lunes, 23 de mayo de 2016

MASONERÍA DE VALENCIA A PALENCIA


Valencia ha acogida una reunión de la masonería española el pasado fin de semana. Trescientos masones de la Gran Logia de España y de su Gran Consejo Rector,  se han reunido aprovechando para visitar el histórico edificio de la Lonja. Asistieron masones de Canarias, Mallorca, Alicante, Madrid, Guadalajara, como invitado, el Gran Maestre de la Masonería de Marruecos. La reunión fue presidida por el anfitrión, el Gran Maestre de la GLE, Óscar de Alfonso. La noticia llega el mismo día en el que se ha publicado también la novela “Don Quijote iniciado” escrita por el abogado Guillermo de Miguel Amievaha. El argumento nos muestra a Cervantes iniciado en una logia. La presentación de la novela tuvo lugar en el Café Librería Ateneo convocado por la tertulia Paco Vighi de Palencia. El autor es miembro de la Logia Paz y Conocimiento nº 119  que “levantó columnas” en septiembre del año 2000. El autor es una de las pocas personas que reconoce públicamente en Palencia.


No hemos tenido ocasión de leer la citada novela pero creemos muy “osado” atribuir a Cervantes una militancia masónica. Entre otras cosas porque la primera logia masónica especulativa se fundó en 1717 y, por aquello de la magia de las cifras, Cervantes murió en 1616. En aquel entonces lo que existían eran “hermandades gremiales operativas”, es decir, que practicaban un oficio. Contrariamente a lo que sostiene la masonería actual, las hermandades de constructores no son su antepasado directo. De hecho, las hermandades siguieron existiendo hasta principios de siglo XX y en Francia existen todavía hoy en el “compagnonage”. La masonería especulativa fue una creación de los nobles y burgueses que habían  sido invitados en las logias operativas para formar “patronatos”. Y este fenómeno ocurrió solamente en el Reino Unido. En Francia, donde las hermandades gremiales eran más fuertes o en España en donde existían, no hubo ningún proceso similar.

Si bien es cierto que Cervantes en algunas de sus novelas utiliza símbolos esotéricos, esto se debe, no, desde luego a que fuera “masón”, sino a que conocía las doctrinas de su tiempo. Desde el Renacimiento los humanistas italianos habían rescatado del olvido los llamados “textos alejandrinos” escritos en los primeros siglos de la era cristiana por filósofos neo-platónicos y atribuidos a Hermes Trimegisto. Cervantes los conocía y, como conocía, la literatura del Grial y las novelas de caballerías. En su Don Quijote unificó todo esto: sentenció el final de la época de la caballería e introdujo un mensaje que coincidía con el “humanismo mágico” de Marsilio Ficcino, Pico della Mirandola o Giordano Bruno. Y este elemento es el que algunos masones han considerado próximo al utilizar una simbología que –en tanto que tradicional- coincide con la suya propia.


Pero la pretensión de visitar en la Longa de Valencia una construcción realizada por “masones” o el crear que algunos símbolos utilizados por Cervantes implican su iniciación en una logia, parece demasiado aventurado… incluso para una novela.