamente 3 de cada 4 denuncias fueron seguidas de actuaciones en firme.

Esto implica un cambio de percepción en las autoridades judiciales y confirma el hecho de que el clamor popular y la alarma social creada han hecho reaccionar a los cuerpos de seguridad del Estado y al aparato judicial.

Mientras en nuestra sociedad sigan la agresiones domésticas en proporciones tan elevadas, difícilmente podremos creer que vivimos en un marco civilizado. La misma noción de civilización excluye las prácticas violentas contra cualquier miembro de la sociedad.


[recuadro fuera de texto]
[recuadro I]
VIOLENCIA PSICOLÓGICA. LAS FORMAS DE MACHACAR A UNA MUJER

a.    Abuso verbal: Rebajar, insultar, ridiculizar, humillar, utilizar ironías para confundir.

b.    Desprecio: Tratar al otro como inferior, tomar las decisiones importantes sin consultar al otro.

c.    Abuso económico: Control abusivo de finanzas, recompensas o castigos monetarios, impedirle trabajar aunque sea necesario para el sostén de la familia, etc.

d.    Intimidación: Asustar con miradas, gestos o gritos. Arrojar objetos o destrozar la propiedad.

e.    Amenazas: De herir, matar, suicidarse, llevarse a los niños.

f.    Aislamiento: Control abusivo de la vida del otro, mediante vigilancia de sus actos y movimientos, escucha de sus conversaciones, impedimento de cultivar amistades, etc.
 
g.    Abuso sexual: Imposición del uso de anticonceptivos, presiones para abortar, menosprecio sexual, imposición de relaciones sexuales contra la propia voluntad o contrarias a la naturaleza.


[recuadro II]
LAS TRES PREGUNTAS CLAVE: ¿CUANDO LA SITUACIÓN ES INTOLERABLE?

Si contestas afirmativamente a una sola de estas preguntas es que has llegado a una situación intolerable y tienes que tomar cartas en el asunto. No puedes seguir siendo víctima esperando que cese la “mala racha”:

a)    ¿Has ocultado heridas o hematomas quedándote en casa, o poniéndote lentes oscuras?

b)    ¿Has llorado hasta dormirte por haber sido golpeada o insultada por tu esposo?

c)    ¿Te has dicho a ti misma: "Esta situación va a mejorar, debo tener paciencia"?.
[recuadro III]
LA PERSONALIDAD DEL MALTRATADOR: ¿CÓMO LOS COMPAÑEROS VIOLENTOS?

Los maridos y novios maltratadores tienen un comportamiento muy parecido en casi todos los casos. Los rasgos comunes son los siguientes:

-    Proceden de hogares violentos, han visto malostratos y han sido víctimas de los mismos en su infancia.

-    El riesgo un 75% ante la amenaza de divorcio o separación.

-    Padecen trastornos psicológicos. Hay muchos psicópatas.

-    Abundan alcohólicos o toxicómanos.

-    Son inmaduros, inseguros y tienen gran dependencia afectiva.

-    Emocionalmente son inestables, impacientes e impulsivos.

-    Trasladan la agresividad que han acumulado en otros terrenos (trabajo, amigos, ocio, etc.) a la mujer.

-    Tienden a considerar a la mujer como un objeto de su propiedad.

-    Tras la agresión se produce el arrepentimiento, pero se trata de una sensación temporal.

-    Tiende a tener pocos amigos y sentirse aislado.

-    Suele tener un bajo nivel de autoestima y mucha frustración.

-    Carácter patológicamente celoso y desconfiado.

-    Tiene rasgos propios del machista y quiere cumplir con el estereotipo masculino que se ha forjado.

-    Contradictoriamente con su conducta muchos son educados, cultos y religiosos.


[recuadro IV]
 “PERROS” Y “SERPIENTES”: LOS DOS TIPOS DE MALTRATADORES

Los Doctores John Gottman y Neil Jacobson, especializados en este tipo de violencia, han establecido dos categorías: “perros” y “serpientes”. Estas son sus características:

El maltratador “perro”:

•    Suele caer bien a todos y ser bondadoso, salvo con su esposa.

•    Es violento con los que ama y pacífico con el resto.

•    No suele haber cometido delitos de ningún tipo.

•    Extremadamente celoso.

•    Tendencia a los accesos de ira sin control.

•    Siente pánico a ser abandonado.

•    Priva a su esposa o novia de su independencia.

•    Es frecuente que su padre tuviera mal carácter.

•    Reacciona violenta y desmesuradamente en las discusiones.

•    Vigila y ataca públicamente a su compañera.

•    Pueden rehabilitarse mediante terapia adecuada.


El maltratador “serpiente”:

•    Agresivo con todo el mundo, incluso fuera de la familia.

•    Frecuentemente implicado en peleas y pendencias.

•    Suele haber sido acusado de delitos comunes diversos.

•    Suele ser toxicómano o alcohólico.

•    Su rehabilitación fracasa en la mayoría de casos.

•    Propenso a amenazar con armas, especialmente cuchillos.

•    Se calma internamente, según se vuelve agresivo.

•    Carácter sociopático. Frío y calculador. Engaña a su víctima.

•    Carácter sádico.

•    No depende emocionalmente de otra persona.

•    Insiste en que su compañera debe hacer lo que él quiere.

•    Tras una agresión física puede ocurrir que tenga miedo de las consecuencias y reemplace la violencia física por la psicológica.


[RECUADRO V]
CONSEJOS PRACTICOS ¿QUE PUEDE HACER SI ES VICTIMA DE MALOSTRATOS?

-    Primero llame a la Policía: 091. La agresión es un delito. La policía, no solo recoge denuncias sino que le informarán también sobre casas de acogida y otras instituciones u organismos que ayudan a las mujeres maltradas.

-    Busque ayuda de los servicios sociales de su comunidad. Encontrará esta información en la guía telefónica o en el teléfono de información de su ayuntamiento. La mayoría de los organismos públicos (Ayuntamientos, Comunidades Autónomas o Gobierno) ofrecen recursos a las víctimas de la violencia doméstica.

-    Puede dirigirse al teléfono gratuito de ayuda y atención a las víctimas de malos tratos, perteneciente al Instituto de la la Mujer (Secretaría de Estado de Asuntos Sociales): 900191010.

-    Váyase inmediatamente del hogar si cree que usted y sus hijos corren peligro o procure estar acompañado por alguien de su confianza. Después trate de buscar o que le orienten hacia un albergue para mujeres maltratadas.

-    Avise a sus vecinos de que llamen a la policía cuando oigan los primeros ruidos propios de agresión. Si ya se han producido antecedentes, pídales que acudan a la policía al menor indicio.

-    Planifique qué hacer ante una nueva agresión: Tenga a mano los teléfonos de la Policía y de familiares que la puedan auxiliar. Ponga sus papeles importantes juntos (libro de familia, Documento Nacional de Identidad, tarjeta sanitaria, contratos y recibos, nómina de la pareja, certificado de nacimiento, libreta o cheques bancarios, etc.) y los objetos que se va a llevar en un lugar donde usted pueda encontrarlos rápidamente.

-    Prevea sus recursos económicos y la lista de personas que le pueden ayudar. Evite pedir apoyo a amigos comunes.

-    Cambie de hábitos tras abandonar el hogar y evite contactos con el agresor.


-    Aprenda a pensar independientemente. Trate de hacer planes para el futuro y  establezca unas metas personales.

-    No ignore el problema, ni crea que va a solucionarse solo. Una agresión, nunca es la última. No sienta vergüenza de acudir a los servicios que le hemos recomendado. Piense que no solo su integridad está en peligro sino también la de sus hijos.

-    En caso de ataque proteja sus partes vitales con los brazos.

-    Si ha sido víctima de una agresión, obtenga atención médica de su médico de cabecera o de los servicios de urgencia. Solicite al personal que tome fotografías de sus heridas por si acaso usted decide emprender alguna acción legal.

-    Haga un historial de las agresiones sufridas, le servirá como base para su protección legal: anote detalladamente las agresiones de que ha sido objeto, recopile todas las pruebas disponibles (partes de lesiones, denuncias y fotografías).

-    Comuníquese con el Juzgado de Guardia: pida información sobre cómo obtener una orden judicial de protección de usted y sus hijos, independientemente de las repercusiones penales para su compañero maltratador.

-    Solicite gratuitamente el folleto "Como prevenir la violencia contra las mujeres", editado por la Confederación de Amas de Casa, Consumidores y Usuarios (CEACCU). Teléfono de Madrid: 915945089.



[RECUADRO VI]
MITOS Y REALIDADES: ALGUNOS ERRORES SOBRE LA VIOLENCIA DOMESTICA

-    REALIDAD: La Violencia Familiar se da en todos los estratos socioeconómicos y culturales.
-    MITO: La Violencia Familiar se da sólo en familias sin dinero ni educación

-    REALIDAD: Para resolver una situación de Violencia Familiar se requiere ayuda de profesionales especializados en la temática.
-    MITO: El amor todo lo puede.

-    REALIDAD: Cualquier vulneración a la integridad humana viola los Derechos Humanos, que son universales.
-    MITO: Lo que ocurre en una familia forma parte de la vida privada y no hay que meterse.

-    REALIDAD: No existe justificación para la violencia.
-    MITO: Ella lo provoca.

-    REALIDAD: Hay que tener claro que una relación de violencia es una relación de tortura y que la persona castigada se encuentra sometida e inhibida para reaccionar.
-    MITO: Si la mujer se queda es porque le gusta.

-    REALIDAD: La Violencia Familiar es cultural y aprendida.
-    MITO: La Violencia Familiar es natural e instintiva.

-    REALIDAD: El consumo de alcohol puede favorecer la emergencia de conductas violentas, pero no la causa.
-    MITO: El consumo del alcohol es la causa de las conductas violentas.

(c) Ernesto Milà - infokrisis - infokrisis"yahoo.es - http//infokrisis.blogia.com - Prohibida la reproducción de este texto sin indicar origen