Infokrisis.- En 1995 las logias de todo el mundo han celebrado el 50 aniversario de la fundación de la Unión Masónica Femenina de Francia, logia-madre de la masonería femenina. Este aniversario ha coincidido con el 25º de la Gran Logia Femenina de España. Ciertamente han existido mujeres en la masonería, pero casi siempre se ha tratado de disidencias de la línea regular, la Gran Logia Unida de Inglaterra.
En estas líneas pretendemos sintetizar la trayectoria de las mujeres en las logias.
¿QUE ES LA MASONERIA?
Es difícil penetrar en lo que es la masonería femenina sin antes tener una noción de cual es el origen y finalidades de la orden masónica. Nacida inicialmente de los gremios artesanales relacionados con la construcción, poco a poco, fue admitiendo a gentes que no practicaban el oficio. Estos gremios mantenían secretos de oficio, juramento de silencio y ritos iniciáticos particulares; más tarde, a partir de 1717 las logias se transformaron en círculos de especulación política y filosófica.
Formada inicialmente por aristócratas y burgueses, la masonería alcanzó una gran difusión a partir de mediados del siglo XVIII especialmente en los países anglosajones y Francia. La importancia política de la orden no fue menor y su actividad se sitúa tanto en el origen de la revolucion americana como de la revolución francesa y, por extensión de las revoluciones liberales del siglo XIX.
La masonería se define como una asociación filantrópica creada para mejorar la calidad intelectual, moral y espiritual de sus miembros a través de un sistema progresivo de perfeccionamiento estructurado en distintos grados (cuyo número depende del tipo de rito que se practique, siendo 33 los grados del Rito Escocés, el más difundido en España en este momento). Los valores de libertad, igualdad y fraternidad fueron inicialmente propios de la Orden Masónica y, a partir de ella, extendida a las naciones democráticas.
LA MUJER Y LA MASONERIA
Dado que en la masonería de los oficios, no se admitían a mujeres, la masonería actual -como hemos visto derivada de aquella- cerró la puerta a la presencia femenina en las logias. Estas durante dos siglos y medio debieron de conformarse, o bien con participar en obediencias disidentes de la masonería regular.
El famoso aventurero siciliano, Giusepe Balsamo, más conocido como Conde de Cagliostro, fundó hacia 1780 el Rito Egipcio de la Masonería en la que su amante, Lorenza Felñiciani, realizaba las iniciaciones femeninas, si bien las logias de cada sexo se reunían por separado. La peculiar masonería de Cagliostro tuvo éxito mientras siguió en vida y en libertad; declinó inmediatamente tras ser detenido y encarcelado en la fortaleza de Sant’Angelo, prisión papal, donde moriría.
Sin embargo el interés femenino por las logias forzó la creación del llamado "Rito de Adopción". Hacia 1730 apareció en Francia para regular la admisión de mujeres que recibían el nombre de "adoptadas". Estaba estructurado en cuatro grados: aprendiza, compañera, maestra y maestra perfecta. Cada "logia de adopción" debía depender de una logia masculina regular.
El éxito del Rito de Adopción fue inmediato y pronto pudo contar con la presencia de damas de la nobleza, entre ellas la duquesa de borbón y la propia Emperatriz Josefina, esposa de Napoleón. Es posible incluso que la desventurada María Antonieta, esposa de Luis XVI, guillotinados ambos por los revolucionarios, perteneciera a una logia de adopción.
Hacia finales del siglo XIX, algunas disidencias masónicas adquirieron tintes políticamente radicales. Fue el caso de la logia "Los Libre-pensadores" de la pequeña aldea de Pecq, en Francia, que admitieron a una agitadora feminista radical, Marie Deraismes. La admisión fue considerada ilegal por la dirección de la masonería francesa y Marie Deraismes, junto a su padrino, el diputado Georges Martín, constituyeron una nueva obediencia masónica: el "Derecho Humano" que todavía subsiste y cuenta con logias en España.
Poco después, la Sociedad Teosófica, fundada por Helena Petrovna Blavatsky, se había hecho iniciar en otro rito masónico, el de Menfis y Misraïm, que también admitía a mujeres. La sucesora de la Blavatsky al frente del teosofismo fue Annie Besant, otra activista política radical y feminista notoria.La señora Besant fue iniciada en el "Derecho Humano" y constituyó su rama inglesa con el nombre de "Co-masonería", siempre muy ligada a la Sociedad Teosófica.
Todos los grupos aquí definidos, son considerados como irregulares o disidentes por la Gran Logia Unida de Inglaterra, origen y centro de la masonería universal.
LA MASONERIA FEMENINA REGULAR
Poco después de acabar la Segunda Guerra Mundial, se creó la "Unión Masónica Femenina de Francia", relacionada con la Logia Nacional Francesa. El 21 de octubre de 1945 tuvo lugar la primera asamblea masónico femenina y a paritr de allí se estabilizaron "cámaras" de mujeres en todo el territorio francés. En 1952 estas logias pasaron a llamarse "Gran Logia Femenina de Francia". En la actuyalidad cuenta con 100 logias y 5.000 afiliadas.
En el vecino país la masonería se encuentra dividida entre el Gran Oriente y la Logia Nacional, teniendo la segunda un carácter más próximo al espíritu de la masonería originaria. El Gran Oriente, por el contrario, se sitúa más en la tradición posterior de las logias agnósticas, librepensadoras, anticlericales, políticamente izquierdistas, que promovieron en el siglo pasado los regímenes republicados y laicos. A este respecto hay que añadir que hasta 1984 la masonería española estuvo vinculada a lo largo de toda su historia al Gran Oriente francés. A partir de esa fecha, los masones españoles fueron reconocidos por la Gran Logia Unida de Inglaterra, firmándose el protocolo en una logia de Gibraltar. Un año después se constituía el núcleo de la Gran Logia Femenina de España que ha celebrado en 1995 su décimo aniversario.
MASONERIA FEMENINA EN ESPAÑA
Las primeras mujeres investidas del mandil masónico que aparecieron en España llegaron con los ejércitos napoleónicos. Se trataba de esposas de oficiales del ejército que acompañaron a sus maridos en la invasión de España. Jose Bonaparte fue Gran Maestre de la masonería y durante su corto período de reinado en nuestro país florecieron las logias especialmente en las grandes ciudades.
En 1809, se crea en Orense una asociación inspirada en la masonería, formada así mismo por oficiales y sus esposas o amantes: la Orden de Caballeros y Damas Philocoreitas, esto es, "amantes del placer". Habían extraido sus ritos de los antiguos textos de la caballería medieval y su actividad predilecta eran los "círculos" (equivalente a las "tenidas" masónicas, esto es, las reuniones) que en esta asociación tenían el carácter de orgías. Cada miembros recibía un "nombre iniciático" que aludía a sus cualidades amatorias. Los "philocoreitas" lograron abrir logias en otras capitales europeas, siempre a partir de las tropas napoleónicas acantonadas en Europa. Antes de la derrota de Waterloo ya habían desaparecido, tratándose de pura anécdota.
Más importancia tuvo la incorporación de algunas mujeres notables a las logias españolas durante todo el siglo XIX. Se trató siempre de personalidades destacadas en el mundo de la literatura como Concepción Arenal de la que hablaremos más adelante, Angeles López de Ayala, escritora y poetisa espoñola, feminista, o Clotilde Cerdá, hija del genial urbanista Ildefonso Cerdá, planificador del Ensanche barcelonés y, así mismo, franc-masón. Clotilde Cerdá, fue iniciada en logia "Lealtad", de Barcelona y adoptó el nombre iniciático de "Esther"; era una virtuosa con el arpa y tocó en actos de solidaridad con masones represaliados. Otra mujer admitida en las logias fue Isabel de Zwonar, nombre iniciático "Fraternidad", recibidos en la "Logia Concordia", traductora al italiano del escritor masón y cronista de la ciudad de Barcelona, Víctor Balaguer.
En todos estos casos se trató de mujeres ligadas a causas político-sociales de corte radical, comprometidas con el feminismo y con las opciones progresistas de la época. Y siempre se trató de excepciones, nunca de una práctica extendida.
Realmente, durante la II República, a pesar de la pujanza que tuvo la masonería, fueron pocas las mujeres "adoptadas" por las logias. Ciertamente existieron especialmente en las obediencias minoritarias, pero su papel fue en aquella época residual.
Tras los cuarenta años de franquismo, los intentos de reconstruir la masonería durante la transición no tuvieron a mujeres en primera fila, salvo en la Gran Logia Simbólica y en el Derecho Humano, una de cuyas logias barcelonesas en la actualidad está regentada por una mujer. Fue solo en 1985 cuando se fundó la Gran Logia Femenina de España a la que ya hemos aludido.
MADRILEÑAS CON MANDIL
En el último cuarto del siglo XIX el feminismo, la masonería, el librepensamiento y los positivistas, los krausistas de la Institución Libre de Enseñanza, el espiritismo y la masonería constituían un sector sociocultural del que era difícil establecer sus fronteras interiores, frecuentemente existía ósmosis entre todas estas tendencias que, por lo demás, tenían respuestas comunes ante los mismos estímulos.
La madrileña calle Concepción Arenal hace honores a la eminente escritora y penalista ferrolana. No consta que se iniciara en logia alguna, sin embargo, es cierto que permaneció siempre próxima a la masonería y la temática de sus obras se corresponde perfectamente con el espíritu masónico y con sus ideales filantrópicos. Como miembro de la dirección del Ateneo Artístico y Literario de Señoras, había sido una de las impulsoras de la Asociación para la Enseñanza de la Mujer, relacionada con los krausistas de la Institución Libre de Enseñanza. La presencia de notorios masones en estas asociaciones no deja lugar a dudas sobre su filiación ideológica.
Rosario de Acuña y Villanueva era el prototipo de estas corrientes. Iniciada en la masonería simbólica en 1887 fue una de las impulsoras de la logia femenina "Hijas del Progreso". Sus ideales pedagógicos y educativos coincidían con los krausistas, pero también había destacado como librepensadora en multitud de artículos y ensayos. Había loado al tribuno romano Cola de Rienzi, cantado en esos mismos años por Wagner; como poeta había demostrado su sensibilidad en "Ecos del Alma". Tanto su prosa como su poesía eran fuertes y vigorosas.
En la última década del siglo pasado buena parte de las logias madrileñas contaban con mujeres entre sus miembros: la "Comuneros de Castilla" llegó a tener hasta 12, la logia "Unión y Fuerza" cuatro que finalmente desembocaron en la creación de una "logia de adopción", "Fuerza Unida"; las logias "Fraternidad Ibérica", "Hijos de Riego", "Federación", "Los Puritanos" y "5 de Abril", contaron todas con menos de 3 mujeres iniciadas. En 1892 la logia "Acacia nº 170", de Alcalá la Real tenía 13 mujeres de las que 5 eran menores de 20 años. La logia "El Porvenir" de Linares contaba con 7 mujeres menores de 21 años a las que tomaban bajo su protección y les sufragaban los gastos de educación.
LA "INICIACION VARONIL" DE LA CONDESA DE APRATXIN
Es curioso como algunos Gran Maestres y Venerables de Logias salvaban la prohibición de iniciar a mujeres. Existe el caso atípico, pero suficientemente documentado, de la ceremonia de iniciación masónica de Dª Julia de Rubio y Guillén, "en los Vallles de Mantua Carpetana a los 14 días del mes de Thamuz (junio) de 5880, 153 de la Orden en España (es decir el 14 de junio de 1880)". Entre miembros de la logia "Fraternidad Ibérica" y visitantes de otras logias, asisitieron setenta franc-masones cuyos nombres iniciáticos figuran al margen en el acta; véase una muestra de los asistentes: "Saulo", "Pelayo 2º", "Abdherramán", "Roldán", "Marco Polo", "Hipócrates", dos "Viriatos", "Murillo", "Avicena", dos "Sócrates", "Washington", "Moltke", "Lamartine", "David", "Colón", "Churruca", "Américo", "Calvino", Servet", "Trajano", "Licurgo", otro "Viriato", "Galeno", "Aristóteles"... la condesa de Apratxin podía sentirse bien arropada en su iniciación. Ella misma, tras ser proclamada aprendiz escogió el nombre simbólico de "Buda".
La autorización para la ceremonia había sido dada por el Gran Maestre del Gran Oriente Nacional de España, Seoane, "... en atención a su servicio varonil en el ejército francés, probado en el diploma de Oficial", por lo cual "... pláceme acordársele [el grado de aprendiz] no en clase de adopción que no está establecida en nuestra orden, sino en el carácter varonil". Caballero Puga cita otro testimonio de Seoane: "[a Dº Julia Apratxin] le he concedido más de lo que puedo, más que lo que puede conceder un Parlamento Inglés, de quien dicen que es omnipotente, menos para hacer de una mujer un hombre". Es evidente que si Julia Apratxin fue iniciada en las logias lo fue a costa de ser "masculinizada", gracias a sus servicios "varoniles", eludiendo la problemática cuestión objetiva de su sexo.
SOCIEDADES PARALELAS
La prohibición de pertenecer a la masonería en igualdad de derechos hizo que algunos espíritus inquietos y de imaginación fértil constituyeran asociaciones calcadas de la masonería aunque desprovistas de toda tradición: la "Orden de la Felicidad", los "Caballeros del Ancla" y los "Caballeros de la Rosa", de carácter mixto.
La "Orden de la Felicidad", utilizaba un vocabulario náutico: las "hermanas" hacian un viaje iniciático en busca de la "Isla de la Felicidad". Los grados eran cinco: grumete, patrón, jefe de escuadra y vicealmirante; el Gran Maestre recibía el título de Gran Almirante. Se hacía jurar a los varones no "fondear en ningún otro puerto donde no se encontrara ya anclado algún buque de la orden" y a la mujer "no recibir ningún buque extranjero en su puerto, en tanto no estuviera anclado en él alguno de la orden", lo cual, probablemente, aludiera a la prohibición de galanteos con gentes no pertenecientes a la secta. En 1745 se produjo una escisión constituyéndose la "Orden de los Caballeros y Damas del Ancla", ambas desaparecieron durante la revolución francesa y constituyeron solo una atracción para nobles ociosos, sino libidinosos...
En 1747 un desaprensivo, el caballero Beauchaine, instituyó la "Orden de los Leñadores", inspirada en las corporaciones forestales de carboneros y leñadores. La orden era mixta; la única logia que tuvo, instalada en una taberna el "Sol de Oro" de la calle de San Víctor, estaba decorada con instrumentos propios de leñadores y recibía el nombre de "cantera". Beauchaine, por seis francos iniciaba en una sola sesión y en toda la jerarquía de grados a quien tuviera el suficiente patrimonio para sufragarse la ceremonia. Acaso por esto, los hermanos y hermanas eran llamados "primos" y "primas".
Desaparecida esta sociedad se fundaron otras de similar cariz: la "Orden del Hacha", la "Hermandad de la Soga y la de la Fidelidad". Pero sin duda, la que alcanzó más notoriedad fue la "Orden de los Mopses" (del alemán "mops" = carlina), presidida por la duquesa Wilhelmine von Anspach und Bayreuth, hermana de Federico II. El encomiable objetivo de esta hermandad vienesa era la exaltación de todo vínculo de fidelidad: al emperador, entre esposos... Existe un curioso grabado de un acto de recepción de esta orden, depositado en la Biblioteca Nacional de París en la que pueden verso los símbolos de la hermandad: dentro de un gráfico alusivo a la cuadratura del círculo, 12 corazones, las dos columnas propias del templo de Salomón y un perro, imagen de la fidelidad, símbolos, salvo este último, propios de la masonería.
Las finalidades de esta orden eran caritativas y moralizadoras. Otro tanto ocurría con la "Orden de las Damas Escocesas del Hospicio del Monte Tabor", la última de estas sectas en aparecer. Fundada en París el año 1810, tuvo por Gran Maestra a Mme. de Carondelet. Dedicada a "suministrar alimento y trabajo a las personas de buena conducta del sexo femenino", Clavel explica en su "Histoire Pittoresque de la Franc-maçonnerie" que la sociedad desapareció hacia el fin de la restauración, cuando las logias afectas a los Ritos de Menphis y Misraïm ya estaban en plena actividad; en ellos las mujeres eran tratadas en plano de igualdad.
© Ernest Milà – infoKrisis – infoKrisis@yahoo.es – http://infokrisis.blogia.com – Prohibida la reproducción de este texto sin indicar origen
En estas líneas pretendemos sintetizar la trayectoria de las mujeres en las logias.
¿QUE ES LA MASONERIA?
Es difícil penetrar en lo que es la masonería femenina sin antes tener una noción de cual es el origen y finalidades de la orden masónica. Nacida inicialmente de los gremios artesanales relacionados con la construcción, poco a poco, fue admitiendo a gentes que no practicaban el oficio. Estos gremios mantenían secretos de oficio, juramento de silencio y ritos iniciáticos particulares; más tarde, a partir de 1717 las logias se transformaron en círculos de especulación política y filosófica.
Formada inicialmente por aristócratas y burgueses, la masonería alcanzó una gran difusión a partir de mediados del siglo XVIII especialmente en los países anglosajones y Francia. La importancia política de la orden no fue menor y su actividad se sitúa tanto en el origen de la revolucion americana como de la revolución francesa y, por extensión de las revoluciones liberales del siglo XIX.
La masonería se define como una asociación filantrópica creada para mejorar la calidad intelectual, moral y espiritual de sus miembros a través de un sistema progresivo de perfeccionamiento estructurado en distintos grados (cuyo número depende del tipo de rito que se practique, siendo 33 los grados del Rito Escocés, el más difundido en España en este momento). Los valores de libertad, igualdad y fraternidad fueron inicialmente propios de la Orden Masónica y, a partir de ella, extendida a las naciones democráticas.
LA MUJER Y LA MASONERIA
Dado que en la masonería de los oficios, no se admitían a mujeres, la masonería actual -como hemos visto derivada de aquella- cerró la puerta a la presencia femenina en las logias. Estas durante dos siglos y medio debieron de conformarse, o bien con participar en obediencias disidentes de la masonería regular.
El famoso aventurero siciliano, Giusepe Balsamo, más conocido como Conde de Cagliostro, fundó hacia 1780 el Rito Egipcio de la Masonería en la que su amante, Lorenza Felñiciani, realizaba las iniciaciones femeninas, si bien las logias de cada sexo se reunían por separado. La peculiar masonería de Cagliostro tuvo éxito mientras siguió en vida y en libertad; declinó inmediatamente tras ser detenido y encarcelado en la fortaleza de Sant’Angelo, prisión papal, donde moriría.
Sin embargo el interés femenino por las logias forzó la creación del llamado "Rito de Adopción". Hacia 1730 apareció en Francia para regular la admisión de mujeres que recibían el nombre de "adoptadas". Estaba estructurado en cuatro grados: aprendiza, compañera, maestra y maestra perfecta. Cada "logia de adopción" debía depender de una logia masculina regular.
El éxito del Rito de Adopción fue inmediato y pronto pudo contar con la presencia de damas de la nobleza, entre ellas la duquesa de borbón y la propia Emperatriz Josefina, esposa de Napoleón. Es posible incluso que la desventurada María Antonieta, esposa de Luis XVI, guillotinados ambos por los revolucionarios, perteneciera a una logia de adopción.
Hacia finales del siglo XIX, algunas disidencias masónicas adquirieron tintes políticamente radicales. Fue el caso de la logia "Los Libre-pensadores" de la pequeña aldea de Pecq, en Francia, que admitieron a una agitadora feminista radical, Marie Deraismes. La admisión fue considerada ilegal por la dirección de la masonería francesa y Marie Deraismes, junto a su padrino, el diputado Georges Martín, constituyeron una nueva obediencia masónica: el "Derecho Humano" que todavía subsiste y cuenta con logias en España.
Poco después, la Sociedad Teosófica, fundada por Helena Petrovna Blavatsky, se había hecho iniciar en otro rito masónico, el de Menfis y Misraïm, que también admitía a mujeres. La sucesora de la Blavatsky al frente del teosofismo fue Annie Besant, otra activista política radical y feminista notoria.La señora Besant fue iniciada en el "Derecho Humano" y constituyó su rama inglesa con el nombre de "Co-masonería", siempre muy ligada a la Sociedad Teosófica.
Todos los grupos aquí definidos, son considerados como irregulares o disidentes por la Gran Logia Unida de Inglaterra, origen y centro de la masonería universal.
LA MASONERIA FEMENINA REGULAR
Poco después de acabar la Segunda Guerra Mundial, se creó la "Unión Masónica Femenina de Francia", relacionada con la Logia Nacional Francesa. El 21 de octubre de 1945 tuvo lugar la primera asamblea masónico femenina y a paritr de allí se estabilizaron "cámaras" de mujeres en todo el territorio francés. En 1952 estas logias pasaron a llamarse "Gran Logia Femenina de Francia". En la actuyalidad cuenta con 100 logias y 5.000 afiliadas.
En el vecino país la masonería se encuentra dividida entre el Gran Oriente y la Logia Nacional, teniendo la segunda un carácter más próximo al espíritu de la masonería originaria. El Gran Oriente, por el contrario, se sitúa más en la tradición posterior de las logias agnósticas, librepensadoras, anticlericales, políticamente izquierdistas, que promovieron en el siglo pasado los regímenes republicados y laicos. A este respecto hay que añadir que hasta 1984 la masonería española estuvo vinculada a lo largo de toda su historia al Gran Oriente francés. A partir de esa fecha, los masones españoles fueron reconocidos por la Gran Logia Unida de Inglaterra, firmándose el protocolo en una logia de Gibraltar. Un año después se constituía el núcleo de la Gran Logia Femenina de España que ha celebrado en 1995 su décimo aniversario.
MASONERIA FEMENINA EN ESPAÑA
Las primeras mujeres investidas del mandil masónico que aparecieron en España llegaron con los ejércitos napoleónicos. Se trataba de esposas de oficiales del ejército que acompañaron a sus maridos en la invasión de España. Jose Bonaparte fue Gran Maestre de la masonería y durante su corto período de reinado en nuestro país florecieron las logias especialmente en las grandes ciudades.
En 1809, se crea en Orense una asociación inspirada en la masonería, formada así mismo por oficiales y sus esposas o amantes: la Orden de Caballeros y Damas Philocoreitas, esto es, "amantes del placer". Habían extraido sus ritos de los antiguos textos de la caballería medieval y su actividad predilecta eran los "círculos" (equivalente a las "tenidas" masónicas, esto es, las reuniones) que en esta asociación tenían el carácter de orgías. Cada miembros recibía un "nombre iniciático" que aludía a sus cualidades amatorias. Los "philocoreitas" lograron abrir logias en otras capitales europeas, siempre a partir de las tropas napoleónicas acantonadas en Europa. Antes de la derrota de Waterloo ya habían desaparecido, tratándose de pura anécdota.
Más importancia tuvo la incorporación de algunas mujeres notables a las logias españolas durante todo el siglo XIX. Se trató siempre de personalidades destacadas en el mundo de la literatura como Concepción Arenal de la que hablaremos más adelante, Angeles López de Ayala, escritora y poetisa espoñola, feminista, o Clotilde Cerdá, hija del genial urbanista Ildefonso Cerdá, planificador del Ensanche barcelonés y, así mismo, franc-masón. Clotilde Cerdá, fue iniciada en logia "Lealtad", de Barcelona y adoptó el nombre iniciático de "Esther"; era una virtuosa con el arpa y tocó en actos de solidaridad con masones represaliados. Otra mujer admitida en las logias fue Isabel de Zwonar, nombre iniciático "Fraternidad", recibidos en la "Logia Concordia", traductora al italiano del escritor masón y cronista de la ciudad de Barcelona, Víctor Balaguer.
En todos estos casos se trató de mujeres ligadas a causas político-sociales de corte radical, comprometidas con el feminismo y con las opciones progresistas de la época. Y siempre se trató de excepciones, nunca de una práctica extendida.
Realmente, durante la II República, a pesar de la pujanza que tuvo la masonería, fueron pocas las mujeres "adoptadas" por las logias. Ciertamente existieron especialmente en las obediencias minoritarias, pero su papel fue en aquella época residual.
Tras los cuarenta años de franquismo, los intentos de reconstruir la masonería durante la transición no tuvieron a mujeres en primera fila, salvo en la Gran Logia Simbólica y en el Derecho Humano, una de cuyas logias barcelonesas en la actualidad está regentada por una mujer. Fue solo en 1985 cuando se fundó la Gran Logia Femenina de España a la que ya hemos aludido.
MADRILEÑAS CON MANDIL
En el último cuarto del siglo XIX el feminismo, la masonería, el librepensamiento y los positivistas, los krausistas de la Institución Libre de Enseñanza, el espiritismo y la masonería constituían un sector sociocultural del que era difícil establecer sus fronteras interiores, frecuentemente existía ósmosis entre todas estas tendencias que, por lo demás, tenían respuestas comunes ante los mismos estímulos.
La madrileña calle Concepción Arenal hace honores a la eminente escritora y penalista ferrolana. No consta que se iniciara en logia alguna, sin embargo, es cierto que permaneció siempre próxima a la masonería y la temática de sus obras se corresponde perfectamente con el espíritu masónico y con sus ideales filantrópicos. Como miembro de la dirección del Ateneo Artístico y Literario de Señoras, había sido una de las impulsoras de la Asociación para la Enseñanza de la Mujer, relacionada con los krausistas de la Institución Libre de Enseñanza. La presencia de notorios masones en estas asociaciones no deja lugar a dudas sobre su filiación ideológica.
Rosario de Acuña y Villanueva era el prototipo de estas corrientes. Iniciada en la masonería simbólica en 1887 fue una de las impulsoras de la logia femenina "Hijas del Progreso". Sus ideales pedagógicos y educativos coincidían con los krausistas, pero también había destacado como librepensadora en multitud de artículos y ensayos. Había loado al tribuno romano Cola de Rienzi, cantado en esos mismos años por Wagner; como poeta había demostrado su sensibilidad en "Ecos del Alma". Tanto su prosa como su poesía eran fuertes y vigorosas.
En la última década del siglo pasado buena parte de las logias madrileñas contaban con mujeres entre sus miembros: la "Comuneros de Castilla" llegó a tener hasta 12, la logia "Unión y Fuerza" cuatro que finalmente desembocaron en la creación de una "logia de adopción", "Fuerza Unida"; las logias "Fraternidad Ibérica", "Hijos de Riego", "Federación", "Los Puritanos" y "5 de Abril", contaron todas con menos de 3 mujeres iniciadas. En 1892 la logia "Acacia nº 170", de Alcalá la Real tenía 13 mujeres de las que 5 eran menores de 20 años. La logia "El Porvenir" de Linares contaba con 7 mujeres menores de 21 años a las que tomaban bajo su protección y les sufragaban los gastos de educación.
LA "INICIACION VARONIL" DE LA CONDESA DE APRATXIN
Es curioso como algunos Gran Maestres y Venerables de Logias salvaban la prohibición de iniciar a mujeres. Existe el caso atípico, pero suficientemente documentado, de la ceremonia de iniciación masónica de Dª Julia de Rubio y Guillén, "en los Vallles de Mantua Carpetana a los 14 días del mes de Thamuz (junio) de 5880, 153 de la Orden en España (es decir el 14 de junio de 1880)". Entre miembros de la logia "Fraternidad Ibérica" y visitantes de otras logias, asisitieron setenta franc-masones cuyos nombres iniciáticos figuran al margen en el acta; véase una muestra de los asistentes: "Saulo", "Pelayo 2º", "Abdherramán", "Roldán", "Marco Polo", "Hipócrates", dos "Viriatos", "Murillo", "Avicena", dos "Sócrates", "Washington", "Moltke", "Lamartine", "David", "Colón", "Churruca", "Américo", "Calvino", Servet", "Trajano", "Licurgo", otro "Viriato", "Galeno", "Aristóteles"... la condesa de Apratxin podía sentirse bien arropada en su iniciación. Ella misma, tras ser proclamada aprendiz escogió el nombre simbólico de "Buda".
La autorización para la ceremonia había sido dada por el Gran Maestre del Gran Oriente Nacional de España, Seoane, "... en atención a su servicio varonil en el ejército francés, probado en el diploma de Oficial", por lo cual "... pláceme acordársele [el grado de aprendiz] no en clase de adopción que no está establecida en nuestra orden, sino en el carácter varonil". Caballero Puga cita otro testimonio de Seoane: "[a Dº Julia Apratxin] le he concedido más de lo que puedo, más que lo que puede conceder un Parlamento Inglés, de quien dicen que es omnipotente, menos para hacer de una mujer un hombre". Es evidente que si Julia Apratxin fue iniciada en las logias lo fue a costa de ser "masculinizada", gracias a sus servicios "varoniles", eludiendo la problemática cuestión objetiva de su sexo.
SOCIEDADES PARALELAS
La prohibición de pertenecer a la masonería en igualdad de derechos hizo que algunos espíritus inquietos y de imaginación fértil constituyeran asociaciones calcadas de la masonería aunque desprovistas de toda tradición: la "Orden de la Felicidad", los "Caballeros del Ancla" y los "Caballeros de la Rosa", de carácter mixto.
La "Orden de la Felicidad", utilizaba un vocabulario náutico: las "hermanas" hacian un viaje iniciático en busca de la "Isla de la Felicidad". Los grados eran cinco: grumete, patrón, jefe de escuadra y vicealmirante; el Gran Maestre recibía el título de Gran Almirante. Se hacía jurar a los varones no "fondear en ningún otro puerto donde no se encontrara ya anclado algún buque de la orden" y a la mujer "no recibir ningún buque extranjero en su puerto, en tanto no estuviera anclado en él alguno de la orden", lo cual, probablemente, aludiera a la prohibición de galanteos con gentes no pertenecientes a la secta. En 1745 se produjo una escisión constituyéndose la "Orden de los Caballeros y Damas del Ancla", ambas desaparecieron durante la revolución francesa y constituyeron solo una atracción para nobles ociosos, sino libidinosos...
En 1747 un desaprensivo, el caballero Beauchaine, instituyó la "Orden de los Leñadores", inspirada en las corporaciones forestales de carboneros y leñadores. La orden era mixta; la única logia que tuvo, instalada en una taberna el "Sol de Oro" de la calle de San Víctor, estaba decorada con instrumentos propios de leñadores y recibía el nombre de "cantera". Beauchaine, por seis francos iniciaba en una sola sesión y en toda la jerarquía de grados a quien tuviera el suficiente patrimonio para sufragarse la ceremonia. Acaso por esto, los hermanos y hermanas eran llamados "primos" y "primas".
Desaparecida esta sociedad se fundaron otras de similar cariz: la "Orden del Hacha", la "Hermandad de la Soga y la de la Fidelidad". Pero sin duda, la que alcanzó más notoriedad fue la "Orden de los Mopses" (del alemán "mops" = carlina), presidida por la duquesa Wilhelmine von Anspach und Bayreuth, hermana de Federico II. El encomiable objetivo de esta hermandad vienesa era la exaltación de todo vínculo de fidelidad: al emperador, entre esposos... Existe un curioso grabado de un acto de recepción de esta orden, depositado en la Biblioteca Nacional de París en la que pueden verso los símbolos de la hermandad: dentro de un gráfico alusivo a la cuadratura del círculo, 12 corazones, las dos columnas propias del templo de Salomón y un perro, imagen de la fidelidad, símbolos, salvo este último, propios de la masonería.
Las finalidades de esta orden eran caritativas y moralizadoras. Otro tanto ocurría con la "Orden de las Damas Escocesas del Hospicio del Monte Tabor", la última de estas sectas en aparecer. Fundada en París el año 1810, tuvo por Gran Maestra a Mme. de Carondelet. Dedicada a "suministrar alimento y trabajo a las personas de buena conducta del sexo femenino", Clavel explica en su "Histoire Pittoresque de la Franc-maçonnerie" que la sociedad desapareció hacia el fin de la restauración, cuando las logias afectas a los Ritos de Menphis y Misraïm ya estaban en plena actividad; en ellos las mujeres eran tratadas en plano de igualdad.
© Ernest Milà – infoKrisis – infoKrisis@yahoo.es – http://infokrisis.blogia.com – Prohibida la reproducción de este texto sin indicar origen