jueves, 11 de octubre de 2018

365 QUEJIOS (165) – NUESTROS “CAPOS” Y LA DECADENCIA ESPAÑOLA


Decididamente, no puede afirmar rotundamente quién ha sido el peor presidente en la historia de la España democrática. Los candidatos son… todos. Sus méritos, escasos. Sus fracasos, notorios. Son productos de tres fenómenos paralelos y que convergen en sus personas: 
  • el pueblo español se conforma con poco y exige cada vez menos calidad en todo, 
  • la partidocracia no genera “estadistas” sino productos de marketing que sean elegibles por su “look”, no por sus méritos ni sus propuestas y 
  • un sistema político perverso que ha ido eliminando el pensamiento crítico de la sociedad española. 
Y ahora, díganme, ¿Cuál ha sido el peor jefe de gobierno de nuestra historia? ¿quién ha causado más desgracias a España? Vamos a realizar el ejercicio.

Adolfo Suárez, del que él mismo decía que si le falla eso de la política siempre podría ser vendedor en la sección de deportes de El Corte Inglés. Funcionario del Movimiento. Hizo la transición de manera apresurada y arrastrado más por las circunstancias que por sus iniciativas. Su papel fue el de un simple puente de tránsito entre el franquismo que llevaba cuarenta años en el poder y el socialismo que quería eternizarse otros cuarenta a modo de compensación. ¿Lo peor que hizo? El café para todos autonómico y el cerrar todos los problemas en falso.

http://eminves.blogspot.com/2018/10/la-trayectoria-de-la-falange-historica.html

Luego vino Felipe, un mentiroso profesional, compulsivo, le costaba tan poco mentir que puede pensarse en algún trastorno de personalidad. Hombre dispuesto a aceptar cualquier cosa para mantenerse en el cargo. Abogadillo de pocos pleitos. Renunció al marxismo, él marxista de pro, cuando se lo exigió la Internacional Socialista (o más bien, el SPD, que era, en definitiva el propietario de la marca PSOE que había rescatado con marcos de la miseria y de cuarenta años de ausencia). Abordó un mal enfoque en la cuestión del terrorismo, rodeándose de personajes nefastos en Interior. Negoció mal, muy mal, pésimamente, la entrada de España en la UE y, de paso, nos medió en la OTAN.

Tras Felipe, Aznar cuyos dos méritos fueron: su famoso modelo económico basado en la construcción, en los bajos salarios, el acceso fácil al crédito y la inmigración masiva, y en segundo lugar la “hazaña” de Perejil que consistió en enviar a la Legión para luego negociar, por medio de los EEUU que España sería titular de soberanía en la isla… pero no podría demostrarlo. Se retiró de tapadillo la bandera nacional. Poco después, aparecía en las Azores para dar su visto bueno a la masacre de Irak y enviar tropas. Su “modelo económico” agravó las consecuencias de crisis económica de 2007.

Y llegó Zapatero. Era un escalón más bajo y el producto de la crisis de la socialdemocracia. No llegó por méritos propios, sino del yihadismo cuyas bombas -unidas a la incapacidad de Aceves para gestionar la crisis- hicieron que en dos días, tres millones de votos pasaran del PP al PSOE. Era un alelado, al que ahora llaman buenista. Sus ideas las había adquirido en las publicaciones de la UNESCO. Quiso ser estadista internacional con la Alianza de Civilizaciones y fracasó. Quiso ser “reformador social” y fracasó. Quiso resolver el problema terrorista y fracaso. Quiso resolver la “cuestión catalana” y fracasó. No supo nunca porque España había crecido económicamente ni porque a partir de 2008 decrecía. No creyó -de hecho sus asesores económicos eran los que le indujeron esa idea- en que la crisis económica era estructural (en España y en el sistema mundial globalizado). Era un completo cero a la izquierda en cualquier cosa que hizo, pero contribuyó a debilitar un poco más los mimbres de la sociedad española con sus leyes buenistas y sus discriminaciones positivas, con él la memoria histórica se convirtió en obsesiva.

https://eminves.blogspot.com/search?q=revista+de+historia+del+fascismo

Rajoy… El hombre que creía firmemente que los problemas se solucionaban solos si tenían solución y que no había nada que hacer cuando no la tenían. Lo que se le puede reprochar a Rajoy es que dejara pudrirse todos los problemas hasta que, como en el caso catalán, se convirtieron en insoportables e irreversibles. Luego, su pasividad, provocó el que la corrupción se enseñoreara de su partido y, finalmente, fuera la excusa para derribarlo. Justo es reconocer que no hizo nada en materia de inmigración, sino dejar las puertas tan abiertas como su predecesor. Y en materia de deuda, consiguió, mal que bien, que el Estado no se declarara  en suspensión de pagos.

De Sánchez no puede decirse otra cosa más que su gobierno de astronautas, feminitudas, mariquitas denunciados como tales por sus compañeras de gobierno y dimisionarios, supone otro peldaño descendente en la calidad política. Curioso este Sánchez que jamás alcanzó un cargo por méritos propios, sino porque el que estaba antes, dimitió o le dieron patada para arriba. La época Sánchez es la época ZP versión 2.0.

Es imposible establecer una clasificación, ni siquiera de manera objetiva: los aciertos que hubieran podido tener (hasta un reloj averiado acierta en la hora dos veces al día) quedan obscurecidos por sus fracasos. Lo peor es que todos estos fracasos han ido encadenados: sin Suárez no hubiera existido el “café para todos” y sin él, no se hubieran dado tantas taifas autonómicas. Fue Suárez el que cerró en falso la constitución y aplazó la resolución de los problemas hasta que estos han ido creciendo y creciendo. Felipe y Aznar son los responsables directos de la ruina económica de España: el primero por su mala negociación y el segundo por adoptar un modelo económico perverso y que nos situó entre los países más afectados por la crisis del 2007. Rajoy es culpable de pasividad ante los problemas. ZP y Sánchez… bueno, ZP y Sánchez son productos de la desintegración de la socialdemocracia y de su falta de nuevas orientaciones. Toda la socialdemocracia mundial está compuesta por gentes, más o menos, como ellos.

No, definitivamente, no puede establecerse quién ha sido el mejor presidente, ni cuál el más nefasto. Todos se han alimentado de los errores de los anteriores y han sido incapaces de dar marcha atrás o de remontar el peldaño en el que el anterior había hecho descender al país.

No esperen maravillas ni de la derecha, ni del centro, ni de la izquierda, ni siquiera de los extremos. Esto es lo que hay y no hay más cera que la que arde: es nuestro fatum. Repito: nos conformamos con poco, los políticos son productos de marketing y la enseñanza ha borrado el pensamiento crítico. Créanme: si un primate tuviera un asesor de imagen, no les quepa la menor duda que estaría cualificado para ser elegido como presidente del país.